Partida Rol por web

Parte sala de bailes, parte taberna, parte posada y parte burdel, la Dríada bailarina es uno de los edificios más notables de Tormentos Cristalinos. Presenta una fachada colorista, que parece fuera de lugar en su ubicación cercana a los barrios bajos. Sus muros están jalonados de columnas de mármol talladas para semejar árboles, y una "imagen silenciosa" permanente de una escandalosa mujer contoneante, de piel pálida y cabello verde, ondula sobre la puerta principal en un escenario en miniatura que representa una cañada forestal.

En su interior, la sala principal está llena de mesas para jugar a las cartas, dados y otros juegos de azar, todos controlados por la casa. Hermosas mujeres vestidas como dríadas  y ninfas anotan los pedidos junto a bellos mancebos  vestidos como sátiros y pixis. Un gran escenario, en el extremo más alejado, muestra un réplica a escala real de la cañada en miniatura que sobre la entrada; las noches en las que la dríada baila sobre ese escenario suelen ser las más concurridas.

Los clientes pueden alquilar habitaciones en el piso superior ara pasar la noche pero la mayoría de la clientela o hace para fines más carnales. Los camareros y camareras no solo ofrecen bebidas en este lugar.

Hay algo que no os sorprende en este local, vuestro querido y gordo Flanigan está en el local, distraído jugando a los dados con otras personas. Están sentados en una mesa y parece que empieza a estar un poco borracho.

Luego de un par de palabras y de que Zarus le comentara a Layla sobre el estado de indisposición en el que se encontraban los bardos, los dos jovenes se resolvienro a ir hacia la Dríada bailarina en un intento de buscar mejores prespectivas, -Al menos el personal de ese lugar debería lucir mas sobrio- eso creía Zarus.

La sorpresa fue grande al ver a aquel regordete y al notar de que el lugar era mas de lo que en principio pensaba -Hay que buscar algo que comer- dijo Zarus mientra se llevaba una mano a su estomago y veía deslumbrado al personal femenino que transitaba por el corredor, pero lo que mas le simpatizo fue la idea de aprovechar las circunstancia y lograrse hacer a algo de dinero

-Como te va con la actuación?- pregunto a Layla con una sonrisa picara.

Cuando Zarus le explicó a Layla el lamentable estado de aquellos bardos, la ceja de la joven se enarcó en un gesto de evidente disgusto. Asintió con la cabeza ante su proposición de ir a otro lugar y le siguió.

Llegaron a otro local. Al entrar, Layla se detuvo en la puerta. - Aquí no vamos a encontrar lo que buscamos... - Le susurró mientras sus ojos grisáceos recorrían aquel lugar. Se detuvo ante la imagen de aquel hombre gordo que le había importunado nada más llegar a la ciudad. 

Apartó rápidamente la mirada, no quería que aquel hombre volviera a fijarse en ella. Deseaba pasar inadvertida en aquel lugar, por eso le sorprendió tanto la pregunta de Zarus.

- ¿Cómo? ¿A qué te refieres? - Le preguntó volviéndose a mirarle. Su rostro continuaba semioculto bajo la capucha...

Zarus mira a Layla en un tono de seriedad absoluta para luego empezar a habar -Escucha... se que esto no es fácil para un chica como tu, pero debemos hacer lo que sea necesario para sobrevivir en esta ciudad. Mira a estas personas, no hacen mas que derrochar su dinero en un lugar como este, ¿No crees que nosotros haríamos un mejor uso del dinero que ellos desperdician? Solo están hay saciando su vanidad mientras nosotros...-

Zarus parecí algo molesto, estas personas le recordaron a su padre, no hacían mas que pensar en si mismo. -Cuantos de estos hombres no tendrán familia y están aquí "pasandola bien" mientras sus esposas e hijos los esperan en casa preocupados- esto le vino a la cabeza sin poder hacer mucho para evitarlo pues ya había estado del otro lado de la moneda -Con solo lo que uno de ellos gasta en una noche, tu lograrías encontrar a quien buscas y yo hasta podría empezar con un pequeño negocio en esta ciudad- su ultima frase la acompaña con una cálida sonrisa buscando en Layla un copo de comprención. 

