Partida Rol por web

¡¡¡BIEEEEEEEEN!!! gritó la muchacha cuando escuchó las campanadas. ¡DIN DOOOOON DIN DOOOON DIN DOOOON! repetía una y otra vez al ritmo de las campanas. Cuando su replicar hubo acabado, Aire se frotó los oídos con energía, pues escuchaba muy poco

¿Y AHORA QUÉ? preguntó al Alcalde, que estaba a su lado. Poco a poco iba recuperando el oído y el pitido fue disminuyendo. ¿Nos tenemos que quedar aquí hasta que alguien venga? ¿Es un rollo, no?

La chica entro de prisa a la catedral, iba bastante despeinada por el ajetreo aéreo, también se podía ver un poco descuidada en su aspecto, pero eso era lo que menos le importaba ahora.

Se detuvo frente a Lictea la druida pastora de lobos, recupero el aliento y luego le dedico una sonrisa - Liria se deshizo de la rana, le ataco con fuego y luego con su águila gigante la llevó hasta el mar, perece que ya no sera problema para tormentos cristalinos, tengo que informar a Lyra - le dijo a Lictea y a todos los que estaban ahí después del repicar de campanas que ensordecía a todos.

- ¿pero que pasa, por que tanto repicar de campanas? - Pregunto a los presentes 

Elianne llegó frente a la catedral con el gesto torcido en una mueca, el eco de las campanas todavía le molestaba en los oidos. La joven miró a Aramis con cara de confusión, tardó un rato en entender que le había dicho.

—Es posible que esté adentro, si —dijo asintiendo con la cabeza. Luego su voz tomó un tono de falsa indignación— ¿Estás llamandome mentirosa? Yo simplemente hice lo que me pidieron —añadió cruzando los brazos y dándole un poco la espalda a Aramis. Luego giró la cabeza para que pudiera ver una media sonrisa que indicaba que era una broma.
En ese momento se percató de la presencia de Aire y la señaló con un dedo.
—Ella, la de negro, también estaba conmigo cuando Iborian nos pidió que nos movieramos. Pregúntale si no me crees —Elianne miró hacia el gran edificio que era la catedral—. O entremos de una vez, que a eso has venido.

El resonar de las campanas era un ruido realmente estruendoso, pero por suerte ya poco a poco fue pasando. El clérigo asumió una postura pensativa ante las palabras de Lictea; por fin había alguien que ayudaría a resolver el misterio de aquellas transformaciones Pero de quien se trata? Pensaba que la eminencia en esos temas era el druida de nuestro templo. Ya se ha sabido algo sobre él? pregunta a su compañera, pero esta primero se tomó su tiempo para interrogar a Milkaha.

La información suministrada por la hechicera era realmente sorprendente. Alguien se había deshecho de la terrible criatura con la que se habían enfrentado. Esa tal Liria es la druida de la que hablas. volvió a preguntar a su compañera.

- Sí, esa es. Me temo que la rana podría ser el druida ese transformado pro efecto de las algas.

-¡No te llamo mentirosa! -exclamé, ante el comentario de Elianne, con una enorme sonrisa- Sí, tienes razón. Mejor entrar que parece que la cosa está bastante movida.

A continuación, marché dentro de la Catedral, un edificio de grandes proporciones y brillante arquitectura. Una reunión de extraños individuos parecía ser llevada a cabo allí.

-¡Buenas noches! -saludé- Mi nombre es Aramis. Creo que alguno conoce ya a Elianne. ¿Sabrían decirme, por favor, dónde se encuentra el Capitán de la Guardia? Nos llegaron comentarios de que se encontraba por estos lares.

Hice una pausa mientras intentaba dilucidar si la pregunta que tenía en los labios era apropiada. Finalmente decidí hacerla.

-¿Qué ha pasado con... "el sapo gigante"? ¿Alguno lo ha visto?

¡Yo, yo lo se! dijo Aire mientras alzaba la mano y daba unos pequeños saltos. Me fui con él a las torres para avisar a la guardia. Después, íbamos a ir todos al parque a por la rana, pero ¡las campanas no estaban sonando! Entonces temió que al alcalde, que tenía que tocar las campanas, le hubiera pasado algo, y me mandó a mi a investigar y a dar la señal para que todo el mundo se quedara en su casa hasta que pasara lo del bicho gigante. Así que ahora el capitán tiene que estar... ¡Enfrentándose a la rana gigante!

-¿Y la rana está en el parque? -pregunté- ¡¿Pero que hacemos aquí?! ¡Quiero ver ese semejante bicho! ¿Quién viene conmigo?

