Master, recuerda q fui el unico q se desperto por cuenta propia cuando pasó el incidente en la posada la Cabra, total q en esos momentos tome mi arco y flechas y desde entonces no las he dejado.
Después de ver cómo cargaban contra nosotros y herían a varios de los que se encontraban a mi lado, decidí cubrime con mi escudo y atacar al líder con mi espada. Ahora sabría lo que es el sufrimiento agónico...
A pesar de que una lluvia de flechas sobrevoló junto a mí y de que parecía que venían refuerzos, me levanté y no dudé en atacarle...
¡Prueba ésto machote!
Motivo: Ataque
Tirada: 1d20
Resultado: 15(+5)=20
Motivo: Daño
Tirada: 1d8
Resultado: 1(+4)=5
Llevas razón, fuiste el único que escuchaste lo que sucedía antes de la explosión
¡Alto! Dejad de combatir unos minutos, necesitamos pasar y estáis en medio.
Me acerco hacia los combatientes y alzo la mano para captar su atención.
-¡DETENEOS! - bramo con una potente voz - ¡Por el sagrado nombre de San Cuthber! ¡PARAD! - mi voz resuena entre el fragor de a batalla intentando que paren la refriega.
-¿A que se debe este alboroto?, ¿porque este derramamiento de sangre?
Escucho una voz que da el alto a los disparos y cuestiona el derramamiento de sangre.
Taponando mi herida sangrante, producida por una flecha, le digo a ese hombre con cierto rencor:
¿Creo que eso se lo deberias de cuestionar a tus hombres?...
No había posteado por tu paron dire... XD
Pero ya veo que estas de vuelta por aki... jejej... me alegro
Iba derecho a clavarle mi espada en su garganta cuando hablaron...
Me frené en seco.
¿Y bien?, ¡no será por nuestra culpa!, ¡nos habéis atacado embusteros!, ¡habéis herido a algunos de los que están a mi alrededor!
Zarus no salia de su sorpresa al ver como Layla usa una extraña energia para impactar con fuerza a los molestos agresores. La sorpresa lo distrae por un momento y uno de los agresores pasa por encima de el para atacar a Layla afortunadamente ella logra esquivarlo -Maldito cobarde, atacar a una dama de esa forma...-
Una flecha sale de la nada y impacta a Layla, al parecer no estaba sirviendo de nada el hecho de estar frente a ella cubriendola.
Una voz conocida se escucho reclamar para que se quitaran del medio y seguido otra voz proclama en nombre de San Cuthber que se detenga la batalla. Zarus estaba de acuerdo en que este derramamiento de sangre era completamente inútil.
¿Quién demonios es esa gente? Era irónico que se les exijiese parar algo que, sin duda, ellos no habían comenzado. Las hostilidades en las que se encontraban no acercaban en absoluto a Intissar a sus fines, pero no estaba tan dispuesto a perdonar la afrenta recibida. Su hermana había sido herida y eso lo iban a pagar sí o sí.
Espada en mano me detengo en seco.
-¡Son bandidos!-Grito tratando de cubrirme.-¡Han intentado asaltarnos!
Escucho al hombre que grita, pero sin dejar de apuntar con mi estoque al lider de los bandidos. Despues del ultimo doloroso golpe solo puedo intentar no ser derribado y menos por unos aficionados
Mientras nos dejen pasar tranquilos no habrá problema, pero como note algún corte o golpe o perforación en mi cuerpo lo lamentarán, hoy no tengo el cuerpo para bromas, sobrevivir a un incendio y estar prácticamente desnudo, demasiadas emociones por un día, si alguien se atreve a molestarme le enseñaré el poder de mis antepasados gigantes. Mientras se quejaba casi a voces, el gigante siguió el camino con la espada en la mano, dispuesto a utilizar su devastador poder contra cualquiera que le atacara. Vamos, no tenemos todo el día.
Después del lío de gente y mientras tres de ellos se marchan de allí, os dais cuenta de que el otro grupo de soldados se está empezando a poner nervioso. Tienen sus arcos tensados, pero el que está más al frente, el que parece el líder parece que duda si actuar o no.
Estaba claro, la superioridad numérica les había intimidado y no sabían como reaccionar.
Intissar se dirige a sus atacantes con aire seguro.
¿Nos dejaréis pasar ya o deséais morir?
Creo que lo mejor para todos es dejarlo estar - le dije al que acababa de hablar.
No tenía sentido enzarzarse en una pelea en la que varios pudiéramos resultar muertos...
Miro al que parece ser el lider de los soldados y les digo aún cubriendo mi herida con el pelo caido sobre mi rostro unido a él por el sudor:
No se si te has dado cuenta... pero tu y tus hombres nos habeis herido a nosotros y habeís dejado que se escapen los forajidos que se ocultan en el camino...
Miro a Zarus y digo casi susurrando: Menuda protección tiene la fortaleza... no sabe ni edentificar bandos... Estaba cabreada, el dolor le hacía sentir rencor hacia quienes la hirieron
Zarus sonríe tenuemente a las palabras de Layla, hasta el momento esta finjiendo encontrarse bien pero un flecha le había impactado con fuerza, aun asi debia seguir mostrandose fuerte, aun tenían bien de cerca al lider de los bandidos -Sera mejor que no vuelva a intentar tocarla, lo mejor sera que tu y tus hombres dejen las cosas como están y nos dejen pasar- de cierta forma sino lograba amedrantarlo, busca provocarlo para que centrara su atención en él y no en Layla, asi ella podría aprovechar para ponerse a salvo.
Motivo: Intimidar
Tirada: 1d20
Resultado: 4(+1)=5
Definitivamente lo de las cuestiones carismaticas no es lo mio xD
Espero q saque 1 en el dado lider de los bandidos :p
El que parece ser el líder del otro grupo también parece intervenir. Uno de los hombres que está a su lado parece que le susurra algo como instándole a que se de prisa.
Me acerco tranquilamente, intentando no poner mas nerviosos a los hombres que alli de enfrentan.
-Deteneos, no es necesario que se derrame mas sangre, decidme que ha ocurrido aqui - miro con gesto adusto y serio a los contendientes - Es conocida la justa rectitud de los seguidores de S.Cuthbert, exponed vuestras razones y os dare el juicio que mereceis, quiza sea un malentendido.
-Di a tu hombres que bajen esos arcos -digo mirando al lider de los arqueros con autoridad - y el resto envainad las armas, no son necesarias.
Tras la intervención de todos los allí presentes los soldados se marchan de allí corriendo dejando caer un extraño colgante, intimidados por vuestra charlatanería y sobre todo por la gran cantidad de enemigos a los que se podían estar enfrentando. Entre ambos grupos formabais un contingente de once personas.
Ahora erais libres de continuar vuestro camino.
Si queréis salir corriendo a por el colgante lanzad iniciativa, el que saque más alto lo cogerá.