Partida Rol por web

Baje las escaleras a paso tranquilo pensando en todo lo que había ocurrido ese día. El chico raro irrumpiendo en clase y amenazando con secuestrar a la nueva de la clase que, curiosamente también era mi vecina desde el día anterior, los compañeros controlados mentalmente atacándonos, la bola de fuego con la que había quemado media clase haciendo huir al chico, Yuri saltando por la ventana tras el y el inquisidor apareciendo y eliminándolo. La muchacha que acompañaba al inquisidor me resultaba inquietante, el recuerdo de su arma goteando y la impasibilidad de su cara me resultaba escalofriante.

Y eso solo había sido el comienzo del día. A la hora de la comida, buscando a Remiel me había encontrado con el rumoreado club de insectos. Que de por si no me hubiera impactado mucho de no ser porque tenia un retrato de mi madre, muerta hace ya mucho, pegado en la pared y dibujado por un alumno que no hubiera podido conocerla. Y no solo por un alumno, si no por EL alumno, el mismo que casi conseguía el segundo día de clases que mataran a Remiel.

Me lleve una mano a la cabeza. Por alguna razón sus amigos parecían querer ocultarme algo y aunque no hacían, la forma era tan evidente que me había hastiado. Quería volver a casa y enterrar la cabeza en la almohada… o en un libro. Probablemente en ambos a la vez. Olvidarme de todo lo ocurrido por hoy. Mañana ya investigaría, quizá mi madre hubiera venido a estudiar a este lugar, habría algún registro y simplemente hubieran dibujado su retrato de aquel tiempo de una foto de graduación o… algo. Alguna explicación habría. Y pensando en investigar, primer día acabado y no había conseguido averiguar nada sobre Sveinn, la persona con la que tendría un duelo al finalizar la semana.

Mis pensamientos se disiparon al escuchar una voz tras de mi. Al girarme no me encontré a otro que al compañero del mismo que me estaba creando tantos quebraderos de cabeza. En un principio no entiendo sus palabras pero finalmente comprendo que quiere que le acompañe. Ay dios… el día no acaba.- ¿Ocurre… algo?.- en m i tono puede entreverse algo de preocupación pero esta mas lleno de pesadez y cansancio que otra cosa.- Te sigo , aun tengo tiempo hasta que pase el siguiente bus.

Aun estaba preguntándome que seria lo que tenia que enseñarme o decirme cuando una vocecilla sonó asomando la cabeza de mi bolso.- ¡Seguro que te va a llevar a algún sitio poco concurrido para hacerte algo!... ¡O quizá se te va a confesar!

Al llegar al edificio estaba cansada después de aquel día tan ajetreado. No parecía que hubiera nadie, lo cual debería haber disparado mis señales de alarma, pero en aquellos momentos solo quería echarme un rato y darme una ducha.

Entré por la puerta, encendí la luz y dejé mis cosas en el suelo. Cerré la puerta con llave y me adentré en el piso. Había una brisa suave y agradable, proveniente de la ventana abierta, lo cual me provocó rápidamente un escalofrío que me recorrió rápidamente el espinazo. La mesa estaba llena de todo lo que debía estar en la nevera. Y entonces, Polnareff otro frikazo entró en escena. Parece que Floyd no era el único que había descubierto mi tapadera, pero aquel no era el momento para pensar en aquello, debía pensar en algo rápido.

- ¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH! - grité con una voz aguda con tono asustado, con tanta fuerza que casi me dolían las cuerdas vocales.

El grito serviría a dos propositos: primero de todo, alertar a todo el vecindario de que algo malo sucedía; y segundo, hacerle creer que estaba asustada. Adopté entonces una postura encogida, alargando mi actuación. Aquello era una puñalada sobre mi orgullo, pero le haría bajar la guardia ante mi primer golpe.

- Por favor, no me hagas nada, no me hagas nada, no me hagas nada... - empecé a murmurar fingiendo sollozos.

Esperé entonces unos segundos, y pareciera o no que hubiera colado, empecé a girar describiendo un arco con la pierna que aumentara el momento para maximizar el daño de mi patada.

- ¡DORA!

