Partida Rol por web

Neil dejó la linde del bosque y siguió con su paseo. Se guardó la varita algo molesto en el bolsillo interior de la túnica. Seguramente no había conseguido hacer magia porque se había rebajado a los instintos más básicos, el odio y el rencor.

El paisaje era sobrecogedor, Neil volvió a echar de menos no haber traído su cámara y esperaba que sus padres se la enviasen. En Hogwarts había muchas cosas por retratar. Caminó todo los terrenos hasta llegar al muro de los terrenos. Tocó la pared con la mano, sintiéndola. Y pensar que esto lleva en pié más de mil años. pensó.

Los últimos meses había estado tan emocionado por ir al colegio que no se había parado a pensar en lo importante de acudir. Estaba en el colegio de magia más importante de Europa, y seguramente del mundo. Aún así, el colegio de España seguramente habría estado bien. Quizás no fuese tan intelectualmente elitista como Hogwarts, el modelo educativo era diferente, sin duda. Pero aún así, era su hogar.

Echaba de menos a su abuelo, sobre todo. Ir a la granja y estar con lo Abraxans y con las demás Criaturas Mágicas que criaban. Neil suspiró y acto seguido se sobresaltó. Como si el London pudiese leerle la mente apareció por los jardines y de un salto se puso en su regazo a ronronear.

De verdad, han hecho contigo el mejor trabajo del mundo le susurró mientras le arrascaba detrás de de las orejas. London no es que pudiese leerle la mente a Neil, desde luego. Lo que seguramente podía hacer era sentir sus sentimientos desde muy lejos.

¿Cómo te va en la escuela? ¿te diviertes? los ojos del gato estaban profundamente clavados en los suyos, como comunicándose. Neil se sintió mejor, la morriña por el hogar desapareció y se sintía poco a poco más animado y dicharachero.

London brincó fuera de su regazo grácilmente y se puso a caminar por los terrenos, echó una mirada hacia él para que lo siguiera. Y eso hizo, le siguió de vuelta sobre sus pasos, por la linde del bosque hasta un punto cualquiera en el que London echo un pequeño maullido y se internó en los árboles.

Neil se quedó quieto justo en el borde del bosque, sin perder de vista al gato que se había detenido junto a una gran raíz observándole.

London, no puedo entrar ahí. Está prohibido para los alumnos. le dijo al gato mientras en su interior se libraba una batalla entre seguir las normas y seguir a su gato.

Neil miró al cielo y se dio cuenta de lo tarde que era. Llamó a London, pero este no le respondió y ya era difícilmente identificable en las sombras.

Me voy a cenar, pequeño. le dijo mientras escudriñaba la oscuridad. Tengo hambre y... Bueno, eso que tengo hambre. Espero verte en el colegio.

Neil se dio la vuelta y empezó a caminar hacia el castillo a paso ligero, de repente se había asustado un poco; el silencio sepulcral, las sombras de los árboles, los propios árboles y la soledad de los terrenos le había hecho imaginarse cualquier cosa horrible. Casi corría cuando llegó a las puertas del colegio.

Salimos a pasear a los jardines... y estaba deseando que mi prima abriera la bocaza de una vez. Era de noche, y no había a penas nadie en ellos. Pronto darían la voz para que nos fuéramos a la cama.- ¿Y bien?.- Dije deteniéndome en seco, esperando que mi prima no se hiciera tanto de rogar.

Finalizando la conversación, Sam se fue antes de que la vieran fuera de la sala común

Me fui hacia mi habitación meditando lo que Sam me había dicho...

Christopher apareció por los jardines, dando patadas a las pequeñas piedras que había por allí. Todavía no hacía mucho frío, pero estaba seguro que la nieve no tardaría muchas semanas más.

Paseaba con las manos en los bolsillos, meditando sobre la poca presencia de los de su clase en este colegio. ¿Por qué no había magos negros como él? A sus padres no les gustaría que se relacionara mucho con los otros, pero es que no tenía otra opción.

Además, tampoco es que se estuviera relacionando mucho con los demás niños. Quizá Christopher no era muy maduro, pero consideraba a los demás repipis y desagradables. Los hermanos Ward le parecían especialmente detestables. ¡Eran como un matrimonio! Y eso que tenían su misma edad...

El rostro de una muchacha pelirroja apareció en su cabeza, nublando el resto de pensamientos.

