Partida Rol por web

Historias de Horror I.

CC: 6- Prisión de Piedra Alzada.

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02/01/2018, 17:50
(SA) Gheorghe Mykas.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

POCAS MILLAS AL SUR DE RAVENGRO.

Aunque sintió el frío asolador del punto sobrenatural, la fuerza de voluntad y convicción de Gheorghe eran tales que fue capaz de ignorarlo totalmente. Su brazo se alargó y echó mano del bárbaro, al que logró arrastrar fuera de la zona de peligro, ayudado finalmente por Sascha. Algo de escarcha adornaba el cuerpo del paladín, además de haber enfriado sus ropas y equipo, pero por lo demás parecía estar perfectamente bien.

-Velkan, ¿no has notado como te congelabas? Podrías haber muerto ahí dentro-dijo con un leve tono de reproche, aunque finalmente no hubiera que lamentar su muerte, lo que era una buena noticia sin lugar a dudas. 

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03/01/2018, 17:20
Historias de Horror.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

AUDITORIO:

La sala tenía unos cuantos bancos, algunos ya rotos, otros estaban tirados por el suelo y en general casi ninguno parecía mantener su posición original. Al fondo había una mesa junto a una pequeña plataforma. Aquello, haciendo un esfuerzo de imaginación podía asemejarse a un pequeño juzgado, probablemente en aquella sala se dictaba la sentencia de los condenados en Piedra Alzada y se resolvían las posibles apelaciones. Aquella plataforma habría soportado el peso y los pecados de cientos de presos, quizás por eso daba un pequeño escalofrío acercarse a ella. Ese escalofrío aumentaba segundo a segundo hasta convertirse en un pavor gélido insoportable para cualquier ser viviente.

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04/01/2018, 13:12
(CC) La Bestia.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Como había temido, nada más dio un par de pasos por la estancia unos cráneos se levantaron en el aire y se prendieron en llamas. El noble se encontraba entre la espada y la pared. Por un lado no podía retroceder, pues una muerte heladora le esperada si así lo hacía, y por otro las llameantes calaveras no le auguraban un futuro mucho mejor. Quizá, si hubiera sido una sola de ellas, podría haberse defendido. Se había entrenado en el noble arte del pugilismo, pero siempre más como una distracción, una manera de mantenerse en forma y controlar sus emociones y reacciones ante el dolor, siempre tan frágiles. Pero, ¿tres monstruos llameantes? ¿Qué podía hacer alguien como él sin sus fieles sirvientes, o su familia, para ayudarle? Así que se vio acorralado y tuvo miedo. Y ese miedo fue aprovechado por La Bestia. El pánico abría una brecha en el la muralla de autocontrol que mantenía siempre el noble.

¡GROOOOOOOAAAAAAARG!

El rugido de la Bestia sonó ensordecedor en su cabeza, tanto que Konrad se llevó las manos a las orejas, como si pudiera así protegerse. Las enseñanzas del profesor Lorrimor, así como de Anciano Sabio, con el que justo había intercambiado en el reflejo del cristal unas palabras, apenas eran audibles con aquel estruendo.

PUM, PUM, PUM PUM

Los tambores de guerra sonaban cada vez más cerca, acompasados con los latidos de su corazón, a un ritmo cada vez más veloz. Por una última vez miró atrás cruzando su mirada con los compañeros que quedaban atrás.

- No...no vengáis...insensatos...- Apenas logró lanzar aquella advertencia y entrever que Sascha se movía rauda atravesando el gélido frío que permanecía en la estancia anterior.

¡HACER CASO A MUJER DE PELO FUEGO!

Quizá fuera la única opción para sobrevivir. Abrazar su naturaleza, no considerarla una maldición como tantas veces le había dicho Sascha, aprovecharse de su fuerza para luego volver a encerrarla. Pero, ¿sería capaz? Lo había conseguido alguna vez pero nunca había dejado voluntariamente salir a La Bestia. Bastó esas pequeñas dudas o cavilaciones para que La Bestia doblegara la voluntad del noble. Parpadeó un breve instante y cuando abrió los ojos de nuevo ya no eran los suyos.

