Partida Rol por web

Justo cuando Huesos cruzó la cortina sintió como una explosión saltaba en su cara. Instantes después de activar la trampa que había en la sala, el zombi y el esqueleto se movieron para atacar a Huesos. En la sala había tan poco espacio, que solo uno de ellos podría enfrentarse a los muertos vivientes cuerpo a cuerpo.

Mientras tanto, los demás miraban a sus espaldas sin ver que si alguien se acercaba o no.

En cuanto corrió la cortina y pasó dentro de la habitación una explosión cegó a Ramase y al abrir los ojos vio cómo los cuerpos de los muertos se le abalanzaban encima. Sin embargo, a pesar de lo crudo de la situación, el anciano sonreía.

- Preciosos.

Cuando vio aparecer aquellas aberraciones, algo se disparó en el interior de Cástor, que aferró con fuerza su maza. Los no muertos eran una ofensa contra la vida, y contra todo lo bueno y puro que representaba Pelor. Pero, por suerte, en aquella ocasión había alguien presente para hacerles frente. Alguien que había dedicado su vida al Dios Sol, y que conocía como lidiar con esas criaturas. 

Con un tono furioso, empezó a recitar a voz en grito la letanía de expulsión, mientras señalaba con justa ira con su maza a los cadáveres animados. 

La explosión y la aparición de monstruos abrumaron a la recién eclosionada criatura que bajó la cabeza por un segundo, mas cuando vio que los demás reaccionaron bravamente su enfado pudo con el miedo y se arrojó hacia delante, dando torpes pero impredecibles brincos.

- ¡Gargargargarrrl...! -ladró el diminuto dragón al lanzarse contra las piernas esqueléticas más próximas que no fuesen las de Ramase y morder con todas sus fuerzas.

El dragón dio un mordisco a la pierna de uno de los esqueletos, sin terminar de hacerle demasiado daño. Después, los muertos vivientes se movieron con paso lento pero para cuando quisieron darse cuenta, Cástor ya había cruzado la cortina y había hecho explotar al zombi y al esqueleto que tenía Ramase ante ellos.

Habían sido un par de enemigos fáciles de vencer, sobre todo con un clérigo tan poderoso como Cástor.

La explosión hirió a la bestia, aplastándola contra el suelo y, pese a que gimió de dolor al instante, su cólera se apoderó de ella.

- ¡Graaarglglglg! -ladraba medida que rasgaba, mordía y coleteaba los restos de los muertos vivientes, presa de una furia terrible que la enajenaba, vertiendo lágrimas de frustración.

Filos se encogió ante la explosión  miró por encima del hombro para comprobar que todo el mundo estuviera intacto.

-Buen trabajo! A mi se me están cansando los brazos de esperar a que alguien aparezca. Aprovechad que sigo aquí para investigar la habitacion. Los magos suelen guardar cosas valiosas.

- ¡No...!- La explosión de los no-muertos llenó de ira a Ramase quien, a pesar de lo peligroso de la situación, hubiera deseado estudiarlos detenidamente. Lanzó una mirada furibunda al clérigo de Pelor, triunfante, para luego fijarse en que en medio del jaleo se había metido la pequeña lagartija.- ¿Qué haces tú aquí?- Sin atreverse a cogerla en brazos, por lo que pudiera pasar, le ofreció la abertura de su zurrón por si quisiera meterse dentro y refugiarse allí. Poco podía hacer el viejo Huesos por su salud, pero quizá Cástor se apiadase de la valiente o insensata criatura.

- Veamos qué hay por aquí.- Empezó a rebuscar ante lo dicho por Filos.- Más que un mago tiene pinta de nigromante.- Dijo sin aparente sorna en su voz.

Cástor finalmente se había visto obligado a entrar para desterrar a aquellas aberraciones de vuelta a la tumba de la que nunca deberían haber salido, aunque su voluntad, firme como las raíces de las montañas, le permitió sobrepasar lo peor de aquella trampa. No reparó en la ira de Ramase, exultante en su triunfo contra los no muertos, y asintió ante sus últimas palabras.

-Sí, puede que se trate de un maldito nigromante. Pero le enseñaremos a no tontear con esas oscuras energías. 

Habiendo terminado de separar todas las extremidades de aquellos monstruos reanimados, desperdigándolas por la habitación con rabia, la bestia se encontró un gesto de cariño por parte de Ramase y, pese a que seguía sedienta del dolor de quienes le habían hecho daño, en el fondo apreciaba la paciencia que mostraba el enjuto individuo con ella.

