Bruce se percató un poco tarde de que aquel mago se había dado cuenta de sus intenciones y cuando subió arriba se encontró con siete copias de este. El mago soltó una fanfarronada y luego comenzó a conjurar. Bruce dudó un momento y lanzó la enorme red contra el mago que estaba en el centro confiando en que Tymora le diese suerte para atrapar al original.
Fue un momento tenso en que la red estaba en el aire en el que Bruce se preparó para esquivar el conjuro del mago por si la red fallaba.
Motivo: suerte
Tirada: 1d8
Resultado: 8
Motivo: suerte
Tirada: 1d8
Resultado: 2
¿Una red que sujeta varios barriles y trastos podría pillar a dos? he fallado solo por uno :P (si cuela cuela xD)
Lanzaste la red al azar, sin saber adivinar cual era el auténtico Hadran que se mofaba de tu temerario intento por detenerle. Cuando cayó encima del blanco elegido, este se disolvió en el aire revelando su naturaleza ilusoria.
Arriesgaste, y fallaste. declaró el mago con una mirada desquiciada. Todos los arcanos hicieron descender su brazo hacia ti, de sus dedos brotaron múltiples rayos que te impactaron de pleno.
Tu cuerpo recibió centenares de voltios, notaste como tu carne se derretía, como tus huesos se partían por la presión de la electricidad de tu cuerpo. Temblabas violentamente, aullando de dolor que te comprimía el cuerpo, antes de perder el olfato te llegó el olor a carne quemada de tu propia piel. Tu mente se apagó, caíste hacia abajo, al agua.
Lo último que escuchaste fue el sonido de un trueno lejano. Y muchos gritos.
Para eso te hice tirar dados, hijo mido :P
Te dejaré con un poco de misterio.. hasta el próximo posteo jujuju
Un oleaje suave mece tu cuerpo. Oscuridad. Frío. Desamparo. Sientes el vacío que te rodea, pero tu cuerpo está inerte sin poderse oponer. El corazón se oprime en tu interior, asumes el final y escuchas, de nuevo, el trueno lejano. Lo escuchas tres veces.
Silencio.
Oscuridad.
Final.
¡Señor Guilmore! Vamos, aguante. ¡Traed al sanador! ¡Aún respira! ¡Vamos, vamos, vamos!
Voces en las tinieblas. Advertencias en lo profundo de tu psique.
¿Estás listo para lo que te espera?
Abriste los ojos aturdido, el cuerpo dolorido aullaba exigiendo algo de alivio. Lo primero que viste fue a una mujer de pelo oscuro, inclinada sobre ti con pinta de preocupación, armadura de caballero de tonos púrpuras y emblema de dragón en el pecho. Notaste el vaivén que te recordaba que seguíais en alta mar, un hombre con una sencilla coraza colocada encima de su túnica amarilla se acercaba lanzando salmos, sus manos brillaron sanando parte de tu malestar.
La mujer volvió a buscar tu atención, esperando que pudieras centrarte.
¿Señor Guilmore? ¿Cómo se siente? Soy la caballero Kariana Balfois, de los Dragones Púrpuras de Cormyr. se presentó con tono marcial. Ha tenido suerte, le vimos caer al mar justo cuando llegábamos. Muchos le daban por muerto, ¿sabe? Tiene usted a la Dama Afortunada de su lado.
¿Me daban por muerto? ¿Pero.. no estaba muerto?
Bruce lanzó la red y por un momento parecía haber acertado. Pero la imagen del mago se deshizo y Bruce vio como la red se perdía en el océano guiada por el viento. El mago soltó su frase final y el cielo se llenó de rayos, Bruce hizo lo posible por evitar algunos de ellos pero no podía evitar todos. El aire se llenó de olor a quemado y el dolor atravesó al joven turmishiano de arriba a abajo, por un momento todo brilló y luego la oscuridad fue total.
Pudo sentir como su cuerpo se desplomaba buscando el suelo, un suelo que estaba muchos pies por debajo.
Pasó unos momentos de oscuridad, estaba solo mecido al antojo por las olas y con los pensamientos agolpandose en su cabeza. Iba a morir allí, perdido en medio del mar vencido por una ilusión... Pero de pronto, comenzaron a sonar unas voces que no eran la suya.
Abrió los ojos aturdido y dolorido, no sabía que esperarse pero sin duda lo que vio si que fue completamente inesperado. Ante sus ojos una mujer bellisima vestía una brillante armadura de tonos púrpuras. Le miraba con preocupación y le hablaba. Bruce veía sus labios moverse y no podía dejar de mirar embobado. - ¿Estáis segura de que no he muerto Sir Balfois? Vos sois lo más parecido a un ángel que he visto hasta el momento. - dijo el joven intentando poner su encantadora sonrisa para luego soltar un quejido de dolor. - ¡El mago! - exclamó mientras intentaba ponerse en pie. Un intento en vano pues tuvo que apoyarse en la mujer y dejarse caer despacio al suelo entre quejidos de dolor. - El mago, el barco... ¿Están todos bien? - preguntó mirando a los ojos de la mujer.