Una sonrisa de loco deformaba su rostro y su cuerpo se arqueó de manera inverosímil. Los huesos crujían y sus venas parecían a punto de reventar al expandirse su musculatura. La voz de Konrad se deformaba en agónicos alaridos de dolor mientras su cuerpo adquiría un color verdoso y dimensiones grotescas.

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05/01/2018, 09:51
(CC) Doctor Querio Vandel.

En Babia. Como en otras ocasiones, el Doctor Vandel había hecho tiempo para no tener que enzarzarse en combate. Toda maniobra para escaquearse tiene tres pasos: erudición, distracción y abstracción.

Primer paso: erudición. Trata de decir algo inteligente. Los soldados combaten y se llevan los golpes; los generales preparan la estrategia y se llevan la gloria. Disfraza un comentario de tacticismo y habrás sido partícipe del éxito con una aportación intangible en forma de consejo.

¡Replegad filas hacia el recibidor!

Segundo paso: distracción. No te expongas. Sal de enmedio. Este arte es igual de útil cuando llamas la atención sobre otros, que cuando la quitas de ti mismo. Funciona tan bien siendo discreto como con una sobreactuación bien escogida.

Oh... ¿Qué es eso? Creo que he encontrado una pista importante...

Tercer paso: abstracción. Da igual ser un hombre desarmado tras una lápida, que quedarse en casa para proteger a una chica mientras tus compañeros cazan esqueletos, que quedarse en la retaguardia... Lo importante es parecer ocupado. Parecer ocupado, y estar lejos de la acción. Por ejemplo, puedes agacharte a recoger una piedra, con curiosidad científica, haciendo como si de verdad se tratase de algo relevante.

No. Solo es una piedra. ¿O eso es lo que quieren que pensemos? Quizás vista más de cerca... Uhm... Interesante.

En Babia. Tanta atención le había prestado a una simple piedra que cuando volvió a reincorporarse, Konrad había sido sustituído por... por... ¡Por una bestia de aspecto brutal!

¿Qué ha pasado? ¿Han venido las nieblas amarillas cuando yo estaba a otra cosa? ¿Un nuevo caso de transposición de cuerpos? ¿Konrad se ha ido y en su lugar ha aparecido... "eso"?

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06/01/2018, 08:07
(CC) La Bestia.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

El cambio no era agradable, tampoco para La Bestia. Pero el gozo de ser libre de nuevo, de reducir al estúpido humano que lo mantenía encerrado a una vocecita apenas audible, compensaba la torpeza de sus primeros movimientos. Y es que parecía un potro recién nacido tratando de caminar. Escupió una mezcla de babas sanguinolentas al suelo mientras daba unos torpes pasos tratando de focalizar algún objetivo en el que aplacar su sed de destrucción. Allí estaba la mujer de pelo de fuego. La odiaba y la deseaba al mismo tiempo. Le debía un buen golpe, no olvidaba, pero también le debía otra cosa, placentera también a su manera. Su básica mente se deleitaba en diferentes formas de hacer las dos cosas a la vez mientras en un par de zancadas se puso a su lado. Sacó una lengua grande y gorda y se relamió la saliva espumosa que se derramaba por la grotesca boca.

- ¡TÚ, POSTRE!- Rugió a la vez que estampaba el puño cerrado contra el cráneo en llamas haciéndolo añicos. Fue entonces cuando su atención se centró en el objeto que tenía encajado en uno de los dedos de la mano izquierda. Era una diminuta lámpara. Agitó la mano para sacudírsela pero se había quedado atorada como un anillo al dedo. Era otro de los artilugios de ese melindroso humano como el pequeño escudo también atado a su brazo que a sus ojos era ridículo. En esas estaba cuando otro de los cráneos se lanzó contra él. No tuvo más que extender la mano, con la enorme palma abierta, para que se estampara en ella.

- JUAS, JUAS, JUAS.- Se arqueó de la risa, momento que aprovechó el cráneo para golpearlo.- ¡GROAAAAAARG!- Rugió de dolor La Bestia al sentir en sus carnes la quemadura y lanzando un torpe golpe que no era más que para espantar una mosca.

