Partida Rol por web

Karna nunca había sido una muchacha inteligente, y sus años en la torre del mago no había sido precisamente una instrucción iluminadora sin embargo estaba bastante convencida de que hablar con sapos era cosa de locos, así que empezó a desconfiar enseguida de ese extraño sujeto. Quería irse ya pero no sabía a donde ir ni que hacer así intentó una vez más.

Tú, ¿Tienes algún trabajo para guerrera fuerte como Karna?

Este tranquilo edificio de madera ubicado en el Parque de la Rana (21) suele estar silencioso y en calma, abierto a visitantes introvertidos y educados, así como a los fieles de Obad-Hai. De todos los edificios religiosos reconocidos de Tormentos Cristalinos, esta capilla es la más humilde y discreta de todas.

La mayor parte de esta estructura es al aire libre, una gran pagoda con bancos largos que rodean una plataforma central. Una torre de dos pisos actúa como hogar del cuidador y una serie de habitaciones privadas al otro lado hace a veces de almacén.

Un druida mediano llamado Ferrin Kastilar atiende la capilla.

El destino hacía extraños compañeros de camino. Eso pensaba Lictea al recorrer las calles tirando de Lico, su lobo, y en compañía de tan variopinto grupo. Dos le eran desconocidos pero sobre todo de uno, el que se había transformado en hombre-pez, le despertaba una gran desconfianza.

- ¿Has probao a meter la cabeza bajo el agua pa ver si respiras?- Le preguntó al mediano-sardina para hacer más ameno el camino.

Obad-Hai era una diosa que Lictea conocía y respetaba, no en vano Lictea profesaba su peculiar fe a lo que podría decirse una representación diferente de una misma deidad. La Diosa que confería sus regalos a la druida era una diosa Doncella, Madre y Vieja, representada por las diferentes fases de la luna. La capilla era sencilla, como no podía ser de otra manera.

- ¿Quién va a hablar?- Dijo suponiendo que no lo haría ella. Sin embargo, llegado el momento, ella tendría que intervenir para tratar el asunto de los campos de los Licorambarino.

Argot iba andando con la cabeza gacha, la capucha sobre el e intentando mantenerse cerca de sus extraños compañeros de viaje. Iba asustado, aquel maldito enano le odiaba y ahora que alguien se había atrevido a quemar la maldita taberna tal vez volvería a pensar en el mediano. Necesitaba que se solucionara su enfermedad para poder volver a intentar arreglar su vida aunque fuera sólo un poco. - Pues me fui a nadar al río y la verdad es que he mejorado al nadar - intentó sonreír ante aquella pregunta, no había mal que no tuviera algo bueno, o eso quería pensar - Pero sí, parece que ahora tengo la habilidad de respirar bajo el agua también, es una sensación... extraña.

Al poco llegaron a la capilla discreta y sencilla - No creo que sea bueno que hable un pez, tal vez tu Lictea sea mejor pues sabes más de druidas que el resto, - casi eres un animal...- susuró para sí mismo.

- Interesante.- Dijo al recibir algo de información de las nuevas habilidades de la pescadilla. También se sorprendió cuando comentó que debía ser ella, por druida, la que hablase. Se sentía realmente incómoda como cabeza de grupo pero si no había otra.-Puede que tengas razón, después de todo, todos sabemos que por la boca muere el pez. ¡JA!- Se creía muy graciosa la mujer salvaje. Antes de llegar a la capilla se escupió en las manos de uñas sucias de tierra y se humedeció el pelo para aplastarlo y hacerse una coleta. Así le había enseñado el bardo Daélric, bueno, lo de utilizar su propia saliva en vez de agua era invención suya.- Buscamos a Ferrin Kastilar. Necesitamos su inestimable opinión, como servidor de aquel que reposa bajo la sobra de las Hojas de Roble*. Es un asunto de vital importancia.

Leokas caminaba junto al pequeño grupo que se había formado para ir hasta la capilla de Obad-Hai. Se aseguró de mantener una distancia de seguridad de Lictea al recordar el exhaustivo y casi invasivo examen médico que le había realizado el día anterior en la capilla de Pelor. Aquella mujer parecía haber llegado a tal punto en su unión con la naturaleza que parecía haber perdido el respeto por el espacio vital de una persona.

