Partida Rol por web

Casi cabizbaja la niña entró en los dormitorios. Sin embargo, una leve sonrisa surcó en su rostro cuando Enzo le lamió la mano mientras estaba sentada en la cama. Si no lo conociera bien, pensaría que intentaba consolarla, pero lo más seguro es que buscara un halago o un dulce por parte de Eli.

-No me hagas reír, que no me apetece- dijo sin perder esa modesta sonrisa, mientras acariciaba la cabeza del animal.

Una vez alimentado al gato y puesto su pijama, se metió en la cama. Aún no estaba perdida, con ayuda de sus compañeros, o de los simpáticos alumnos de Slytherin aprendería los conjuros que hasta ahora no había aprendido.

Amanecer del día 3

Miércoles

Tercera Semana de Septiembre

Enya se despertó y vio que aun estaban todas dormidas. Que bien he descansado, pensó mientras daba de comer al sapo. Enya se vistió y echo un último vistazo  a la habitación antes de irse. Mejor bajo a la sala común, puede que alguno de los chicos ya esté despierto.

Selena había dormido bastante regular, se estaba poniendo nerviosa pues el sábado tenía que recuperar una maldita clase. Recogió sus cosas y esperando no llegar tarde a la primera decidió no esperar y bajar. Parecía que ya se había despertado Enya así que no sería tan raro que ella fuera detrás.

Diana se levanto con su habitual buen humor, se vistió con el uniforme del colegio, le dió de comer a Vicky y saludó a sus compañeras.

- Buenos días chicas!- sonrió mientras se echaba la mochila al hombro- nos vemos luego, yo voy ya a desayunar.

Eli, que ya estaba algo abatida la noche anterior, se despertó de igual forma. Era ahora cuando empezaban las clases difíciles y sabía que no tenía muchas opciones de seguirle el ritmo a los demás. ¿Por qué no abandonaba entonces? Era algo que la propia Eli se preguntaba más veces de las recomendables.

Sin embargo, aún seguía ahí, dispuesta a luchar, y a hacer amigo. Era por esto segundo por lo que aún podía permitirse sonreír de vez en cuando y seguir aguantando las clases. Gracias a la ayuda de otros podría conseguirlo, o al menos, a no quedarse muy atrás.

Kelly se despertó despejada, cuando se dio cuenta de que era la unica que quedaba pensó que llegaria tarde -Otra vez corriendo...-pensó.

Se levanto rápidamente, se aseo, dio de comer a su gata y bajó directamente al comedor.

La niña entró apresurada, abrió su baúl y revolvió el contenido de éste hasta encontrar el libro de duelo. Entonces, justo cuando se disponía a correr nuevamente escaleras abajo, escuchó un leve chillido de indignación.

-¡GUS!- Exclamó llevándose una mano a la frente.

-Ay perdón mi ratoncito lindo...- Le dijo al tiempo que buscaba el paquete de comida para servirle más. -Es que no sabes lo que me pasó, no te molestes conmigo, anda...- Añadió mientras volvía a servirle agua fresca y limpiaba la jaula del animal.

-¿Me perdonas?- Le preguntó finalmente, intentando acariciarlo. El hámster la mordió de forma levemente dolorosa como respuesta, pero enseguida le lamió la mano y se restregó contra ella, haciendo entender a Gabi que habían hecho las paces.

-Gracias mi Gusi-gus.- Le dijo haciendo pucheros, le tiró un beso y, acto seguido, recogió el libro de duelo para salir de allí tan rápido como había entrado.

Enya entró a la habitación de las chicas, donde no había nadie. Tras jugar un rato con su lechuza y su sapo, Enya guardó sus libros y empezó a prepararse para la fiesta.

Selena llegó a su habitación una de las primeras, aún era algo pronto y parecía que aún tenían ganas de fiestas. Ella estaba muy cansada y decidió meterse en la cama. Iba a dormir bien, había sido un día demasiado largo.

Diana entró en el dormitorio se puso su pijama y antes de dormir se puso a escribir como de costumbre en su diario.

Se fue a su cama una vez se cambió de ropa, saludando antes a Diana que estaba escribiendo el diario.

-Buenas noches, yo me voy a dormir.

Y dicho lo cual se acostó.

Kelly entro en el dormitorio, estaba bastante triste, puesto que, de nuevo se habia perdido y no habia podido acudir a la fiesta por encontrar la entrada cerrada.

Se puso el pijama y se acostó, habia sido un dia muy largo y no habia terminado demasiado bien. Pero mañana seria otro dia.

Enya llegó al dormitorio y estaban todas dormidas. Con la luz apagada y con mucho sigilo se puso el pijama y se fue a la cama.

Gabi entró justo después de Enya y se cambió rapidamente, se lavó los dientes y saludó con un susurro a su mascota.

-Ya volvi.- Le dijo y, tras acariciarla tiernamente, la puso otra vez en su jaula y se acostó a dormir.

Amanecer del día 4

Jueves

Cuarta Semana de Septiembre

Gabi sentía cierta pesadez aquella mañana  y era de esperarse, ya que se había acostado tarde la noche anterior. Murmuró algo en sueños al tiempo que se daba la vuelta cuando su despertador sonó, haciéndola recordar que era hora de alistarse.

Se levantó y se estiró para después entrar al baño a prepararse. Sentía que se le olvidaba algo aunque el sueño no la dejaba recordar el qué.

Una vez estuvo lista, dio los buenos días a sus compañeras y salió rumbo al comedor.

Enya se despertó cansada, ayer se acostó muy tarde por culpa de la fiesta. Después de holgazanear entre las sábanas durante unos minutos Enya se despertó y se preparó para ir a clase. Parece que Gabriela ya se ha despertado. Que bien, quizá hoy estemos todos en clase.

Tras asegurarse de estar lista, Enya alimentó a su sapo y a su lechuza, y acto seguido bajó a la sala común.

Diana se levantó como un resorte, como era habitual en ella.

- ¡¡¡BUENOS DÍAS CHICAS!!!- gritó a modo de saludo matutino a sus compañeras mientras se dirigía como una espoleta al baño para vestirse con el uniforme del colegio.

Al cabo de unos minutos salió perfectamente aseada y vestida.

- Vicky... hoy vas a tener que quedarte aquí, en el recreo te saco y damos una vuelta ¿vale?- la lechuza no parecía estar muy convencida- es que si no nos van a quitar puntos y ya bastantes pocos ganamos... luego te traeré unas chuches ¿de acuerdo?... ahora será mejor que vayas a la lechucería, allí estarás mejor...- le dijo cogiéndola para ponerse la en el brazo y abriendo la ventana para que el animal pudiese ir volando hacia el indicado. Una vez que vio como la lechuza se marchaba volando se giró hacia sus compañeras y les dijo- Yo me voy ya, nos vemos luego.

- Buenos días - Respondió sin ganas, la estaba costando despertar esa mañana. Cuando se dio cuenta la mitad de su dormitorio ya se había vaciado. Se levantó, cambió de toga para poder atender  a las nuevas clases y se dirigió con sus libros al comedor