¡Céntrate!

Al igual que Konrad escuchaba tambores de guerra y le palpitaban las sienes por la presión cuando La Bestia trataba de salir, aquel ser monstruoso escuchaba un agudo pitido cuando Konrad trataba de tomar el control y comunicarse con él. La voz del humano le parecía estridente como violines mal afinados y molesta, muy molesta. Pero La Bestia no acataba órdenes de nadie. A pesar del olor a su propia carne quemada percibía el estimulante aroma de la hembra que tenía al lado. Sus fosas nasales aleteaban con cada enorme masa de aire que inspiraba. Lo único que podía hacerlo acabar con el cráneo era pensar que luego la tendría a ella para él solo.

Y en su interior, Konrad se revolvía asustado por aquellas emociones que podía percibir. Tenía que pararlo antes de que hiciera daño a Sascha o a alguno de los otros.

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06/01/2018, 11:08
(SA) Gheorghe Mykas.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Tan pronto como lo vio, Gheorghe lo supo. Ahí estaba. Esa debía ser la maldición de la que le habló su hermano, aquello que le requería tanto autocontrol. Y desde luego, era intimidante. Un enorme bruto verde, que fácilmente le doblaba en tamaño, y que probablemente podría aplastarle sin muchas dificultades. No era lo más sensato acercarse y ponerse al alcance de la criatura... Pero había hecho un juramento. 

Y la palabra de un paladín valía más que su propia vida. Así que se armó de valor y avanzó, listo para acabar con el último cráneo si tenía la oportunidad... Y para lidiar con la monstruosidad después, de ser necesario. 

-Konrad... Espero que sigas ahí dentro-dijo para sí mismo antes de llegar. 

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06/01/2018, 17:11
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

La calavera cayó con facilidad, así que al ver a Konrad atacar a la siguiente pensé que para él también sería fácil... En lo que no pensé fue en que podría darle un golpe que le afectase tanto como para perder el control.

No, no, no... ¡NO, NO, NO!

Por un momento fui presa del pánico. No por temor a que la Bestia que vivía dentro de Konrad me atacara y me hiciera daño. A ese temor estaba acostumbrada. No en vano dormía con una buena ración de opio bajo la almohada cuando compartía cama con él. Tenía miedo de que atacara a los demás y de que en consecuencia alguien le hiciera daño.

- ¡¡¡NO!!! - Dije contestando principalmente a Querio. - ¡¡¡No os acerquéis a Konrad!!! ¡Salid de aquí!

Mientras gritaba, me lancé contra la otra calavera, a pesar de estar peligrosamente cerca de Konrad. Entonces fui consciente de la presencia de Gheorghe. Sabía que el paladín no haría daño a su hermano si no era necesario, pero aún así tenía el impulso de advertirle.

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07/01/2018, 12:54
(SA) Gheorghe Mykas.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

El último enemigo había caído, y a juicio del paladín, no era probable que recibieran más ataques... Sin contar con aquella cosa verde y enorme, claro. El bruto que había reemplazado a Konrad estaba extremadamente furioso, y había visto suficiente y recibido suficientes lecciones sobre invasores bárbaros para darse cuenta de que, en ese estado, seguramente le daría igual a quién atacar, pues solo buscaba destruir. Debía calmarse y volver a su anterior ser, si es que tal cosa era posible. Pero Gheorghe estaba dispuesto a intentarlo. Debían impedir que hubiera víctimas, y Konrad podría ser una, aunque ahora mismo no fuera el mismo.

-Konrad. Konrad, escúchame-dijo, con tono firme pero calmado-sé que sigues ahí dentro. Tienes que luchar contra la maldición. La has contenido mucho tiempo, tú mismo me lo contaste. Puedes lograrlo de nuevo. Sé que no quieres hacernos daño, a ninguno de nosotros.

