Partida Rol por web

No puedo reprimir la risa tras la reacción de la pequeña Kuvia a lo cual respondo al resto:

No me digais que no es mona, es que dan ganas de matarla después de muerta.

No siente ni pena ni gloria por los suyos.

Escupo al suelo y digo:

Patética, igualita que tu madre...

Miro hacia Xar apretando los puños con fuerza.

-Escúchame bien, dí lo que quieras de mí... Pero ni se te ocurra volver a mencionar a mi madre con tu sucia boca o juro, por la mismísima luna juro, que aunque mi alma se retuerza en el más profundo de los infiernos, la tuya se verá reducida a polvo. ¿Está bien o necesitas una muestra?

Mi rabia hace que mis ojos se tornen incluso levemente rojizos con llamas en los mismos. Hace que apriete los dientes con mucha fuerza y los puños con igual fuerza.

-Desde pequeña me he criado al lado de la muerte. El agua siempre vuelve, lo sé. Pero lo que no quiero que vuelva es la maldición que tu amado tenía y que tú fuiste incapaz de erradicar llevado por tu corazón, incapaz de enfrentarte a tus propios sentimientos por lo justo y lo correcto. Cobarde.

Me giro hacia mi hermana tras resoplar, esperando no tener que volver a responder a Xar.

Vuelvo a escupir al suelo y digo con sorna lentamente:

Patética...

Me giro y doy la espalda a la pequeña:

No me dabas miedo en vida, y menos aún muerta. Ahí tienes a tu hermana haz todo el teatro que quieras Digo señalando a Eriel. Aunque ya nos has demostrado que su muerte más te alegra que entristece.

-Ya ha escapado de la muerte, el agua siempre regresa... ¿Qué crees que debería de hacer?

Chasqueo la lengua y miro a mi hermana. ¿Realmente pensará ella así también de mí? Retrocedo un paso.

Sonreí al ver a los caídos.
Vaya, vaya...si por fin tenemos aquí a Erial. Qué te parece Shioban ya que has estado allí arriba, han acertado con su muerte.

Dijo entre risas.
En cambio que esté aquí la hermana de Kuvia me es indiferente, como cuando estaba viva. Y en cuanto a los resultados espero que Alexandra vuelva con su don. Aunque lo dudo...como no me gusta que ese traidor haya vuelto a la vida.

Me giré a Prue y le dije.
[B]Y tú?

Observaba a su querida amiga con ella, Prue sabia que la muerte le seria dada tras la acusación contra su hermano y el posterior silencio durante la noche, todo ello no ayudo a que pudiera espiar un nuevo culpable, pero la venganza siempre regresa y con ella el don de la justicia.
-Lo siento hermano, pero mientras continúes convida, es peligroso para todos, ven a mi, y dame tu perdón.-No parecía hablar con nadie o responder a Cole, una vez mas estaba ensimismada en su misma, recapacitando y eligiendo.

Miro a Prue y ladeo la cabeza.

-¿A tu propio hermano...? Él es, ahora, inocente... Estoy bastante convencida de ello...

Digo únicamente.

-Deberías de cuidar tus garras, Prue... Es un consejo.

No escucho las culebras de salían de la boca de la niña, solo esperaba volver a ver a su hermano, tal y como lo recordaba, no esa deforme caricatura en que le convirtió el akelarre. Con su llegada seria de nuevo, afable y digno. No necesitaba mas. era puro egoísmo de hermana. Pero esperaba que con la eternidad por delante encontrara algún momento para perdonarla.

Ese traidor debería estar aquí también abajo. Dijo tras escuchar las palabras de la pequeñaja sobre el hermano de Prue.

Miro a Cole a lo que me dijo. le miro con cara dulce y sonriente .

Espero que los que han venido no hayan sido unos "inocentes", pero lo dudo porque sigo confirmando lo que dige. y si no es asi asumo mis errores. y espero que los que se han ido no se unan a los traidores, pero lo dudo porque el poder de la venganza y quedar libre es muy dificil para esas personas. esperemos que no se aya ido el cabelliza de los traidores. porque sino la tenrmos clara...

Les miro seria a todos tras haberles dicho los que les dije. veo que estaban tres personas mas en el cementerio. pero nos les dije nada ya que mi orgullo era mas fuerte que los que llegaron.. nos les di mucha importancia.

De nuevo aqui...-susurré-

Nos presentamos ante los caídos, agarré a mi padre de la mano, no quería separarme, ví la reacción de mi hermana y la de Cole no pude reprimirme: - Aún muerto, tan solo escuchar tu voz me repugna Cole- dije mirandolo con desprecio- me fastidia más aguantar tu presencia que estar aquí de nuevo.

