Partida Rol por web

Subitamente, sin entender lo que había pasado, abro los ojos poco a poco, cerciorándome de que estoy boca arriba. Darius, a mi lado, dice algo a los de alrededor, pero no soy capaz de entender del todo de qué habla, pues su voz retruena en mis tímpanos, perdiendo todo el sentido en el corto trayecto de mi canal auditivo. Levanto con dificultad la mano y, cuando al girarse lo ve y se acerca un poco (aunque sea solo la aproximación del hocico al mirarme), llevo la mano con mis pocas energías hasta el lateral del mismo, llegando hasta su mejilla, pero dejándola caer apenas llega ahí contra su pecho.

- Da... rius... -digo con gesto tremendamente aturdido, sintiendo la boca pastosa hasta decir basta. Si hubiese mirado en mi mochila, hubiese encontrado las pociones, pero no era lo que necesitaba- Estás... bien. -le digo, componiendo la que probablemente sea la sonrisa más estúpida que me ha visto componer desde que me conoce.

La chispa que había prendido en mi cabeza al sentir su presencia y sus golpecitos, su preocupación, pierde parte de su fuelle y mis ojos se cierran de nuevo. Con las vueltas que me da todo, creo que solo he reconocido a Darius porque... Bueno, esencialmente porque es Darius, amén de que no debe de haber muchos ronso con una dragona en el hombro en las cercanías.

Ahora que se fija, quitando la mugre del suelo, los fluidos magitec y el polvo, las zonas donde tengo sangre (previsiblemente mía) resultan no tener ninguna herida en las cercanías. Sí que hay zonas donde toda esa suciedad hace pequeños claros que podrían haber sido perfectamente el trazo de una herida, pero bajo ellos no había más que piel. Una poción no iba a hacer, seguramente, nada con mi estado tras lo que sea que me ha dejado así, pero no es por heridas graves.

Vuelvo a intentar mover la mano a su mejilla para que preste atención, pero mi mano apenas hace más que deslizarse por su cuerpo sin fuerza ninguna hasta caer al suelo si no la recoge a tiempo, pero al menos debe de ser suficiente para que lo note.

- Tengo po... pociones. En mi... -la siguiente palabra suena demasiado baja como para que la escuche, pero mis labios sí que se mueven ligeramente para intentar decir "mochila"- Usad... -indico simplemente, apenas habiendo intuido sus heridas y las de Dayka, porque aún con los ojos cerrados siento como si la única diferencia del mundo con una centrifugadora a máxima velocidad fuese el tamaño.

En cualquier caso, dentro de la mochila había dos pociones leves de sanación. Quizás solo había creído sentir esa corriente de energía surgir de mí y no había curado y protegido a nadie, o quizás solo a unos pocos a no demasiada distancia, pero sentía que debía liberarla cuando invadió mi pecho al ver a Eladamri y Renall hechos polvo cada uno a su manera, y a Tempi también herido entre mis brazos. Quizás la corriente solo nos había recorrido a nosotros cuatro. Quién sabe.

- Toma Darius, me queda una poción! Tranquila Aura! Cómo te sientes?- Dijo Isabeau al Ronso tras descender para hacer una revisión de la situación en la zona de batalla y tratar de buscar de nuevo a la teniente May quien nuevamente pareció desaparecer muy oportunamente para sospecha de la semi- Aven exploradora. Tras reaccionar Aura la chica le vierte la poción para curar a Eledmari, después de que este reaccione Isabeau se acercó a Ruby para preguntar le:

- Antes de que comenzara este combate ustedes habían ingresado al campamento para saber de la teniente que veo salió con ustedes, pero les dijeron algo acerca del espía? -

Cuando abrí los ojos seti como un terrible escalofrío recorría mi cuerpo, mis brazos y piernas no paraban de temblar.

¡Mierda esto ne es bueno! - pienso mientras exhalo una bocanada de vaho como si me encontrara en medio de la niebla.

