Partida Rol por web

El sauriano se aproxima al ostentoso edificio ignorando por completo las delicadas tallas que decoran su fachada. El teatro nunca ha sido una actividad muy arraigada en la cultura de los hombres lagarto, menos aún entre los miembros de su casta. Adentrándose en el teatro Yaotl busca a cualquiera que pudiese darle indicaciones.

- Saludos - dice una vez ha dado con uno de los empleados - Vengo en nombre de Silark, líder de los hombres lagarto de esta aldea. Me ha sido confiado el encargo de dar con cierto diablo azul y mis pasos me han llevado hasta aquí. ¿Sabéis de alguien que pueda tener algo de información al respecto? En caso contrario, tengo entendido que Aydi Zarastian podría encontrarse en este lugar ¿cabría la posibilidad de hablar con ella?.

El teatro estaba cerrado pues la función aún no había empezado. Por ahí solo se encontraba la mujer que vendía las entradas para la función. Pero tomó el recado. Para hablar con Aydi hay que pedir cita. Venga usted después de comer, venga por La Tarde y veré si ha aceptado su invitación. Dijo de forma seca y sin querer dar mucha más explicaciones.

Yaotl parece visiblemente decepcionado. Esperaba que en aquel lugar pudiesen proporcionarle algo de información, pero no fue así. El sauriano asiente antes de despedirse.

- Gracias. Volveré.

Mirando a un lado y a otro Yaotl intenta decidir cuál sería su siguiente paso. No sabía que aspecto tenía ese "diablo azul" del que le habían hablado, ni esos "hombres lobo". Ni siquiera sabía qué aspecto tenían esos druidas que Silark le había descrito. Sólo esperaba que hablar con Aydi le ayudase de algún modo a esclarecer todo aquel asunto.

El sauriano, con gesto decidido, se aleja del edificio, torciendo a su izquierda y mezclándose entre la gente que recorre las calles.

Este gradioso teatro tiene casi tres pisos de alto. Su fachada muestra intrincadas tallas de famosos personajes de casi una docena de obras y óperas bien conocidas (la mayoría de los cuales serían difíciles de reconocer para el obrero medio de Tormentos Cristalinos), así como arios personajes de producciones facilonas más populares (sobre las cuales los ciudadanos de clase alta de la villa fingirán un total de desconocimiento).

Un gran auditorio de tres plantas llena la mayor parte del teatro. La planta baja cuenta con bancos bajos de piedra, abiertos a cualquiera que pague 1 pieza de plata de entrada. Por desgracia, no todo el elevado escenario es visible desde este nivel. El piso intermedio tiene asientos más cómodos y permite una buena vista del escenario, aunque cada localidad cuesta 5 piezas de plata. Los mejores asientos del lugar solo los palcos privados que bordean el piso alto. Cada uno puede acomodar a seis personas y cuesta 10 piezas de oro por cabeza.

Mientras caminaban hacia el teatro el hombre lagarto intercambiaba con su curioso compañero algunos detalles sobre su raza y su cultura.

- ¿Beber para emborracharnos? - preguntó a su vez Yaotl sorprendido - Mi pueblo no suele beber otra cosa que agua y quizá el néctar de algunos frutos, pero desconozco si alguna de estas bebidas tienen un efecto como el que comentas. Sé de algunos chamanes que consumen plantas que parecen causar un efecto como el que mencionas. Peyotl, le llaman, y lo usan para entrar en contacto con los espíritus ¿te refieres a ésto cuando hablas de emborracharse?

Minutos más tarde su pies se detuvieron ante el ostentoso edificio. El teatro del León y sus estatuas le daban la bienvenida.

- Aquí es - dijo el sauriano - mis poderes se limitan al uso de la lanza y el escudo, no hay nada de sobrenatural en ello, es por ello que una misión como ésta se encuentra más allá de mis capacidades. Necesitaré tu ayuda a partir de ahora.

Acercándose a la mujer que expedía las entradas para las distintas funciones Yaotl volvió a presentarse.

- He vuelto, tal y como se me dijo. ¿Podemos hablar ahora con Aydi Zarastian?