El nuevo Alumno Octavio se había apuntado al club de kendo y parecía tener bastantes ganas, pero no solo en el arte de la esgrima sino que parecía que también estaba interesado en como conseguir algo de poder, ya que me pidió casi desesperadamente que le enseñase cómo utilizar las técnicas de ki. Lo había pasado por alto, pero después del pequeño entrenamiento que hemos tenido y como veo que se desenvuelve en este, completamente distraído y rompiendo a llorar cuando le preguntamos qué es lo que le pasa

Recuerdo esa sensación... quere entrenar y volverme más fuerte por razones superiores a las mías... Es como cuando quería cargar con el peso de la esgrima Ishikawa para que mi hermano pudiese tener una vida "normal" sin las preocupaciones y duros entrenamientos que estos llevan, pero esto parece bastante más grave. Con mi habitual falta de tacto pero mi mayor amabilidad, despues de deshacer mi técnica para no gastar mas ki del necesario, me acerco nuevamente a él y le pongo un brazo encima a forma de consolación

- Octavio... A quién necesitas salvar?.- Pregunto con amabilidad y una voz realmente suave.- No cargues sobre tus hombros todos los problemas. Para qué estamos tus compañeros?.- Le sonrío esperando que mem ire y me conteste.- Prometí que te enseñaría, que te hace pensar que no te ayudaría con otros problemas?

Lyon sonríe un poco con los comentarios de Remiel, pero su expresión continúa de la misma manera. Te mira a los ojos —No te preocupes, no es nada de eso.
—Y seré breve también.

Te conduce a un salón desocupado no muy lejos del lugar en donde están ahora, caminando a paso acelerado. Abre la puerta, te permite pasar primero, y la cierra tras él.
Entonces te pide que te sientes en uno de los pupitres y acerca otra silla al mismo.
—En realidad esto debería estar preguntándotelo Cross, pero dada como está la situación, prefirió enviarme a mí en su lugar, piensa que no quieres hablar con él.
Saca del bolsillo interior de su blazer una fotografía. En esa foto hay un grupo de seis personas, todas ellas llevando ropas tradicionales de Lannet. Sonríen saludando a la cámara, parece una foto familiar tomada en alguna fiesta, más bien un festival, ves en el fondo tienditas y stands de feria. Reconoces claramente a dos de esas personas, llevando una yukata con diseño de rosas blancas y una manzana acaramelada en una mano, el otro brazo entrelazado con el de un muchacho que viste de ropa veraniega, camisa y bermudas. Son Natsuki e Iwao, y Lyon señala a la primera.
—La conoces? Elicia me dijo que es tu madre. Es eso realmente cierto?

Los bonitos ojos azules de Lyon ahora te miran fijamente, sin el gesto risueño de siempre. Se lo ve tenso.
—Por favor, no nos mientas. Es importante.

—S-sacré bleu! —Poitiers se había preparado para atacar, pero al oír el grito masivo retrocede, se inclina hacia atrás colocando las manos por encima de su cara, formando con las palmas extendidas un ángulo recto —Oye, no me lo hagas más difícil de lo que ya es, anda. Realmente no quiero hacerle daño a una muchacha tan bon-KEEEGH!
Apenas consigue esquivar la patada, se dobla tanto que casi toca el suelo con la espalda, mientras tu pie pasa sobre su pecho.
—Seráaas...! —Se coloca ahora en posición de combate, con una mano en la cintura y la otra delante suyo cerca del pecho —Eso fue algo muy bajo. Una trampa de este estilo tal vez no haya colado con alguien como Floyd, pero es diferente tratándose de mí. Debo tener cuidado.

Justo en ese momento, consigues ver por el rabillo del ojo un destello plateado debajo del sofá. Hay un arma allí en el suelo, que ahora se sacude como si estuviera a punto de moverse.

Octavio se queda mirándote. Aprieta los puños, pensando en cómo expresarse ahora.
—Es...
Ifi le dedica una sonrisa tierna en un intento de ayudarlo a animarse y que pueda compartir sus preocupaciones.

—No es quién, no se trata de una persona en realidad.
Se quita los lentes para limpiarlos en su ropa.
—Es la escuela de mi padre. —Larga finalmente. Su mirada ahora está cargada de decisión. —Una de las primeras, y pocas, escuelas de esgrima de Ilmora...
—Hace un mes, mi padre se marchó de este mundo a causa de una enfermedad, y mi hermana y yo somos sus únicos familiares, y por lo tanto, heredamos el local. El problema es... es que mi hermana tampoco goza de buena salud, y yo... pues bueno, ya ves, soy patético.
Sujeta la espada con más firmeza. —Necesito estar a la altura, para que nuestra escuela pueda florecer de nuevo.