En ese momento intente sentarme, per me di cuenta que mi cuerpo no me respondía, por lo que procedí a echarme en posición fetal mientras intentaba calentar mis manos 

¡Te, te, teeengo fríííoo! - exclamo con mucha dificultad mientras me castañetean los dientes y mi cuerpo no para de temblar.

Me, me duele todo... - balbuceo con bastante dificultad mientras busco una fuente de calor hacia la cual arrastrarme, pues tenía en claro que el sólo ponerme de pie representaría para mi una proeza de naturaleza épica.

Au, au, Aura, ¿Están bien Aura y Tempi? ¿Por qué hay tanta luz aquí? ¿Alguien puede apagar ese maldito reflector? - pregunto mientras lucho por aclarar mi vision que parecía estar bastante opaca.

Lo sabía desde un inicio, la magia antigua tenía un costo y ahora lo estaba pagando, sentía como el frío que había detenido se adueñaba de mi cuerpo y mi vista estaba muy nublada.

Sólo Fénix y Alexander sabrían cuanto durarían estos efectos perniciosos sobre mi.

El doppleganger niega con la cabeza. 

En verdad eres un chico curioso. ¿Acaso quieres aprender el negocio? Yo puedo enseñarte, pero tienes que dejarme ir, aunque te voy a dar de gratis la primera lección.

Hay dos clases de espías, los de corte y los de campo, yo soy de los segundos, lo que quiere decir que mi contacto con mi patrón es sólo a través de mensajes cifrados. 

Sólo mi enpleador y yo sabemos cómo descifrar el mensaje, cada espía de campo cuenta cuenta con su propio sistema, por lo que es difícil seguirnos el rastro. - responde el doppleganger con tranquilidad.

- Entiendo.

Dijo Droniel quedamente.

- No puedo dejarte ir, esta fuera de mi poder hacer eso... -vuelve a mirar a los ojos al Doppleganger- Podrias enseñarme tu codigo.

Era una afirmacion, no una pregunta ni una petición.

- ¿Has mandado ya alguna información a Lord Effio? -de pronto se le enciende una bombilla en su mente- ¿Sabes algo de un ataque a unas naves que ha habido hace poco?

Podría, pero no con las manos atadas y menos aún en esta posición, en cuanto a tu segunda pregunta.

Puede que sí, puede que no, pero venga chico, soy un profesional, no voy a darte esa información voluntariamente, ya sabes como funciona esto, puedes inttentar sacarlo a la mala, pero tu no tienes lo que se necesita para ello. - dice el doppleganger con total seguridad.

Se nota en tus ojos, te falta ese yo no se qua de la dhampira o el elfo tienen para la tortura. En cuanto a lo del ataque a sus naves, sólo puede asegurarse que no fueron los de Lucis.

Eso es todo lo que sé.

Droniel enarcó una ceja. Se esperaba algo similar cuando le contestó a la primera pregunta, pero era evidente que no lo iba a soltar. Quizás la tercera respuesta cambiara en unos minutos...

Quedando frente al Doppleganger le mira directamente a los ojos.

- ¿Sabes? Yo no disfruto con esto... 

En sus ojos y en su tono de voz se podía leer la verdad. Acto seguido lanzó un azote mental.

Asentí ante las dos preguntas iniciales de Darius, tratando de evitar que aquella herida en el pecho le preocuparan en exceso- Estoy bien. Gracias a Eladamri y a Aura... Casi la palmo por lerda, ya te contaré luego... - dije, intentando quitarle hierro al asunto, para, acto seguido echar un ojo más de cerca a las heridas del ronso- Bicho, se dice bicho malo, pero por ser tu aceptamos también perro. - bromee, antes de aquel segundo abrazo, acabando por asentir ante su propuesta. - En serio, no sabes cuanto me alegro de que estes bien... - repeti, con una sonrisa en los labios, dándole un pequeño empujón a hablar.

