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Finales y principios

[Capítulo 1.7] La capilla

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22/12/2017, 21:31
Narradora

La capilla que Clementine se había encargado de acomodar como tal en realidad había sido en otros tiempos una sala un poco más grande que el resto de las consultas de la primera planta, quizá un despacho o una sala polivalente. Pero en aquellos tiempos poco se asemejaba ya a lo que debió haber sido. Los restos de una pared que años atrás debía dividir en dos el lugar habían sido prácticamente retirados en su totalidad, dejando tan sólo un trozo de muro saliente del lado cercano al pasillo, de menos de un metro de largo. 

En la pared de enfrente, la que daba al exterior, un gran ventanal dejaba entrar durante el día un gran chorro de luz al interior, aunque a aquellas tan sólo parecía una abertura hacia la intensa negrura de la noche. Al fondo de la sala se había colocado una mesa que hacía las labores de atril y altar al mismo tiempo. En la pared, a media altura sobre ese altar improvisado, había un pequeño crucifijo, de unos quince centímetros de largo, que ya nadie recordaba de dónde había salido. Tres hileras de cuatro sillas cada una completaban el mobiliario del lugar. 

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22/12/2017, 21:31
Narradora

Nueva York, 12 de noviembre de 2037, 23.45 pm.

Cuando Trish entró en la capilla, Clementine ya llevaba un rato a solas, con el bebé dormido en sus brazos. Cerca del altar, donde se encontraba, había una vela encendida que dotaba al lugar de una iluminación tenue y cálida.

Bentley también estaba allí, tumbado en el suelo no muy lejos, y con los restos de la rata cerca de sus patas delanteras. Antes de que la muchacha entrase en la capilla, el animal ya había levantado las orejas y clavado su mirada en la puerta, pero, al comprobar de quien se trataba, había vuelto a apoyar la cabeza en sus patas y un suspiro tranquilo había movido su pecho. 

Notas de juego

Este hilo temporal es escena secundaria.

He puesto la hora para dejar un poco de margen con el momento actual, pero es orientativa, si hace falta la retocaré después. 

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22/12/2017, 21:31
Trish

Los dos golpes que Trish dio en la puerta de la capilla fueron realmente suaves. Al otro lado no se oían balbuceos, ni llantos ni gorjeos por lo que la muchacha creyó que el niño podría estar dormido. Abrió intentando no hacer ruido y al asomarse y encontrar a Clementine con él en brazos dibujó la ternura formó una sonrisa en su rostro.

La muchacha llegaba con manos vacías: debía hacer un buen rato que se habían llevado el biberón que había dejado en la cocina. Y es que el imprevisto de aquella llamada a la puerta había entretenido a Trish más tiempo del esperado.

En silencio, Trish entró en la sala y arrimó la puerta sin llegar a cerrarla.

—Hola —saludó en voz baja, acompañándolo de un gesto con la mano. La alegría bailaba en sus ojos y antes de volver a hablar se acercó al perro para saludarlo también. Luego señaló con la barbilla hacia el niño—. ¿Cómo está? ¿Ha cenado bien?

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03/01/2018, 02:07
Clementine

Clementine sonrió, al ver a su amiga aparecer por la puerta, prevenida por el gesto de Bentley. Con un gesto, la conminó a acercarse, mientras trataba de acomodarse, con muchísimo cuidado, para adquirir una postura menos rígida- Terminó de comer hace un rato... No me había atrevido aún a levantarme. Quería asegurarme de que estuviese lo suficientemente dormido como para no molestarle al moverme tanto...-explicó- Ha engullido la cena... Ha sido espectacular.-añadió, acompañando sus palabras de una risa muy leve y contenida-  Pero... Ha intentado... Buscarme el pecho como si fuera su madre, y amasaba el biberón como si estuviese acostumbrado a eso. Me ha dado... Bueno, un poco de lástima... - concluyó, suspirando, colocando bien la parte de su propio poncho que había utilizado para tapar también al bebé y mantenerlo en calor. 

- Oye, ¿quién ha venido?- preguntó, con curiosidad, recordando que había escuchado el "timbre". 

