Partida Rol por web

La maga no sabía qué hacer, su primera reacción fue correr detrás del niño, pero la bruja se le adelanto derribando al niño con un proyectil mágico. Un conjuro de Sueño ibera sido más efectivo, pero lo hecho, hecho estaba.

La maga se lanzó detrás del buen samaritano que recogió la bolsa que había intentado mangar el niño. ¡Eh! ¡Tú, eso no es tuyo! Entonces preparo un conjuro, podía haber lanzado un proyectil mágico y fulminar al desgraciado, pero opto por un hechizo más sutil. ¿Quieres “volar” con la bolsa?, pues volaras. Alice lanzo un levitar.La maga no sabía qué hacer, su primera reacción fue correr detrás del niño, pero la bruja se le adelanto derribando al niño con un proyectil mágico. Un conjuro de Sueño ibera sido más efectivo, pero lo hecho, hecho estaba.

Esa idea incluso me gusta más que la de comprar una casa. Será como en los viejos tiempos.

Jadewo y Evea se vistieron mutuamente, se dieron un ceremonial beso antes de la acción y bajaron las escaleras a la planta baja de la posada, en el nivel intermedio. Por el umbral de la puerta que lleva a la calle, ambos vieron a un tropel de viandantes en estampida, gritando asustados, huyendo de algo o alguien.

Fruto del pánico colectivo, el posadero estaba acunclillado tras la barra y sus clientes se habían metido bajo las mesas que sostenían sus bebidas. El más valiente de ellos gateaba tembloroso hacia la puerta para cerrarla.

Como siempre: espera aquí, echaré un vistazo.

La Gata se adelantó y asomó medio ojo al exterior, en dirección contraria a la que huían los plebeyos. Hizo un gesto para que se acercase.

Seis brujas y un diablo. Todos con vestimentas negras. Hay alguien en el suelo... ¡Un niño en un charco de sangre!

¿Todo este escándalo porque había muerto un niño en la calle? Por favor... esta gente no sobreviría ni cinco segundos en Aguasprofundas. Pero a Evea pareció afectarle que la víctima fuese un niño, tocó una fibra maternal sensible. La Gata dejó el umbral y salió a la calle a hacerles frente.

Fruto de la conmoción, Alice confundió un conjuro de levitar con un conjuro de telekinesis, que es lo que le habría servido para alzar a alguien en el aire en contra de su voluntad. Además, los más de quince pies de multitud no permitieron ver dónde aterrizaba la bolsa ni quién la cogió. Cuando acusó a uno de los hombres que en el tropel había tropezado y caído, ese hombre se puso en pie y salió huyendo aterrorizado y con las manos vacías como los demás.

Onfale registró los bolsillos de aquel niño más pobre que una rata. Los remiendos y los descosidos ya le aventuraron que estaba ante un pequeño vagabundo, y lo confirmó cuando no halló ni una triste moneda. Sin embargo, lo que había fuera de los bolsillos era más interesante. El contorno del charco estaba truncado, y se había dibujado la punta de una pequeña bota en la sangre del ladronzuelo. La orientación de esa puntera era lo más interesante: mientras todos los transeúntes huían en una dirección, quién dejó la huella se había aproximado al cadáver del niño. Aquellas pequeñas manchas habían dado media vuelta y se habían metido por una callejuela perpendicular de solo cinco pies de ancho.

En la experiencia de Onfale, vencer el miedo y exponerse al peligro solo se hace por una cara familiar: había un segundo niño, un compinche mezclado entre la multitud un poco más adelante, esperando a que el primero le pasase la bolsa para tomar caminos distintos y reunirse luego en el punto de encuentro. Si el sinvergüenza de Fosco estuviese aquí, podría asesorarles más sobre estas técnicas de hurto tan clásicas y efectivas.

Leiath la "Mataniños", por su parte, determinó que el niño aún tenía pulso, y le aplicó un conjuro menor para estabilizarle. Ahora que tenían un prisionero, podrían llegar hasta el cómplice y localizar la bolsa de contención.

Por lo demás, la calle se había vaciado en cuestión de segundos de toda la gente que la abarrotaba. Sin embargo, cincuenta pies más adelante, de una puerta a la altura de un banderín con una torre, salió a la calle, en dirección a los aventureros, una mujer con cara de pocos amigos. La mujer tensó un arco y armó una flecha, apuntando alternativamente a Leiath y a Onfale, que se habían acunclillado sobre el ya definitivamente no-cadáver, ella para prestarle sanación por las heridas que le había inflingido, y él para robar al niño robador. Todo muy redundante.