Seguidamente miré a mi hermana y despues miré a mi padre buscando su apoyo, no sabía como enfrentarme a ella, miles de preguntas se agolpaban en mi boca, peleando por salir: - ¿Por qué?....-dije casi en un susurro mientras miraba a mi hermana- me engañaste...

-¡No te engañé!

Replico. Le miro, agacho la mirada, me siento incapaz de sostenérsela.

-Dije que Vaechio me dominó... Y que me liberé del hechizo... Pero nadie me escuchó... Como cuando dije que mi maldición estaba activa... Yo... No he engañado... No...

Controlo lágrimas que pugnan por nacer en mis ojos.

Mustard llegaba al lugar de los caídos y con el trono del Destino...

Bienvenido seas Mustard...

Asentia alo.que decia Kuvia porque ante todo dijo.la verdad.
En.eso.Kuvia tienes razón con lo.que acabas decir, porque yo si que te escuche con lo.que dijistes pero como la gente solo escuchaba lo que le interesaba pies puede que no escucharan a lo que dijistes.

-Bienvenido. Yo no he sido.

Digo rápidamente antes de que me escupa algo mientras me encojo sobre mí misma.

Pasé de todas las palabras que se estaban diciendo allí, caminé hacia Shioban y me puse a su lado mientras le guiñe un ojo de complicidad a la ver que le dije entre susurros.

Me alegra tenerte por aquí...seas buena o traidora. Aunque se han perdido allí arriba a una buena dama.

Mientras miré la nueva incorporación de aquí abajo.

Hombre si estas aquí traidor.

Con cierta sorna digo a la venida de Mustard.

Llegas tarde, hace rato que llegue pensando que esta sería nuestra nueva morada...

Mustard coge aire despacio. Pero no es aire lo que respira. Es el vacío, es el recuerdo de los que fueron, son los restos de historia inconclusas.

Ante sus ojos cerrados seguía discurriendo la historia que dejaba. Se da cuenta de que hay cosas que no cuadran en la línea de tiempo. Se da cuenta de los fragmentos truncados, de las cosa que no deberían haber sido como fueron, de las conversaciones que no terminaron... y a la misma vez se da cuenta de que ya no importa. 

- Al menos me muerto siendo libre. Deberá servirme de consuelo.

Sentencia por fin, sin mirar a nadie en especial ni siquiera hay ira. solo hay... Resignación. Solo se enciende el fuego en la mirada para dirigirse a Xar. El profundo odio que siente por él aún vive tras pasar la última frontera.

- Ni te atrevas a hablarme, bastardo. 

En cuanto a ti - Girandose a Kuvia - ya sé que no has sido tú. Las cosas no han sido como debieron ser, y muy caro pagué tu capricho en vida. Tardé demasiado en librarme de tu maldición, y ahora es tarde. Estaba a punto de salvar la vida a tantos...

Y en cuanto a tí, Cole, no voy a darte el gusto. Solo has de saber que te equivocaste desde el primer día y has seguido equivocándote desde entonces. No me molestaré en corregirte.

Entonces su mirada se desenfoca una vez más, como si su atención fluctuase entre lo que es real y lo que no lo es. - Muchas cosas hubieran sido diferentes... ¿Tanto costaba dejar que las cosas fueran como tendrían que haber sido? El Destino es cruel en ocasiones.

-Mi deseo era aprender, no Condenar, creeme que de haber sido así, hubiese preferido cargar yo con la misma. Aprendí, tarde, en la última noche de mi vida, cómo funcionaba el Corazón, aprendí cómo liberarte... Pero era tarde. Lo siento.

Y ciertamente mi palabras están cargadas del pesar que me produce.

-Pero es necesario luchar por un Cambio. El Destino impera que la Maldición salga de estos muros. El Cambio impera que lo haga en Otras manos. Debemos de cambiar ambos. Aunque estemos... Muertos.

Me inclino ante él.

-Me llamo Kuvia, hija de Naivé, tengo once años.

Tras ello vuelvo a mirar a mi hermana.

Hay algo de ti que no me cuadra nada como de la pequeñaja. Veamos...Dijo mientras se separaba de Shioban y daba unos paseos cortos y volvía.

Nunca has creído en Kuvia y ahora que mueres son palabras buenas hacia ella. Ocultas lo que siempre has ocultado, si la crees la crees no ahora que estas muerto de rebajas poniéndote a sus pies.

Y si querido Mustard ya sé que soy el único que se equivoca. Pero que idiotas y cegados estáis.

Mientras veo como la pequeñaja se rebaja también ante este, y aplaudo con emoción ante semejante teatro.
Bravo!!!, estupendo teatro. Lo apuntaré en mi tercer acto.

Se retiro de allí alejándose de todos, para no verles ni hablar más con ellos.