Partida Rol por web

Al terminar la clase Árpád se alegró de haber conseguido hacer con corrección el hechizo y haber obtenido sus diez puntos. No era mucho, estaba más bien a la cola incluso de su propia casa, pero al menos no suponía un lastre.

Cuando Asterope le hizo un gesto para que se acercara a hablar terminó de recoger sus cosas y se puso en pie, aunque las gemelas se les acercaron antes. Agradeció su oferta con una sonrisa alegre antes de responder.

- No, tranquilas, yo os espero. - Prometió. - Tengo cosas de sobra que practicar antes, de todas formas, no os preocupéis.

Luego se despidió de Mat y las chicas con la mano. - Yo voy donde vayáis. - Respondió a Kendra, apuntándose a lo que fuera, y haciendo una seña a Neil para que se uniera también.

Ludmila por fin se sentía orgullosa de sí misma. Había costado al principio pero ahora notaba que todo su esfuerzo y sapiencia por fin estaban dando resultado. Se acerco sonriendo a sus amigos. -Gracias chicos, es un esfuerzo de todos...todos lo hemos hecho fantástico. Salazar debería estar orgullosa de nosotros. 

-No sé qué ha pasado con Anthony, pero me parece que se ha retrasado. La próxima vez lo traeré de las narices o le pondré una correa de ahorque así no se me escapa. Dice un tanto divertida, frunciendo el entrecejo ante la pregunta de Asterope. 

-Tienes razón Lincoln, será mejor que hable yo. No te ofendas pero todavía huelo la testoterona flotando entre ustedes dos. dice guiñandole un ojo al rubio. Luego de eso se vuelve hacia Kendra -Tenía pensado buscar información sobre la historia del ogham en la biblioteca, pero necesito un respiro. Yo me apunto! dice a su amiga. 

Luego parece reparar en algo, y disculpándose con el resto de los Slytherin se dirige hacia Neil con su porte erguido y su mirada en alto. -Mañana después de clases, nos encontraremos en las lindes del bosque negro. Ahí podré ayudarte con tu hechizo. Sus palabras eran hoscas, sin preámbulo, una actitud típica en la práctica blonda de Slytherin. 

Se despidió de Linc con una sonrisa. Bueno, pásalo bien también. Nos vemos luego en la cena. Aunque tenía la sensación de que, aunque se vieran en el comedor, no iba a estar muy hablador tampoco.

La imagen mental de Anthony con una correa y Ludmila agarrando de ella le resultó desconcertante y, al mismo tiempo, divertida. En fin, yo no sé a qué aspira este chico.

Acompañó a Kendra al grupo de los Hufflepuff. Se sintió un poco incómoda, porque era como adentrarse en terreno hostil. Era cierto que se llevaba bien con muchos de ellos, pero no menos cierto era que Neil les tenía cierta tirria a las serpientes y Max... Bueno, no tenía ni idea de cuál era su opinión, pero su cara sugería que mejor tener cuidado.

Se llevó un chasco al enterarse de que las gemelas y Matt tenían recuperación. Bueno, otra vez será. ¡Que os vaya bien! Se giró entonces hacia Árpád, el otro tejón simpático. ¿Tú te apuntas entonces, Árpád? Genial. Vio que Kendra y el húngaro estaban invitando también a Neil y a Max, así que Asterope lo vio como una oportunidad para conocerlos mejor. Sí, veniros con nosotros. Le dieron ganas de añadir un "que no mordemos, en serio", pero se contuvo.

Bueno, ¿adónde queréis ir? Podemos ir pensándolo hasta que llegue Ithan y salgamos de clase.

Kendra asintió a Ludmila y Árpád, sonriéndoles- Genial entonces. Podriamos ir al patio, o a los jardines... O podriamos investigar algún sitio nuevo. - miró entonces hacia la puerta, con aquella sonrisilla aun en los labios- No creo que Ithan tarde ya demasiado en venir... - añadio, sopesando mientras dónde podrían ir- ¿Que decís vosotros?

Lo cierto es que, al igual que Asterope, le alegró ver que Árpád aceptaba. Eran niños de 11 años, después de todo.

Árpád asintió con la cabeza, confirmando a Asterope su participación, antes de echar un vistazo hacia atrás. Si iba a ser el único Hufflepuff entre tanto Slytherin era una suerte que sólo estuvieran los más majos.