Atentamente escuchaba las palabras de Yaotl, eran detalles que nunca en mi vida habia escuchado. El peyotl que habia mencionado se escuchaba muy interesante, sin embargo no eran los tipos de sustancias que a mi me gustaban probar.

-Cuenta conmigo Yaotl, juntos lograremos nuestros objetivos. Tras llegar al grandioso teatro simplemente me mantuve al margen de los hechos, observaria la actuacion de Yaotl y las conversaciones que tenia con la chica de la entrada. Al parecer el hombre lagarto ya habia venido aqui con anterioridad. Por lo cual esperaria la respuesta de la chica para hacer mi siguiente movimiento.

El teatro de Tormentos Cristalinos tiene en nómina a un grupo de actores y artistas de buen talento, pero la mayoría de óperas, conciertos y obras representadas corren a cargo de compañías itinerantes. Las funciones tienen lugar entre tres o cuatro veces a la semana.

El teatro también sirve como casa gremial de los artistas de la ciudad, un grupo de artistas y músicos de talento que depende unos de otros para obtener consejos y publicidad. Un extenso nivel subterráneo ofrece albergue a los miembros del gremio, y los rumores insisten en que aquellos que conocen la clave correcta y tienen dinero suficiente, pueden contratar "funciones" privadas de los miembros de mayor talento.

Su maestre gremial es Aydi Zarastian, quien resulta ser hoy la protagonista de la obra que se está representando ese mismo día. Aunque se dice de ella que es una mujer misteriosa, pues jamás ha asistido a una sola fiesta y casi nunca se la suele ver fuera del teatro. Es una presencia de la ciudad muy poco accesible.

Aydi Zarastian estaba preparando el escenario para ensayar la representación de aquellos días. Cuando los vio aparecer no se podría decir que se alegrara de verles.

Sin prestar demasiada atención al resto del reparto ni a los asistentes que ayudaban a montar el escenario, el sauriano y su compañero se dirigieron escaleras abajo hasta donde se encontraba la mujer.

- Aydi Zarastian, supongo - el guerrero se inclina ligeramente - Mi nombre es Yaotl, heredero de Quetz-Atl, de la sangre de Atl-Antica. Silark, líder de los hombres lagarto, me envía. Es evidente que estás ocupada, pero hay ciertos asuntos que me debemos tratar contigo con urgencia.

Extendiendo la mano el sauriano invita a la mujer a acompañarle tras bambalinas, hasta un lugar apartado donde poder discutir los temas que le traían hasta allí.

Aydi acompaña al hombre lagarto y al hombre que habían venido a visitarle. Los miró de arriba abajo sorprendida sin saber por qué motivo Silark querría hablar con él. ¿Y qué quiere él de mi? ¿En qué puedo ayudarle?

Yaotl se cruzó de brazos y frunció el ceño. No había manera sencilla de decir aquello y el sauriano no estaba acostumbrado a pensar tanto. Miró por un instante a su compañero, sabiendo que la situación sería cuanto menos incómoda para él.

- Somos nosotros, más bien, quienes venimos a ofrecer nuestra ayuda. Hace unos días un diablillo azul se presentó ante Silark en busca de auxilio - el guerrero miró fijamente a la mujer. Nunca había visto a un hombre lobo, y aquella humana le parecía igual a todas las demás - Mencionó tu nombre. Hablaba de una infección que amenazaba con poner en peligro a varios habitantes de esta aldea. Hablaba de hombres lobo. ¿Podrías explicarnos a qué se refería? Cualquier información nos sería de gran ayuda.

La cara de Aydi fue un auténtico poema pues no comprendía lo que le estaban contando. ¿Hombres lobo? ¿Infecciones? Dijo repitiendo las palabras del extraño hombre lagarto y encogiéndose de hombros. No puedo ayudaros, pues no sé nada de eso, ni de lo que me estáis contando, ni de la presencia de un diablillo azul.

Tras la respuesta negativa por parte de la senorita Aydi, simplemente me limitaria a voltear a ver a Yaotl consternado con un rostro lleno de confusion y dudas.