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05/01/2018, 01:55
Trish

Al ver el gesto de Clementine Trish se acercó intentando hacer el menor ruido posible. Se inclinó sobre él escuchando a su amiga y retuvo con los dedos cualquier mechón de pelo que amenazase con acercarse al niño.

La explicación de Clem capturó la atención de la muchacha, y luego su mirada. Se imaginó al crío engullendo de manera literal la cena y le hizo gracia imaginarse la situación en que él buscaba el pecho. ¿Daba pena? Bueno, claro, si uno se paraba a pensarlo. Pero aún así tenia cierta gracia al imaginar a Clementine en esa situación.

—Qué majo... —murmuró tras escuchar a su amiga. Entonces no se resistió más y acercó un dedo para tocarlo con el dorso, suavemente.

Los ojos de Trish brillaron al sentir la suavidad y la temperatura del chaval, y al volver a mirar a Clementine lo hizo con una enorme sonrisa.

—Jimmy —le contestó—. Ha venido Jimmy y nos ha contado algunas cosas de la madre, luego te explico. Lo que sí, al parecer el chaval tenía nombre. —En ese momento susurró aún más bajo, prestando atención a si el crío respondía a la palabra que iba a pronunciar—. Thiago.

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05/01/2018, 02:24
Clementine

Thiago...-repitió, tras haber escuchado a Trish con detenimiento, sonriendo al contemplar cómo su amiga acariciaba con delicadeza las mejillas sonrosadas del bebé- Debemos respetar ese nombre entonces. - apuntó- Al menos eso termina con la discusión de Matthew Matata.-añadió, ladeando su sonrisa, y suspirando, finalmente, posando la vista, en silencio, sobre el altar.

Ha sido un día... Peculiar. - dijo, volviendo a mirar a su compañera, con la confianza que conferían años enteros de convivencia- ¿Cómo lo has llevado? ¿Cómo te sientes al respecto de todo esto?

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05/01/2018, 02:33
Trish

Trish asintió a lo que su amiga dijo de respetar el nombre como si en ningún momento se hubiera planteado otra cosa. La expresión de su rostro cuando dijo lo de Mattata, sin embargo, probablemente revelaba que le daba cierta pena dejar esa idea. En realidad ese nombre u otro cualquiera no le importaba demasiado. Lo que sí le gustaba era que fuera uno inventado por ellos. Algo del nuevo mundo. Y a su vena rebelde le gustaba también que por una vez los otros tuvieran que adaptarse.

Pero Thiago estaba bien, sobre todo porque lo había elegido su madre. Salvo...

—Bueno, primero a ver si nos enteramos bien de por qué lo hizo la madre. Si quería esconderlo de alguien, por ejemplo, a lo mejor mola más que no se sepa que es el mismo. Pero por ahora, entre nosotros, Thiago está bien.

Aquel leve punto de paranoia hacía mucho que la acompañaba. No es que se lo hubiera pegado su hermana, sino que le había servido siempre para compensar su aparente alegría y sencillez. Le ayudaba a sobrevivir.

—Yo, de esto... —enunció, y señaló con la barbilla al crío antes de corregirse—. De este, me siento bien. Creo que va a estar bien tenerle por aquí, sea una semana o sean seis meses. No molesta mucho, somos suficientes para que no nos dé trabajo si nos organizamos y hay pocos sitios más seguros a día de hoy para que crezca. Además, me parece que será guay que esté. A lo mejor le rebaja los humos a Morgana —Se encogió de hombros—. Y tampoco es que nos falte de qué vivir.

—Creo que está bien. Que a nosotros nos dará algo bueno en el día a día, y también que nos puede enseñar muchas cosas. Fijo que alguna de vosotras acaba embarazada alguna vez, está bien para practicar —dijo medio de broma, excluyéndose con naturalidad—. Mientras no se nos llene esto de críos y nos convirtamos en una guardería, perfecto.

—¿Y tú? ¿Qué piensas, aparte de que debemos cuidarlo?