- Los jardines están bien, pero por mí podemos ir donde queráis, no tengo problemas. - Afirmó manteniendo la sonrisa. - ¿Con Ithan habéis quedado aquí mismo?

Aiden pensó en declinar la oferta de ir a dar una vuelta con el resto de compañeros, ya que no estaba de muy buen humor, pero al final se decidió por aceptar. No se había integrado mucho con sus compañeros, y esta era una buena oportunidad para conocerles mejor - Yo me apunto a lo que sea, no tengo ninguna preferencia.

La clase transcurrió de manera muy lenta. Era la primera vez que Neil lo pasaba mal en una clase de Hogwarts. Estaba tan frustrada que creía que iba a explotar de rabia, pero al acabar la clase, las palabras que la profesora le dirigió la profesora Bastet apaciguaron el hosco humor que tenía desde hacía un par de días.

No se qué me pasa, yo no soy así... pensaba mientras la profesora iba repartiendo los puntos. Se alegró mucho por sus amigos, todos habían conseguido realizar el encantamiento a la perfección... Salvo él, aunque ignoró ese detalle.

Fantástico chicos, ¡arriba tejones! río contento mientras se acercaba a ellos. Habéis estado genial, de verdad. Y gracias por el ofrecimiento chicas, os tomó la palabra.

Estrechó la mano de Arpad que era el que más cerca tenía sin dejar de sonreír. Durante la clase, mientras los demás practicaban y el se resignaba y miraba al infinito se había propuesto enterrar el mal humor y volver a ser el chico dicharachero que era, al fin y al cabo estaba en la mejor escuela del mundo y no podía desaprovecharlo.

Cuando se le acercó Ludmila se puso un poco rojo, era la primera vez que una alumna de otra casa se le acercaba tan directamente a hablarle. Aunque notó la actitud altiva típica de los Slytherin no le hizo caso, a decir de verdad casi ni le importó No puedo compararme a ellos, y si los demás pueden, yo también. pensó para sí mismo.

Oh, eso sería genial, muchísimas gracias Ludmila. ¡Allí estaré! Gracias dijo dando un saltito de emoción para disimular su vergüenza.

Tras hablar con ella volvió juntó a Arpad, sin poder evitar sonreír, aunque no sabía porque. Escucho la conversación algo apartado, mirando a Asterope de reojo, volviendo a sentir vergüenza. Pero esta vez era vergüenza de saber que había actuado mal y tenía que arreglarlo. Tragó saliva y dijo taimadamente:
Yo... Yo... habló en un tono muy bajó así que carraspeó tratándo de calmarse Me gustaría ir con vosotros, si no os importa dijo con la boca pequeña, mirándose a los pies se que he sido algo desagradable estos días pero...

Neil dejó la frase en el aire esperando a que alguien hablase.

Kendra estaba asombrada y encantada a partes iguales. Incluso Neil, con quien habían tenido aquel enfrentamiento en la primera clase, ahora se mostraba receptivo a estar con el resto. Aquello le parecía genial- Las primeras semanas han sido raras para todos nosotros, Neil. - dijo Kendra, con una media sonrisa amable, en un intento por enterrar el hacha de guerra- No tienes que justificarte. - añadió, dando a entender que todo aquello quedaba atrás. Y despues se giró hacia Árpád, asintiendo a su pregunta sobre Ithan- Sí, me dijo que nos veríamos aquí despues de la clase... - añadio, y se le escapó una media sonrisilla al recordar al rubio- No creo que tarde mucho en llegar... Es posible que venga con alguien más de su clase... O que se hayan entretenido... O que haya tenido que acercarse a la enfermeria... Creo que tenían duelo... - añadió, recordando el horario de Ithan, detalle curioso donde los hubiera.

Asterope se alegró de ver cómo la gente se iba uniendo al grupo. No es que le gustara estar con muchas personas juntas, porque seguía poniéndole un poco nerviosa. Pero el hecho de que pudieran juntarse como críos normales con ganas de divertirse y no como bestias salvajes a punto de descuartizarse unos a otros era todo un avance.

Anda, Neil, qué cosas dices. Nosotros también hemos estado hostiles. Y esos enfrentamientos pertenecen ya a la prehistoria. Al menos para algunos de nosotros... Aún quedaba Max por responder; tan silencioso como siempre.