De nuevo se pone en posición de combate.
—Ishikawa, esta vez me esforzaré todavía más. Ponte en guardia, por favor.

No era la situación que me esperaba, pero lo que Octavio ha contado concuerda con lo que he visto hasta ahora. Su estilo de esgrima más dedicada a espadas del estilo sable, su impaciencia por mejorar y sus ansias por aprender las técnicas de ki, aunque claramente no era consciente de tales habilidades al principio...- Mis condolencias. Y no eres en absoluto patético Octavio.- Me quedo ensimismado en mis pensamientos cuando Octavio se pone en posición de combate y torpemente ataca. Esta vez no me da tan siquiera tiempo a activar mi técnica y utilizar el estilo de mi abuelo, pero mis reflejos naturales son muy superiores a los suyos y me adelanto a sus movimiento, haciendo un deslizamiento a ras de suelo para impactarle con la espada en la parte posterior de las rodillas y que este caiga al suelo. No tengo intención ninguna de hacerle daño, sino solo derribarlo y que el combate termine cuanto antes.

Conozco muy bien la impotencia de enfrentarte a alguien superior en habilidades y no ser capaz de hacer nada, incluso cuando tus movimientos son mejores de lo normal, pero es algo necesario para el aprendizaje de un espadachín, por lo que espero que se vuelva a levantar, pero no me quedo en silencio en ningún momento.- Te ayudaré en lo que necesites.- Sonrío a Octavio. Mis palabras son sinceras, pero claramente ocultan algo más detrás de estas, aunque no esperaré para desvelar ese sentido oculto.- Ya sea encontrar la forma de curar a tu hermana, entrenarte o ambas cosas.- Vuelvo a ponerme en posición defensiva (defensa total esta vez).- Qué opción es la que prefieres? Estoy seguro que aquí hay gente capaz de curar a tu hermana, o que tu padre tendrá documentos con las técnicas de su escuela... podría ayudarte a comprenderlas y hacerlas tuyas. Pero como digo... Esa es tu decisión.

- Tsk.

Pese a que era el momento perfecto, teniendo su cara cubierta, fue capaz de esquivar mi patada de forma prodigiosa, lo cual resultaba preocupante. Sin embargo, sus palabras revelaban que era presa fácil de una cara bonita, como la mayoría de los hombres de Fuuten.

- Ya se que un hombre tan apuesto como tú no debe estar acostumbrado al rechazo, pero no puedo irme de aquí, he empezado a encariñarme con los lugareños.

Entonces adopté mi propia posición de combate, con las piernas en paralelo hasta las rodillas, momento en el cual se dividían en un ángulo de 90 grados. Encorvando la espalda, formando a la vez una C y una S con las piernas y cubrí parcialmente mi rostro con mi mano derecha abierta, dejándome aun así ver perféctamente todo lo que me rodeaba, mientras que mi brazo izquierdo seguía en paralelo el recorrido de mi tronco hasta que mi mano se inclinaba ligeramente hacia mi espalda. La pose daba la apariencia de tener un precario equilibrio, y en realidad ese era su objetivo. Cuanto más confiado esté un enemigo, más fácil es pillarlo por sorpresa.

- ¡DORA!

Y en ese momento, lancé una patada alta de baja puntería.

Permaneci callada  dejando hablar a Lyon e ignorando el comentario de Remiel, sabia que lo había hecho para molestar, no tenia razón el discutirle algo de ese tipo. Mire la foto y mis ojos se abrieron durante un momento. No porque me sorprendiera ver a mis padres en aquella imagen, si no porque Lyon tenia una fotografía que no figuraba en el álbum que tenia en casa.

Cuando Lyon termino de hablar solté un pequeño bufido. Me encontraba bastante molesta.- Lyon, con todo el respeto, lleváis todo el día intentando ocultarme algo y ahora vienes instándome a que te diga que lo que le comente a Elicia es cierto. Porque claro, seguro que tengo motivos para mentir al encontrarme un retrato de mi madre en un club de insectos. Seguro que soy yo la que tiene que dar explicaciones.- Mi tono parece enfadado pero soy capaz de detenerme antes de continuar la frase.

Mi mano se alza para posarse sobre mi rostro, esta vez no para ocultarme por vergüenza como solía hacer si no para calmarme y contenerme. Dedo índice y pulgar se detienen un momento en el tabique nasal mientras cierro los ojos con pesadez. Realmente aquello empezaba a darme dolor de cabeza.