El suspiro de alivio de la aterrada bruja de Hala se pudo escuchar entre todos los presentes.

- Por Hala! Está vivo, está vivo!

Apartó a Onfale de un débil empujón para coger al pequeño brivón y acunarlo entre sus pechos. Cuando consideró que este estaba bien calentito, se quedó mirando a la mujer que les apuntaba con un arma todavía con el ladronzuelo bien agarrado.

- Y tú por qué nos apuntas con ese arma? Estas compinchada con estos ladrones? Habla!

Jadewo, se vistió con mirada hambrienta las curvas de Evea cuando esta se vestía. A pesar de todas las desdichas vividas, le reconfortaba haber encontrado en ella una compañera.

Una vez llegados al salón, con toda la gente refugiada bajo las mesas, Jadewo sentía como se le ponían los pelos de punta, curiosa como una gatita, Evea se adelantó para dar un vistazo al exterior, tras la puerta, mientras él se acercaba al umbral.

El ceño se le frunció cuando ella se aventuró sin pensárselo un momento al exterior. No era sensato actuar así. Qué haces chica, aguarda, prepárate. A penas tuvo un momento para dar un vistazo fuera, a la par que ella le informó en un susurro. Seis brujas y un diablo.

Por la fuerza de la costumbre, el joven invocó una fracción de su poder sobre el espadón, en su sitio, antes de salir fuera tras Evea. No le gustaba la idea de exponerse ante lo desconocido, y menos en este lugar y ante esas criaturas, pero por nada en el mundo, dejaría a Evea sola, por Torm que no la abandonaría.

Ante la pregunta de Tybalt, Onfale no supo qué contestar. Se limitó a refunfuñar pro lo bajo.

- Mmmprfh.- habían estado tanto tiempo comprando, probándose ésto y aquello, que ni recordaba lo que había quedado guardado finalmente en el bolso de contención.

La Bruja de Hala no sólo era "Mataniños" sino que también "Maslistaquelhambre" pues, al ver que les apuntaban con un arco, usó su cadáver de escudo humano.

¡Qué lista!- Pensó el perfumista sorprendido pro la falta de escrúpulos de la mujer más piadosa que habbía conocido en su vida. Estimulado por la gran idea de Leiath, hacerle creer a la mujer del arco que el niño estaba vivo, el mago le siguió el juego.

- No es lo que parece. Nos robó y sólo intentábamos defendernos. El niño aún está vivo,tiene pulso...- Dijo como si en vez de rebuscar en sus bolsillos hubiera estado buscando signos en su pequeño cuerpo de que aún estuviera vivo.-... no hagas una locura. Ella puede curarlo.- Preparado para echarse un conjuro de invisibilidad susurró a sus compañeros los hallazgos encontrados alrededor del charco de sangre.- Su cómplice ha escapado por allí.

La maga busco protección detrás del robusto cuerpo de Flame, no le gustaban los arcos, había visto a muchas personas caer abatidas por la flechas. ¿Quién sería la mujer, uno de los guardias de la ciudad u otro ladrón? La bruja ya había hecho la pregunta, ahora había que espera la respuesta de la mujer del arco y esperaba que esa respuesta no fuera un flechazo. 

La reacción de madre preocupada descolocó a Aire, pues no entendía por qué Leiath, después de matar y reirse del cadáver de su hijo adoptivo, le acunaba como si fuera su abuela preocupada. Miró a Becky y señaló a Leiath mientras hacía gestos como si estuviera loca. No le bastaba con matar, ahora se lo quería quedar de mascota.

No se le pasó por alto la llegada de la mujer y su arco, lo que hizo que Aire usara su osito como escudo, al igual que Leiath a su hijo adoptivo. Y tampoco dejó de escuchar las palabras de Onfale sobre que el cómplice había escapado

¿Otro niño? ¡Es su gemelo! susurró, acercándose a Tylbat y tirando de su brazo Venga, venga, hay que ir a por él antes de que Leiath le haga algo

El rubio Jadewo salió tras Evea y contempló al diablo...  y a sus seis mujerzuelas...  aunque se intuía que una de ellas, a lo mejor, era en realidad un hombre (la/el rubia/o del espadón). Jadewo también diría que el diablo se trataba de un tiflin, de esos que se ven de cuando en cuando por Faerún.

Evea se decantó por apuntar definitivamente a Leiath, y tensó un poco más el arco. Por mucho que estuviese usando el niño como rehén, la Gata estaba segura de poder acertarle a aquella bruja en un ojo a esta distancia. Porque sí, ella quería creer que el niño estaba vivo y agarrarse a ese clavo ardiendo, aunque al final resultase mentira y una trampa de ese séptuplo de farsantes.

