Partida Rol por web

La mujer miró al encargado de la entrada y, murmurando algo entre dientes, echó mano a su bolsa. Cuando sacó la mano, examinó el puñado de monedas y entregó al hombre las cinco que pedía. Acto seguido, guardó su bolsa de nuevo, apoyó la mano sobre el pomo de la espada y esperó a que el hombre le indicase que podía pasar.

Entregais las monedas al guardia y dice, adelante señores, una vez pagadas sus monedas pueden disfrutar de nuestra ciudad, espero que sus intenciones sean buenas y que si logra hacer un buen negocio vuelva pronto para repetirlo.

Está oscureciendo. No quisiera pasar la noche al raso, o en algún portal. Tengo que encontrar un lugar para dormir. Sí, eso es. Miro a la mujer que ha entrado conmigo y la detengo.
-Disculpe ¿sabe de algún lugar donde poder hospedarse?
Va bien armada y tiene pinta de ser una mujer dura curtida en la batalla.

Ante la pregunta del joven que había entrado junto a ella, Amber se paró, volvió la cabeza hacia el y dijo:

-La verdad es que no. No conozco la ciudad tan bien como me gustaría. ¿Os parece bien que busquemos una posada? 

La miré de arriba abajo. Asentí.
-Sería un placer- añado.

-Perfecto. ¿Por donde empezamos?

Sonrío a la joven de ojos penetrantes y luego giro la cabeza hacia el norte.
-"La cabra de mimbre" ¿puede ser esto una posada?- le pregunto mientras mantengo mi mirada en el letrero del local.

-Sólo hay una forma de averiguarlo. Entremos.

Tras decir esto, sonrío al muchacho y me acerco hacia la puerta. Al llegar, llamo y compruebo si está abierta.

Amanecer. Día 2.

Ante ti se alza una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Una puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada te encuentras con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y te dice.

- Buenas tardes, señor. Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino, es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc.

Te dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

Sir Barristan entiende que las tasas de entrada a las ciudades son, a menudo, usadas para el salario de la guardia, por ello tras unos segundos mirando en su bolsa de dinero, extrae la cantidad indicada por el guardia.

Mientras pasa con calma, con su capa blanca ondeando gracias a la pequeña brisa que viene a través de la puerta, saluda al guardia a modo de despedida.

-Propicios días. Que los dioses te concedan una guardia tranquila.

La ciudad se abre ante sí. Un caballero como él, todo honor y lealtad debe lograr un puesto de renombre donde hacer lo que mejor sabe, que es servir.

Mientras anda por las calles de Tormentos Cristalinos observa a la gente a su alrededor. Cuando localiza a alguien con aspecto de sirviente se acerca a él y le pregunta:

-Disculpe, ¿podría decirme qué tipo de sistema de gobierno posee esta ciudad?

- Buenos días señor. Será un placer explicarle algo de historia sobre la ciudad, pero después me gustaría saber cuál es el motivo de dicha pregunta. Pocos aventureros llegan pidiendo explicaciones por el sistema de gobierno.

"Tormentos Cristalinos está dirigida por un concejo de seis individuos electos. El concejo se reúne en el Ayuntamiento (40) al inicio de cada estación, y allí votan sobre temas y leyes nuevas y escuchan las quejas populares. Para que se ratifique una moción o tema, debe recibir al menos cinco votos favorables"

"El jefe del concejo es el Ilustrísimo Señor Alcalde Timertikos. El puesto de alcalde es designado por votación de los demás miembros del concejo; el cargo es vitalicio, o hasta que el resto del concejo apruebe por unanimidad una moción de censura".

"Los otros cinco miembros del concejo también ostentan su cargo de por vida, pero son nominados y elegidos por el voto de los ciudadanos de la villa".

-Por supuesto, buen hombre, contestaré a su pregunta, aunque no estoy seguro de que sea de su incumbencia. Mi nombre es Sir Barristan Selmy y soy un caballero. Mi interés por la situación de la ciudad no es otra que la de ofrecer mi espada a sus ilustrísimas, que no dudo encontrarán excelente.

La actitud del hombre no es arrogante, pero sí seguro de si mismo. Sir Barristán es un hombre justo, que sirve a nobles causas y a quien las defienda.

Amanecer. Día 2.

Ante ti se alza una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Una puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada te encuentras con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y te dice.

- Buenas tardes, señor. Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino, es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc.

Te dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

- Quizá entonces lo mejor será que vayas a hablar con la guardia. Ellos podrán aceptarte como soldado si quieres ayudar en la ciudad y conseguir trabajo. 

-¿Podríais indicarme la dirección tanto para el ayuntamiento como para el cuartel? Soy nuevo en la ciudad y no quisiera perderme.

Crystal se acerca a la muralla contemplándola con admiración. Ha decidido quitarse el disrfraz, ya que considera que será más fácil entrar en la ciudad como mediana que como niña. Lleva ropas sencillas, con un par de shurikens escondidos en sitios estratégicos entre su ropa y su honda y resto de shurikens guardados en la mochila que lleva a sus espaldas.

Se acerca a los guardias y rebusca unos instantes en la bolsa que lleva al cinto, cuando encuentra las monedas, alza la mano tendiéndoselas al guardia. ¡Qué caro! Menudo abuso para las gentes de a pie... ¿Dónde puedo encontrar una posada barata en la ciudad, por favor?

El soldado te da las indicaciones precisas para llegar a cualquiera de los edificios. Puedes decidir a cual de los dos ir.

- Señorita, esto no es ningún abuso. Es el coste mínimo por la entrada a pie de los visitantes. Si está usted empadronada en la ciudad tendrá libertad de entrada y salida. Pero por el momento no podrá hacer otra cosa que pagarme la cuota. Eso o volverse por donde ha venido.

Después el soldado pareció calmarse,aquella expresión parecía que le había sacado de quicio. Después con una sonrisa un tanto forzada el soldado te volvió a mirar y dijo:

Con gusto le indicaré como llegar. En la ciudad tiene usted varias posadas, cada una varía en sus precios, pero desde luego que si lo que quiere es algo barato, olvídese de pernoctar en el Cuervo de Plata. Por lo demás solo debe seguir las indicaciones que le daré ahora mismo.

Sir Barristan se dirige en primer lugar al ayuntamiento, con suerte los nobles que dirigían la ciudad necesitasen a un buen defensor a su lado.

Con paso rápido, el cruzado se dirige hacia allí siguiendo las indicaciones que el hombre preguntado le dió.

Las calles olían a vida. Por doquier, mirase donde mirase, cientos de personas se afanaban en seguir con su trabajo. Tormentos Cristalinos era una ciudad extraña para Sir Barristan, pero empezaba a gustarle.