Partida Rol por web

Neil sonrió ante la actitud de E para con la barca, no sabía muy bien lo que pretendía;
Oye, Erzsébet, ¿por qué tienes una piedra en la mochila? preguntó divertido.

Aquello le recordó a un amigo muggle que tenía en España, el padre de este era geólogo, una especia de mago de las piedras que mirándolas tocándolas e incluso chupandolas podía saber de donde venían o los años que tenía. A veces las piedras tenían animales antiguos como grabados en la superficie y el padre de su amigo también era capaz de saber lo que eran, era muy divertido salir con ellos de excursión y ver como el señor iba recogiendo piedras de todos los tamaños y colores y guardándolas en una mochila que casa vez pesaba más.

vale... Creo que lo tengo... dijo Neil pensativo mientras partía la el palito que le habían dado en varios cachos.

Murmuró varias veces el hechizo hasta que estuvo decidido a lanzarlo, señaló con su varita los pedacitos de madera que tenía sobre la mano y dijo solemnemente:

¡Reparo palo de madera! inmediatamente los trozos de palo se recompusieron en el palo original, fusionándose las distintas hebras de celulosa y recuperando la rigidez original. ¡guay! No ha sido tan difícil... No entiendo porque no me salió el otro día... Aunque en realidad si lo sabía, había estado bastante ofuscado. muchas gracias chicas, ahora si quedo con Ludmila al final para practicar iré con el hechizo aprendido, espero así poder sorprender a los Sly, creo que no les caigo bien, y no quiero volver a enfadarme por como tratan a los tejones...

Guardó la varita en el bolsillo interior de su túnica y cogió la mochila
¿Que vais a hacer ahora? preguntó a todos los que quedaban, a nadie en concreto.

¿Una? Qué va, contestó Erzsébet, sorprendida porque Neil no llevara piedras en su mochila. Llevo..., dijo mirando dentro y contando, cinco. Y Orsi otras cinco. Nunca se sabe cuando puedes necesitarlas, sonrió mostrando casi toda la dentadura, dejando al descubierto un hueco correspondiente a un segundo diente premolar que estaba empezando a salirle. Imagínate que te ataca un bundimun, ¿como huirías de él? ¡Pues primero le lanzas piedras!

Muy bien, Neil, felicitó Orsolya al chico. Alargó la mano para recoger el palo que había cedido a Neil. Al igual que con las piedras, cada una de las gemelas llevaban un par de palos en la mochila. ¡Nunca se sabía cuando se podían necesita! Bah, ¿qué más da que no les caigas bien? Ellos se lo pierden, trató de animar al muchacho.

Cuando las gemelas terminaron de recoger sus cosas, decidieron que con el poco tiempo que quedaba para la comida, quizás debieran aprovechar a ir al dormitorio a ponerse los trajes de duelo.

Nos vamos a la tejonera, decidió Erzsébet tras consultarlo con su hermana. Esta tarde tendremos tiempo de irnos de excursión, aplaudió.

Y sin esperar a que nadie más decidiese seguirlas o proponer algo más, se marcharon.

Neil se rió ante el comentario de las chicas.

De verdad, sois una caja de sorpresas. Neil se planteó armase con un par de cantos rodados en la mochila, pero lo desechó al instante. Os veo en la comida, voy a escribir una cartita

Dicho esto se cogió el petate y se encaminó a la Lechucería.

¡Hasta la tarde a todos!

A Matthew no le gustaba mucho estudiar libros, pero como de momento creía haberlo aprendido todo, y temía que las gemelas le ofrecieran ir al Bosque prohibido a cazar insectos venenosos, decidió hacerla a la vieja aunque aburrida usanza. Los libros, al menos los que eran aptos para ellos, no tenían veneno.

-Bueno, me voy a adelantar el trabajo- dijo a los que aún seguían allí- esta tarde nos vemos.

Salió por la puerta decidido.

Maxwell tardó más tiempo que la mayoría en terminar la redacción. Había aprendido a escribir a mano, pero no tenía más que unas decenas de horas de práctica. Sus trazos eran todavía lentos e inseguros en comparación con los de los otros niños. Era un inconveniente que los magos, ya que no querían usar los aparatos de la gente normal, no tuvieran ordenadores mágicos.

Cuando terminó, se despidió de los alumnos que todavía seguían allí y volvió al castillo.

