¿A qué altura están las ventanas del primer piso? ¿He visto alguna abierta a 30 pies?
- Ya os he dicho que os colaré dentro, entraré con vosotros y con un poco de suerte tendremos a los hombres lagarto del castillo de nuestra parte-les repitió el hombre lagarto-. Una vez dentro es cosa vuestra. Si nos encontramos con algunos de los míos... bueno, puedo intentar convencerles de que nos vais a ayudar contra los batracos. Pero ahí dentro... ese maldito elfo y los batracos-escupio en el suelo- son los que mandan y en la torre donde están sus aposentos nunca he entrado así que no se que otros peligros habrá-les advirtió.
-Cuando esteis listos vamos.
El hombre lagarto os cuela por la puerta principal con dos huevos y os acompañará por el interior mientras explorais ayudandoos en loq ue podais.
Las ventanas están como a 4 o 5 metros de altura y son muy pequeñas como para que pasaseis todos.
Lirio estaba confundido, ahora se enteraba que el escamoso no era parte del grupo de aventureros sino parte de las lagartijas del pantano. Aquello era confuso.
- Quizás lo mejor es que una vez nos hayas introducido, te retires y nos dejes solos, si nos pillan los batracos esos es nuestro problema y no te comprometemos a ti ni a los tuyos. Pero antes de entrar me gustaría ver como son esos batracos, aunque sea viéndolos de lejos en su campamento, a una distancia que pueda escucharlos y verlos pero sin que me vean ellos ¿sería posible?
Antes de entrar, quiero poder disfrazarme de uno de ellos (mágicamente) y escucharlos para poder imitar sus sonidos.
Entrar así como así no era lo mejor. Pero desde luego preferible a un ataque salvaje a lo loco.
-Sí. Yo también quiero verlos. Me transformaré en uno de ellos y así si nos pillan dentro podremos pasar un poco más desapercibidos. No pasaré un control exaustivo, pero si no se nos achuchan mucho servirá.-
De hecho su plan inicial cuando le pillaron las lagartijas era hacer algo así. Lo que no tuvo tiempo de ponerlo en practica.
-Esconded las armas, que no vayan a la vista. Será mejor.-
El elfo ahora estaba un poco más serio que antes. Se notaba que la situación era peliaguda.
Mi idea era la misma. XDD
Conjuro de disfraz como uno de ellos, y para adentro. Y a la mínima conjuro de conprender lenguas para poder entenderlos si no hablan nada parecido a común.
—Ah, ¿puedes hacer eso? —estaba sinceramente sorprendido, ¡la magia era realmente útil! ¿Cómo habían llegado tan lejos sin cosas así? Con fuerza bruta, se sinceró consigo mismo—. Vale, entonces tenemos un plan: te haces pasar por ellos*, Mandíbula Fuerte nos mete dentro y nos haces de punta de lanza.
*Como Lirio no ha dicho onrol que puede disfrazarse, Égida asume que sólo Grend puede
- Oh, será digno de ver, una rana gigante con lentes ahumadas...
Sí, on rol no he dicho nada todavía, si puede, hará que eso de disfrazarse sea algo que os soprenda y os divierta.
El grupo se preparó y tanto Grend como, para sorpresa de todos, Lirio se transformaron en unas criaturas humanoides parecidas a los sapos a semejanza de los Batracos que había pululando por allí.
-Quizás sea de ayuda-dijo el hombre lagarto al verlos- pero no digáis nada. Ni una palabra ninguno hasta que hayamos pasado.
El hombre lagarto les hizo un gesto para que lo siguieran y se acercaron a la puerta. Allí, tal y como había dicho, había cuatro guardias también hombres lagarto. Algo mejor pertrechados que los que habían visto en la aldea de Mandibula Fuerte. Protegían las puertas del castillo que, cuando fue construido, tenía unas gruesas puertas de roble y un rastrillo de hierro. Ahora, claramente esas puertas nunca se cerraba y simplemente colgaban sobre sus bisagras
Los cuatro hombres lagarto no se movieron al verles aparecer, pero les miraron con suspicacia.
Si teneis un hechizo para disfrazaros de Batracos entonces podéis, claro. No es difícil que veais alguno de lejos rondando la zona norte donde están las chozas de los batracos. Esto es un Batraco mas o menos (en inglés Bullywug)
Ah, así que el arpista también lanza hechizos de disfraz, pensó el forjado mientras les guiaban hasta el interior. Sin duda había intervención divina en haber conocido a ambos justo cuando más necesitaban del subterfugio, pero no había tiempo de ponerse a agradecer a nadie pues debían mantenerse lo más callados posibles mientras Mandíbula Fuerte les internaba en el castillo. Cada paso que daban llenaba a Égida de incógnitas: ¿Cómo escaparían de allí? ¿Cumpliría el dragón con su palabra? ¿Saldrían vivos de su enfrentamiento?