Oh, Gwen... se le escapó y rápidamente se tapó la boca. Miró a su alrededor. ¿Le habría escuchado alguien? Se escondió entre los arbustos y decidió que era el momento de volver al castillo, comer algo e ir a clase.
 

Neil salió a los terrenos comiéndose lo que había cogido del gran Comedor. Le había cogido el gusto a estar en los terrenos, en aquella semana había ido varias veces y siempre se había reunido allí con su gato. London era genial, parecía poder encontrarlo siempre donde y cuándo fuese que Neil lo necesitaba. En parte aquello era genial, porque con el ajetreo del colegio, la magia, los deberes... Neil había tenido poco tiempo para estar con su gato las primeras semanas. Pero por otro lado le hacía añorar mAs el hogar, a sus padres y en cierta manera le hacía estar algo más huraño.

Suspiró y acabó de comerse la fruta. Había reservado algo de empanada para London, y este la devoró velozmente. Se echó sobre la hierba, mirando el encapotado día y London se posó delicadamente sobre su pecho ronroneando. Mantuvo esa postura durante un rato largo, acariciando sin pensar. Casi estuvo apunto de dormirse pero el graznar de un Cuervo que pasó volando muy cerca le devolvió a la realidad.

Neil se irguió de nuevo y se desperezó. Aún quedaba un rato para clase así que sacó su varita dispuesto a practicar. Se sentó apoyando la espalda en una roca y meditó

supongo que puedo practicar este. le dijo a London que le miraba sin parpadear, señalando el libro de Adivinación. Era el primer hechizo que había aprendido en la escuela y no lo había vuelto a practicar desde entonces.

Neil leyó lo que ya había aprendido en el libro, para repasar. Pero rápidamente lo cerro y lo dejó a un lado. Apuntó al tronco de un árbol caído hacía mucho, a un par de metros de donde estaba sentado, en la linde del bosque prohibido. Aquel lugar había dejado de atemorizarle como la primera vez que London le había llevado allí y ahora le atraía de una manera mágica, casi real. Aquello no preocupaba al chico, pues de donde venía los bosques eran normales y había andado por muchos.

Leg Magiem susurró apuntando desde donde estaba al árbol. Espero unos momentos pero nada pasó, Neil maldijo por lo bajó enfadado. Estaba claro que la Adivinación no era su fuerte.

Cogió al gato en brazos y le apachurró un poco, consolándose. El gato se desembarazó de su abrazo y salto grácilmente hasta el tronco del árbol que acaba de intentar hechizar. Como cada vez que se veían, el gato maulló con la cola en alta mirando hacia el bosque. Neil ya se había acostumbrado a aquello, pero aún así, el oscuro bosque detrás del gato le ponía algo nervioso.

Me voy a clase London, nos vemos luego. Pórtate bien. Y, también como siempre, de la que Neil volvía al castillo London se internaba en el bosque.

- Todavía no llegó nadie - Comentó Ithan a Gabi al llegar a los Jardines. Iba cargado con dos enormes bandejas, y llevaba su mochila a la espalda, que por el bulto, debía llevar algo más. Se paró un momento, mirando de reojo a Gabi, esperándola un momento. - Bueno, vamos montando el campamento - Dijo, sin darle más importancia.

Ithan se extrañó de que ellos fueran los primeros. Después de todo, él mismo había pasado por la sala común y el dormitorio para cambiarse de ropa y dejar unas notas en el tablón de la sala común. Ahora vestía un pantalón ancho, militar. Uno de esos llenos de bolsillos y correas que cuelgan, en una gama de colores grises y negros. Llevaba una camiseta negra, y al cuello, llevaba una palestina roja que daba el toque de color a su ropa.

Caminó, cargando con las cosas hasta un llano con césped, y dejó las cosas en el suelo, dejando también la mochila en el suelo, y sacando de esta un mantel, que extendió sobre la hierba. Tras eso, dejó las dos bandejas de comida sobre el mantel. En las bandejas había, principalmente Stew, Botxy, Coddle y algo de Chucrut. - Que hambre tengo - Reconoció, mirando a Gabi.

Se quitó la palestina y la extendio en el suelo, para usarla como asiento improvisado. Entonces, tomó asiento, dejando espacio para al menos una persona más, y comenzó a sacar platos, dejándolos sobre el mantel, así como media docena de vasos. - Bueno, creo que ya está todo lo que teníamos que traer ¿no? - Preguntó, encogiéndose de hombros.

