Partida Rol por web

Elianne suspiró, se apartó los mechones empapados de la frente y se paró en medio de la gente que discutía.

—¡Silencio, monton de Ty miy druhs!— Gritó con gesto enojado, casi pareciera que los estaba insultando. Las últimas palabras reververaron con una entonación extraña, y fueron acompañadas de varios gestos de manos. Elianne inspiró hondo, como intentando calmarse, y se dio vuelta hacia Audo.

—Lo del orco ya podemos verlo ¿Pero en serio no nos permitirías ni siquiera una de las habitaciones a cambio de parte del botín?— Le preguntó con su voz amable y suave de siempre.

Zarus cerró los ojos al escuchar toda esa algarabía. La reacción del posadero, era apenas lógica, pero para nada aceptable. Parecía poco conveniente intervenir, pues ya varios habían intentado persuadir, hasta usando medios disimuladamente mágicos.

-Lo que propone el religioso, parecer lo mas razonable. Si no existe un establo, podríamos ubicarnos en el sótano Solo necesitamos un lugar donde descansar y donde podamos mantener controlada a esta criatura.- agregó para darle mas fuerzas a lo planteado por el clérigo.

-Bueno, Raellia necesita dormir en cama. No habría mejor forma en que se recupere.- anoto a lo anterior, para que no se olvidaran el estado de la paladín.

Lucrecia abrió la boca un momento, y la cerró a continuación. Ya estaba hecho todo, y no creía que más palabras pudieran cambiar la respuesta de Audo, fuera la que fuere.

-Mierda.- pensó Vand. Había esperado que el liberar de monstruos como aquellos el bosque habría aflojado la bolsa y el corazón de Audo, pero parecía que no era así. Se preparó para ser echado de la taberna en cualquier momento, con los animos por los suelos.

Nadie sabía si lo que había resultado efectivo había sido el conjuro de Elianne o el intento de intimidación de Sanya y Namarra para hacer callar a Audo. El tabernero tomó las 5 piezas de oro y sin dudarlo ni un instante les dio 10 llaves que corresponderían a las habitaciones de su posada. Correspondían a habitaciones individuales con baño común pero lo suficientemente calientes y cómodas para pasar el tiempo necesario para que descansasen. 

Después sacó una llave más grand. Esta es la llave del establo, podéis encerrar allí a esa criatura, ahora mismo no hay ningún caballo. Así que supongo que no hay peligro. Con cerrarlo con llave supongo que será suficiente y no creo que nadie necesite vigilarlo, pero si alguien quiere asegurarse y pasar la noche allí... dijo encogiéndose de hombros, pues Sanya ya había pagado la pernocta de todos los presentes, así que le daba igual dónde durmiesen.

Zarus quedó impresionado. Le desconoció, por completo, el poder sacar una conclusión de lo que había pasado con el dueño de la posada. Ahora había que concretar quienes y como cuidarían a la criatura prisionera. -A alguno no le hace falta tanto el sueño?- preguntó con la esperanza de que alguno ya hubiese dormido un poco o que no lo necesitara con tanta premura.

Lucrecia negó con la cabeza. Apenas me queda energía. O descanso unas horas, o no podré conjurar.

Bien estaba lo que bien acababa, se dijo, encogiéndose de hombros. Tenían un lugar en el que descansar y recuperarse antes de reanudar la búsqueda de la gurida de los ladrones.

Me quedaré en una habitación con Raellia, por si empeora, dijo, cogiendo una de las llaves que les ofrecía el posadero.

¿Me ayudarás a quitarle la armadura? pidió a Elianne.

Elianne emitió un suspiro de alivio al ver que tenían un lugar donde dormir. Lo que le llamó la atención fue lo acomodada que estaba Sanya, cosa que no había esperado en lo más mínimo. Prestando a un grupo de extraños 5 monedas de oro, mientras ella misma tenía que aferrarse a cada pieza de plata que pudiera juntar. Se mordió el labio, tratando de imaginar cuando  iba a poder devolverselo.

Pero eso era problema para otro día.

—Enseguida, dame una mano con esto.— dijo Elianne mientras se ponía el brazo izquierdo de Raellia por sobre los hombros para empezar a moverla. Luego volvió la cara hacia el resto.—Si hay algo con qué atarlo, yo lo vigilaré tras terminar con Raellia. Si se despierta puedo ponerlo a dormir una última vez y mientras está en eso, me acercaré a pedir ayuda.

Sanya relajó un poco el gesto al ver que el posadero aceptaba y luego se llevó al osgo al establo.

-Por Moradin! Me ha costado cara la noche! Espero que entendais que esto es un préstamo y que espero que, a su debido tiempo, me devolvais el favor. He visto mucho en mi vida pero aún confío en la gente que me salva la vida y se juega la suya por mí.

Ahora, ¿alguien que me acompañe a encerrar a esta cosa?

El Kraken ayudó a llevar a Raellia a su cuarto y luego la dejó sola con las otras mujeres. El semigigante se sintió en deuda con la enana, asi que la ayudó a mover el cuerpo de la criatura.

