Partida Rol por web

Eón

El Albor

Cargando editor
14/07/2019, 17:28
Cabira #14

Darya.-repitió- Es un nombre extraño, pero muy bonito.-dijo, tratando de sobreponerse, de racionalizar, de, al menos, tratar de expresarse sin que le temblase la voz, escuchando las palabras de la mujer, mientras fruncía el ceño, confusa, triste y asustada, innegablemente, pero también, con la obstinación y la certeza de saberse en lo cierto tiñendo la extraña configuración de su rostro.

Una madre sabe reconocer a su hijo.-expresó, como si aquello fuese una verdad absoluta. Para ella, al menos, lo era- No sé qué demonios habrán hecho con vosotros. Ni de dónde han salido todos esos otros cuerpos. Ni qué me ha ocurrido para acabar... Aquí. Pero sois mis hijos. Os parí. Y lleváis mi sangre. Lleváis una parte de mí, pase lo que pase. Hagan lo que hagan con vuestros cuerpos.-aseveró, hundiendo los dedos en la tierra que sostenía aquellos extraños árboles- Me lo dice el instinto, y vuestro aspecto. -añadió- Sois mis hijos. Estoy bastante segura de que os parí. Y ante la remota posibilidad de no haberos parido yo misma... Lo habría hecho una de mis hermanas. Y para todas nosotras, y el resto de habitantes de ese lugar, vosotros erais lo más importante. Los niños. -expresó, con seguridad- Os criábamos juntos. Erais todos... Hermanos. Y gestaros, pariros, y criaros... Era nuestra función. Nuestra vida entera. ¿Cómo no voy a saber si soy o no vuestra madre?

Cargando editor
14/07/2019, 19:55
Sibyl Hadue

Sibyl empezó a moverse, con la soledad comenzando a calar en su mente, gota a gota. Se sentía zarandeada de una realidad a otra y una vez más estaba sola. Sola en ese extraño bosque, desnuda, sin más que sus propios brazos para cobijarse. 

—¿Josef? —murmuró en voz bajita, sin ninguna esperanza en realidad de obtener respuesta, más por un instinto que por un pensamiento racional. 

Se acercó a uno de los árboles y lo contempló con cierta fascinación. Nunca había visto algo así, ni siquiera concebía que pudiera existir. Pero ahí estaba. Posó la palma de la mano sobre la superficie de ese extraño ente a medio camino entre planta y animal y la acarició despacio. Suspiró. 

Sola. Perdida. Expuesta. Apoyó la frente en el tronco y cerró los ojos por un instante. ¿Su conciencia había viajado a otro planeta? ¿Estaba soñando? Ya ni siquiera se sentía capaz de diferenciarlo. Pero trataba de reunir las fuerzas para seguir tratando de comprender.

Si pudieras hablar podrías decirme dónde estoy —musitó. 

Abrió los ojos con un nuevo suspiro. Debía ponerse en marcha. ¿Hacia dónde? ¿Buscando qué? No lo sabía, pero la alternativa era ceder a la tentación de hacerse una bolita y sumergirse en la arcilla. Aún no estaba tan desesperada.

Cargando editor
14/07/2019, 23:07
Forest Monroe

Forest asiente gravemente ante las palabras de Darya. Sus datos técnicos de lo ocurrido son mucho más específicos y extensos de lo que Forest era capaz de recordar. Dudaba si también habrían experimentado los procesos sobrenaturales que él mismo había sido capaz de desarrollar.

- Tus hijos y los hijos de tus hermanas... ¿Eran especiales? Tiene que haber una razón por la que estamos vagando entre realidades. En una de estas realidades, comprobé junto a mis compañeros que poseemos, al menos dos de nosotros, la capacidad de alterar la realidad. Esto probó resultar algo peligroso, pero estoy convencido de que aquellos que nos encontramos en la nave fuimos elegidos como testigos por algo y que todos tenemos algún don por explotar.

Forest se pasa la mano por la barba y se frota un brazo, comprobando que todo sigue en su sitio. Después se pone en pie y se acerca unos pasos a la figura.

-[b] ¿Recuerdas el nombre que nos diste al nacer? ¿Cómo podemos ayudarte?

Cargando editor
14/07/2019, 23:43
--

Al apoyar la frente sintió Sybil como un cosquilleo -un ronroneo eléctrico del que se podía intuir un flujo, una música tranquila- acompañado de la sensación de cercanía a un alguien. 

