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El Regreso de los Archimagos I - Cadenas de Hierro

Prólogo - Una calishita en Cormyr

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21/09/2014, 18:24
Marsémber

Tras un largo viaje por tierra hasta Pros, logras atravesar el Dralagón en una de las múltiples embarcaciones de comercio que circulan regularmente por la zona. Te has ganado tu puesto a costa de trabajar duro en la cubierta del barco, el Sirena, de una pequeña compañía mercantil llamada Nordlen y Asociados. Como podría ser inevitable, alguno de los marineros interpretó que tu labor era el de entretener a la tripulación y más de uno se ha llevado una buena tunda de tu parte o del propio capitán, Maer Sidi, un gnomo de las rocas que se parece más a un semiorco en el carácter que a un gnomo.

Maer ha sido exigente contigo, pero justo al fin y al cabo. No podría decirse que haya podido nacer una amistad en apenas una semana y media de viaje, pero sí la confianza suficiente como para hacer tu viaje más ameno. Aunque no te ha librado del trabajo común con los demás marineros, el capitán finalmente te mostró su vena gnómica preguntando curioso sobre tu tierra, pero siendo cauto por las razones que te llevaban tan lejos de tu hogar.

El gran puerto comercial de Cormyr os recibe con un olor a pantano, una miríada de islas pequeñas conectadas por pequeños puentes y el ajetreo continuado de numerosos barcos comerciales que arriban en los muelles de la gran Marsémber. A vuestra llegada puedes apreciar las velas blancas de hasta doce navíos de guerra cormyrianos que custodian las costas de la urbe, el Lago de los Dragones no recibe este nombre por capricho, desde luego.

Es el momento para ponerte en busca de tu hermano, las últimas pistas te llevan aquí y esperas que el rastro siga fresco a tu llegada.

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21/09/2014, 18:41
Maer Sidi

Mientras los marineros van descargando la bodega del Sirena, el capitán Sidi se acerca a ti fumando su pipa y soltando maldiciones por lo bajini. 

Bueno, chiquilla. Hemos llegado a puerto, la Reina Rabiosa se ha aplacado en este viaje. dice con alivio mientras controla el movimiento de sus hombres. Sé que no es asunto mío, ¿pero qué harás ahora? Te ofrecería un puesto en el Sirena, pero me huelo que traes muchos planes a este lugar y ninguno pasa en servir en un barco de carga. comentó algo socarrón mientras echa humo a un lado.

Es cerca del mediodía, pero el movimiento prosigue. Ves el ir y venir de barcos, otros esperando su turno para atracar y disputas aduaneras con algún que otro navío de lugares más lejanos como Túrmish o Aglarond. El puerto de Marsémber en plena ebullición y caos.

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24/09/2014, 13:28
Nadirah yi Memnon

Nadirah se encontraba de buen humor. Al fin, al fin, pensó, mientras desde la borda de la Sirena cada vez se veía más cerca de Marsémber. Un lugar bonito, desde luego, aunque la vista de la muchacha se detuvo más tiempo en las grandes embarcaciones atracadas. Cuando sus pies pisaron tierra firme, musitó una plegaria a la Dama Suerte por un buen viaje. Y que siguiera en el buen camino, añadió poco después en un murmullo.

Ay, Kassim... ¿Qué hacías en el otro lado del mundo? ¿Qué se le había perdido en Cormyr? Esperaba encontrar algo, cualquier pista... Algo que aliviara sus inquietudes y los malos presagios que asolaban sus pensamientos.

- Mil gracias, Syl. - dijo Nadirah, añadiendo a su frase una pequeña reverencia. Había hecho buenas migas con el gnomo y desde luego, la honestidad de la que había hecho gala no se le pasaría por alto. Cada vez se le hacía más raro encontrar a gente así, y más entre buhoneros y comerciantes. - Os debo una, ¿sí? Cuando haga fortuna y sea rica, os pagaré en gemas y en oro, y en barcos. ¡Dos Tritones junto con el Sirena! Estaría bien, ¿sí?

Esgrimió una sonrisa ladina y luego soltó una risotada.

Su pregunta no la cogió de improviso. De sobra le era conocida la curiosidad de los gnomos y no creía que detrás de sus indagaciones hubiera malicia. Le dijo la verdad; bueno, no toda la verdad. Tampoco se sentía tan generosa.

- Busco a un amigo. Un buen amigo. Se ha perdido; le he perdido, más bien. Mucha gente se pierde últimamente, ¿sí? Seguramente lo hayáis escuchado por ahí.

