Partida Rol por web

Dejad que se vaya. Respetadla lo suficiente para que tome sus propias decisiones. Se ha ganado eso.

Una persona que ha perdido la voluntad de luchar, caerá fácilmente en el control mental de los vampiros. En estos momentos, la mujer y sus cachorros son una carga...

Las dos gemelas se miraron la una a la otra, tratando de encontrar las palabras adecuadas, pero solo pudieron guardar silencio y bajar los ojos. Sin embargo, su mentor sí habló.

Disculpad que me entrometa... ¿Estás buscando a tu marido, Helene? Sé de algo que podría ayudar. Según las leyendas, el vínculo de Strahd con el Santuario del Bosque, ahora roto, le permitía verlo todo en todas partes... pero no directamente. La historia de Ravenloft está escrita literalmente en el libro mágico de Strahd. Los grandes sucesos... y cualquier destino que hayan tenido que soportar lugareños y viajeros.

No me entiendas mal... No estoy tratando de convencerte para que te quedes. Nosotros podemos buscar ese libro para ti. Es un objeto muy valioso para Strahd... el Codix Advocare-por ese título, Firan e Ivalic descartaron los libros que había en la biblioteca de esta planta-. Lo lógico es que lo guarde en la sala del tesoro, o en sus propios aposentos. Aunque por el momento no sepamos dónde se encuentran esas habitaciones...

¡Yo lo sé! Creo... Soy el último Uthurlan. Mi antepasado fue el arquitecto que construyó el castillo, y de boca en boca los detalles fueron pasando de padres a hijos... Al ir explorando el interior de la fortaleza, sentí que cada vez me era más sencillo ubicar la distribución de las salas. Si estamos cerca, encajaré las piezas, y podré guiaros-dijo, no tan dispuesto a abandonar el castillo como Helene o Vjelkus.

Ivalic recibió el tortazo lleno de rabia de Helene mientras le echaba la culpa de lo sucedido como si él hubiera puesto la trampa allí y no hubiera sido víctima también del cuadro y del resto de criaturas. No le dolía el golpe en sí, pero si lo que significaba: la rotura de la relación entre él y la familia Maurgen, aunque no habían dicho nada tanto Firan como Vjelkus parecían sentir el mismo desprecio que su madre. El muchacho no dijo nada, simplemente se alejó mientras recibía el silencioso apoyo de Herr Urik que apoyó sus manos sobre sus hombros confirmándole que era mejor permanecer al margen de la conversación que se había iniciado cuando la Señora Helene anunció su deseo de llevarse el cuerpo de Jeff y abandonar la expedición junto a sus otros dos hijos. Personalmente a Ivalic no le parecía una buena idea, aunque había buenos argumentos a favor o en contra.
Se interesó cuando el Doctor Rudolph mencionó el libro mágico de Strahd, el Codix Advocare. Si conseguía liberar a su padre y deshacerse del Conde ese libro sería una recompensa interesante, además de una gran fuente de información por toda la historia que había en el.

No es ninguno de los de esta biblioteca, como dice el Doctor Rudolph, Strahd lo tendrá a buen recaudo.

No sabían donde estaba guardado, aunque Firan si que parecía poder averiguarlo, las intenciones del chico eran las de seguir con el grupo a pesar de las palabras de la Señora Helene.

​- "Propongo que regresemos todos a Barovia y nos llevemos el cuerpo del joven Jeff Maurgen para honrarlo debidamente en un funeral como corresponde.

Creo que Frau Helene precisa de al menos unos días para llorar a su hijo. Y creo que todos nosotros también lo necesitamos.

En cuanto a nuestra misión, soy el primero que la considera un deber sagrado, pero no es algo que no podamos aplazar durante tres días. Ya hemos aguardado dos años, y el castillo no se va a marchar de aquí. El Conde es más prisionero de Ravenloft que nosotros mismos. No tiene a dónde ir." -

Escuchó las palabras de unos y otros, en silencio, sus manos apoyadas sobre los hombros de sus dos hijos. Sus ojos estaban hinchados y por primera vez entendió la respuesta del padre Danovich ante la muerte de su hijo. Su cabeza cayó, la mirada clavada en el suelo. Acercó a sus hijos contra su cuerpo y negó con la cabeza, en respuesta a un diálogo interior. 

-Dadme unos minutos para hablar con mis hijos. A solas. 

Tomando a ambos muchachos de la mano, se alejó unos metros. Se colocó ante ellos y se arrodilló a su lado, cara a cara. Un leve murmullo pudo escucharse en lo que parecía un debate a todas luces decisivo.

