Partida Rol por web

Intentando no hacer demasiado ruido al  caminar por el pantano  levanto los pies para evitar  hundirme .Solo has sido unos metros asi que no puedo imaginarme lo que seria tener que recorrer kilometros con mis heridas .Diablos-  Sigo avanzando con la espada en la mano dispuesto a vender cara mi piel .si al final termino abrigando a algun hombre lagarto al menos que sude sangre .

Aunque la inconsciencia había estado a punto de abordarla, finalmente consiguió recuperarse cuando las piernas comenzaban a fallar, recuperando el control de su cuerpo. Admiró brevemente el sacrificio que hacía el caballero por ellos... Y supo que no podía hacer que fuera en vano. Aunque le doliera, tendría que irse, pues en su estado nada podía hacer, ni por él, ni por ninguno de ellos. Otra vez, como en el combate contra aquel pájaro, volvía a ser inútil.

Con paso vacilante, empezó a alejarse del caballero, en la dirección en que pensaba que debía estar la ciudad.

Leokas estaba abrumado. El noble sacrificio de Mordrogath era algo que no se habría esperado y a penas pudo reaccionar ante la lluvia de flechas que tenían como objetivo al caballero. El semielfo apretaba con fuerza su arco en señal de impotencia por no ser capaz de encontrar el origen de los ataques. -¡Mordrogath, no!- Fue capaz de expresar finalmente. La estoica imagen del guerrero bloqueando flechas, luchando por ser suficiente distracción, quedaría grabado a fuego en la retina del pícaro.

Una parte de si mismo gritaba furiosa ansiosa por compartir el destino del caballero vendiendo cara su vida. Pero otra no podía dejar de pensar en el desprecio que eso supondría hacia su gesto y en las otras vidas que se perderían. Ethan yacía inconsciente y Raellia rozaba el limite de sus fuerzas. Finalmente comprendió y, con una expresión que todavía mostraba contrariedad, asintió ante la petición de Mordrogath. -No me quedaré de brazos cruzados.- Dijo con un aire enigmático que prometía venganza. -Dimdel, ayúdame. No hay tiempo que perder.- Apremió al mediano para llevarse a Ethan de regreso a la ciudad. Cargó un brazo por detrás de su cuello y se giró para dedicarle una última mirada cargada de respeto hacia aquel hombre de honor. Ahora no podía hacer más que corresponder a su gesta como era debido.

Dimdel se quedó de piedra cuando vio cómo las flechas caían sobre el caballero. No podía ser, era Mordrogath, el gran caballero que resistía, que aguantaba y que podía con una montaña y ahora parecía que se acababa todo. Cogió la corona que le había pasado el caballero y se dispuso a ayudar a Leokas pero el hombro le dolía demasiado y sabía que estaban rodeados, así que dejó que el semielfo avanzara un poco para inmediatamente después dejarse caer en el barro, separado de las luces e intentando ocultarse.

Si Mordrogath tenía una posibilidad de sobrevivir, él estaría ahí y lo vería.

Tumbado en el barro, sin moverse, Dimdel solo se preguntaba si conseguiría sobrevivir hasta el amanecer.

Entre Córax y Leokas lograron cargar a Ethan y llevárselo de allí, Raellia les siguió entre la oscuridad con la esperanza de alejarse lo suficiente y regresar a Tormentos Cristalinos, pero la noche era cerrada, aún quedaba un poco para que el sol despuntara en el horizonte, y lejos de que se pudiera ver algo allí, puesto que ni tan siquiera había una luna que iluminase algo, Raellia y los demás se marcharon en alguna dirección, que tan solo un explorador podría identificar. Mientras tanto, Ethan se iba desangrando lentamente.

Dimdel aprovechó al oscuridad para coger la corona y esconderse entre el barro, como si fuese uno de esos animalillos con los que a veces se paraba a hablar. Quería estar presente cuando el caballero muriese, y así fue. De las diez flechas que sobrevolaron sobre sus cabezas, siete se perdieron pero tres de ellas lograron herirle hasta tal punto que el valiente caballero cayó al barro completamente muerto. Había dado la vida con la esperanza de que los demás huyesen, y había luchado por encontrar al que había considerado su amigo, Mai-Cor. A pesar de no haber encontrado rastro alguno sobre él, decidieron que seguramente se encontrase por allí, pero no habían dado con él. La noche se había cernido sobre ellos y estar en territorio hostil no fue de ayuda para ninguno. Ahora, Mordrogath yacía completamente muerto en aquellas marismas, con más de media docena de flechas clavadas en su cuerpo.

La oscuridad me rodea por todas partes y no parece que sea capaz de encontrar la salida  así que decido a hacer lo contrario de lo podrían esperar los enemigos, me quedo quieto e intento ocultarme pero sin envainar la espada 

Dimdel se tapó la boca con las manos al escuchar cómo los gritos del caballero desaparecían en la oscuridad. No se lo podría creer y al tiempo estaba aterrado ya que se encontraba rodeado de esos lagartos y estaba seguro que no valdría con decirles que solo quería marcharse a casa.