-Vamos por el resto, sí. Seguro que a alguno le quedan pociones. - secundé, mientras aprovechaba aquel apoyo mutuo para caminar hacia el resto, a punto de responder a su pregunta sobre cómo estaba el resto.

Bien, iba a decir, bastante bien practicamente todos, de hecho... Hasta que la más cruda realidad acabó con aquella información de un plumazo.

-Joder, mierda, no.... - me lleve una mano a la boca, como gesto instintivo, a ver a Elamdari y a Aura de aquella guisa. Y, en vista de cuál era la situación, acabé asintiendo rápidamente, mientras echaba a correr en dirección al mago, dispuesta a ayudarle- Eh, Elam, tio - comencé a decirle, mientras, acababa por arrodillarme junto al mismo tipo que me habia salvado la vida sin pensarlo dos veces minutos antes.- Tranqui, tu aléjate de las luces, que no son buenas, y quedate aqui, conmigo, ¿si? Nada de dormirse tampoco... - le di un par de palmaditas en la cara, como esperando a que reaccionara y no se quedara inconsciente. Y, sin dudarlo dos veces me quite mi chaqueta, que aunque no demasiado grande, si que cubriría un poco al mago.-Venga, a ver si esto ayuda... Tienes que tener un poco de paciencia, hasta que Aura se recupere... - le dije al mago, mientras miraba en dirección a Darius, Aura e Isabella, frunciendo ligeramente el ceño ante su pregunta- ¿Espía? ¿Hablas de tipo que fue causando bajas entre los soldados, al poco de llegar nosotros? -pregunte, sin tener demasiado claro sobre qué me estaba hablando. -¿Como esta? -cambie entonces radicalmente de tema para preocuparme por Aura, dirigiendo mi ultima pregunta al ronso, sin apartarme aún de Eladamri, teniendo en cuenta en el que estaba.

Después tendría mucho de que hablar con Ruby. Había compartido misión, tiempo y vida con ella los últimos meses, y sin duda se preocupaba por su bienestar más de lo que sabía exteriorizar, aunque en su cabeza, le gustaba más aquel dicho con perro que con bicho. Los bichos no son precisamente un modelo de durabilidad, la verdad. Pero de vuelta a la realidad, ahora mismo toda su atención, preocupación y agobio estaban centradas en Aura.

Los Ronso no eran precisamente famosos por su capacidad expresiva ni su habilidad comunicando emociones, pero allí agachado junto a Aura, estaba claro que Darius estaba preocupado por ella. Sus ojos se movían de forma nerviosa, escudriñando a su vieja amiga en busca de alguna herida o dolencia. Su lenguaje corporal lo delataba como nervioso y asustado ante la posibilidad de que no despertara o reaccionara. Fue cuando entreabrió el hocico para levantar la voz una cuarta vez pra llamar la atención de la elfa, cuando esta comenzó a balbucear. Detuvo automaticamente el gesto, centrando todos sus sentidos en ella, mostrándole aquella caja de dientes y colmillos a los que se esforzaba en llamar "sonrisa".

- Es una larga historia. - se excusó, mientras sentía la mano de la elfa bajar por el pelaje del pecho. Movió la mano para sujetar la de ella, y darle un suave apretón, un gesto con una connotación más de preocupación que de cualquier otra cosa. No tardó con la mano contraria, en apartarle el pelo de la cara, y ahora con unos segundos más de tranquilidad, comprobar que no estaba herida en un segundo examen. Quien no tardó en entrar en acción fue Dayka, situandose en el lado opuesto a Darius en referencia a Aura, con un claro comportamiento de preocupación, rozando el hocico contra ella. 