Los ojos de Helene eran un pozo de tristeza absoluta y de una pena que no hallaría consuelo quizá jamás en su vida. Pero mirando a sus otros dos hijos sabia que debía, aunque quizá no pudiera, tomar decisiones importantes. Frente al primer momento de absoluta locura e irracionalidad por la muerte de Jeff, ahora, las palabras vertidas por unos y otros, la obligaban a reflexionar y decidir qué era lo mejor para todos. Ellos y los demás. 

Por un instante volvió el rostro atrás y contempló a Ida y a Parriwimple. Bajó la mirada apesadumbrada, muy consciente de su propia carga y lucha. Luego, miró a sus hijos.

-Vjelkus, Firan, sé lo que he dicho y no mentía cuando dije que no quería exponeros a más peligros. Si os ocurriera algo, yo... -la frase quedó en suspenso, colgada en el aire como un ominoso presagio de lo que Helene llegaría a hacer si algo así pasara-. Pero como bien ha dicho Ida, en nuestro regreso con el cuerpo de Jeff, estaríamos sujetos a nuevos y desconocidos peligros y no hay certeza de que incluso regresando por los mismos lugares no hubieran nuevas amenazas. El castillo y Barovia entera son un lugar abandonado de los dioses, fruto del temor y la desesperanza. Por otra parte, mirad a Ida y a su esposo. Todos sabemos lo que han sufrido, lo que están sufriendo. Ahora puedo entender su tormento, que Parriwimple haya regresado de la muerte para salvar a su hijo, que Ida haya sido capaz de soportar todos los males habidos y por haber. Además, habéis escuchado al doctor. Tenemos la esperanza de hallar la respuesta a la desaparición y localización de vuestro padre. Y por otra parte -Helene suspiró casi dolorosamente- la supervivencia del grupo depende de mis habilidades curativas. Apenas hemos recorrido una parte del castillo y Merquo ha agotado sus poderes -Helene se sentía corroída, conform hablaba, por un nuevo sentimiento. Si no hubiera caído bajo el influjo del caos, su solo poder hubiera mantenido con vida a Jeff-. Como madre y como clérigo me siento moralmente obligada y comprometida a seguir. Y no quiero que la muerte de mi hijo y de vuestro hermano haya sido en vano. Y marchar ahora al pueblo para su entierro seria postergar una batalla ineludible y que ya ha comenzado y que solo daría tiempo a Stradh para reorganizarse e incluso reactivar con nuevos sortilegios y constructos las zonas que ya hemos recorrido. Desearía que las cosas fuera muy distintas, pero los dioses han querido que así sea. Pero no haré nada que no cuente con vuestro apoyo y beneplácito. Firan, Vjelkus, pensadlo y decidme cuál es vuestra decisión. Stradh es nuestro enemigo y... el verdadero responsable de la muerte de Jeff. 

Miró a Ivalic en aquel punto y supo que debería hablar con él. El conde había matado a su hijo, pero el irresponsable joven había sido su arma. 

Yo... yo haré lo que me digas, mamá. Ha sido muy duro ver morir a Jeff, y durante la confusión llegué a reírme como un tonto, en lugar de llorarle. Y me siento fatal por algo en lo que no tenía ningún control. Y ya antes de eso, huí del combate con las arañas, lo cual también fue muy raro en mí, porque yo no tengo miedo a las arañas-por lo menos desde que el Doctor Van Richten le hipnotizó-. Sé que en este lugar no soy de ninguna ayuda. Que solo soy un estorbo. Pero hace dos años, Natalija, la madre de Vjelkus, vino al baile de máscaras sin saber manejar una espada ni lanzar ningún sortilegio. Y hoy, Ida no se lo pensó ni un momento, y vino con nosotros a pesar de que sus manos...

Lo que quiero decir es que a mí tampoco me falta valor para seguir adelante, independientemente del camino que recorramos. Y si crees que lo mejor es mantenernos en el interior de estos muros, o acarrear con el cuerpo de Jeff y darle la noticia a mi hermana Nadija, cualquiera de las opciones me parecerá bien.

Buenazo bobalicón niño de mamá... Más te valdría empezar a tener opiniones propias y dejar de complacer a los demás, Vjelkus. Algún día estarás solo en este mundo y tendrás que apañártelas por tu cuenta-recriminó a su hermanastro.

Yo no estoy aquí para buscar a un hombre que solo he visto una vez en mi vida-cuando Jereff visitó la cabaña de su abuelo buscando información sobre la entrada secreta-. Ni siquiera es padre mío. Tampoco Jeff era mi hermano, y estos jueguecitos de ser una familia me tienen harto. ¿De qué me ha servido preocuparme por los demás? Solo para ponerme triste cuando mueren.

