Partida Rol por web

Finalmente, con un suave murmullo, el submarino emergió completamente, flotando en la inmensidad del océano. La tripulación, liberada de la tensión del túnel, se congregó en frente a la escalinata, empujándose mutuamente por subir y respirar aire fresco, lográndolo Mao Pai, probablemente porque era el más fuerte de ellos. El aire salado llenó sus pulmones mientras disfrutaban de la libertad recuperada y liberaba una enorme nube de humo por todo el tabaco concentrado.

-Al fin... -Comentó mientras daba una fuerte bocanada de aire- por poco pensaba que iba a morir ahí dentro... 

Mao Pai, de pie en la proa, sintió el viento marino acariciar su rostro. La luna brillaba en lo alto, creando destellos dorados en la superficie del agua. El submarino, ahora una pequeña criatura metálica en comparación con la inmensidad del océano, flotaba como un testigo silencioso de la maravilla que acababan de presenciar.

Sin embargo, la tranquilidad se desvaneció abruptamente cuando los disparos alertaron a la tripulación de que se encontraban en una situación peligrosa, justo frente a los imponentes barcos de guerra que flotaban en las aguas circundantes. Al parecer emergieron justo frente al puerto Kartol.

En medio de la conmoción, un disparo certero encontró su blanco, impactando directamente en la cabeza de Mao Pai. Un silencio cargado de horror y sorpresa se apoderó del submarino mientras Mao Pai, con expresión atónita, se desplomaba al suelo. El cuerpo de Mao Pai yacía inmóvil, una figura trágica que recordaba la fragilidad de la vida frente a la brutalidad del conflicto.

El sonido de los disparos continuaba, marcando la hostilidad inesperada de los barcos de guerra que los habían interceptado. La tripulación, ahora sumida en la confusión y el miedo, se apresuró a reaccionar... aunque ninguno sabía qué hacer.

Ray Shugi, destacándose entre la confusión y el caos en el submarino, alzó la voz con una propuesta inusual dadas las circunstancias. Su rostro reflejaba serenidad, y sus palabras resonaron con determinación pacifista. Algo que ninguno de los presentes compartía.

-Creo que lo mejor que podemos hacer en esta situación es rendirnos- Anunció Ray Shugi, su tono sereno contrastando con el estrépito de los disparos cercanos- Ya sabéis que soy un pacifista; nunca he buscado hacer daño a nadie, ni siquiera en defensa propia. Tal vez, al mostrar nuestra rendición, podamos evitar un derramamiento de sangre innecesario.

Elijah Hoffman, en contraste con la propuesta pacifista de Ray Shugi, se mostró decidido a enfrentar la amenaza de los barcos de guerra. Sus ojos reflejaban una determinación férrea mientras hablaba con voz firme. El no iba a rendirse ni buscar la solución pacífica, el iba a derrocar un régimen. No fue como se levanto aquella mañana, pero sí como pensaba terminar el día.

-¡No podemos rendirnos!-, exclamó Elijah, señalando hacia los barcos enemigos. -Si luchamos ahora, podemos liberar la isla de una vez por todas. Hundiéndolos, podemos asegurar la seguridad de todos nosotros y de aquellos en la isla. Tenemos que resistir y pelear por lo que creemos.

Ishmael Dick se encontraba en una encrucijada, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. La decisión entre resistir, rendirse o huir pesaba en su mente mientras evaluaba las opciones disponibles. Observó la tensión entre los miembros de la "tripulación", la propuesta de Elijah Hoffman y la sugerencia pacifista de Ray Shugi.

Finalmente, Ishmael se acercó al altavoz, tomando un momento para reflexionar. La idea de rendirse a través del altavoz cruzó su mente como una posibilidad menos violenta. No obstante, también consideró la opción de la huida, una salida que podría preservar vidas pero requeriría coraje y sacrificio por parte de alguien dispuesto a cerrar la escotilla y enfrentarse al peligro exterior.

-Tenemos tres opciones- Anunció Ishmael con voz calmada pero decidida. -Podemos rendirnos y confiar en que la diplomacia prevalezca. Podemos luchar y enfrentar la amenaza directamente. O podemos huir de aquí de una vez. ¡Aunque alguien debe de subir ahí arriba y cerrar la escotilla!.

Al parecer todo iba a recaer en El Negro...

-Bailan y bailan los peces en el río... - empiezo a murmurar con el danzar de los pescaos, hasta que algo de luz atravesó el túnel hasta llegar a mar abierto. Y una vez ahí corrí como el resto para coger aire puro que no viniese de un puro para poder respirar. 

Pero no me iban a dejar respirar. Estábamos en un puerto... y Mao Pai acababa de palmarla delante nuestro. -A CUBIERTO! - mierda!! el que mejor me caía!!! Aquella aventura submarina casi me hizo olvidar que estábamos en mitad de una guerra. Y ni de coña iba a seguir los pasos del cansino pacifista, si por éste fuera seríamos todos trozos de carne cortada en la carnicería del chino psicópata ya muerto.