Entonces, recordó algo, y sin ponerse en pie, se llevó los dedos a los labios, silbando con fuerza. - Le dije a Albo que esperara fuera, ahora vendrá. El pobre ha estado todo el día metido en la habitación. - Se dejó caer hacia atrás, quedando tumbado, mirando el cielo, haciendo tiempo.

- ¿Crees que tardaran mucho en llegar? -

Como si hubiera estado esperando a que Ithan formulara aquella pregunta, Kendra llegó al jardín, acompañada de Asterope y Ludmila. Las tres iban cargadas con sendos platos y sus mochilas tintineaban y abultaban más que de costumbre. Se la veía algo azorada, como si tuviera ganas de llegar, algo que quedó más que patente en cuanto llegó y vio que Ithan ya estaba allí.

Una enorme sonrisa se iluminó en su rostro entonces y la Slytherin se fue directa hacia él, deteniéndose a escasa distancia, con las manos ocupadas con dos platos llenos de comida- Hola Ithan... - le dijo, mirándolo durante algunos segundos.- Que bien que ya estés... que ya estéis aqui. - dijo, reparando en que Gabi tambien estaba allí. Alzo entonces la mano, sonriendo también a la chica, sin moverse de donde estaba- Hola Gabi.  - le dijo, simpática y educada.

Y entonces apareció Albo, de la nada, correteando en dirección a su dueño. Kendra sonrió, aún con los platos en las manos- Vaya, si lo llego a saber habria ido a por Sócrates antes de venir... - dijo la chica, ladeando una sonrisa en sus labios, mientras cabeceaba en dirección al hurón.

Alzó finalmente los platos, con una sonrisa encantadora, y un humor inmejorable- Voy a ir dejando todo esto por aqui... - dijo entonces, haciendo alusion a todo lo que habian traido- ¿Me ayudas? - preguntó directamente a Ithan, con intencion de ir preparando las cosas mientras el resto también llegaba.

Hooooola se oyó una voz a través de una bandeja que desafiaba las leyes de la gravedad. Sobre una bandeja Neil traía un poco de cada cosa, incluso unos panecillos haciendo equilibrio en la cúspide de la pirámide. En sus bolsillos traía algunas piezas de fruta.

[B]¿necesitáis ayuda?[/B] dijo Neil tras un prolongado suspiro después de posar la bandeja frente a si.

Aún llevaba el uniforme de la escuela, pero no le importaba al final había sido buena idea no pasar por la sala común. Se quitó la capa y la puso el suelo a modo de manta para sentarse encima, se quitó el sombrero y posó algo más allá metiendo las piezas de fruta y los panecillos en el.

¿no ha llegado nadie más? preguntó posando por fin su trasero en la capa.

Cuando Aiden llegó a la zona de que Ithan había seleccionado para la cena, se sintió algo decepcionado consigo mismo ya que no llevaba tanta comida como el resto.

- Buenas Dijo algo avergonzado mientras dejaba los platos sobre el mantel que Ithan había colocado en el suelo. Después, imitando al chico de Hufflepuf que también se encotraba allí, colocó su capa en el suelo para sentarse encima de ella y así no mancharse los pantalones.

Cuando llegaron a los jardines, Ithan y Gabriela ya estaban esperando. ¡Buenas!, saludó mientras dejaba la bandeja que llevaba en las manos y sacaba todas las cosas de la mochila y a colocarlas en el mantel improvisado. Ella se había encargado de los postres, así que traía todo tipo de fruta, pasteles y hojaldres. En la bandeja traía también cuencos con mousses (de chocolate, vainilla, limón, arándanos y queso fresco), que había tratado con cuidado para que no se le cayeran.

Justo entonces llegó Neil (o lo que Asterope creía que era Neil) detrás de una bandeja enorme con un montón de comida encima. ¿Que si necesitamos ayuda? Más bien eres tú quien la necesita. Se iba justo a levantar para asistirle, pero él solo pudo colocar todo lo que llevaba encima, así que volvió a su sitio. Pues por ahora solo somos nosotros.

Imitó a sus compañeros y se sentó sobre su capa. La noche era agradable, probablemente de las últimas con buen tiempo que tendrían. Miró al mantel lleno de platos que, después de la aparición de Neil, habían aumentado considerablemente. Un poco más y habrían dejado las mesas vacías, provocando el caos entre los elfos cocineros, que habrían tenido que empezar de nuevo a hacer toda la cena. Obviamente era una exageración, pues las dotes mágicas de esas criaturas les permitía tener siempre un montón de comida lista. Pero, por alguna curiosa e inexplicable razón, este pensamiento le divertía a Asterope, como si la posibilidad de que hubiera elfos desesperados y alumnos hambrientos fuera un tema irrisorio.