Notó que tocaba a un ser sensible, una piel que reaccionaba a su caricia y que de alguna manera la acogía. Su mano pasó por una protuberancia que le recordaba a una vértebra, como si recorriera la espalda de un gigante muy delgado, luego notó otra vértebra y al separarse un poco de él y abrir los ojos reconoció en lo que antes le había parecido un nudo de la madera, la cara deformada -más grande y un poco retorcida- y pulida de un anciano con los ojos y la boca cerrados. No parecía atrapada, ni sufriente. Aquello había crecido allí y de alguna manera ella sabía que estaba tranquilo.

Más arriba, en otro nudo, otra cara, como de la misma persona, pero no tan grande, quizá no tan inmensamente vieja. Y las cinco ramas gruesas que salían del tronco le parecieron brazos y más arriba, las siguientes cinco que nacían de cada una de ellas eran como dedos alargados, sarmientos deshojados que parecían acabar en sendas cabezas pues algunas de ellas, al quedar de perfil con respecto a ella, eran reconocibles como tales al contraluz, calvas, con la nariz afilada y una larga barba.

Cargando editor
15/07/2019, 00:07
--

Aquel fango tenía algo nutriente, beneficioso. Faraz estaba en lo que a simple vista parecía un bosque de esos seres, todos quietos, y observaba con atención el rostro de uno de ellos. 

Su expresión no parecía nada a las del cadáver segmentado que habían visto en la nave espacial. Parecía sereno, incluso venerable. Algo le decía que lo que tenía frente a él era tan natural en ese lugar y tan espontáneo o más que los bonsáis que cultivaba laboriosamente en el pequeño taller de su tienda. 

Había algo gestual en la posición del ser en su conjunto, una tensión que era más propia de un animal que de una planta. De alguna forma se le antojaba más parecido a un humano que a una planta.

Notas de juego

1 de 2

Cargando editor
15/07/2019, 00:08
--

Ryu y Danny caminaron por entre aquellos seres cuyo tamaño era enorme y que parecían dormir. 

El artista notaba en ellos una especie de movimiento casi congelado y compartido, como si fueran una manada de gigantes corriendo con tal lentitud que su movimiento fuera imperceptible a los ojos humanos. 

Se toparon con Faraz que, mojado y desnudo como ellos, observaba con calma y atención uno de los rostros que dormían en el tronco de uno de esos seres.

Cargando editor
15/07/2019, 01:14
Danny Jankovic

Decidido a encontrar a los demás, voy cruzando el bosque acompañado por Ryu. Mis pies desnudos chapotean en la arcilla mojada, y trato de no correr, no sea que resbale. Cuanto más tiempo pasa, más raro me parece este sitio. Los «árboles» ya no me parecen tan simpáticos. A lo mejor no son árboles con cara de persona. A lo mejor son personas que se han convertido en árboles. ¿Y si pueden vernos y oírnos, pero no pueden moverse o hablar? Me da un temblor. Qué horrible sería eso. Espero que no sea así…

Entonces, entre los árboles, veo a un hombre no demasiado alto y aspecto de suave. Es como Ryu, uno de esos de ojos rasgados, pero parece mayor que él. Este no parece un guerrero. Aflojo el paso mientras me acerco al desconocido que no es desconocido, y miro a Ryu un momento para ver si lo reconoce. Luego, vuelvo a mirar al hombre mayor.

Hola —le digo bajito, como si no quisiera que otros me oyesen—. Soy Danny, y este es Ryu. ¿Quién eres tú?

Parpadeo un par de veces, preguntándome cómo es que el hombre parece tan tranquilo.

Cargando editor
15/07/2019, 00:52
Cabira #14

No lo sé. No sé qué teníais de especial. Pero erais valiosos para Ellos.-contestó, tras haber guardado un instante de silencio, de reflexión, como si de hecho tratase de recordar- Nosotras sí éramos diferentes. Gestaros a vosotros, los niños que Ellos engendraban en nosotras, nos marcaba. Éramos... Longevas.- dijo, interrumpiéndose, como si necesitase ordenar sus ideas, sus palabras.