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07/01/2018, 15:57
(CC) Velkan Matacambiantes.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

No lo entendió, sintió el dolor de forma ineludible pero no lo entendió. Pese a que hizo esfuerzos por buscar la fuente del daño que había recibido, fue incapaz. Poco tiempo después notó que sus compañeros lo arrastraban de aquel frío lugar y lo devolvían a una zona aparentemente segura. Velkan parpadeó varias veces intentando entender lo que había sucedido y además tratando de dar respuesta a lo que debía de hacer a continuación. Esas reflexiones le llevaron más tiempo del esperado, el suficiente como para escuchar un ruido de combate al otro lado. Si había algo que él entendía era el combate.

Avanzó sin cuidado volviendo a pasar por el sitio por el que había sufrido daño y volvió a sentir dolor, pero no se detuvo. Con esfuerzo progresó hasta llegar a la habitación en la que los ecos del combate se estaban apaciguando. Ante él había una enorme bestia verde que al parecer se había apoderado del cuerpo de Konrad y que todos intentaban calmar. Su tamaño era enorme y la anchura de sus brazos parecía similar al tronco de unos árboles pero lo más peligroso era su mirada. No tuvo que observarlo mucho para cerciorarse de que era una bestia peligrosa, él entendía de eso. Estaba cansado y dolorido pero no parecía aquel el mejor momento para recuperar el aliento y lamerse las heridas.

Escuchó los gritos de Sascha y las palabras de Gheorge, él no huía de nadie y menos en una situación así.  Confiaba en que el paladín pudiera calmar a la bestia pero no estaba loco así que no guardó sus armas y mantuvo sus músculos en tensión por si era necesario entrar en acción.

Es un cambiante...—murmuró.

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08/01/2018, 21:57
(CC) Konrad Mykephoros.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

- ¡GROOOOAAAAARGGGG!- Rugió con todas sus fuerzas al ver al objetivo de sus iras convertido en astillas por la mujer de pelo de fuego que lo atormentaba tantas veces. Quería agarrarla entre sus brazos y estrujarla hasta que quedara inconsciente y entonces hacerla suya. Pero cuando iba a hacerlo otras dos figuras más, que le resultaban vágamente familiares, aparecieron en escena. Quiso apartar al hombre embutido en su brillante armadura de un manotazo pero la transformación estaba reciente y aún se sentía torpe, al igual que cuando la Bruja lo sumergía en las nieblas del opio. Agitó la cabeza de un lado a otro para aclarar la vista pero no pudo evitar que el molesto pitido se fuera haciendo cada vez más intenso.

¡Hermano!- La voz de Gheorghe despertaba aún más la consciencia de Konrad, la cual luchaba con todas sus fuerzas por hacerse de nuevo con el control.- ¡Vas a quedarte quietecito!Aaaaaaaaaargggg....- Poco a poco fue haciéndose con La Bestia, domándola, como había practicado con Sascha en otras ocasiones. Pero ahora era mucho más difícil pues la había dejado salir voluntariamente, para aprovecharse de ella, de su extraordinaria fuerza. Quizá la conversación mantenida con uno de sus antiguos confidentes, cuyo nebuloso recuerdo parecía haberse perfilado de nuevo, le había hecho ser tan osado como para creerse en condiciones de conseguir vencer a la maldición. Sea lo que fuere, el cuerpo enorme y verdoso de La Bestia había detenido su ataque. Otra vez un doloroso proceso de transformación tuvo lugar y, cuando acabó éste, el cuerpo de Konrad volvió a reconocerse. Sólo que ahora, del anterior regio porte del noble no quedaba nada. Le temblaban las piernas que apenas lo sostenían y una capa de sudor cubría su torso, ahora visible tras las rajadas vestiduras. Estaba pálido y ojeroso y tanteaba el aire con el brazo extendido en busca de un apoyo.

- Lo...lo con...conseguí...- Dijo antes de desplomarse en el suelo con una débil sonrisa en su rostro.

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08/01/2018, 22:27
(SA) Gheorghe Mykas.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Gheorghe observó con un más que justificado alivio como sus palabras habían surtido efecto y, con ello, Konrad había dominado a aquel bestial ser. Poco a poco, el gargantuesco cuerpo se contrajo, y fue perdiendo aquella tonalidad verde, volviéndose con cada minuto algo más parecido a un ser humano. Finalmente, solo quedó Konrad donde antes hubo un ser brutal. Pero un Konrad desmejorado, tembloroso y agotado, que no tardó en perder la capacidad de sostenerse por sí mismo.

