Partida Rol por web

No habíamos terminado de terminar con los asuntos mas urgentes de la unidad, cuando una de las soldados sagradas del Emerador, se presentó ante nosotros con una sagrada propuesta. Que las hermanas sagradas se hubiesen acordado de los Custos para acompañarlas en los rezos era todo un reconocimiento a nuestros actos en el campo de batalla, no podía dejar de acudir a esta piadosa reunión. 

- Será un honor para mi, acompañarlas en los rezos hermana ... aun recordaba como las garras de esa abominación desgarraban la carne ... pues se que no solo las habilidades del Doctor estuvieron presentes durante la batalla, pues sin la mirada atenta del Sagrado Emperador, no me encontraría ahora entre los vivos. 

Los parpados de Caelestia se convirtieron en dos finas ranuras ante Chollos y Krane. Del último se esperaba una respuesta del tal calibre, pero el en apariencia veterano hombre había demostrado una falta de fe que la hermana no dejaría pasar por alto. En sus horas de más necesidad, le había negado a su canonesa un alma más para rezar por ella. Se arrepintió de no llevar nada más que sus ropas en aquel momento.

-Muy bien.- Dijo con parquedad, para luego volver la vista a quienes si se habían ofrecido voluntarios. A Caelestia le costó cambiar la expresión agria del rostro, pero cuando lo hizo les ofreció acompañarla con un gesto de la mano, aunque no les esperó. Suponía que quizá querían ponerse más cómodos para asistir a la vigilia por la canonesa, pero había honestidad en sus palabras y eso la bastaba para saber que estarían allí llegado el momento.

Tania se fijo en la reacción de la hermana ante la negativa de Chollos y Krane, y no pudo evitar ponerse en tensión, esperando una mala palabra de la sororita o un mal gesto. Cuando la hermana relajo el gesto dejó escapar el aire y paso a seguirla en silencio. 

Consideró la reacción a la llamada de la fe como adecuada, aunque sin duda para la Serafín, cualquier otra que no fuera una respuesta total y absoluta para salvar a una heroína del Imperio, seria considerada insuficiente. Por supuesto, fue la primera en abogar porque ni un solo penal pusiera un pie en la capilla, sino que se mantuvieran lo más alejados posible de esta, no fuera a ser que sus corruptas almas fueran a mancillar la piadosa acción que estaban por llevar a cabo.

-Ah. Eh... Casi se me olvida, uno de los míos sugirió que se revisara la subcolmena, o donde fuera que se reúnan las bandas. Quizás allí haya munición o armas que reclamar-añadió Mathis, algo intimidado ante el mutismo general. 

Quedaban pocas horas para que iniciara la vigilia. Se había dado una frugal cena para todos lo que se habían presentado que consistió en pasta nutritiva con una galleta bien dura. Decir que aquello era un reconstituyente para el alma sería mentir, pero negar la realidad de que las hermanas con ese ceñido mono si animaba el corazón de muchos, podría ser considerado hasta un pecado. 

Había miembros de todos los regimientos, y cuando llegaron varios Hidalgos y Recios por otro lado, todos ellos escoltados por una hermana de batalla, la tensión se pudo palpar. Hubo miradas acusadoras, pero nada más allá de aquello, nadie era tan osado o estúpido como para enfrentarse a la ira de las santas mujeres de las ordenes del Adeptus Sororitas. Cada grupo fue conducido por una puerta opuesta para evitar que estuvieran cerca.

Por ultimo, a los descastados nadie los esperaba, muchas hermanas habían sido claras en su juicio de fe, solo aceptarían a los sacerdotes de aquel regimiento, pero a ni un solo criminal. 

Del interior de aquel edificio salía una densa humareda que olía a incienso y aceite, indicando que todo dentro estaba preparado para poder empezar llegado el momento. Resultó evidente que no había bancos para todos, por lo que muchos tendrían que arrodillarse en el duro suelo de piedra, un precio pequeño a pagar por ayudarlas. 

-¿Las bandas de la subcolmena?, eso solo podría provocar más víctimas entre la tropa, no creo que le haga mucha gracia a la…fauna local que los de fuera vayamos a remover avisperos. Quizá sería algo para las fuerzas locales, y aun así dudo de que sea algo efectivo. –Caelestia trató de razonar la sugerencia de Mathis.

Nilsa aceptó la galleta con una ligera inclinación y se la comió lentamente, obligándose a masticar cuarenta veces cada bocado. No se trataba de degustar la comida, si no de satisfacer su necesidad de comer, y éste truco lo había aprendido hacía mucho tiempo para acallar los rugidos de su estómago. 

Durante ése breve lapso de tiempo se dedicó a contemplar las estatuas y tallas que habían delante de ella, admirando el trabajo de los artesanos. La sensación de paz y tranquilidad que sentía en ése momento la llenó mientras inspiraba lentamente disfrutando del olor del incienso y de los aceites, retrotrayéndose a las veces que sus padres y sus cuatro hermanos iban en familia a las misas, prácticamente uno de los momentos que recordaba con más cariño, pues era cuando podían disfrutar de una actividad realmente todos juntos.