A la pregunta de a que se refería, Zarus responde -Es un hecho que necesitamos conseguir con que comer y pasar la noche en vista de que no hemos logrado resolver lo de aquella joya. Tengo un plan para hacernos a algo de dinero, pero necesito de tu ayuda. Será sencillo, estas personas apenas y pueden mantenerse en pie de lo ebrias que están- Zarus le dice que la idea es entrar y que ella finja desmayarse (todo esto dandole la espalda y estando alejada de la mesa en la que esta sentado Flanigan), luego de eso los curioso vendrán y él aprovechara para sacar uno o dos monederos descuidados en caso de que la gente venga en maza, sino el mismo fingirá que no la conoce y empezara a gritar por un medico para que la atienda y será a este al que intente robar si esta lo suficientemente ebrio. Le aclara que si alguien pregunta de que hace en este lugar, ella responda que venia a ver si había trabajo como camarera.

Zarus lucia emocionado al referirle su plan a Layla, sin duda, ademas de la idea de hacer dinero, al chico le gustaba este tipo de situaciones de riesgo en los que la suerte tiene tanta influencia como la misma habilidad, se apostaba el todo o nada... Pero también comprendería si Layla no se sentía preparada para este tipo de situaciones y por eso luego de una pausa agrego -Si te parece muy peligroso podemos hacer otra cosa, tal vez comer primero jajaja- en esas su estomago ruge como un león interrumpiendo su riza, y ahora en su rostro se notaba algo de verguenza.

Layla escuchó cuanto dijo Zarus. Su rostro fue palideciendo según iban tomando forma las ideas del muchacho. Aquel plan tenía aguas por todas partes, y ella temía verse envuelta en problemas antes de encontrar a su hermano.

Pero en una cosa sí que tenía razón, si no hacían algo, al menos ella, no podría costearse sus gastos durante mucho tiempo. 

- Mejor vayamos a otro lugar a comer y pensemos bien lo que vamos a hacer - . Le dijo bajando la voz hasta que llegó a ser un suave susurro. Habían entrado juntos, y lo seguramente más de uno se había percatado de su presencia. No podían arriesgarse tanto, no por ahora... Miró de reojo nuevamente a míster bollo y tras comprobar que el hombre continuaba inmerso en sus juegos, sin haberles visto, salió de aquel local.

Zarus bajo con la cabeza cual perro regañado. Lo cierto era que no podía dejar de lado las pillas habilidades que tiempo atrás le sirvieron para sobre vivir en un entorno hostil y desolado.

A pesar de que estaba acostumbrado a calcular bien sus movimientos, comenzaba a desesperarse, todo parecía volverse cada vez mas complicado y a eso se le sumaba el echo de que ni siquiera pudieron contar con aquellos poco conocidos que viajaron con él. 

-Esta bien, busquemos un lugar en donde comer. También seria prudente ir averiguando sobre donde pasar por lo menos esta noche, de preferencia que sea un lugar bueno... bonito... y barato, o por lo menos los dos últimos- Zarus deja que Layla se adelante un poco a él y con ello quiere indicar que fije el rumbo hacia donde ir, él la seguirá.

Mientras estáis dialogando en la puerta, un tipo se queda mirando a Layla, entonces Zarus se choca con él y le pone una cara extraña. El hombre de pelo largo, alto y delgado, bastante joven y no precisamente con muy buenas pintas aunque salía muy contento del lugar. Sus mejillas sonrojadas se dejaban ver por debajo de la barba. Estaba claro que estaba algo embriagado.

El tipo se le queda mirando al joven y le dice:

Eh! Chaval, a que viene esa cara, qué pretendes, estás buscando problemas?

Zarus, parecía molesto después de que tropiezo con aquel sujeto. Aunque aquello podría atribuirse al hecho de que no le gustara la forma en que se quedó mirando a Layla, algo más se vio reflejado en su rostro.

El tipo se dirige a él en un tono amenazante, Zarus intenta arremete con palabras que le hagan entender que ha sido su culpa aquel accidente -¿De que Habla? No he sido yo quien anda caminando sin ver por donde va. ¿Se puede saber que estaba mirando?- los gestos de Zarus eran sueltos y sin prisa, buscaban hacer ver que para él aquel tono de pocos amigos y la pinta que llevaba su interlocutor, no le intimidaban para nada.

- Lo que yo esté mirando o deje de mirar no es asunto tuyo, paliducho enano, acaso tú eres su dueño. Eh? Me extraña que un tipejo como tu pueda ser o tener que ver algo con esta muchacha. 

El hombre se acerca a Layla le dice: 

- No será que este individuo te esta molestando eh? preciosa. Si quieres te lo quito de en medio. Dijo llevándose su mano a la cintura.

Zarus, reacciona perdiendo su sembante improvisado, para ahora si verse molesto y serio -"Paliducho enano"- su insulto resuena en su cabeza unos segundos, mientras la continuación del dialogo de su agresivo interlocutor, termina por comprobarle que no es mas que un molesto majadero. 