El hecho de que Aiden se hubiera apuntado era también algo inusual. El chico estaba casi siempre solo y apenas hablaba. Asterope siempre pensaba lo mucho que le recordaba a ella misma antes de entrar en Hogwarts, cuando tenía miedo de abrir la boca para socializarse y prefería estar sola.

Pues la idea de los jardines me gusta, Árpád. Es un lugar muy tranquilo. Y dentro de poco llegará el frío y no podremos disfrutarlo tanto. Miró al resto para ver si estaban de acuerdo.

Mientras el resto de niños iban de un lado a otro, se felicitaban mutuamente —una extraña costumbre que le producía extraordinaria confusión— o cotorreaban, Maxwell estaba concentrado en otra actividad.

Había sacado unas ridículas tijeras del estuche. Eran de esas que tenían los brazos cortos, forrados en una material protector —cuero, o algo similar, en ese caso, porque los magos no sabían fabricar plásticos—, de puntas redondeadas, y filos que tendrían dificultades para cortar una pizza. Aprendían a tirarse rayos de hielo y electricidad, pero era más fácil hacer daño a otro alumno dándole con el canto de un libro que apuñalándolo con esas tijeras.

Trataba de cortar la corbata. En su vida se le habría ocurrido llevar una de esas cosas al cuello si no hubiera sido parte del uniforme; era incómoda y ni siquiera se veía nada más que el nudo, debajo del maldito jersey. Seguro que se estaba riendo. Aunque no fuera más que una puta corbata, debía estar partiéndose el culo. Apenas se había deshilachado, y mientras tanto, se estaba clavando las agarraderas de las tijeras en los dedos, de tanta fuerza que estaba haciendo.

La bisagra que sustentaba el mecanismo de corte cedió bajo la insistente presión de los dedos de Max por un lado, y la inquebrantable resistencia de la corbata por el otro, y salió despedida, quedando las dos mitades del utensilio colgando de los dedos magullados del niño.

Dejó ambos fragmentos en el suelo, los tocó con la varita y pronunció el conjuro que acababan de aprender:

—Reparo.

La bisagra regresó a su lugar, y las tijeras se recompusieron automáticamente.

—Puta mierda…

Satisfecho con el resultado, Maxwell agarró las agarraderas con ambas manos, y tiró de cada una de ellas en sentidos opuestos, abriendo las tijeras violentamente. De nuevo con un pedazo en cada mano, los arrojó contra la pared más cercana. El niño había completado su venganza.

La mayor parte de los compañeros que todavía permanecían en el aula habían formado un corrillo. Max se levantó de su sitio y se acercó a ellos, preguntándose qué estarían haciendo para atraer a todos.

Aparentemente, hablaban de la prehistoria y del jardín.

—O lo disfrutaremos más —comentó Maxwell—. Aquí arriba seguro que nieva.

Neil sonrió de oreja a oreja. El hecho de que las chicas Sly hubiesen sido las que primero le había aceptado le puso contento.

A veces pienso que esta escuela es taaaan rara. dijo reflexivo, pero sin esperar respuesta.

A mi me parecerá genial cualquier cosa que decidáis. Podemos incluso hacer un pic-nic, si queréis. Es cierto que pronto dejaremos de disfrutar de los jardines, yo estas semanas he comido varias veces en los terrenos. Es muy agradable

Neil hablaba bastante rápido y bastante emocionado. Puso mucho énfasis en el adverbio.

Al ver cómo todos empezaban a hablar de algo que Árpád no terminaba de identificar fue pasando su mirada de Neil a Kendra, de esta a Asterope y finalmente de nuevo a Neil. Comenzaba a comprender la situación, aunque no qué había pasado.

Bueno, al menos ya lo han arreglado, sea lo que sea... Pensó mientras tanto, descartando preguntar por el momento.

- Bien, pues jardines entonces. - Afirmó, deseando ponerse en marcha cuanto antes. Al ver que Max se unía al corro lo recibió con agrado. No acababa de comprender qué acababa de hacer con esas tijeras o por qué las había lanzado contra la pared, pero eso no importaba. Sería algún tipo de costumbre de muggles, ya le preguntaría por ella en otro momento.