El elfo se sorprendió un poco al ver como el sátito también se disfrazaba con un conjuro muy similar al suyo.
Vaya. Qué cosas. Ya no se puede ser original ni en medio de un pantano asqueroso perdido de la mano de los dioses.
Pero tal y como dijo el hombre lagarto se calló la boca y trató de mantener el paso que tenían los batracos. Que aquellas cosas no caminaba de manera normal y no era fácil hacerlo. Afortunadamente él era un profesional.
Pues yo sigo al lagarto con un caminar indiferente. XDD
El plan tomaba forma y esperaba que aquellos dos listos que se habían disfrazado como maestros del engaño supieran también hablar e imitar el idioma de los batracios. Era de esperar que ellos, que eran los más carismáticos del grupo, intentaran convencer a las ranas de la entrada, ¿o a caso esperaban que Abdali y Égida intercedieran en las negociaciones?
Lo mejor que podía hacer el guerrero calishita era mantener la boca cerrada y así lo hizo mientras seguía las órdenes del resto.
Muy bien, los dos con el carisma más alto no pueden hablar... Un plan sin fisuras.
El grupo avanzó hasta la puerta siguiendo a Mandibula Fuerte. Hizo un gesto para que se detuvieran y avanzó unos pasos hacia los hombres lagarto que protegían la puerta. Habló con ellos unos minutos, en su idioma, aunque los que pudieron entenderlos vieron que hablaba de revolución y de la ayuda que necesitaban para echar a los hombres rana de allí. Los lagartos parecieron discutir durante un breve momento y luego se apartaron dejando paso al grupo.
-Vamoss, seguidme y no llameiss la atención-les dijo su compañero lagarto haciendoles un gesto para que les siguieran.
Pasado el rastrillo llegaron a la barbacana, que era la posición principal del castillo. Allí había al menos una decena de batracos y dos enormes ranas gigantes aunque no parecían estar muy alerta. Echaron un ojo a los que entraban y luego siguieron a sus cosas, sentados al rededor de algunas mesas que habían sido puestas juntas usando tablas recostadas sobre barriles y bancos toscamente construidos. Lodo pastoso cubría el suelo de piedra de aquella gran cámara aunque se habían colocado tablones desde la entrada hasta el camino para los cultistas, a quienes no les agradaba caminar por el barro como hacían los batracos. Tanto las mesas como los asientos que utilizaban los hombres rana estaban casi tan llenos de barro como el suelo.
La barbacana no tenía ni ventanas ni aspilleras en la planta baja y las lámparas de aceite apenas alumbraban, ya que los batracos nunca las limpiaban. Unas escaleras subían al piso de arriba, pero Mandibula fuerte les hizo un gesto para que los siguieran por la calzada que llevaba al interior del castillo.
-Arriba son lass habitacioness de los batracoss yo oss diré en que torre essta el cultissta-les dijo el hombre lagarto.
Tirada oculta
Motivo: saafads
Tirada: 1d20
Resultado: 11 [11]
Tirada oculta
Motivo: saafads
Tirada: 1d20
Resultado: 16 [16]
Eso es lo que os propone Mandibula Fuerte pero podeis hacer lo que querais claro.
Lirio aceptó en silencio las indicaciones del lagarto. No tenía en realidad idea del acuerdo que aquel grupo había llegado con la Muerte Negra, pero tenía una certeza: no se podía negociar con un dragón negro, no sin dar por hecho que te mentía o tenía pensado traicionarte. Pero dado que ahora solo tenía dos alternativas: seguir o volver atrás y morir, simplemente avanzó.
Esperaba que aquel extraño grupo supiese lo que estaba haciendo.
Mi personaje es que no tiene margen, pero el jugador cree que la muerte negra ha mentido y que esas "frusilerías" que pidió no son tal. Y que en cuanto le consigamos lo que sea que os ha pedido, se nos come.
Abdali procuraba pasar desapercibido tal y como le había recomendado Mandibula Fuerte.
No obstante se fue fijando en la cantidad de enemigos que ya solo en la entrada eran numerosos.
Aunque consiguieran dar con el elfo, eliminarlo y recuperar los objetos que les pedía la Muerte Negra, ¿cómo saldrían de ahí con vida? Bueno, quizás sin jefe todos esos sucios batracos salieran a al fuga, o quizás los hombres lagarto recopilasen el valor necesario para atacar a sus enemigos.
Lo primero era lo primero; llegar al líder del castillo.
Abdali sigue a Mandibula Fuerte muy calladito.
