Partida Rol por web

¿Munición gigante? se asombró Aire, que había perdido el interés al principio del montaje y se puso a jugar con Aristóteles. Cuando habían terminado de montarlo, la muchacha se acercó a ello y lo acariciaba, como si fuera un gato. ¿Eso significa que hay gigantes en el barco? ¿Y que pueden hacer daño con esto? No entraba en su cabeza ningún tipo de explicación lógica, era lo más normal: Gigantes con armas gigantes. Pero eso era una historia del pasado, poco la importó cuando Flame y Tylbat consiguieron abrir el hueco suficiente para poder salir de allí.

Se acercó a Aristóteles al oído mientras asentía Dice Aristóteles que vayamos primero a esa habitación. señaló al anexo Si hay alguien o nos atacan, será mejor que podamos aislarlos.

Tybalt se afanaba en ir retirando las piezas metálicas de la siguiente caja que forzaron entre Flame y él. Su concentración en la tarea era tal que no se preocupó de completar el puzzle que suponían los objetos que estaban moviendo. Tan solo quería abrir camino lo más rápido posible para tomar de una vez aquella embarcación. Pero cuando oyó a Onfale expresar sus conclusiones y luego a Becky confirmarlas, tenía todo el sentido del mundo.

Sin duda se habían encontrado con un recurso particularmente valioso en su huída. Tybalt habló con la intención de aportar algo pero no hizo más que mover los labios sin producir sonido alguno. Frunció el ceño y miró el palo que Leiath había hechizado para evitar ser detectados mientras movían los bultos necesarios para salir de la bodega. Chasqueó la lengua sin lograr comunicar a nadie su disgusto por no poder hablar y decidió continuar con el trabajo de mozo de almacén. 

Finalmente, y afortunadamente también, aquella caja era la última que los separaba de su prisión de madera. El tiflin bajó de hasta el suelo de la bodega y esperó a que el resto también lo hiciesen. Entonces escuchó hablar a Aire haciendo de intérprete de su oso de peluche. Desconocía si realmente era un peluche mágico con alguien atrapado en ella o si la mujer padecía alguna clase de trastorno. Realmente no le importaba pues, aun dentro de su locura, lo que decía tenía bastante sentido. Tybalt se fue alejando poco a poco de Flame. -_{Probando, probando...} probando. Si.- Fue diciendo en voz baja para comprobar que salía del radio de efecto del conjuro de silencio. -Estoy de acuerdo. Será mejor asegurarnos de que no hay nadie más, pero sugiero que lo hagamos rápido.- Convino con la desequilibrada mujer. -Y una vez nos hablamos con este barco, tampoco estaría de más comprobar la mercancía. Esos virotes pueden resultarnos útiles y quizás hayan más cosas que puedan servirnos.- Añadió casi en un susurro.

Pues vayamos a vigilar el anexo de la bodega. Será mejor ver que hay ahí delante antes de seguir subiendo. Dijo sin añadir nada más.

Lo habían conseguido. Ya podían salir del encierro en el que se encontraban. Ahora tenían que hacerse con el barco, un proceso que sería peligroso y lento.

- Lammmmmmm , ¡¡muladhara varma!!- Como venía siendo habitual con la magia del perfumista, una flor de cuatro pétalos se materializó en su vientre para luego proteger su cuerpo de manera imperceptible y silenciosa, dejando en el aire un ligero olor a cuero.- Dejad que eche un vistazo.-  Así fue como el perfumista, lo más silencioso que pudo, se encaminó a investigar el resto de la bodega ballesta en mano.

La maga suspiro aliviada al ver que la bodega no estaba completamente llena. ¿Qué hubiera pasado si hubieran tenido que abrirse paso por un montón de cajas llenas de fuego alquímico?  Seguramente todos habrían acabado  chamuscados.

Asintió ante la opción de registrar antes la bodega.  Tarde o temprano tendrían que pasar a cuchillo a todos los inquilinos actuales del barco, era mejor hacerlo ahora con sigilo. Mientras registraban la bodega la maga procuro estar cerca de Flame.

Onfale abrió la exploración, en penumbras, pues no llevaba ninguna luz. La poca que había se filtraba por unas aperturas rectangulares de quince pies de largo y cinco de alto. Como si fuesen ventanas, estaban dispuestas tanto a izquierda como a derecha. Simétricas y cada diez pies. Por lo demás, el compartimento era un gran y alargado espacio vacío, aunque todo lo que sabía de este espacio era en base al exámen preliminar de los treinta primeros pies de tramo.

Encontró en el suelo unos relieves, círculos en la madera, de unos diez pies de diámetro, alineados junto a las ventanas dejando un pasillo central libre de tropiezos.