¿Y el resto de tus compañeros? Le preguntó a Neil por los tejones, pues le pareció extraño que no hubieran llegado todos juntos. ¿Al final vienen las gemelas y Matt? Esperaba que pudieran aparecer, pues le habían caído muy bien también. Quién lo hubiera dicho hace unas semanas...

Vio entonces al hurón blanco de Ithan. Pues sí que es igualito al de Kendra. La chica se lo había comentado, pero nunca se había fijado en el animal. Y realmente parecía el mismo que Sócrates. ¿Qué posibilidades había de que dos personas sin ningún tipo de relación elijan mascotas idénticas?

Pensó en la suerte que tenían ambos de tener aún a sus hurones con ellos. La mente de Asterope viajó entonces hasta su casa, donde probablemente estaría su adorado Hefesto. Esperaba que no tardara mucho más en llegar, le echaba demasiado de menos. Había sido casi su única compañía en el último año y medio y estar tanto tiempo separada de él le disgustaba. ¿Qué estaría haciendo su familia para retenerlo? Las noticias que el búho le trajera le daban un poco igual; lo único que quería era volver a verlo.

Neil se había desparramado como un gusarrajo sobre su capa.

¿Eh? miró a su alrededor ante la pregunta de Asterope. Pues sí, venían justo detrás de mí, si veníamos hablando...

Neil se incorporó un poco algo preocupado, pero los vio a lo lejos, aún a un largo pedazo de donde se habían sentado. Sonrió aliviado y les saludó con la mano.

Sí, allá vienen.

Se debatía en si empezar a comer o esperar a que viniese todo el mundo. Se decidió por lo segundo a pesar de que se empezaba a morir de hambre.

Gabi asintió a las palabras de Ithan:

-Si, así ahorramos tiempo de acomodación.- Le dijo divertida, mientras iba colocando las frutas y bocadillos que había recogido sobre el mantel que el rubio puso en el suelo. No pudo evitar reirse cuando Ithan reconoció que tenía hambre:

-Por eso yo comí un tentempié antes de venir.- Reconoció la niña mientras ponía la jarra con zumo de calabaza.

-Si, creo que ya estamos.- Añadió sentándose sobre la capa. Justo en ese momento llegaron los Slytherin, a quienes saludó cordialmente:

-¡Hola! ¡Bienvenidos!- Les dijo abriendo los brazos para mostrar las cosas que ya habían puesto para la reunión.

-Pues por ahora falta la mayoría de los Ravenclaw.- Respondió a la pregunta de Neil tras asegurarse que la gran torre de cosas que había traído no se desbalanceara.

Observó en la dirección en la que miraba Neil, asegurándose de que los otros niños venían en camino. Prefirió no hacer comentarios sobre si deberían comer ahora o esperarlos, pues pensaba que eso quedaría de parte de quienes tenían hambre y seguramente no veían la hora de probar semejante banquete.

Dicen que los niños llegan con un pan debajo del brazo. Maxwell llevaba un mantel que había cogido de la mesa, y en el que había envuelto suficiente comida como para dos o tres personas —o una sola, si se trataba de una de las gemelas—. Un pastel de carne; varias rebanadas de pan; una docena de empanadillas de atún, huevo y tomate; y todas las frutas que había conseguido encajar en el paquete. Que nunca faltaran las frutas.

Era uno de los últimos en llegar. Había tenido que detenerse a mitad de camino para evitar que las viandas se escaparan del mantel y organizaran una fiesta en medio del pasillo. Un mantel como el que había tomado prestado estaba extendido sobre la hierba, y ya había una buena cantidad de platos y bandejas encima, todas repletas de comida. No iban a irse a la cama con hambre. A menos que decidieran no comer, claro. Pero salvo que por alguna razón no probaran bocado, no había manera de que terminaran todo aquello. No hasta que llegaran las gemelas, si los tortolitos les daban el aviso.

—Hey —saludó, con la ausencia de ímpetu que era habitual en él. Dejó con cuidado el paquete en el suelo, junto al otro mantel, y lo abrió para mostrar lo que había traído.

Algunos de los otros ya se habían colocado alrededor de la comida. Habían colocado capas, u otras ropas, debajo de sus traseros. Maxwell se dejó caer al suelo, boca arriba, para poder observar el lento oscilar de las nubes y el progresivo oscurecimiento del cielo. Se preguntaba qué sentido tenía manchar una prenda para proteger otra, si por la noche, los elfos se colarían en los dormitorios y las lavarían de todas formas.

