Partida Rol por web

Bueno Sam, lo primero felicitarte por la clase, siempre es un placer aprender de los demás - le dije. No quería parecer que le estaba alabando, simplemente había que reconocer el mérito cuando alguien lo merecía.

¿Puedes enseñarme uno de esos conjuros que te comenté?. Uno era Morfetium y el otro Mejoratem Fortificus.

James estaba muy alegre. Añoraba bastante a Nick y a Dariel en las vacaciones, demasiado. Su casa había recibido puntos, muchos. Se acercó a Sam y felicitándola le susurró a la vez que le guiñaba un ojo: No dudaba que la mejor fuese una Slytherim, pero ya lo intentarás alguna vez conmigo, lo intentarás. Luego se acercó junto Dariel y Nick y justo cuando Nick se disculpó ¡, antes de que se marchara le dijo: No pasa nada jajaja - y le dio un abrazo a Nick. Detrás de Nick y Dariel se marchó hacia algún lugar que no fuese aburrido.

Claro, Noah, por qué no respondió Sam, para pensar Porque me das asco Pero no dejó que su sonrisa se fuera de su rostro. Cuando se acercó James, a Sam le hubiera gustado darle una patada.¿Qué les ha dado a todos que hoy tienen que acercarse tanto? Estaba claro que la muchacha no era de mucho contacto, pero lo aguantaba bien.

Bueno Morpho, no guardes la varita Sam dio unos pasos para alejarse de los demás. Te lanzaré el Morfetium. Es complicado, así que atiende La muchacha movió lentamente la varita para que su compañero pillara el gesto. Morfetium

Muy bien, Sam, estoy listo - dije levantando la varita.

Cuando me lanzó el hechizo supe de inmediato cómo detenerlo, eso se me daba de lujo.

Le miré:

No me ha costado demasiado - comenté sonriendo.

Ahora es mi turno, veamos:

¡Morfetium Sam!

Me alegré al saber que, aunque muy flojo, me había salido. 

Gracias, muchas gracias.

Li viendo que la chica que se había llevado la mayor puntuación decide no hacerle caso a su comentario se da cuenta que realmente no pinta nada allí ya, por lo que algo decepcionada porque todos sus intentos de hablar con alguien habían sido infructuosos decide marcharse de la clase, camina con tranquilidad hacia la puerta mientras piensa:

- Que cerrados son estos ingleses y no tienen educación ninguna, ni siquiera son capaces de responder cuando les hablan, están obsesionados con la rivalidad ente sus casas y ser mejores que los otros como se nota que no tienen apenas responsabilidades y pueden pensar en vanalidádes como esas

Termina saliendo por la puerta mientras piensa en que hacer antes de la hora de la comida, lo cierto es que no tenia muchas ganas de hacer muchas cosas así que decide finalmente irse a la biblioteca, al menos allí podrá estar tranquila y seguramente estudiar algo

Sam dejó que el hechizo impactara sobre su cuerpo, pero no mostró ningún gesto de somnolencia.

El hechizo es complicado, pero su efecto si no lo lanzas con potencia no tiene ninguna gracia. Y, para enseñártelo, no tendría que dejarte dormido. respondío a la sonrisa del muchacho con otra, o un intento de ella.

Ahora voy a la biblioteca antes de la cena, que tengo algún que otro trabajo pendiente. Después, si quieres, te ayudo con el otro conjuro.

Parece que está claro que no te ha hecho efecto alguno.

De acuerdo, yo también me voy de aquí, luego te busco.

Algo más satisfecho, salió de clase hacia ningún lugar en particular.

- Venga Eli, vamonos. - le digo a mi compañera agarrándola por el brazo. Sino haremos noche aquí. - añado con un guiño de ojo.

Dieciséis días ya, dieciséis días, iba maldiciendo Erzsébet en su mente mientras sobaba la varita que llevaba enganchada a la tira de su chaleco. El maldito de Ollivanders aún no le había enviado su varita por lechuza exprés, así que tras una semana dependiendo de la de su hermana, la niña había decidido ir a pedirle una de repuesto a Luna.

Embutidas en sus atuendos de duelo, que en las fechas en la que estaban empezaba a ser quizás demasiado poco abrigo dada la manía de los muros de los edificios de aguantar el frío de la noche, entraron en clase algo quejicosas, frotándose las manos y soñando con ponerse los calentadores que llevaban en las mochilitas. Si algo podían agradecer de la tejonera es que seguramente fuese la casa más calentita de las cuatro de Hogwarts.