El paladín no se demoró demasiado, y se adelantó para socorrer a su hermanastro. Puede que necesitara algo de sanación tras todo lo ocurrido, pero suponía que, sobre todo, necesitaba descanso.

-¿Estas bien?-preguntó, mientras le ayudaba a ponerse en pie y cargaba su peso sobre sus hombros.

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08/01/2018, 23:44
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Después de llegar al distribuidor, mis compañeros abren la puerta que va hacia el este y tras ella se observa un gran auditorio. Me acerco retrasado del resto pues mi pesada armadura me vuelve mucho más dificultoso el avance de lo que es para ellos. Desde fuera, soy capaz de visualizar lo que debe haber sido la sala donde se ejecutaban ciertos castigos frente a los ojos de una audiencia que probablemente estaba compuesta tanto por personas externas como por los mismos presidiarios. Sea como sea, debe ser un lugar donde se acumulan desagradables y crueles recuerdos.

Mientras pienso en ese lugar, veo como algunos de los que han entrado comienzan a sentir un frío sobrenatural que incluso es capaz de dañarlos. Gheorghe consigue sacar a Velkan de ahí antes de que siga congelándose y mi mente no es capaz de definir realmente qué es lo que causa ese efecto. 

Tengo claro que es un efecto sobrenatural producido por la misma maldición que pesa sobre toda la prisión pero el efecto mágico particular se escapa de mi conocimiento y aquello me atormenta.

De pronto, unos ruidos me sacan de mi profunda meditación. Son unos gritos de una criatura enorme, bestial. Veo como Konrad se transforma en una enorme criatura mientras lucha con unas calaveras voladoras envueltas en llamas. Me quedo boquiabierto por lo que veo mientras las calaveras son destruidas y mis compañeros intentan calmar a Konrad, que lentamente vuelve a la normalidad.

No puedo evitar preguntar en voz alta, que parece más un grito que otra cosa:

 - "¡Por Sarenrae y todo el divino panteón! ¿Qué ha pasado aquí?"

Me acerco a aquella habitación evitando el punto frío, mientras intento mirar a los rostros de quienes parecen saber de este asunto con anterioridad y que pueden darnos respuestas al resto que, de seguro, están completamente sorprendidos por el evento que acaban de presenciar.

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09/01/2018, 14:35
(CC) Konrad Mykephoros.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Con la ayuda de su hermanastro logró ponerse en pie.

- Mejor que nunca...- Bromeó, aunque en cierto sentido era así como se sentía. Tenía el cuerpo como si le hubieran dado una paliza pero a la vez una sensación triunfal le inundaba por dentro. Levantó la cabeza buscando a Sascha con la mirada.- Lo he dominado, como me enseñaste.-Más que dominar a La Bestia se había aprovechado de ella. Había abierto la puerta de la jaula que lo mantenía controlado para luego cerrarla en el momento oportuno.- El cambio es doloroso.- Trató de explicarse.- Tardaré un poco en reponerme pero estoy bien, creo.- Se miró y vio que tenía quemaduras allá donde la calavera había herido a la Bestia. La verdad es que no sabía si estaría en condiciones de continuar.

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09/01/2018, 18:14
(CC) Velkan Matacambiantes.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

—Es un puto cambiante.

No tenía el mejor aspecto del mundo, estaba magullado, más de lo esperado, con los músculos en tensión, los ojos fijos en Konrad que ya había revertido su transformación de forma satisfactoria. Velkan no había soltado su hacha, ni la había guardado se mantenía en una postura de combate muy similar a la que había adoptado desde el principio.

Es un puto cambiante —repitió pero elevando el tono en la segunda ocasión. Sus ojos seguían fijos en el cuello de Konrad y por dentro valoraba todas las posibles opciones— . Y vosotros lo sabíais... —Miró entonces a Gheorge y Sascha ignorando por fin a Konrad— . Pero no habéis dicho nada.