Tampoco estoy aquí para matar a Strahd, o hacer el Bien, o salvar de la corrupción el alma del hijo de Parriwimple. Hace tiempo, Helene-dijo, volviendo a negarse a llamarla mamá por primera vez en dos años-, me impediste servir a Strahd, lo que me privó de una biblioteca fantástica de conocimientos. Pienso robarle a Strahd ese Codix Advocare, y quedármelo para mí. ¿Queréis iros? Yo no os acompañaré. ¿Queréis seguir explorando el castillo? No me estorbéis mientras cumplo mi objetivo.

Mientras Helene, Vjelkus y Firan hablaban en un rincón, Ida se envalentonó contra Urik.

Popopomposo egoísta... No te impoporta ser amable cuando se tratata de los sentitititimientos de una sacerdododotisa de cuyas curaciones depepependes. ¿Aplazas la mimimisión por Helene cuando el alma de mi hijo se mamamarchita? ¿Él también puede espepeperar?

Si Ida tuviera un dedo con el que señalar, se lo pondría en el pecho a Urik.

La tarea de acabar con Strahd cada vez se complicaba más, ni siquiera estaba seguro que todo el grupo pudiera hacerlo y el combate contra el golem de telaraña y lo sucedido en el rellano habían bajado mucho la moral de todos, apunto de sucumbir ante ambos retos estaba claro que necesitaban mucho más para poder enfrentarse al Conde. Ivalic se acercó a Ida que acababa de explotar contra Herr Urik e intentó calmarla.

-No pasa nada Ida, todos estamos cansados y no podemos obligar a nadie a hacer algo que no quiere. Pero Parriwimple y tu podéis contar conmigo, me quedaré y os ayudaré a rescatar el alma de vuestro bebé.

Para eso seguramente no necesitarían un grupo tan numeroso y podrían dejar marchar a quienes así lo desearan, Ivalic no pondrían ninguna objeción, pero ayudaría a su amigo, con el que había crecido y que siempre había estado allí en los buenos y malos momentos.

- "Herr Parriwimple, si vos queréis continuar en estas condiciones, yo seguiré a vuestro lado. Pero consideradlo, hasta ahora esta intentona ha sido un desastre. Deberíamos regresar al pueblo, recuperarnos por completo, reponernos también moralmente y volver a intentarlo de nuevo desde el principio." -

Hubo un amago de sonrisa dirigida a Vjelkus, conmovida por su propia sensación de culpa, pero las palabras de Firan hicieron que palideciera intensamente. Guardó silencio durante unos segundos que parecieron una eternidad. No estaba preparada para aquella ruptura, para una nueva pérdida. Miró a Firan, directamente a los ojos. 

-De acuerdo, hijo mío -dijo dirigiéndose a Firan. Por qué respondía de aquel modo su hijo, lo ignoraba. No en aquel momento. Su crítica, sus deseos, su desapego súbito la herían profundamente. Pero en la mente de Helene revoloteaba también la declaración de Firan acerca de su propio dolor. Necesitaba culpables. Necesitaba un enemigo. Necesitaba un blanco en el que quizá descargar su frustración, y enrocarse en una posición de frialdad y falta de empatía. Helene frunció levemente el entrecejo. Firan era inteligente y su actitud parecía quizá demasiado impostada. O así quería creerlo. Suspiró-. Procuraré no ser un obstáculo. Pero hay algo que por favor no quiero que olvides. Eres mi hijo y te quiero como tal. Pase lo que pase y pese a todo. 

Helene se volvió hacia el grupo, acercándose a ellos. 

-Ida -fue a la primera que quiso hablar. Colocó ambas manos en los hombros de la muchacha, apretando levemente. Eran dos madres al filo del precipicio, que luchaban contra lo que deseaba arrojarlas al vacío-. Seguiré con vosotros. Seguiremos. Y haré cuanto esté en mi mano para recuperar a vuestro hijo. Al precio que sea. Parriwimple, Ida, tenéis mi palabra. Ivalic -se volvió hacia el muchacho. Un nudo se formó en su garganta. Dolía demasiado. Seguía viendo en él al responsable último de la muerte de Jeff, pero sabia que era injusto, un recurso fácil para aliviar el dolor inmediato de su pérdida-. Quiero pedirte perdón. Cargué sobre tus espaldas la muerte de mi hijo. No fue justo. Stradh es el culpable. Me gustaría que aceptaras mis disculpas, aunque puedo entender que no lo hagas. Urik -por primera vez en mucho tiempo se dirigió al paladín por su nombre-, es hora de seguir adelante. No podemos regresar, desandar lo andado, dar oportunidades a Stradh para que se haga mas fuerte en el castillo. Estamos en plena cuenta atrás y las arenas del tiempo siguen cayendo. Os he retrasado, pero aún así, hay una ultima cosa que me gustaría pediros a todos. Recojamos el cuerpo de Jeff y dejémoslo en esta misma sala, cubierto por alguna tela. Él sabrá disculparme que lo deje atrás -una lágrima resbaló por su mejilla. La última. 

