Partida Rol por web

Este gradioso teatro tiene casi tres pisos de alto. Su fachada muestra intrincadas tallas de famosos personajes de casi una docena de obras y óperas bien conocidas (la mayoría de los cuales serían difíciles de reconocer para el obrero medio de Tormentos Cristalinos), así como arios personajes de producciones facilonas más populares (sobre las cuales los ciudadanos de clase alta de la villa fingirán un total de desconocimiento).

Un gran auditorio de tres plantas llena la mayor parte del teatro. La planta baja cuenta con bancos bajos de piedra, abiertos a cualquiera que pague 1 pieza de plata de entrada. Por desgracia, no todo el elevado escenario es visible desde este nivel. El piso intermedio tiene asientos más cómodos y permite una buena vista del escenario, aunque cada localidad cuesta 5 piezas de plata. Los mejores asientos del lugar solo los palcos privados que bordean el piso alto. Cada uno puede acomodar a seis personas y cuesta 10 piezas de oro por cabeza.

Las noticias de mi existencia rondaban por toda la ciudad y todo por aquella pareja de humanos del cementerio. Es por ello que me había visto a obligado a permanecer escondido cerca del teatro y estudiar el lugar, pues al fin y al cabo era demasiado pronto para acceder al teatro por cualquier luegar.

No obstante, ésto resultó provechoso. Los madrugadores hablaban de los sucesos del día anterior y aquella información nunca caía en saco roto por nimia que fuera, y gracias a ella había averiguado que si no podía lograr la protección del señor de los filos, bien podría intentar ganarme la del noble o incluso tentar a la suerte y presentarme en la arena de los seguidores de Kord, aunque en éste caso ya sería imposible permanecer oculto y me vería obligado a ganarme la amistad de la ciudad si en verdad querría mantenerme protegido.

¿Cómo podría hacer eso?

Me pregunto intentando imaginar una manera para ello y sin ningún tipo de éxito.

Quizás pueda intentar colarme entre los actores...

Pienso en otra opción mucho más interesante, no sólo por su teórica facilidad, sino también por ser la manera de vigilar a esa gran estrella terrenal. La opción no resultaba tan descabellada, así que salí de mi escondrijo en busca de la puerta de los actores y no de la concurrida entrada principal.

Gracias a lo pequeño que era tu cuerpo logras introducirte en el interior del teatro por la puerta trasera. La sala a la que accedes está completamente llena de decorados amontonados. Además estaba todo lleno de vestidos y disfraces. No estaba muy ordenado que digamos, por lo que esconderte sería una tarea muy sencilla. 

En aquella sala había tres puertas entre abiertas donde poder introducirte. Una al norte, otra al noreste y otra al este.

Permanezco escondido entre los vestidos, a la espera de si aparece alguien y saber con quién tendré que vérmelas antes de continuar explorando el lugar.

Parece que a esas horas no había mucho movimiento. Era normal, los hombres de la farándula acostumbraban a vivir de noche y dormir por el día, por lo que era probable que tuvieras algo más de libertad para moverte.

Así que lograste colarte por una de las rendijas de la puerta para seguir explorando el lugar. Aquello parecía otro almacén, tan solo había más vestidos y decorados, así como material más genérico.

Quizá por las otras puertas habría algo más interesante.

Éste podía acabar siendo un buen lugar donde esconderse sin tener que abandonar el teatro, pero por el momento continuaría investigándolo.

Aquí se almacenan más decorados y vestidos. La puerta que otra puerta que hay en la habitación y que lleva a otra parte del escenario está cerrada con llave, lo que te impide soberanamente acceder al otro lado.

No me gustaban las puertas cerradas. Mi pequeño tamaño podía tener sus ventajas, pero en éstos momentos y con mis fuerzas mermadas, resultaba un impedimento para poder atravesar esos obstáculos. Así que únicamente podía regresar al pasillo de nuevo y probar por la última puerta que me quedaba.

Aquella última puerta que te quedaba por investigar era la que llevaba al escenario del teatro. Sin duda te habías adentrado por la parte trasera del lugar y ahora habías salido a la parta abierta. Afortunadamente tu tamaño seguía dificultando al resto de la gente que te vieran y pudiste moverte de forma desapercibida.

Te colocaste en un rincón y comenzaste a analizar la zona:

A poco más de un metro y medio estaba el escenario, el lugar donde te encontrabas, este escenario de madera está lleno de trampillas que permiten a los actores ascender y descender, para realizar efectos especiales. También hay una pasarela que cruza sobre él, a la que se llega por unas escalerillas, para poder hacer descender cosas según sea necesario.

Un poco más allá está el patio de butacas, está lleno de bancos y podría albergar a 100 personas sentadas y a otras 100 de pie.

Y al final del todo está el lugar por donde entra la gente, y donde se encuentra el taquillero durante las representaciones.

Ahora todo era un despliegue de medios y de actores, todos ellos andaban distraídos ensayando textos, probándose disfraces o simplemente relajados tomando algún brebaje.

Desde allí apreciaste la puerta por la que antes no pudiste pasar por estar cerrada, y otra puerta más que llevaba a otro lugar del teatro que aún no conocías.

Desgraciadamente para ti, llegar hasta esa otra puerta supondría un riesgo, ya que tendrías que atravesar el escenario sin ser ni visto ni escuchado. Todo un reto para ti, mucho más ahora que parecía que habían dado la voz de alerta en la ciudad sobre una extraña criatura que rondaba la ciudad.