Solté un suspiro mientras bajaba la mano mas calmada y la posaba encima de la imagen con el dedo índice estirado.- Mi madre y mi padre.- Dije mientras los señalaba primero a uno y después al otro. – Natsuki e Iwao Izekawa.- Suelto mientras intento calmarme.

-Lyon, ¿Vas a explicarme que demonios ocurre?.- Pregunte ahora seria. Quizá estaba siendo muy brusca, pero el día que había tenido no había sido precisamente tranquilo.

—Bien, dije que era suficiente, —Ifi emite su característica aura tenebrosa —cuando digo que es suficiente, significa que hay que dejar de pelear.

Y el combate se detiene, con Octavio siendo vencido nuevamente, dejando caer el arma, dobla las rodillas y apoya las manos en el suelo.

—Mi hermana está bien. Nuestro problema más grave es la escuela.
Suspira, se lo halla muy abatido por la situación. —Encima nuestro padre no solo no tenía dinero, sino que también estaba endeudado con de todo un poco, y ahora es nuestra tarea pagar eso. Es imposible para nosotros dada la situación en la que estamos, y es... no, no podemos estar pidiendo dinero ya a más gente, en lugar de solucionarlo lo estamos empeorando.

Se produce un silencio incómodo, que luego Ifi interrumpe.

—Por qué no nos enseñas esos documentos que dice Yuri? Podemos empezar por ahí.
—Y tú podrías acompañarlo, te hará bien conocer esa escuela que él dice, para ampliar tus horizontes, —te mira y camina hasta ti —pero no olvides que hoy comenzamos tu entrenamiento en casa, así que no llegues tarde, vale? Creo que sería lo mejor. Podemos dar como finalizadas las actividades de hoy.
No han estado ni cinco minutos. Ni siquiera han sudado.
Octavio va a lavarse la cara y se seca con una toalla.

Poitiers sonríe sin moverse de su lugar, y justo cuando tu patada está por impactar su rostro, se hace a un lado tranquilamente, riendo entre dientes. —Entonces parece que tienes buen gusto, es una pena que tenga que entregarte.
Ha esquivado con total facilidad tu patada. Es como si hubiera sabido por dónde iba a venir.
—En garde!—te grita, poniendo las manos detrás de su cabeza. El arma que viste debajo del sillón ahora sale disparada hacia ti y justo a tiempo consigues apartarla con una mano. Se trata de un estoque de plata brillante, pero lo más intrigante es que se mueve en medio del aire por sí solo, y cada una de sus puntadas es incluso más veloz que la anterior, dificultándote mucho tus paradas.
—Hmhmhm es inútil que te resistas, —con una mano delante de su cara, la otra regresa a su cintura, y sonríe altivamente —con mi matriz puedo percibir la energá eléctrica, y eso no solo se limita a electrodomésticos. Cada vez que mueves un músculo, hay un retraso de milésimas de segundo mientras tu cerebro envía el impulso eléctrico, el cual puedo advertir con claridad.
—Ahora que mi matriz se encuentra ya dentro de tu cuerpo, será inútil que intentes sorprenderme! No tienes una sola sinapsis de la que yo no sea consciente!

Pero no. En una situación como esta, te detienes a pensar. Debe haber alguna forma... Pero es complicado dar con un plan cuando tienes el estoque flotante constantemente hostigándote.
Y entonces lo ves, el cable que conecta la lámpara junto al sofá, una mella del tamaño de una partícula de polvo en el plástico que recubre el cobre para proteger de la electricidad que lo recorre. Si este tipo lo que hace es predecir tus movimientos basándose en los impulsos eléctricos de las neuronas, tal vez una leve descarga hará que engañe la percepción de su matriz.

Era fácil ver venir el estoque, sobretodo habiéndolo localizado antes. Golpeé la parte roma de la hoja en cada ocasión, desviando su trayectoria y evitando todo daño.

- Eso que comentas es interesante. Sin embargo, creo que prefiero que no seas capaz de predecir mis movimientos, sino este combate sería muy aburrido.

Con esas palabras, dí un salto hacia atrás para llegar al cable. La mella que tenía haría que mis uñas normales bastaran para terminar de pelarlo. Una leve descarga era todo lo que necesitaba para eliminar el patrón que había reconocido.

