Partida Rol por web

Tal y como dijo Lucrecia lanzó el conjuro sobre sí misma y desapareció del resto de ojos.

Lucrecia no tardó mucho en avergiar qué estaba pasando en la parte inferior del templo. Al bajar las escaleras y girar por el pasillo donde se había desarrollado el encuentro pudo ver la multitud de cadáveres que habían dejado a su paso. Pero la realidad era muy diferente a la que habían visto la noche de antes. 

Los cuerpos caídos eran muy inferiores a los ladrones derrotados, y la mayoría de los cuerpos estaban mordisqueados o todas sus carnes devoradas por completo. A varios metros de allí pudo ver los causantes, un par de aquellas criaturas de aspecto delgado, piel púrpura, ristras de colmillos en sus boca devoraban juntas y ajenas a la presencia de Lucrecia lo que había sido uno de los enemigos que habían abatido anteriormente, ¿o era uno de los que no habían conseguido derrotar?

Las tripas de Lucrecia se encabritaron como caballos salvajes al contemplar la funesta escena, y tuvo que cerrar la boca con fuerza, apretando dientes y labios, para que el desayuno recién comido no hiciera el camino de vuelta. Aguantó también las ganas de inspirar profundamente pues, aunque los cuerpos todavía no estaban putrefactos, el olor ácido de la muerte no era mucho más agradable.

Imbéciles, imbéciles... Los ladrones, que podían haber conservado las vidas si se hubiesen rendido, habían elegido una muerte terrible. Las criaturas que habían liberado habían acabado con ellos. Tal vez alguno había sobrevidido, escondido o encerrado en una de las celdas o cámaras del sótano. La noche anterior había sobrevivido solamente uno, mientras que ahora eran dos los que se llenaban las tripas con los cádaveres, a pesar de que ya habían devorado casi toda la carne de los que habían matado. ¿Tanta carne podían comer? ¿O había más? Y, respecto al nuevo monstruo, ¿estaba ya entre ellos o era nuevo? Tal vez uno de los cadáveres... Demasiado terrible para considerarlo, aunque era una posibilidad.

Antes de retroceder hacia las escaleras, contó los cadáveres que quedaban.

Tenemos un problema, llegó el susurro de Lucrecia. La joven espero a estar lo bastante lejos de los inquilinos del sótano antes de empezar a hablar, mientras regresaba a la planta baja.

Hay dos monstruos como los que los que vimos ayer. Se han pasado la noche comiéndose a los desgraciados que matamos, y creo que han seguido con la masacre de ladrones donde nosotros la dejamos...

Decir que Raellia había dormido pesadamente sería como decir que el día anterior habían tenido alguna dificultad en el sótano de aquel templo: aunque técnicamente correcto, no era todo lo fiel a la realidad que debería. Sin embargo, finalmente despertó cuando la azuzaron, presa de sueños extraños, de pesadillas y de recuerdos que eran y no eran suyos. 

-¿Eh? Sí... Ya voy-replicó, bostezando cuando fue consciente de dónde estaba. Por desgracia, no tenía a mano nada a lo que hincar el diente, pero aún había por delante bastante día para poner remedio a aquello. Antes de prepararse para el combate, la muchacha se acercó a la inconsciente Sanya, y colocó sus manos sobre ella, logrando que una leve luz se depositara sobre la enana, sanando algunas de sus heridas. 

Una vez se aseguró de que estuviera bien, terminó de prepararse, escuchando con preocupación el susurro de Lucrecia.

-No podemos dejarlas ahí... Podrían salir y hacer daño a alguien. 

Lo primero que sintió fue dolor. Luego, la luz se coló entre sus párpados y su mente volvió a funcionar mientras se incorporaba en un mundo de agonía. Le dolía todo el cuerpo como si lo hubiera aplastado un elefante. Aún así, taan sólo se permitió un murmullo como queja.

-MMffg... Bueno... parece que estamos vivos. ¿Estamos todos? No veo a Lucrecia.

Namarra dió un saltito al ver a Raellia reaccionar y curar a Sanya. 