- Me tenías preocupado. - le reconoció, soltando una grave carcajada, fruto de liberar la tensión y los nervios del momento. - Dayka también estaba preocupada ¿Sab...? - no terminó la frase cuando vio que volvía a cerrar los ojos. - No, no, no, no, no... - comenzó a repetir mientras su vista recorría el cuerpo de la elfa, sin saber como actuar o que hacer. Al final, acabó por reparar en la mochila, y se dispuso a alargar la mano en busca de algo que pudiera ayudarle, cuando sintió por segunda vez la mano de ella en su mejilla. Giró el rostro hacia ella, agarrándole la mano en esta ocasión para que no cayera a peso muerto.

- No te preocupes, estamos bien. - Tanto Dayka como él habían tenido días mejores. Casi cualquier día era un día mejor que aquel, sin duda. Pero dudaba mucho que su cuerpo pudiera tolerar mucha más poción aquel día. - Ahora nos toca a nosotros. - Acabó por susurrarle.  Movió la mano negando el ofrecimiento de Isabeau. - Está bien, gracias... mira si otros necesitan recuperarse. - le pidió, mientras llevaba su lanza al anclaje de la espalda, y pasó los brazos por debajo de Aura, levantándola en brazos.

Se acercó hasta Ruby y Eladamri con Aura en brazos. - ¿Cómo estás? - le preguntó al elfo, mientras miraba a su alrededor. - Aura está... - se paró un segundo, y miró a la elfa. - ....necesita descansar. Tempi está... - lo buscó con la mirada, frunciendo el ceño. - ¿Dónde está Tempi? - preguntó extrañado, mientras levantabal a vista hasta Renall. - Renall... ¿Cómo estás? - La batalla había terminado, pero aun quedaba la segunda parte... tratar con los soldados, reagruparse y seguir con la misión. Si es que quedaba algo de misión por hacer, claro.

No paraba de buscar algún indicio de por donde había podido irse tratando de ignorarlos a los demás, tratando de no darme la vuelta para tratar a Aura ya que al parecer nadie sabía que le estaba pasando. De todas formas mi búsqueda estaba siendo totalmente infructuosa ya que no lograba encontrar absolutamente nada y eso solo me hacía frustrarme, apretaba los dientes sin que nadie lo viera, sabía disimularlo pero esa incomoda sensación de ser inútil era lo que mas odiaba en el mundo.

La primera vez que Darius se acerco para preguntarme no me dio ni tiempo a responder antes de que se marchara, aunque hay que decir que tampoco es que lo intentara ya que me estaba tomando mi tiempo para hacerlo Ruby y Darius parecían un manojo de nervios lo cual realmente era lo normal, incluso yo estaba siendo guiado por impulsos y no por pensamientos racionales lo cual aunque ahora no me estaba dando cuenta mas tarde me sentaría muy pero que muy mal.

Ya para la segunda vez que Darius se acerco a mi, esta vez con Aura en los brazos, me gire hacía el para contestarle y ahora teniéndome de frente podría darse cuenta de como estaba, mir ropa estaba totalmente destrozada con decenas de cortes por todas partes pero ni una sola herida, aunque lo peor era mi cara, hasta ahora siempre me había mantenido serio, frío y analizando todo lo que hacía pero solo con verme la cara ahora Darius podía entender que estaba muy preocupado casi desesperado, a la par que totalmente exhausto. Baje la vista hacía Aura tras hacer un gesto para que se despreocupara de mi.

-Ha gastado todo su maná... -en ese acto por protegernos a todos junto con Eladamri- Las curaciones habituales no servirán, necesita descanso y no le vendrá mal esto -cogí de mi cinto mi última poción de maná para ponerla encima del pecho de Aura- Gracias, amiga... -volví a girar sobre mi propio eje y enfunde mi espada aún esta manchada con algo de aceite de los magitec- Ahora tengo algo que hacer.

Me dolía a mi mismo decir que no tenía pensado ayudar en la batalla que se avecinaba pero esa punzada en el pecho que sentía era algo que me impedía luchar por nadie mas, sentía la imperiosa necesidad de hacer lo que tenía en mente y era una necesidad que pensándolo con frialdad era muy extraña ya que la sentía por alguien que casi no conocía pero aún así existía.