Selena no se podía creer que Ithan cogiera una de aquellas cosas. Eran asquerosas y sólo pensarlo la daba escalofríos. Eran cucarachas gigantes mezcladas con ciempiés. Aún así debía hacer un trabajo para recuperar puntos que había perdido y ayudar a sus compañeros que al igual que ella otras veces no se habían presentado. - Yo te acompañaré a la biblioteca Ithan, necesito ver qué más puedo poner en la redacción.  Viendo que éste iba a hacer algo primero, Selena se despidió. - Os veré allí, va a ser mi primera vez en la biblioteca, espero no perderme.

Habia algo en la redacción de Kelly que no la terminaba de convencer. Por eso decidió que tendría que buscar más en la biblioteca.

- Voy contigo a la biblioteca -dijo a Selena- Nos vamos alli-, se despidió también de Ithan y Gabi.

Siendo ya el último, Árpád repasó lo que llevaba de redacción durante algunos minutos y luego recogió sus cosas, preparándose para ir al Gran Comedor. Después tenía clase de Duelo Mágico, de modo que ir con hambre no era una opción.

Dejo el trabajo de la Gente del Agua en el Tronco y luego empiezo a escribir lo que recuerdo acerca de los Centauros.

Un centauro es una criatura mágica, cuya cabeza, torso y brazos aparentemente humanos están unidos a un cuerpo de caballo. Según ellos, son su propia especie, y no son cualquier tipo de mestizo. A pesar de ser muy inteligentes, los centauros son clasificadas como bestias por el Ministerio de Magia ya que estaban descontentos por tener que compartir su estatus con magos y vampiros.

Al igual que los seres humanos, los centauros pueden ser de una variedad de colores, que van desde el más oscuro negro al blanco nieve. Tienen el cuerpo de un caballo, y el torso, los brazos y la cabeza de un ser humano. Los centauros no son mestizos, sino una especie completamente diferente.

Los centauros son habitantes de los bosques, y en cada país donde las manadas existen, la autoridad de los magos debe reservar zonas exclusivamente para ellos. Una de estas manadas vive en el Bosque Prohibido, en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Sin embargo, los centauros tienen sus propios métodos de ocultación, y evitan el contacto con los magos y las brujas tanto como con los muggles. Por lo general, viven en manadas de diez a cincuenta individuos. Los centauros no quieren la mas mínima ayuda humana ya que según ellos: "Los centauros no somos sirventes o juguetes de los humanos".

Los centauros no usan varitas de magia, pero se sabe que están bien versados ​​en curación mágica, adivinación, arquería y astronomía. Los centauros queman ciertas hierbas para refinar sus resultados estelares. De hecho, el centauro Firenze enseñó Adivinación en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, a partir del año escolar 1995-1996.

Satisfecho por lo recordado se lo entrego al Profesor Sarth - Melem.

- Aquí tiene. - le digo extendiendo los papeles escritos.

Me siento al lado de Dariel y Morgana y escucho al profesor durante lo mismo que tarda un asalto: 3 minutos. A partir de entonces, me fijo en sus pezuñas y su cola espantando moscas al moverse de izquierda a derecha. Doy un pequeño gemido de protesta cuando nos manda deberes: por esto es por lo que menos me gusta esta asignatura. ¡Deberes! ¡Escribir! ¿Hay algo más horrendo? Por las calzas de Merlín, si quisiera escribir estaría en una escuela muggle.

Bufo y saco el pergamino, la tinta y la pluma y empiezo a escribir tal y como sale de mi cabeza, sin filtrar:

Los centauros son humanos de la cintura para arriba y caballos de la cintura para abajo. *tachón* No les gusta que le llamen caballos o mulas, probablemente porque en el pasado fueron utilizados y ahora lo ven como una ofensa personal. Normalmente creo que son machos, nunca he visto a una hembra, lo que me lleva a preguntarme de qué manera se reproducen, ya que no sé si son mamíferos o...

Me llevo la pluma a la boca, pensando y miro a Dariel, echando un vistazo a su redacción de reojo.
- ¿Cómo se dicen esos animales que ponen huevos? Quiero decir, mamíferos no... ¿huevíferos? -Enarco una ceja. Huevíferos. Me suena mal. Continúo la redacción, dejando un hueco para la palabra (que espero que no sea muy larga):

Los muggles no suelen ver nunca a los centauros, que los tienen por seres mitológicos, y a pesar de que los magos saben de la existencia de los centauros, es probable que no lleguen a verlos nunca, ya que se ocultan muy bien y suelen vivir en zonas boscosas y alejadas de toda civilización.