Asiento en silencio despacio, dirigiendo una triste sonrisa a Frau Helene y ayudo a recoger el cuerpo de Jeff y colocarlo de la mejor manera posible, dadas las circunstancias.

A Ivalic le sorprendió el cambio de opinión de la Señora Helene y sus hijos, aunque al menos Firan había mostrado interés en continuar, parecía que Vjelkus también se había inclinado a seguir y eso había hecho reconsiderar su decisión a la mujer. También le sorprendió la disculpa de la mujer pues tampoco la esperaba.

-No tiene porqué disculparse, todos podemos equivocarnos, yo debí mirar mejor la puerta, no pensé que pudiera tener una trampa, pero a partir de ahora tendré más cuidado, parece que Strahd ha convertido este castillo en un lugar difícil de recorrer lleno de monstruos y trampas.

No hacía falta que la Señora Helene les pidiera ayuda para trasladar el cuerpo de Jeff, a Ivalic también le parecía apropiado dejarlo tapado y algo más resguardado en la sala y no en mitad del pasillo así que se dispuso a ayudar con lo que fuera menester, ya bien fuera cargando el cuerpo o buscando una alfombra, cortina, mantel o cualquier otra tela que sirviera de improvisada mortaja para el cuerpo del hijo mayor de Helene.

-Supongo que por no desviarnos de nuestro objetivo actual lo mejor será que sigamos subiendo en busca de la liberación del alma del hijo de Ida y Parriwimple, siempre podemos volver en otro momento y ver que hay detrás de aquella puerta, estoy seguro que Firan sabrá recordar donde estaba.

- "Yo no sé si estamos en condiciones de seguir ahora mismo, mi buen Ivalic. Otra lucha como esta y acabaremos todos muertos con lo debilitados que estamos." -

Bajo unas cortinas arrancadas de la ventana, dejaron a Jeff "dormir" en un sofá de la salita. A pesar de las reticencias de Urik, el valor y determinación de las dos madres les permitió seguir adelante. Las escaleras de caracol les llevaron a un nuevo rellano, el de la planta del laboratorio de alquimia según el jardinero Jander (si no se habían equivocado al contar).

Aunque las escaleras de caracol seguían enroscándose hacia arriba, a cotas más altas de esa misma torre, habían llegado a su destino: una puerta timorata y modesta de madera. Tras la última experiencia, dejaron al Doctor Van Richten buscar trampas. Cuando el anciano dió el visto bueno, una de las gemelas abrió la puerta, que protestó con un quejoso chirriar.

Tras un recodo de diez por diez pies, había una habitación de veinte por veinte pies llena de sofás y sillones volcados y con la tapicería destrozada, y una nueva puerta por la que seguir explorando la planta. Se escuchaba el maullar de gatos que deberían estar por allí cerca, ya que varios de los sillones y sofas ofrecían bastantes escondrijos para animales pequeños.

No tardó en presentarse uno de esos gatos. Era blanco, y más feo que pegarle a un niño. La piel se le ceñía a los huesos como si hubiese semanas que no comía nada.

Miaaaaau...-maulló avanzando hacia los recién llegados para frotarse contra sus piernas.

Otro sonido se escuchó en la zona más alejada de la habitación, tras un sofá. No era un maullido, sino un gorgoteo de un pequeño animal sufriendo.

Gennifer ignoró a los gatos y se dirigió hacia la siguiente puerta...

-Solo será un esfuerzo más Herr Urik, puede que esta parte del castillo no esté muy bien defendida o que ya hayamos vencido todas las defensas que había. En cualquier caso iremos con precaución y cuando recuperemos lo que estamos buscando podremos descansar.

Siguió escaleras arriba con el resto del grupo y miró atentamente como el Doctor inspeccionaba la puerta que debían franquear, él también quería aprender a detectar trampas para que no les volviera a ocurrir lo mismo.
El laboratorio parecía lleno de gatos y alguna otra criatura que no alcanzaba a distinguir. Un gato sin apenas pelo se acercó al grupo e Ivalic se inclinó para agacharse, pero a medio camino se arrepintió y frenó su deseo de acariciar al gato.

-¿Estarán amaestrados por el Conde para atacar a sus enemigos? Igual es mejor que no toquemos a los gatos...

- "Algo siniestro ocurre en esta habitación." -

Preparo mi espada mientras me concentro un momento en el Símbolo Sagrado del Cuervo, que se ilumina con una luz intensa y brillante, iluminando la habitación.