La verdad es que empezaba a ver demasiados enemigos en aquel lugar. Y no le gustaba nada. Si había superioridad númerica prefería que la tuviera su grupo, no el contrario.
Aún así no dijo nada y siguió al lagarto por donde les llevaba. Con un poco de suerte la siguiente zona habría menos vigías.
-Pero claro. ¿Cuando he tenido suerte?-
Sigo al resto en silencio.
Ojo, que yo todavía no me he lanzado el conjuro para entenderles. De momento voy a pelo. Que los Warlocks tenemos dos conjuros al día y no hay que malgastarlos en tonterías. XD
El hombre lagarto les guio por la calzada, de unos 60 metros, que cruzaba el foso y conducía al patio interior de la fortaleza. Aquel pasillo no tenía techo por lo que, en caso de haber asaltado el castillo, los defensores habrían podido dispararles sin muchos problemas dejando solo un pequeño abombamiento defensivo en la pared sur como unico recoveco. Entonces llegaron al patio interior de la fortaleza. El suelo, que en algún momento fue tierra compactada, se había convertido en barro por los pies palmeados de los batracos haciendo que moverse por allí fuera incómodo para los humanoides. En aquel momento en el patio había un hombre lagarto al que estaban dando órdenes unos Batracos que parecían tener más ganas de encargarle trabajos al hombre lagarto que de hacerlos ellos.
Mandibula fuerte se giró hacia el grupo y habló en voz baja mientras iba señalando los lugares.
-La torre ssureste está la forja y la herrería y en esse edificio de ahí junto a la torre esstán los barracones de esoss malditos batracoss. Seguramente encontréis a Pharblex, el perro faldero del cultista, allí. En la oeste hay una capilla, almaceness y libross y esas cosas, nada de interés... En la torre al noresste esta completamente derruida y en la noroeste descansan los cultistass. Pero la que mass os interesa, ssupongo, es la torre central. Ahí suele residir el elfo, Borngray y ssupongo que allí tendrá sus cossas...-explicó el hombre lagarto tratando de orientar a sus acompañantes.*
Motivo: bat
Tirada: 1d6
Resultado: 4(-1)=3 [4]
Motivo: lag
Tirada: 1d6
Resultado: 1(-1)=0 [1]
*Hay un tercer piso con cosas que el hombre lagarto no ha mencionado por que no sabe lo que hay. También puede ser que yo no lo mencione por que este mapa está sin numerar ni marcar y es un infierno saber donde va cada cosa asi que lo mismo cambia alguna cosilla de lo que os ha dicho a lo que es XD Tened en cuenta que él os intenta ayudar pero no sabe donde esta todo o que os puede ser mas util.
El elfo iba tomando nota mental de todo lo que les indicaba el lagarto. Siempre era bueno saber donde podías ir, o tenías que evitar. Pero al final parecía claro que su objetivo era la torre central. Allí debían estar los tesoros de los cultistas.
Miró a los demás y susurró.
-¿Bueno? Entoces vamos a la torre central ¿no?-
Se fijó en si había guardias, o alguien vigilando por el patio central, para acercarse allí y echar un vistazo con más detenimiento.
Lo dicho ¿hay vigias visbles por algún lado o nos podemos acercar sin que nos den el alto?
—Y... ¿sólo... hay este camino? —para el forjado aquello era una trampa mortal. Aunque subieran y acabaran con su objetivo, perfectamente podían resultar emboscados a la salida. O mucho peor, que recibieran apoyo de los batracos—. ¿No se les podría distraer, o sacar de la fortaleza?
- Crook en gaakcrok -respondió el batraco Lirio. No tenía ni idea de lo que decía, solo practicaba los sonidos.
Cuanto más tiempo estuvieran merodeando más posible era que les descubrieran. El guerrero pensaba que lo mejor sería ir directamente a por el elfo, pero no era cuestión de decirlo en voz alta. De hecho, ponerse ahora a discutir sobre planes, rodeados de enemigos, no parecía lo más sensato.
Abdali indicó con la cabeza la torre central, esperando que los demás entendiesen lo que quería decir.
Los batracos que pululaban por allí no les hacían demasiado caso aunque sin duda les veían. Al que más miraban, como de costumbre, era a Égida, pero el clérigo forjado ya estaba acostumbrado y al fin y al cabo también le miraban así en las tabernas asi que no tenía por qué ser peor.
- No se me ocurre como sacar a todos los Batracos de aquí. Necesitariamos un ejército-dijo Endozal. Hablaba tranquilo aunque tampoco se le notaba muy cómodo-. Quizás si convencemos al resto de los hombres lagarto y se unen a nosotros tengamos más suerte. Al fin y al cabo les vamos a ayudar a derrotar a los que los oprimen, no?