Por suerte para el semielfo, no hubo ninguna clase de acercamiento incómodo en el camino aunque la mujer continuaba mostrando un marcado desconocimiento de las convenciones sociales. No obstante, parecía ser la más adecuada para tratar con la persona al cargo de este lugar pues la sencillez y el aspecto de este lugar así lo sugerían. De modo que se mantuvo en silencio y a la expectativa de lo que ese tal Ferrin Kastilar tuviese que decirles tanto de la enfermedad como de las extrañas algas que Argot encontró.

Kranjstar entra un tanto angustiado a aquella capilla. Ya había estado ahí y lo cierto era que había pasado por completo de lo que necesitaba el morador de aquel lugar. Ir a las Marismas Hool era un tema muy complicado y no contaba con los recursos, ni gente que le apoyara para ello.

-Que la sabiduría de Obad-Hai, os ilumine.- dice a modo de saludo ante la presencia de Ferrin Kastilar y tal vez en este momento se podía notar que el símbolo de la fe del clérigo, era el mismo que representaba a este templo.

Complementado lo pronunciado por Lictea... -Seguramente no habría otra persona que pueda ayudarnos en esto que nos apremia. Bien sabría que no me atrevería a molestarle sino fuera así. Nuestra querida Lyra nos ha recomendado ampliamente el hacerle esta consulta.- mira al mediano-pez tratando de darle una señal para que procediera a mostrar lo que había hallado.

- *Mi nombre es Lictea, de los Lykanthropoi.*  Era un mediano pero ahora se está transformando en una especie de hombre-pescado.- Dijo sin mostrar que también le parecía de lo más feo que había visto en su vida.- Una extraña enfermedad que parece contagiosa. Y digo enfermedad porque hay gente que no soporta la transformación y muere. Por lo que él dice acabará siendo también un anfibio pues dice que ha mejorado sus capacidades de nado.- Si  Ferrin era el protector de los anfibios y el mediano pasaba por uno de ellos tendría la obligación de socorrerlo.- ¿No es increíble? Quizá acabe pudiendo respirar bajo el agua y poniendo huevos entre las algas, jeje. Y hablando de algas.- Miró al mediano para que se las mostrara al druida.- Parece que esta sardina ha encontrado unas extrañas algas que yo no soy capaz de identificar. También soy druida, pero pastora de lobos y el mundo acuático no lo domino mucho. ¿Podrías identificarlas? ¿Había tenido noticias de esta enfermedad?

El clerigo miró con algo de desconcierto al druida del lugar, no le recordaba tan... "descortés".

Lictea parecía manejarse bien con este mediano druida y parecía que este terminaría por colaborar al tratarse de temas que eran de su interés, pero algo puso la mente de Kranjstar en otro lugar. 

*Recordó algo importante que estaba sucediendo. Se acercó para hablar a Lictea al oído -Crees que él pueda ayudar con lo del incendio en la posada?-*

Argot dejó que Lictea fuera la que hablara, tal vez se llevaran bien entre locos de los animales. Cuando escuchó lo de las algas y dio un paso adelante. De su puño enseño las algas extrañas - Vea si puede decirnos algo sobre estas algas y si pueden producir alguna enfermedad.

Después de ver el recibimiento que les dio el druida al cargo de la capilla, Leokas se preguntó si ese comportamiento era alguna clase de deformación profesional al pensar en la peculiar mujer que los acompañaba. Lictea enseguida se adelantó para expresar el motivo principal por el que se habían presentado ante el mediano y el semielfo asentía como confirmando cada punto en el que él podía dar fé. -Alguno incluso llegó a afirmar que podía tratarse de alguna clase de encantamiento.- Intervino cuando la mujer aseguraba que se trataba de una enfermedad. -Pero lo claro es que nadie hasta ahora ha sido capaz de esclarecer un foco de infección o alguna coincidencia que pueda llevarnos al origen.- No sabía si su aportación sería de ayuda para el sabio asceta, pero mejor era expresar sus inquietudes y ser desmentido a callarse sus sospechas y lamentarse por no compartirlo cuando tuvo oportunidad. 

En cuanto Ferrin escuchó que Argot podría estar transformándose en un hombre mitad anfibio hinchó los carrillos y comenzó a dar saltos como si él mismo fuera un sapo. ¡Oh! ¡Que alegría, Lorys! ¡Qué alegría! ¡Jamás pensé que viviría para ver semejante transformación! ¡Lorys y yo también queremos que sea así! ¡Esto no es una enfermedad, esto es Obad - Hai que le ha dado una nueva vida! ¡Alabado sea Obad - Hai y toda la naturaleza que él compone! ¡Alabada sean sus decisiones y sus creaciones! Continuó gritando mientras saltaba de un lugar a otro.

