Partida Rol por web

Oliver llegó a clase tarareando, de buen humor. A la hora del desayuno se le habia visto charlando animadamente en la mesa de Gryffindor, y parecia venir bastante contento.

Quizás por eso, le costo menos trabajo que otras veces prestar atencion al profesor, y escuchar  todas aquellas explicaciones sobre el conjuro.

Tomo entonces un par de anotaciones y dibujo aquel movimiento de varita en su cuaderno, con bastante actividad y, acto seguido, se apunto a si mismo con la varita, dispuesto a probar suerte- Mejoratem Flexxiush - dijo entonces, cuidando muy bien la pronunciacion. No queria perder más conjuros, a se posible.

Y, en aquella ocasion, y para asombro de Oliver, aquel conjuro le salio, sin problema alguno, haciendo que el chico se mostrara de repente increiblemente flexible- ¡Genial!- exclamo, contento, preparandose entonces para esquivar aquellos cuchillos magicos.

Logro esquivar el primero sin problemas, al igual que el segundo, que tampoco le costó demasiado evitar. Sin embargo, a partir del tercero la cosa se complicó visiblemente y fue de mal en peor y Oli acabó trastabilleando y quedando sentado en el suelo, entre carcajadas- Madre mia, que estres, profesor Knowler... - rio, divertido- ¿Y esos cuchillos tan molones cuando nos los va a enseñar, profesor? Son divertidisimos... resolvio, reprimiendo una risilla.

Habia sido divertido, para que negarlo.

Temerosa como ella sola, Daphne entró en el aula de duelo del brazo de Sara. Estaba contándole a su amiga lo que temía esa clase, que no estaba preparada para sumar otro fracaso en su lista de hechizos. Quería que ese día fuera todo bien y no aparecer deprimida en la fiesta de por la noche.

Saludó a Oliver en cuanto lo vio:- ¡Oli, buenas! No te he visto en el desayuno –Y era impensable que ese niño se lo saltara-. ¿Dónde te has metido? –No tuvo más tiempo de hablar con él, ya que justo entonces escuchó un estruendo. Giró la cabeza y vio a uno de los Knower haciendo una especie de piruetas para esquivar unos cuchillos. Daphne se asustó un poco y apretó la mano de Sara del sobresalto. ¿Su integridad física iba a depender de sus habilidades de duelo? Estaba frita...

Por suerte para ella, el profesor tenía una buenísima noticia: Ese día no practicarían un hechizo de duelo, sino de transformaciones. Dio las gracias a todos aquellos que se habían quejado por la pérdida de clases y que habían conseguido este cambio en la programación.

En realidad, no es que ella fuera buenísima en Transformaciones, pero desde luego se le daba mucho mejor que la otra. Así que, alegremente e imitando los movimientos del profesor, pronunció las palabras y fue pasando la varita por todo su cuerpo-. ¡Mejoratem Flexxiush!

No estaba segura de si lo había conseguido. ¿Se sentía diferente? Un poco sí, pero no sabía si era por el conjuro o por los ánimos que había cogido al principio de la clase y que le hacían sentirse más ágil. Ahora podría comprobarlo, pasando por los cuchillos. Dio un paso al centro de la sala y, en cuanto vio el primero, pegó un salto hacia un lado. Escuchó el silbido del segundo y también lo esquivó. Pero ya el tercero le pilló de espaldas y no le dio tiempo a apartarse. En el cuarto y el quinto estaba tan nerviosa que, aunque los vio, casi no pudo ni moverse. Respiró y cuando salieron los cinco seguidos casi lo consiguió, pero finalmente acabó siendo atravesada por esas armas inofensivas.

Acabó bastante cansada y se retiró jadeando, pero contenta-. A la tercera nos han abatido, Oli –Le dijo con una sonrisa a su amigo, mientras dejaba paso al siguiente alumno.

Tras su salida del comedor siguiendo a Sara y Daphne, Mircea fue reduciendo el paso hasta quedarse solo. Algo pasaba en aquella escuela o puede que solo con Oliver. Llevaba un mes desaparecido, o en compañía de Cassius como su mejor amigo, puede que incluso como el juguete favorito del viperinilor, e incluso de tercera rueda cuando Cassius y Gwen estaban juntos. Además, se había sumado a que durante toda la última semana no se había despegado de la mesa de Gryffindor, como si la alegría que había allí fuera más atrayente que la angustia existencial que solía flotar sobre la mesa Hufflepuff, ¿quién podía culparle?

