Partida Rol por web

La maga pelirroja estuvo a punto de soltar un grito y darse de cabezazos contra la jaula. Era el primer hechizo que lanzaba después de muerta y era el primer hechizo que lanzaba mal, eso no auguraba nada bueno.  Miro hacia la jaula una vez mas. Tremens puedes intentarlo una vez, si no eres capaz déjalo Al pronunciar la sentencia a Alice se le hizo un nudo en el estomago. No puedo hacer nada,además Hollin era el que quería deshacerse de mi. Yo me adelantare con Becky.

Viendo que Flame y Tybalt tenían al enemigo bajo control, y Uweya no estaba mal herida, centró su atención a los gritos que provenían del piso superior. Algo estaba pasando sin duda.

Como aún estaba rodeada de la magia del perfumista, anunció sus próximos movimientos para que supieran a donde se dirigia.

- Voy arriba a ver qué pasa con Alice.

El mediano seguía a Onfale entre quejas. ¿No va y me dice Leiath que porqué no lucho contra un palo? Es una auténtico disparate, ¿no crees? Por supuesto Onfale no sabia bien donde estaba Fosco y con lo nervioso que era podía estar dando vueltas alrededor suya, de hecho así parecía pues la voz salía cada vez de un sitio diferente.

Aquella vara estaba dando demasiados problemas teniendo en cuenta la clase de objeto que era. Pero había que darle cierto crédito pues después de recibir un ataque de espadón de la insoportable pero habilidosa Flame, el dicho palo todavía seguía dando guerra.

Tybalt se estaba comenzando a impacientar y su rostro mostró una evidente exasperación después de ver cómo atacaba a su salvoconducto para huir de esta ciudad. -Hasta aquí has llegado.- Sentenció el tiflin. Empuñando sus dos espadas el experimentado combatiente comenzó a blandir su acero con una precisión endiablada. El aire silbaba con cada estocada que lanzaba a los puntos débiles del objeto animado esperando dejarlo inutilizado de una vez por todas. Cuando Tybalt terminó la combinación de golpes, mantuvo sus espada en alto esperando cualquier reacción por parte de su rival. Sabía que sus golpes habían sido certeros pero, dada la naturaleza de su oponente, no podía descuidarse lo más mínimo.

Aire llegó tras Becky, que seguramente ya no sabía si estaba con ella o no. Pero eso ya no importaba. Había un palo que se movía solo. ¡Un palo, un palo bailarín! Aire, en su invisibilidad, intentó imitar el baile de esa criatura inanimada extraña, pero no pudo. No tardó mucho cuando Airstóteles le avisó que quizá ese bicho era el que había atacado a Uweya, y quizá necesitarían de su ayuda para acabar con él.

Dando unos pequeños pasos, se acercó hasta Flame por detrás

¿Necesitas ayuda?
 

Flame escuchó a Aire, no sabía cuando había llegado, pero miró instintivamente hacia atrás, como si pudiera mirarla directamente a los ojos. No te preocupes, bonita, dijo con cierta sorna, de este palito podemos encargarnos nosotros dos. Vosotros será mejor que no os separéis, y sigais adelante con el plan. Nosotros terminamos con esto en seguida. Dijo mientras descargaba otro mandoblazo al limpiapiscinas.

Dicho y hecho, Flame y Tybalt trocearon el palo en suficientes trocitos para volverlo inofensivo.

Gracias... cof, cof. Esa cosa no estaba la última vez que me colé aquí.

De vuelta de nuevo al zoo. La jaula más cercana a la rampa, y que con las prisas a muchos le pasó desapercibida, se abrió por arte de magia, como si un ratero invisible hubiese manipulado la cerradura. El cuervo del interior batió sus alas y salió tomando altura, hasta revolotear cerca del techo. Alguien visible y con tacto con los animales podría convencer al pajarraco de que descendiese.

Por otro lado, la rampa que ascendía al siguiente nivel se mostraba desafiante para cualquiera que mirase hacia lo alto. Era como desafiar con la mirada a un gigante. Las criaturas de nieve esperaban allá arriba, así como el medallón que podría sacarles de este plano.

Baja Hollín, baja. ¿Quién te va a dar una galletita cuando salgamos de aquí?¿quien? Si…yo. La maga pelirroja empezó hablarle al cuervo como si de un niño pequeño se tratase, pero sin alzar mucho la voz no quería llamar demasiado la atención, aunque después del combate con “el palo” iba a ser difícil llamar mucho más la atención. En alguna ocasión había oído decir que los animales eran como niños, pero a la Alice no le gustaban los niños y a los niños no les gustaba la maga así que no sabía muy bien cómo tratarlos. Además tampoco había tenido mucha suerte con los animales, casi todos los que había tocado su mano habían muerto y la lista empezaba a ser larga: Trompicón, Tropezón, Rufus, los dos enanos…. ¿o los enanos no entraban en esta clasificación?