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05/01/2018, 03:05
Clementine

Algo en las palabras de Trish provocaba que Clem se sonrojase profusamente mientras entrecerraba los ojos- Para practicar...-repitió, riendo por lo bajo- Supongo que sí. Que si Dios lo quiere tal cosa podría ocurrir alguna vez. Quién sabe.-dijo, encogiéndose levemente de hombros, con cierto nerviosismo, guardando de nuevo silencio, hasta que su compañera hubo terminado en su intervención.

Dibujó una expresión cláramente pensativa, en el rostro- Quizá tengas razón y debamos tener cuidado... No lo sé. Y con respecto a lo que pienso... -añadió, meditando durante unos instantes sus palabras- Sí, nos vendrá bien. Y no sólo a Morga... También a Nick, y a ese cinismo suyo, e incluso a Kane...-apuntó- Y bueno... Yo tengo mis propias creencias al respecto. No quiero aburrirte. Pero estoy convencida de que si este niño ha llegado a nuestra puerta... En fin. Llámalo Destino, o providencia. Lo que tú prefieras. 

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05/01/2018, 03:11
Trish

La sonrisa de Trish se acentuó al escuchar la respuesta de Clem sobre lo de tener niños. A punto estuvo de decirle que había cosas que no dependían de lo que Dios quisiera, sino de lo que quisieran dos personas mucho más terrenales, pero conocía a su amiga lo suficiente para saber que no compartiría su opinión. Seguro que creía que a esas dos personas las había hecho encontrarse Dios, o algo así. Y es que explicar todo de esa manera al final era sencillo, claro. Vista así la fe se demostraba a sí misma, y quizá era precisamente eso lo que reducía su interés para Trish: no había misterio.

Luego, cuando prosiguió, Trish se sentó en el suelo. Normalmente le habría dado un pequeño empujón, pero en lugar de eso sólo hizo un gesto con la cabeza por no menear al crío.

Sabes que no me aburrirías comentó antes de echarse hacia atrás apoyando las manos en el suelo. Una de sus piernas había empezado a moverse, inquieta, y se mordió la mejilla por dentro antes de volver a hablar.

Oye, si te cuento una cosa...dijo mientras su sonrisa crecía y empezaba a adquirir tintes de complicidad. En realidad parecía que la muchacha ya había decidido hablar aunque sus palabras no habían llegado a ese punto, dijera lo que dijera, y que sólo quería asegurarse de la discreción de su amiga—. Secreto de confesión total, ¿no?

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06/01/2018, 02:16
Clementine

Clementine parpadeó, observando a Trish con curiosidad mal disimulada. Su actitud denotaba que se moría por decir lo que sea que quisiese contarle. De manera que sonrió, asintiendo- Claro, secreto de confesión, silencio absoluto.-aseveró, con confianza- ¿De qué se trata? No será algo de Nick y Morga, ¿no?

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07/01/2018, 01:32
Trish

Los ojos de Trish brillaron con más fuerza al escuchar la confirmación de su amiga. ¿Se lo habría contado igual? Con toda seguridad. Pero saber que el secreto permanecería entre ellas, sin preocupar a nadie, lo hacía mucho más fácil. Y joder, desde luego que tenía ganas de poder contárselo a alguien desde horas atrás. Y aunque estaba a punto de hablar sus palabras se vieron interrumpidas por la risa en el mismo momento en que Clem dijo eso de los dos más mayores del refugio. La contuvo rápido, y sólo por el peligro de despertar al pequeño. Luego le dedicó una mirada, asegurándose de que no se había despertado, y se secó las lágrimas con la mano antes de hablar.

—No, lo de Nick y Morgana ya no tiene nada de secreto —comentó divertida, como si esa posible relación le hiciera verdadera gracia—. Es otra cosa.

En ese momento se echó un poco hacia adelante, mirando a su amiga a los ojos.

—Es... Otra cosa. Un plan —enunció con clara expectación—. Voy... A hacer algo —En ese momento Trish pareció buscar las palabras correctas, pero no se entretuvo demasiado: ella era más de soltar las cosas según vinieran, salvo que la situación requiriese especial cuidado—. ¿Sabes eso de robar a los ricos para dárselo a los pobres? —Guardó un instante de silencio—. Pues algo así.