Finalmente llegó a clase, sopesando si había hecho bien en ofrecerse a ser el acompañante de Daphne al baile, cuando sabía que debía asistir a dos recuperaciones ese día.

Entró y guardó silencio, esperando con los brazos cruzados a ver que nuevo espectáculo les tenían preparado. Lo cierto era que los profesores de Hogwarts tenían una cosa en común y era su ridículo sentido de la teatralidad.

Buenos días, Oliver, saludó a su compañero, cuando la función hubo acabado. Se fijó en quienes había en clase y no pudo evitar recordar todos los que faltaban: Seth y Filipp, el primero tardó en marcharse y realmente era una calamidad, el segundo apenas duró. Arcturus,  Bartolomew, Arthur, Edward, James y Amon, de Slytherin, no era una locura pensar que Sam podía haber tenido que ver en que uno a uno se hubieran ido marchando; una única viuda negra para tantos caídos. Y por último Ardeen, la única que Mircea realmente lamentaba que su hubiera marchado. ¿Quién sería el siguiente?, era lo que se preguntaba al mirar a los allí reunidos.

Saludó a Cassius con una ligerísima, casi imperceptible inclinación de cabeza y finalmente cuando el profesor empezó a explicar, Mircea atendió.

Practicó los movimientos y el conjuro un sinfín de ocasiones. La doble X del conjuro no conseguía sacarla como debía y era en ocasiones como aquella que lamentaba no ser capaz de eliminar su acento rumano del todo. Cuando finalmente se vio capaz, antes de lanzar el conjuro contra su cuerpo, decidió hacer unos estiramientos. Quería ver cuanto mejoraba realmente aquel conjuro sus reflejos. Una pena que solo afectase las flexibilidad y no los movimientos acrobáticos. Finalmente: Mejoratem Flexxiush

Volvió a repetir los estiramientos y comprobó que el conjuro realmente parecía funcionar.

Tras Oliver y Daphne, a los que felicitó por haber esquivado los dos primeros cuchillos, Mircea se adelantó para ser puesto a prueba. No le gustaba nada ese estilo de actividades en el que el alumno parecía tener que demostrar su habilidad y normalmente su incapacidad, frente a todos los demás.

El primero fue demasiado sencillo, demasiado, tanto que el segundo le impactó sin que se diera cuenta. Volvió a prestar atención con el tercero, que esquivó con algo menos de facilidad y a partir de ahí lo demás fue un despropósito: cuarto, quinto y ráfaga de cuchillos.

Se alejó del lugar de pruebas convencido que no tenía ningún sentido aprender conjuros que no le sirviesen, como acababa de comprobar con el Mejoratem Flexxiush.

- Buenos días. - Saludó en general en cuanto entró en clase. Cassius llegó algo tarde. Había pasado la mañana desayunando con los Ravenclaw -Más bien con Gwen- y disfrutado de una interesante charla con los de primero de Ravenclaw. Y si había sido interesante para Cassius, quería decir que había podido hundir sus afiladas garras en alguno de ellos. Así que teniendo en cuenta estoy que ahora tocaba duelo, el día estaba planteandose inmejorable para la serpiente con clase.

Y la cosa aún podía mejorar. Cuando estuvieron dentro, pudo ver como un cuchillo salió volando de un lado de la pared intentando golpear al profesor. Ah... esto ya me parece mucho más interesante. Que pena que tengamos clase con los Huffies. De practicar lanzamiento de cuchillos habría preferido como diana a alguno de su lista negra... como Perry, Noah o Joey. Pero la alegría duró poco, exactamente hasta que el profesor dijo el nombre de la profesora de Transformaciones.

Habían sustituido una clase que se le daba bien, por la que peor se le daba. Aquello no solo era injusto, si no que además le parecía tan bien y perfecto. sobretodo después de ver en que consistía el conjuro. Menuda tontería. Pensó, lanzando un largo suspiro por la nariz, hastiado. - A mi no me parece bien. -Acabó por decir. No entendía por que una asignatura como Transformaciones tenía más peso o validez que la de Duelo. En sentído estricto, perderían una clase igualmente de alguna asignatura. Y aun así, su queja no llegó a ninguna parte. Tampoco nadie pareció apoyarle, cosa que comenzaba a ver como algo normal. 

