Partida Rol por web

No resultaba nada fácil tratar de encontrar rastro alguno en un lugar tan transitado. Pero, finalmente y gracias a alguna intervención divina que guió los sentidos del semielfo, Leokas consigue encontrar unas huellas claramente diferenciadas. Sin decir nada hasta no asegurarse, el pícaro avanza unos metros entre la maleza hasta encontrar lo que parece alguna especie de sendero por el que los hombres lagarto suelen moverse.

Sin contener la emoción, Leokas regresa con el resto del grupo. -¡Por aquí! Creo que he encontrado un rastro bastante claro de hombres lagarto. Hay un sendero que se dirige hacia aquella especie de ciénaga.- Señala en la dirección en la que encontró las huellas. 

Gracias dijo al ratoncillo después de que le chillara unas palabras. Tras esto, el gnomo dejó al ratón en el suelo con unas migas de pan.

Al parecer vienen mucho por aquí los lagartos...tal vez allí encontremos algo

Parecía que todo avanzaba, pero eso no alejaba los nervios de Dimdel, si todo iba mal, habría que luchar!

-Menos mal...- susurró el bárbaro al escuchar que uno d elos compañeros de grupo había encontrado un rastro de los hombres reptiles.

La verdad es que Ethan comenzaba a dudar si aquella búsqueda sin resultados era del todo útil. Puede que su infección afectara su espíritu optimista.

-Pongámonos en marcha de inmediato. Ya hemos perdido demasiado tiempo buscando rastros...

Ethan estaba nervioso y sus palabras eran bruscas y duras. Queria acabar con aquello cuanto antes mejor.

Tras buscar entre la maleza, el caballero estaba frustado....sus habilidades no eran esas y estaba resultando altamente decepcionante el no poder encontrar ni una sola pista de su compañero...cuando Leokas dio la buena nueva..."¡Por fin!" dijo el caballero..."ya comenzaba a pensar que ésa bruja había pasado por aquí y se había llevado al bueno de Mai-Cor"....

Apoyando al gran hombretón rubio, Mordrogath avanzó detrás de Leokas...."Sí...debemos darnos prisa, ahora que hemos encontrado el rastro, hay que intentar dar con ellos y ver si retienen a Mai-Cor...o si tienen algo que ver con los ataques a los transeúntes....o con la secta que se está instalando en la ciudad...y quitándole fieles a la Iglesia de Pelor..."

-Adelante entonces-dijo la chica, apoyando a sus dos compañeros. Al fin tenían una posible pista, a pesar de que el ratoncillo no había servido de mucho. Pero aún así, todavía estaba por ver si aquellas huellas les aportarían algo útil. Quizás ni siquiera hubieran visto al amigo de sus nuevos compañeros, y puede que, además de eso, fueran hostiles con ellos y se vieran obligados a combatir. Pero pasara lo que pasara, debían intentarlo, pues el tal Mai Cor podría estar en peligro o necesitar ayuda. 

Realmente no había mucho más que decir, por fin tenían un camino a seguir. Fuese o no el correcto ya lo sabrían a su debido tiempo, así que tras envainar su espada pero mantienendo su mano en la empuñadura le dirigió una leve sonrisa a Raelia y siguió a los demás hacia la ciénaga.

Su mente no para de divagar y debido a las palabras del caballero sobre lo referente a la secta... esperaba con ánsia que se encontraran con las ruinas de algún viejo templo, agitó su cabeza y volvió la vista al grupo y a lo que le rodeaba.

- Centrate muchacho... - se dijo a si mismo comno recordando las palabras de su abuelo

No se sí esos bichos ven bien en la oscuridad pero tampoco quiero averiguarlo por las malas así que démonos prisa .Digo poniendo poniéndome en marcha y apurando a los demás para que no se  retrasen .

Las pisadas de las que habla Leokas y que sólo él puede ver os dirigen hacia un terreno bastante fangoso. Las pisadas se pierden allí, pero el sendero que se abre entre el barro, las plantas, las piedras y el agua, os marcan una única dirección a seguir. El problema es que el barro y el agua os llegaba hasta la mitad de la cintura. Así la marcha sería dificil e incómoda y, sobre todo, peligrosa si alguien deseaba enfrentarse a vosotros en aquel momento.

Ethan no deseaba volver atrás y tener de nuevo la sensación de perder el tiempo o ser inútil para el grupo. No temía adentrase en aquel terreno fangoso...era la única opción que tenían!

-Sigamos adelante- animó a sus compañeros antes que alguno dudara de aquella situación.

El bárbaro, con su arma preparada por si alguna sorpresa acechaba en aquel lugar inhóspito, avanzó hacia la única ruta que veía posible.
 

Leokas había guiado al grupo siguiendo el rastro de huellas que había encontrado tras una frustrante pero finalmente fructífera búsqueda. El semielfo caminaba con todos los sentidos puestos en no perder el rastro que tan difícilmente había logrado hayar, pero el aquello parecía un sendero usado con frecuencia y no resultó complicado seguirlo.

El camino transcurría sin el menor inconveniente hasta que se vieron entrando en una tierras pantanosas. Aquello era una situación un tanto peliaguda, sobre todo teniendo en cuenta a quienes estaban siguiendo. -Tenemos que avanzar sin prisa pero sin pausa.- Aconsejó Leokas ante el obstáculo que se les presentaba. Mientras caminaba con cuidado de no pisar en falseo, el semielfo no perdía detalle del entorno. Tanto su vista como su oído trataban de detectar cualquier posible amenaza o cualquier pista que les confirmase que siguen el camino correcto.