- <Auuuurrr... >-gruñó al principio, luego algo pasó por su cabeza de manera aparente, la agitó y dejó de babear verde y mirar con odio al mundo- Jven connn apapájjj -farfulló mirando a la demacrada figura de aquel hombre a los ojos.

Con una torpe y lastimosa carrera, donde se apreciaba lo magullado de su figura, se abalanzó sobre el zurrón, dio la vuelta en su interior para terminar asomando su hocico... antes de mordiquear las piezas de armadura de Huesos que quedasen al alcance de sus fauces.

Al rebuscar entre las cosas de la habitación encuentras tres frasquitos y algunos componentes de conjuros¹. También encuentra varios pergaminos donde parece haber anotaciones escritas. Pero para leerlas tendría que pararte y que todo el mundo se diese cuenta de que había encontrado algo de valor.

Los frasquitos parecían tres viales para pociones, en dos de ellas el interior era el mismo, mientras que en la tercera era de aspecto diferente.

Filos se cansó por fin de tener el arma levantada, asi que la bajo y ayudó a inspeccionar la pequeña cámara. 

-Tantor, vigila y avisa si viene alguien.

- Definitivamente aquí tiene que haber, por alguna parte, un usuario de la magia. Un nigromante.- Dejó que Filos pasara a la habitación. Huesos había visto algunos componentes que podía identificar como componentes de conjuros. Por su parte, Huesos necesitaba salir de ese espacio tan reducido. Estaba preocupado por la suerte que hubiera podido correr la cría de dragón. Su cuerpo era aún muy pequeño y la explosión de los no-muertos, provocada por Cástor, podía haberlo matado. Notaba su peso en su zurrón y el esquelético humano llevaba las manos metidas en él para tratar de examinarlo.

- Ha sido...- Dudó sobre cómo describir la actuación de Cástor.-...definitivo.- Se notaba que Huesos hablaba visiblemente incómodo. Él era taxidermista, le gustaba juguetear con la muerte, inmortalizarla, y no podía ocultar que le hubiera gustado examinar los cuerpos de aquellos no-muertos.- Quizá la próxima vez tenga oportunidad de estudiar alguno de esos ejemplares.- Estaba algo enfadado con el clérigo de Pelor pero no podía expresarlo pues necesitaba su ayuda.- ¿Crees que podrías echar un vistazo a nuestro nuevo compañero? Otra cosa no, pero fue muy valiente al enfrentarse a esos engendros del mal.- La lagartija se había metido en su zurrón y asomaba el hocico gruñendo y farfullando de dolor.

Notaba su peso en su zurrón y el esquelético humano llevaba las manos metidas en él para tratar de examinarlo.

Ramase tenia unas manos desagradables al tacto. Eran como huesos con una fina piel pegada encima. Eso sí, se movían con presteza y agilidad, palpaban la piel escamada del dragón, examinando las heridas. Sabían lo que hacían. Pero antes de empezar a toquetear al dragoncito dejaron caer algo en la bolsa. Eran tres viales llenos de líquido. Dos de ellos eran iguales y un tercero diferente. Además el humano metía en uno de los bolsillos laterales del zurrón unos pergaminos con anotaciones sobre ellos.

-Por supuesto que ha sido definitivo-replicó Cástor, orgulloso de un trabajo bien hecho en nombre del Dios Sol-esos engendros debían ser desterrados de vuelta a la muerte definitiva. No sabía que tenías interés en los cadáveres. Aunque algunas enfermedades pueden aprender a tratarse analizando a sus víctimas, no suele ser útil su estudio mucho más allá de eso.

En cuanto a la pregunta sobre atender a la criatura, el clérigo meditó medio segundo antes de hablar.

-Podría... Pero las bendiciones de Pelor son limitadas, y no sabemos cuanto nos queda por delante. Prefiero reservarlas para cuando no haya más remedio, o usarlas cuando hayamos acabado o vaya a terminar el día-explicó.

Con el nervio al rojo vivo, baba verdosa y siseante goteando sobre el suelo y ojos cargados de cólera la bestia apretó las garras contra el tejido de la capa y, pese a que pareciese a punto de saltarle a Ramase a la mano en cualquier momento, se dejó examinar.

- Ngrlmantezzz... ¡Gjjj! -sólo cuando la mano experta del taxidermista dejó de palpar su magullado cuerpo alzó la mirada de manera extrañada- Valiennntehhh ¿Cóhhhlera? Muerrrte ngrlmantezzz... ¡Pehhhciozo! Zí-zí-zí-zí -enfocado su odio hacia otra persona el monstruo pareció deleitarse con ideas terribles del futuro próximo.