El profesor comenzó a explicar la lección. Y Cassius se entretuvo pensando en que Knower era profesor de Duelo, no de Transformaciones. ¿Por que no estaba allí la profesora de Transformaciones, si era ella quien daba aquella clase? Estará escupiendo bolas de pelo... Pensó, y siguió atendiendo a las explicaciones del profesor. Pero él estaba demasiado ofuscado con el tema de la clase como para que le saliera bien, y eso, mezclado a que aquella era la peor de sus asignaturas, la cosa terminó como debía terminar: fallando el conjuro. Estoy harto de esta asignatura de mierda. Con Green esto no pasaría. 

Entonces llegó el turno de que le lanzaran cosas. No, no le hacía gracia alguna que le lanzaran cosas. Vio entonces el primer cuchillo volar hacia él, y escoró perezosamente hacia la izquierda, dejando pasar el cuchillo de largo. Para el segundo tuvo que dar un rápido paso lateral. No, a él lo de hacer el tonto para esquivar cuchillos no le había hecho gracia alguna, así que para los siguientes, se dio la vuelta, quedandose quieto para recibir los cuchillos a la espalda sin variar el gesto de su cara. Cuando acabó, se marchó sin decir nada, enfadado.

A ellos les salió el conjuro y solo han esquivado dos cuchillos. A mi no me salió, y también esquivé dos cuchillos. Menudo conjuro... Pensó, decepcionado.

Sara llegó, todavía con alguna risita hacia Daphne, a clase. Le divertía la situación y, aunque su amiga le comentaba cosas sobre la clase de Duelo, Sara aprovechaba cualquier excusa para meter el nombre de Mircea en la conversación. Le hubiese gustado prevenirla contra ciertas cosas, como lo que le pasó a ella con Cassius, pero no hubo tiempo. El profesor pidió silencio y los cuchillos salieron volando.

¡Aaaah! gritó la muchacha con el primero, tapándose los ojos con su brazo libre. Cuando se atrevió a mirar por debajo de él, vio cómo el profesor escapaba con gran facilidad de todos ellos. Sara aplaudió con fuerza.

La clase de duelo fue sustituida por una de transformaciones. No sabía si le gustaba el cambio, pero al menos Daphne estaría contenta. Se separaron cuando era el momento de practicar. Sara pronunciaba sin voz el conjuro e intentaba imitar los movimientos de varita.

¡Ya está! A ver... ¡¡Mejoratem Flexxi... achus!! terminó estornudando. El conjuro no había salido, estaba claro. La niña, con la cabeza baja, se apartó para que otro se pusiera en su lugar a esquivar los cuchillos.

Sam entró a clase en silencio. Se había retrasado más de lo que había querido, pero no había tenido otra opción. Se acarició los dos ojos con las yemas de sus dedos y reprimió un bostezo. Al menos esperaba que fuera entretenido, una clase de duelo siempre lo era.

Su gesto no mutó cuando vio al profesor esquivar los cuchillos. Sopesó las opciones de esa clase. Dudaba mucho que el conjuro que aprendieran fuera de generar esas armas, así que sólo le ocurría la gran capacidad de esquivar los ataques. Pero eso de duelo... Poco.

Y el profesor le aclaró el por qué. Sam evitó una mueca de disgusto. En fin... Mejor esto que nada pensó, sacando su varita e imitando al profesor.

La desgana por aprender el conjuro se mostró en el resultado. Ella misma notó cómo había llegado justo y eso no la gustó. Habrá que esforzarse pensó, algo disgustada.

Aún así, había conseguido aumentar su destreza. Y así lo demostró esquivando los cuchillos.

El primero fue sencillo. Un solo movimiento de cadera la bastó para que no la golpeara. El segundo pasó casi igual, sólo tuvo que agacharse. El tercero estuvo muy cerca. Sam tuvo que dar un salto hacia atrás para evitarlo, pero antes de que cayera llegó el cuarto. Y el quinto apareció antes de que la muchacha se recompusiera. Y apenas hizo esfuerzo alguno para esquivar todos a la vez. Era imposible esquivarlos todos.