La sonrisa de Trish estaba cargada de una mezcla de ganas, ilusión y expectación.

—Es importante que no se lo digas a nadie, porque es algo que según como salga puede ser gordo. No te preocupes, no es peligroso —aclaró—. Pero luego lo mismo alguien por el Jackie, o qué sé yo. Y como a alguno de estos se le note que sabe algo, eso sí puede ser liada.

La muchacha recolocó entonces su postura, acercándose más a Clementine, y bajó un poco más la voz. Esta vez, sin embargo, no era por el bebé.

—Unos amigos se han enterado de dónde guarda la Bratva sus armas. No cogeremos gran cosa, que si no sí que puede armarse muy picuda, pero vamos: que unos ingresillos extra sí tendremos. Ya sabemos cómo entrar y todo, imposible que nos pillen. —Abrió entonces más los ojos, reconociendo para su amiga y ahora confesora lo que sentía por dentro—. Va a ser una pasada.

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07/01/2018, 23:06
Clementine

El rostro de Clementine mutó mientras escuchaba a Trish, pasando de la curiosidad a la sorpresa, de la sorpresa a la perplejidad, y por último, de la perplejidad a la profunda preocupación.

- Trish... No me puedes decir que no es  peligroso.dijo, enarcando una ceja- Puedo parecerte santurrona e ingenua, pero sé  un par de cosas del mundo... Y una de ellas es que gente como la Bratva no va a dejar el lugar donde guarda las armas, siendo como son de valiosas en la calle... Desprotegido. Sin vigilancia, y sin... Hombres descarriados del camino de Dios dispuestos a hacer cualquier cosa para mantenerlas a buen recaudo.-razonó, posando una mano sobre su hombro, mientras aún sostenía al bebé con el otro brazo.

- Entiendo cuáles son tus intenciones. Sé que no tienen un mal fondo. Pero no es necesario que te arriesgues de esa manera. Podremos sobrevivir, sin necesidad de que te veas envuelta en una situación en la que tanto tú, como tus amigos, e incluso nosotros, indirectamente, podríamos salir malparados. -añadió, mirándola directamente a los ojos- Además... Son armas. Las armas nunca traen nada bueno, Trish. Ensuciarte con ellas... No sé. 

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08/01/2018, 01:50
Trish

El rostro de Trish se tornó entre divertido y cómplice en cuanto Clementine empezó a hablar de esa manera, como si la hubieran pillado en algo que ya sabía, pero fuera parte del juego. Una vez que su amiga prosiguió con más seriedad la muchacha escuchó, poco decidida a ignorarla sólo porque su opinión fuese contra sus planes. Y pudo verse en su expresión que la parte que más le hacía dudar era la de ponerles en peligro a ellos, a los del Morris. Aunque no fuese a reconocerlo quizá en parte por eso necesitaba hablar de ello: hacer algo así sin avisar siquiera a alguno de ellos sí era un disparate.

Una vez Clem acabó de hablar la chica no pareció decepcionada, ni triste, aunque sí que se le había bajado un poco la expectación. Se inclinó hacia un lado y hacia el otro, como si quisiera recolocar el trasero, y luego contestó.

—Comprendo de sobra lo que dices —empezó hablando desde la sinceridad. Aún se podía ver en sus ojos un rastro de ganas, de emoción, pero tu tono era más serio—. Y la verdad es que hay partes que no me gustan nada... Pero no te voy a mentir, Clem: creo que va a salir bien. Está controlado lo del sitio. Hay un día a una hora en que está casi sin vigilancia y creo que podemos colarnos sin problemas. Y si no lo veo claro te juro que no voy a entrar —aseguró. Se dio un momento para razonar desde otro lado.