-Tranquilo Dimdel, Mordrogath se ha sacrificado para que vivas, no puedes perder los nervios...

Las lagrimas le brotaban descontroladas y evitaba por todos los medios emitir algún sonido. Temblaba por el frío, el miedo y la rabia. ¿Dónde se había metido Mai-Cor?. Tanto sacrificio para nada, ya que ahora nunca sabrían lo que le ocurrió.

Tumbado en la oscuridad y llorando, Dimdel se dio cuenta de que ahora estaba solo. Sus amigos habían muerto o desaparecido y lo único que le quedaba era sobrevivir para contar sus historias...

Finalmente fue Corax quien lo ayudo a cargar con Ethan mientras que Dimdel se escabulló aprovechando el fango de la ciénaga. No pudo decirle nada porque el mismo Leokas tardó en percatarse de la maniobra del mediano, pero no le sorprendió dada la situación de Mordrogath y la amistad que los unía. Tan solo esperaba que el bardo encontrase un camino de regreso...

Centrándose ahora en la difícil situación en la que se encontraban, Leokas comprobó rápidamente el estado del bárbaro mientras se movían con dificultad por el terreno. -Está muy grave...- Dijo con cierta dificultad por el esfuerzo. -Pero no podemos detenernos ahora. Alejémonos lo suficiente de aquí y busquemos un refugio para atender a Ethan.- Propuso sin dejar de avanzar, pero esta vez trataba de orientarse para encontrar un camino de vuelta a la ciudad.

La mujer siguió alejándose todo lo rápido que se atrevía, sintiendo el dolor de aquella flecha y lamentando, no por primera vez, y probablemente no por última, no ser lo bastante fuerte o útil. Quizás podría haber ayudado más a sus compañeros si hubiera tenido más poder... Pero ahora todo lo que podía hacer era seguir con los dos compañeros que quedaban en pie, mientras arrastraban a Ethan y trataban de orientarse hacia la ciudad. 

No había luna suficientemente clara para iluminar el terreno, pero al menos por la posición de las estrellas pudieron intuir donde se encontraba el norte, y hacia dónde debían dirigirse. Pero al no haber nada de luz, moverse a través de las ciénagas era una tarea imposible, sobre todo porque podían caer en alguna superficie más honda, o incluso golpearse contra algo.

Al menos ahora los tres podían pasar más desapercibido. Lo mejor sería sanar a Ethan, y una vez que estuviera en condiciones de soportar la marcha, aunque fuera a duras penas, llevarlos hasta la ciudad. Pero si seguía perdiendo sangre a esa velocidad, el bárbaro terminaría muerto.

Podéis ver como alguna flecha vuela más, pero ninguna logra alcanzar a ninguno de vuestros compañeros que se marcharon.

Y después la calma precedió a todo aquello. Nadie se molestó en saquear el cuerpo del caballero. Simplemente dejaron allí su cuerpo a la espera de que los carroñeros hicieran el resto.

-¿Alguno de vosotros tiene conocimientos de sanación?-preguntó la mujer, claramente nerviosa, aunque también fatigada, y casi al borde de la consciencia-Ethan necesita ayuda. Si no os veis capacitados, se la proporcionaré yo... Pero me temo que, en ese caso, tendréis que cargar con los dos. 

Leokas asintió a Raellia con una expresión de gravedad en su rostro. -Sí... si no detenemos esa hemorragia pronto estaremos arrastrando un cadáver.- Convino con tono afectado. Miró a su alrededor como precaución e hizo una seña a Corax para dejar a Ethan en el suelo con sumo cuidado. 

El semielfo se tomó unos segundos para inspeccionar la herida del bárbaro. -Yo he tenido que vendarme más de una vez, pero hasta ahí llega todo mi conocimiento sobre el tema.- Respondió a Raellia. -Quizás si nos ocupamos entre los dos logremos detener el sangrado y sacarlo de peligro hasta que puedan atenderlo como es debido en la ciudad.- Propuso a la mujer con la esperanza de que al colaborar pudieran mantener con vida a Ethan. De modo que se remangó y se preparó para atender al hombre. 

Dimdel permaneció escondido un tiempo prudencial. Sin duda alguna, los lagartos, si no habían saqueado al caballero, habrían ido tras el resto, así que por allí tal vez no quedara ninguno, aun así, después de esperar ese tiempo prudencial, contó hasta cien hacia atrás y hacia adelante. 

Intentó ver por dónde estaba el cuerpo de Mordrogath gracias a la luz del cielo y su visión acostumbrada a la penumbra y poco a poco se arrastró como pudo para acercarse a él. Tenía que confirmar que su amigo ya no estuviera vivo antes de marcharse entre las sombras hacia la ciudad así que en silencio buscó el cuerpo y recogió todo lo que pudo de las pertenencias de su amigo.

Todo pasa lentamente y a cada segundo espero notar el impacto de una flecha o notar a un hombre lagarto cerca pero nada sucede .Al cabo de un rato me animo a moverme y me dirijo hacia nuestro compañero caído .. alguien o algo se mueve  cerca respiro alivado al ver a Dimdel.Tssss, movamonos con cuidado y vamonos de aqui.