Partida Rol por web

El clerigo respiró hondo cuando por sin llego a los viñedos. -Deberíamos buscar si hay un lugar que ofrezca mucha mas seguridad, quizás los Licorambarino tengan cerca alguna choza o lugar a donde guardan lo que recogen de sus tierras.- dice con mas esperanza que razón.

-Haré la primera guardia, sino tienen objeción.-

A Lomenar un poco de lluvia o dormir a la interperie no le molestaba mucho, se había pasado casi toda su vida al aire libre.

Buscó un lugar resguardado donde descansar mientras se ofrecía para la segunda guardia. El cuerpo de su lobo la protegía todo lo posible de la lluvia y el frío.

Con la primera y segunda guardias asignadas, pocas opciones le quedaban al semielfo. -La tercera para mi entonces.- Dijo al fin antes de ser el último en pedir turno. Al igual que hizo Lomenar, se buscó un lugar donde poder descansar tratando de no pensar en la última vez que durmió fuera de los límites de la ciudad, de no recordar a los compañeros caídos. Se limitaría a cerrar lo ojos y a soñar con alguna época más lejana y feliz.

- ¡Uuuoooaaaaaah!- Lictea finalmente abrió los ojos a pesar de las legañas que mantenían sus párpados forzosamente cerrados.- ¡Buenos días!- Contrariamente a lo esperado se levantaba de buen humor. Dormir a la intemperie no suponía ninguna calamidad para la druida aunque lo más duro había sido la pérdida de una compañera, aunque fuera una desconocida.- Volvamos a la civilización.

Lomenar también se despertó casi al momento que lo había hecho Lictea. Había dormido poco y mal y no estaba de buen humor. Además la pérdida de su compañera pesaba en su alma como una losa.

- ¿Y lo que habíamos venido a investigar? Al menos ya no llueve, a ver si podemos hacer algo - comentó con mala leche - Que la muerte de Lilypurr al menos sirva de algo.

El clérigo, apenas y había podido descansar. Estaba lejos de estar acostumbrado a dormir en esas condiciones, pero nunca había tenido una vida de lujos, ni de comodidades, así que aún con el frío que hacia, su voluntad y determinación permanecían en firme.

-Algo es seguro. Debemos regresar. Aún debemos hablar con el druida Ferrin. A ver que razón tiene sobre esas dichosas algas. Debemos dormir, eso si y venir mucho mas preparados para intentar indagar sobre lo que hay mas a allá de estos campos.- mirando con cierto resentimiento en aquella dirección de la que habían regresado. Luego miró a Lictea -Aún crees que podamos enterarnos de algo si hablas con los animales de este lugar?- dejo aquello mas como un comentario que como una duda en sí.

Lomenar asiente y acompaña a sus compañeros

Con un bostezo y estirando sus brazos Leokas se despertó con cierto malestar en el cuerpo. Sus músculos estaban un poco agarrotados por el frío y la dureza del suelo. El resto también se había levantado con los primeros rayos de sol, algunos con peor cara que otros pero listos para seguir con la búsqueda que habían iniciado. Con pocas alternativas a su alcance ahí fuera, el semielfo asintió ante la idea de regresar a la ciudad para recabar algo más de información. Además, también estaba la posibilidad de descansar en algún lugar que no fuese a la intemperie...

En otras condiciones, aquel lugar hubiese sido de un calor agobiante y hubiese provocado que entrecerraran los ojos para no quedar deslumbrados. Pero con el cielo encapotado y esa llovizna, estaba claro que lo único que iban a conseguir era embarrarse en el campo, y quizá pillar algún resfriado

¿Ya hemos llegado? preguntó mientras Aristóteles croaba, insatisfecho por la lluvia ¿Por dónde mirasteis la otra vez? preguntó, ansiosa por entrar en aquel viñedo a curiosear lo que había.

Al llegar a los campos, el clérigo pasó la mirada por los alrededores a ver si lograba apreciar algo en particular. Era poco probable que algo fuera variado mucho en un poco mas de 1 día que pasaron por fuera, pero había que examinar bien a ver que se topaban esta vez.

Escuchó las preguntas de Aire y pasó a responder la segunda -Estos son los viñedos. Estas tierras son el mehoyo de todo el asunto. Según dicen los culpables de los destrozos son los hombres lagarto, pero ya Lictea explicó porque esto es mas una conspiración en su contra que otra cosa.- se detuvo un momento para notar, lo obviamente grande que era el territorio que intentaban examinar.

-Podríamos dividirnos en 2 o 3 grupos y abarcar mas espacio en menos tiempo.- propuso el clérigo.

