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Finales y principios

[Capítulo 3.1] La empalizada

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17/05/2019, 14:19
Morgana Whiterocks

Con frecuencia sucedía que Morgana decía algo y subía el pan. En ocasiones con intención de meter el dedo en la llaga, en otras sin considerar las consecuencias. Las más de las veces inconsciente de sus patinazos.

Pero esa vez hasta a un ciego no se le habría pasado por alto el efecto demoledor que causó en Axel su curiosidad por su pasado.

-Hostias...No pretendía...-A Morga le fastidiaba esa debilidad patética que la gente mostraba por sucesos funestos de su vida que no lograban superar. O por ese regodeo sentimentaloide en la nostalgia de los buenos tiempos. "Putos cerditos revolviéndose en el barro".  Entonces una peor versión de Morgana salía a la luz, burlándose con saña, acidez y mala hostia.

Sin embargo no era así con las personas que le importaban. A lo sumo gastaba bromas salpicadas de cinismo sano. Ahora, se mordisqueó los labios, sorprendida con disgusto. Acababa de estropear el mejor momento del día. No supo reaccionar, abrió la boca para soltar una burrada y por fortuna una mano tiró de su lengua hacia dentro. Cerró su bocaza. Su voz interior la obligó a tratar aquello desde una óptica militar.

-Vamos, soldado. Esa puta guerra ya terminó. No permitas que destruya tu presente -se atrevió a acariciarle la masa de cabellos negros y blancos- Te espera una misión muy cabrona: convivir con unos putos críos de guardería y soportar a una borde amante de las armas -quiso bromear. Cuando Axel quisiera o estuviese preparado ya se abriría a ella. No iba a insistirle a que despertase su infierno particular. Para Morga era imposible empatizar con él a ese nivel, con ese dolor que nacía de sus tripas y contaminaba toda la esencia del portorriqueño. Ella no tenía problemas en extirpar apestosos tumores, pero no le pidieses comprender lo que significaban para una persona- Todo tu camino te ha conducido a este instante -parafraseó una cita escuchada o leída en algún lugar, y luego simuló que le daban arcadas por la mariconada que acababa de decir- Voy a vomitar.

Los segundos gotearon con la cadencia pausada de la noche en Sugar Hill. Su memoria le trajo las lecciones de su mejor amiga, Karla Félix, asesinada años atrás, "Si no sabes cómo consolar a una persona, abrázala. Suele funcionar y a ti no te hace daño".

"Karla, maldita hija de puta. ¿Por qué tuviste que palmarla?"

Y fue lo que hizo Morga, abrazar a Axel.

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20/05/2019, 15:47
Axel Montenegro

Las primeras palabras de Morgana, pausadas y claras muestras de arrepentimiento, le hicieron arrugar un poco la nariz y fruncir los labios con molestia. No por ella, sino por él mismo. Quería que la chica se sintiera cómoda para preguntarle lo que fuera, pero el problema era que había comenzado justamente con lo más difícil y él no estaba preparado para hablar de ello con soltura. Notó como la boca de la militar se abría por el ruido de su respiración, y al darse cuenta de que la cerraba inmediatamente después subió los ojos a los de ella algo sorprendido. Se esperaba algún comentario borde que le diera ganas de arrancarle la cabeza y reírse a carcajadas por igual, como solía suceder, pero en vez de eso Morgana había decidido callar y pensar lo que decía. Esa consideración sin duda no pasó desapercibida, y Axel la agradeció desde lo más profundo de su corazón, pues con ese tema en particular no se sentía capaz de aceptar ocurrencias sarcásticas. 

La caricia, las bromas y las palabras de aliento le hicieron sonreír sinceramente con la comisura de los labios. Por un momento, mientras sentía la mano de Morgana recorrer su melena, había cerrado los ojos y se había dejado relajar un poco. Al volver a abrirlos cuando la militar le sacó una risa ya había dejado la mayor parte de la vergüenza de lado, y solo esa incomodidad residual de un recuerdo que deja mal sabor en la boca permanecía, aunque casi ínfimo en comparación a su tensión y reacción anterior. Saber que no tenía que hablar de esa fracción de su pasado era un alivio, pero escuchar que no lo tratara con lástima era aún mejor.

Alzando una ceja ante la cita tan impropia de Morgana volvió a reír una vez la marine expresó su propio rechazo a tan usada, sabia y cursi frase. Su risa fue apagada en comparación a otras, pero no por eso menos honesta, y sin palabras por el momento no supo como seguir la conversación más que con una sonrisa que fue difuminándose poco a poco hasta acabar en un suspiro. Y entonces, antes de poder decir algo para quebrar el aliento, vio y sintió algo que no esperaba ver ni sentir en años por venir. Un abrazo de la marine. 

Enseguida, correspondió a ese abrazo estrechándola contra su cuerpo con toda su fuerza, que en comparación con la de la militar no era demasiada, y enterró su rostro en el cuello de la mujer aceptando por completo su consuelo. Necesitaba un abrazo, y no sería el imbécil que lo rechazara por orgullo. 

Te estás ablandando, marine - susurró contra su piel, respirando tranquilo - Gracias - besó breve y suavemente allí donde alcanzaban sus labios, en esta ocasión su cuello, como habría hecho con su mejilla de no estar tan pegado al cuerpo de la militar. 

 

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22/05/2019, 18:41
Morgana Whiterocks

El abrazo se prolongó en la noche. Una parte de Morgana se sentía incómoda. El contacto con Axel le traía sensaciones, emociones y momentos enterrados profundo en la tierra de su particular cementerio; sumergidos en un abismo de difícil acceso. La otra se sentía a gusto, fortalecida, serena, ralentizado su frenético metabolismo.

Los latidos del corazón del hombre que tan estrechamente  la abrazaba retumbaban en su propio pecho y la desbordaban. Por un instante creyó haber cometido un error, un grave desliz, al haber abierto una sección de su muro interior. La áspera y curtida militar salió a su rescate para susurrarle con dureza y tosquedad  que estaba haciendo lo que debía hacerse. Como siempre. No importaba el coste ni las dificultades.

Morga sonrió, segura de sí misma, confiada en la energía y consuelo ofrecido al violinista. Un abrazo sincero, de verdad, por mucho que pesase en el corazón de la marine. Así, se dejó llevar. Se entregó. Cerró los ojos al contacto del beso de Axel. Su cuerpo supo cuánto necesitaba ese beso, ese roce, esa caricia de unos labios. Pero ella no lo entendía. Su mente no participaba de esa conmoción que la estremecía hasta la médula.