En cuanto vio las algas no pudo evitar cogerlas y analizarlas. Las olisqueó, e incluso las llegó a probar. Luego se las dio a Lorys, pero parece que hizo algún tipo de gesto de desagrado, así que Ferrin se enfadó con él y tiró las algas al suelo. ¡Agggh! No sé lo que son, pero son muy negras. Si nos las dejais, quizá Lorys pueda decirme de qué se tratan. Venid mañana por la mañana, y si no hemos tenido mucho trabajo, tendremos una respuesta para vosotros. Pero recordad que lo que le pasa a este hombre anfibio, no es una maldad ni una enfermedad, es una auténtica virtud.

- Muy bien. Volveremos mañana en busca de respuestas.- Dijo la mujer sin querer discutir con el druida acerca de que si moría gente en la transformación sí podía considerarse una enfermedad. Lograba entender al druida. Si en vez de asquerosos y repugnantes sapos o peces se estuvieran convirtiendo en adorables lobos, Lictea actuaría igual. Tras alejarse un poco volvió a posar su atención en el mediano.- Qué, estarás contento. Si no te curas podrás vivir aquí a cuerpo de rey, juas, juas.- Su calenturienta mente imaginaba esperpénticos actos sexuales entre el druida de Obad-Hai y el mediano-sardina. No era ella quien para juzgarlos pero eso no quitaba que le produjera cierta gracia la situación del "manos-largas". Antes de irse Lictea quiso tratar otro tema con Ferrin, así que volvió a buscarlo ya en la intimidad.

- Disculpa...- Lictea volvió a molestar al extravagante druida para tratar el tema de los campos de los Licor ambarino.-...Hay otra cosa que me gustaría comentarte.  Los Licorambarino están sufriendo grandes pérdidas en sus campos de viñedos. Son una aberración, ya lo sé, pero me picó la curiosidad y fui a echar un vistazo. Al parecer los cuervos se comen los racimos y los varanos campan allí a sus anchas. Encontré también huellas de humanoide acompañando a los varanos. ¿Sabrías algo de esto? Seguí las huellas de esos lagartos hasta el bosque, pero allí perdí el rastro del humano. ¿Crees que podría haber un druida implicado?- En el tono de Lictea no había rastro de acusación alguna. De hecho no estaba en contra del hecho en sí. Si por ella fuera podrían arrasar los campos de los Licorambarino para dejar que la Naturaleza siguiera su curso natural. Aún así miró fíjamente al druida, tratando de discernir la mentira o la verdad en sus reacciones. No sospechaba de él en concreto pues el humanoide era un bien grande.

Argot estaba asustado, aquel druida estaba mal de la cabeza si veía su transformación como una bendición. Un escalofrío le recorrió el cuerpo pensando que tal vez no quisiera ayudarlo. No podía permitirlo, había que vigilarlo.- Señor Ferrin, si me permite preferiría esperar aquí  hasta que obtenga sus resultados y vea si me puede quitar esta... - Como decirlo sin molestar a lo que le podría salvar - Transformación tan curiosa. Sin duda mi aspecto no es bien entendido en el exterior de este templo por tantos ignorantes que hay sobre la naturaleza, por lo que si al final esas algas tienen alguna respuesta sobre mis cambios quiero estar ahí cuanto antes para ver si hay alguna posibilidad.

El clerigo siguió un tanto al margen de todo esto, pues Lictea lo estaba manejando bastante bien.

Una vez se definió el tema de la espera para la respuesta, Kranjstar se dispuso a tratar el otro tema que le traía junto a Lictea, pero nuevamente fue la chica lobo la que tomó la palabra y se apartó un tanto para hablar con privacidad.

Cuando Lictea termina de hablar con el mediano druida, el clerigo toma la palabra para aclarar cierta curiosidad Es una pena no haber podido cumplir con su encomienda... Logró siempre encontrar a personal dispuesto para ir a las marismas Hool?

No sé si habrá un druida o no implicado en lo que les está pasando a los Licorambarino, dijo mirando a su sapo, pero es una familia muy peligrosa y tiene muchos enemigos. ¿A qué sí, Lorys? Así que pueden ser muchos los motivos por los que les quieran hacer daño, y tal y como indicas que un druida estuviera implicado, no sería ninguna sorpresa, como os digo, hay mucha gente que les teme e incluso que les odia. ¿Eh Lorys, a qué tú eres uno de esos?