Una vez llegaron a los campos la actitud de Andrei cambio en gran medida desde el punto que embrazó su escudo y blandió su espada larga, a pesar de lo vieja que era el arma se la veía perfectamente pulida y reluciente como recién salida del herrero dando fe de la diligencia del soldado. Una vez en guardia oteó lo campos evaluando el terreno y las posibilidades, escuchó las palabras de Kranjstar antes de proponer alguna corrección al plan del clérigo.- Hay mucho terreno por cubrir separarnos podría hacernos vulnerables, si atacasen a un grupo aislado cuando el resto llegáramos ya no podríamos hacer nada y al ir llegando de forma separada podrían acabar con nosotros con mayor facilidad al estar tan divididos. Esto es una cacería y nosotros somos los cazadores, para examinar el terreno podríamos hacer una batida, como si de una partida de caza se tratase. Formaremos una linea tan larga como podamos, cada uno estará separado del otro unos noventa metros o la distancia adecuada para que siempre veamos a los compañeros que estén a nuestro lado.- Andrei se acuclilló un momento para dibujar un pequeño esquema sobre la tierra húmeda.-En este tipo de avance los extremos son las parte más vulnerables así que Amber y yo seremos los extremos, dado que creo que somos los que tenemos más experiencia en combate. A nuestro lado irían Lomenar y Lictea pues en caso de apuro sus animales son muy veloces, pudiendo reforzar los extremos o el centro de la linea en caso de necesidad. Por último en el centro, la parte más segura de la formación, estarían Aire y Kranjstar nuestros lanzadores del conjuros deben estar siempre lo mejor protegido posibles para que puedan darnos el apoyo adecuado. De esta forma siempre podremos socorrernos rápidamente los unos a los otros y peinaremos una gran superficie de terreno en un menor tiempo.-por boca de Andrei sonaba la voz de la experiencia, no parecía que fuese la primera vez que daba esas explicaciones o que realizaba aquel tipo de maniobras. Se levantó sacudiéndose la tierra de los guantes preparado para dirigirse a un extremo de los campos y empezar a disponer la formación para su avance.

- Ya lo peinamos dos veces...- Dijo molesta Lictea porque su trabajo fuera despreciado de aquella manera. Lo que realmente irritaba a la mujer era la impertinencia de aquellos dos hombres que, siendo Lomenar y ella las "mandamases" osaran organizar todo el trabajo allí.- El sendero no es muy complicado de encontrar.* Pero si os empeñáis, el plan de Andrei suena mucho mejor. Dejadme a mí encontrar el sendero que nos lleve a la cueva, a que si Lico, ¿eh?- Y le pegó un cariñoso puntapié en los cuartos traseros del lobo. 

La salida de la ciudad sentó muy bien a Lomenar que se encontraba mucho mejor en lugares abiertos, si bien al llegar a los campos de los Licorambarino la vista de la gran extensión de naturaleza "domada" no le hizo mucha gracia. Tenía ganas de llegar a los bosques.

Escuchó a sus compañeros, mientras negaba con la cabeza. Al hablar Lictea asintió:

- Todo esto ha sido ya comprobado y llegamos a la conclusión que la única respuesta a todo este desaguisado estaría relacionada con la cueva que descubrimos. No veo mal que echemos un nuevo vistazo por si hay algo nuevo, pero no veo conveniente separarnos mucho, el sigilo sería una buena opción si queremos preparar alguna trampo como ya indicó Andrei.

- Lictea o yo encontraremos el sendero al lago y la cueva. Una vez allí deberíamos consensuar entrar en la misma o preparar algún tipo de trampa que nos permita obtener más información acerca de a qué nos enfrentamos.

- No subestimemos a nuestros enemigos. - Lomenar ya llevaba suficientes muertes a sus espaldas como para ser muy cauta al respecto.

Esta vez el clérigo Kranjstar encontró un rastro que no había visto antes. Junto a unas pisadas humanoides había otras de algún tipo de animal felino. No eran huellas de lagartos, ni tampoco de lobos, pues parecían terminar en uñas afiladas como las de los tigres o los leones. Pero lo más extraño era que tras las huellas seguía el rastro de algo más, como si fuera una cola demasiado larga para un animal de aquella clase. Quizá se tratase de una bestia mágica que acompañaba al causante de todo el mal que estaba generando a la familia Licorambarino.

Aunque con la lluvia el rastro se había difuminado bastante, parecía haber uno nuevo que sin lugar a dudas se dirigía hacia el mismo lugar. Lico lo había encontrado perfectamente.

Aunque con la lluvia el rastro se había difuminado bastante, parecía haber uno nuevo que sin lugar a dudas se dirigía hacia el mismo lugar. Lico lo había encontrado perfectamente.

Andrei había perdido el tiempo hablando del plan que usarían para peinar los campos. Parecía que las druidas tenían un objetivo más claro a desempeñar y lo ignoraron completamente.

Así que, el soldado solo  pudo tratar de mirar el lugar, sin encontrar nada relevante de lo que sus nuevas compañeros habían comentado. Él no encontraba rastros, ni tampoco indicios de todo lo que habían comentado.

Lo siento, dijo Amber al lo que estaban hablando sus compañeros, pero nunca debí de salir de la catedral de Pelor, creo que me siento mucho mejor allí que explorando estos lugares. Dijo agachando el rostro.

Trataré de hacer todo lo que pueda para ayudar a Margaret y que se sienta mejor. Espero que tengáis mucha suerte en vuestra misión. Dijo la clérigo al tiempo que se marchaba despidiéndose de sus compañeros y regresando al templo de Pelor.