Esa supuesta gran estrella debía encontrarse aquí, en algún lado entre toda ésta gente, pero resultaba complicado averiguar quién era. Provablemente fuera humana, pues nos encontrábamos en una ciudad humana, y hembra si acaso el Señor de los Filos no había sido completamnete engañado por uno de estos actores. Ésos detalles reducían el número de candidatos a... demasiados.

Tuve que reprimir un chasquido de desagrado. La única opción que tenía era permanecer escondido en éste lugar hasta localizar a esa estrella, que por otro lado, provablemente no se encontrara entre éstos y acudiera unicamente cuando ella quisiera, como todo aquel a quién se le otorga excesivo protagonismo y se le acaba subiendo a la cabeza.

Entre bambalinas, volví a examinar el lugar y encontré el lugar adecuado para averiguar quién era Aydi. Desgraciadamente, era un lugar peligroso, pues era una encerrona con dos únicas vías de escape de las que una estaría facilmente bloqueada, aunque no tenía muchas más opciones.

Evitando salir al escenario, trepé por las escalerillas hasta la pasarela superior, terriblemente consciente de que no podía estarme allí eternamente y debería escapar en cuanto tuviera oportunidad si quería permanecer oculto. Quizás tuviera suerte y la representación no incluyera esos artificios.

Aunque pensabas que no estaría allí no tardaste nada en darte cuenta quien de todos ellos era Aydi. Sin duda, allí había una mujer que mostraba grandes dotes de agilidad y movimiento, además de que sus interpretaciones eran increíbles y sus actuaciones gloriosas. No necesitaste mucho tiempo para averiguar quién era puesto que todo el mundo no hacía más que vitorear su nombre y alagarla.

Allí estaba Aydi, que salvo por sus brillantes actuaciones, tal y como sabías, no mostraba ninguna peculiraridad más.

Solo podías comprobar que era muy querida por todos los allí presentes, nada más.

Aunque esos sentimientos que despertaba la brillante Aydi no resultaban extraños. Bien sabía que muchos humanos eran codiciosos en extremo y que aquella mujer estuviera de su parte no hacía sino garantizarles una bolsa de monedas al final de cada día.

Pero esos detalles resultarían nimios para Larsken según los rumores, por lo que me veía obligado a permanecer en éste precario lugar durante algún tiempo más a la espera de más datos.

Mientras permaneces allí subido, escondido entre la tarima del teatro y observando a la mujer te das cuenta que comienza a hacer algún tipo de gesto con la nariz. Como si empezase a olisquear el ambiente. Segundos después se gira rápidamente hacia donde estás, no parece que te haya detectado, pero si que está mirando a algún punto cercano a ti.

¡He oído algo! - Dice la mujer - Creo que en el escenario debe haber algún bicho, quizá se haya colado otra rata de esas. ¿Por qué no miráis a ver?

Sentí como se me erizaba el espinazo hasta la punta de la cola. Esa mujer sabía que estaba allí, pero del mismo modo que ella había averiguado eso, yo había descubierto otra cosa sobre ella. Y es que ningún humano tiene semejante olfato. Si hubiera sido de esa manera, no habría conseguido permanecer oculto tanto tiempo.

Pero ella también se estaba ocultando, aunque de sus mismos compañeros que tanto la alababan y adoraban la tierra que pisaba.

- ¿Cómo actuarían de saber su secreto?

Me pregunté imaginando que si había sido capaz de detectarme con su naríz, en verdad sería capaz de escucharme sin siquiera alzar la voz, comprendiendo claramente que más le valdría permitirme permanecer escondido.

La gente del teatro se ponía a investigar la zona que había señalado Aydi pero ninguno de ellos lograba encontrarte. Parecía que tu escondrijo había dado resultado. El problema vino cuando la mujer insistió mientras gritaba y se acercaba al escenario.

¡Despejad la zona! Quitad todas las cosas del escenario. ¡Si es una rata entre todos daremos con ella! No podemos dejar que estas apestosas nos destrocen una actuación porque hayan decidido darse una vuelta por aquí.

¡No puedo permitirlo!

- ¿¡Rata!?

Chillo sin nada que perder bastante molesto y saliendo orgulloso de mi escondite, que en cualquier caso pronto sería descubierto ante su insistencia, dirigiéndome a ella amenazante.

- Cuidado con tus insultos demonio con piel humana, tu tienes más que perder que cualquier otro.

¡Oh mierda! Es la criatura esa de la que hablaban en el periódico. Tened cuidado, puede ser muy peligrosa. Y tras las palabras de aquella mujer muchos de los allí presentes comenzaron a gritar y a salir corriendo en todas las direcciones. La mujer tomó un palo de madera y lo cogió con ambas manos.

¿Así que puedes habler, eh? Lárgate de aquí, no queremos que nos espantes a los espectadores. Dijo mientras se quedaba a solas contigo.

Realmente a solas no, porque a su alrededor estaban el resto de actores corriendo y gritando de forma asustada.

- ¿Espantarlos yo? - río realmente divertido - No te equivoques. Nadie sabe que estoy aquí y así seguirá si ninguno abrís la boca.

Indico ya más serio al tiempo que camino por el escenario intentando imaginarme como era el teatro un día de sesiones, y con la algarabía de los actores bien podrían estar representando una batalla.

- ¿O qué crees que hará la gente si averiguan que anduve sobre estas tablas?

El lugar adquiriría fama de atraer demonios, diablos y demás criaturas impías entre todo tipo de infortunios.

-Nadie se acercaría. Incluso podrían pensar que planeáis desatar los infiernos en la tierra ¿No cree ama?

Concluyo divertido y haciendo oscilar mi cola.