Partida Rol por web

El chaval se sorprendió del truco del gnomo, era la primera vez que veía magia de la de verdad. Era sorprendente como una criatura tan pequeña podía tener tanto poder....de la nada había creado unas luces que había manejado a su antojo...asombroso.

A sus 14 años recién cumplidos, el joven se dio cuenta de todas las aventuras que les quedaban por vivir

Siguió al grupo y se acercó a Khrirm....buenas, mi nombre es Gruguer. Pareceis un gran guerrero. Yo quiero aprender a luchar, creo que tengo aptitudes para ello...¿podríais ser mi maestro? No tengo dinero para pagaros, pero puedo ayudaros en lo que pueda, puedo ser vuestro escudero si deseais.

El niño estaba nervioso, pero el convencimiento de convertirse en un buen guerrero ganó a la timidez que tenía al hablar con unos desconocidos

Antes de irse a la mencionada taberna "El Lenguado Macerado" comento antes de entrar por completo y por lo visto se sintio medianamente contento que hubieran otros que pareciera decididos ir al mismo lugar.
Aquel trabajo que comento el joven encapuchado no parecia uno para un gnomo ni mucho menos para un mago ilusionista. Si fuera clerigo o un guerrero con el famoso martillo ganchudo gnomo aun, o aun siendo quizas un bardo o druida o explorador pero siendo solamente mago no le es muy recomendable lo cual lo comenta "Interesantes pagas para aquel buen combatiente entre arma, armaduras y escudos... Mi estudios arcanos especializados de momento no me permiten ser parte de aquella guardia de 8hs. Buen afortunados sean aquellos a fines a tal labor... Mi busqueda es por otra parte, queridos señores aventureros y heraldos de Tormentos Cristlinos.
Lumpabel Gonzeppen los ayudara en alguna mision donde el Conocimiento Magico pudiera ser utilizados al justo favor. Me voy al Lenguado Macerado Mañana sera un nuevo dia para investigaciones varias en esta buen y gran urbe... Hasta pronto" y asi se despedia el Gnomo luego avanzando dando una leve reverencia con sus manos, ya dando por concluido aquel asunto de momento y yendo hacia la tal taberna antes mencionada.

Justo al traspasar las puertas de la ciudad, un joven humano se me acerco y empezó a hablar, el joven se hacia llamar Gruguer, parecia fuerte y decidido; este me mencionó algo sobre ser mi aprendiz y quizas mi escudero, tras oír sus palabras me eche a reir y le respuse - Joven, me parece admirable y un gran cumplido lo que me has dicho. Yo tampoco soy maestro en mi profesión, se algo de la lucha y de los enfrentamientos, pero mas bien lo que se es poco y sirve para sobrevivir y ganarse la vida.-

Me quede mirandolo por un instante, pensativo, hasta que conteste - No tienes que seguirme como a un maestro, sin embargo algo si que podre enseñarte; de lo que aprendí con mi viejo compañero ¡Jiroh! - Mencionando este nombre con horgullo. - Y hasta yo podria aprender de tí. Así que mas que como maestro y discipulo, podrias ser mi camarada y amigo. Pero antes deberia de comer y descansar algo. ¿Que me respondes joven Gruguer?-

Entonces comencé a encaminarme de nuevo hacia la posada llamada "El Lenguado Macerado" mientras hacia un gesto amable a Gruguer para que me acompañase.

Gra-gracias.- consiguió balbucear a su nuevo compañero y al parecer amigo. Rápidamente lo siguió hasta ponerse a su altura y le sonrió.

Iré con vos, señor. Sois muy amable al tratarme como un camarada. Aprenderé y haré que os sintais orgulloso de la decisión que habéis tomado.

Fue con el grupo a la taberna

Amanecer. Día 2.

Ante ti se alza una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Una puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada te encuentras con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y te dice.

- Buenas tardes, señor. Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino, es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc.

Te dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

Gast saca 5 monedas de plata y se las da al guardia.Es la primera vez que se aventura tan lejos de la civilicación asi que es mejor ser cauteloso.

- ¿Podria indicarme donde se haya ubicada la biblioteca de la urbe?

- Oh, vaya! ¿Biblioteca? No sé si tendremos alguna. De ser así imagino que estará en algún templo o catedral. O quizá el ayuntamiento. Yo soy un soldado no soy muy experto en eso de saber donde encontrar libros y cosas de esas. Nunca he ido. Siento no poder servirte de más ayuda.

- Ya veo,en ese caso, ¿Podria indicarme la localización del susodicho ayuntamiento?

Lleváis ya un largo recorrido por los caminos que llevan hacia la ciudad, todos tenéis razones muy distintas para estar allí.

A penas unas millas atrás véis una caravana tirada en el suelo debido a que ha volcado, el grupo que viajaba en ella parecen unos militares o unos comerciantes de armas, pero os dicen que están bien y que continúeis adelante.

Y así lo hacéis. Entoces, aAnte vosotros se alza una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos días, señores. Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino, es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

Mi andar frió no quitaba, que junto a mi huesudo aspecto pareciera casi muerto.
Me acerque al guardia, y extendiendo mi mano deje caer las miseras monedas de cobre.
Una moneda, dos, tres...