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24/09/2014, 14:41
Maer Sidi

El gnomo acompaña tu primer comentario con una risa a juego con la tuya, el humo se parapeta en su cabeza mientras ladra otra orden a uno de los marineros que casi echa a perder una caja.

Eso sería una novedad bien recibida, desde luego. comenta con una sonrisa amplia, echa humo por la gran narizota que tiene. Cuando escucha el asunto de los desaparecidos, el gnomo ensombrece el rostro.

Perdido, ¿eh? Sí, el Norte anda revolucionado por eso. Mucha gente que se pierde, ¿viene por eso? Por el risueño Valkur lo proteja entonces y sea un problema de correspondencia. el gnomo se echa a pensar unos instantes, ves el brillo de la inteligencia en sus ojillos astutos. ¿Es humano tu amigo? No me mires así, no tengo ningún problema con los tuyos, chiquilla. Pero es la comidilla del Norte, los desaparecidos solo son humanos, ni elfos, ni gnomos, ni medianos, ni nada. Solo humanos como tú. Quizá te interese preguntar en el templo de Lazhánder, he oído que sus sacerdotes han dedicado esfuerzos para averiguar el paradero de los desaparecidos.

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25/09/2014, 12:37
Nadirah yi Memnon

La alegría del rostro de Nadirah se esfumó en un aliento, como las semillas de un diente de león. Frunció los labios un poco en un gesto con tintes de pesadumbre. El comentario no la hirió exactamente; quizás en otro momento hubiera replicado con una burla hacia los gnomos. Pero la cogió de improviso. Le hizo un nudo en el estómago.

- Sí, es humano. - Y mi hermano, quiso añadir. - Un buen hombre, no le haría daño a nadie. Comerciante, ¿sí? Alto, moreno de piel, como yo.

Su sugerencia fue bien recibida. Ahora tendría un sitio donde preguntar. Sin embargo, todo era... demasiado extraño. ¿Sólo humanos? ¿Por qué humanos? ¿Es que los elfos eran demasiado flacos, los enanos demasiado gordos? Menudo misterio.

- Os haré caso, Syl. Suena bien; buen sitio para preguntar, como cualquier otro. Sacerdotes del Dios Sol, ¿sí? - se quiso asegurar. Conocía la fe del Señor del Amanecer, aunque no habia interactuado mucho con sus seguidores.

 

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28/09/2014, 23:33
Marsémber

El gnomo asintió y te indicó cómo llegar al templo del dios solar, este se quedó en el puerto dedicando el tiempo a dirigir a sus hombres. Maer te deseó suerte con tu búsqueda, anunciándote que si más adelante seguías interesada tendría trabajo para ti. 

No fue muy complicado encontrar el templo de Lazhánder, era el más grande que poseía la ciudad y se podía vislumbrar entre las islas unidas por puentes de la ciudad. Otra cosa no, pero aquel templo era bastante llamativo por su cúpula de oro que reflejaba la luz del astro rey. El Salón de la Niebla de la Mañana se encontraba abierto para el libre acceso de fieles y suplicantes, apreciaste que en su entrada se encontraban algunos caballeros con motivos rojizos y dorados en sus armaduras, otro con armaduras doradas y negras. 

Enseguida viste que había dos grupos de caballeros solares, parecía que diferenciados por ser de distintas órdenes, aunque podías ver cierta tensión entre ellos. No te prestaron atención, aunque frente el grupo de caballeros dorados y negros había una severa mujer rubia que parecía imponer su autoridad a estos.

Accediste al templo, el portentoso edificio se veía totalmente iluminado por la magia de unas luces azules que flotaban en los muros del edificio. Había varios fieles siendo atendidos por sacerdotes o arrodillados frente a estatuas de viejos héroes de la fe, en otros lados podías ver pequeños coros que entonaban canciones en homenaje a Lazhánder. En el interior viste esos caballeros de armadura roja y amarilla, pero ninguno de los dorados y negros.

Algo perdida ante aquel maremagnum religioso, un hombre de aspecto anciano se acercó a ti con una sonrisa afable.

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28/09/2014, 23:47
Chansobal Dreen

El anciano te sonrió beatífico cuando se dirigió a ti.

Bienvenida al Salón de la Niebla de la Mañana, hija mía. ¿Qué trae un nuevo rostro al hogar del Señor del Amanecer? Soy el Señor del Alba Chansobal Dreen, ¿puede atender tus inquietudes, muchacha?

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01/10/2014, 10:04
Nadirah yi Memnon

Nadirah no se sentía demasiado a gusto dentro de aquel mundo. Era ajeno a su naturaleza. No entendía demasiado por qué algunas personas se entregaban tanto a la fe; le costaba entender ese espíritu de sacrificio propio de los muy devotos. Y al parecer, en este grupo habían dos bandos que parecían gustarse el uno al otro.

