Partida Rol por web

La mitad de este edificio de piedra está al descubierto, dejando no menos de una docena de forjas bien equipadas a la vista de cualquier viandante que pase por los caminos cercanos. Un cartel con la imagen  de un yunque y las palabras "Gremio de herreros" cuelga de un poste en su esquina.

¡Qué recuerdos! ¡Cuántos días de mi juventud pasé aquí! Intissar se sentía en cierta manera emocionado por volver al gremio. Cierto es que no llegó aquí en las mejores condiciones. Recientemente separado de su hermana, Intissar no deseaba en aquel momento unirse a nada ni a nadie que no fuese Layla, pero lo cierto es que el Yunque llegó a ser una segunda casa para él, aunque a día de hoy aún le costase admitirlo. Fueron tiempos duros, pero también fueron tiempos en los que conoció a gente que se preocupo por él y que quizás aún anduviesen por aquí.

Al poco de entrar en el Gremio un nombre le viene a Intissar a la cabeza: Lucan. Rápido como un rayo, se dirige hacia un joven aprendiz que se cruza en su camino.

-¡Eh, tú, chaval!¡Ven aquí! - Llama Intissar al chiquillo.

Cuando éste se acerca, le pregunta por Lucan. El chaval, confuso, señala hacia una puerta. Intissar piensa que éste será el primer paso hacia el final de los Aerakin y le lanza una moneda de cobre al chaval.

Con paso seguro, Intissar se adentra en la oscuridad tras la puerta. Sólo el fuego de la forja alumbra la habitación que, por lo demás, permanece a oscuras. Un hombre robusto y con el brazo, que golpea rítmicamente el metal, más desarrollado que el otro se afana en dar forma al acero. Lucan... viejo amigo... no has cambiado nada. Con cara divertida Intissar se dirige a Lucan:

-¡Por todos los diablos, Lucan! ¿Es que tú no envejeces, viejo bribón? -Lo cierto es que Intissar observa que, aunque vigoroso, los años han pasado por Lucan Reisello. Hilos de plata adornan su antes negra cabellera. Su barba, media pero siempre cuidada, también brilla argéntea.

Lucan levanta los ojos y te mira. Busco algo en tu interior, en tus ojos o en tu sonrisa, pero te vuelve a mirar de arriba a abajo, y a pesar de tus gritos de alegría te mira con cara de extrañado.

Suelta el martillo que tiene en la mano y lo deja encima del yunque. Sigue mirándote cuando entonces algo en su mirada parece que te reconoce.

- Hombre!!! Joven amigo, cómo estás?. Ya ves, todavía sigo, aquí, han pasado años y cómo has crecido... uhm... 

Entonces se queda pensativo como tratando de recordad tu nombre o algo.  Después de unos segundos su mirada se vuelve inexpresiva y mira a su yunque. Algo en su mirada ha cambiado. Toma el martillo y continúa dando forma a un pedazo de metal.

-Intissar... mi nombre es Intissar... parece, viejo amigo, que los años han hecho mella en tu cabeza, ya que parece que no recuerdas a uno de tus apredices... Sí, los años han pasado, pero no hace tanto que dormía en la buhardilla tras un duro día de forja contigo.

Intissar no puede entender como una persona con la que tanto tiempo ha pasado no se acuerda de él. Algo en su mirada le hace pensar que algo no va bien, pero no sabe qué...

- Intissar eh¿ Ay, hijo mío son tantos los aprendices que han pasado por aquí que es difícil recordaros a todos. Pero tus ojos muestran algo en su interior, has regresado aquí hace poco verdad? Vuelves a alojarte en Tormentos Cristalinos? Necesitas que te pueda ayudar en algo. Ya recuerdo tu nombre, Intissar, recuerdo que hubo algunos problemas contigo antes de que marchases no?

El hombre parece que vuelve a recobrar la memoria y te mira con otro tipo de ojos, parece que ahora si que te recuerda perfectamente, sabe quien eres, pero qiuzá sus instantes de lucidez no duren demasiado.

Viejo amigo, ¿qué te ha pasado? ¿Tan cruel ha sido la vida contigo que ya no respeta ni tus memorias?

-Sí, Lucan, he vuelto hace poco a Tormentos Cristalinos... y la verdad... no te voy a mentir, no me vendría mal un lugar en el que dormir. Me conformaría con cualquier cosa... - Intissar deja unos segundos de hablar, esperando a que las palabras calen bien en la cabeza del viejo, antes de seguir hablando - Cambiando de tema: ¿sabes algo de mis viejos amigos Sertay y de Grob? La última vez que estuve por aquí aún trabajaban para ti con pequeños encargos.