Dos mundos chocaban en el núcleo volcánico de su alma.

El portorriqueño murmuró una broma y consiguió romper el hechizo. O quizás maleficio. Un antídoto que logró que la magia suspendiese su fluir en la sangre entre las células y nervios de ambos. Lo agradeció.

-Me vas a romper todos los putos huesos. Entonces sí estaré blanda como una gelatina de mierda.

Incluso entonces permanecieron abrazados. Cuando se separó lo hizo con poca delicadeza, de súbito, aunque sin premeditación, solo que la naturaleza innata de Morgana, riscos dentados y aristas afiladas, afloraba. Contrastaba con su tibia sonrisa, a dos dedos de la que exhibía Axel, y los dos centelleantes orbes de sus ojos esmeralda.

- Se terminó la hora feliz de las putas mariconadas. -Su boca se estiró algo más por su propia tontería. Mordisqueó su labio superior- Creo que necesito otro maldito cigarrillo. ¿Te das cuenta? Me haces caer en el vicio, puto viejo portorriqueño.

 

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23/05/2019, 02:46
Axel Montenegro

No podría romper tu armadura ni con la fuerza de mil titanes, marine - contestó sin dejar de abrazarla por esa queja que en realidad no se creía ni un poco. Axel era consciente de que su mayor virtud no era su fuerza física, casi tan consciente como de que Morgana podía quitárselo de encima con poco o ningún esfuerzo si así lo quisiera. Y tal cual, cuando la chica lo quiso, se separó de su cuerpo dejando ese cálido abrazo en el pasado. Sin embargo, no le importaba. La sonrisa de la chica era suficiente para saber que si se había apartado no había sido por que él hiciera algo mal. 

Inmediatamente, se encontró riendo a causa de otro de los comentarios de Morgana, negando con la cabeza en resignación silenciosa. Realmente, uno de los mayores puntos en común que tenían ambos es que los dos eran unos cobardes. A su propia manera, y con sus propios miedos, pero cobardes al fin y al cabo. 

Bueno, de hacerte caer en el vicio a transformarme en el vicio hay un paso - cejeó con una sonrisa ladeada que no tardó en crecer en sus labios, recuperando su humor rápidamente. Había rozado la miseria por un momento, pero tal cual como si hubiese tocado agua hirviendo ahora apartaba la mano a toda velocidad. En vez de pensar en lo que le había afligido, corría a refugiarse en las bromas tontas, reconfortantes y a veces coquetas que mantenía con la guerrera. - Anda, fúmate tu cigarro y ve pensando en un apodo más cariñoso que "puto viejo portorriqueño". Seguro te sabes insultos más fuertes que ese, y me espero al menos un chiste de cojos. - rió una vez más. 

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24/05/2019, 20:19
Morgana Whiterocks

La militar entrecerró los ojos, levantó su labio superior, y apareció esa expresión muy suya de “no me jodas o estás muerto”. Aunque se notaba de largo que todo era una broma.- No eres cojo. Sino un puto capullo sensiblero. ¿La fuerza de mil titanes? ¿Qué coño es eso? 

Morga se echó un poco hacia atrás, riéndose. Su mirada fue de los ojos de Axel a su rodilla y regresó.- En una ocasión arrojé al Hudson a un puto cojo viejo italiano, apestaba a mierda y ratas. El desgraciado me la jugó y me lo cargué. Puf, un empujoncito y el hijo de puta cayó como el saco de mierda que era -Su suave voz contrastaba con la malsana diversión que reflejaban sus ojos- Una pena para él que no supiera volar.  ¿Tú sabes volar, violinista? ¿Y nadar?

Se olvidó del tabaco. Miraba burlona a Axel. Torció la sonrisa. Susurró, cómplice- ¿Te ha gustado el maldito chiste de cojos? Es bueno

Morgana disfrutaba de aquel ratito conversando con Axel. En breve le tocaba su guardia, una putada. Porque podría pasarse la noche charlando con él.

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27/05/2019, 03:10
Axel Montenegro

Y ahí estaba de vuelta la Morgana que conocía. No es que no disfrutara de la versión menos habitual de la marine, sino que sabía que esta duraba un tiempo muy limitado y ya empezaba a preguntarse cuando volvería del todo la bestia bruta que se destacaba por sus comentarios bordes y poco tacto. De todas maneras, no necesitaba pensarlo ni dos segundos para saber que la versión pública y frecuente de la guerrera era la que menos habría necesitado al hurgar en sus heridas. Era casi imposible tomarse las cosas más difíciles de escuchar con humor cuando se enterraba, aunque fuera momentáneamente, en malos recuerdos. 

Obviamente, rió con la recriminación de la mujer sobre sus términos dramáticos para medir la fuerza, acompañándola en su carcajada. Y cuando sintió la mirada de ella sobre su rodilla, una sonrisa de medio lado se dibujó en el rostro de Axel, esperando el golpe que prometía. Para su sorpresa, fue aún más amable de lo que esperaba. 

He oído mejores - contestó más alegre, accidentalmente recordando con ello al Tuerto Jeff y su chiste interno profético - Aunque quizás, con el incentivo correcto, vuele, nade o haga lo que sea que me pidas - se acercó a ella para posar una mano al costado del cuello de Morgana y besar sus labios con naturalidad - Y no, por incentivo correcto no me refiero a tirarme al puto Hudson - se adelantó al comentario tan pronto se separó, mirándola a los ojos con su típica expresión divertida. - ¿Cuanto queda para tu guardia?

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27/05/2019, 21:58
Morgana Whiterocks

Morgana correspondió al suave beso de Axel. La sensación de naturalidad de ese beso reflejaba la clase de relación que se estaba forjando entre ambos. A pesar de que Nada era sencillo en esta época, Nada fue nunca sencillo con la marine o en su vida.

Su cuerpo se relajaba, se entregaba. La jefa de seguridad del Morris, por llamarla de alguna manera, no era dada a muestras de afecto. Ni besos, abrazos, caricias. Esa necesidad no la afectaba. Ni cuando fue una mocosa de diez años ni ahora. Pero cuando Morga se involucraba en cualquier cosa que le pareciese importante, una misión, un negocio, una persona...Entonces con ella era todo o nada. No miraba atrás ni se frenaba. Y la relación con el violinista parecía una bala disparada desde la distancia y ya alcanzaba a su objetivo.

Agitó su cabeza con intención de dispersar esos pensamientos perturbadores. Regresó a los ojos, a la sonrisa y al incentivo de Axel.