Si el niño está vivo, yo también puedo curarle. Déjale en el suelo y alejaos de él. Retroceded...

Dicen que el niño les robó-masculló a Jadewo-. No confío en ninguno de ellos. Mira que aspecto tan siniestro tienen, con esas ropas negras e impolutas como si acabasen de ser compradas en una tienda. Parecen salidos de una secta maligna-gran frase teniendo en cuenta que Evea también vestía de negro, como todos en esta ciudadela.

Fiuuuuuuu... Fiuuuuuuuu...

Aquellos silbatos empezaron a sonar en la lejanía, y acercándose.

El hombre corpulento y rubio, enfundado en una armadura completa que apareció por la posada tras la menuda arquera observó la escena, posando la mirada en el niño que yacía sangrando a los pies de las mujeres.

-Acaso un hurto merece la muerte, ¿quienes sois para dispensar tal castigo?

Dice adelantándose unos pasos respecto a la posición de la arquera.

-Dejad que lo atendamos antes de que sea tarde. Una vez atendido tendréis tiempo para explicaros.

El tono de voz del hombre era firme, con aplomo, tal vez carentes de sutilidad y formas más conciliadoras, pero el mensaje era claro.

Leiath estaba que echaba humo por las orejas. Primero les robaban nada más salir de la tienda y luego les amenazaban en plena calle. Que Hala desintegrase aquel plano entero con esa maldita ciudad y sus estúpidos habitantes!
Y mientras, claro, el otro pilluelo se había escapado con sus cosas.

Depositó al ladronzuelo inconsciente sobre las manos de Onfale y la bruja se levantó para hacer frente a la nueva amenaza.

- Veo que sí que estás confabulada con los ladrones, ya que estás ganando tiempo para que escapen con nuestras pertenecias. El niño esta bién, solo ha perdido el conocimiento, y no le vamos a soltar hasta que recuperemos las cosas que nos han robado o venga la guardia a reclamarlo.

La voz de la bruja salió grave de su garganta del cabreo que llevaba encima. Parecía que el espíritu que tantas veces poseía a Aire lo había hecho ahora con la benigna curandera.

Los silbatos llamaron la atención del eunuco, haciéndole pensar con rapidez. habló agravando la voz para hacerla más masculina.

- Depende de la cuantía del hurto.- Soltó ante la palabrería del rubiales. En aquel inhumano planno, puede que lo que les hubiera robado el niño acabara costándoles la vida. una manta en medio de las Llanuras del Hambre suponía la diferencia entre la vida y la muerte por lo que, aquel acto del ladronzuelo, podría haberse considerado como un homicidio involuntario, lo mismo que la actuación de Leiath. Pero volviendo al ruido de los silbatos. Si esos eran los guardias, ¿quién diablos eran estos dos? Así que les respondió con otra pregunta.-  Si los guardias vienen en camino...- Dijo señalando con la cabeza en dirección a los silbatos.- ¿Vosotros quiénes sois para dispensar justicia?-Hasta podían ser los cómplices del hurto y querer recuperar al niño.- El niño se queda con la Bruja de Hala, en su regazo recobrará de nuevo las fuerzas. Mientras podemos aclarar lo que ha pasado, este malentendido, en un lugar más discreto. No queremos problemas. Sólo estamos de paso.- Tomó al niño en sus brazos con un gesto de asco. Le daba repelús pero hizo de tripas corazón.- Apresurémonos.- Le asombraba la valentía de Leiath pero no quería jugársela tanto y que mataran a la persona más importante para él en aquel plano.

Jadewo está bastante seguro de que no existe una deidad llamada Hala en Faerún. El símbolo de su colgante consiste en un aro formado por serpientes entrelazadas que se comen la cola, no es nada que te suene. El título de Bruja recuerda a las Brujas de Rashemen, pero ellas sirven a Mystra, Mielikki o Khauntea, no a Hala. Es como si esa mujer hubiese venido de un mundo totalmente distinto a todo lo que conoces.

El charco de sangre es más pequeño que el niño. Tal y como lo sujeta la Bruja de Hala, es probable que el cuerpo estuviese tendido con el charco a la altura del rostro, como si la sangre brotase de un golpe en el cráneo o de los orificios de la cabeza (oídos, nariz y boca).