¿Sertay, Grob? No recuerdo a ningún nombre de esos. Estás seguro que trabajaron para mi. Entonces Lucan mira hacia el techo, hacia lo que antes era la bohardilla y te dice.

Ya vés, como está el techo, apenas hay lugar para que pueda dormir yo, mucho menos para hacerte un hueco a ti, pero a un viejo amigo siempre se le tiende una mano, así que si tú vienes a trabajar conmigo yo te daré alojamiento, la comida corre de tu cargo. No puedo pagarte tantas cosas.

Además ya sabes que el sueldo de un herrero no es mucho, pero bueno, puede darte para comprar algo de comida y costearte tu vida aquí. Tú salario serán 5 pp por una jornada de trabajo de ocho horas. Podrás trabajar las horas que quieras, siempre y cuando las trabajes. Es un horario muy flexible.

Estás decidido a unirte al gremio de herreros, Intissar?

-Supongo que no tengo muchas alternativas... pero acepto. Además, veo que no tienes a mucha gente a tu cargo y siempre viene bien un brazo fuerte adicional, ¿no, amigo? - Intissar se para, pensativo, intentando recordar dónde solían andar Sertay y Grob, sin duda, con su ayuda quizás consiguiese averiguar algo de su hermana... Al fin y al cabo, su vuelta a Tormentos Cristalinos se debía a un rumor de que se la había visto por la ciudad...

Una vez resuelto el problema del alojamiento y los reencuentros. Intissar aún tiene mucho tiempo, así que se ofrece a traerle algo de comida al viejo herrero. Compartir la comida es una de las cosas que más unen a los hombres, un lazo así es fuerte como el acero.

-Lucan, volveré ahora. Voy a buscar algo de comida para los dos.

Al de un rato, Intissar vuelve con una hogaza de pan, una cuña de buen queso de los alrededores y un poco de vino tinto en un pellejo. A pesar de la dura vida de Intissar y de haberse jurado miles de veces que para él sólo Layla y él mismo importaban, el joven no puede evitar sentir algo de cariño por el viejo Lucan. Severo pero justo, Lucan jamás le puso la mano encima, y no por no darle razones... Compartir algo de vino y comida con él es lo mínimo que podía hacer.

Al finalizar el pequeño agape, Intissar se dirige hacia la mansión Lassiter. Según él sabe muchas gente entra y sale de allí. Quizás pueda reconocer a alguien de su niñez que esté dispuesto a ayudarle.

La mitad de este edificio de piedra está al descubierto, dejando no menos de una docena de forjas bien equipadas a la vista de cualquier viandante que pase por los caminos cercanos. Un cartel con la imagen  de un yunque y las palabras "Gremio de herreros" cuelga de un poste en su esquina.

Intissar se adelanta un segundo, justamente al llegar a la puerta, entonces se para en seco, se gira y dice a sus compañeros.

-Voy a buscar a mi amigo Lucan. Esperad aquí. No tardaré.

Con zancadas veloces, Intissar se introduce en el gremio y va directo al sector donde sabe que debería estar Lucan.

El calor comenzaba a hacerse algo molesto, y algo de sed se despertaba cada vez mas. Intissar se adelanta un poco para luego frenar en seco y decir unas palabras. En respuesta a la casi orden dada por el hermano de Layla, se marca en el rostro del joven Zarus un rostro de extrañeza. La verdad es que algo en Intissar le causaba cierta preocupación, tal vez era que empezaba a darle la impresión de que era algo impulsivo. -Seguro que estará bien que vayas solo? quien sabe si podrías encontrar a alguien aya dentro que te reconozca- pregunta sin mas para siguiera comprender que le motivaba a seguir solo.

Justo antes de desaparecer de las narices de su hermana y su nuev compañero, Intissar sonríe con sinceridad (un movimiento ya casi olvidado para él) y dice:

-Tranquilo, ya estuve aquí ayer.

Sin más, desaparece dentro de el gremio.

Mientras que veo como mi hermano se adentra en el gremio ... empiezo a ponerme nerviosa... Es muy emocionante todo esto... digo a Zarus... espero que todo salga bien

Cojo la mano de Zarus y digo a sususrros en su oido... Estoy deseando empezar la aventura... tengo ganas de acción...