Pasó de largo y entró. Buscó con la mirada a alguien con quien pudiera hablar. Aturtida por las letanías, ya pensaba en marchase y quizás intentarlo más tarde, cuando hubieran menos feligreses presentes. Afortunadamente, Tymora le sonrió y un anciano se le acercó. Sonreía. Le correspondió con un gesto similar.

- Saludos, Syl. - se inclinó brevemente, mostrando deferencia. - Siento molestar. Mi nombre es Nadirah; soy viajera, uhm, de paso estoy. Me dijeron, ¿sí?, que quizás aquí podrían contestar a mis dudas...

Busco a alguien, perdido como otros. Me dijeron que aquí sabrían algo. Es muy importante para mi.

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01/10/2014, 18:39
Chansobal Dreen

El anciano se puso a tu lado, invitándote a pasear por el interior del templo mientras reflexionaba tras tus preguntas.

Muchos en estos tiempos sombríos han desaparecido, hija mía. Mas toda noche termina con la llegada del amanecer, nuestra Iglesia busca la forma de devolver la esperanza y esa luz perdida a muchos que han perdido a alguien. dijo comprensivo mientras te conducía a un lateral del edificio. Dime, joven Nadirah, ¿a quién buscas? ¿es importante para ti? ¿un amigo? ¿un familiar? Hay lazos que rara vez se pueden romper, vislumbro en ti tal vínculo.

Las preguntas en boca de muchos podrían haber sido burlescas o, incluso, impertinentes. Quizá demasiada curiosidad, demasiada inmediatez, pero por lo poco que sabías de los siervos de Lazhánder era por tu irreverente optimismo y tenacidad. Solo podías esperar cosas buenas de ellos, te dijeron algunos marineros en el muelle, pero no pueden evitar querer ayudarte en todo y algunas cosas no siempre son buenas que se metan los santones. A pesar de esta opinión generalizada, el clero del Señor del Alba era apreciado en la ciudad, no en vano era el único gran templo que hospedaba Marsémber.

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04/10/2014, 12:12
Nadirah yi Memnon

- Familiar, sí. - Admitió Nadirah en un súbito ataque de sinceridad. Realmente ya no sabía a quién acudir y confió en las buenas palabras de aquél sacerdote. No era persona de fe especialmente profunda, pero no tenía razones para dudar de sus buenas intenciones.

- Hermano, Syl. - aclaró la muchacha de tez morena, mordiéndose el labio inferior.-  Se llama Kassim y es un buen nombre. No hizo nada malo; que yo sepa, ¿sí? Y aún así, tampoco lo merece. Yo y los míos somos gente honrada, hacemos lo que podemos para prosperar.

Ella miró a su alrededor con cierta apatía. No parecía demasiado interesada en los frescos y en aquella gloriosa belleza que muchos de los templos de Lathander hacían gala. Quizás en otro momento, se hubiera sentido tentada y les prestaría más atención. Pero ahora mismo el pesar la colmaba y le arrebataba sus energías, se le hacía un nudo en el estómago y le arrancaba la sonrisa.

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04/10/2014, 15:50
Chansobal Dreen

La mirada de Chansobal se abrió ligeramente al escuchar el nombre de tu hermano.

¿Eres la hermana de Kassim? preguntó sorprendido. Vienes de muy lejos, hija. Y temo que vengas por malas noticias. En el templo conociamos bien al buen Kassim, pues era un hombre dedicado a las buenas causas y gozaba del favor del Señor del Amanecer.. explicó con tacto con el rostro compungido. Hizo un leve ademán para que lo acompañases, el anciano había recuperado algo de vigor en aquellas circunstancias pero la gravedad que adquirió su rostro no auguraba nada bueno.

Mientras os apartábais del grueso de la feligresía, el sacerdote empezó a poner palabras a su gesto preocupado.

En su estancia aquí se preocupó de investigar las desapariciones, pero hace tres meses que desapareció sin dejar rastro. Como los demás, pero al Iluminado pongo por testigo que creo que encontró respuestas que alguien no quería que fueran respondidas.

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05/10/2014, 12:58
Nadirah yi Memnon

La pequeña muchacha abrió los ojos de pronto. ¿Le conocía? El malestar que sentía disminuyó, aún si la noticia era más bien agridulce. Sabían algo, pero no su paradero exacto. Pero al menos lo se lo había tragado la tierra. ¿Era motivo de celebración, de todas formas?

El rostro de Nadirah ahora mismo era un libro abierto. Se mordisqueaba los labios, tensa. Reflejaba preocupación y temor por la suerte de su querido hermano.