Salvo en Hogwarts. En Hogwarts hay de todo.

Me duele la mano de escribir, creo que voy a pagar un par de galeones a alguien para que me haga una redacción mejor para la semana que viene. Miro la redacción de Morgana, para ver qué está poniendo ella, por si me da ideas para añadir algo.

Daphne llegó a clase de CMM con las mejillas coloradas y exhalando vaho del frío que hacía. Tenía la capa de invierno bien ajustada y los guantes calentitos enfundados. Se alegró muchísimo de ver que el profesor había preparado un fuego. Se sentó en uno de los montones de paja y se acercó a la hoguera para calentarse.

El profesor le impresionó bastante y más le impresionó saber que la lección de hoy iba sobre los centauros. Tendría que esforzarse mucho, entonces, para redactar algo sobre esa especie y no quedar mal ante Sarth-Melem. Escuchó atentamente a lo que decía y tomó sus notas.

Cuando les pidió que entregaran el trabajo sobre la gente del agua, sacó temerosa la suya del libro. No se había esforzado tanto como debía y esperaba que no fuera un completo desastre. Así que intentó hacerlo lo mejor posible en la redacción de esa clase.

Los centauros son criaturas mágicas inteligentes que viven en comunidades en los bosques. Tienen la mitad del cuerpo con forma humana y la otra mitad con forma de caballo, así que tienen las ventajas de ambas especies. Aunque puedan usar varitas, prefieren dedicarse a estudios más intelectuales, como la astronomía. Además, son muy buenos arqueros y sanadores.

No siempre se llevan bien con los humanos, porque a veces uno ofende al otro sin querer. Y como los centauros son muy fuertes, son unos enemigos temibles.

Daphne paró un momento para pensar, mientras mordía la pluma y miraba hacia arriba. Luego continuó.

A los centauros no les gustan que la gente monte sobre ellos como si fueran simples caballos, lo cual es normal, porque ellos siempre han defendido que valen para algo más que para ser medio de transporte. Y es verdad, no hay más que ver lo listos que son. También, los centauros a veces tratan a los humanos como inferiores y como si fueran demasiado tontos como para entender cuestiones celestiales. Eso y otras cosas han llevado a varias batallas entre las dos especies, hasta que por fin han conseguido ponerse de acuerdo.

Por lo que sabemos de las religiones muggles, estos saben mucho de los centauros, a pesar de que nunca los han visto (o eso pensamos), porque se ocultan del mundo no mágico. Al menos de su aspecto, porque cuando hablan de ellos lo hacen como si fueran familia de sus dioses, así que podemos imaginar que, en realidad, se inventan bastantes cosas sobre estas criaturas.

Añadió algunas notas más a la redacción antes de entregarla. El frío parecía haberle congelado las ideas, porque le costó mucho pensar qué sabía sobre los centauros.

Llego corriendo a la zona donde vamos a impartir la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, una de las clases que se me dan peor. No soy muy fan de los animales que digamos, o mejor dicho, los animales no son muy fans míos. Me quedo sorprendido al ver al profesor, un centauro enooorme. Al menos no es un gato, vamos bien. Me siento al lado de Nick y tomo algunas notas.

-Ovíparos, se llaman ovíparos, pero no sé qué tiene que ver eso con los centauros...- le respondo en voz baja a Nick mientras me pongo a escribir mi redacción.

Los centauros son una de las razas mágicas que viven en nuestra sociedad. Se les agrupa dentro de los Seres Mágicos ya que no parece gustarles que les pongan en el mismo saco que a las brujas y los magos, al no practicar magia con varita, ni con las criaturas mágicas, ya que no son animales tontos como los unicornios. Entre los muggles han sido muy venerados en tiempos antiguos, como el personaje de Quirón.  Se les reconoce por su aspecto: mitad humano, mitad caballo. Viven en zonas apartadas al aire libre, lejos de los simples humanos, como el Bosque Prohibido en Hogwarts. Son orgullosos y valientes. En general no se relacionan con nadie que no sean entre ellos mismos, aunque ha habido excepciones, como el profesor Firenze, que dio clases hace muchos años en Hogwarts, aunque no acabó muy bien el tema a causa de los prejuicios de la sociedad mágica y de algunos centauros, o eso dicen. Al vivir aislados han podido conservar su libertad pero les ha traído mucha incomprensión por parte del resto del mundo mágico, en mi opinión.