-Estoy en busca de trabajo...-

...cuatro...

-... doy mis servicios como verdugo. Saben a quien pueda dirigirme, que requiera mis servicios?- 

Sostenía la ultima moneda, esperando a la respuesta del guardia, dejando a que el la tomara.

Luego me dirigí a la ciudad.

Con paso firme y orgullosa se acercó la joven paladina a la entrada de la ciudad y escuchó con atención las palabras de los guardias. No era estúpida por lo que pagó las monedas para entrar. Dentro estaba su objetivo.

-Mi paso por la ciudad será breve, un lugar caliente donde dormir, y comida en condiciones es lo que busca mi cuerpo para ser reconfortado.

Decía mientras soltaba las monedas y miraba a su lado a un ser tétrico, espeluznante pero ala vez inquietante e interesante. Verdugo, decía que era...o al menos trabajaba como tal, un trabajo que atraía la curiosidad de la paladina.

En ultimo lugar se acerca Masudeva y con aire inconforme pone el puñado de monedas en la palma del guardia.

-¿Tendré que pagar cada vez que entre a la ciudad?- le pregunta al guardia con cierta indignación en la voz... -¿Sabe? creo que necesitare un empleo, ¿que tal le pagan en su trabajo?¿sabe de algún lugar donde estén reclutando gente?-pregunta cambiando rapidamente el tono de su voz esta vez tratando de escucharse mas amable.

-Estoy en busca de trabajo...-

...cuatro...

-... doy mis servicios como verdugo. Saben a quien pueda dirigirme, que requiera mis servicios?- 

- ¿Verdugo, dices? En Tormentos Cristalinos no existe la pena de muerte. Cualquier muerte que se produzca en la ciudad deberás ser debidamente denunciada a las autoridades, así que si buscas trabajo en esta ciudad como verdugo, me temo que se ha equivocado.

-Mi paso por la ciudad será breve, un lugar caliente donde dormir, y comida en condiciones es lo que busca mi cuerpo para ser reconfortado.

- Entonces cualquiera de las tabernas que tenemos en la villa te reconfortarán, no es muy dificil acceder a ellas, lástima que la Cabra de Mimbre se quemara, esa era una muy buena posada... algo cara, pero buena al fin y al cabo.

-¿Tendré que pagar cada vez que entre a la ciudad?-

- Por supuesto señor es la tasa. La otra opción es registrarse como ciudadano en el Ayuntamiento. Pero para eso debe cumplir bastantes requisitos.

¿Sabe? creo que necesitare un empleo, ¿que tal le pagan en su trabajo?¿sabe de algún lugar donde estén reclutando gente

- Mi trabajo está muy mal pagado, sobre todo si tienes que aguantar a mi jefe, cada vez somos menos, así que es posible que te contraten, mis compañeros no hacen más que dejarlo y al paso que voy yo haré lo mismo. Es que no hay quien le aguante...

No hay pena de muerte? -Oh, eso si es una pena- 

Observe una mirada curiosa, para la que deje abrirse lentamente mi boca que consiguientemente soltó unas ultimas palabras a los guardias. -Veré que otro bien se puede hacer a esta comunidad. El trabajo es alimento para el alma.- Dije con seria ironía, en cuanto me hacia paso hacia el interior de la ciudad.

-¡Gracias!- le dice amablemente al guardia. para luego alejarse caminando con paso calmado.

Raelia no dijo nada mas, solo pagó y se introdujo en la ciudad en busca de una posada, la primera que viera. Caminando por las calles de la ciudad pudo divisar a lo lejos un cartel que ponía "El Bote del Lagarto" el nombre no es qe fuera muy allá, pero mejor que un suelo duro, y el frio nocturno al aire libre, era cualquier cosa que se sostuviera sobre cuatro patas, y pueda llamar cama.

Entró con paso firme a la posada y se sentó en la barra en un lugar apartado observando lo que allí pudiera ver.

Ante ti se alza una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Una puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada te encuentras con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y te dice.

- Buenas noches, ehm... el guardia te mira de arriba a abajo buscando una palabra adecuada y como se ve incapaz de encontrarla continúa soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, dudo que seais residentes así que será necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc, si es que una criatura como tú lleva algo de dinero encima.

Te dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

Humanos. Siempre resultan tan prepotentes y engreídos, algo ideal para poderles manipular y hacerles caer según mi ama. Pero ya no podía permitirme el lujo de entretenerme con esos pensamientos o me acabarían encontrando. Debía ocultarme. Si, eso haría, me ocultaría en ésta ciudad tan mezquina durante un tiempo, por lo menos hasta poder volver a volar y con un poco de suete podría encontrar algo con lo que negociar.

Me había quedado mirando al vacío frente al soldado, como si fuera algun tipo de criatura estúpida que apenas llegara a comprender lo que me pedía, hasta que me decidí a buscar una de las monedas humanas que llevaba conmigo, una de reluciente plata que brillo al sol en cuanto la saqué de mi pequeña mochila y dejé silenciosamente en el suelo frente a mi, parecía algún tipo de ofrenda para aplacar la ira del poderoso e inutil guardia.

- Puede continuar entonces. Muchas gracias.