Partida Rol por web

Estoy muy contento de estar en Ferrari. Es como un sueño para mí. Lo único que lamento es que mi compañero de equipo vaya a quedar como mucho en segunda posición en el Mundial. Porque ya se sabe, que sólo puede haber un campeón y ese voy a ser yo.
Eso sí, a muerte con él para ganar el de escudería.

¿Los logros? Sí, están muy bien como siempre. Pero no los voy a conseguir todos. Eso de dejar pasar a alguien queriendo no lo veo claro. Por más supuesto compañero que sea.

Esteban Ocón pienso recordando al joven piloto con el que probé el coche y que luego, en la conversación de después, me confesó que yo era su gran ídolo. No es alguien a quien haya seguido demasiado, pero creo que puede ser un buen compañero de equipo.

Por lo tanto este año se presenta con la ilusión de volver a estar entre los mejores, como siempre que me han dejado participar en Fórmula 1. Y aunque sé que el coche seguramente necesite 1 o 2 años para empezar a competir al nivel que puede, quizá con mi experiencia pueda conseguir buenos puestos este año que justifiquen mayores inversiones.

Un año de esperanzas y sueños, un año de reencuentros y de recuperar sensaciones. Un año para volver a ganar algún GP y quién sabe si el campeonato.

Observo a Carlos Sainz. Siempre me he llevado bien con ellos, así que me acerco para tenderle la mano. [B]¿Qué tal, Carlos? Te deseo suerte, la necesitarás.

Y allí estaba con ese aire distraído, pero bien se sabe que Charles siempre está pensando en la carrera. A simple vista era el piloto correcto, no le importaba brindar conferencias o aceptar todas las ocurrencias de la misma escudería, su sueño en cierta manera estaba cumplido desde que se subió a un karting por primera vez y ahora mismo en Ferrari, era dar ese paso grande. 

Pero como todo, nunca era fácil. No venían dando con la tecla en los monoplazas y tras un año muy duro, donde no se podía aspirar más que a unos puntos en cada circuito, ahora tocaba renovar energías y confiar en el equipo. Leclerc en verdad lo hacía y por ello, dedicaba bastante tiempo de su vida a estudiar su monoplaza. 

Así es como llegó el gran día, el primer GP de la temporada y todas las miradas siempre están en los favoritos, Ferrari tenía que resarcirse de una mala temporada, pese a los bastos intentos del Monegasco en darle dignidad a la escudería. Le resultó imposible. Pero bueno tenía un nuevo compañero de equipo, Carlos. Le caía muy bien, ya lo conocía y era consciente de que tendría un compañero bastante competitivo, uno que le pondrá la vara muy alta. Un estímulo idoneo para este piloto, que ama los desafíos. 

Una vez llegó al paddok, con ese aire típico de Charles, saludó a cada uno de los presentes y se quedó allí, mirando a los alrededores. Tocaba hacer varias cosas antes de subirse, pero la tensión de la carrera ya estaba ahí, latente. 

Räikkönen salió de su motorhome a pasearse por el paddock del circuito de Barhein, uno de aquellos "tilkódromos" que no gustaban demasiado al finlandés, poco amigo de ciertas moderneces. Le acompañaba su ingeniero pero fue por poco tiempo, quedándose Iceman solo, vagando por el paddock. Llevaba el mono por la cintura, la gorra de alfa Romeo calada, la mascarilla puesta y las gafas de sol que le hacían parecer todavía más distante. Parecía que iba a atracar un banco (o algún garaje ajeno).

Como siempre, parecía estar sumido en sus propias ensoñaciones ¿en qué estaría pensando? Tal vez escudriñara su alrededor, a cubierto de sus gafas de sol como si éstas le aislaran del mundo pero, ni siquiera yo, querido lector, te puedo revelar el que pasa por la mente de Iceman. 

No es ningún secreto que a Räikkonën le repelen la prensa y sus entrevistas y además, con 41 años y en una escudería bisoña como es Alfa Romeo, ya no está precisamente en el candelero y ningún periodista, al menos de momento, se acerca al Hombre de Hielo. 