A medida que os ibais poniendo a practicar los conjuros, el profesor fue moviendo la varita para lanzaros los cuchillos. Y cuando iba viendo vuestros resultados los iba anotando en la pizarra:

- Lo más probable es que lo haga Bastet. Dijo Knower refiriéndose a Oliver. Pero este año aún no. Dijo sonriéndole y ayudándole a levantarse.

Después comprobó que el conjuro no es que potenciase muchos la flexibilidad de los tejones, pues apenas parecía que hubiera servido para algo. Aquellos chicos debían hacer más deporte y esforzarse un poco más, porque algún día necesitarían seriamente tener mejor reflejos y para entonces ya sería tarde. ¡Y ni siquiera Sara había sido capaz de intentarlo! A pesar de no haber sacado el conjuro, podría haber sido tan valiente como Cassius, pero aun así no lo hizo. Negando con la cabeza ante sus propios pensamientos, pero sin comentarlos, decidió concluir con aquella clase:

Bueno, parece que aún tenéis que mejorar mucho esa flexibilidad. Dijo mirando la tabla que había formado. Está claro que superar el tercer cuchillo ya es un trabajo demasiado complicado para algunos de vosotros. No os preocupéis, con el tiempo mejoraréis bastante. ¡Ya lo veréis! Dijo sonriendo.

¡En cualquier caso, mi más sincera enhorabuena a Mircea, porque ha realizado con éxito el conjuro y ha hecho muy buen trabajo esquivándo!

Daphne, Oliver y Sam tampoco han hecho un mal trabajo. Pero Sara y Cassius tendrán que venir a mi despacho para recuperar el conjuro. ¡Algo habéis hecho mal que no os ha salido bien! Después buscó a Morpho, era extraño que aquel chico no se hubiese presentado, pero tal y como se le daba la asignatura, era bastante normal que no lo hiciese. Por favor, enseñad el conjuro a Morpho. ¡Se ha debido de quedar dormido! Dijo mirando a Cassius.

Y por último, el profesor se despidió de todos. ¡Buenas tardes! ¡Nos vemos esta noche en el baile! ¡Espero que deis mucho miedo!

Daphne se llevó las manos a la boca cuando vio cómo Sara fallaba su hechizo por un estornudo poco oportuno. Cuando se apartó para dejar a los demás, fue a darle un abrazo de consolación-. ¡Qué mala suerte, Sarita! Te ha venido en el peor momento... Cuando quieras, te ayudo con el conjuro, ya verás qué rápido lo sacas –Ahora su amiga tenía recuperación de Encantamientos, así que prefirió dejarla descansada y no agobiarla con más prácticas-. Por cierto, hoy comemos y vamos rápido a la habitación. Que, como tengo lío por la tarde, tengo que dejarlo todo preparado para la noche. Y así hablamos tranquilamente. –Durante el camino hasta el aula, Daphne había intentado evitar el tema del baile, ya que notó al principio que Mircea las seguía de cerca.

Y, hablando de Mircea...-. Mir, qué gran trabajo, enhorabuena. ¡Y has conseguido superar el tercer cuchillo! En ese hemos caído Oliver y yo –dijo señalando al otro tejón-. Por cierto, ¿tenéis todos recuperación ahora? –Si mal no recordaba, ella había sido la única Hufflepuff en sacar el Morfetium a la primera, así que supuso que sus tres amigos estarían ocupados esa hora.

¿Qué haría ella? Después de otro domingo más hasta arriba de hechizos que recuperar, se le hacía extraño que ahora fuera la única que no tuviera nada que hacer. Podría ir a la biblioteca y avanzar con alguna redacción, que las había dejado todas apartadas. O, quizás... Quizás era hora de escribirle a su abuela. Desde ese vociferador que le había enviado la señora, Daphne no se había atrevido a responderle. Sobre todo porque su situación académica no había sido del todo favorable.

- Creo que yo pasaré por la lechucería. Así veo un poco a Nimu. O, no sé... –Su mente siguió divagando sobre todo lo que podía hacer hasta la hora de comer. Era de las pocas veces que había acabado feliz una clase de duelo. Claro que no había sido de duelo como tal, pero para ella seguía siendo un logro.