-Me estás vacilando. Gilipollas. ¿Qué te parece una patada en tus putas pelotas para que muevas tu puto culo? -Su mueca lobuna surgió de la nada- No soy exigente, se me ocurrirá algo.

A la pregunta de la guardia reaccionó echando un vistazo a su reloj- Veintidós eternos minutos. -Con los ojos y la boca compuso una máscara de aburrimiento soporífero y dejó caer la cabeza. La alzó con un nuevo maquillaje, el de la sonrisa burlona y arrogante- ¿Qué pasa? ¿Te has hartado de mí, Axel Montenegro? Me puedo dar el puto piro con el maldito pulgoso.

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30/05/2019, 02:25
Axel Montenegro

Mentiría si no admitiera cuanto le agradaba ver que Morgana cedía a esos besos espontáneos y cariñosos. Podrían no ser una declaración de amor, pero sin duda hablaban bastante de lo cómodo que se sentía con ella y de cuanto confiaba en la militar, y le complacía creer que era recíproco. Axel estaba acostumbrado a rodearse de gente, pero también a verlos desaparecer como parte de un ciclo natural. Debido a que pasaba de un grupo a otro, a que jamás realmente se establecía en un lugar, evitaba proyectar demasiado sus relaciones con la gente a futuro. O quizás la realidad era que a causa de lo último ocurría lo anterior. Fuera como fuera, su corazón estaba en el pasado y su mente en el presente, lo que hacía que cada una de sus acciones fuera un poco más sincera de lo que podría ofrecer un optimismo esperanzado. Aquello, sumado a que por cultura o naturaleza siempre había sido cálido y buscado el contacto de otros, hacían que sus ganas de besar o acariciar rara vez quedaran solo en eso. 

Una patada en las pelotas y vas a tener que arrastrarme - contestó con desenfado, como si solo viera problema en la parte pragmática del asunto y ni siquiera escuchara esa amenaza velada que la marine le soltaba con tanta gracia. - Así me gusta, dispuesta a pensar soluciones creativas para innovar - bromeó con lo siguiente sonriendo con alegría. 

¿Eternos? - preguntó con un tono de voz casi ofendido. Fingido, por supuesto, pues no era suficientemente narcisista para creer que esos veintidós minutos en su presencia eran un regalo divino para la militar, y sabía que el aburrimiento de la chica no era más que un acto al que estaba encantado de seguir el juego. 

Podrías, pero creo que soy una compañía preferible a mirar el techo con el chucho por los siguientes veinte minutos - miró al pobre perro, que hasta el momento le parecía un animal más inteligente, amistoso y prudente de lo que se habría esperado. - Sin ofender - se disculpó, antes de volver a mirar a la marine. - Solo quería saber cuanto tiempo de sesión me queda con mi dominatrix favorita - bromeó, riendo por lo bajo. Ese definitivamente no era su fetiche favorito, ni de cerca. 

¿Dónde aprendiste a hablar español? - preguntó sinceramente interesado - Sé que vas a la Comunidad a ayudar, así que podrías haberlo aprendido ahí, pero no me consta cual de las dos cosas fue primero. - y para ser perfectamente sincero, era mucho más probable recibir mejor trato en la Comunidad hablando español desde un principio que no haciéndolo.

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30/05/2019, 20:37
Morgana Whiterocks

La risa de Morgana se extendió por la calle y la noche. Aquello de dominatrix le hizo mucha gracia inesperada. Le pilló la risa tonta que la asaltaba en ocasiones y aunque quiso parar, no pudo. Se detenía, miraba a Axel, y volvía a estallar en carcajadas.

-Me voy a mear -Y observaba la cara de perplejidad del violinista y la risa surgía espontánea en cascada de su boca enormemente abierta.

Al cabo, pudo controlarse- Vale, ya está. Tendré en cuenta esa puta sugerencia. Finito. Dominatrix. Joder, la puta hostia.

Sus ojos continuaban riendo a la hora de responder sobre el español- ¿Luego me preguntarás sobre mi puto color preferido y mi número de la suerte? -se burló. Cambió de idioma-« El español. Lo aprendí en la puta escuela, segundo idioma. Luego en el ejército, había mucho marica latino y alguna tía enrollada» -la burla bailaba en sus palabras-. « Centroamérica» -La prueba de fuego de la marine Whiterocks, donde aprendió de primera mano y de la peor manera los horrores de la guerra.

Su mirada penetró los ojos de Axel, balanceó la cabeza, se mordió los labios. Recordó a Lucía- «Tuve una novieta de ascendencia cubana. La cabrona era más negra que mi puto coño. También me defiendo con el jodido árabe, es raro de cojones. Practico con Shami para que no se nos olvide a ninguna de las dos.»

¿Ahora le tocaba a ella una nueva pregunta? La anterior fue una gran cagada. No le gustaba hurgar en el pasado, pero sentía curiosidad por la vida del violinista. Morgana no era de las que se quedaban sin hacer lo que querían. Sin embargo decidió dejar la iniciativa a Axel. Lo miró. Deseaba besarlo de nuevo. Inquieta, impulsiva, inclinó la cabeza y le ofreció los labios en un beso tan natural y delicado como el anterior. Mordió con suavidad el labio inferior de Axel. Se retiró, sonriendo, pero más confusa que antes; durante una fracción de segundo había visto frente a sí a Benjamín y no a Axel. Para salir de su apuro se refugió en lo que mejor conocía. Se apartó un poco, sacó de su funda la pistola y la revisó cuidadosamente.

-¿Tienes pistola? Puedo conseguirte una mierda de esta. Debes mimarla a diario para que no se te encasquille o te toque los putos huevos. Un revólver es más fiable, pero menos manejable y tiene mayor retroceso. -Le echó una mirada de soslayo- No te gustan las putas armas, ya lo se. Pues son la hostia de necesarias. Si prefieres te puedo enseñar a repartir hostias, a defenderte. 

"Qué coño estás haciendo y diciendo? ¿Estás gilipollas?

Notas de juego

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03/06/2019, 03:18
Axel Montenegro

La explosión de risa incontrolable de Morgana le hizo alzar una ceja y mirarla un poco perplejo, pero al mismo tiempo que su mirada delataba su confusión y fascinación simultáneas por la gracia que le había hecho su pequeña broma, su boca formaba una sonrisa de medio lado que dejaban claro cuanto le divertía verla reír así.