Aun miraba el cielo, cuando Gabi confirmó que estaba preparado cuanto habían traído. Se llevó las manos detrás del a cabeza, acomodándose mientras Gabi se sentaba. Fue abrir la boca, para añadir algo, cuando escuchó la voz de Kendra saludarle. Arqueó la espalda, mirando en la dirección que provenía la voz, mientras Kendra corregía sus palabras, y Gabi le devolvía el saludo.

- Hola Kendra, Hola Asterope - Saludó a las dos chicas de Slytherin, cuando llegaron.

Aprovechó esos segundos para ponerse de pie de un solo salto, y girándose hacia ella con una amplia sonrisa, mientras sujetaba una de las bandejas que le tendía. - Claro - Contestó a Kendra, cuando le pidió ayuda. Y dejó la bandeja sobre el mantel que había preparado, ayudando a Kendra con las cosas, cuando llegó Neil y saludó.

Hizo una pausa, sonriendo a Neil y levantando la mano para saludarle. - Ey, Neil ¿Qué tal? - Preguntó, dejándole sitio para sentarse. - Por ahora solo estamos nosotros, pero mira, por allí vienen más. - Se hizo a un lado, saludando a Aiden cuando llegó - Buenas Aiden - 

Entonces, el Rubio se agachó, posando una de las manos en el suelo, y un hurón blanco, aquel que había acompañado a Kendra y Asterope en el final de su camino, escalo por el brazo, hasta situarse en los hombros de su dueño. El animal estiró el cuello, observando desde su nueva posición a los presentes, mientras el chaval acariciaba la parte inferior de su mandíbula, mirándolo de reojo.

- Hola, Max - Saludo al otro Hufflepuff cuando llegó a la zona preparada. Ya eran siete chavales, más de la mitad de los que habían dicho que irían. - Los Ravenclaw no vendrán - Anunció, mirando a Gabi cuando dijo que eran los que faltaban. - Solo Christ dijo que vendría, el resto se marchó tras denegar la invitación - Aquello, sumado al día de la fiesta de la sala de los trofeos, le pareció extraño. Era como si no quisieran relacionarse con los demás.

- ¿Vamos sentándonos? No creo que los demás tarden en llegar. Invitó a los presentes, señalando los alrededores del mantel. - Hemos traído mogollón de comida -  Reconoció, ampliando la sonrisa.

Finalmente, se dejo caer sobre aquella palestina que había extendido previamente, cruzándose de piernas y esperando a que los demás le acompañaran en el gesto.

Árpád llegó bastante rezagado. Primero había tratado de esperar a Matt y a las gemelas, y luego se había entretenido a la salida del comedor. Por un momento le había dado algo de miedo no encontrar a los demás al haber quedado en algo tan grande como los jardines del colegio, pero eran ya un grupo lo suficientemente grande como para distinguirlos a los lejos.

Se acercó allí a paso apresurado, cargando con un montón de comida envuelta en servilletas, y al llegar se sorprendió de lo bien que se lo habían montado algunos.

Al ver que ya estaban tomando asiento se sentó sin más en la hierba y dejó sobre el mantel que había en el medio las cosas que él había traído, dando por hecho que compartirían todo.

- Bueno, - Dijo entonces mirando a Kendra y a Asterope. - ¿podéis contarnos algo más de la fiesta del domingo?

Kendra sonrió en cuanto el Gryffindor comenzó a ayudarla a colocar cosas, sacando también de su mochila cubiertos, platos y vasos que fue dejando encima de aquel improvisado mantel- Es todo lo que pudimos traer... - dijo, sin estar segura de si tendrian suficiente menaje para todos. Se alegró, en cualquier caso, al ver que Ithan y Gabi tambien se habían preocupado por aquel detalle y también habían llevado parte del menaje.

Mientras estaban colocando las cosas, comenzaron a llegar los demás. El primero en llegar fue Neil, a quien sonrio al verlo tras aquella montaña de comida- Hola Neil... -dijo, simpática, alzando también una mano al ver que después de él venian Maxwell y Árpád- Hola chicos, que bien que os hayáis dado tanta prisa... ¿Habeis visto a las gemelas y a Matt? - coreó ella tambien a Asterope, riendo brevemente al ver que sus voces casi se solapaban.