- ¿El enano? Que yo sepa estaba con Aura

Mientras todos empezaban a atender a los heridos, la capitana Bodoc se acercó con otros dos soldados y se llevó a los elfos a la tienda médica para que recibieran la atención necesaria de acuerdo a sus distintas dolencias.

Por su parte, Renall recorría todo el campamento buscando a alguien, mientras Darius, Ruby y Tempi se mantenían en las inmediaciones de la tienda médica ayudando a tratar a los heridos menos graves, bajo la supervisión de uno de los médicos de Lucis.

En otro lugar del campamento Isabeau prestaba ayuda a los vigías del lugar quienes se mantenían en alerta total por si había más enemigos cerca.

Algunos minutos después de terminado el combate ves aproximarse a Euphemia en compañía de la teniente, ambas parecían sostener una conversación un tanto amena entre ellas, aunque no llegas a  escuchar de que hablan, pero te resulta evidente que la plática es bastante amena y distendida.

Liberarte de tu demonio.... mmm, creo que sí, pero sólo bajo circunstancias adecuadas, verás, una cosa es sellarlo y otra cosa muy diferente es expulsarlo.

Un ninja puede sellar a un demonio, pues la base del ninjutsu es el control de chakra, peroexpulsarlo es más elntrabajo de un sacerdote, aunque no es tarea fácil.

Yo puedo contener esa cosa, siempre y cuando ella no te consuma por completo, pero si eso sucede, pues me temo que sería el final del camino para ti.

Espero haber sido claro chica, ahora cambia esa cara y anímate, que es hora de volver al campamento. - dice Sasha mientras abre la marcha hacia el campamento de Lucis.

La caminata tarda unos quince minutos durantes los cuales Sasha te va contando varias anécdotas de su vida, las cuales te hacen relajarte un poco.

Pobre e inocente Al-bhed, piensa que sus poderes mentales pueden con una mente como la mía. No te esfuerces demás te puedes lastimar. - dice el doppleganger en tono burlón.

La criatura no tiene boca ni expresión facial alguna, pero su tono evidencia que se está burlando de ti.

Ya te lo dije, no tienes lo que se necesita para torturar a otro, así que desiste.

Mi respiración no parecía ser particularmente débil, y cerrar los ojos terminó por notarse más como un acto de cansancio extremo que como un auténtico problema en términos de salud.

Antes de que Bodoc insista en trasladarme al centro médico, aprieto ligeramente a Darius para llamarle la atención y le indico:

- Darius... No puedo dor... mirme... aún. Necesito a... Mey. -le digo solamente, claramente aún a pesar de mi precario estado considero que aún me quedan responsabilidades que cumplir.

Está claro que ahora mismo no debe de funcionarme a tope el cerebro, pero no quiero quedarme dormida sin antes explicarle lo que había pensado a Mey. También que probablemente sea quien más veces ha rellenado y gastado la reserva de maná a lo largo de la batalla en mi postura de tratar de mantener vivos a todos. Y para Darius, también, que cuando me enterase de los fallecidos igualmente me torturaría por mucho que me hubiese esforzado.

Droniel notó como su ataque mental rebotaba sobre la protección de aquella criatura.

- Puedo desistir, si me cuentas lo de la información.

E igual que un cirujano que se prepara para intervenir Droniel vuelve a lanzar su mente contra la del Doppleganger.

Sacerdote, eso la hizo suspirar, lo había intentado, por su cuenta, pero todo había resultado mal y media iglesia había terminado congelada por completo, por eso se quedó callada cuando lo mencionó, y metió sus manos en los bolsillos mientras pensaba en qué decirle a sus compañeros, los que por lo menos la habían visto en ese estado, aunque si se apartaban con miedo le harían las cosas más sencillas se dijo, mientras caminaba detrás de Sasha, más incómoda que relajada con sus anécdotas personales. 