Posiblemente había más decepción que enfado en sus palabras aunque la rabia tampoco era desestimable. La respiración de Velkan era violenta y constante, su ancho pecho se hinchaba y deshinchaba al igual que lo hacían los orificios de su nariz. Chasqueó su lengua produciendo un sonoro y desagradable ruido antes de comenzar a hablar. Meditó sus palabras bastante, bastante para ser él.

Estamos combatiendo no muertos y magia oscura en una prisión maldita en la que nos jugamos la vida y descubrimos a la mitad que uno de nuestros compañeros puede ser el mayor peligro de todos y ¿nadie ha pensado que sería buena idea que lo supiéramos todos? ¿Cómo vamos a combatir si no sabemos si en nuestra retaguardia tenemos al peor enemigo? Este no es el momento ni el lugar, pero a mi no me llaman Velkan el Calmacambiantes. Si se vuelve a transformar y pone en peligro a algún miembro del grupo no pienso contenerme.

Después de pronunciar esas palabras escupió a un lado para enfatizar su desagrado por la situación y levantó la vista para buscar la próxima puerta que debían de atravesar para continuar con su camino.

Acabemos con esto cuanto antes, no quiero empezar a conocer más secretos de nadie.

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09/01/2018, 19:52
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

No podía negar que yo misma había estado en tensión con el hacha en la mano durante la transformación de Konrad, pero a diferencia de Velkan, mi intención no era en ningún momento hacerle daño grave. Al recuperar su forma, me acerco a él y pongo una mano sobre su hombro en señal de aprobación y apoyo. Gesto que dura poco pues en seguida la mirada se vuelve desafiante y cambia del rostro de Konrad al de Velkan.

- Tú no lo entiendes, Velkan. No es un cambiante cualquiera. Y él no tiene la culpa de lo que le ocurre. En todo caso, yo confío en él. Y no me equivoco al hacerlo, ya ves que no ha hecho daño a nadie, puede dominarlo. Si vuelve a transformarse, te alejas de él, y punto. Los demás sabemos cuidarnos solos.

Tras aquello vuelvo a centrar mi atención en Konrad, cogiéndole la mano quemada.

- Es posible que Janos pueda ayudarte con esto.

De nuevo una palmada de apoyo en el hombro y me dirijo a mirar por el agujero por el que parece caer el agua. Sopesaba posibles formas de bajar, cuando un escalofrío me recorrió el cuerpo, y escuché a Tharath aullar con miedo.

- ¡Tharath! - Grito sobresaltada. - ¡Algo ocurre ahí fuera! ¡Gruñido puede estar en peligro!

Salgo corriendo hacia la salida del edificio.

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09/01/2018, 20:20
(SA) Gheorghe Mykas.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

El paladín frunció el ceño ante la acusación del bárbaro, y ante ese hacha que aún no había vuelto a su lugar de reposo. No le gustaba que le interpelaran con armas aún en la mano, ni tampoco lo que estaba oyendo.

-No. No lo sabía. Me confesó hace poco que estaba maldito, pero no esperaba que se tratara de algo así. Solo sabía que debía estar calmado. Cuando vi lo que pasó, simplemente até cabos. Pero no supondrá una amenaza, y si lo hace, no tendrás que ensuciar tu hacha. Yo mismo me encargaré de que no haga daño a nadie, se lo juré. 

Pero poco tiempo más quedó tras esas palabras. Llegó la advertencia de la bárbara, y con ella la constatación de que, otra vez, volvía a tener razón. Algo estaba pasando fuera. Probablemente, las ratas dándose un festín con sus monturas y quizás con Gruñido. 

-Vamos.

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09/01/2018, 23:43
(CC) Doctor Querio Vandel.

Había sido un combate extraño. El Doctor Vandel no había llegado a ver directamente al enemigo, pero sus coronas llameantes proyectaban las sombras de cabezas flotantes en el suelo y en la pared. Tampoco había visto la transformación de Konrad en bestia, pero sí su reversión. Ni siquiera había sentido el frío sobrenatural de la sala que cruzó. Y todo gracias a saber mantener las distancias de cuanto peligro salía a su paso.