No puedo haber sido el primero en decírtelo - respondió riendo un poco al escucharla hablar. Si es que llamarla dominatrix con su personalidad quedaba casi tan fácil como llamar al cielo azul. 

Puso los ojos en blanco con la burla de la chica, pero una vez esta se puso a hablar en español prestó atención a su respuesta. La mayoría olvidaba lo poco y nada que aprendían de español en la escuela a menos que vivieran en un barrio de mierda como el suyo, pero el ejército estaba lleno de hispanos, y si luego había marchado a centroamérica entonces tenía muchísimo sentido su facilidad con el idioma. 

¿Así que una novia cubana? - preguntó con una ceja alzada. - No me extraña que te enseñara a usar la lengua - bromeó. No se había imaginado que Morgana pudiese jugar para ambos equipos, pero también era cierto que no le había dedicado muchos pensamientos a la sexualidad de la marine. De todas maneras, no tardó en ver la idea con algo de interés morboso. - Quizás podrías enseñarme a mi árabe también, así repasan las bases con Shamira. Aunque te advierto desde ya que no sé una puta mierda de árabe - ni de ningún idioma demasiado similar, así que seguramente no sería tarea fácil. Como mucho, sabía que el español y el árabe tenían una que otra palabra en común, pero ya. - Pero podríamos partir con los colores y los números - le guiñó un ojo, bromeando en referencia a la pregunta sarcástica de la soldado hacía apenas unos segundos atrás. 

La duda en los movimientos de la marine le intrigaron, pero dejó que expresara su inquietud con calma cuando quisiera. Sin embargo, en vez de preguntas se encontró recibiendo un beso proveniente de labios que cada vez le gustaban más. Disfrutó de aquella intervención como si el tiempo se pausara, y cuando sintió esa mordida casi tierna sonrió con dulzura buscando la mirada de la marine. Se acabaría haciendo adicto a esos mordisquitos. 

Quizás Morgana le había leído la mente, porque en vez de seguir besándolo y fomentando su dependencia a sus labios, se había apartado y había tomado una actitud completamente distinta a la sonrisa que le había mostrado hacía solo un momento. Quizás a ella no le interesaba crear ese tipo de adicciones. - Me encanta cuando te contestas a ti misma. Realmente hace destacar mi papel en esta conversación, y en nuestra relación en general - se burló con una sonrisa cómplice que sugería que no haría preguntas sobre esa repentina distancia. En ningún momento se había tensado al verla sacar la pistola, jamás se le habría pasado por la cabeza que pudiera usarla en su contra. - La única arma que tolero llevar es un bastón retráctil. Si quieres puedes darme algún consejo para eso, porque dudo que con los puños llegue a hacer mucho daño - aunque habría de admitir que en otro momento hubiese dado lo que fuera porque esa no fuera la realidad. Lo que fuera por tener la fuerza necesaria para mantener alejada a la persona correcta. 

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04/06/2019, 23:09
Morgana Whiterocks

Morgana se mantuvo callada a las réplicas irónicas de Axel. A lo sumo sonrió un poco siéndole imposible mantener la cara de introspección y reflexión que quería poner. De súbito se había retraído consciente de lo que estaba haciendo: hablando con toda naturalidad de su pasado, bromeando acerca de sus experiencias...abriéndose de forma peligrosa al violinista. Subió la cremallera de uno de los bolsillos de su chaqueta y fue como si cerrase la brecha abierta de su vida.

Se sintió incómoda. Tal vez se le notó la tensión que experimentó su cuerpo. Enfundó la pistola. Apretó los dientes, frunció el ceño y contestó de mala manera, con aquel tono borde peculiar en ella- - Que te jodan entonces -Su mosqueo con la situación y con ella misma aumentó un nivel. Le dedicó una mirada arrogante- El aikido te iría bien. Usa la fuerza del puto gilipollas que tienes delante en tu propio beneficio. -Morga mostró su peor sonrisa de tiburón. Su Hyde privado disfrutaba del momento, dando saltos por salir al escenario. Se apartó un poco mordiéndose los labios.

Los esfuerzos de Morga por controlar la parte de su naturaleza más mordaz, cínica y capaz de hacer daño con sus palabras y formas, consciente o no, se reflejaban en el brillo de sus ojos y en los gestos de su boca- Si tuvieras una mierda de sentido común me enviarías a tomar por culo.

Liberó sus demonios con una risa sarcástica. Se puso en pie. Su voz sonó de nuevo cordial- Vamos a caminar un poco. Y me cuentas de ti, señor importante, prometo no interrumpirte. Ah. Te aclaro que alucinas, capullo, con lo del puto árabe. Apenas si lo hablo yo. Shami te puede enseñar, necesita sentirse útil. Es una idea de la hostia.

Se desesperezó y estiró igual que una gata.

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06/06/2019, 00:32
Axel Montenegro

La reacción de la marine fue extraña, pero no sorprendente. Él mismo sabía lo incómodo que podía ser hablar del pasado, y si había tocado alguna fibra sensible o se había acercado demasiado para el gusto de la distante y borde Morgana, era normal que la militar retrocediera uno o dos pasos. Pero justamente por eso, por saber que esa incomodidad era una muestra de lo bien que iba la conversación, no podía tomarse el mal tono de forma personal. También era cierto que Axel no era una persona fácil de ofender, excepto por un par de temas que la marine tenía talento para tocar, así que no solía hacerse muchos problemas por nada. 

El aikido, ¿eh? - asintió contemplando la idea - ¿Pero eso no es la tontería esa de las espaditas de madera? - ladeó ligeramente la cabeza, confundido. Juraría que lo era. ¿Por qué jugar con espaditas le ayudaría en lo más mínimo? Como se esperaba, la vio alejarse ahora fìsicamente, bajando solo un momento su mirada a los labios de la chica que ella misma mordía. Sabía que lo hacía por callar, pero por su mente ahora pasaban los besos de antes y cuanto quería repetirlos. Lo que se callara o no Morgana era la menor de sus preocupaciones. 

Suerte que no lo tengo - sonrió de oreja a oreja con la advertencia de la marine. Nunca había sido particularmente sensato, y lo tranquilo que era ahora era más producto de los tiempos difíciles y la edad que de su verdadera esencia. Siempre le había gustado jugar a tentar al destino, tomar pequeños riesgos para hacer la vida más divertida. Desde pequeño siempre se había metido en líos por lo mismo, pero llegado un punto se había jodido tanto la vida por lo mismo que había tenido que replantearse su relación con la adrenalina y esas apuestas absurdas por experiencias nuevas o aventuras que transformar en fabulosas anécdotas. 