No estaba del todo contento con sus resultados, así que Mircea no llegó a alegrarse por los puntos recibidos. ¿Qué más daba que el conjuro le hubiera salido mejor si igualmente podría haber esquivado hasta el tercer cuchillo sin haberlo usado?

Buenas tardes, despidió el chico al profesor al marcharse. Cada vez él y su hermano le caían peor, desde la incapacidad de los gemelos de ver como poder usar los conjuros de duelo en cosas que no tuvieran que ver con el combate, hasta su inutilidad en el incidente de la semana pasada, habían pasado muchas cosas y ninguna colocaba a los hermanos Knower en buen lugar.

Sí, pero habéis superado el segundo, contestó a Daphne. Bien hecho, movió la cabeza para felicitar a la chica y a Oliver. Me alegro verte tan animada, sonrió levemente a la chica, sabiendo de su incapacidad y odio por duelo. Aún tendría que poner en funcionamiento sus ideas para la varita de su amiga.

De encantamientos, sí. El Morfetium era el único conjuro con el que había tenido problemas durante el curso y aunque lo había dominado, solo conseguía sacarlo la mitad de las veces.

Cuando escucho que Daphne se iría a la lechucería, estuvo a punto de aconsejarle que se quedara en duelo a practicar con sus conjuros. Se mordió la lengua antes de decirlo. Él no podría quedarse a ayudarla y no quería que la chica se frustrase practicando ella sola. En lugar de eso dijo: dile a Ferenc que le usaré pronto. ¿Dile a Ferenc? Vaya una tontería. Para eso mejor cállate...

No sabía si ir directamente a recuperación o pasarse primero por la sala común. Si tenía que encontrarse con las gemelas, mejor en el sitio que él eligiera y con sus condiciones.

¿Vosotros vais directos al despacho de la profesora Green?, preguntó a Oliver y Sara

Oliver sonrio, satisfecho, al ver que, en un rato, habia conseguido ganar algunos puntos mas. En solo unos dias habia conseguido remontar 40 puntos, algo que no estaba mal, teniendo en cuenta el mal inicio de curso que habia tenido.

Alzo una mano para saludar a Daphne y Mircea, cuando se acercaron a el- Hola chicos. Buen trabajo, lo habeis bordado, sobre todo tu, Mir... - dijo, sonriendoles, con su habitual amabilidad.

-Es que fui a desayunar con los Gryffindor.... El otro dia le pedi a una de las chicas de primero que no tenia pareja que fuera al baile conmigo... y tenia que quedar para hacer el disfraz, y para quedar para la fiesta... Si ahora he quedado en ir a recogerla para prepararlo todo despues de la recuperacion... - explico a Daphne, cuando aludio al hecho de que no hubiera desayunado con ellos.

-Por cierto chicos... me gustaria hablar con vosotros luego, en algun momento... - dejo caer, algo mas serio, mientras señalaba en direccion a la puerta- ¿Vosotros tambien vais a ver a la Green? Yo voy a por Gabi y nos vemos alli en el despacho, si quereis... ¿Vale?

- Estoy animadísima –le dijo a Mircea arrugando la nariz al sonreír-. Es el primer conjuro que me sale decentemente en un tiempo. Así que hoy no hay motivos para deprimirme.

Daphne se quedó con los ojos como platos cuando Oliver le contó qué había estado haciendo-. Pero... ¿De primero de Gryffindor? ¿Y conoces de algo a esa chica? –De los pequeños, la niña conocía a los Hufflepuff y al resto solo de vista. Y no sabía que su compañero frecuentara con los leones. No le habría extrañado verlo con alguien de Slytherin, siempre iba con Cassius y podía haber conocido a alguien de esa casa, pero ¿con una Gryffindor? Ya tenía un cotilleo más que comentar con Sara, a quien miró de reojo tras recibir la noticia.

De todas formas, le alegró ver que Oliver no se lo había pedido como último recurso solo para aparecer acompañado, sino que parecía se lo tomaba en serio: Había quedado con esa niña para hablar de los disfraces y se interesaba por conocerla un poco más antes del baile. Frunció levemente el ceño cuando les dijo a todos seriamente que tenía que hablar con ellos-. Claro, Oli, cuando quieras. ¿Con todos a la vez? Quizás en la hora de comer podamos.