Se incorporó finalmente, cuando terminó de colocar las cosas, y dedicó una encantadora sonrisa a Ithan- Gracias... - le susurró, con un gesto complice, antes de prestar atención a Gabi y a su pregunta sobre los Ravenclaw, junto con el posterior comentario de Ithan al principio.  Kendra torció el gesto, pensativa, mientras los demás se iban acomodando- Si te digo la verdad... creo que son los únicos con los que no he hablado... Creo que con la única que crucé alguna palabra en la fiesta fue con Willow pero... No sé... pensaba que era cosa nuestra, que nos tendrían tirria a los Slytherin... Pero parece que no les gusta mucho relacionarse con los demás... - dijo, con cierta resignación, encogiéndose de hombros.

Acto seguido buscó con la mirada un lugar donde sentarse. Y, cuando vio que en la palestina de Ithan había espacio para dos, se acercó, sonriéndole un instante, antes de tomar asiento junto a él, sin necesidad de permisos. Aquel gesto había sido su declaracion de intenciones para con el rubio. Estaba segura de que, si el gesto le incomodaba, se lo diria sin problemas.

-En fin chicos... Que aproveche. - dijo a todos, antes de que comenzaran a dar cuenta de todo aquello, educada y metódica ante todo.

Sin embargo, ella no comenzó a comer, de momento. Flexionó las piernas, acomodándose con aire elegante, al tiempo casi que Árpád les preguntaba por la fiesta- Pues, llevamos mucho tiempo planeandola... Pensamos que quizás seria una buena oportunidad de conocernos todos, no sólo los alumnos de primero. Despues de todo, todos pasamos mucho tiempo al cabo del dia con los alumnos de segundo y, la mayoría, son bastante majos... - explicó, encogiéndose de hombros- Y se nos ocurrió que podriamos hacer algo parecido a lo de hoy, pero en el lago, el domingo por la tarde... Que cada uno lleve algo, y pasar alli la tarde, haciendo cosas y conociendonos un poco más. - resumió, ladeando una sonrisa en sus labios, mientras extendia su mano en direccion a Albo, intentando llamar la atención del animal con un trocito de pan de centeno, para jugar un rato con él.

Fue saludando a la gente según iba llegando. Y, por gente, se refería solo a Max y Árpád, que también traían otro montón de comida. Asterope se dio cuenta de que no se habían organizado muy bien: cada alumno había cogido un porrón de viandas y habían juntado lo suficiente como para alimentar a una legión de magos hambrientos, así que deberían haber invitado a todo el castillo para acabar, al menos, con la mitad de ellas. Y aún quedaba gente por llegar. Quizás deberían haber hecho una lista de lo que tenía que traer cada uno antes de salir de clase.

Se sorprendió ante lo que dijo Ithan sobre los Ravenclaw. Como Kendra, ella había pensado que el problema lo tenían solo con Slytherin. ¿Pero una casa entera que no quiera estar con nadie más? Menos mal que el Sombrero acabó poniéndola con las serpientes y no con las águilas. Si no, con lo retraída que era ella y con tanta gente que se auto-marginaba, no habría salido de su soledad en la vida.

Yo tampoco he hablado con ellos nunca. Me parece una actitud muy elitista por su parte. Porque a algunos nos cuesta relacionarnos, pero nos esforzamos por conocer al resto. Ellos ni eso. -Asterope pensaba que, probablemente, muchos de ellos se consideraban demasiado importantes como para estar con los demás... Igual que los alumnos de tercero en adelante, vamos- Justo esta mañana las gemelas me dijeron exactamente lo mismo: que se encierran en sí mismos. Y es verdad -Y ella misma había pensado también en la fama de orgullosos que llevan arrastrando los miembros de la casa desde sus comienzos. Con lo que había sido la gran Rowena Ravenclaw...

¿Y el resto de los Gryffindor? -les preguntó a Ithan y a Gabriela. Le sorprendía que aún no hubieran llegado. Habían ido con un par de chicas más a clase de Transformaciones para buscarlos. Y había supuesto que bajarían todos juntos.

Se giró para responder a la pregunta de Árpád -Pues Kendra te dirá, es el cerebro de la operación- Justo su compañera empezó a hablar y se lo explicó todo. Asintió a lo que dijo sobre los alumnos de segundo -A ver si se unen unos cuantos, que a esos los conocemos menos- Aunque espero que no todos... Podía ser una tarde agradable. Deseaba que el agua no estuviera muy fría, para poder darse un baño. Le encantaba bajar al lago solo para eso.