-Bien! Menos mal, Raellia! Pensaba que te habían lanzado un veneno o algo así y que nunca despertarías! Te vamos a necesitar para matar a esas cosas.

El kraken se apoyó contra la pared, exhausto pero satisfecho de ver a Raellia de nuevo despierta y a Sanya sentándose. Se la veía hecha mierda pero la enana era dura.

-EL KRAKEN SE ALEGRA DE VEROS A LAS DOS DE NUEVO CONSCIENTES!

Cuando reaparece, Sanya le sonrie y saluda con la mano a Lucrecia.

-Bueno... no suena tan mal, no?

Sí, sí, estoy de acuerdo, respondió Lucrecia por el canal mágico. Si salían de allí, suponían un peligro para los asentamientos cercanos, incluido el que los había contratado. Y, sobre todo, estaban entre ellos y el botín de los ladrones. Pero tenemos que estar preparadas. Ayer nos dieron muchos problemas, y aunque solo he visto dos, no puedo asegurar que sean todas las que hay...

—Lucrecia dice que abajo los monstruos de ayer han matado a los ladrones—comunica a quienes no están recibiendo el conjuro— ¿Deberíamos bajar?— pregunta tanto en voz alta como mediante la linea de comunicación psíquica.

Bajemos si estáis listos. La voz de Lucrecia ya no llegaba desde el canal mágico, sino desde la escalera. La joven, todavía invisible, estaba a solo unos metros del resto del grupo. Ayer nos dieron problemas un par de ellos, y si hubiese más de los dos que he visto... Preparaos para dar media vuelta y salir corriendo si aparecen más.

Ni los conjuros ni las armas a distancia de los compañeros se habían mostrado muy efectivas contra los monstruos. Tan solo la espada de Raellia y el hacha de Sanya habían conseguido hacerles daño. Y ambas estaban todavía débiles, lejos de haberse recuperado de todo el castigo recibido durante la tangana del día previo.

Me alegro de verte en pie otra vez, dijo, animada, al ver que Sanya volvía a estar consciente.

Sanya asintió como muestra de gratitud. La realidad es que se mantenía en pie de milagro. Un sólo golpe y volvería a caer, probablemente.

-Gracias, Lucrecia. La verdad es que estoy bastante jodida. Si lo he entendido bien, ahí abajo sólo quedan los dos monstruos? Podemos intentar tenderles una trampa: atraerlos aquí y caerles encima en cuanto lleguen a la puerta. Aquí podemos atacarles de uno en uno y, siendo 3 luchadores cuerpo a cuerpo atacando por sorpresa y, probablemente, flanqueandolo, es posible que caiga en el primer asalto, ¿No os parece?

Además, em caso de que sobreviva, una buena grasa en la puerta puede darnos una ventaja aún mayor.

—¿Alguien hace de carnada? ¿O tratamos de atraerlos solo con sonido?

Namarra asintió mientras ladeaba la cabeza.

-Lo de los sonidos es buena idea. No estamos ninguno para recibir daño. O eso o que uno de los que se pueden hacer invisibles los atraiga y luego desaparezca cuando ya estén cerca.

SI ES NECESARIO, EL KRAKEN SE SACRIFICARÁ POR SUS AMIGOS! -dijo el gigantón.

Esperemos que no sea necesario sacrificarse, ¿eh? dijo la voz invisible. No hemos venido aquí a que nos maten. 

No era mala la idea de Sanya. Un plan sencillo, y aparentemente con pocos riesgos. Sobre todo, le gustaba a Lucrecia que, si las cosas venían mal dadas, la huida era más fácil desde allí que desde el sótano. 

Cómo decía, solo he visto a dos, pero no sé cuántos hay realmente. Si hay otros deambulando por el sótano, es mejor que evitemos hacer demasiado ruido. Lo justo para que lo oigan esos dos, dijo Lucrecia. Aunque están ocupados comiendo... igual no hacen caso si no ven a alguien. 

-Si recuerdas, los tenian encerrados y los soltaron en desesperación, asi que no creo que hayan mas. Raellia, seguro que no tienes ni idea de qué son y de qué son capaces? Quizás al descansar tu memoria se haya aclarado -dijo la enana.