Partida Rol por web

al escuchar las palabras de la elfa, el joven se queda pensativo, "gracias por el aviso, esperare a ver si vienen mas interesados en el anuncio" le dice, "¿que tiene para ir bebiendo mientras espero a ver si aparecen mas interesados?" le pregunta antes de irse a la mesa, sabía que en su posada había mas interesados o eso creia, por lo que puede que llegaran, y si no llegaba nadie preguntando, volvería a los tormentos para buscar otra cosa interesante.

Puedo ofrecerte lo que quieras. Tengo prácticamente de todo. Desde una suculenta cerveza, a hidromiel, un té o vino templado con especias.

el joven mira a la mujer, "una de hidromiel, por favor" le pide a la mujer elfa.

Un intrincado letrero, tallado para representar un velero en llamas, pende sobre la entrada de esta taberna y posada. Media docena de pequeños lagartos cuelgan sobre el letrero. Los lagartos han aprendido que las diminutas "llamas continuas" que parecen quemar el velamen del barco atraen a las mejores polillas. Los lugareños creen que los lagartos dan buena suerte , y a menudo les arrojan insectos o trozos de carne cuando entran al local.

El Bote del lagarto es un establecimiento bastante limpio y acogedor, popular entre los visitantes y la clase media de Tormentos Cristalinos. La decoración a base de lagartos se extiende por toda la taberna, con estos seres tallados en la barra y las paredes o pintados en platos y mesas.

La taberna sirve un amplio abanico de bebidas alcohólicas (incluida la cerveza Rana azul) y todo tipo de panes y mariscos.

La propietaria de la taberna es una elfa cuya mano izquierda perdió hace años.

Un varano al que todo el mundo llama Lengua Pegajosa actúa como portero y mascota de la taberna.

Entró y miró alrededor mientras avanzaba con cautela. No parecía haber mucha gente a esas horas, aunque quizás en un rato comenzasen a acudir para llenar las tripas.

Esperaba que la clientela de la posada contase con aguerridos guerreros faltos de dinero y con ganas de aventuras. Si no era en esta posada ¿en cuál buscar?

-Quizas si preguntamos precios podamos hacernos una idea. Venga, la dueña parece ser de las tuyas- Estaba segura de que Kenshi resultaría más encantador que ella, y quizás también dejase de llamarla preciosa.

Cuando entraron en la taberna descubrieron que estaba bastante vacía, y la verdad es que no parecía haber ningún guerrero dentro, tan solo algún que otro cliente habitual.

Escuchó como Zila le incitaba a "flirtear" con la tabernera para conseguir información. - Preciosa, espero que no te pongas celosa mientras hablo con ella. - Y con una sonrisa en la cara se dirigió hacia la tabernera.

Mientras se acercaba a la tabernera hizo como si algo le deslumbrase la cara, luego terminó de dar los pocos pasos que le separaban de ella. - Disculpa, ¿Acaba de salir el sol?, o ¿me has sonreído? - Y se sentó en uno de los taburetes, esperando a que lo enviase de vuelta por donde había entrado o le prestase atención. - Me gustaría preguntarte algunas cosas. Soy nuevo en la ciudad y ando buscando a unos guerreros que me puedan ayudar en una misión que me han encomendado. Aunque lamentablemente no veo ninguno en la taberna, tan solo a una bella elfa. ¿Sabes donde podría localizar alguno que esté buscando un trabajo? - Esperaba que el tuteo resultase útil y evitó mirarle el muñon para no mosquearla, pero si no lo conseguía podrían ir a otra taberna a buscar a gente. - También me gustaría saber tus precios. Comida y alojamiento y si me concederías un pequeño descuento. -

Kailee parecía estar siempre de buen humor e incluso se sonrojó al escuchar el piropo del elfo. No es que éste la hubiera conquistado, era que la mujer parecía bastante agradable y trataba muy bien a sus clientes. 

Dormir aquí, cuesta 7 piezas de plata y la comida 3. Pero por ser tú puedo dejártelo todo en 9. Dijo educadamente y con una sincera sonrisa. En cuanto a buscar aventureros, no sabría decirte. Normalmente se mueven por toda la ciudad en busca de aventuras o lugares de interés. A veces visitan esta taberna como otras veces visitan las de otros compañeros. No sabría decirte donde buscarles, porque éste es tan buen lugar como cualquier otro, pero hoy no parece que sea el día. Concluyó encogiéndose de hombros.

Zila asintió para si misma. Parecía que Kenshi tenía su toque, aunque no entendía muy bien cual era. 