No me importaba si marchaba solo, la curiosidad podía más, lo único que esperaba era que la curiosidad no terminara matando al gato.

Me encaminé fuera de la Catedral. Sin más. Sin adioses, sin despedidas. Tormentos Cristalinos era pequeño y podría volver a verlos (si sobrevivía), pero una rana gigante: ¿cuántas veces tendría la posibilidad de ver una?

Aramis - le hablo la chica antes de que partiera - El slaad como le llamo la Druida a la rana gigante ya no esta en el parque, como les acabo de comentar a los que estamos aquí, La druida Liria la arrojo al mar - le dijo y luego miro a Aire -¿ tu has visto al capitán de la guardia? Soy Milkahá y estuve en la batalla con la rana gigante en el parque de la rana, luego fui con la druida Liria Tolivar y ella se deshizo de la amenaza de la rana gigante, solo queda dar aviso al capitán, ¿podrías ayudarme con eso?¿por favor?- después se dirigió a todos los demás - También tenemos que avisar que se tenga cuidado con la comida del mar, pues como dice Lictea hay unas algas que están contaminando peces y mariscos, la druida dio fe de eso pues le lleve una muestra de las algas que encontramos Zarus y yo en la capilla de Obad-Hai - luego miro a todos lados - ¿pero donde esta la señora Lyra?

Decepcionado, volví sobre mis pasos.

-Parece que no voy a poder ver una rana gigante hoy -comenté-, y al parecer, tampoco al Capitán de la Guardia, que con las vueltas que ha dado podría estar en cualquier sitio.

Miré a Elianne.

-No sé si ir a la casa del Alcalde o continuar buscando al Capitán -le dije-. De hecho, no sé que hacer.

Me dirigí al resto.

-¿Tienen idea de cuál es el origen de esas algas y del sapo? Quizás estén relacionados. No creo que esas algas sean algo común por aquí, y de no serlo probablemente haya algo afectando o bien el balance de la naturaleza, o bien tenga un origen artificial.

Sinceramente lo prefiero así. La verdad me dan un poco de asco las cosas viscosas —dijo Elianne aliviada al ver que no iba a ser necesario combatir con una rana gigante—. Respecto a dónde ir... la verdad no se por qué tienes tanto interés en ver al capitán. Si buscamos trabajo, Kailee mencionó Recados de Tormentos Cristalinos. A mi me suena como una opción más accesible— concluyó.

Una sombra de preocupación oscurieció el semblante de la joven un momento cuando mencionaron el envenenamiento del mar, pero como no recordaba haber comido nada que hubiera salido del oceano, se relajó. El medio ambiente es algo que quedaba fuera de su entendimiento, o de sus capacidades, dudaba poder aportar mucho a ese asunto. Lo mejor sería que los druidas se encargaran de eso.

¡Oh!— exclamó tapandose la boca con la mano—. Perdón, no me he presentado. Soy Elianne— Hizo una ligera inclinaciñon de cabeza en dirección a Milkahá a modo de saludo.

Un gusto Elianne - contesto Milkahá - Yo tampoco me he presentado ante todos, a algunos los he visto mucho por aquí en la catedral, y a algunos mas los vi en la pelea con la rana, soy Milkahá y mis compañeros murieron hace poco a causa de una enfermedad que los convirtió en pez, y al parecer esa enfermedad es causada por comer estas algas que les menciono, he investigado junto con Zarus, pero me faltan piezas, mis amigos al parecer no comieron nada del mar, sin embargo enfermaron. Entre los enfermos había un mediano de nombre Argot el cual no murió por la enfermedad, sino que se convirtió en hombre pez y que nos dio la pista de las algas pero que lamentablemente fue devorado por la rana gigante. La rana gigante al parecer era el druida a cargo de la capilla de Obad-Hai en el parque de la rana, Zarus y yo fuimos a la capilla y encontramos las algas a medio comer, seguramente por el druida.- la chica hizo una pausa y continuo - a todo esto aun no se como es que las algas contaminaron la cerveza que tomaron mis amigos en "la pezuña en la boca", o si en realidad comieron algo mas. Como sea lo importante ahora es informar a las autoridades sobre la rana gigante que fue arrojada al mar por la druida Liria y que los pescadores deben tener cuidado con lo que pescan y revisar que no contengan algas así como poner en aviso a los dueños de las tabernas de que tengan cuidado con la comida que venden. Sobre el origen de las algas no se nada aun es una platica que tengo pendiente con Zarus- luego los miro a todos - si ustedes saben mas de todo esto, les agradecería mucho que lo compartan conmigo o con Zarus pues seguimos investigando y si somos mas investigando esto seguramente daremos con todas las respuestas, por mi parte cuenten conmigo para ayudarles en lo que necesiten - termino con una sonrisa amable y con un ruido que venia de sus tripas, lo cual la avergonzó y le recordó que no había comido.