Aquel lugar se estaba empezando a llenar de gente. Una cosa era tener a su compañero de escudería al lado, pero el resto eran el enemigo a batir. Claro que no es que Leclerc no lo fuera, pero al menos jugaba en casa con él. Sonrió al comentario de Fernando, pero no le contestó. No tenía sentido decirle lo que todo el mundo ya sabía. No iba a ganar él.

-Hola chicos. ¿Listos para la primera carrera?-Se abstuvo de comentar de si estaban listos para morder el polvo, pero prefirió no pasarse de chulo...de momento.

El "Sonriente" va caminando distraido entre los hospitalities. Despistado, toqueteando su móvil hasta que tropieza con uno de sus antiguos compañeros. Era el mecánico que le ponía la pantalla sobre el morro, cuando estaba en el box. Hacen un juego, como si fuera un combate bobo de boxeo, y tras eso y despedirse con risas y un amable gesto, continúan caminado; ahora ya, saludando con la mano, y ofreciendo su amable sonrisa con aquel que se cruza. (Incluidas las cámaras, que por supuesto, hace una bobería, poniendo las manos a los lados de la cabeza, imitando a una iguana, abriendo muchos los ojos y sacando la lengua).

El Sonriente se cruzó con el Hombre de Hielo, al que sólo le faltaban las vendas para parecer el Hombre Invisible, y le saludó con un leve gesto craneal y una lánguida sacudida de manos. El australiano pudo comprobar que tenía la mano fría como si estuviese tocando un muerto. Quizás fuese aquello por lo que realmente le llamaban Iceman.

Quitó la mano, y la sacudió, como si se hubiera quemado. - ¡¡¡Ostias Kimi!!!, tendrías que ser Deathman, no Iceman. Joder, cuando necesite hielo para el cubata te meto dentro. Dio un saltito, como si fuera un respingo, alejándose de la bien merecida patada en el pandero que se había ganado, y con eso, se alejó, antes de que el rostro pétreo del nórdico cambiase a una mueca o le dijera algo.

- ...

- Si quieres quedarte sin cubata... - dijo mientras el capullo del hemisferio sur saltaba, alejándose.

Un ligero atisbo de sonrisa se asomó en el rostro del finés aunque, de no llevar mascarilla, a la vista de los demás el resultado hubiera sido prácticamente el mismo.

Red Bull. Al fin un equipo de los grandes. Me había costado unos cuantos años y finalmente lo conseguí. Debía demostrar lo que valía. Mi compi era agresivo, muy joven, con ganas de comerse el mundo. Pero yo no he perdido la ilusión. Para nada. 

Muchas ganas. 

Conforme caminaba por el paddock saludé a los demás pilotos, amigos o solo conocidos. Veteranos y novatos. Una sonrisa, estrechar las manos, una broma o un comentario. Suerte para todos. 

Aquel iba a ser su año. Por fin Red Bull tenía un monoplaza competitivo y él tenía un compañero a la altura. Aquel llorica de Lewis iba a morder el polvo de una buen vez. Ya estaba bien de tanto dominio insultante de Mercedes. Todos los pilotos estaban confraternizando en el Paddock y él no iba a ser menos. En primer lugar saludó a su compañero, Checo Pérez y después a Lewis con una ligera inclinación de cabeza... pero muy ligera.

Mírale... ahí iba el loco ese. Mad Max le llamaban. No te dejaba ni un espacio y si tenía que tirarte fuera de la pista, lo hacía. Pero este año, igual que los anteriores, sólo me vas a ver el alerón trasero. No te daré la oportunidad de que me tires de la pista o que me pases la rueda de tu feo coche por encima. Sí, sí, saluda, saluda. Ya lo haré yo desde el podio el domingo...

Voy mirando a unos y otros haciéndome a la idea de los competidores que voy a tener. Este año Renault, aunque con otro nombre, tendrá un coche muy competitivo. Ahora solo falta que todo salga bien.