Perfecto, entonces le daré una misión a Shami. - sonrió conforme con esa parte, que si además le hacía falta a la niña y él podía aprender algo no veía por qué negarse. - Así cuando sepa más que tú podremos hablar de ti a tus espaldas - cejeó divertido, recordando como con sus hermanos solían hablar en el español más lleno de jergas posible cuando estaban fuera del barrio y no querían que nadie se enterara de lo que decían. Con respecto al resto - ¿Que quieres saber de mí? Ya sabes lo básico, ¿no? - preguntó mirándola mientras se disponía a caminar hacia donde la chica guiara. Como si era de vuelta o de paseo, le daba igual. - Son casi cuarenta años, no sé ni por dónde empezar a contarte - se rió por lo bajo - ¿Que parte te interesa?

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07/06/2019, 22:21
Morgana Whiterocks

Caminaron alejándose del Morris. Morgana negó con la cabeza, como si no creyera lo que escuchaba- No es una puta tontería ni va de espaditas. Eso es de los jedi, ¿te acuerdas de las pelis de Star Wars? Es una mezcla de técnicas de defensa y ataque, se pueden o no usar determinadas armas.

Torció la sonrisa, burlándose de Axel- ¿De qué puta cueva sales?

Relajó los músculos de los hombros y el cuello- Me interesa saber quién y qué es Axel Montenegro. Lo que tú quieras –siguió un encogimiento de hombros y una mirada de ojos caídos- Menos el tamaño de tu puta polla. No serías el primer subnormal que le da por eso –tuvo que reírse- En serio, lo que tú quieras –repitió.

Pasó un brazo por debajo del suyo y se apoyó en Axel mientras andaban- ¿Qué debería saber tu chica? –preguntó con tintes de traviesa ironía. Tras unos pocos pasos se separó y lo empujó a un lado, riéndose de nuevo- Esto es para putas nenazas. El tullido violinista y la cabrona militar paseándose bajo la luna dándose besitos como jodidas mariconas. ¿Qué te parece?

Cada palabra destilaba un sarcasmo suave. Se divertía. Se adelantó y se puso delante de su amigo, caminando hacia atrás.

-¿Vas a ser mi chico, Axel?  Te aviso que soy posesiva de la hostia. Dominatrix, tú lo has dicho –Morga sonreía. Se sentía bien. La montaña rusa de sus emociones e impulsos corría, giraba, ascendía y caía en picado desbocada sin giroscopio que la gobernase. Se paró un momento y realizó un reconocimiento de la calle, llamó a Bentley. Miró de nuevo a Axel, dejó de jugar y de decir tonterías.

-Venga, va, cuenta, que no tengo toda la puta noche.

Aunque le gustaría.

 

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11/06/2019, 16:27
Axel Montenegro

La referencia a Star Wars se le hizo sorprendentemente agradable. Nunca había sido un fanático de la temática friki, pero escuchar hablar de cosas tan familiares en otras épocas con tanta naturalidad le sacaba siempre una sonrisa. No podía evitarlo, era un nostálgico, y adoraba pensar en el mundo como era antes a cada excusa que tenía. - Vale, vale, me doy por corregido - respondió divertido ante la ofensa causada a la marine. 

La pregunta, amplia y difícil de contestar, le hizo fruncir el ceño por un par de segundos, pero enseguida echó a reír a carcajadas con la advertencia respecto a que temas no tomar como comienzo - No te preocupes, prefiero dejártelo como sorpresa para cuando la veas - bromeó con una sonrisa de medio lado, preguntándose ahora él si habría alguien tan estúpido como para contestar con una idiotez así a alguien que puede cortártela por mirarla mal. 

¿Mi chica? - preguntó desconcertado un segundo después, aunque pronto rió con la separación automática de Morgana. Le divertía que fuera ella misma quien pusiera distancias cuando le ponía nerviosa que la respuesta fuera a ser negativa. Para alguien tan valiente y de armas tomar como lo era la marine, ese tipo de reacciones adolescentes eran incluso adorables - Vas a tener que pensarte muy bien si quieres preguntarme eso, marine, no queremos bajas por coqueteos inofensivos. - bromeó divertido, pues aun con lo poco que sabía de él, Axel pensaría que ya era suficiente para desistir de ese tipo de propuestas. Había sido bastante claro con ella, así que no podía tomarse esas preguntas como algo más que otro de sus piques. 

A ver... - suspiró, pensativo. Era difícil ordenar toda una vida y definirse sin miedo a equivocarse - Vengo de una familia grande, portorriqueños del Bronx. Crecí con cuatro hermanos, mis padres, abuelos de ambos lados y un par de bisabuelos en un apartamento pequeño de dos habitaciones. Los seis viejos ocupaban una habitación, nosotros críos otra, y mis padres dormían en el salón en un sofá cama.  Yo era el menor y me encantaba llamar la atención, así que siempre me metía en líos, pero también era muy bueno convenciendo a la gente de lo que quisiera y cayendo bien a todo el mundo, así que salía solito de ellos. - sonrió recordando lo cerca que había estado algunas veces de que todo se fuera a la mierda incluso desde pequeño - Bueno, eso y que siempre he tenido muchísima suerte cuando realmente la necesito - aunque a veces tardara demasiado en llegar, aunque lo hiciera de formas inesperadas, siempre llegaba. Y él siempre estaba ahí dispuesta a tomarla. - De adolescente era insoportable. Me creía el rey del mundo y justiciero social al mismo tiempo, así que las cosas se me fueron de las manos. Además para esas alturas ya tenía un par de sobrinos viviendo en casa también y al puto inútil del chico de mi hermana que era un parásito asqueroso que ni ayudaba con los críos, entonces decidí irme. - apretó los labios, seguro de que no era la mejor idea contar lo que seguía, pero queriendo hacerlo. Con Morgana podía ser sincero, o al menos eso creía, y si no era así prefería saberlo ahora. - Empecé de a poco. Con estafas pequeñas, negocios falsos, tonterías para sacar un poco de dinero de quienes tenían demasiado y mandar a mi familia. Mis padres se mataban trabajando y no conseguían ni salir de ese apartamento de mierda, al menos quería cubrir los medicamentos de los viejos para ayudar un poco. El problema fue que entre más lo hacía y no me pillaban, más lejos iba, hasta que de sacar un par de cientos de dólares pasé a estafa, fraude y de ahì a robar identidades de ricos para darme a mí y a mi familia todos los lujos del mundo. Compré pisos enormes para todos, viajes, comida, todo lo que sentí que nos habían quitado por tratarnos como ciudadanos de segunda clase. Y lo sé, no está bien, pero era un puto adolescente y había crecido resintiendo a la gente que nacía en cuna de oro y luego multiplicaban su dinero solo por salir poniendo caras en revistas sin ningún mérito propio. - arrugó la nariz, tensando el labio ligeramente intentando controlar su discurso. Sabía que una vez que iba por el resentimiento no salía de ahí en un rato, aunque ya fuera un adulto y entendiera mucho mejor sus acciones y como funcionaba el mundo. Jamás le parecería justa la desigualdad y las cosas que unos tenían que pasar mientras gente mucho peor nadaba en comodidades, lujos y dinero. Quizás esa era una de las mejores cosas del mundo de ahora. Nadie tenía esa vida. - Obviamente, acabé en la cárcel. No fui precisamente discreto, así que eventualmente me alcanzaron y me metieron tras las rejas. Escapé un par de veces de distintas instalaciones, así que me fueron subiendo la seguridad hasta que acabé en Rikers - solo pronunciar ese nombre hizo que un escalofrío le recorriera la espalda - Estuve ahí hasta la fuga. Ocho años en Rikers, sin contar las otras prisiones - dijo tensando levemente la mandíbula - Eso fue el 2028. De ahí ya sabes el resto, no se diferencia mucho mi historia de la del resto del mundo que intentaba sobrevivir. Me quedé en Saint Patrick unos cuatro años, y luego me fui a vivir con Alexia en una casa abandonada, duramos algo así como seis meses. Hacíamos trueques e intercambios, hasta lo de la rodilla con los Mártires. Cuando estuve bien, Alexia quiso irse con los soldados y yo no. - de lo cual, por mucho que se lamentara por dejar ir a Alexia, jamás se arrepentiría. - Me fui a la Comunidad a vivir un par de años, y luego de vagar un tiempo me uní a Madre Laura. Y eso a muy grandes rasgos, así que puedes profundizar en lo que quieras. 