-EL KRAKEN LLEVARÁ AL MONSTRUO! EL CAMPEÓN RESARCIRÁ SU DEUDA CON SU AMIGA ENANA!

Anduyn se congratuló que finalmente Audo entrara en razón y no solo les dejara pasar allí la noche si no también les proporcionara un sitio para dejar al prisionero, sin lugar a dudas había sido la intervención de Ilmater la que había dado lugar a aquel cambio.

-Gracias Audo, eres un buen hombre. Y no te preocupes nada pasará mientras nosotros estemos aquí. -Dicho eso se acercó a Sanya que tan amablemente había adelantado el dinero de todos.- Eres una persona generosa, Ilmater te bendecirá mucho. Y no te preocupes, te devolveremos nuestra parte.

Anduyn intercambió una mirada con su hermana, ella solía ocuparse de las finanzas y llevar el dinero encima, no solo porque era más difícil que alguien se atreviera a robárselo a ella sino porque así no acabaría entregado en limosnas para los pobres.

-¿Necesitáis ayuda? -Preguntó a Sanya y Kraken, aunque parecía que entre ambos se bastaban para llevar a la criatura al establo. Después se dirigió al resto.- No es necesario que nadie pase la noche en vela, creo que todos tenemos que descansar si queremos dar con esos bandidos mañana, propongo hacer pequeños turnos de manera que todos podamos descansar algo y la criatura esté siempre vigilada.

Al parecer, todos necesitaban descansar por igual. -No queda mas que amarrar bien a esa cosa y ponerle en un lugar en donde no le vea nadie. Siendo así, hasta podría resultar mejor encerrarlo en una habitación y ponerle llave. Una en donde le sea imposible escapar, claro.- Zarus dejó el tema, tomó una llave y se dispuso a ir a dormir.

-Sea como sea. Ya me contará que decidieron.- dijo antes de bostezar. -Me iré a descasar...-

Namarra suspiró aliviada al ver que todo se había resuelto y tomó buena nota del favor que les hacía la enana.

-Muchas gracias, Sanya. Te lo devolveremos en su momento. Yo, por mi parte, me retiro. Estoy agotada por la lluvia y por el combate.

Vand no se propuso para hacer guardias; si la criatura se despertaba en mitad noche y venía a por venganza... él no sería el primero en morir. Por eso escogió la habitación más lejana a los establos y con una ligera inclinación de cabeza se dirigió a su habitación a dormir.

Lucrecia, Elianne y el Kraken decidieron acompañar a Raelia a su habitación para ayudarla a quitarse la armadura y que así pudiera descansar. Después Lucrecia se quedó junto a ella para poder dormir.

Tras dejar a la paladina, Elianne y el Kraken volvieron junto al grupo que aún no se había acostado y arrastraron a la criatura que habían capturado hasta el establo que Audo les había dicho. Por suerte allí había suficientes cuerdas que valían tanto para atar a los caballos como para atar a su enemigo y que así no escapase.

Sanya se retiró por fin a descansar, completamente agotada.

El Kraken no las tenia todas consigo dejando a aquella cosa alli encerrada pero las contusiones y heridas comenzaban a acumularse y sintio que se le cerraban los ojos. 

-El KRAKEN SE RETIRA A RECUPERAR SUS FUERZAS. MAÑANA SERA UN DIA DE GLORIA

Ayudó en lo que pudo escoltando a sus amigos hasta el establo y colaborando en atar a la criatura. Como había material suficiente prefirió que pecaran de cautos y atarlo varias veces y de todas las maneras posibles para inmovilizarlo: los pies, las manos y el cuerpo a alguno de los pilares de madera que sujetaban el techo.

-Creo que así será suficiente, debería ser un mago para escaparse de ahí y ni aún así. -Dijo mirando satisfecho el trabajo que habían realizado entre todos.- Además cerraremos con llave el establo. Mañana en cuanto me despierte vendré a comprobar que sigue aquí y a traerle algo de agua y comida.

Era hora de retirarse a descansar, el día siguiente prometía ser muy intenso también y debía reponer fuerzas para poder ser de utilidad al grupo con sus hechizos renovados de curación.

-Que tengáis una buena noche amigos. Nos vemos mañana.

Se despidió del resto y fue en busca de la habitación donde estaría su hermana.

Después de dar las buenas noches —aunque en realidad ya era de día—, y agradecer la ayuda a El Kraken y Elianne, Lucrecia arropó el cuerpo inconsciente de Raellia con unas mantas, y se acostó a su lado. Estaba lo bastante cansada para dormirse en cuanto cerró los ojos.

Elianne estaba funcionando con energías que no tenía. Tras comprobar que las ataduras del monstruo parecerían aguantar por lo menos algunas horas, la joven sintió el cansancio del día depositarsele sobre los hombros.
—Buuu...—dijo tapandose la boca con la mano mientras bostezaba—...enas noches.

Elianne saludó con un leve gesto de cabeza a quienes todavía no se habían retirado y se dirigió con paso vacilante, cansado y acompañado de bostezos a las habitaciones. En cuanto apoyó la cabeza, el mundo se fue a negro.