Partida Rol por web

La buscadora aguantó el aliento mientras la otra mujer se tomaba su tiempo digiriendo lo que había dicho, trató de mantener su expresión en espera de respuesta, y cuando por fin recibió contestación alzó las cejas.

En un primer momento Cassandra se sorprendió con la conclusión a la que había llegado la ex militar, pero luego repasó sus palabras y se dio cuenta que bien se podía deducir eso. Las malditas palabras, siempre le jugaban una mala pasada, por no decir de más se quedaba corta.

—Para ir había pensado en Kane, ya que es uno de los asistentes a la reunión. Lo de retrasarlo es lo que propondré mañana, aunque decían que cuanto antes mejor, no sé porqué cojones ese empeño en lanzarse de cabeza al peligro sin medir todos los riesgos.

Al final su tono se volvió un poco duro, seco, más preocupado que enfadado. Lo dijo todo seguido, para que el nombre del pistolero quedase amortiguado entre el resto de palabras ya que la relación de él con Morgana no era de las más fluidas y no quería que se mosquease.

A la militar no le pasó desapercibido el tono de voz de Cass. Ella misma se estaba hartando, no trató de ocultarlo en su expresión. -¡Porque son gilipollas! Entiéndelo de una puta vez. No le des más vueltas, diles, ordénales, que no se muevan. Será una muestra de nuestra unión. Solo las malditas acciones consensuadas y acordadas por todos son las que tienen que tomar efecto. Es eso lo que vienes repitiendo una y otra vez. Solidaridad. 

De nuevo observó la pantalla- Estoy hasta el coño de ese tema. Coincidimos en el fondo, pero tú tienes un punto de vista y yo otro en cómo afrontarlo.  -Kane...Lo detestaba de tal manera que le daría luz verde para que lo enviase a esa misión y que no regresase. Pero estaba Trish de por medio. Y Morgana conocía la importancia táctica y estratégica de contar con el pistolero entre ellos. No era un efectivo a perder. 

-Qué, ¿algo nuevo? 

Los ojos de Cassandra vieron a la ex militar, sabía que tenía razón, pero había formas y formas de ordenar las cosas, esperaba encontrar el correcto para que la salida se retrasase. Asintió y la comisura derecha de sus labios se elevó en una media sonrisa cuando Morgana dijo que tenían diferentes puntos de vista de cómo afrontarlo, estaba de acuerdo con ella.

—Trataré de imponerme... a mi manera.

Parecía que la perorata de la mujer había logrado alejar el pesimismo de la buscadora y su tono volvía a ser el de siempre, quizás más relajado, incluso con un poco de humor. Con la última pregunta se acercó al portátil y tecleó varias líneas de forma rápida, todos sus dedos deslizándose y casi sin tocar las teclas.

—Nada. —suspiró llevándose la mano a la frente y dejando su cabeza apoyada en ella —Ya te dije que era lento... y a veces ni sirve.—dijo recordando lo poco eficaz que le había sido mientras buscaba a Trish. —Seguiré intentándolo. Lo siento.

¿Qué sentía? Todo. Pero sobretodo el no ser más útil para la comunidad.

El asunto de la salida quedaba zanjado. Mejor así, si seguían por ese camino Morgana acabaría estallando. Se tocó el costado, le dolía un poco. Nada a lo que no estuviese acostumbrada. Decidió apoyarse en la pared mientras Cass tecleaba en lo suyo. Por un momento la Buscadora parecía agotada. Frustrada. También lo estaba ella.

Mantuvo el silencio. Le dejó su espacio y su momento. Luego le puso una mano en el hombro. mordiéndose los labios. Morgana no era buena para demostrar afectividad. Ella metía los ánimos en el cuerpo a base de ladridos e insultos. Recordó, y tomó el papel de Katia, sonriendo para sí.

-No desesperes. Estamos avanzando en esta puta misión. -Apretó la mano sobre su brazo. Se digirió a ella en un tono más confidencial- Nos movemos, coño, es lo que cuenta. Y sí que tiene su utilidad. Ha servido para que hablemos, ¿no? Soy una borde hija de puta pero no gilipollas, puedo ver como te esfuerzas. Como tratas de encajar todas las malditas piezas del puzzle Morris.  