Kendra sonrió al recién llegado, el que hizo el comentario sobre la nieve. Lo conocia de vista, pero creía no haber hablado aún con él- Eso es cierto... Cuando esté nevado seguro que podemos ir también a disfrutar de la nieve... - dijo, al tiempo que tendía una mano a Maxwell, educada- Soy Kendra, por cierto. Encantada. - se presentó.

Y, acto seguido, asintio tanto a Árpád como a Neil, sobre todo cuando el segundo hizo referencia al picnic- Bueno, nosotras de hecho habiamos organizado para el domingo un picnic en el lago... con todos los alumnos de primero y los de segundo tambien. Asi que decidselo a los mayores... Así podemos hacer algo juntos y conocernos un poco mejor entre nosotros. - sonrio, señalando a Ludmila y a Asterope al decir "nosotras".

Ludmila asiente ante las palabras de Neil. Notó el nerviosismo del mismo al dirigirse hacia él. Había algo en la actitud de ese chico que la desconcertaba. Solo atinó a asentir eduacada, mientras que escuchaba el resto de la conversación.

De pronto advierte la llegada del otro chico de Hufflepuff. Solo atinó a sonreirle. -Y yo soy Ludmila dice proseguiendo la presentación de sus amigas, al tiempo que escuchaba y asentía la invitación de Kendra para el picnic del domingo. -Los jardines serán un destino interesante para pasar el rato.

¿Y esta por qué quiere que le dé la mano?

Los adultos se daban la mano cuando se presentaban. En algunas películas había visto que en otros países se daban besos en la mejilla. Los niños, sin embargo, simplemente saludaban, o chocaban las manos, o cualquier otro gesto informal, y probablemente más honesto que los rituales de gente mayor.

Aun así, le estrechó la mano, procurando no apretar demasiado.

—Maxwell —dijo su nombre, por pura reprocidad, pues estaba convencido de que si no lo sabían a esas alturas, es que tampoco les importaba.

Después se presentó la otra chica, la charlatana de la biblioteca. ¿Por qué coño se presentan? Incluso él se acordaba de cómo se llaman todos, de tanto oírlos felicitarse al acabar cada jodida clase.

El que no estaba era el mono de la rubia, Anthony. No había ido a clase, de hecho.

—¿Os han hecho algo los de tercero para arriba? —preguntó a Kendra, cuando dijo que ella y las otras dos chicas habían organizado un picnic para primero y segundo.

Max se unió a ellos después de tirar unas tijeras contra la pared. El muchacho, además de malhablado, tenía cierta tendencia a la violencia y a la destrucción, como algunos Slytherin. Al menos parecía animarse a relacionarse con los demás.

Asintió al comentario de Kendra sobre el picnic en el lago. Aún queda mucho, así que hay tiempo para que se lo contéis a los demás. Respondió a Max al instante. ¿Los de cursos superiores? Esos no nos hablan nunca. Mi opinión es que se creen demasiado "adultos" para juntarse con nosotros, los pequeños.

Coincidían con ellos en la sala común y en el comedor, pero solían ir a lo suyo, sin apenas darse cuenta de que los de primer curso estaban ahí. Y, cuando lo hacían, luego se miraban los unos a los otros significativamente como diciendo "¿Te has fijado en los enanos estos? Qué pardillos". Muchos estaban tan ocupados con sus estudios que se enfurecían cuando pasabas a su lado haciendo un mínimo ruido. Resumiendo: según la experiencia de Asterope, eran personas antipáticas que los odiaban o se burlaban de ellos. Así que casi mejor no tenerlos cerca en el picnic que estaban organizando.

Volviendo al tema que les incumbía en ese momento, a la pequeña no le parecía mal la idea de Neil. Bueno, si estamos bien, podríamos cenar luego allí. Aunque supongo que habría que pasar a por comida al comedor. ¿O se puede entrar en las cocinas? He oído que los elfos te dan lo que pidas. Sabía que los tejones vivían justo en esa zona del castillo, así que imaginó que alguno de ellos lo habría intentado en algún momento. ¿Habéis entrado vosotros alguna vez? ¿Es fácil? ¿O está prohibido?

¿En serio? preguntó Neil al oír a Asterope quejarse de los de segundo Pues nosotros nos llevamos genial con los mayores. Mircea, el hermano de las gemelas, es muy inteligente y muy amable. Oliver es la caña de españa*. A las chicas las conozco un poco menos, pero vamos... dejó la frase inconclusa y recogió sus cosas del nido.