—A lo mejor justamente tenemos que coger esas armas —dijo mirando a su amiga—. Esa gente sí que va a hacer cosas malas con ellas: a lo mejor quitárselas es lo mejor que podemos hacer.— Por un momento Trish estuvo a punto de seguir por ahí, de decirle que a lo mejor Dios quería precisamente que mangasen aquellas armas. Pero esa vez no habría sido un juego de dialéctica, sino un golpe bajo—. Y si no voy, mis colegas lo harán sin mí... —Pensó durante un instante—. Y son geniales, pero como los pillen sin que esté para echar una mano sí que va a ser una mierda.

—Pero eso, que no te voy a engañar. Clem. Que no lo hago por salvar al mundo de lo que pillemos, ni por lo que saquemos al venderlo después. Por mí como si lo tiramos al río. Pero esos cabrones han hecho muchas putadas gordas a mucha gente —calló un instante, recordándose que algunas cosas no eran sus propios secretos—, algunas hasta bajo este techo. No es como robarle pan a un panadero. Quiero darles en los putos morros y quiero hacerlo así porque no te haces una idea del subidón que dan esas cosas.

—Lo que me raya es lo que puede pasar, por vosotros —reconoció—. Pero te prometo que si veo que algo va a salir mal me piro de inmediato, como sea, y me llevo a los chicos. De la Bratva sólo habrá dos, y aún así ni siquiera pelearemos con ellos. Si nos ven, desaparecemos. Fin de la historia.

Trish se quedó un instante callada, pensando por primera vez en por qué estaban hablando de aquello realmente. No quería pensar que avisaba por si le pasaba algo, porque sólo reconocer esa posibilidad haría estúpido intentar el robo.

—No quiero que estés preocupada, ¿eh? Ninguno de los que vamos nos estrenaremos con esto, sabemos lo que hacemos. Pero quería contárselo a alguien. Y puede que seas la única que no se pondría como una loca.

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19/01/2018, 01:13
Clementine

Clem escuchó en silencio, con el ceño fruncido, negando finalmente con el rostro- No me convence, Trish... Algo podría ir mal. Ya sea en ese momento... O después. Esa gente querrá saber qué pasó con lo suyo. Dudo mucho que no tenga alguna clase de inventario, con lo caras que son esas cosas...-apuntó- No me gusta que te expongas así... O que puedas exponernos con eso a nosotros...- añadió- ¿Qué cara se nos queda si te pasa algo? A Cass le va a dar un infarto. ¿O también está metida en todo esto?

Suspiró- La venganza... Las armas... Ninguna de las dos cosas trae nada bueno consigo. 

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19/01/2018, 01:54
Trish

Al ver que sus argumentos no terminaban de convencer a Clementine Trish se mordió el labio. Su amiga tenía razón, algo podría salir mal... Y precisamente las cosas que decía eran las que ya había pensado ella. Era algo peliagudo, desde luego, aunque fuese como fuese se alegraba de habérselo contado.

Negó con la cabeza, eso sí, cuando Clem le preguntó por su hermana.

—Pensaré en ello —prometió—. Hemos quedado dentro de unos días para ver cómo lo hacemos —dijo volviendo a llevar sus ojos hacia el bebé—. A lo mejor para entonces se les ha quitado a los otros la idea de la cabeza, o vete a saber.

Durante unos segundos se quedó en silencio, acariciando con el lado del dedo índice la piel suave del niño.

—¿Sabes? —preguntó entonces—. Me mola que tenga nombre. —Trish miró entonces a su amiga—. Parece que su madre se llama Lis —empezó a relatar—. Vive en una comunidad cerca del estadio de los Yankees, en el Bronx. Para traerlo alquiló una balsa, creo que para evitar el puente que controla la Irish Mob. Y en cuanto lo dejó aquí se volvió para allá, como si no quisiera que nadie lo supiera. —Hizo entonces una pequeña pausa antes de llevar sus ojos al pequeño y otra vez a su amiga—. Los vecinos de su madre piensan que está muerto.

—¿Por qué crees que pudo hacerlo? —preguntó entonces la muchacha. No hablaba exigiendo una respuesta, sino casi un poco de imaginación—. A lo mejor se lo había prometido a alguien, o algo así, y al acercarse el momento no se vio con fuerzas de entregarlo a quien fuera.