Por el rabillo del ojo la buscadora vio la mueca de la mujer mientras se cogia el costado, se puso a tamborilear los dedos tratando de dilucidar si preocuparse por su estado le traería un ladrido o no, cuando una mano en su brazo la sacó de sus pensamientos. Sintió su calor, no sólo corporal si no afectivo, y las palabras que acompañaron el gesto de la ex militar trajeron una débil sonrisa a su rostro apesadumbrado.

Asintió con la cabeza mientras se permitía perderse en la atmósfera que se había creado.

—Tienes razón, de nuevo. Cada acción nos acerca un poco más a lo que deseamos... gracias.

-Siempre tengo la puta razón. -Afirmó sin ápice de duda. Ni de broma. Usó un tono distendido, pero que denotaba que Morgana creía firmemente en lo que dijo.

Observó el perfil de la chica y luego a la pantalla. Su apretón en el brazo se hizo algo más enérgico.

-Podría estar muerta si ese capullo de Dani tuviese la mano más firme al empuñar un revólver. Tan jodidamente firme como cuando se la pela a Robin.  -se cachondeó, con ligera amargura- Pero debo de ser inmortal. O Una elegida para enfrentar el nuevo apocalipsis. -Puso los ojos en blanco.-Me estoy ablandando. Todavía no le he metido un cuchillo por el culo y arrancado las tripas. Seguro que chillaría como un puto cerdo pero antes se correría de gusto.-La risilla sarcástica vibró en el angosto cubículo.

Después dulcificó su voz- Y tú qué deseas de verdad para ti. Olvídate durante un momento del maldito Morris, de los demás, de tu hermana. ¿Qué quieres para tu vida, Cass?

La sonrisa de la buscadora se ensanchó con la seguridad que destilaba la otra morena, también podría decirse que tenía el ego muy subido, pero tampoco se iba a poner a sacar punta a sus palabras. Asistió a su visión del incidente que casi le cuesta la vida y a la posterior disertación sobre lo que le haría a Daniel, mientras elevaba primero una ceja y luego ambas, no la acompañó en la risa pero se le pudo ver negar con la cabeza mientras se mordía el labio.

La última frase que la ex militar dijo antes de que el silencio se adueñase momentáneamente del cubículo tomó a Cassandra por sorpresa, el cambio de tema y lo inesperada que era la dejó mirando a la nada mientras hinchaba sus pulmones. ¿Qué quería ella para su vida? No lo sabía... un imposible.

—Yo... —dejó salir el aire en un largo suspiro y miró a la otra mujer a los ojos mientras elevaba ambos hombros —No lo sé. Supongo que aprender todo, siempre me ha gustado leer pero no por el hecho de hacerlo si no por saber, por el conocimiento, porque quiero saber todas las respuestas. Debo parecerte una idiota, quiero saber las respuestas de todo y no sé responder ni las que tratan sobre mí.

Morgana fue estirando imperceptiblemente pero sin pausa, una de las comisuras de su boca, mientras las miradas de ambas confluían por primera vez de manera tan directa en su charla.

-Nah. No me lo pareces. Lo eres. Una idiota idealista. -La militar se la quedó mirando con esa expresión guasona tan típica de ella.-No se puede aprender todo. Es imposible, eres inteligente, lo sabes de sobra. Eso te causa puta angustia.

Estiró más la mueca de su sonrisa- Lo que tienes que aprender es a reír de una puta vez. -Entornó los ojos- Joder, tía. A mí me mata no tener el puto control de todo. Me doy cuenta de ello. Es una grandísima mierda, me obceco. Todas tenemos nuestras jodidas neuras.

Se encogió de hombros- Y qué, ¿solo aprender? Pues vaya mierda. Eh, te respeto. Está bien querer ser una tía sabionda en estos días donde la gente es más gilipollas que esa puta vaca. Pero, ¿nada más? Tanto pensar debajo de esa maldita capucha y no te has dedicado tiempo a ti misma.