Creo que Sascha exagera. Si su lobo aulla es porque eso hacen los lobos: aullar. Como mucho, le habrá echado sus fauces a Gruñido, viéndole solo, pero yo ya os advertí que no era un animal de compañía, y que no se podía confiar en él.

De nuevo, si en el patio esperaba algún peligro, no sería él el primero en encabezar la marcha. Además, había muchas preguntas que quería hacer a Konrad. Aunque previsiblemente el testigo trataría de preservar la seguridad de sus bienes y sirvientes y no estaría en aquel rincón de la prisión mucho tiempo, había preguntas que debían de ser formuladas, por mucho que Konrad fuera luego a posponer las respuestas.

Bien, Konrad... Tengo preguntas. En parte por la curiosidad, en parte por la confusión que has generado en todos nosotros. ¿Desde cuando puedes hacer eso de transformarte? ¿Es de nacimiento... o quizás lo contrajiste hace poco? No sé. Si fuera algo que pasa de padres a hijos... ¿Significa que Gheorghe también puede hacerlo? ¿O es la prueba de que uno de los hermanos no es un Mikephoros de nacimiento?

Lanzó una mirada a Velkan, como haciéndole entender que Querio tampoco sabía nada. Que puede contar con él, y que si Konrad se vuelve a transformar y les ataca, el bueno del doctor es alguien de total confianza al que Velkan puede sacar de ahí y salvar la vida.

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10/01/2018, 10:26
(CC) Konrad Mykephoros.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

- Velkan, no es algo que pueda decirse así como así. Menos a alguien como tú.- Sentimentalmente el bárbaro era plano como una tabla de madera. Si Sascha ni Gruñido, con los que Velkan  tenía una relación fraternal, no se lo habían confesado, ese era su problema, no el de Konrad. El noble no les había puesto impedimento alguno. Pero claro, dolía enterarse así de sopetón, de que ser un témpano de hielo luego traía consecuencias. - Sólo un grupo muy reducido de personas lo sabían, entre ellas el Profesor Lorrimor y mi confesor, un clérigo de Pharasma...- Le costaba recordar su nombre pero estaba seguro de que era el mismo con el que había mantenido un breve contacto hacía unos minutos, al intentar romper el cristal de la ventana.-  Mucho más recientemente mi hermano, Gheorghe. Pero verlo, así, como ha pasado ahora, sólo Sascha y Gruñido...Ellos me han ayudado mucho. Junto a ellos he aprendido a controlarlo y, desde que mi vida se cruzó con la suya, no ha habido ningún incidente grave...- "Incidente grave" era un eufemismo para decir que no había matado a nadie desde hacía más de diez años. No podía borrar su pasado, las cosas que La Bestia había hecho a pobres inocentes, pero había pagado por ello. Al menos así lo veía Konrad, y el Profesor Lorrimor también.

Una sensación cálida recorrió su interior al sentir el apoyo de Sascha y Gheorghe, tanto que sintió cómo los ojos se le llenaban de lágrimas. Esperaba recibir los cuidados de Janos pero éste, a pesar de ser el escudero de su hermano, parecía decantarse por el bárbaro.

- Te guste o no, Velkan, yo soy miembro del Clan de la Gorra Roja.- Acabó diciéndole al gigantón. ¿Sería capaz de matar a un miembro de su clan? ¿Así le agradecía lo que había hecho Konrad por sus dos hermanos? Si hubiera sido por el Matacambiantes, Sascha y Gruñido no serían más que huesos carbonizados en un agujero mal cavado en la tierra. Desde luego, si había que comparar, a su juicio el bárbaro no merecía pertenecer al clan. Él era un cambiante, sí, y Sascha una bruja, y Gruñido un semiorco. ¿Acaso ahora el bárbaro iba a comportarse con ellos como hacían el resto del mundo? - Haz lo que tengas que hacer que yo haré lo mismo. He venido a ayudar al Profesor, que tan comprensivo fue conmigo. Se lo debo. - Se había topado tantas veces a lo largo de su vida con las intransigentes mentes de la gente. Se temía lo diferente, haciéndose juicios de valor sin ni siquiera molestarse en conocer lo que llevaba a una persona a comportarse de una manera u otra. Afortunadamente el Doctor Querio enfocaba el problema hacia saciar su curiosidad natural por el asunto, lo que dio pie a Konrad a justificarse un poco más.