- Chisss - dije girando la cabeza mientras alargaba la s - peante.

Un pequeño salto hacia el frente, mano al suelo y todo mi cuerpo se elevó quedando mis pies arriba del todo, para finalizar la acrobacia con una patada descendente con el talón sobre él, aprovechando el impulso para volver a ponerme de pie. Extendí la pierna izquierda mientras doblaba la derecha para descender mi cuerpo, y con él mi centro de gravedad, para ganar mayor estabilidad, mientras mis manos se colocaban en guardia, listas para lo que fuera a venir.

- Veamos que tan bueno eres ahora.

—Entiendo...
Lyon sigue mirándote fijamente, cada vez sonríe menos y se vuelve más serio su semblante.
—Entonces Cross tenía razón, parece que tú también estarás involucrada a partir de ahora.

Levanta las cejas cuando oye lo de los insectos, como si lo hubiera sorprendido el comentario por un instante. —Qué insec... ah, cierto. El club, bueno, ni es de insectos, ni es un club. Es solo una fachada.
—No hacemos actividades extracurriculares, de hecho, nada que ver tiene con la mansión, solo estamos aquí porque es donde vivimos y ya. —Viendo la cara que pones, se apresura en continuar —Es... es largo de explicar, y yo mismo no sé exactamente cómo hacerlo.
Se rasca la cabeza, murmurando un "ya decía yo que era mejor que tú le hablaras..."
—Y Cross, bueno, no es realmente un alumno, lleva aquí ya varios años. El director le permite quedarse porque sería peligroso para él vivir en otro sitio. Su condición es... cuando menos, rara.
Hace una pausa. Debe estar pensando cómo explicar la situación.
—Es como amnesia, pero... no sé, es extraño, porque de tanto en tanto recuerda, pero no solo recuerda, sino que parece como si regresara en el tiempo. Esa persona que dices que es tu madre, a Elicia la confunde con ella a veces. Es como si delirara.
—Lo que más nos preocupa es que cuando sale de ese estado olvida todo lo que hizo durante, por eso nos ha pedido que armáramos un registro de las cosas que hace.

Otra pausa, a la que le sumamos un silencio incómodo.

—Reconoces alguna otra persona de la foto?
No, no reconoces. Incluso tus padres se ven más jóvenes ahí, te hubiera costado un poco de no ser porque Lyon te señaló.
Viendo que no sacará más datos, toma la foto y se la guarda de nuevo.

- Claro. Es una buena idea.- Comento sonriente a Octavio ante la idea (realmente mía) de que Octavio me enseñe los manuscritos del estilo de su escuela.- Si estás de acuerdo, por supuesto...- Me giro hacia Octavio para hablar con él.- Tienes mi palabra de no divulgar los secretos de tu familia. Entiendo la importancia de documentos tan importantes

Y por supuesto que no faltaré a nuestro primer día de entrenamiento. No esperaba que fuese orquestado por mi padre, pero estoy ansioso de empezar y conocer el estilo del "compañero" de mi padre

-Son... demasiadas cosas para asimilar.- Digo en voz tenue mirando como guarda la foto. En cierta manera mi cerebro intentaba procesar todo lo que acababa de recibir como información. Aunque todo ello tenia que ser salvado mientras una pequeña barrera de repulsión se quejaba por la forma en que todo había ocurrido. ¿Porque ocultarme durante todo el día eso? ¿Porque no me lo había comentado Elicia en primer lugar? ¿Tenia que ser exactamente Cross?

Cerré los ojos un momento intentando calmar mi mente para finalmente centrarme y preguntar.- Y tu, ¿Que papel juegas? Si lo he entendido bien, estarás en un caso parecido al de Eli...- Levanto una mano mientras detengo la frase.- Mejor no me lo digas. Hablamos mañana, que me den esquivas durante todo el día para que justo al final del día me confiesen que la misma persona que casi mata a Remiel tiene visiones de mi madre muerta es demasiado.- Finalizo mientras arrastro ligeramente la silla hacia detrás.- Espero que esto no sea una broma de mal gusto.

Poitiers recibe el talonazo en la cabeza, y queda su sien sangrando.
—Pero qué has hecho? Qué ha pasado? —Notas que intenta hacer un esfuerzo por leer tus impulsos, pero la información que le llega es errónea, pues esquiva equivocadamente a tus arremetidas.