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12/06/2019, 18:05
Morgana Whiterocks

Morga extendía una sonrisa fugaz, fruncía el ceño, alzaba una ceja, apretaba la boca o se mordía los labios a medida que escuchaba como Axel desgrababa un resumen de su testamento vital. Omitió esta vez comentario alguno acerca de sus propios hermanos, se limitó a ladrar una carcajada imaginándose escenas con toda esa familia compartiendo espacio, comida y olores.

Rikers. Por lo poco que ella conocía había sido un agujero infecto, negro y profundo. Ahí se encontraba el amargo pasado del violinista. Mostró una mueca de disgusto pero tampoco abrió la boca. Estaba sorprendida por el descubrimiento de tantos años a la sombra. Eso fue lo que más le impactó y consideró ocioso e inútil recordarle que se había pasado un cuarto de vida entre rejas. No podía imaginar lo que sería eso.

Tal vez la gente común no era capaz de afrontar lo que representaba el día a día de una marine con tu país en guerra. Tampoco la vida de un preso. Lo máximo que se había tragado ella fueron dos semanas de arresto en calabozo y tres meses intensivos de guardias y patrullas constantes en el desierto. Y encima eso lo disfrutó.

No le preguntó más. Si ella enterraba su propio pasado no iba a obligarle a que escarbase en el suyo aunque no le molestase. Lo dejó a su elección.

Se acercó un poco de cara a él- Así que eres un maldito ganster -se aproximó un paso más y le dio unos golpecitos en la sien con el dedo- Si piensas que estaba mal, eres un puto necio al que le falla alguna mierda ahí dentro. Protegías a tu familia, tu gente -se encogió de hombros- Todo por la patria -ironizó. Miró con intensa fijeza a los ojos de Axel y durante unos segundos dejó que leyese más allá de la cascada de jade de su iris, o al menos que pudiera vislumbrar lo que quería decir con esa sentencia. Morgana se guiaba por su personal código ético y militar de compromisos, alejado de las más frecuentes disyuntivas morales.

No mencionó nada sobre Rikers, ni soltó una palabra obscena, un juramento trivial o una burla envenenada, y para alguien con tan poco tacto como el de ella, eso merecía un beso, supuso. Tras ese instante de silencio locuaz, se lo robó a Axel, tierno y dulce igual que los regalados por él. Mordió y besó su barbilla- Detesto a la puta gente que no se mueve, que se deja pisar, que sus putas vidas solo sirven para llenar las zanjas -lo besó de nuevo- Odio a los hijos de puta de las mafias; y a todos los capullos y gilipollas que se la menean en Las Tres Cruces en vez de tomar el control. En el presente puede suceder cualquier cosa, es un mundo fascinante y sin embargo el patetismo, la nostalgia, los miedos, las mentiras...oprimen y amordazan a esta increíble ciudad. Me quema, me abrasa por dentro, Axel.

Morga fue consciente no solo de lo que expresaba nacido desde sus profundas entrañas sino de la proximidad con Axel, tan juntos como esa misma mañana en el gimnasio. Retrocedió un pequeño paso, el primer indicio de su siguiente retirada, semejante a las olas que vienen y van. A pesar de que una parte de ella deseaba que Axel se atreviese a retenerla.

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17/06/2019, 17:29
Axel Montenegro

Gángster... - susurró para sí mismo con un resoplido y una sonrisa de medio lado. Solo imaginarse como algo similar ya podría causarle un ataque de risa, pero más importante, agradeció que ese fuera el primer comentario de Morgana. La normalidad en sus palabras, la nula diferencia en su trato, incluso sonrió un poco más con esos golpecitos en la sien que a otro podría parecerle algo más invasivo de la cuenta. - No, eso no estaba mal, eso era justo. No correcto, pero justo. - contestó con una expresión un poco más seria, pero aún feliz. Creyó que con patria Morgana se refería a la de cada uno, y no a la bandera. Que entendía perfectamente por qué no había pensado dos veces en tomar cualquier riesgo por darle una vida digna a su familia, a su patria. - Lo que estuvo mal fue lo que hice por mí - lo que no era necesidad, se refería. Los lujos, las fiestas, los viajes. No se arrepentía, ni por un minuto, pero de ahí a que sus acciones fueran buenas había un trecho.