El tiempo pasaba. El resto de la aldea envejecía, pero nosotras no. Permanecíamos siempre jóvenes, y fértiles, y nuestra comunidad creía que eso era una bendición. Un don que Ellos nos daban, como elegidas. - explicó, estremecida, explicando aquello quizá por vez primera, en muchos años- Los adorábamos, como dioses. Y nosotras engendrábamos sus frutos, llevando una marca que nos definía y nos condenaba. Un tatuaje en el vientre que cambiaba con cada nacimiento, como un árbol que extiende sus ramas. Y a todas las que llevábamos esa marca-añadió, tratando de explicarse, de hacerse entender, de hacerlos entender cómo habían sido concebidos, y en qué circunstancia- Nos llamaban Cabiras.-dijo, notando cómo, de nuevo, se le quebraba la voz al pronunciar aquella palabra- Y ninguna de nosotras era capaz de recordar de dónde había venido. Cómo había acabado allí. Cómo había sido nuestra niñez. -indicó, observándolos de nuevo, fijando la mirada, aún llena de dolor, aún rota, sobre Forest, ahora que se encontraba más cerca. 

- Sin embargo, sí que recuerdo vuestra niñez. O al menos el poco tiempo que me permitieron disfrutar de vosotros.-dijo, apretándose los labios, momentáneamente, con el dorso de la mano- Recuerdo vuestros nombres, por supuesto. -admitió- Eras un niño que a penas lloraba, Noah. Lo observabas todo, con ojos... Muy abiertos. Y a penas llorabas. A veces me acercaba a tu cuna, porque me asustaba. No te escuchaba, y me acercaba a ver si seguías respirando... Si seguías ahí... Y si... No se te habían llevado. -explicó, tomándose de nuevo un descanso, un instante de silencio, tratando de no sollozar de nuevo, de mantener la entereza- Te gustaba mi pelo. Te gustaba que acercase los mechones a tus manos. Y nunca tirabas. Nunca me hacías daño. -evocó- Aprendiste a caminar muy pronto. Y estabas aprendiendo a hablar. Empezabas a decir tus primeras frases cuando... Desapareciste.-concluyó, profundamente afligida, contemplando entonces a Darya. 

Purity, tú eras... Una niña preciosa. Recuerdo haber pensado, que me sentía dichosa... De haber engendrado algo tan hermoso, al contemplar tu mirada viva, y el poco pelo cobrizo que te cubría la cabeza al nacer. -dijo, sobrecogida- Llorabas... Como si el mundo te debiese una explicación. Eras avispada, y preguntabas... Tantas cosas. -explicó, como si tuviera cada una de aquellas frases de voz menuda, guardadas en la memoria- Te gustaban las fresas. Te gustaba que te hiciese trenzas. Y habías... Habías aprendido a subirte a los árboles, cuando se te llevaron.-indicó, apretando de nuevo los labios, contenida- Ese día... Te busqué. Te busqué en cada árbol. Pero no estabas. Te habías ido para siempre. 

Notas de juego

Ala, disculpas por el tocho. 

Cargando editor
15/07/2019, 10:52
-

No estaba segura de si se había quedado dormida ni cuando pero el último recuerdo que tenía era el de esa mañana en la cafetería y parecía cercano. 

Estaba haciendo una prueba de reconocimiento cognitivo. Al principio su percepción estaba restringida a los ítems escritos en blanco sobre un fondo negro. Los primeros eran el típico test de libre asociación. Luego la máquina le pidió algo que ella no sabía.

“CABIRA #7 

CANTA TU CANCIÓN”

Y cuando no pudo hacerlo el sistema insistió.

“CANTA LA CANCIÓN DE LA CABIRA #7”

Luego, una pausa y un mensaje con letras rojas en lugar de blancas.

“FALLO COGNITIVO”

Y otra pausa y de nuevo letras en blanco sobre fondo negro.

“TU ASIGNACIÓN ES FRUTO DE UN ERROR.

HA SIDO REALIZADA ANTES DE LA FINALIZACIÓN DE TU ENTRENAMIENTO”

“SE TE HA ENCOMENDADO EL MANEJO ASISTIDO DE UN DRON ANDROIDE.” 

"TU PRESENCIA NO ES NECESARIA PARA SU FUNCIONAMIENTO, TIENE CONTROL PRIORITARIO LA IA ASISTENTE"

“ES IMPORTANTE QUE MEMORICES TODO LO QUE OCURRA”

“INICIO DE LA PERCEPCIÓN VISUAL”

Vio frente a ella una pantalla como de cine, ahora las letras se escribían allí.