Cuando se enteraron de que el conjuro de aquel día tenía como objetivo hacer que el contrincante cogiese una pulmonía, decidieron que por una vez preferían estar en otra clase y no en duelo.

Al elegir compañeros para practicar, directamente fueron a por Maxwell y Matthew. Sabían que eran buenos en duelo y que a las malas conseguirían defenderse si la floja de Orsolya y la varita de repuesto de Erzsébet conseguían sacar algo decente como ataque. Willow, si quieres te puedes unir a nosotros, ofreció Orsolya, sabiendo que lo más probable es que con la falta de Neil fueran a ser impares. Aunque les hacía bien poca gracia ser mojadas, por una amiga estaban dispuestas a arriesgarse, así que ambas se ofrecerían a practicar con ella.

Tras probar los movimientos de varita, recitar las palabras y finalmente creyendo haberle cogido el tranquillo, avisaron a sus enemigos temporales. Aquus Guinae, conjuraron ambas alzando sus varitas. Notaron que algo parecía acumularse en la punta para salir, sin resultado; de mayores sabrían el nombre adecuado para lo ocurrido, una cistitis de varita.

El mismo Maxwell que se quitaba la ropa al entrar en el dormitorio y la dejaba tirada en cualquier lugar, depositaba los libros con en una esquina con sumo cuidado, como si en lugar de papel, cartón y cuero, estuvieran hechos del más delicado cristal.

Se mordió los labios para no soltar una carcajada cuando el profesor Knower dijo que el mundo mágico era más peligroso que el de la gente normal. Habría que haberlo visto sobrevivir a un atropello. Por no hablar de un coche bomba o a una bala perdida. Gilipollas.

El conjuro de aquel día parecía una memez. Prender fuego a algo parecía mejor que apagarlo, a menos que quisieras ser bombero. Aunque admitía que podía ser útil si algún mastuerzo decidía quemar una biblioteca. Y sobre su potencia ofensiva no podría asegurar nada hasta probarlo.

Empezó la práctica con Orsolya. Erszébet era la mejor de las dos en duelo, pero todavía no había recuperado su varita, y sus resultados habían empeorado desde entonces.

La gemela de ojos verdes levantó su varita. Maxwell agarró la suya como si fuera una cachiporra, como acostumbraba. La niña pronunció el conjuro y no ocurrió nada, ni una chispa. De reojo, vio cómo su hermana producía el mismo resultado, o la misma falta de resultado.

Maxwell se encogió de hombros.

—Atenta ahora —dijo.

Agitó la varita como si golpeara el aire, exclamando las palabras del conjuro:

—Aquus Guinae.

Tal y como había ocurrido con las gemelas, no hubo resultado alguno. Era frustrante que fuera en la asignatura que mejor se le daba en la que más errores cometiera.

—Por listillo… —gruñó.

Byron llega a clase de Duelo. Esta era una de las clases más difíciles... Más bien peligrosas que tenía. Y quizá era una de las que menos gracia le hacían. Sin embargo, mientras escuchaba aquella clase, se estaba empezando a formar una sonrisa pícara en la cara. Una clase para mojarse los unos a los otros? Como niños con una pistola de agua? Eso sería divertido.

Byron no dudó y cuando el profesot Knowel dió paso a las prácticas, a Byron se le escapó una risita y acto seguido invoco su chorro de agua:

-Aquus Guinae- invocó mientras apuntaba a Christopher.

Orsolya se preparó para evitar ser golpeada por el ataque de Maxwell, un ataque que nunca llegaría. ¿Como era posible? El chico era el mejor de todo primero en duelo y eso que hasta hace apenas dos meses y medio no sabía nada de magia. Un talento inherente, seguro, quizás algún ancestro duelista con la insignia de batalla. Orsolya se mordió un carrillo, mirando a Matthew, a ver si a él le salía.

Probando el conjuro con Maxwell, Matthew y Willow, llegó el final de la clase y decidieron probar sus defensas contra el profesor, aunque ninguna tenía ganas de acabar mojada. Aquus Guinae, se defendió primero una. Aquus Guinae, se defendió después la otra.

Llegó a clase apurada, aún se le veía hacer esfuerzos por tragar un trozo de tostada que se le había quedado medio atravesada en la garganta, por suerte para ella, había llegado a tiempo, aunque por los pelos. Se sorprendió al comprobar que tampoco era la última en llegar ni mucho menos, ni William ni Edward estaban por allí. Al echar un vistazo a los presentes, su mirada se detuvo más de la cuenta en las gemelas, en Matthew y en Maxwell, a los que miró de manera cómplice.

¿Se acordarán ellos?

