Partida Rol por web

Intenté que no se descontrrolase la cosa -le contesto devolviendo el saludo- yo aparrecí en el cuerrvo de plata, serrá mejorr que esperres aquí, segurramente vengan aquí ellas también.

Balo se postró ante RedHawk. combate le señaló y se señaló. Sólos en sus ojos estaba el fuego de la venganza.

Tendrrás que esperrarr a que sea la horra del torneo.

No me gusta demasiado la situación y los allí presentes parece que tienen demasiadas ganas de matarse entre ellos. Me muestro algo incómodo ante la idea de tener que luchar contra gente así, pero por otra parte me atrae la oportunidad de mostrar mi valía.

-Supongo que este es el orco del que me habíais hablado.- digo sin acercarme demasiado. Por otra parte, el hombre agradecido me ha llamado la atención, así que me acerco a él interesado en lo que ha dicho.

-Perdona que te pregunte-le digo en voz baja pero sin pretender ocultarlo a nadie-¿qué tipo de investigación tienes entre manos si se puede saber?.

Le miro directamente a los ojos, ese tema es algo que me interesa y tal vez podría colaborar con ellos o cambiar algo de información.

Si queréis batallas tendréis que hacerlas a la hora de la arena. Dijo mirando con desaprobación al orco. ¿Entendido?

En cuanto al lugar donde se encuentran los demás, dijo encogiéndose de hombres, no sabría decirles. No fui yo quien los sacó de aquí, sino la criatura que convoqué. Así que no os puedo decir a dónde los ha enviado, pero no creo que ninguno esté fuera de la ciudad. Dijo realmente preocupado. Lo lamento. Pero tenía que evitar la lucha y que nadie sufriese daño alguno.
 

En otro lugar, en otro tiempo y en otras circunstancias habría disfrutado de forma bastante singular un lugar donde matar con las manos desnudas a mis enemigos. Pero Boudiko tenía cosas más importantes que hacer, otras personas y otros lugares por los que preocuparse como para centrar su atención en aquel juego infantil de peleas en la arena.

- Las esperaré aquí, será lo mejor. - Contestó a Redhawk, mientras el orco busca problemas volvía a hacer aparición. Se le antojaba provocarlo y probar suerte a ver si Nestor esta vez se ofrecía a librar al mundo de la inmundicia como él, pero un semi-elfo se le acercó, preguntándole algo.

Con una mano, le pidió un segundo para contestar primero a Nestor. - Gracias por la información, Nestor, y lamento lo anteriormente sucedido. Comprendo las medidas y las respeto. - Allí en el norte solo había una regla sobre aquello. "Su casa, sus normas". Y aquello era más que sagrado.

Tras eso, se acercó a Mai-Cor a quien comenzó a comentarle de que trataba la investigación. - Parece que los fieles de ambas religiones han dejado de asistir a las catedrales. Estamos investigando el porqué. -

¿Porrque no te animas y parrticipas en la competición tu también? ¿Aún hay tiempo Nestorr? Con algo de suerrte podrremos zanjarr cuentas con ese -señalo al orco. Porr cierrto soy Redhawk, que no hemos sido debidamente prresentados.
 

Una sonrisa burlona apareció en el rostro del orco al escuchar al humano arrastrarse cual rata pidiendo perdón y lamentándose por ser tan patético.
Luego volvió su mirada a su nuevo objetivo.
Lucha. dijo y luego señaló fuera y añadió Fuera. Aquella excusa barata de que no era la hora del torneo no iba con él. Quería luchar y quería hacerlo ya. Sus ojos estaban encendidos.

Asiento ante las palabras de Boudiko mostrándole que estaba enterado de ese hecho. Por desgracia, el orco allí presente parecía que quería comenzar la lucha inmediatamente. Realmente no se lo que ha ocurrido, pero me fijo en él ya que con esa actitud tal vez más pronto que tarde haya un cartel que ofrezca una recompensa por capturarlo.

-Hay algunos seres incapaces de comportarse.

La presencia del orco me hace recordad el camino que me ha llevado hasta esta ciudad y todas las cosas que tengo que hacer.

Intento ignorarlo para centrarme en Boudiko. Si tengo que combatir será en la arena esta noche.

-He oído algo de eso y por lo que parece alguien está interesado en debilitar el poder de la fe para tomar una posición de poder en la ciudad. Y hay más, han aparecido algunos enfermos difíciles de curar, no me extrañaría que en un par de días llegara algún santurron con una cura ofrecida por su dios. 

Me giro ante el orco que no para de inmiscuirse en el intento de conversación que intentamos mantener el resto y le respondo tranquilamente: Esto es un templo y se lucha en sus arrenas si tantas ganas tienes de lucharr lárrgate al bosque y vete a cazarr. Aquí hay norrmas y si no te gustan, ya sabes donde esta la puerrta.

el orco ríe ante el frágil humano. Se ríe de él y su risa resuena en el templo. Cobarde le dice al enclenque. Instantes antes le había visto meterse en una pelea en la que no le llamaban, pero ahora en un enfrentamiento uno contra uno se acobardaba. El orco no dejaba de mirarle burlón. [B]Aburres[/B] soltó antes de girarse enclenque añadió. Luego miró a Boudiko. Había pegado a lo que parecía su amiga y quería ver si encontraba su deseada pelea TÚ? pregunta de muy malas formas Tienes? dijo tocándose el paquete. Tocaba su arma deseando que entrasen en combate. Uno. UNO decía señalando al druida y luego a sí mismo. O acaso tenían que pelear 4 contra 1 para demostrar lo enclenques que eran?