De repente el tipejo se acerca a Layla, insinuandole que si ella quiere podría deshacerse de él, una de las manos de aquel sujeto va a su cintura, como buscando algo, seguro un arma era lo que deseaba encontrar y con ello lucir mas amenazante. Aunque Zarus se moría de ganas por devolverle su insulto y un poco mas, lo mejor  sería no iniciar una contienda, aquello podría poner los ojos del regordete sobre ellos y tal vez el problema pasaría a mayores. En realidad, era difícil adivinar si Flanigan lo tenía como responsable de la perdida de su anillo, en todo caso, no parecía echarlo de menos, justo como Zarus supone cuando le arrebata algo a quien aparenta tener mucho.

Al ver como la situación parecía caldearse, Layla suspiró molesta. ¿Por qué cuando se juntan dos hombres parecen creerse gallos de pelea? Se preguntó.

Se apartó cuando aquel desconocido hizo ademán de acercarse. Lo miró con ojos fríos, desprovistos de cualquier signo de calidez. Estaba cansada de comentarios sobre ella, tan sólo quería pasar desapercibida y parecía atraer continuamente a hombres molestos, que se creían con el derecho a decidir por ella.

- Haced el favor de apartaros y no molestarnos. No es de vuestra incumbencia con quién voy o dejo de ir. Así que si habéis terminado seguid con lo que estabais haciendo... Vamos querido... - Dijo esto último tras cogerse del brazo de Zarus y haciendo ademán de largarse de aquel lugar.

El hombre se te queda mirando con desaprobación, te mira a la cara y te dice:

- Pero tú, niñita, qué te piensas, que una cría como tú puede llegar a alguna parte aquí. Tú no sabes con quien estás hablando, sucia desgraciada. No sabes, lo que estás haciendo yendo con un tipejo como ese. Tened mucho cuidadito de no estar solos en un callejón oscuro, vigilad vuestras espaldas, y vuestros bolsillos, yo tengo en esta ciudad muchos amigos, así que vigilad cada paso que deis. Porque yo os estaré vigilando.

Dicho esto el hombre suelta su arma y se marcha de allí muy indignado y dando un portazo a la puerta. En ese momento la gente mira hacia la puerta y a vosotros, entre ellos vuestro querido y gordito Flanigan.

La situación se puso un poco mas tensionante cuando Layla le termino de dar una bofetada (con sus palabras) al "Tipejo" desagradable. -Seguro que ahora debe estar bien molesto... se lo merece, que tipo tan fastidioso- fue lo que se le vino a la mente al joven Zarus, este había dejado su mirada fija sobre aquel sujeto, esperaba a cualquier ademan que concretase el desenvainado de su daga, pues estaba preparado para arremeter en su contra, en un intento por impedir que lograse disponer de su arma y con ello disminuir la amenaza.

De un momento a otro, Layla agarra la mano de Zarus y con un ademán forzoso, buscaba hacerle entender que salieran de aquel lugar de inmediato, fue aquello de "querido" lo que hizo que el joven le prestara mas atención a ella que al "molestoso", que ahora estaba indignado y molesto. El "tipejo" termina por retirarse primero que ellos, no sin antes declarar ofensas y amenazas sería contra ambos chicos, aunque cuando dijo aquello de los bolsillos, a Zarus le atacaron las ganas de reirsele en su cara, pero al final casi sintió pena de aquel sujeto, pensando que no era fácil repornerse de la negativa de una mujer, menos con la frialdad con que lo hizo Layla.

La retirada de aquel tipo fue bastante ruidosa, de inmediato numerosas miradas estaban sobre Zarus y Layla, lo preocupante era que Flanigan los reconociera, aquello era razón suficiente para emprender una rápida salida. Guardando la  esperanza de que Layla no hubiese resultado afectada por los insultos referidos sobre ella, Zarus se apresura a ubicarse sobre la linea de visión entre Layla y el "regordete", luego le indica a su compañera que salga primero mientras él la cubre. No había claridad de si esto funcionaría, pero en todo caso era mas probable que Flanigan se acordara mas de ella que de él, pues apenas y tuvieron un tropezón en aquel momento.

El rostro de Layla había palidecido ante las palabras de aquel tipejo. Apretó con fuerza los puños y su cuerpo empezó a temblar ligeramente. Estuvo a punto de cometer alguna locura como hiciera hace tantos años. Aquella palabra oscura, que haría que todos los cristales estallaran a su alrededor y que la gente la mirara aterrorizada, había acudido a sus labios. Pero los apretó con fuerza para evitar pronunciarla. 