- Hace tanto tiempo ya... - su ojo mental le recordó uno de esos felices momentos, y cerró los ojos rezando por la canonesa mientras sentía a su madre y sus hermanos a su lado...

Northwode siguió escuchando algunas propuestas e intervenciones que se fueron dando, pero inequivocamente le resultó extraño o desalentador, que la hermana Vaniria y el Contagem Gomes se hubieran mantenido en silencio - les he invitado a hablar libremente - les reprendió, aunque con tacto - no se sientan intimidados, hablen - los animo para luego centrarse en quienes si habían intervenido.

Quizás no me he explicado bien teniente, si lanzamos la ofensiva contra el espacio puerto, es porque la ayuda ha llegado, ¿comprende? sino, nos quedaremos aquí acantonados aguantando hasta que el ultimo soldado se mantenga en pie con fuerzas para luchar - un destino nada halagüeño, pero la realidad no era otra. La propuesta que había comentado Mathis sorprendió al Lord Comandante, pero fue la rápida intervención de Caelestia la que provocó que, finalmente, asintiera valorando positivamente el comentario de la hermana - ambos son excelentes apuntes, sin duda, pero me inclino más por la valoración de la Hermana Caelestia, no nos interesa perder hombres en un frente que nos provoquemos, pero si estaría bien intentar conseguir que aquellos que antes eran indeseables y reclutarlos para que apoyen tareas de vigilancia interna de la colmena, buscar más puntos flacos subterráneos y demás, así podríamos centrar todas nuestras fuerzas por las murallas y no invertir regimientos completos a localizar brechas internas

Sabre Rose hizo aparición, habiendo sido invitada por la hermana Mozzera. Había cambiado de ropas desde la batalla para presentar sus respetos ante las guardianas de la fe y rezar por la pronta recuperación de la canonesa. Quien había obligado a huir a un Tirano de Enjambre merecía su tiempo y devoción.

A su lado un mozo de piel clara como el nácar parecía algo perdido, movía las manos con nerviosismo y paraba quieto cuando la duelista descansaba su mirada sobre él.

Situada junto a los demás hidalgos de su escuadra se fue preparando en mente y en espíritu para el momento en que, entre todos, obrasen un milagro.

La llegada de la duelista del regimiento hinchó de verdad el ánimo y la fe de Andiara. Había rogado a ls hermanas por esto pero había sido el joven novato del regimiento quien había conmovido con sus palabras a las hermanas.

Guardó en un pequeño morral junto a su cintura la dura galleta. Comió la pasta nutritiva con celeridad para que no interfiriera en los rezos. Hacía mucho que no se entregaba a una homilía y nunca en una de aquel tamaño y con tantos miembros de la eclesiarquia. Cierto era que hacía mucho que no se daba una razón tan justa y necesaria para reunir a tan nobles guerreros.

Sintió en el alma la exclusión de los regimientos penales, en su fuero interno, no dudaba de los crimenes por los que se acusaban a los mismos ni de sus penas. Pero a veces se menospreciaba su valía y su fe. Conocía soldados justos con menos fe en el Emperador que muchos penales. Aunque, también estaba segura que estuviesen dentro o fuera de la vigilia, cualquoer soldado con fe y ganas, ayudaría en la misma sumando sus rezos a los del resto para ser escuchados por el Emperador, amado por todos.

No podía llegar a imaginar que nos hacía tan importantes como para acompañar a estas sagradas hermanas en su rezos, unos rezos realizados en este lugar sagrado, bendecidos por inciensos y aceites sagrados que rodeaban todo el recinto de un extraño halo de paz. Acepto con un somero gesto la galleta que nos proporcionan las hermanas y comulgo con ellas en este pequeño acto que alimenta nuestros cuerpos, antes de empezar con la purificación de nuestras almas. 

Busco un lugar donde poder arrodillarme para iniciar los sagrados ritos, pues eran las hermanas las que guiarían nuestras almas, pero cada uno de nosotros debería guiar su alma hacia la luz del emperador, esperaba no fallar en esta lucha de fe.  

-Lo lamento señor, no le había entendido bien. Si la ayuda está ya aquí, entonces sí, sin duda debemos asegurar el despliegue. ¿Contamos con mapas del lugar y de las vías de acceso? Habría que estudiar los mejores puntos de inserción y que instalaciones es clave tomar primero... En cuanto a lo otro, bueno, creo que le debía a mi hombre traer la idea a esta misión. Yo también considero que es un avispero que no conviene remover, pero quizás esa idea de poner a las bandas de nuestro lado pueda funcionar, aunque no sé como podría hacerse eso-replicó Mathis, dándole vueltas a todo aquello. 

La toma del espacio-puerto prometía ser un gran esfuerzo, y más les valía dar la talla, pero sobre todo ser inteligentes a la hora de ejecutarla. 