Asomándose por una ventana vió el mar. Distinguió el contorno de las agujas con dificultad, por la falta de claridad, pero gracias a eso supo orientarse. Antes de entrar vieron al Barco del Caos con la popa pegada a la ciudad. Ahora veía Li'Huriek en dirección por dónde habían venido. Es decir, la zona de cajas, donde empezaron, era la popa. Si seguían por esta sala llegarían a proa.

Una consulta rápida con el experto marinero Mane bastó para aclarar que, siempre según la versión de ese estúpido retorcido, los Barcos del Caos tienen las salas de pilotaje en popa, como un galeón del plano terrenal tiene el timón en esa misma zona.

Leiath se encontraba totalmente perdida entre tanta caja. Todo le parecía igual, no podría distinguir la parte delante de la trasera de un barco ni si su diosa se lo pidiese. Asi que se limitó a guardar su posición de marcha, atenta a cualquier demonio o improvisto que se les pudiera presentar.

Creo que aquí montarán las enormes balistas.- Pensó haciendo señas a sus compañeros para que vieran los relieves en el suelo de madera, alineados justo en cada ventana. Tenía sentido pues que las cajas contuvieran munición, ya fueran virotes o fuego de alquimista. Siguió avanzando con máxima cautela y en silencio, ya sabiendo que iban de popa a proa. No sabía cuán grande podía ser el barco y, dadas las dimensiones de las puertas y cajas, no quería pensar qué iba a hacer si de pronto se encontraba con algún gigante demoníaco. Pero no quedaba otra, si querían robar el barco, que asegurarse antes de hacerlo de que no hubiera nadie más.

Aire se quedó mirando a las cajas, e iba a decir algo cuando volvió a escuchar a Aristóteles. Vale, está bien, no me llevaré ningún recuerdo. Pero ese fuego nos vendría muy bien por si hay demonios malos susurró y siguió a sus compañeros al interior de la sala, esperando encontrarse algo impresionante... Para nada, porque no había nada que la interesase.

Resopló y caminó arrastrando los pies. Con la espalda curvada y los brazos caídos, dejó que Aristóteles fuera arrastrando parte de su cuerpo por el suelo, limpiando el polvo y acumulándola en su achuchable cuerpo. Cuando Aire quiso levantarlo, ya tenía hasta otro color. Tuvo que solpar y sacudirlo un par de veces antes de volver a acercárselo a la oreja.

Flame decidió esperar a ir la última para cerrar el grupo. Todo aquello le estaba empezando a dar mala espina, es como si supusiera que algo malo iba a pasar. Sería que había jurado no volver a estar en un barco de aquellas dimensiones, y si en su día, estando en plano material lo había pasado tan mal, no quería saber estando allí como podría ser todo.

Por un momento recordó algunos viejos enemigos que se encontró en El Miseria. ¿Aparecerían por allí, igual que también había aparecido Mane? Solo esperaba ser suficientemente fuerte como para poder enfrentarse a ellos y derrotarlos.

La maga pelirroja avanzaba cuidadosamente manteniendo la formación. No se dedicaría a mangar ni a ojear nada hasta que supiera que el barco era seguro. Cuando limpiemos el barco de enemigos, podremos volver a por el fuego alquímico y las demás cosas, Aire.

En realidad...-puntualizó Becky a Aire-Los demonios tienen una gran resistencia al fuego. También los diablos a los que se van a enfrentar en las Guerras de Sangre, así que imagino que solo los llevan para utilizar en el plano astral, bien como mercancía o bien como arma contra criaturas de ese plano.

Continuaron hasta el final, y las paredes metálicas del barco se combaron hasta unirse en la proa. Allí en el centro había otras dos rampas. La de la izquierda ascendía a, lo que en un primer vistazo parece, una segunda planta de artillería, con más ventanas y círculos en el suelo para las balistas. La de la derecha descendía a algo parecido a un establo. En cualquiera de los dos casos, se estaría realizando de nuevo el camino hacia popa al explorar cualquiera de las nuevas bodegas o al retroceder por la que ya ocupan.

Creo que deberíamos de subir, ya habrá tiempo luego de recorrer la bodega y los establos, cuando estemos en movimiento con el barco. Dijo Alice esperando que el resto de sus compañeros opinaran, la maga se había acostumbrado a dar las opiniones al resto del grupo y no a dar órdenes, todo funcionaba mejor así.

Mudo, Onfale asintió a las palabras de Alice y comenzó a subir las escaleras para explorar la planta de arriba. Cuanto antes llegaran a cubierta mejor. Cuanto más lejos de la insufrible palabrería de Becky, mejor.

Aun no entendía muy bien cómo iban a hacerse con el barco. Le parecía todo una locura. Por el tamaño de la embarcación, daba la sensación que en cualquier momento les iba a salir al encuentro un marinero de 4x4 y les tiraría al mar de un manotazo...