“INICIO DEL AJUSTE DE LA PERCEPCIÓN VISUAL”

Se dibujaron unas líneas y unos números y se hizo un breve tes de juste visual. Y tras finalizarlo con éxito.

“INICIO DEL AJUSTE MIMÉTICO”

Su imagen especular apareció frente a ella. Parecía más una escultura que un robot. Adoptaba la forma de una joven, casi niña, toda del mismo color y del mismo material, blanco, como de marfil o plástico. Cuando se movía parecía un rompecabezas en tres dimensiones o un cubo de Rubik con forma humana que girara para cambiar de posición.

No tenía sensación de respirar, salivar, o tragar cualquier tipo de fluído. No sentía su corazón. Sintió como una presión en el pecho, una angustia que vino seguida por un maero.

“PROBLEMA CON EL AJUSTE MIMÉTICO”

"PROBLEMA CON LA PROPIOCEPCIÓN"

Notas de juego

El personaje es el mismo (Jess) aunque cambie el avatar.

Has de tirar Introspección más Soma dificultad 9, si no la superas Jess sufre algo parecido a un ataque de ansiedad y un bloqueo total de movimientos. Con el éxito superará la angustia y se podrá mover.

2 de 2, ya puedes postear.

Cargando editor
15/07/2019, 11:39
Cabira #7
- Tiradas (3)

Notas de juego

 

Estoy en el trabajo, pero adelanto tirada. Es la primera que hago, ¿sería así?

Edit: creo que faltaba un dado. Lo hice usando Introspección diaria, ni Introspección a secas.

Máster Edit: La tirada es de 2d6 a lo que le sumas el valor de Introspección (3) más Soma (1) es decir cantidad 2, caras 6 modificador 4 dificultad 9.

El valor de Introspección diaria lo he tenido en cuenta para calcular la dificultad.

 

Edit: ¡¡TOMA!!

Cargando editor
15/07/2019, 13:14
Darya Gevorkian

La seguridad de la mujer resultaba dolorosa para Darya. No podía dejar de pensar que la vida de sufrimiento que había llevado unida a la tensión e irrealidad de lo que estaban viviendo había hecho mella en su mente. Pensó que habría podido llamar hijos suyos a cualquiera con quien se hubiera cruzado, al mismo tiempo que no dejaba de escuchar hasta el más pequeño detalle, tratando de encontrar también ella sentido a sus palabras. Forest pareció encajar la información con algunos sucesos ocurridos, pero aunque Darya creyó entender a qué se refería al hablar de “alterar la realidad”, la verdad es que no estaba tan segura de ello.

Tabitha comenzó entonces a dar detalles de su vida. Era evidente que el Gólem no haría algo así si no pensara obtener individuos especiales de aquellas mujeres llamadas Cabiras. No sabía por qué había imaginado que las criaturas le habrían sido arrebatadas al poco de nacer y le sorprendió los detalles de personalidad y las anécdotas que contaba. Cuando habló de que a la hija con quien la confundía le gustaba subirse a los árboles, Darya sintió una punzada en el pecho.

-Sí, somos especiales -comenzó mirando a Forest-. En casa del sóter se nos dijo que teníamos herencia transhumana, que podríamos desarrollar alguna habilidad especial, pero igualmente se nos dijo que ese tipo de herencia estaba extendida entre la población, que hasta un cinco por ciento de la gente la tenía. Pero es evidente que hay algo diferente al resto, esta capacidad de viajar -dijo pensativa-. Pero… el sóter nos habló de algo más que podía ver en nosotros, o mejor dicho en los cuerpos que ocupábamos -tragó saliva. Se había dado cuenta que la mujer no parecía entender que tanto Forest como ella no eran los legítimos dueños de aquellos cuerpos.