-Estoy con Elijah. Esto ya se pasa de castaño negro oscuro. Están por todas partes!... abajo con el submarino, quiero decir, que Movy se hunda, les atacaremos desde las profundidades. Hay que esquivar los balazos! - y me apresuré a cerrar la escotilla, tratando de evitar ser agujereado como el pobre pobretón de Mao Pai... dios/buda/deidad china se apiade de su alma.

Intenté mirar a ver qué barcos eran y quienes estaban disparándonos tan traicionerísimamente. La iban a pagar caro!!!

El Agente, con determinación en sus ojos, subió rápidamente hacia la cubierta, enfrentando la peligrosa realidad que se desenvolvía fuera del submarino. Se asomó por la escotilla, sus ojos capturando la escena de los barcos de guerra que los atacaban con ferocidad.

La intensidad de la batalla se desplegaba frente a él: cañones disparando, olas rompiendo contra los cascos metálicos, y el estruendo constante de la guerra en alta mar. La visión de la destrucción y el caos reforzó la urgencia de la decisión que la tripulación estaba tomando en ese momento.

El Agente, antes de cerrar la escotilla, se permitió un último vistazo. Su mirada recorrió los barcos enemigos, buscando algún indicio de su táctica o debilidad. Cada detalle visual se grabó en su mente, sabiendo que la información podría ser crucial en los momentos por venir.

Con un suspiro profundo, cerró la escotilla tras de sí, dejando atrás la furia de la batalla. La tripulación, desde el interior del submarino, sintió el cambio en la atmósfera, como si se hubieran desconectado momentáneamente del conflicto que se libraba en la superficie del mar.

Ahora, con la escotilla cerrada, el submarino se sumergió en la oscuridad relativa de su interior. La decisión de huir, aunque difícil, ofrecía una posibilidad de salvación para la tripulación y la oportunidad de regresar con un plan más elaborado.

¡Pero nada de eso ocurriría!

¡Era la hora del ataque!

Los botones del panel brillaron bajo los dedos de Ishmael mientras activaba el lanzallamas con la intención de contraatacar. Un rugido mecánico resonó en el interior del submarino antes de que una llamarada ardiente se lanzara hacia el enorme barco de acero más cercano. Sin embargo, para sorpresa de todos, la acción resultó infructuosa. El fuego danzante golpeó la superficie del barco enemigo, pero se disipó inofensivamente contra su estructura robusta. La tripulación observó con incredulidad cómo la ofensiva, que en sus mentes parecía poderosa, demostraba ser insuficiente contra la imponente fortaleza de los barcos de guerra.

-¡Oh, no!. -Exclamó Ishmael sorprendido- ¡El fuego no funciona contra el acero!. ¡Maldita sea!. ¡Ojalá hubiera algún tipo de juego infantil pero que pueda apelar a todas las edades que te indique qué ataque es fuerte y debil contra qué tipo!. ¡Maldición!.

Ishmael, aunque inicialmente confiado, comprendió la magnitud del desafío que tenían por delante. La decepción se reflejó en su rostro mientras evaluaba la situación. La inutilidad del lanzallamas dejó a la tripulación en una situación delicada, enfrentándose a una amenaza superior sin un plan claro.

Elijah Hoffman, sintiendo el peso de la responsabilidad y la desesperación, se encontró abrumado por la situación. Mientras observaba impotente cómo el ataque fallaba, sus ojos reflejaban la angustia de alguien que había propuesto una acción que ahora parecía haber empeorado la situación.

-Lo siento... Lo siento mucho.-Con la voz temblorosa, Elijah se dirigió a los presentes.- No debí sugerir el ataque. Ahora todos estamos en peligro por mi culpa. Si alguno de ustedes quiere rendirse o intentar alguna otra táctica, entiendo. No quiero que paguen por mi erro-.

Su disculpa resonó en el tenso silencio del submarino, cada palabra cargada de remordimiento. Elijah, en un gesto de abatimiento, bajó la mirada, incapaz de sostener las miradas de sus compañeros. La realidad de la situación se cernía sobre ellos, y la sensación de estar atrapados en una lucha desigual se volvía palpable.

Ray Shugi, siempre abogando por la paz y la diplomacia, aprovechó la situación crítica para presentar nuevamente la opción de la rendición. Con una voz serena, se dirigió al resto de los presentes, los cuales por algún casual sentía que lo resentían por sus ideales y su nula acción o ayuda.

-Ahora más que nunca, debemos considerar la rendición como una opción. -Indicó, como ya era habitual para este- Quedarnos a luchar parece cada vez más difícil, y podríamos evitar más derramamiento de sangre si nos rendimos y buscamos una solución pacífica. ¡Tenemos que usar la voz y hablar!.

¡Exacto! ¡Tenemos que hablar!

Ishmael, en un momento de audacia y creatividad, decidió utilizar los altavoces para establecer una conexión inusual. En lugar de dirigirse a los soldados en los barcos de guerra, decidió contactar a las ballenas que poblaban las profundidades del océano. En un tono respetuoso y esperanzado, transmitió un mensaje a través de los altavoces.