Aunque durante la clase había estado quieto y sin hacer nada y no había desparramado sus utensilios como de costumbre. Se puso la mochila al hombro y dijo:

Sí, las concinas están junto a nuestra Sala Común. Creo que se puede entrar, aunque nunca he tenido la necesidad de hacerlo. La verdad. Suelo coger algunas cosas del Comedor directamente.

Neil reflexionó unos momentos.

Tal vez podamos preguntarle a Booky, ¿no? Al fin y al cabo él es un Elfo dijo haciendo una rápida y no sabía si muy acertada asociación de ideas.

—Tercero y por encima —corrigió Maxwell a Neil —. Si se refiriera a los de segundo, no les habría invitado.

Le hubiera preguntado qué cojones era una canadepana, pero el riesgo de que le respondiera era demasiado alto. Era cierto que la relación con los críos de cursos superiores era escasa, pero las experiencias de Maxwell no habían sido muy negativas. Incluso había conocido a un grupo de chavales de cuarto que se reunían en un baño que ya nadie usaba, porque vivía en él un fantasma, y le habían contado historias bastante divertidas y crueles sobre algunos profesores.

A pesar de tener el salón común junto a las cocinas, nunca había sentido la necesidad de entrar. En el comedor tenía más comida de la que era capaz de comer. No tenía sentido, empero, darle vueltas aquello, cuando una visita solucionaría la duda.

—No es necesario molestar a Booky ni hacer ruido en la bilbioteca —por un instante, solo un instante, sus pupilas se clavaron en Ludmila; una mirada acusadora que denunciaba a la niña como autora de un crimen de lesa humanidad—. Vamos directamente. Si nos echan, es que no se puede entrar.

Exacto, sí, hablaba de los de tercero en adelante, confirmó la corrección de Max. Los de segundo son más simpáticos. Algunos. Bueno, esa es la sensación que he tenido yo. Aunque reconozco que no me he molestado demasiado en acercarme yo. Si a Asterope le costaba socializarse con estudiantes de su edad, hacerlo con gente tan mayor era un reto imposible.

Cuando Neil mencionó cierto nombre, Asterope se puso en tensión y apenas escuchó lo que el tejón contaba del resto de sus compañeros. Intentó aparentar tranquilidad. ¿Mircea has dicho? Obviamente es él, no creo que haya muchos "Mirceas" en el colegio. ¿Es hermano de las gemelas? Imposible. Hacía tiempo que no se cruzaba con él, ni siquiera lo veía a lo lejos por los pasillos y, por dentro, se alegraba de que así fuera. No tenía ni idea de que Erzsébet y Orsolya pudieran estar emparentadas con ese muchacho. Aunque tenían nombres claramente extranjeros y sabía que procedían de la misma zona, en Hufflepuff había tantos alumnos del centro y el este de Europa que ya no los relacionaba. Y eran tan diferentes... Ellas eran unas niñas alegres, dinámicas e hiperactivas; mientras que el chico de aspecto vampírico era más tranquilo y serio. Y alegría, lo que se decía alegría, no irradiaba mucha.

Siguió con la conversación, intentando olvidar el tema de antes. Si no podemos entrar en las cocinas, cogemos la comida en el comedor y ya está. Eso si a todos nos parece bien la idea del picnic, claro. Miró al resto, animándoles a dar su opinión. De vez en cuando, dirigía sus ojos hacia la puerta, para ver si llegaban los alumnos de Gryffindor (o Ithan solo) y podían ponerse ya en marcha.

¡aaah! Los más mayores Neil se dio una palmada en la frente Ni pensaba en ellos la verdad. Casi sólo los vemos en el comedor, como compartimos dormitorio con los de segundo creo que eso ha limitado bastante nuestra comunicación con el resto. reflexionó.

Me parece bien lo de no molestar en la biblioteca dijo inocentemente, sin identificar el gélido puñal que escondían las palabras de Max Pero... ¿Sabéis cómo se entra en las cocinas? Yo sé donde están, y recuerdo haber oído en los primeros días de la escuela que había quehacer algo con algo, pero no sé el qué.

Neil se quedó dubitativo arrancandose la frente roja tras el golpe. Es una lástima que O y E se hayan ido, algo me dice que ellas sabrían entrar.