-Tabitha, sé que es difícil de entender. Ni yo misma entiendo las implicaciones ni el por qué, simplemente sé que es un hecho, pero los niños de que hablas, Noah y Purity, aunque estos cuerpos fueran los suyos, los que tuviste en tu vientre y diste a luz, nosotros, Forest y yo, no nacimos aquí sino muy lejos, en cuerpos genéticamente idénticos a estos. Pero, y aquí viene lo que nos dijo el sóter -miró a Forest-, que estemos aquí no significa que estos cuerpos estén “vacíos” o que sus legítimos ocupantes hayan muerto. El sóter nos dijo que podía sentir, en los cuerpos que ocupábamos, que sus conciencias verdaderas estaban como latentes de algún modo, aunque era la primera vez que veía algo así. Pero dijo -aclaró mirando de nuevo a la mujer-, que no sentía violencia en nuestra ocupación como huéspedes de sus cuerpos, que había un equilibrio, una sintonía, y que posiblemente ese equilibrio que sentía era lo que nos había librado de morir por segmentación explosiva, es decir, que se produjera un crecimiento aberrante en aquel cuerpo, como ocurre con estos árboles…

Quería hacerse entender y sintió que cada dato lo hacía más y más difícil:

-Lo que quiero decir -dijo volviendo a Tabitha-, es que si estos son los cuerpos de tus hijos, ellos están aquí, de algún modo -dijo llevando las manos sobre el corazón-. Pero yo recuerdo perfectamente mi infancia, a mi madre y a mi hermano, muy lejos de aquí. Yo, quien ahora está hablando, no soy Purity. Lo siento de verdad. Lo siento mucho.

Cargando editor
15/07/2019, 20:16
Faraz Snowden

Oigo pasos que se acercan, y giro la cabeza para ver. Cuando reconozco a Ryu, sonrío amablemente cuando una parte de mí agradece ver un rostro familiar, pero también me entristece saber que él también se encuentra en esta situación tan desconcertante. Porque esto no hace sino confirmar que hemos perdido el control sobre nuestras propias vidas, y que nuestras consciencias pueden ser obligadas a viajar de un lugar a otro al antojo de titiriteros invisibles. Me doy cuenta al instante de que va acompañado por otro hombre, y ambos, al igual que yo, están desnudos. En otras circunstancias sentiría pudor, pero ahora mismo, tengo otras cosas de las que preocuparme. Además, hay algo enigmático, casi espiritual, en este lugar, y por ridículo que pueda parecer, tengo la impresión de que nuestra desnudez resulta extrañamente adecuada, natural, como si, privados de ropa y sin posibilidad de ocultarnos, no tuviéramos más remedio que ser nosotros mismos, con la piel ofrecida a los elementos, en comunión con ellos. Me miro extrañado a las puntas de los dedos, frotándolas entre sí, y compruebo que no tengo frío.

El hombre que acompaña a Ryu se dirige a mí, interrumpiendo mi ensimismamiento. Es alto y fuerte, y podría incluso resultar intimidante, de no ser por unos ojos grandes y claros que parecen hechos para decir solo la verdad. Estoy seguro de que no lo he visto en mi vida, al menos con este aspecto, y sin embargo, creo reconocerlo… ¿Danny?

—¿Topo? —digo con voz dulce, encogiendo los ojos, recordando—. Claro, por eso estás aquí. Estamos unidos, pase lo que pase. —Transcurren largos segundos hasta que me doy cuenta de que no he respondido a su pregunta—. Yo soy Faraz —sonrío—. Drako. ¿Cómo estáis?

Notas de juego

Edit: He corregido un error de puntuación.

Cargando editor
16/07/2019, 02:14
Sibyl Hadue

A medida que la mano de Sibyl avanzaba en su caricia la desazón que amenazaba con embargarla fue cediendo paso al asombro. Sus dedos repasaron esas vértebras con cuidado, recreándose en su tacto inesperado y cálido, y al descubrir el rostro anciano se colocó ante él, contemplándolo con una arruguita en su frente. Estiró los dedos para tocarlo, delineando sus rasgos con los dedos antes de que sus ojos siguieran ascendiendo, fijándose en los detalles. 

Sentía que ya había visto algo así antes, en la nave, salvo que ahora estaba bien. Había paz en esos rostros salpicados como nervaduras del tronco. De algún modo sentía que esto era correcto. Era lo que tenía que ser. Fascinante y hermoso frente al profundo horror que había sentido ante su versión retorcida. 

Sus ojos abandonaron el árbol antes que sus manos, en busca de otro tronco más al que acercarse. Caminó con cuidado hacia el siguiente y acercó el oído a su superficie, queriendo escuchar su melodía. Sus manos ya estaban recorriéndola con cuidado en una caricia suave. 