Sabía que con sólo pronunciarla, aquel hombre dejaría de mirarla con aquella expresión y se largaría asustado, arrepentido de todo aquella mierda que había expulsado por su boca.

La voz de su madre, la que tantas veces la había arropado de pequeña, volvió desde lo más profundo de su corazón... " - Layla, detente... No hagas esas cosas... - " 

La joven respiró profundamente. Abrió sus puños, y poco a poco su cuerpo dejó de temblar. Alzó la mirada y sintió como el techo se les venía encima al darse cuenta de que míster bollo se había girado. Menos mal que no se había quitado la capucha, y desde donde se encontraba difícilmente vería su rostro. Volvió sus grisáceos ojos, prendiéndolos en Zarus y asintió con la cabeza. No hacía falta que hablaran, estaba claro lo que tenían que hacer. Aprovechando los movimientos del muchacho ella salió de aquel lugar, procurando disimular y no llamar demasiado la atención. No más de lo que ya la habían llamado...

Salís de allí sin que la sangre llegue al río y sin que Flaningan os llegase a descubrir. Habéis tenido mucha suerte. Ahora estáis a las afueras de la posada. Pensando un nuevo lugar al que dirigiros...

Zarus aún sentía la necesidad de alejarse mucho mas de ese lugar, no solo por Flaningan, sino por aquel "Tipejo", pues puede que deseara regresar luego de que se percatara de la falta de su monedero -No creí que ese sujeto fuera tan problematico. Aunque me gustaría volver a verlo para darle su merecido, no puedo exponer a Layla de esa forma- Para Zarus ese sujeto era un indeseable, un peligro para quien se cruzara en su camino., claro que él no era un santo, pero no era de los que le gustara lastimar físicamente a alguien solo porque sí.

-¿Te encuentras bien?... ultimamente no me ha ido muy bien decidiendo hacia donde ir, ¿Cual crees que seria el mejor lugar?... te parece bien si caminamos mientras piensas, no parece bueno detenerse- Mira a Layla un poco comprometido por su culpa en aquel "Accidente".

Layla suspiró agradecida al sentir nuevamente los rayos de sol sobre su rostro. Parecía que finalmente todo había quedado en un pequeño accidente con aquel hombre. Habían salido y nadie más les había importunado.

Al escuchar a Zarus, por un momento se quedó en silencio. Desearía volver a ver su casa, aunque no creía que continuara en pie, y si lo estaba, temía comprobar quiénes podían estar viviendo en ella. Pero antes de proponer algo así, sabía que tenían que saciar su apetito. Ella también sentía como su estómago se contraía. Tras el largo viaje en las caravanas, todavía no se habían detenido a descansar. Habían estado deambulando por las calles sin llegar a encontrar descanso para sus pies.

Miró a su compañero, sus ojos se mostraban pensativos, parecía estar mirándolo sin verlo realmente, como si su mente se encontrara viajando a otro lugar...

- Deberíamos buscar algún sitio para comer. Aunque era tan pequeña cuando me fui, que no recuerdo casi nada de esta ciudad - . Le dijo finalmente cuando por fin pareció volver a la realidad. Miró a su alrededor, buscando alguna taberna o posada por las inmediaciones. - Pero esta vez, pase lo que pase, intentemos controlarnos... Si no, finalmente, si seguimos descartando todas las tabernas, no tendremos donde poder saciar el apetito - . Le dijo con un leve timbre irónico en su voz. Le guiñó el ojo para que entendiera que estaba de broma y volvió a ponerse en marcha.

Zarus se sintió regañado con las ultimas palabras de Layla, aquel guiño de su ojo lo tranquilizo, pero aún se encontraban ante la dilema de hacia donde ir. Nuevamente solo vio como recurso aquello de preguntar a algún ciudadano. Esta vez, Zarus busco a una señora que luciera amable y servicial, cuando finalmente encontró alguna se dispuso a exponer un discurso en un tono triste y desolado -Disculpe señora, mi hermana y yo somos nuevos en esta ciudad, no sabemos hacía donde ir y estamos buscando en donde comer y donde pasar la noche, ¿Sabe usted de algún lugar que nos brinde esas posibilidades? Preferiblemente que no sea muy caro- esto ultimo lo dice con una sonrisa que raya en la humildad. -Le puede resultar gracioso, pero a los lugares en que se nos ha ocurrido asomarnos, terminan por ser por completo inapropiados... vera, uno de ellos fue una extraña taberna con nauseabundos sujetos por aquí y por allá, el otro... bueno solo diré quera demasiado extravagante- todos los gestos y movimientos del joven, tendían a buscar parecer muy agradable y simular que era un chico al que no le gustaban los problemas.