La caballero sonrió levemente, no azorada por tu comentario, sino por saber que tu humor era señal de que te encontrabas bien.
El capitán Unai activó una baliza.. Nuestros magos de guerra nos teletransportaron a bordo justo para rechazar el abordaje. te ayudó a ponerte en pie si este era tu deseo. Hadran ha huido, pero ha dejado varios marineros muertos por desgracia. Pero el Justo sabrá dar buena cuenta de ese bellaco.
La visión del barco era deplorable. Había múltiples destrozos repartidos a todos los niveles del Favor de Waukeen. Varios cuerpos alineados en la cubierta principal, delante estaban Unai y Sanae junto a un hombre ataviado de túnica azul.
Su tío fue muy previsor al darle la baliza al capitán Unai.
Más le vale a ese sucio mago andarse con ojo. La afrenta que me ha creado hoy no será olvidada y si vuelve a cruzarse en mi camino las tornas cambiarán. - dijo el joven llevando una de sus manos a la empuñadura del florete y dejándola allí apoyada. Luego sonrió de forma encantadora antes de decir. - Pero dejemos las rencillas para otro momento, ahora la dama fortuna me sonríe. No solo me ha traído de vuelta de la muerte sino que os ha traído a mi lado. - dijo el joven casi riendo. - ¿Me permitiréis que os invite a una cena cuando lleguemos a puerto? Será mi forma de agradeceros haberme salvado la vida. - propuso el joven a la caballero. - Además, me sentiré mucho más seguro con una Dragón Púrpura a mi lado. Quien sabe de donde puede salir un peligroso mago... - bromeó el joven mirando a todas partes como asustado en busca de un peligro mientras se acercaba a la joven caballero.
Motivo: Diplomacia
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+11)=31
La caballero sonrió levemente a tu ofrecimiento, aunque no perdió la posición marcial frente a ti. Viste hasta cuatro caballeros más de los Dragones Púrpuras, que custodiaban a algunos de los piratas prisioneros.
No he sido yo solamente, señor Guilmore. Mis camaradas y el mago de guerra Ferrel Zorn también han tenido parte importante en el rescate. respondió con tranquilidad. Mas temo que esa copa tendrá que esperar, su tío ha ordenado que le acompañemos enseguida a su presencia. Cuando lleguemos a Cormyr haremos los preparativos, el viaje será largo, señor.
¿Tu tío? Hiciste memoria para averiguar que tío tenías en Cormyr, no te fue muy complicado. El hermano de tu padre, Augustus, repudiado de pleno por tu familia, había renunciado al apellido Guilmore al casarse con una noble cormyriana. Lo último que supiste de él es que ahora se apellidaba Corbuser, y tenía una posición destacada en la corte real de Suzail. ¿Qué querría tu tío de ti? ¿Qué interés residía en la necesidad de verte?
Tardó un rato en darse cuenta de que el tio del que hablaba era el suyo y no el del capitán. Aún tardó un poco más en darse cuenta de quien estaba hablando. Él tenía un tío en Cormyr pero no llegaba a entender como podía saber que él estaría en ese barco cuando ni el mismo había elegido el barco...
Ahhh... El deber siempre nos obliga a dejar el placer de lado... - dijo el joven sin perder la sonrisa pero cambiando su actitud al ver que se trataba de algo importante. - Por favor Sir Balfois, no me tratéis de señor podéis llamarme Bruce. - pidió el joven. - ¿Puede explicarme algo más sobre el viaje y sobre mi tío? Hace años que no se nada de él. - preguntó Bruce.
Kariana te habló de tu tío con respeto, te explicó que tenía el título de barón de Cormyt y gozaba de la confianza de la Regente Alusair. Pudo aventurarte de que se le había encomendado la misión de investigar las misteriosas desapariciones que se habían sucedido a lo largo de los últimos meses por el Norte.
Parece que a pesar de la distancia, tu tío mantenía una estrecha vigilancia sobre su familia en Túrmish. Alguien más atrevido diría que tenía espías en aquella tierra, por lo que te contaba de él Kariana, encajaban muchas cosas en lo que podría ser un maestro de espías.
Fuera como fuere, Kariana y los demás Dragones Púrpuras te acompañaron hasta la llegada a Cormyr. En Suzail enseguida emprendiste rumbo al norte, hacia Nueva Tílverton, donde tu tío, Augustus Corbuser, había sido enviado.
El principio del camino, el principio de unaa gran aventura.
Final del prólogo.