Cargando editor
16/07/2019, 14:18
Erik Du Mont

El gesto de la mujer agachándose pilló totalmente al doctor por sorpresa, haciéndole sentirse amenazado por un momento. La voz sonaba como la de Egra pero tal vez podía estar confundiéndose, si ella no le reconocía. Desviando la mirada algo avergonzado y aún cubriéndose como podía, siguió su gesto hacia el árbol que señalaba, extrañado.

- Soy Erik. De la nave. - repuso con tono tranquilizador - No voy a hacer eso, no te preocupes... ¿Pero qué ocurre con el... árbol? - titubeó al decir la palabra, sin saber si realmente estaba bien llamarlo de esa forma. Tras esperar su respuesta, asintió lentamente - Sí, estaba con Darya, Ryu, Faraz y Sibyl. Estamos todos bien aunque bastante confundidos por lo que nos han contado... Nos dijeron que estábamos en un lugar llamado Suiza, en la residencia de un sóter. No sé si os habrán explicado a vosotros lo que es... - sacudió la cabeza, quitándole importancia a ello - Nos dijeron que vosotros también habíais despertado. ¿Os encontráis bien?

Cargando editor
16/07/2019, 18:23
Ryu Akahoshi

Devolví la sonrisa a Faraz y pensé que debíamos estar allí por algún motivo en especial, si solo lo hubiera encontrado a Danny no podría haberlo pensado pero a él... No podía ser coincidencia, si así lo fuera mis entrañas lo rechazarían vivamente. De pronto recordé las palabras del sóter, ¿Sería este el lugar al cual el Gólem no podía acceder? ¿Aquel en el que complotaban con los otros sóteres? Por cómo lo había dicho hubiera pensado que era solamente espiritual... ¿Estábamos aquí con nuestros cuerpos de verdad?, me pregunté tocándome la nuca pensativo.

Faraz. Me daba alegría verlo, o más que alegría, la tranquilidad de ver a alguien con quien compartía una parte de mi destino. Me había quedado pensando en él, en Erik... Me hubiera gustado hablar con ellos luego de que finalizara la reunión con el sóter y ahora estaba él aquí. -Amigo mío, me dormí y aparecí aquí- lo saludé, luego pensé en mi respuesta y me sinceré -Debería estar aterrado pero mi curiosidad supera a mi cordura en este momento, ¿Y qué me dices de ti? ¿qué fue lo último que hiciste?

Cargando editor
17/07/2019, 01:26
Cabira #7

Me sentí confusa. Al principio ni siquiera por la situación, que quizá por inercia trataba de continuar, sino por no saber de repente a qué se refería la máquina con mi canción.

Dudé.

No, no dudé. Más bien es al contrario: encontré la certeza de que no sabía. Y como respuesta, esas letras que de repente me hicieron sentir algo parecido a miedo: FALLO COGNITIVO. Hablaba de mí. Ni siquiera sabía dónde estaba, pero sabía que hablaba de mí.

Los segundos siguientes me sacaron de esa inercia. Comprendí entonces que no estaba soñando, o que si lo estaba haciendo era de una forma que no había experimentado antes. O que no recordaba. No entendía qué estaba pasando. Empecé a agobiarme, a asustarme. ¿Androide? ¿Control prioritario la I.A. asistente? No sabía dónde estaba, ni cómo encajaba esto en el tejido del Orden. Lo último que recordaba... Víctor. El cáusata. La Guardiana.

Mis pensamientos volaban en todas direcciones, como si braceasen a la desesperada dentro del agua para tratar de localizar la superficie. Dicen que lo mejor es calmarse, liberar algo de aire y seguir las burbujas... Pero no sabía ni siquiera si los pulmones de mi consciencia estaban llenos. No entendía nada. Por primera vez desde que tenía memoria, no entendía nada. Sin embargo, una frase sí la comprendí: era importante memorizar. No recordar, no. Memorizar. Recordar es un hecho activo buscando en el pasado, desde el futuro. Pero yo estaba aquí, en el presente. Fuese lo que fuese esto, era mi presente. Y memorizar se hace en el momento y en el lugar. Eso era lo que debía hacer, aunque no entendiese por qué.

Quise tomar aire, pero incluso aunque pudiera —de lo que ni siquiera estaba segura— mi impulso de respirar se cortó al ver mi imagen reflejada. ¿Mi imagen? Ni siquiera podía estar segura de eso. Sólo podía estar segura de una cosa: debía memorizar. Y ni siquiera de eso tenía la certeza.