Lo que le dejó en silencio, lo que no tuvo palabras para expresar, fue cuanta gratitud sentía hacia ella por no decir palabra alguna respecto a Rikers. Cuando tantas cosas en su vida giraban en torno a esos años, sentir que alguien lo ponía en segundo plano era una bocanada de aire fresco. No podía llegar a siquiera intentar explicar el alivio que le recorría el cuerpo como corriente, y mientras la lengua del portorriqueño fallaba quizás por primera vez en su vida, guardó completo silencio. Un silencio perfecto, en que solo la miró a los ojos intentando llegar a formular algún pensamiento coherente o alguna palabra que no hiciera que ese momento se perdiera en vano.

Para su suerte y placer, no tuvo que cuestionárselo demasiado tiempo. Morgana y sus labios ejecutaron un rescate muy bienvenido, uno que correspondió con la misma dulzura y en el cual se encargó de expresar lo que no podía verbalizar. Fue un beso breve pero dulce, uno que incluso le sacó un suspiro mientras la chica le mordía y besaba su barbilla. No sabía si suspiraba por alivio, por cariño o por falta de oxígeno, pero no creía que importara realmente. 

Sintiendo como se alejaba otra vez, Axel la tomó de la cintura, pasando el brazo por su espalda y pegándola a su cuerpo. No solo quería su cercanía, la necesitaba. Quería poder conversar con ella mirándola a los ojos, pegar su frente a la de la marine y jugar con la punta de su nariz contra la de ella, y eso fue justamente lo que hizo. 

¿Que quieres hacer tú con tu vida, Morgana? - preguntó con sincero interés, sin dejar de acariciar la nariz de la militar con la punta de la propia. El pasado de la marine le interesaba, por supuesto, pero en este punto le importaba mucho más su futuro - ¿Que buscas de este mundo fascinante que impide que permitas que tu vida solo sirva para llenar zanjas? - robó otro de sus besos, aprovechando cada momento que tuviera para conseguir un recuerdo más de sus suaves labios. 

 

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18/06/2019, 17:15
Morgana Whiterocks

Axel era otro tonto que se preocupaba por lo correcto, lo justo, lo que estaba mal o no. Ella no reprimió una risa breve. "Sieeeeemmpre igual". No se lo tuvo en cuenta, ya estaba acostumbrada a esa línea de pensamiento. "Y mientras a vosotros os preocupan estas mierdas de cuestiones morales, los hijos de perra sin ninguna clase de escrúpulos medran y se reparten el puto pastel". Morgana podría ser uno de esos, si no fuese tan a su bola.Los mamones padres de la nación me condecoraron dos veces, eso me da margen

Su diálogo interior se vio "interrumpido" por el curioso silencio del violinista. Y después llegó el repentino abrazo, el contacto íntimo.

-Es incómodo -pero no se apartó. Resultaba perturbadora y excitante la cercanía. Por un instante la cara de Axel se diluyó en la de Ben. Dos mundos tan diferentes y a la vez tan parecidos en lo esencial. Cerró un segundo los ojos, no era justo para el hombre que la besaba ahora, ni para ella. Sonrió, cínica, como respuesta a su broma personal. Lo justo, incluso Morga caía en esa trampa. Alzó los párpados y desapareció el fantasma. 

-Esto es de putos críos, ¿no? A ver si te vas a enamorar -en su mirada clara, decidida y desafiante, asomaba la burla con la que cerraba las grietas del muro protector de su interior impenetrable. Tuvo que reírse de nuevo, en la misma boca de Axel. Se dejó atrapar por la proximidad de su cuerpo y devolvió el beso y lo mantuvo un par de segundos- Molan tus besos, Axel Montenegro.

Demoró menos de un latido la contestación en un murmullo de su voz aterciopela a las preguntas que llovieron de la boca que besaba.

-Vivirla, ¿qué otra puta mierda se puede hacer con la vida? Lo que me salga del coño -la sutileza no pertenecía a su vocabulario. Mordió una vez más los labios de Axel y luego negó con la cabeza. Se mordisqueó el labio interior y usó el tono misterioso y dramático que en ocasiones le gustaba emplear junto con una arrogancia sin disimulos- No estamos listos para revelarnos nuestras mierdas. No todavía. La mía es una mierda de la hostia. No lo imaginas, no lo sospechas. Ni la mayoría de la jodida gente. Créeme, se te van a caer los huevos al suelo y te vas a cagar –susurró, divertida, dejando que Axel acariciara su nariz- Mi mundo es muy chungo- Sonreía y sus ojos llenaban de luz verde la noche- Me estoy esforzando para no escapar de tu presa antes de que sienta tu puta polla empalmada presionar contra mi vientre –bromeaba y reía. Se pegó más a él, si eso era posible, provocando, traviesa, utilizando las pullas para disimular su nerviosismo, su extrema confusión, y esta vez acarició, y no mordió, con la lengua los labios del violinista. Las aristas del carácter de Morga y las capas de su personalidad fluctuaban en sus muecas y miradas. Una de ellas quería liberarse del abrazo, la otra deseaba más.

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22/06/2019, 02:54
Axel Montenegro

¿Incómodo? - alzó una ceja confundido. Físicamente era perfectamente cómodo para él, y a juzgar por la reacción dócil de la marine, dudaba que realmente se sintiera incómoda en sus brazos de esa o de cualquier otra manera. Por supuesto estaba dispuesto a soltarla si veía lo contrario o si veía el más mínimo gesto de Morgana buscando apartarse, pero al menos sabía que para él no había nada incómodo en esa cercanía íntima. Para Axel, lo que encontraba en esos momentos era una sensación muchísimo más agradable, una seguridad necesaria. Tener a Morgana cerca le proporcionaba un relajo que pocas personas podían darle y que en cambio solía encontrar a solas.

Ya te gustaría - se burló con una enorme sonrisa, mirándola a los ojos. Quizás, si no siguiera obstinado en un amor antiguo que no volvería a corresponderle, sí, se enamoraría. Quizás si dejara esa obsesión de lado. Pero incluso con la felicidad que encontraba en las bromas, juegos y besos de la marine, sabía que una mirada de Alexia sería suficiente para que Morgana pasara a un segundo plano. Era un idiota, y lo sabía. - Molan tus labios, Morgana Whiterocks - respondió sincero, sin apartar sus ojos de las esmeraldas en los de ella. Podría besarla el día entero sin aburrirse, y eso no era algo que pudiese decir sobre cualquiera.

Rió de buena gana con la respuesta simplista de Morgana, pero no podía criticarla. Hacer lo que se le diera la gana cuando le diera la gana y no solo soñar con ello era una forma de valentía que no muchos tenían y que era normal que ella buscara en otros. Una que él también había tenido pero que no estaba seguro de conservar aún. Ahora más que forjar su destino lo que hacía era conformarse con su suerte.