Luego giró su atención a Mircea. Le pareció un poco extraña esa petición, pero aun así le sonrió amablemente-. Le avisaré a Ferenc, no te preocupes. Seguro que tiene ganas de verte –Dejó que sus compañeros siguieran hablando de Encantamientos y ella recogió sus cosas. Como iban a ir los tres juntos al despacho de Green y ella iba a tomar otro camino, no tenía sentido esperarlos, así que se despidió de ellos-. Nos vemos a la hora de comer. ¡Mucha, mucha suerte a los tres!

Antes de salir por la puerta, miró brevemente a los dos Slytherin y echó en falta a Amon. Hacía solo una semana que se había marchado y se le hacía raro no verlo con sus compañeros. Les hizo un gesto con la mano a modo de saludo antes de salir.

Oliver se rasco la nuca, ante la pregunta de Daphne, encogiendose de hombros- Pues ehhh... No... bueno, si... Quiero decir... La conoci el otro dia, en la fiesta de los Slytherin de primero, en el lago... Y me parecio maja... Y ella no tenia pareja, yo tampoco... asi que dije, venga Oli, invitala... Y eso hice. - alzo ambas cejas, sonriendo ampliamente. -Asi que me voy por ella, que queria pasar por el despacho del Director ante de ir a la recuperacion.

Nos vemos en el despacho de la Green... ¡Hasta ahora! -dijo el chico, alzando una mano. Y, acto seguido, echo a correr en direccion a la clase en la que estaba Gabi.

Que interesante. Lo que puede aprender uno observando a otros. Quedó callado, observando a los Huffies revolotear como animalitos del campo entre ellos, auto celebrando sus victorias mientras ignoraban a los demás. Como si no estuviera allí nadie más que ellos. Se alegró al menos de ver cómo eran las cosas una vez las cartas se ponían boca arriba.

Le había hecho gracia que Daphne se olvidara tan rápido de la marcha de Amon. Y que pareciera tan contenta. Aprovechada. Siempre buscando estar cerca de alguien mejor que tu. Negó con la cabeza, mientras recogía sus cosas, y veía a los tejones marcharse de allí sin despedirlo ni a él, ni a Sam. Comprendía que a la loca de su casa no la saludaran, él lo veía algo hasta normal, pero que no le dijeran nada a él, le pareció algo curioso. Siempre había creído tener buena relación con ellos, y resultaba ser que no era así.

- Felicidades, Mircea. - Al menos, alguien allí tendría el mínimo de educación presupuesto entre las sociedades civilizadas.

Da gusto ver como es la gente realmente. Después los cabrones somos los de Slytherin. Y mientras marchaba, Cassius comprendió una valiosa lección: Todo el mundo mentía, lo único en lo que se diferenciaba era en el qué.

Mircea no pudo evitar sonreír ante la alegría de su amiga. Le encantaba la forma que tenía de arrugar la nariz y que sus pecas se juntasen.

No ha sido nada, Oliver, y lo cierto es que así era. Apenas había habido diferencias entre los dos conjuros, dado que los resultados habían sido los mismos: solo dos cuchillos esquivados, no importaba el orden. A ti también se te ha dado bien.

¿Una chica de primero de Gryffindor? ¿Oliver le había pedido ir al baile a una chica de primero después de haber hablado con ella solo cinco minutos? La verdad que su amigo siempre acababa sorprendiéndole. Podrías haber invitado a Daphne, estuvo a punto de decir, pero sabía que aquello no era justo y además no sería muy caballeroso.

Eh, claro, contestó cuando dijo que quería hablar con ellos, aunque no sabía la razón. ¿Tendría que ver con su continuo alejamiento de Hufflepuff? Entre Slytherin (Cassius), Gryffindor (Gabriela) y Ravenclaw (la novia de Cassius), parecía que Oliver prefería la compañía de otras casas. Hasta ahora, se despidió de él.

Gracias, Cassius, contestó al chico. Cuando quieras nos vemos en el lago, le dijo. Sabía que si le ofrecía su ayuda, la rechazaría, seguramente por estar delante de Sam. Pero igualmente fue en el lago donde Cassius le ayudó con el Morfetium, y qué mínimo que devolverle el favor con el Mejoratem Flexxiush. Sabía que transformaciones era la asignatura que peor se le debía dar, al igual que le pasaba a él con encantamientos. La necesidad hacía extraños compañeros de cama y si Mircea debía tragarse el orgullo y aguantar la compañía del viperinilor para el bien de ambos, lo haría. Adiós, le despidió.