Intissar logra que Zarus se tranquilice un poco al mencionar que ya había esta el día de ayer aquí, aunque aun seguía percibiendo algo en él que no le dejaba estar del todo tranquilo -Espero que no nos meta en muchos problemas...- susurra muy en bajo y acto seguido las palabras de Layla hacen que Zarus desvíe la mirada hacia ella. Al parecer estaba algo nerviosa, y no era para menos al fin y al cabo esto no era un juego, era practicamente una guerra, una para la que nos estabamos apenas preparando, mientras el enemigo ya tenía raices bien hechadas, por suerte teníamos el factor sorpresa y eso era lo bastante bueno para ver posibilidades de victoria.

De un momento a otro Layla se nota mas animada, tal vez para ocultar el nerviosismo que sentia o quien sabe si en verdad le gustaban este tipo de situaciones, lo cierto era que desde la primera vez que la vio no la había visto emocionarse con nada. -jejeje...- sonríe un poco desconcertado, casi que ni entendía porque estaba sonriendo, el tenerla tan cerca le ponía mas nervioso que el hecho de participar en una guerra -A mi tambiñen me emociona todo esto- dice casi que sin pensar, aunque claro de momento era real, escuchaba su corazón latir cada vez mas rápido por cada segundo que su mano seguía junto a la de ella -Vaya, pero que calor esta haciendo , ¿No crees?- dice en excusa para ocultar lo incomodo que se encontraba consigo mismo.

La verdad es que con estas gasas mucho calor no tengo... aunque disimularé... las bailarinas son muy fogosas y su fuego interno las mantienen calientes...

Me puse en actitud erguida y dije casi riendo pero en susurros en los oidos de Zarus... Espero que a las bailarinas tambien taparse cuando tengan frio ...

Zarus traga saliva en seco después de sentir la voz de Layla tan cerca de su oido y medio comprender el orden de sus palabras... Se hizo bastante evidente la incomodidad que le hacía sentir aquella hermosa joven y después de eso una extraña mezcla de emociones le inundaron por completo. Ante todo la duda era lo principal, -Si que me gustaría estar cerca cuando tenga frió, pero que cosas estoy pensando como mucho se referirá a que le consiga un par de abrigos y cosas así- piensa   tratando de convencerse que lo que dijo no era por otro camino -Apuesto a que te conseguiré algo apropiado si llegas a tener frío- dice cerrando los ojos, y cayendo en cuenta, luego, de que su respuesta estuvo bastante corta de imaginación -Y si en realidad se refería a que estuviese con ella cuando sintiera frío? Ahhh!!! no puede ser... Esta era la oportunidad perfecta para tratar de conquistarla- Zarus abre los ojos tratando de no encontrarse con un gesto de decepción en el rostro de Layla.

Las enseñanzas de su abuelo le ayudaban en muchas ocaciones a mantenerse sereno para encontrar la mejor solución posible a una situación, pero su poca experiencia con temas de mujeres le hacían sentir bastante tonto y era completamente obvió que no sabía que hacer, ni que decir en estas circunstancias. Nunca se había sentido tan perdido, tan incapaz de manejar una situación, nisiguiera cuando tuvo que escapar de la escuela militar a la que le confino su padre y si que eran desalentadores las posibilidades de poder huir.

Eres muy amable conmigo Zarus... gracias. Digo dando un beso en la mejilla... Me resulta increible que nos conocieramos antes de ayer y ya seas capaz de cuidarme de esa amenera... se nota que tienes un buen corazón...

Abrazo rapidamente a Zarus y sigo esperando con una sonrisa a mi hermano ... Hablo de nuevo a Zarus mirando en dirección en la que se fue Intissar y le digo: Tarda un poco, ¿no?

- Vaya, así que por fin regresaste. Pensaba que ya no te volvería a ver. Eres muy dado a desaparecer muchacho. Dijiste que irías a por algo de comida, y mira has tardado casi un día completo y veo que vienes con los brazos vacíos. Sucios, sí. Pero vacíos.

El hombre te muestra una pícara sonrisa en señal de que estaba bromeando, no le había afectado mucho el hecho de que ayer le dejaras plantado. Tenía mucho trabajo e incluso le vino bien.

Y dime, jovencito, ¿no me digas que quieres volverte a unir al gremio?

Zarus quedo completamente petrificado después del beso y abrazo que le dio Layla. Hubo luego una reacción en su cuerpo que no esperaba y se ve en la necesidad de zafarse como puede de los brazos de la cautivadora joven que le abrazaba y terminar por darle la espalda para que no le viera de frente -Ti-ti-enes razón, tal vez de-deberiamos entrar- dice dudosamente para ocupar su mente en algo mas, pues la emoción que sintió si que había sido fuerte, estaba por completo sonrojado, la verguensa que sentía era enorme, se desconocía por completo, le sería dificil volver a mirar a Layla a los ojos pues de eso.