- Mi padre tenía el mismo problema.- Confesó.- Sin embargo, esta maldición, esta naturaleza dual, no se despertó en mí hasta más tarde de su muerte. Estoy determinado a controlarla. No dejaré que acabe conmigo.- Ni con ninguno de vosotros.- Cuando Sascha le tomó la mano quemada éste se la apretó con fuerza y afecto. Fue entonces cuando se escuchó el aullido de Tharath y los demás se dispusieron a salir al exterior.- ¿Quizá las brumas se hayan llevado a Gruñido?- Lo veía más probable que un ataque de las ratas. Konrad no podía hacer mucho en su estado actual, así que se lo tomó con calma. Dejó que los demás se adelantaran mientras tomaba algo más de aliento.

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11/01/2018, 04:22
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

PRISIÓN DE PIEDRA ALZADA:

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL FUEGO, 7 DE ABADIO.

MEDIA MAÑANA.

Las palabras del resto explican muy bien el asunto de Konrad, el cual parece ser una maldición heredada, algo muy difícil de superar. No tengo el poder como para superar aquel nivel de maldad y magia, Sarenrae no me ha bendecido aún con la capacidad para purgar una maldición así.

Lo importante en este momento es que sea capaz de controlar su problema y no dañe a inocentes.

"Aunque al parecer, bien utilizada, una maldición así puede ser muy útil pues el poder de esa bestia parece ser impresionante."

Pero no sacrificaría el bienestar de alguien del grupo por aquello y es claro que el mismo Konrad sufre mucho con aquel cambio. No es algo en lo que debo pensar ahora.

Veo que Gheorghe sana a Konrad, por lo que me fijo en el más herido del grupo, que es Velkan. Me concentro en invocar el poder de Sarenrae para que potencie mis sanaciones y, poniendo una mano sobre las heridas más obvias del bárbaro, pronuncio mi plegaria:

 - "¡Dame el poder de sanar, Diosa Solar! ¡Que tu poder fluya a través de mí y cure las heridas de nuestros aliados!"

Una luz pálida brilla en mi palma y comienza a cerrar las heridas y recomponer el tejido congelado en Velkan, para que recupere su salud y sea capaz de seguir luchando sin complicaciones. Es un buen miembro del equipo y no puedo dejarle desfallecer sin hacer algo.

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11/01/2018, 12:21
(CC) Doctor Querio Vandel.

Echó un vistazo a Konrad, de arriba a abajo.

Este tipo no controla ni un mojón de pato, es simplemente que ha tenido la fortuna de no verse arrastrado a situaciones de estrés desde hace mucho.

Bueno, ya ves, Velkan... En mi opinión experta en temas sobrenaturales, en las que rara vez me equivoco, Konrad no es un cambiante. No ha nacido así. Es solo un hombre que sufre una maldición. Hay gente a la que las situaciones de mucha presión le produce erupciones y enrojecimientos en la piel. Una madre que vea en peligro a su hijo sacará una fuerza descomunal suficiente para levantar un carro con heno. Konrad es eso, pero todo mezclado, exagerado y en tono verde. Pero no es un cambiante. Si fuera un cambiante, Velkan, tú te lo habrías olido.

Aquella era una falacia como una catedral. A nadie le gusta sentirse estúpido, y el Doctor solo tenía que etiquetar como estúpida la idea de que Konrad fuese un cambiante y Velkan no se hubiese dado ni cuenta. En cualquier caso, la conversación se fue resolviendo, y poco a poco la gente abandonaba aquel rincón derruído de la prisión. Vandel negó con la cabeza.

Oh... Al final vamos a ir junto a Gruñido, ¿verdad? En fin, qué se le va a hacer...

Querio también siguió el camino emprendido por Sascha, más por las ganas de soltarle un "te lo dije" que porque pensara que el lobo estaba en peligro.