Ciertamente allí no iban a encontrar a ningún aventurero, no al menos en ese momento, tal vez ya a la hora de comer o cenar. Zila tenía una ligera idea de dónde encontrar hombres aguerridos, aunque sin dinero como recompensa tal vez no estuviesen muy dispuestos siquiera a escucharles.

Aguardó a que el elfo regresase con ella, no quería interrumpir aquel momento romántico que se llevaban aquel par.

Aunque fuese poco algo había conseguido, y moneda tras moneda ayudaban a la bolsa que se encontraba en estos momentos un poco más vacia. - Por ahora me despido pero deseo que llegue la próxima vez que nos veamos de nuevo. - Le hizo un guiño y volvió con su compañera.

- Vamos preciosa, nos toca buscar en otro sitio aunque desconozco donde ir. - Y con un gesto le indicó para que fuese ella la primera en salir.

Y le seguía llamando preciosa. ¿Dónde veía la preciosidad en ella? Apretó los dientes para terminar por resignarse, al menos por aquella ocasión.

-bien, podemos ir al mercado, quizás allí demos con alguien. Si no, por la tarde hacen combates, no se si podríamos encontrar en las afueras de la arena algún aguerrido guerrero, porque la entrada ya vale una pieza de oro. - Se encogió de hombros. Observó a Kenshi y concluyó que seguramente no podría conseguir ninguno de los premios.

Algo en esa mirada no le gustó, como si hiriesen sus sentimientos, aunque no le dió importancia. Tenían un objetivo por delante. Esperó a que Zila saliese y luego la siguió.

- Si no tenemos suerte en el mercado podremos mirar en el combate de esta tarde como bien dices. A no ser que quieras que participemos. Quizas entre los 2 conseguimos algo. -
 

Un intrincado letrero, tallado para representar un velero en llamas, pende sobre la entrada de esta taberna y posada. Media docena de pequeños lagartos cuelgan sobre el letrero. Los lagartos han aprendido que las diminutas "llamas continuas" que parecen quemar el velamen del barco atraen a las mejores polillas. Los lugareños creen que los lagartos dan buena suerte , y a menudo les arrojan insectos o trozos de carne cuando entran al local.

El Bote del lagarto es un establecimiento bastante limpio y acogedor, popular entre los visitantes y la clase media de Tormentos Cristalinos. La decoración a base de lagartos se extiende por toda la taberna, con estos seres tallados en la barra y las paredes o pintados en platos y mesas.

La taberna sirve un amplio abanico de bebidas alcohólicas (incluida la cerveza Rana azul) y todo tipo de panes y mariscos.

La propietaria de la taberna es una elfa cuya mano izquierda perdió hace años.

Un varano al que todo el mundo llama Lengua Pegajosa actúa como portero y mascota de la taberna.

Llegando a la posada comentó a ver si han llegado mis otros dos compañeros. Se adentró en la posada y echó un vistazo aún no están pero es hora de comer, no me parece mala idea comer algo mientras los esperamos ¿qué os parece? dijo a sus actuales compañeros

Después se dirigió a la barra para hablar con la posadera mi nombre es Kalicalwe, ¿el tuyo? la verdad es que tenemos hambre y hemos quedado aquí con al menos dos compañeros más ¿qué podemos comer y beber y a qué precio? 

No solo se llamaba el local El Bote del Lagarto, sino que el interior estaba plagado de adornos y diseños basados en esas criaturas tan habituales en aquellos parajes. Incluso había uno vivo, de gran tamaño, rondando por la puerta del local.

Planeáis que pasemos la noche aquí, o que vayamos a ese lugar en cuanto nos encontremos con vuestros compañeros. 

Dagmar se acercó a la barra detrás de Kalicalwe. Enseguida se fijó en la lesión de la tabernera. Como ella, había perdido parte de su mitad izquierda. Una mano, en lugar de un ojo. 

¿Alguna relación con los hombres lagarto? preguntó a la tabernera. Trabajé junto a uno de ellos en la barcaza en la que llegué a la ciudad. Un buen tipo, me pareció, y trabajaba duro, aunque no pudimos conversar mucho. 

Casi nada, más bien. El hombre lagarto había resultado un compañero silencioso hasta el ultimo momento. Y, cuando por fin había conseguido que rompiera el silencio, se habían separado sus caminos. 

Me llamo Dagmar. 

Phenios miró extrañado alrededor, algo parecía incomodarle mucho y por ello permaneció callado. Sus ojos buscaron cosas en las que fijarse, desde el lagarto mencionado por Dagmar, pasando por las decoraciones y la tabernera, con quien no quiso intercambiar saludos.