Tras terminarla, saco mi trabajo de la Gente del Agua. Tuve que hacer un derroche de imaginación. Lo dejo donde nos ha indicado nuestro nuevo profesor. ¿Ya he dicho que se me da muy mal esta asignatura?

Tras haber pasado la hora del desayuno en el exterior, Mircea había vuelto al dormitorio para cambiarse el uniforme de verano que aún estaba usando, por el de invierno. Malo era que se te congelaran las manos, pero peor que lo hicieran las ideas. Así pues, ya más abrigado, con la túnica de tela gruesa bajo una capa cerrada con un broche con la figura de un águila, y el sombrero tan embutido en su cabeza que le tapaba las orejas y las cejas, fue como llegó a la cabaña cerrada, por donde sería la clase.

Se sentó en uno de los jirones de paja más cercanos a la fogata y saludó desde su sitio a Daphne con una sonrisa.

Aunque no le apeteciera nada, se quitó los guantes para poder escribir mejor y se dedicó a resumir lo que Sarth-Melem iba dictando. Acabada aquella primera parte de la clase, dejó su grueso rollo de pergaminos a un lado; estaba contento con lo que había trabajado sobre la gente del agua y no era casualidad que los sirénidos y los centauros compartieran muchos rasgos históricos, algo que le serviría para la redacción de los centaurii.

Con un nuevo pergamino en blanco enfrente, se dedicó a escribir sobre la jerarquización, normativas propias y comunes y rasgos identitarios de los hippocentaur con una teoría descabellada que había leído, siendo aquellos seres los únicos equinos capaces de hablar en primera persona. Estaba claro que aquello no parecía una redacción de un chico de trece años, pero lo cierto es que pareciera que dentro de Mircea hubiera un viejete que un joven lozano.

Finalmente incluyó algunas leyendas rumanas muggle a partir de lo mitología griega que se había esparcido levemente por la península balcánica. Todo muy normal en un crio al que aún no le había salido el primer pelo en el rostro...

Por fin les tocaba una clase que le gustaba. Criaturas mágicas. Eli esperaba con impaciencia esperando para ver de qué criatura hablarían. Al ver al profesor, se lo empezó a imaginar. Ya había visto centauros en el emotivo funeral de mascotas. Pero no podía negar que parecían fascinantes. Hasta hace poco de ellas solo sabía lo que había visto en películas y libros muggles. Ahora no es que supiera mucho más de ellos. Pero al menos sabía qué forma tenían realmente.

Mitad caballo mitad humanas, estos seres magestuosos y orgullosos, a pesar de estar catalogadas como criaturas mágicas son inteligentes y con una mentalidad propia, al igual que los humanos. Si no forman parte de este grupo es porque no parecen sentirse bien al ser comparados con los seres humanos, llegado al punto de enfadarse si se insiste mucho en esta materia.

No son magos, como nosotros, pero sí tienen ciertos conocimientos en algunas materias, para las cuales no necesitan de varita. En cierto modo se asemejan a la versión que los muggles tienen sobre ellos, quizá alguno los viera hace muchos años y lo contara en una de sus historias, o fuera simple casualidad. Con la dieferencia de que, en contra de la versión muglle en la que casi siempre son reproducidos como marrones, pueden tener otros colores de pelo en su parte equina.

Mientras escribía, apuntaba con la punta de su lengua hacia una de sus comisuras, como solía hacer cuando se concentraba en alguna tarea. 

Al llegar saludo a los presentes, en especial a mis compañeros de casa, aunque en esta ocasión me siento cerca de Dariel y Nick. Era la primera clase que compartíamos, y eso me había animado bastante. Además aprovecharía para preguntarle luego al zoquete este si él se había traído alguna hierba de mamá.
Compartir Conocimiento de Criaturas Mágicas con él eran risas aseguradas. A mi no es que se me diese bien la asignatura, pero a Dariel además de eso, no le gustaban los animales, así que las prácticas prometían ser desternillantes.

Cuando el profesor terminó su explicación, me puse con la redacción. De vez en cuando echaba un ojo a la de Nick, dejando escapar alguna que otra risilla al ver cómo redactaba.

Al igual que los propios humanos, el pelaje de los centauros puede variar bastante. Su cuerpo es el del un caballo y el torso y la cabeza de humano. No son mezcla de humano y caballo. Creo. Y espero.  Son una especie totalmente distinta.