No tienes que revelarme nada. Ni hoy ni mañana, no a menos que tú necesites o quieras hacerlo. - contestó con seriedad a pesar de las sonrisas juguetonas de Morgana. Él sabía lo que era querer enterrar el pasado hasta olvidarlo del todo, tan bien como sabía que era imposible de hacer aunque nunca dejara de intentarlo. La acotación de la chica sobre lo chungo de su mundo le hizo reír por lo bajo. Dudaba que lo fuera mucho más que el mundo que él conocía, y en realidad, en este caso esperaba que no lo sorprendiera.

No te preocupes, mi polla no se empalma por un rato luego de hablar de Rikers - un escalofrío en su espalda otra vez, aunque lo disimuló con una sonrisa. Decir un rato era ser optimista, la verdad. Un rato largo. - Además, alguien tiene guardia - alzó una ceja tras sentir como la chica buscaba su cuerpo en movimientos y exquisitas lamidas - Y no queremos una polla dura desaprovechada, ¿no? - bromeó con una sonrisa de medio lado. - ¿O lo que quieres es que me pajee como enfermo mientras tú te vas a la azotea? Porque tengo mejores planes para mis ratos a solas que pelarmela como adolescente.

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23/06/2019, 11:36
Morgana Whiterocks

Morgana no se liberó del abrazo a pesar de su tira y afloja interior. Una perenne sonrisa danzaba en su boca dibujando movimientos sinuosos al compás de la música de sus emociones.  

-Yo juraría que sí es para preocuparse si no se te levanta conmigo. La jodida cabrona militar te corta el rollo -reía- Pero ya debes saber que las mujeres apreciamos otras habilidades. 

Ahí estaba Rikers de nuevo. No era difícil sospechar el infierno vivido por Axel, aunque sí casi imposible de imaginar. "¿Por qué no los mataste a todos aunque luego te arrancasen el corazón?" No era el momento. ¿Alguna vez lo sería?

-Todos los putos tíos os la meneáis, no importa la edad, soldado. Sí que te la vas a pelar, cabrón pajillero. Puede que yo también aproveche la guardia- Eso era irreal,  la centinela para Morgana era primordial, aunque se pasase las dos horas buscando murciélagos fantasmales. Acompañó sus burlas con otro beso.

Se puso algo más seria hundiéndose en la miel de los ojos del violinista- Somos un maldito puzle y si estás con alguien debes facilitarle todas las jodidas piezas. Las fáciles de encajar y las casi imposibles de encontrar su hueco. Le entregas tu cuerpo, tu mente y tu…tu esencia, lo que coño sea eso –Morga no creía en el alma-. Esta intimidad, este momento, es más difícil y duro para mí que entrar en combate. Lo creas o no. Te estoy ofreciendo mi boca, mis labios, mis palabras, y dejo que tus manos acaricien mi cuerpo. No me fío de nadie y te abro las puertas a mi puta vulnerabilidad –sonrió un poco- Estarás pensando, qué dice esta loca del coño. En un puto mundo que intenta cobrar vida de los escombros del caos, la muerte y la gilipollez,   donde todos los comemierdas buscan la codiciada puta felicidad instantánea, donde todos los subnormales follan unos con otros, donde una mierda de beso es trivial, ¿qué cojones me cuenta esta puta marine? –se encogió de hombros- Nunca he sido muy normal. Me la pela, antes, ahora, siempre.

Morgana se pasó la lengua por sus propios labios. Daba la impresión de sentirse aturdida y confusa por revelar su manera de pensar nacida en sus más profundos intestinos. Liberó una carcajada nerviosa- Negaré todo lo que he dicho. Me has puesto sensible –volvió a reír- Pero a la mierda la vulnerabilidad. La fuerza está en mí. *

Y ahí estaba. Compartiendo la sonrisa traviesa de Axel y sus besos –Tengo guardia. Menos mal, eso me libra del capullo portorriqueño del Bronx. Un puto gansgster que podría estirarse un poco, ¿cuándo me vas a invitar a una puta cerveza? –Siguieron besos y mordidas como las anteriores- ¿Y el pastel de agradecimiento a todos por dejar que tu culo se quede en el Morris? No tienes modales, puto lisiado.

Notas de juego

*Eso es de Jessica Jones :D

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24/06/2019, 06:41
Axel Montenegro

Y otras habilidades podría usar si tuviera algo más de tiempo, pensó riéndose ante la sugerencia de la marine. Quizás no estaba particularmente entusiasmado en el lugar correcto de su cuerpo, pero si se trataba de distracciones Morgana no solo era una de las mejores que podría tener a su alcance, sino que una que estaba ansioso de experimentar. 

¿Lo prometes? - bromeó con una sonrisa pícara al escuchar que se tocaría en la guardia. En realidad, dudaba mucho que lo hiciera, pero no podía negar que la idea le daba cierto morbo. Lamentablemente, o para bien de todos, la militar se tomaba muy en serio su trabajo como para descuidar la seguridad del Morris por hacerse llegar al cielo por su cuenta. 

Al mismo tiempo que la marine, Axel buscó más besos, dejando que los labios de la chica hicieran su magia y despejaran su mente poco a poco de malos recuerdos aunque fuera por un momento. 

Cuando Morgana se puso más seria, su sonrisa se redujo a una más medida, preparándose para escuchar. Con calma prestó atención a cada una de sus observaciones, dejando volver a crecer su sonrisa solo cuando escuchó la excepción en que lo convertía y luego un poco más para reírse suavemente con sus enredos y declaraciones. Si es que se veía monisima con lo nerviosa que parecía ahora, con sus gestos y risas, los insultos para bajarle el perfil a los pasos que daba. 

Para mi esto no es nada difícil. Disfruto mucho estar así contigo, muchísimo. - dijo sonriendo con cariño - Y no te imaginas cuanto agradezco el que te expongas así sabiendo lo difícil que es para ti. - Sabía que no era la opción más cómoda y no podía sino apreciar las decisiones de la chica - Al menos ya sabes que a mi me gustas sensible. - añadió con ligereza.

Capullo seguro, pero de ahí a gangster... - se rió al escucharla - Tu eres la soldado pudiente aquí, la favorita del Tio Sam, así que ya podrías invitarme a la cerveza tú. - sugirió sonriendo de buen humor - Total, aun no empiezas a agradecerme por venirme acá a alegrarles la vida. - amplió una vez más su sonrisa divertida, jugando con la chica.