La maga miro a los dos “paladines del bien” que se esforzaban por parecer buenos e inmaculados, en contraposición al aquelarre de brujas que habían convocado a un demonio de las profundidades y raptaba niños como sacrifico. Creo que en caso de juicio tenemos todas las de perder, aunque seamos inocentes. Susurro a su grupo. Creo que lo mejor será ir a otro sitio a hablar.

El hombre permaneció firme en su actitud. Contemplando con sus ojos la escena, no dejando que otros opinaran por él, a veces había malentendidos y confusiones.

-Hala, desconozco quien es ni qué representa. Pero parece que la vida del menor no corre un peligro inminente. Dejemos que las autoridades locales actuen consecuentemente. Ya que estáis aquí, y esta es su jurisdicción.

Mirando al hombre que recoge el niño y se alza ante la bruja que han denominado sierva de Hala, responde.

-En mi caso soy un devoto que quire ser digno a los ojos de Torm. Y sus enseñanzas dictan que sea la fuerza del débil ante el abuso.

Dice haciendo especiál émfasis en el niño y las heridas que presenta.

-Permaneced donde estáis a la espera de que lleguen las autoridades.

El gesto de Leiath se relajó ante las palabras del hombre que acompañaba a la agresiva arquera. Parecía un hombre sensato y sensatas sonaban sus palabras.

Torm? Quién sería ese? Otro semi dios seguidor de Hala como Hironeius?

- Como bien decis, debemos mantener al pequeño a salvo hasta que vengan las autoridades, sin embargo quizás pueda alguien seguir el rastro dejado por el otro pillo antes de que se enfrie.

En voz algo más apagada y triste añadió pensando en la caja de raciones recién adquirida: Se ha llevado todos nuestros alimentos.

Jadewo escucha a la mujer que parece haber sanado al muchacho, quien parece haberse serenado un poco, la palabra era un buen substituto a las agresiones.

-Yo carezco de tales capacidades, pero tal vez este niño sepa a donde se dirige su compañero, o tal vez haya otras formas para seguir el rastro de un objeto perdido mediante el Arte. No obstante, sería difícil seguir a alguien en un lugar en el que no se puede dejar huellas en el barro, o quebrar ramitas u hojas al pasar.

Mirando al muchacho que descansa en los brazos del hombre del pelo negro.

-Motivo de más para que no le pase nada a este muchacho.

Ante el desarrollo de los acontecimientos, Tybalt se mantenía tenso y en guardia. Hizo un gesto negativo a la insistente Aire, quien no parecía apreciar que estaban siendo apuntados por el arco de una desconocida mujer. Las manos del tiflin estaban convenientemente situadas para alcanzar sus espadas si la conversación subía repentinamente de tono y las palabras terminaban por ser sustituidas por el acero. El siguiente en aparecer fue un hombre rubio con cierto aire petulante que les hablaba con una molesta rectitud. Pero fueron sus palabras las que le dieron a entender que quizás no tuviesen nada que ver con el granuja que hacía malabares entre la vida y la muerte en los brazos de Leiath.

Ante esa posibilidad, Tybalt se decidió a intervenir para evitar de una vez por todas a la patrulla que se acercaba por momentos. -Si quieres ser la fuerza del débil, no tengo ningún problema con eso.- Dijo relajando un tanto su postura para meterse en la conversación. -Nosotros tan solo necesitamos recuperar nuestras cosas y este niño puede ayudarnos, pero de nada servirá si tardamos en ponernos en marcha. Lo que ha ocurrido ha sido un accidente pero, si tanto te preocupas por éste niño, acompáñanos y sé su protector.- Propuso al desconocido apelando al sentido del deber del que parecía hacer gala. Tuviese o no algo que ver con el ladronzuelo, ahora tenían que alejarse de allí para seguir el efímero rastro del compinche y contar con más gente nunca estaba de más. De todos modos, si cualquiera de los dos llegaban a ser una verdadera molestia, los viajeros interplanarios estaban en superioridad numérica. ¿Qué podría salir mal?

El hombre enfundado en metal estudia el rostro del ajeno nativo, sin traslucir emoción alguna. Simpremente negó.

-Desconozco quienes soys, ni vuestras intenciones, no hay motivo para que os acompañe. Si como decías ha sido un accidente, pronto estará resuelto, los pitidos están ya cerca.

La mirada de ojos castaños se posó de nuevo sobre el hombre y la mujer de negras caballeras.

-Pronto estarán aquí las autoridades, y si todo ha sido un malentendido, tendrá buena solución, no sería prudente fugarse dando a entender que no sóis las víctimas que pretendéis.