Para Euphemia, hubiera sido mejor que hubieran caminado esos 15 minutos en silencio, y no escuchando esas historias, pero no cabía dudas que a la mujer no le gustaba el silencio y se sentía segura caminando de vuelta al campamento. Habían vencido el sitio de una fracción disidente, pero nada habían hecho para la misión.

— ¿tendremos problemas por haber ayudado justamente a quienes están en contra de nuestro empleador? — intentó cortar las anécdotas y la cháchara de Sasha — porque debíamos llevar ese paquete, que es una jugada en contra de Lucis, así que asumo que no estarán muy contentos justamente por haber ayudado al rey — sonaba sería, y realmente era serio para ella, no quería hacer esa misión y ya lo había dicho, así que si esta se frustrara, estaría enormemente agradecida. 

Mientras no hayan hecho algo estúpido como entregarle al enemigo a un agente de nuestro empleador, todo es justificable, después de todo, somls SeeD, nuestra lealtad es para quien pague.

Aunque usualmente, el director Barbol trata de asegurarse de que trabajemos para el lado correcto, aunque nada garantiza que no se equivoque al aceptar un trabajo. Nyah. - responde la teniente con una sonrisa.

Ve ya llegamos.

Al parecer su oda trágica solo le había afectado a ella misma, llena de vida, llena de maná, aquel combate había acabado por ser apenas un paseo para ella, sin grandes hazañas y sin despeinarse demasiado. No era lo que ella entendería por una buena obra, pero al parecer el drama había caído en manos de sus compañeros.

Mientras todos se reunían entre si, ella estaba ofreciendo su magia cura a los heridos, parecía inconforme con su actuación pese a haber disparado a diestro y siniestro.

Alcé la mirada desde mi posición, arrodillada junto a Eladamri, cuando Darius se acercó, portando a Aura en brazos. Verla así, en ese estado, tan hecha polvo y completamente agotada me hizo sentir un pellizco en el estómago.

Ella se había sacrificado por todos, sin dudarlo. Nos había mantenido a todos con vida, a costa incluso de sus propias fuerzas. Era una heroína, una buena persona dispuesta a sacrificarse por el grupo.

¿Y yo? ¿Qué había hecho yo?

Vale, sí, me había cargado a unos cuantos de esos cabrones, y había intentado proteger a Aura y a Kain mientras había estado con ellas, pero, lejos de hacer nada heroico, casi consigo que me maten por ponerme a pensar en el gilipollas de mi padre cuando no debía.

De puta madre, Ruby. Así vas a llegar lejos.

Si, me sentía culpable. Claro que me sentía culpable. Y es que no podía evitar pensar que si no se me hubiera ido la pinza de aquella forma, ni Aura ni Eladamri estarían ahora tan jodidos. Desde luego, no habrían tenido que malgastar su poder conmigo.

-Ha sido culpa mia. - dije, simplemente, negando, mientras dejaba un instante al mago para mirar a Aura, pasando una mano por su frente, en un gesto instintivo para arreglar un poco su cabello-No sé dónde está Tempi... Hace ya que no le veo... - reconoci, sin tener demasiado claro si estaría o no con otro grupo de heridos.

Entonces me volvi hacia Renall, frunciendo ligeramente el ceño, al recordar algo- Ey, ¿Y tu amiga? La ultima vez que la vi... bueno... la hostia. - fue lo unico que dije, al recordad al situación en que había visto a Euphemia por última vez- Sin embargo, antes de que pudiera decir nada más, Renall se alejó y Aura comenzó a llamar a Mey.

-¿A Mey? ¿Qué necesitas? Tu... deberias descansar, Aura... Si quieres hablamos nosotros con ella... - dije, sintiendo un pequeño nudo incómodo en el estómago en medio de aquella entrañable escena, una punzada que no tenía demasiado claro por qué sentia.