Me costaba mantener la calma. Me costaba mantener la cabeza en su sitio. Me costaba mantener la racionalidad. No sabía qué estaba pasando, pero no me sentía preparada. Sin embargo, no quise gritar. Sentí el impulso de observar. Traté de moverme, de mover... Lo que quiera que fuese esto. Ni siquiera pensé en hablar. Lo sí me rondaba una y otra vez era un aluvión de preguntas: ¿dónde narices estaba el mundo? ¿Dónde estaba Víctor? ¿Tenía esto que ver con lo sucedido en la cafetería? ¿La había cagado mucho? ¿Demasiado? ¿O eso no era lo último que había hecho, pero sí lo último que recordaba? ¿Qué diablos estaba pasando, y cómo era esto posible?

Quizá estaba drogada, o enferma. Quizá era una alucinación. Quizá un nuevo tipo de sueño que simplemente no conocía. Fuera cual fuera el caso, cada vez tenía más clara una cosa tanto racional como emocionalmente: estaba asustada, y tenía motivos. Más incluso que el del miedo —o pánico, o terror— a lo desconocido.

Cargando editor
17/07/2019, 03:52
Forest Monroe

Forest hunde los pies en el suelo, moviendo los dedos y sintiendo la textura del extraño material.

- Es cierto que poseemos cualidades transhumanas. Yo mismo he manifestado imprudentemente ese poder y he aprendido los peligros que conlleva. Todo lo que dices sobre los cuerpos encaja perfectamente con lo que yo he vivido. Sin embargo hay algo que me inquieta. ¿Cómo sabemos quiénes somos en realidad? Esos recuerdos que tienes de tu infancia... ¿son tuyos? ¿Era esa tu primera vivencia? ¿Tu primer cuerpo? Yo ya no estoy seguro de nada.

Forest muestra cierto grado de sorpresa e inquietud cada vez que Darya llama "Tabitha" a la criatura.

- ¿Os conocéis? La has llamado Tabitha dos veces. La has reconocido. ¿Es otra de los testigos? 

Forest da unos pasos más hasta ponerse cara a cara con ella, observando las formas y los materiales de los que está hecho el cuerpo. La respiración se le acelera y frunce el ceño, concentrándose en ahuyentar el miedo mientras recordaba una mano que se carbonizó y se deshizo en cenizas por tocar algo que no debía. Levanta la voluminosa mano con decisión y la posa sobre el hombro de la figura.

- Puede que sea al contrario de lo que dices, Darya. Puede que estos no sean los cuerpos de sus hijos,  sino que sean nuestras consciencias las que ella llevó en su vientre, más tarde despojadas de nuestro cuerpo y reinsertado en otro nuevo, en otro sitio, otra época, otra realidad. ¿Quién sabe?

Cargando editor
17/07/2019, 09:43
Director
Sólo para el director
- Tiradas (1)
Cargando editor
17/07/2019, 10:57
Darya Gevorkian

Darya miró a Forest con detenimiento. Deseaba preguntarle de qué poder hablaba y qué es lo que había pasado, pero no sabía si el comandante deseaba contarlo en aquel momento. Lo observó con mirada profesional indagando si físicamente estaba bien antes de darse cuenta que el cuerpo que miraba no debía ser el mismo con el que había tenido la experiencia de que hablaba. Después escuchó su pregunta y lo miró fijamente a los ojos. En la mirada de Darya había cierta angustia y cierto brillo difícil de interpretar, pero no parecía haber dudas.

Sí, es imposible no hacerse esas preguntas —respondió desviando después la vista hacia el firmamento—. Pero simplemente sé que soy yo, que soy quien soy, la misma persona que vivía en el Eón, que hay una continuidad en mi existencia. Es lo único que sé, además —volvió a mirar a Forest—. No es algo de lo que pueda dar razones, aunque pueda tenerlas, tener pruebas, como lo es conservar todos mis recuerdos, mis sentimientos y demás. Pero claro, los hechos siempre se pueden poner en duda racionalmente visto todo lo que hemos visto —hizo una pausa como buscando en su interior—. Pero creo que es algo que sabes —llevó las manos sobre su corazón—, al igual que sabes que estás despierto, que estás vivo y consciente, al igual que sabes que existes. Es un conocimiento “crudo”, por así decir, fundamental. Básico. Es una certeza inmediata, no algo a lo que se llegue por un razonamiento. Lo sé porque... —buscó expresar su idea lo mejor que pudo— Lo sé porque que lo sé. Pero acerca de si el Eón es mi primera vivencia, mi primer cuerpo —agitó la cabeza negando—, no tengo otros recuerdos. No tengo modo de saberlo. 