-Aramis de Belladonna -saludé, al escuchar la presentación de Elianne ante el grupo, haciendo una pequeña reverencia con la cabeza-. Milkahá, siento escuchar lo de tus amigos. Lamentablemente, he llegado hace pocas horas a Tormentos Cristalinos y me la he pasado recorriendo la ciudad, sin lograr nada concreto. Nosotros venimos del Bote del Lagarto, lo único que espero es que lo que hayamos comido ahí no esté intoxicado. Si, por el bien de la ciudad, debemos alertar tanto al Alcalde como al Capitán. -miré a Elianne- Podríamos primero hacer esto y luego fijarnos en los Recados. Seguro que esto tiene más urgencia: si no le encontramos una solución, toda la comida y bebida de la ciudad podría terminar contaminada. Además de las innumerables muertes que sobrevendrán.

-Venimos buscando al Capitán desde hace ya un buen rato -continué-, y como verán se nos da muy pero muy mal. Si alguno de ustedes tiene la amabilidad de encabezar la comitiva, con alguna pista de dónde puede estar, con gusto participaré en la tarea.

El clérigo intentó complementar la información suministrada por Milkaha. Aquellas algas fueron encontradas por el mismo mediano del que hablas. Argot mencionó algo sobre hallarlas en el muelle. Las trajo hasta aquí para ver si la sacerdotisa o alguno de los que se encontraba sabían de lo que se trataba. Era claro que no se trataba de algo común y por ello acompañamos a Argot a donde el druida de la capilla de Obad-hai, pero este no tenía claro de que se trataba y nos pidió que volviéramos al siguiente día, pues necesitaba tiempo para examinarla. Sin embargo, al llegar el día de hoy, no encontramos por ningún lado al mencionado druida. su pensamiento se detiene un poco y se queda meditando las palabras de aquella chica, en realidad la rana y el druida podían ser la misma persona?

- Lomenar, druida - dijo Lomenar a modo de presentación para todos los que no conocía - y mi lobo Arvak - señaló a su fiel aliado que descansaba a su lado. - Por lo que veo, el problema de la rana gigante ya ha sido solucionado, pero aún queda avisar a la población del peligro que tiene el consumo de algas.

- Kanjstar ya ha comentado lo que vimos. Buscábamos al druida pero no había nadie salvo esa rana gigante que nos atacó. Estaba con Lictea en ese momento y me temo que tiene razón y es posible que sea el druida transformado, lo que no sabíamos era el peligro de las algas.

- ¿Que creeis que deberíamos hacer?

Buenas noches. Saludó a Aramis. Parecía estar preguntando por el capitán, él más bien era el alcalde. El capitán de la guardia es Iborian, yo soy el alcalde de la ciudad, mi nombre es Erolin Timertikos, ¿puedo ayudarle en algo?

Antes de continuar con la charla con el hombre, se acercó a Aire para contestarla. Muchas gracias, lo has hecho muy bien. Dijo entre risas al ver lo alegre que estaba la muchacha. Efectivamente, ahora deberíamos quedarnos todos aquí. Andar por ahí con esa mala bestia puede ser muy peligroso. Es mejor que esperemos a que los guardias avisen de que el animal ya ha sido derrotado. Y en cuanto estemos libres, habrá que irse a dormir. Se ha hecho muy tarde.

Entonces escuchó a Milkahá, ¿quieres decir que la druida de la Isla del Roble, ha hecho algo por Tormentos Cristalinos? ¿Quieres decir que ha ayudado a terminar con la amenaza que nos asolaba?

Tras su monólogo final, e Sr. Timertikos asintió. Como máxima autoridad de esta ciudad, me doy por enterado. Avisaré a la guardia en cuanto me reúna con el señor Iborian. Creo que se ha hecho muy tarde, parece que el peligro ha concluído, y tras mirar por la ventana de la catedral y ver la terrible tormenta que se había levantado y creo que será mejor marcharnos a descansar. Mañana avisaré a los pescadores, pues son ellos los que suministran los pescados a las tabernas. 

Junto a él había estado todo el rato la suma sacerdotisa de Pelor, Lyra, que sonreía contenta al comprobar que el origen de aquella terrible enfermedad había terminado.