Pero siempre había un plan B, si la ternura infantil no funcionaba seguro que las amenazas si lo harían. O bajas por las buenas, o bajas por las malas.

- Mucho cuidado, esos golems de nieve no son nada que hayamos podido ver antes.- El mago metió la mano en su zurrón e impregnó las yemas de los dedos en un aceite untuoso. Chasqueó los dedos para que el calor generado por su fricción elevara las esencias de cuero curado hasta sus fosas nasales.- Lammmmmmm , ¡¡muladhara varma!!- Una flor roja de cuatro pétalos apareció en el vientre del mago sólo durante un instante para después desaparecer, dejándole eso sí, una protección mágica.- Y recordad lo que dijo Uweya. La invisibilidad contra ellos no sirve. Al parecen ven lo invisible.- Era una verdadera pena. Esperaba que Alice tuviera la suficiente magia de fuego para combatirlos. El se quedaría a su lado para protegerla con la única ayuda de sus dagas, su ballesta y la débil magia que poseía. También dependían en gran medida de las habilidades de Fosco para robar el objeto que habían venido a buscar. Esperó a que la maga roja subiera pro la rampa para ir a su lado. Un pergamino en su mano izquierda y la ballesta cargada en la diestra.

Tras ver cómo la vara limpia piscinas caía hecha pedazos tras la combinación de estocadas y el contundente espadas de Flame, Tybalt guardó sus espadas después de hacer una sencilla pero vistosa floritura. Escuchó con atención las advertencias de Onfale para lidiar con los gólems, aunque básicamente se reducían a tener mucho cuidado con esos seres.

Al ver que ningún otro utensilio pensaba interponerse en su camino y todos estaban ya preparados para continuar, el tiflin se dispuso a subir la rampa junto al resto. -Después de ti.- Indicó educadamente a Tremens al ver que era el último que quedaba por subir por el acceso al siguiente piso. Tenían su objetivo casi al alcance de la mano pero estaba custodiado por unos guardianes formidables que resultarían difíciles de sortear.

¿Y si nos escondemos? susurraba Aire, pero a su osito, aunque nadie podía verla. Sí, sí, si son de nieve puede que el calor les derrita, yo también puedo hacer fuego, yo se, sí, yo se seguía su conversación con Aristóteles, mientras se acercaba al resto de voces, porque a muchos de ellos seguía sin poder verlos. ¿Son grandes? ¿Y fuertes?

Flame hizo un alto en el camino y señaló la dura pendiente que les esperaba. Ya sabéis lo que nos vamos a encontrar allí arriba. Creo que es hora de que nos preparemos para la siguiente batalla más dura que vamos a lidiar después de los abrianes. Si alguno tiene conjuros de potenciación, o necesita curación que hable ahora o calle para siempre.

Todo lo que me ayude a potenciar mi fuerza o el daño de mi arma, será bienvenido. Y todos aquellos conjuros de fuego o que sirvan para mantenernos con vida a todos también.

Hechiceros, magos, clérigos y lanzadores de magia en general, ilustradme con vuestras habilidades que podamos compartir entre todos.

Yo por mi parte lanzaré mi aliento de dragón según entre por la puerta, no sé cómo de resistente serán al ácido, pero no me cuesta nada lanzarlo. Después me pondré en primera línea de batalla y me enfrentaré a uno de ellos, Tybalt, trataremos de flanquear al menos a uno.

El resto podríais haceros cargo del otro. ¿Alguno recuerda algo sobre aquellos gólems?

Leiath lamentaba no haber contado con más recursos para poder preparar un cojuro protector contra el frio sobre todos sus amigos. Solo podría usar uno aquel día.

Atendiendo a las sabias palabras de la mujer guerrera, la bruja de Hala se preparó para la amenaza que tenían en frente. Rezó a su diosa para que le otorgase dicha resistencia al frio además de proteger al grupo contra el mal que les rodeaba sin cesar. Luego preguntó a sus compañeros por si alguno de ellos quería que le bendijese el arma antes de entrar en combate. Y por último dejó fluir la energia divina de Hala a través de ella para bendecir a los contendientes.

Estoy preparada, que Hala nos guie - anunció cuando hubo concluido con los salmodios.