El hechizo de hoy le pareció curioso, divertido y realmente útil, pero no tenía grandes esperanzas realmente, aunque disfrutaba la asignatura de duelo, no era la que mejor se le daba, ni de lejos.

- No os preocupéis, pero gracias. -Les contestó a las gemelas. Ni siquiera había dejado aún la mochila, así que se alejó un momento al fondo de la clase, donde posó sus cosas y viendo que igual iba un poco justa de tiempo, prefirió lanzarle el hechizo al profesor.

- ¡Aquus Guinae!

Maxwell decidió probar la defensa con el profesor.

Usar magia cuando se está enfadado no es una buena idea. Los gestos precisos se convierten en aspavientos exagerados, y no essorprendente que, mientras el rayo viaja hacia uno, al agitar el razo para interceptarlo, la varita escape de la presa de los dedos, gire como las hélices de un helicóptero sobre las cabezas de los alumnos, atravesando el aula de duelo con asombrosa velocidad hasta detenerse al entrar en contacto con una de las paredes.

Menos mal que las varitas son resistentes.

Al menos se habían puesto las pilas los profesores. Si estaban bajo una amenaza aprender duelo y defenderse sería algo que podría irles muy bien.

El hechizo esta vez valía para atacar y defenderse, doblemente útil. En realidad para atacar no parecía demasiado poderoso, pero al menos evitar conjuros incendiarios no estaba tan mal.

Matt no tardaría en probar sus efectos, pues la más resuelta de las gemelas le eligió como objetivo. Cuando se preparó para el impacto, de la varita de la pequeña no salió nada.

-Aquus Guinae Erzsébet- imitó a la niña rumana con la suerte de que de su varita sí salió una luz. En el fondo no quería herirla, así que se alegraría si la esquivaba o evitaba. Claro que la idea de empapar a la niña tampoco le sería tan desagradable... podría echarse unas risas.

Ignorando si debía practicar la defensa como la ofensa eligió al profesor para probarla. No sabía si nadie más le lanzaría el conjuro a él, así que probó con él.

Erzsébet levantó su varita en horizontal, conjurando el Aquus Guinae que se supone la protegería del de Matthew. Antes había conseguido sacarlo cuando el profesor le lanzó el hechizo, pero esta vez el resultado no fue el esperado. La culpa obviamente era de la varita.

La niña acabó empapada y apretando los dientes con enojo, consiguiendo a duras penas suprimir las ganas de tirar aquella asquerosa varita de repuesto contra el suelo, como había hecho Maxwell.

Christopher llegó con paso pesado a la clase, mientras que con una mano se acariciaba la tripa. Buff resopló al llegar, esperando que esa clase de duelo no fuera tan movida como lo habían sido otras. Se colocó cerca de Byron para compartir conjuros con él y atendió a las lecciones del profesor.

Se alejó unos pasos de Byron y esperó el ataque ¡Aquus Guinae! gritó, tras ver cómo su amigo le lanzaba el chorro de agua. Consiguió defenderse sin problemas. ¡Prepárate, voy! ¡Aquus Guinae!

El profesor Knower no concluyó aquella clase muy contento. Los resultados de sus alumnos no habían sido especialmente buenos, a pesar de que habían tenido tiempo suficiente para practicarlos y además de que habían tenido el doble de oportunidades que otras veces. Además, tres de sus alumnos no se habían, ni tan siquiera, presentado.

Es una auténtica sorpresa ver que ni William, ni Edward, ni tampoco Neil se han presentado a la clase. Es una pena, porque este conjuro podría resultarles fácilmente de aprender, pero me temo que ahora les costará más trabajo.

Willow, Maxwell, si podéis, para este fin de semana, practicad el conjuro con ellos y que Matt os ayude. Ambos necesitaréis que os de lecciones, porque lo ha hecho francamente bien. De hecho, él se merece 50 puntos para los tejones.  ¡Enhorabuena, Williams!

Respecto de la parejita de Ravenclaw, dijo dirigiéndose a Byron y a Chris, vosotros habéis hecho un doble trabajo excepcional, buenas defensas y buenos ataques, aunque Matt os ha superado, hay que premiaros con 20 puntos a cada uno. ¡Enhorabuena!

Y para las revoltosas gemelas, irán 10 puntos a cada una, puesto que vuestro ataque ha sido ineficaz, vuestra defensa ha sido todo un éxito. ¡Enhorabuena!

Practicad bien este conjuro, todos. Porque realmente no ha sido una clase muy brillante. ¿Entendido? Y nos veremos el domingo para la recuperación.

¡Hasta mañana! Se despidió de todos ellos y al final se fue de clase.