-Amigas del océano, necesitamos su ayuda.- Llamó- Nos encontramos en una situación difícil, y buscamos una solución pacífica. Por favor, si pueden intervenir y comunicarse con aquellos que nos atacan, quizás podamos encontrar una resolución que evite más conflictos y daño.¡

El mensaje resonó en las profundidades del océano...

Mientras tanto, la tensión en el submarino era palpable, con los barcos enemigos aún presentes en el horizonte. Los segundos pasaron, y el océano permaneció en silencio. Entonces, un sutil cambio se manifestó en la actitud de los barcos de guerra. En lugar de avanzar agresivamente, parecieron titubear, como si la intervención de las ballenas hubiera tenido un efecto en su determinación.

Y volvieron a disparar contra ellos, al parecer esos segundos de paz fue debido a que estaban recargando las armas y ahora continuaban con su ataque. Al parecer de esta no iban a salir con vida... hasta que el submarino dejó de balancearse de un lado a otro violento, como si los disparos se hubieran vuelto a detener, a pesar de que escuchaban el rugido de sus armas.

Una manada de ballenas respondió al llamado de Ishmael. Con una fuerza impresionante, las majestuosas criaturas marinas arremetieron contra los buques de guerra de acero con una mezcla de violencia y gracia. Chocaron con furia, enviando ondas de choque a través del agua y provocando que los barcos más pequeños se hundieran bajo la impactante fuerza de sus embistes.

lgunas ballenas, en un espectáculo asombroso, saltaron y cayeron con fuerza sobre los barcos enemigos más pequeños, desestabilizándolos y sumergiéndolos en el abismo. Sin embargo, los acorazados más grandes resistieron tenazmente, disparando contra las ballenas en un intento de repeler la inusual ofensiva marina.

El submarino, testigo de la espectacular intervención de las ballenas, se balanceaba con la fuerza de los impactos en el agua. Ishmael, aunque agradecido por la ayuda, estaba bastante consternado y confundido; habiendo tomado una parte del periscopio que El Negro usaba, este vio lo que ocurría allá afuera.

-¿¡Que cojones son esas criaturas!?. -Gritó Ishmael desde uno de los visores del periscopio- ¡Yo he llamado por ballenas no a atunes grandes!. ¡¿Dónde están sus cuerpos escamosos?! ¿¡Su cuello largo!? ¿¡Por que no escupen fuego por la boca?!. ¡¿POR QUE NO VIENEN LAS BALLENAS DE VERDAD A MI LLAMADO?!.

Pues el fuego resultó no hacer absolutamente nada. -¿Pero Movy sólo tiene ataques tipo fuego?! - inaudito para una criatura tipo metal-agua. 

Cuando todo estaba fallando, el humo del porro debió jugarnos una mala pasada con la escena de las ballenas. Solo que no era una alucinación al final ya que realmente varios barcos iban cayendo. Por lo visto lo ideal contra los tipo "metal" eran los tipo "carne de ballena" -Sí!! vivan las ballenas!! - hago un gesto de éxito contradiciéndose con la decepción del loco doctor - ¿usted no es biólogo marino verdad??! - le suelto a oír su interpretación de ballenas de cuellos largos - Siga intentándolo si quiere, hay que llamar... a más... - oh... pero las ballenas estaban siendo disparadas. A este paso el mar entero se llenaría de restos de carne de ballena. - a no ser que Movy tenga otras características o modos de atacar, estas ballenas van a ser picado de atún en breves!! Siga llamando por ayuda!

Miré por el periscopio intentando discernir si habíamos logrado algo con todos los barcos derrocados.

A pesar del valiente esfuerzo de las ballenas, la brutal realidad se estaba revelando en el océano. Los barcos de guerra más grandes, imponentes en su resistencia y armamento, apenas mostraban signos de debilidad frente al embate de las ballenas. La manada, aunque poderosa, estaba siendo diezmada rápidamente, y el agua del mar se teñía de un perturbador tono rojo a medida que la lucha continuaba.

El submarino, testigo impotente de la devastación, se balanceaba con la fuerza de la batalla que se libraba en la superficie. El Negro observaba con pesar la situación, consciente de que la intervención de las ballenas estaba teniendo un costo considerable.

Cuando Ishmael se apartó del periscopio, Elijah Hoffman tomaría su lugar para ver también el desastre que se estaba desarrollando allá arriba; todo aquello era una absoluta masacre de cetáceos, algo que le dolía en su corazón pero que a su vez asumía necesario por el bien de la isla.

-¡Necesitamos hacer algo para ayudar a las ballenas y cambiar el rumbo de esta batalla!- exclamó Elijah, instando a Ishmael a encontrar una solución. La decisión sobre cómo intervenir se volvía más urgente a medida que las ballenas luchaban contra las fuerzas imparables de los barcos de guerra.- ¡Están siendo masacradas!.