- ¿Dónde has escuchado esas cosas? - Preguntó el norteño, cruzandose de brazos y asintiendo a la palabras de Mai-Cor. Quizás el podía tener alguna parte del rompecabezas que estaba delante de ellos. - También escuché lo de la enfermedad. Y la vi con mis propios ojos. Hombres convirtiendose en Saurios. Por lo pronto teníamos pensado ir a ver a un antiguo parroquiano de esta iglesia. - Señaló tras de si con un gesto de la cabeza, en dirección a la Catedral.

- Si lo deseas, puedes unirte a nosotros. - Acabó por ofrecerle. Quizás sacaran alguna recompensa de todo aquello. Renombre, Fama o ventajas en la ciudad. En cuanto al orco, en el mejor de los casos lo ignoró.

Un imbécil descerebrado incapaz de articular dos frases seguidas buscando pelea continua no solo le cansaba, le parecía repetitivo y poco original. Propio de la subcultura orca.

¡Claro que aún hay tiempo! Gritó entusiasmado a Redhawk. Las arenas son a la hora del ocaso, y aún no se ha puesto el sol. Todavía puede apuntarse alguien más.

Luego miró al Orco. En serio, o te apuntas a la arena y luchas en ella, o tendré que pedirte que te vayas. O si tienes, dijo repitiendo el gesto obsceno que había hecho el orco, te enfrentas a mi, y ya veré a dónde te mando esta vez. Dijo mirando al cielo. Desde allá arriba la caída sería mortal.

Un muro de piedra de casi dos metros y media de altura rodea este edificio de piedra. Los tejados están cubiertos de tejas de color sangre, y los laterales de la elevada estructura consisten en enormes pilares tallados para representar a diversos hombres y mujeres luchando, cada uno armado con un arma diferente o realizando alguna proeza de fuerza. Como si estas esculturas no bastasen para definir la función del edificio, un gigantesco disco de piedra con el símbolo de Kord pende sobre las puertas gemelas de roble de su fachada

Zynna llego por fin al templo, despues de un buen rato caminando por la ciudad, de vuelta desde el lugar donde habia aparecido. Tenia un humor de perros y seguia sin comprender por qué, después de haber sido atacada, tenia que pagar ella los platos rotos de todo aquello.

Aun asi, se acercó hasta el templo, con la esperanza de que Drogo tambien estuviera alli. Si no, se complicarian bastante las cosas...

Al ver a Zynna, Boudiko respiro algo más aliviado. Le indicó con un gesto de la mano que se acercara. No le sonrió, ni le felicitó, ni hizo gesto alguno de aprecio o agradecimiento. Simlemente esperó que la mujer se acercara para poder explicarle que había descubierto, de que se había enterado. Y esperar a que Lucrecia también apareciera.

-Yo también he presenciado esa conversión. Las escamas comienzan a extenderse por el cuerpo y parece que nada las detiene.

En cuanto aparece la mujer guardo silencio. Tal vez sea una compañera de este hombre, pero no lo se y no se si debo andar contando estas cosas con oídos extraños.

-Agradezco tu ofrecimiento, pero por hoy, lo que pensaba hacer es dedicar la noche a conocer mejor esta arena y me temo que tengo alguna tarea pendiente que realizar. Pensaba que te podría ser de ayuda, pero veo que la información que yo tenía ya la conocías, de todas formas me mantendré alerta por si escucho algo.- digo con una amable sonrisa.

-Nestor ¿hay muchos combates preparados para esta noche en la arena?-digo con la intención de que el orco me escuche. No se si quiero enfrentarme a él en la arena, pero me gustaría ver cómo reacciona y si decide apuntarse o no.

Yo estoy apuntado, parrece que el orco ese también perro no sé si va a serr capaz de aguantarrse, además las arrenas no son con intención de matarr.

Zynna se acercó al grupo en cuanto Drogo le hizo la señal. No hubo gesto de cariño entre ellos, a pesar de la mas que obvia preocupacion del uno por el otro.No, en el norte las cosas se hacian de otra forma.

Dedicó una mirada a los presentes, incluida aquella bestia, a quien dedico una mirada especialmente dura: habia descubierto algo.

-Drogo, sé quien se está llevando a la gente. - dijo, en un susurro, audible solo para el grupo. -Y se donde está el clérigo desaparecido. -añadio, dando a entender que tenia datos importantes.
 

Tan solo hay tres personas apuntadas, dijo negando con la cabeza por el poco éxito que tenían sus arenas. Y los tres estais aquí, Balo, Redhawk y Mai-Cor. Dijo encogiéndose de hombros. Y sinceramente, dudo que ese orco tenga intenciones de presentarse, o si se presenta, dudo que pretenda tan solo luchar a primera sangre. Creo que busca sangre de verdad, aunque no se lo permitiremos.

Luego Néstor miró a Zynna preocupado. ¿De qué clérigo hablas? ¿Quién ha desaparecido?