- Entrometido. - maldijo la muchacha. Cuando se dió cuenta que fue un pensamiento en voz alta hizo un gesto para disculparse. - Siempre se mete donde no le llaman. Y claro, ahora esto. Si yo le conozco; le conozco bien, Syl. Es de los que piensa que puede arreglar el mundo. Y el mundo es algo bastante complicado, ¿sí?

En ese sentido eran iguales. Bueno, no exactamente. Nadirah no se movía por un especial amor al prójimo, pero no deseaba mal a nadie. Ayudaba a quienes podía por compulsión, le disgustaba que sus actos le pesaran en su conciencia. Kassim era en ese sentido más generoso.

Puede que demasiado.

- ¿Y qué puedo hacer? - inquirió ella al amable sacerdote. - ¿A quién preguntó? O... ¿quién podría saberlo? No puedo quedarme parada y esperar, ¿sí? Puede que necesite ayuda. La mía, al menos.

Se llevó una mano a la faltriquera y sacó unas monedas.

- Los dioses me han guiado hasta este lugar; pienso agradecerlo, ¿sí? Por favor Syl, ayúdeme. Sé que pido mucho, pero llevo meses sin saber nada de Kassim.

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07/10/2014, 14:06
Chansobal Dreen

El anciano te contempló beatífico, una sonrisa agridulce dibujó un aire comprensivo en el sacerdote.

Son los entrometidos los que pueden cambiar las cosas para el bien de muchos, hija. Y tu hermano sabía cuando entrometerse en algo, cuando era lo correcto, cuando era lo mejor para los desfavorecidos. dijo con aprecio a tu hermano, se acarició la barba pensativo mientras te escuchaba.

Nunca estuve al corriente de todas sus investigaciones, lo poco que pude llegar a saber es que hay alguien con mucho poder manejando los hilos de estas.. desapariciones. Que había un patrón que había detectado tu hermano, pero antes de poder compartir esa información desapareció. contestó con gravedad mientras buscaba un documento sobre un pequeño escritorio, se tomó poco tiempo pues parecía estar al alcance. Sé que la Regente Obarskyr se ha preocupado personalmente por estos sucesos, su Majestad goza de la colaboración absoluta de nuestra Iglesia y se nos comunicó que uno de sus agentes se dirigía a Nueva Tílverton, en la periferia del reino, para investigar estos sucesos. El barón Augustus Corbuser, quizá él pueda ayudarte a encontrar a tu hermano, pues vuestros objetivos se juntan.

Te alcanzó la misiva en la que podías leer un documento oficial, llevaba el símbolo del que creías sello de la Casa Real cormyriana y que informaba de lo que te acababa de contar el sacerdote.

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09/10/2014, 20:53
Nadirah yi Memnon

Nadirah tomó el documento, se fijó en la rúbrica y su rostro se tiñó con una mayor confusión. ¿Obaskyr? ¿La realeza de Cormyr? Diantres, ¿cómo es que su hermano había llegado a meterse en asuntos tan feos como para que las casas más importantes de Suzail tomaran interés en el asunto? Todo aquello apestaba, si bien sabía que el pobre padre no era más que un mensajero. Le miró con consternación y asintió.

- Gracias por vuestra ayuda, padre. ¿Cómo puedo agradecer? Iré a Nueva Tílverton pues y buscaré al Barón.

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15/10/2014, 00:59
Chansobal Dreen

El anciano sacerdote asintió con gravedad, aunque su sonrisa optimista era contagiosa. Apostaste que era la clase de hombre que jamás se rendía, de hecho, rara vez ningún lazhanderita se rendía.

Hay otra persona que también ha de viajar a Nueva Tílverton, vino a vernos anoche y su partida iba a darse mañana al amanecer con las bendiciones del Señor del Alba. explicó mesando su barba blanca. Seguramente podréis compartir buen camino juntas, su nombre es Sheeana. Aunque no es una acólita del Sol, su Iglesia de la Señora de Plata Selûne tiene buena amistad con el Señor del Alba.

Chansobal se acercó a ti dejando de lado el cayado que llevaba, puso sus manos sobre tus hombros a lo que enseguida sentiste un confort profundo y relajante. Te miró a los ojos con infinita bondad reflejada en ellos, sonrió como lo había estado haciendo durante toda aquella entrevista y sentiste que aquella vez era especial.

Tu hermano estará bien, Nadirah. Tengo la certeza de que Lazhánder le protege, que nada malo le podrá pasar.

Sus palabras sonaban tan sinceras, tan emotivas que, por un momento, sentiste el brío del sol en tu pecho. Y fue una buena sensación.