Sonrió levemente a Daphne a la vez que asentía con la cabeza en señal de gratitud y despedida. Tras lo cual él también se marchó.

Los ojos tristes de Sara cambiaron a la velocidad de la luz cuando escuchó las palabras de Oliver sobre su acompañante. Ella y Daphne compartieron una sonrisa y una mirada fugaz. La boca de Sara se iba abriendo cada vez más para acosar a preguntas a su compañero de casa. Pero, por ser educada, dejó que todos hablaran sin interrumpirles, y cuando le llegó el momento, Oliver se marchaba. Entrecerró los ojos y puso morros de enfado viendo como el muchacho se largaba Ya te pillaré, ya... pensó divertida.

Aunque la alegría se le volvió a ir cuando recordó que ella también tenía que ir a la recuperación. Tragó saliva mientras en su cara iba desapareciendo el color.
Yo también voy... dijo en bajito, recogiendo las cosas y marchándose de allí

Sam esperaba mejores resultados, pero no se quejó. Sabía el poco esfuerzo que había hecho en esa clase. Aún así, había esquivado más cuchillos que nadie.
Se acercó hasta la pared, donde había dejado la mochila. Mientras recogía, no pudo evitar escuchar la conversación. Puso los ojos en blanco, aburrida.
Cuántas tonterías pensó, mientras se levantaba.
Sin decir nada a nadie, se marchó de la clase

¡Muy buenas tardes! Dijo el profesor Knower un día más. ¡La semana ya está llegando a su fin, y con ella vuestra última clase de duelo! Hoy he pensado que nos vamos a dejar de enfrentarnos unos con otros, para enfrentaros contra esa cosa. Dejó un tiempo para que los alumnos se mirasen unos a otros por la sorpresa de aquel acontecimiento.

Hoy lo que vamos a hacer va a ser algo diferente. Ante vosotros se hallaba un maniquí gigantesco, era mucho más grande de los habituales. Normalmente eran del tamaño de un niño de vuestra edad, pero hoy, aquel pelele duplicaba el tamaño al profesor. Entre todos vais a tener que destruir a este grandullón. Dijo mientras estiraba su brazo y le daba unos golpecitos en el hombro.

El conjuro consiste en dañar alguna de las partes, es un conjuro importante para duelo porque os puede ayudar a romper objetos que lleve vuestro adversario. A veces, un rival no tiene por qué atacaros con su varita, o incluso en el mundo muggle os podrían atacar con lo que ellos llaman armas blancas. Pues bien, este conjuro no solo valdrá para hacer que suelten esos objetos, sino que también, si lo deseáis, los romperá. La verdad que es un hechizo ligado a vuestras intenciones, puesto que lo que suceda dependerá un poco de vosotros. Si queréis que el objeto salte por los aires, así ocurrirá, y si queréis que se desquebraje y se rompa, pues también.

En este caso, lo que quiero es que os unais todos y apuntéis al maniquí. Juntos tendréis que practicar y lanzar el conjuro contra él. Si lo lograis, éste quedará hecho trizas y os daré puntos extra por ello.

Fijaos bien. Dijo mientras ponía una posición de esgrima, dejando la mano izquierda hacia atrás, y la de delante apuntando a la figura. ¡Reducto maniquí! Gritó emocionado. Y uno de los brazos cayó al suelo casi carbonizado. ¿Veis, así se hace? Ahora os toca encargaros, entre todos, del resto del maniquí. Apuntad bien y... ¡destruidlo!

Presto atención a la explicación del profesor Marx Knower.

- No está mal. - pienso. Interesante. Veamos que tal se nos da.

Una vez ha terminado de hablar el profesor doy un paso adelante y tras realizar el movimiento correctamente lanzo el conjuro.

- ¡¡¡Reducto maniquí!!! - digo apuntando al susodicho impactándolo de lleno.

- Venga chicos. - les animo. Demostremos lo que sabemos hacer y consigamos esos puntos extra para nuestras casas. Hay que recortar puntos a las sierpes y este es una Gran Oportunidad.

- Venga Sara. Demuéstrame quién es mejor de los dos. - pienso mientras observo a la mejor Duelista de la casa Huffelpuff.