-¡Oh! Señor Alcalde -saludé, haciendo una ligera reverencia-. Lo hemos estado buscando incansablemente. Las circunstancias de nuestro encuentro no son las que esperaba, no obstante, hay que adaptarse a lo que tenemos. En fin, mi objetivo era ofrecerle mis servicios. Mi oficio es el don de la palabra y el saber. Quizá de poco pueda servir en la frontera, pero muchas veces un negociador o un diplomático puede resultar más útil o menos perjudicial que un grupo de soldados armados. Ese es mi ofrecimiento.

Eché una mirada por la ventana. Fuera la oscuridad lo dominaba todo, solo quebrantada por algún relámpago efímero. La lluvia arreciaba y no daba margen para dedicarse a otra cosa más que al refugio.

Para el Kranjstar era un honor tener al alcande de esta ciudad frente a él. Mi nombre es Kranjstar, habitante de Scirnof y preparado en el arte de la sanación en su convento. Es un placer conocerle, señor alcalde. dice proponiendo un estrechón de mano. He venido hasta acá a solicitud de mis superiores y me han pedido ayudar en todo lo que pueda a la sacerdotisa Lyra y su templo y ahora me pongo a su servicio, si hiciera falta. el clérigo hace una leve inclinación corporal en señal de respeto. Gracias a los dioses se logró vencer a esa terrible criatura. Nosotros que le enfrentamos sabemos lo fuerte y temeraria que es. Acabó en un solo bocado con el mediano que descubrió las algas y luego casi devora al lobo de mi compañera. Sé que usted tomará las medidas pertinentes.

Después de escuchar el tema de irse a descansar, Kranjstar miró a Lomenar y a Lictea, no había otro lugar al que pudieran ir mas que a la catedral en la que estaban, sus recursos eran pocos y no podían pagar en mas; fuera de eso Lomenar y él habían acabado de despertar, el clerigo esperaba hacer algo de utilidad antes de volverse a dormir.

Lomenar saludó con una ligera reverencia al alcalde de la ciudad. Sabía que era un personaje importante y que en estas agrupaciones de personas tan grandes como son las ciudades había algo como una jerarquía en la que unas personas estaban por encima de otras. El concepto para ella era como una manada de lobos en la que hay machos alfa y machos subordinados, lo que pasa es que esta manada era muy grande.

Estaba preocupada por el druída, todo parecía indicar que se había convertido en la rana que les había atacado. En toda la ciudad el sitio que había considerado como el más agradable de todos había sido La Capilla de Obad-Hai, era lo más parecido a estar al aire libre que había encontrado y sería una pena que le hubiera pasado algo al druida encargado de la misma.

- Perdón señor, - Lomenar no sabía muy bien como dirigirse al alcalde - ¿quién se hará ahora cargo de La Capilla de Obad-Hai? ¿se sabe algo del druida que la atendía?

Se mantenía cerca de Kanjstar y observaba a Lictea. Había demasiada gente para su gusto alrededor y no estaba cómoda. Además la referencia al mal momento que pasó su compañero Arvak le había hecho recordar malos momentos.

-¡Pffff!- Lictea bufó como un gato al escuchar las palabras del tal Aramis. ¿Así que las palabras valían más que los actos? Menuda tontería para la ruda mujer salvaje.  Los hombres de la ciudad no eran más que medio-hombres y encima, por lo que había podido ver en el comportamiento de la gente de la ciudad, parecían someter a las mujeres. Sólo había que ver al hombre que dirigía la ciudad de Tormentos Cristalinos. Tenía cara de niño y tal era así que Lictea lo había confundido con el hijo del alcalde. 

Kranjstar y Lomenar les presentaban sus respectos cosa que Lictea no hizo pues no solía hacerlo hasta que la persona demostraba su valía. Lo que sí que le interesó fu lo que dijo su compañera druida acerca de la capilla de Obad- Hai. Se acercó a escuchar la respuesta a la vez que metía baza.

- Sería una pena que, estando ausente su cuidador, la charca se echara a perder. Parecía un ecosistema equilibrado. Nosotras podríamos echar un vistazo y valorarlo, ¿verdad? Ambas somos druidas.- Aunque LIctea era pastora de Lobos eso no tenía porqué decirlo. Bostezó enseñando hasta las amígdalas en un claro signo de que debía ir a dormir.

- Yo tengo que ir a descansar. Ya me contaréis qué avances hacéis.- Tirando del pelaje de su lobo se fue a un rncón y se hizo un ovillo usándolo de almohada.