Viven en los bosques, en manadas. Y no les gustan los humanos.

Entre sus conocimientos destacados se encuentran la astronomía y la adivinación.

Ojeé la redacción varias veces. No estaba muy convencida, pero la verdad es que no tenía mucha idea sobre los centauros. Así que me encogí de hombros, puse el nombre en ella y se la entregué al profesor, para después volver a sentarme junto a mi hermano y Nick, mientras negaba con la cabeza. ¿Cuándo habían mandado el trabajo de la gente del agua? Joder, ni siquiera lo recuerdo.

Sarth-Melem se fue acercando a vosotros mientras completabais vuestro trabajo. Iba recogiendo los ejercicios de la clase anterior, y aunque esta vez habían sido mandados por vuestra profesora sirena Psíone, sería él quien los corrigiese.

Mientras los alumnos se morían de frío y hacían todo lo posible por calentarse las manos, él iba leyendo los trabajos entregados.

Para cuando la clase terminó, y en vista de que no había habido ninguna pregunta, Sarth-Melem hizo un gesto con su varita para convocar un pequeño tornado de hojas caídas. Lentamente, las hojas iban colocándose en determinadas posiciones para indicar las puntuaciones de los alumnos:

Tras aquel pequeño espectáculo natural, el profesor se despidió de vosotros. El día de los exámenes finales tendréis que entregarme el trabajo de esta clase. Durante todas estas semanas tendréis algo de tiempo para investigar un poco más sobre ello y hacer un trabajo con mejores resultados que los que me habéis dado. Sinceramente, esperaba algo más, puesto que son trabajos bastante justitos.

¡Muchas gracias! Concluyó y se marchó despidiéndose de vosotros.

Daphne ya se esperaba algo así cuando entregó su redacción. No había ido a clase el día que la mandaron y había trabajado poquito en ella. Aun así, le fastidió bastante ver que no había recibido nada por ella. Peor era lo de Sara, claro, a quien le habían quitado puntos. Pero es que su compañera ni siquiera había pasado por clase.

Respiró hondo de forma que, cada vez que espiraba, soltaba una gran nube de vaho al ambiente. Sarth-Melem les había dado otra oportunidad de mejorarla e intentaría aprovecharla. Claro que, con la cantidad de cosas que tenía que reforzar... Comenzó a sentir mucho agobio. Dentro de nada tendrían las recuperaciones de duelo y no había conseguido sacar ni un mísero conjuro de todos los que había fallado. Tendría que ponerse las pilas inmediatamente.

- Enhorabuena, Mir, vaya notaza que has conseguido en el trabajo –le dijo sonriendo mientras guardaba sus cosas-. Yo creo que iré ahora a la sala común a seguir con la redacción sobre la Snitch para la clase de vuelo. A ver si no me pasa lo mismo que con esta.

No tenía tantas ganas como hacía unos días, se le notaba menos animada para estudiar. Aun así, intentaría hacer ese esfuerzo que no había hecho al principio de curso.

Intentó calentarse las orejas que, como estaba previsto, se le habían quedado congeladas al llevar hoy el pelo recogido. Con mucho cuidado, pues al tenerlas tan frías le dolía si las tocaba, las cubrió con las manos y deseó tener unas orejeras peludas y calentitas. Lo mejor para el frío es que me vaya de aquí.

- Chicos, buena clase –les dijo a Morgana y a los Gryffindor-. Nos vemos.

Se despidió de todos y fue corriendo hasta el castillo.

Cuando el centauro dio la clase por acabada, Mircea acercó las manos al fuego, calentándoselas lo suficiente antes de colocarse los guantes.

Al ver la nota que conseguía por el trabajo de los sirénidos se sintió algo decepcionado. Creía haber hecho una mejor labor de investigación. Seguramente tuviera que ver con la cantidad de asignaturas que exigían redacciones y por las que tenía que repartir su tiempo. Aún así se obligó de sonreír a Daphne cuando le felicitó. Hasta luego, Daphne, se despidió de ella. ¿Por qué no le había dicho que llevaba tan mal el trabajo de CCM? Aunque no fuera el mejor para ayudar con esa clase, al menos podría haberla ayudado a entregar algo digno de ser puntuable.

Guardó todos los utensilios de escritura para después volver a colocarse el sombrero, calándoselo hasta las orejas. Nos vemos en duelo, se despidió de los demás alumnos antes de marcharse, hundiendo sus manos enguantadas en los bolsillos de la túnica.