Yo puedo hacer que un arma no mágica sea mágica y que alguien tenga los reflejos de un gato. 

Subieron con cuidado por la rampa. Un puño en alto de Flame les hizo detenerse, cuando la mayoría de ellos solo tenían vistas de las jaulas del zoo. Pero para Leiath, Fosco y la propia Flame, ya estaba visible la última planta. La luz se filtraba amable por los respiraderos, iluminando con colores cálidos una sala completamente cubierta de nieve, con suficiente grosor como para dificultar al andar. A pesar de ello, desde la rampa no es apreciable ningún cambio de temperatura.

Ambos los tres (Fosco, Flame y Leiath), no tienen visión de los pedestales con el pene de demonio o el símbolo sacrílego. Tampoco de la tarima que permite alargar los brazos hasta la caja fuerte del techo (cuyas barras metálicas en cruz ya ven). Y en cuanto al pedestal con el objetivo final, el gran premio, el colgante de Uweya, se deja entrever a duras penas tras uno de los dos sonrientes e inmóviles guardianes de nieve.

Todos se pararon ante la advertencia de Flame. ¿Ya tenía a la vista a los golems? Al parecer el suelo estaba cubierto de nieve lo que hizo reflexionar al mago que había recuperado toda su sagacidad habitual.

- Mmmm, puede que la razón por la que no funcionara tu invisibilidad, Uweya, fuera por culpa de la nieve que cubre el suelo. Quizá los golems, al estar echos de ese mismo material puedan detectar lo que se mueve por ella. O quizá sólo se guiaran por tus huellas sobre el manto blanco. ¿Estaba el suelo cubierto de nieve la última vez que llegaste hasta aquí?-  Era una suerte contar con Flame. Su chorro de ácido unido a su habilidad de trepar por las paredes, sobre las cuales no había nieve como era lógico, pudiera serles de gran ayuda. Aún así le parecía difícil acabar con unos constructos tan peculiares. Desde luego que el fuego podía hacer su efecto también, aunque hasta que no lo comprobaran en la práctica no podría asegurarlo. Jamás había tenido conocimiento de un golem de ese material, en apariencia tan frágil. 

- Esa nieve tiene que estar ahí por algo más que dificultarnos el paso... - Había estudiado bien a los constructos así como a los elementales de otros planos. ¿Y si esto era un híbrido de ambos? Un elemental podía fusionarse con el material del que estaba hecho, desplazándose a través de él sin ser detectado. Si eso era así, pisar la nieve era un tremendo peligro para cualquiera. Uweya le había dado la clave cuando les habló de loo Golems. Dijo que se convirtieron en un alud de nieve.- ...me da muy mala espina.

La maga preparo un hechizo para el espadón de Flame. Si la lagarta no tenía su espadón favorito, que al menos tuviera algo mágico y mejor. Flame acerca la espada un momentin. La pelirroja alargo los dedos y toco el arma mientras pronunciaba el encantamiento. Cuando sea mas poderosa creare un hechizo para crear una espada de fuego. Pensó la maga.

La Aire invisible ya no era la dulce niña. Al oler el combate, y al hablar de magia, su instinto se despertó y, con él, sus ojos negros. La joven llevó su mano libre hacia la bolsa de conjuros, seleccionando con el tacto lo que iba a usar.

La nieve con fuego se derrite... Su interior estaba deseando estallar a carcajadas, pero sabía que su invisibilidad podía darle una ventaja, si era cierto lo que acababa de decir Onfale. El problema es que los guerreros no parecían moverse, y no era plan de lanzar su magia y llevárseles por delante... ¿O sí? Algo en su interior le dijo que esperara, que no era la mejor opción.

Leiath dejó pasar a sus compañeros con cuidado de no pisar la nieve todavía no fuese que Onfale hubiese dado en el clavo y alertase a las criaturas que custodiaban el medallón.

Se mantuvo alerta y suficientemente cerca para que la mayoria de ellos entrasen en su circulo protector.

Sí... podría ser por la nieve. O me sintieron através de ella, o vieron mis huellas.

Con ese análisis, Flame avanzó por las paredes de la habitación sin poner un pie en el suelo. Los dos muñecos de nieve seguían quietos, así que la cosa iba bien. Pero al llegar a la altura del pedestal, la nieve de su alrededor se onduló en dirección a la pared, y emergió como una ola o un alud, una gran masa blanca que embistió con fuerza contra Flame comprimiendo sus huesos contra la pared. Entonces empezó a notar el frío... Un frío intenso como otras pocas sensaciones.