—Quiero decir que creo que en medio de todos los cambios y las dudas que hemos vivido lo único constante somos nosotros —volvió a mirar a Tabitha con atención. —«Tal vez ella sepa que somos sus hijos de la misma forma que sabe que ella es ella misma…» —pensó mirando a la figura de nuevo, dándose cuenta que estaba negándole lo mismo que Darya misma decía sobre sí, aunque una cosa era universal, que uno supiera quién es, y algo muy distinto era tener esa certeza sobre los demás. ¿Podía ser tal vez una de esas cualidades transhumanas? ¿O simplemente Tabitha estaba transtornada?

Forest preguntó de pronto si la conocía:

No, no recuerdo haber conocido a nadie con ese nombre nunca. Pero ella misma nos ha dicho que se llama así.

Forest se levantó para posar su mano sobre el hombro de Tabitha. Darya sonrió levemente: hubieran las dudas que hubieran, la forma de preocuparse, de tratarse y cuidarse los unos a otros estaba por encima de lo demás.

Tal vez —respondió a la pregunta de su compañero—. Tal vez fuera así. Pero entonces, si nos criamos con ella, deberíamos haberlo olvidado. Y no hemos olvidado quiénes somos en los distintos saltos que hemos vivido… —meditaba con cuidado cada palabra. Si habían tenido "otras vidas", si la del Eón no había sido su primera existencia como proponía Forest, en algún momento deberían haber olvidado—. De todos modos tienes razón, no lo podemos saber aún. Tal vez Tabitha pueda ayudarnos a saber de dónde venimos realmente.

Cargando editor
17/07/2019, 11:18
--

En algún momento la necesidad de respirar cesó y la ausencia de un corazón que latiera dejó de provocarle dolor en el pecho.

“AJUSTE MIMÉTICO ok”

“AJUSTE HÁPTICO ok”

“AJUSTE DE LA INTERFAZ COGNITIVA ok”

Todo se apagó de nuevo y sonó una voz de hombre adulto, parecía segura, paternal.

“Soy tu asistente cognitivo”

“El entrelazamiento es inestable, puede romperse en cualquier momento”

“Ahora quiero que te centres en memorizar la información”

"12689 AP   α 15 h 51m 34,99s   δ +41° 57′ 03,9″

Durante unos minutos sólo vió información escrita cuya terminología no conocía*, primero una retahíla de números y letras -algunas en alfabetos desconocidos- y luego una partitura acompañada del sonido de la música que representaba. Cuando la música terminó volvió la percepción.

“Ahora abrirás los ojos” 

Era de noche y el cielo estaba lleno de estrellas que no conocía. 

Estaba de pie, vistiendo ese extraño cuerpo robótico color marfil, quieta sobre el casco negro de una enorme nave con forma de omega minúscula -podría tener un kilómetro de envergadura- que yacía semienterrada en una especie de colina fangosa que sobresalía de lo que parecía un lago de niebla color esmeralda.

El asistente le ordenó que bajara hasta internarse en ese lugar, que llamó “lago aural”**, y cuando lo hizo, tras un minuto bajando la colina fangosa, caminando casi a ciegas, atravesando una nube de vapores verdosos, se topó con un bosque de seres similares a árboles de gran porte y de un color coral amarillento que habían crecido sobre ese suelo arcilloso a la luz de esa especie de nube esmeralda que les cubría como una aurora boreal.

Notas de juego

*Haz una tirada de Razón más Contemplar sin poner dificultad. Si sacas más de un 15 Jess recordará cada cifra, con un 13 lo recordará con la sospecha de que puede tener algún error, con un 11 recordará más de la mitad, con un 9 una tercera parte y con un 7 sólo las primeras cifras y la canción. Con menos de 7 no recordará nada.

** Aunque quisiera oponerse a las sugerencias del asistente tiene la sensación de que su cuerpo le obedece independientemente de la voluntad de Jess. Siéntete libre si es el caso de narrar que trata de parar o tomar otro camino sin conseguirlo.