- Qué haremos con la tripulación del barco que quede dentro si conseguimos ponerla en marcha? Quizás debamos solo asegurar el puente de mando para que nadie entre dentro mientras navegamos. Asi que mejor no llamar la atención ni pararnos por el camino, creo yo. Vayamos directamente.

En su paseo por aquella bodega no se encontraron con ningún tipo de resistencia. Tan solo Onfale descubrió el hipotético emplazamiento de las armas con las que se dispararía la munición que se encontraron en su huida de la prisión de cajas. "Quizás también haya algún lanzavirotes desmontado en alguna de esas cajas." Pensó el tiflin al ver que los virotes no les servirían de mucho sin un arma para dispararlos.

Tybalt caminaba con tiento siguiendo el camino que marcaba el perfumista hasta que llegaron lo que parecía ser un extremo de la embarcación. De nuevo se encontraban en una encrucijada en la que debían decidir si continuar con el registro o apropiarse indebidamente del medio de transporte de una vez por todas. -Pues me temo que será lo que tengamos que hacer si queremos irnos antes de que reanuden el trabajo.- Respondió a Leiath. Sin duda aquel barco era de tamaño considerable y tratar de limpiar su interior de tripulantes indeseados podría llevarles demasiado tiempo. -Además, si vamos a iniciar un combate prefiero que sea mientras nos alejamos de esta ciudad. Si no el ruido podría alertar a algún posible vigilante si todavía no nos hemos ido.- Añadió para dar su punto de vista de la situación en la que se encontraban. 

Oh... susurró Aire como respuesta a las palabras de Becky. El fuego era muy bonito y esas cosas, pero si sólo servían para poner colorada a Flame, pues no lo quería llevar con ella. Así que liberándose de esa carga en su mente por no llevar con ella todos los frascos que pudiese y más, siguió prestando atención a su alrededor, observando todo lo que había por allí... Hasta que oyó la palabra establo.

¿Establo? ¿Has dicho establo? los ojos de la muchacha se iluminaron de la ilusión ¡Imagináos! A lo mejor llevan animales muy bonitos, como caballos y yeguas, o grandes como perros de tres cabezas... Podíamos quedarnos con uno. Y podríamos montar encima. Sería muy divertido ir a por los demonios mientras estamos sobre un perro de tres cabezas. ¿Vamos a por uno? Yo quiero uno. Y le llamaré... Mirlo, sí. O Pulgas. Depende de la cara que tenga.

Recuerda, Aire, que los caballos y los perros se nos mueren con facilidad en este grupo-dijo en referencia a Trompicón o a Rufus-. No es bueno encariñarse.

La zona de artillería terminaba en una rampa que ascendía a la cubierta, también lo suficientemente ancha para que fuese utilizable por los marineros 4x4 que le preocupaban a Leiath, y una pared de planchas metálicas que abarcaba de babor a estribor todo el ancho del barco. Con los pies sobre la rampa y mirando hacia arriba, se podía contemplar la curvatura azul celeste de la burbuja que envolvía al barco, y más allá, las vetas de las corrientes de un océano muy oscuro.

La pared solo estaba interrumpida por una puerta de tamaño humano, cerrada con una cerradura para la que no tenían llave. El pomo era redondeado y con forma de calavera. El experto marinero Mane lo identificó como "la puerta de la habitación esa de donde se conduce el barco".

Pro fin una puerta de tamaño "normal". Onfale escrutaba el pomo con forma de calavera. podía ser simplemente decoración pero no auguraba nada bueno.

- Si nos fiamos de lo que dice mane deberíamos abrirla.- Rebuscó en su zurrón y sacó una funda de cuero repujado con los siete chacras alineados de un extremo al otro. Al desenvolverla se pudo ver su contenido, unas ganzúas de extremada calidad.- Pero antes deberíamos prepararnos.- El mago ya se había echado protección pero cualquier ayuda de sus compañeros, ya fuera para recabar información sobre si la estancia estaba habitada o cualquier peligro que pudiera esperarles en su interior, sería bienvenida.- Flame, Tybalt, estad listos por si acaso.- No quería abrir la puerta y encontrarse con algo desagradable. Necesitaba de su protección. Antes de proceder a intentar abrir la cerradura el perfumista estudió minuciosamente tanto la puerta como la cerradura en busca de protecciones que pudiera tener.- Si veis o podéis detectar algo raro hacédmelo saber.

Antes de que Onfate se pusiera a hurgar en la cerradura con las ganzúan, la maga lo para poniéndole una mano en el hombro. Déjame lanzar un detectar magia, yo tampoco me fio nada de esta puerta. La maga rebusco los componentes necesarios en el interior de su flamante nueva bolsa de componentes maca “plano inferna”. Pero antes de lanzar el detectar magia lanzo se lanzo otro hechizo: “armadura de mago”.