Fue a sentarse donde menos luz le diese después de indicarle a Kalicalwe con un gesto de la mano que él también se apuntaba a comer y, mientras esperaba la comida, se apretó los dedos de una mano con la contraria alternativamente. Aquel elfo no disimulaba bien el miedo que sentía en aquel momento pero lo intentaba.

- Thorgus, cuéntame de ti -dijo, casi sorprendido de tener alguien cerca y arrancándose a sí mismo una sonrisa-; ¿Hay bigotones bajo ese casco?

Thorgüs siguió a sus compañeros hasta la Posada. Tras dejar a Darko en la puerta, como de costumbre, se dirigió al interior, hacia la mesa donde estaba el elfo tras pedir comida.

Tras la pregunta de este último Thorgüs se Quito el casco y dejó ver bajo el una frondosa barba pelirroja.

-Aquí los tienes dijo mientras se acariciaba ambos lados de un bigote trenzado que quedaba casi paralelo con la boca.

-Y tú, ¿nunca has pensado en dejarte un buen bigote? Serias bien recibido en la tierra de los enanos, a pesar de ser un elfo.
Tras esto soltó una sonora carcajada y una palmada en la mesa.

Un intrincado letrero, tallado para representar un velero en llamas, pende sobre la entrada de esta taberna y posada. Media docena de pequeños lagartos cuelgan sobre el letrero. Los lagartos han aprendido que las diminutas "llamas continuas" que parecen quemar el velamen del barco atraen a las mejores polillas. Los lugareños creen que los lagartos dan buena suerte , y a menudo les arrojan insectos o trozos de carne cuando entran al local.

El Bote del lagarto es un establecimiento bastante limpio y acogedor, popular entre los visitantes y la clase media de Tormentos Cristalinos. La decoración a base de lagartos se extiende por toda la taberna, con estos seres tallados en la barra y las paredes o pintados en platos y mesas.

La taberna sirve un amplio abanico de bebidas alcohólicas (incluida la cerveza Rana azul) y todo tipo de panes y mariscos.

La propietaria de la taberna es una elfa cuya mano izquierda perdió hace años.

Un varano al que todo el mundo llama Lengua Pegajosa actúa como portero y mascota de la taberna.

¡Buenas tardes, mi nombre es Kailee y soy la propietaria de esta posada! Saludó a todos los recién llegados. Hoy para comer tenemos un suculento lomo de ciervo adobado en hierbas. ¡Me ha quedado espectacular y seguro que lo disfrutaréis muchísimo! Lo puedo acompañar si queréis con una ensalada y con una buena copa de vino o cerveza por tan solo tres piezas de plata. Dijo mientras recogía los pedidos que le iban dando los clientes.

Cuando Dagmar le preguntó por su relación con los hombres lagarto la mujer se sonrojó y suspiró hondo. Digamos que sí. Concluyó sin añadir mucho más.

Primero respondió a Dagmar la verdad es que no he hablado con mis otros dos antiguos compañeros de eso, lo hablamos si quieres cuando ellos lleguen.

Después se dirigió a la posadera a mi póngamelo con cerveza digo mientras le entrego las tres piezas de plata.

Tras ello me siento cómodamente con el resto y espero la comida mientras observo a los demás, entonces veo entrar a Karuth Moris buenas le saludo teníamos pensado comer algo aquí mientras esperamos a los otros dos compañeros ¿te apetece? le digo mientras le invito a sentarse con nosotros.

El karuth sonrió ante aquel caluroso recibimiento, le alegraba el corazón ser acogido nada más entrar por la puerta después de la extraña fortuna que se le había prendido desde que partió de aventuras con Socar y Thorgus.

- Os lo agradezco de todo corazón ¿Kalicalwe? -dijo recordando su nombre con algo de esfuerzo e inclinando la cabeza varias veces para demostrar su aprecio por el gesto mientras cruzaba las manos sobre su propio pecho- Que la Dama Carmesí te invite a sus salones como tú me das la bienvenida y bienaventurados seais todos- extendió su bendición sobre el resto antes de tomar asiento.

Tardó en mirar a Dagmar, entreteniéndose antes en saludar a Darko al otro lado de la puerta, avanzar hacia la mesa y estrechar manos con los demás. Sus ojos cuando por fin se dirigió a ella revelaban que parte de su ánimo todavía se estaba recolectando y que puede que necesitase un momento o dos para volver a su optimismo característico. Sin palabras le dedicó un sentido apretón de las palmas de sus manos con los índices a la altura de su propia nariz, devolviéndole el sentimiento de fe que ella le entregó cuando se despidieron.

- El apetito no me acompaña em este momento, descuidad, ya picotearé algo de camino al poblado del que nos habláis -se excusó ante el ofrecimiento de comer con los demás.