Esperaria sus respuestas para despues comenzar a preguntar. Necesitaba saber que tan certero estaba mi acompanante en cuanto a la informacion que llevaba consigo.

Yaotl volvió a fruncir el ceño. Es posible que no conociera de nada a aquella mujer, pero si había algo que no le agradaba en absoluto era que le mintieran. El sauriano se inclinó hacia adelante con los brazos cruzados.

- ¿Estás segura de lo que dices? - inquirió el hombre lagarto - Una criatura así imagino que no se ve todos los días. De haberla visto seguro que la recordarías. ¿Porqué mencionaría alguien así tu nombre? ¿Porqué hablaría de ti como una amenaza para la ciudad? Confío plenamente en las palabras de Silark. Daré con el diablillo y con aquellos que dicen ser hombres lobo y no descansaré hasta llegar al fondo de esto.

Yaotl dio media vuelta dispuesto a abandonar el escenario.

- Si no puedes sernos de ayuda seguro que alguno de tus compañeros sí que lo es.

Haz lo que te de la gana. Y dile a Silark que deje de meterse en mis asuntos y de acusarme de ser un hombre lobo, él es un hombre lagarto, como tú y como todos los de esa embajada que dirige y yo no me meto con ellos. Yo no he hecho nunca nada contra ellos, así que que haga el favor de no lanzar rumores y chismes sobre mi. Dile que se meta en sus asuntos, que bastantes problemas tiene, que no se busque más. Lamentablemente allí no había nadie que estuviera dispuesto a ayudar a Yaolt, así que no encontró a nadie que pudiera pararse un minuto a hablar con él. Todo el mundo parecía muy ocupado.

-Tranquila señorita Aydi, he escuchado atentamente a las palabras de mi compañero aqui presente y no me ha parecido que la haya acusado a usted de ser hombre, o en su caso, mujer lobo. Simplemente buscamos indicios o rumores que nos ayuden a defender a Tormentos Cristalinos de una posible infeccion y proliferacion de hombres lobos. En nombre de Yaotl y en mi nombre le pido disculpas si le parecio que le faltamos el respeto. Finalizaria mi interaccion con la señorita Aydi esperando una actitud positiva por parte de la artista.

Espararia que Yaotl entendiera tambien la situacion y fuera mas sutil al soltar sus palabras.

El hombre lagarto, sin volverse, escuchó las palabras de su compañero. Gruñó de frustración. El humano tenía razón. Debía medir sus palabras si quería averiguar a dónde conducía aquella sarta de mentiras, fuera quien fuera aquel que las hubiera tejido.

- Mis disculpas, ichpokatl - Yaotl se volvió hacia la actriz con los brazos extendidos en señal de arrepentimiento. Pocas veces en su vida había tenido que adoptar esa postura - Entiendo que mis palabras hayan podido ser una afrenta para usted. No era mi intención se lo aseguro. Abandonaremos este recinto si así lo deseáis. Aún así debe perdonar mi atrevimiento. Pondría la mano en la boca de un oselotl antes que poner en duda las palabras de Silark. ¿Quién entonces tendría motivos para difamarla de ese modo? Es posible que aquel diablo azulado no sea sino un mensajero. Alguien enviado para sembrar la discordia. ¿Sabéis de alguien capaz de hacer tal cosa?

Aydi se quedó pensativa. Asintió ante las disculpas de sus interlocutores y pronto respondió. Perdonad, últimamente estoy muy nerviosa. Circulan muchos rumores sobre mi, y uno de ellos es que soy una mujer lobo. Esto está repercutiendo en el teatro y cada vez son menos los que vienen a ver nuestra función. Pero, ahora que preguntáis por una persona que pueda estar hablando mal de mi, tengo un nombre. Estoy casi segura. Dijo haciendo realidad sus pensamientos. Él es Daryn Larsken, evitad decid que he sido yo quien os ha dado su nombre, podéis meterme en un lío, pero investigadle a él, y seguramente halléis las respuestas. Él es quien está propagando el rumor de licántropos por la ciudad, y señalándome a mi como origen del mal. Lo podréis encontrar en la Escuela de los Filos, él es el propietario.