Me muevo saludando a unos y otros después de que Carlos no me estrechara la mano. No se lo voy a tener en cuenta, somos rivales después de todo, pero la verdad es que es un poco feo dejar a alguien así. Escucho algunos comentarios, sobretodo bravatas, mientras unos y otros confraternizan. Así que este año Checo Pérez en Red Bull. Me alegro por él, siempre me ha parecido un buen tío. Y creo que el segundo puesto detrás de mí le irá bien.

De momento decido no acercarme a nadie, simplemente concentrándome en la carrera y sobre todo en la estrategia para neutralizar el calor del desierto. Eso siempre es un problema en esta primera carrera, por eso se hace la primera.

Pierre andaba por allí, junto a su ingeniero, ultimando los detalles de la carrera y repasando el plan. Llevaba el mono correctamente estilado y con su casco en la mano intentaba acomodar esos pequeñísimos audífonos. Este año tenía como objetivo principal destacar a fin de conseguir un asiento fuera de las garras de la bebida energética.

Pese a que en Alpha Tauri se sentía como en su casa, y su trato con Franz Tost era sanador, no así sus encuentros con el “jefe”. De lejos observa a sus compañeros de la escudería “hermana” y entonces recuerda algo. No veía por ningún lado a su nuevo compañero del lejano oriente. Ese que según Marko promete mucho.

¿Dónde andará Juki? Pensó…  La última vez que lo vio fue durante la presentación del monoplaza…

Luego halló a su amigo, Charles, quien parecía perdido en sus pensamientos.

Se despidió, por un momento, de su ingeniero para ir en dirección al piloto de Ferrari. Y cuando podía alzaba la mano para que este lo viera llegar.

Al ver que un viejo amigo se acercó a saludar, no dudó en abandonar sus cavilaciones internas y estrechó la mano junto al Francés. 

—Hey, arrancamos. A ver si salimos un poco más adelante del medio de la parrilla—comentó divertido y con cierto anhelo, Charles tenía muchas ganas de ganar un gp—. El circuito está bien, tenemos chances. 

Carlos había estado tan atento a los demás que no se fijó en la mano que le tendía Alonso hasta que la quitó y se marchó enfadado. Iba a decirle algo pero lo dejó correr encogiendose de hombros.
Después de todo tenía cosas más importantes en que pensar, como la inminente carrera del circuito de Shakir.

-Debería volver al taller y revisar el coche. Tal vez unas vueltas de entrenamiento más. Nunca son suficientes.-

Los demás seguían allí charlando y pasandolo bien. Pero él prefería concentrarse y mentalizarse.

Después del desastroso espectáculo en la Q1 Carlos se metió directamente en la sala de descanso de la escudería (no quedaba muy bien que se fuese al bar a ahogar sus penas) y allí se sentó con una tila a ver el resto de la clasificación. Al menos su compañero de equipo había logrado clasificarse para la siguiente. A ver si uno de los Ferraris podía estar en las primeras posiciones.

Pidió que no le molestaran y estuvo atento a las pantallas.

KIMI RÄIKKÖNEN HA DESBLOQUEADO:

3. Bajo Presión.

Supera la Q1 o la Q2 con única tirada (75 puntos y 250.000 euros para la Escudería).

FERNANDO ALONSO HA DESBLOQUEADO:

3. Bajo Presión.

Supera la Q1 o la Q2 con única tirada (75 puntos y 250.000 euros para la Escudería).

Allí estaban los periodistas esperando a los pilotos. Por supuesto todas las miradas estaban concentradas en Lando Norris pero también algunos querían saber las impresiones del resto.

-¡Yuki, Yuki! Ha sido un gran fin de semana ¿no? ¿Cómo te has sentido con el coche? ¿Crees que hay posibilidades de podio mañana?

-¡Fernando! ¿Fernando? Después de la enorme Q2 que hiciste ¿sientes que podrías haber hecho algo más o el Alpine no da más de sí?

-Carlos ¿Qué ha pasado hoy? Parecía que los Ferrari no terminaban de coger potencia...