Dimdel seguía a sus compañeros mirando hacia todas las direcciones, fijándose en la tierra para intentar aprender qué es lo que tenía que ver, aunque para él todo era tierra removida.

Llegados a un punto, todos se detuvieron. Una ciénaga se les presentaba como obstáculo, pero aun así, con las firmes palabras de algunos, continuaron. El gnomo por su parte, tragó saliva con fuerza cuando introdujo el primer pie en el barro. Tragó aún más fuerte cuando vio como se metían hasta la cintura en aquella mezcolanza de fangos.

Si a ellos les cubre así...tranquilo Dimdel...podemos con esto

Un par de pasos más y el Gnomo estaba hundido hasta el pecho. No es que fuera una situación apremiante, no se había hundido tanto como pensaba por pesar algo menos, pero aun así, mientras el resto iba por la cintura, a él casi le llegaba el nivel a los hombros.

Creo que no seré de mucha utilidad en este terreno-con los brazos se impulsaba en el avance, casi como si nadara entre lodo Espero que no sea muy grande este sitio...

La vocecilla había perdido toda su fuerza. Las cosas no pintaban bien para Dimdel ¡Quien le iba a decir que en lugar de estar cantando en lujosas tabernas iba a estar en esa situación!. Sin duda encontraría las palabras para que todo aquellos le dejara en mejor lugar y crear una bonita historia, pero por ahora lo que le preocupaba era sobrevivir.

- Alto, no sigamos por aquí.- dijo el chico con voz lo más calmada posible, pues no quería que el ser que había dejado aquellas huellas los descubirera aunque quizás ya era tarde.- Esto no son huellas de lagarto Leokas... sino de dragón y he visto un destello azul de algo sobrevolando las ciénagas... marchémonos antes de que invadamos su territorio.

El que chico permanecía atento a su alrededor, siguió observando su entorno, solo esperaba que aun tuvieran tiempo de rectificar su recorrido.

Raellia estaba avanzando junto a los demás, con un gesto preocupado pero que aún así no conseguía empañar su inocencia y su bondad. Le preocupaba el barro, especialmente por el pequeño bardo, al que miró de forma elocuente. Aquel lugar era un peligro para alguien de su talla, y quizás habría que sacarle de entre el barro si tenían mala suerte o avanzaban demasiado. Sin embargo, las palabras de Coran la sacaron de esos pensamientos, y la chica miró al otro paladín, con cierta alarma en su gesto.

-¿Un dragón? ¿Estás seguro? Oh, dioses... Si Coran tiene razón, estamos en grave peligro. No creo que podamos hacerle frente en nuestro estado...

A Mordrogath no le gustaba nada aquello....se estaban internando en las ciénagas, cada vez más, y en lugar de encontrar el rastro de Mai-Cor, cada vez se sentía más perdido, más desorientado.

Cuando el terreno se empezó a conventir en unas marismas de barro y tierra, frunció el ceño y miró alrededor..."No me gusta.....nada." pensó. Desenvainó su arma y embrazó su escudo, una vez más, levantando ambos brazos por encima del nivel del agua. Al ver a Dimdel y la situación en la que se encontraba, se acercó a él para ofrecele ir encima de sus hombros...quizás con una ballesta o arco, sería más útil y de paso, le haría un favor a su amigo.

Cuando iba a abrir la boca para proponerle al Gnomo subir a sus hombros, Coran habló. "¿Un dragón Azul?" Dijo el caballero....."Mal asunto....si nos coge en éste estado, no seremos rivales para él. Y espero que no tenga nada que ver con lo que está sucediendo con los hombres-lagarto, la secta esa y las transformaciones...porque entonces no estaremos hablando de unos bandidos rapiñadores o algo parecido...si no de algo superior. Un digno rival, eso sí." Apretando las mandíbulas ante la evidencia de que no harían nada hoy, decidió que mejor era volver y luchar otro día, que morir inútilmente. "Maldita sea...¿por qué tuviste que separarte Mai-Cor? ¿Qué te ha pasado?"

"Sí....mejor volvamos....retroceded...cubriré la retaguardia hasta que todos hayáis salido....." y se puso en guardia, a la defensiva, vigilando. "Por cierto..si mientras volvemos...alguien ve planta de Belladona, que la coja y me la de, o que me lo diga y la cogeré yo.....así podré invitaros a cenar".

Creo que no seríamos rivales para un dragón ni aunque estuviéramos en forma pero dicho esto ..Pongo una mano en el hombro de Ethan .Ya hemos llegado hasta aquí y tu te juegas más que los demás  si volvemos estarás muerto dentro de nada y a mi me fastidia caminar para nada .

Leokas se sorprende al escuchar a Coran sobre los dueños de las huellas que estaban siguiendo. -¿Dragones?- Preguntó en un susurro que no ocultaba su sorpresa mientras inconscientemente miraba al cielo para buscar a las bestias de las que hablaba el paladín.

-¿Estás seguro de lo que dices? Las huellas que estábamos siguiendo son de criaturas bípedas y no eran más grandes que las del hombre lagarto que había en la catedral.- El semielfo continuaba hablando en voz baja. Al ver que el resto tomaba precauciones con respecto al tema del dragón, Leokas hizo lo mismo y sacó su arco preparando una flecha mientras retrocedía junto a Mordrogath sin perder detalle del paisaje que los rodeaba.