—No entiendo qué sucede, pero de todas formas, te estás enfrentando a uno de los mejores esgrimistas de su generación, no deberías bajar la guardia, madmoiselle.
El estoque brillante flota delante suyo, apuntando hacia ti. Es como si una mano invisible lo sostuviera con firmeza. Detrás, él lleva su mano al costado de su cara, con la palma recta en posición paralela a su mejilla, y la otra delante de su pecho, flexionando el codo. Piernas juntas y rectas.

De pronto lanza una estocada, pero reaccionas mucho antes que él, y al no ser capaz de predecir tus movimientos, lo evades sin ningún problema, para su asombro, dándote la oportunidad de asestarle otro golpe.
—Qué?! —Poitiers observa como con gracia felina esquivas los movimientos de su arma. Brazo izquierdo hacia atrás, brazo derecho hacia adelante, señalándote, sus piernas también en esa posición se flexionan levemente e inclina el torso hacia un costado girando el cuello para quedar mirando hacia ti. —Escucha, esto no es personal, de verdad no quiero hacerte daño. Tan solo entrégate, vamos, o me verás obligado a ponerme serio y podrías salir herida. —Exclama ya medio molesto.

Sigue blandiendo el arma y lanzándote puntadas sin detenerse ni por un segundo, su arma moviéndose a toda velocidad en medio del aire. Sea como sea que la esté manteniendo así, está teniendo un perfecto control sobre ella con su matriz.

—No saben cuánto les agradezco.
Luego de asearse salen de camino hasta el pórtico de la entrada a la mansión. Ifi estaba esperándolos para echar llave a la puerta del dojo, y luego se va sin decir mucho.
—El bus llegaría en unos diez minutos —comenta Octavio mirando el reloj en su teléfono —no es demasiado tiempo.
Entonces llegan al alero donde están las bicicletas. La motocicleta de aspecto violento que pertenece a Momohime ya no está allí, ni tampoco la de Keira, que es bastante parecida, y la había estacionado junto a la tuya.

—Mi casa es en las afueras de Hausser, el bus para ahí cerca.
Octavio hace una pausa y deja de caminar, se queda mirando el piso, distraído. Entonces suspira y te sigue, haciendo un gesto de poca importancia con la cabeza.

—Perdona por ocultártelo durante el día, pero todavía no estábamos seguros yyy bueno, Eli es mala escondiendo cosas, y peor si está nerviosa. Ese dato de que Natsuki es tu madre la descolocó. Y nos descolocó a todos, en realidad, el que más confundido está es Cross.
—Sin embargo no le tomó mucho tiempo decidir que sería mejor contarte las cosas. Eli no miente, y no tendría razones para hacerlo respecto a lo que le dijiste al mediodía.

Ahora respira hondo, y te mira con las cejas levantadas. —De verdad opinas eso? A mí me parece un asunto demasiado serio como para estar bromeando.

Entonces se levanta de la silla y va despacio hasta la puerta, dándote tiempo a ti de si quieres levantarte también e irte, o si quieres preguntarle algo más.
—Y créeme, que si esto te parece demasiado para asimilar... —niega con la cabeza —no, esto es algo que debería decírtelo él mismo, a mí no me corresponde.
Lyon abandona el salón.

Me quedo durante un momento mirando a Lyon. Parecía que no me había comprendido.- No, pienso que es un asunto tan serio, que realmente me gustaría que fuera una broma.- Respondo explicando mi frase anterior mientras suelto un suspiro y arrastro ligeramente la silla antes de levantarme.

No comente nada mas, tal y como había dicho era demasiado para asimilarlo. Mañana lo hablaría con ellos con la mente mas descansada. Deje que marchara del salón con sus ultimas palabras aun haciéndose eco en mi mente. Recogí mi cartera que había colgado en uno de los extremos de la mesa y me dirigí hacia el exterior.

De todas formas, seguía sin comprender algunas cosas.  ¿Por que al verme en el club habían salido corriendo? Y porque no me lo había contado directamente Cross, vale que me caía mal desde que casi había matado a Remiel e intentaba ignorarlo siempre que fuera posible, pero si alguien me habla suelo responder.

Sacudí la cabeza intentando dejar de pensar en ello. Solo quería llegar a casa, darme un baño con agua caliente, relajarme, leer un poco y descansar la cabeza. Mañana seria otro dia. Saque el móvil para mirar la hora, no sabia cuanto tiempo me había tomado y no me gustaría haber perdido el bus