La hermana Varinia parpadeó, como si saliese de un trance, y su mirada volvió a centrarse en el Lord Comandante –Mis disculpas, señor. Simplemente estaba pensando que quizás pudiésemos hablar con las últimas unidades que salieron del espaciopuerto e interrogarlas sobre el estado de las instalaciones y cómo consiguieron escapar de allí. Puede que nos proporcionen una vía de acceso. Y si el suministro de energía falló prematuramente, puede incluso que pueda restablecerse y algunas de las defensas automáticas de la estación aún sean funcionales.

Sobre el otro asunto, no es que me entusiasme la perspectiva de dar rienda suelta a matones armados en el interior de la colmena, pero supongo que nadie conocerá los subniveles de este lugar como ellos. Y las formas de vida inferiores de Yhemek como esos pandilleros son lo más parecido a gantes que podemos encontrar entre nuestras filas. Con un poco de suerte sabrán también por dónde podrían intentar infiltrarse esos sucios xenos- concluyó, llevando una mano al pecho para tocar el hueso de la Santa Veturia que llevaba colgado del cuello.

Gomes enarcó las cejas disgustado con la idea de mezclarse con esa chusma. No le parecía para nada una buena idea, sino todo lo contrario.

—¿Hay contacto con ellos? ¿Sabemos sus intenciones? ¿A quién son leales? No voy a discutir sobre el evidente valor táctico que puedan tener las bandas del subsuelo, pero creo recordar que los cultos genestealer vienen de ahí abajo.—dijo a modo de recordatorio—Yo veo bastante probable que sean nuestros enemigos o que estén diezmados, si es que han 'luchado', o lo que quiera que hagan, contra los xenos. En cualquier caso, si se consigue su colaboración y tienen controlado total o parcialmente el subsuelo, pueden ser una gran ayuda, pero no saliendo a la superficie. Si los civiles viesen de pronto a esos desarrapados dando vueltas por la ciudad creerían que hemos perdido el control, salvo que se hiciese una campaña propagandística adecuada.

—Por otro lado, creo acertado centrarse en el espacio puerto. Si las cosas van bien, en algún momento podrán entrar refuerzos y material con mayores garantías de un aterrizaje óptimo, dadas las circunstancias. Si van mal, podremos ganar tiempo para que se salve el personal más valioso, y lleve consigo toda la información que se obtenga de aquí. Las ideas de la Hermana Varinia y el Tte Reutter me parecen excelentes, pero me surge una duda. Si usamos artillería, podemos causar mucho daño en el espacio-puerto. ¿Se podrá reparar o quedará vetado el uso de esa artillería?

El doctor acudió a la celebración con ropas cómodas y limpias intentando pasar desapercibido. Dirigió su mirada entre la gente que se había reunido allí buscando caras conocidas. Fue testigo apenado de la tensión que se creó entre los Recios y los Hidalgos, parecía mentira que a pesar de tener el enemigo a las puertas muchos parecían empeñados en alimentar y justificar rencillas internas que solo les llevarían a estar un paso más cerca de la perdición. 

Mientras esperaba en la fila para recoger su pasta de galletas, su mirada se cruzó con la de Caelestia a la que saludó con una leve inclinación de cabeza. También saludó a Ceres a la que dedicó una leve sonrisa consoladora respetando el espacio de ambas pero dejando la puerta abierta a conversar tranquilamente antes de que todo empezase. Había muchas hermanas allí presentes, Robert confiaba en que la presencia de todos ellos fuese suficiente para captar la atención del Emperador y que sus esfuerzos por salvar la vida de la Canonesa unos días atrás no hubiesen sido en vano. 

Hanz hizo sus preparativos, lleva en sí aquello meramente indispensable para el momento, esta con sus ropas vestido para la ocasión tal como ha servido al imperium, y en el fondo al emperador, durante todos estos largos años de su vida.

Tranquilo entonces se posiciona cerca de donde encuentre gente de su propio escuadron y se prepara para orar, ciertamente no viste de modo tal que le permita destacar, mas bien intenta intencionalmente pasar desapercibido, y allí, presentando interiormente sus dudas, sus miedos, su experiencia y su devoción, comienza a hacer una oración, en silencio, a aquel por el que ha luchado tantos años...

Sabe perfectamente bien la importancia de esta oración, y debido a esto se pregunta en su interior:

¿Serán estos prisioneros menos valiosos para el emperador que nosotros mismos?
¿Podrá un humano individual ser tan repulsivo ante él, pero la humanidad en conjunto tan valiosa como para protejerla y guiarla por todas sus eras?

...
Una breve pausa interrumpe sus reflexiones, tras lo cual considera en silencio
...

¿Se puede amar a los hombres particulares, desde la trascendencia, sin amar a la humanidad completa?
...

Tras la breve pausa de aquellos pensamientos que cruzaban su cabeza, continuo con su oración interior, y se alistó para participar en el culto general, ojalá pasando lo mas desapercibido posible.

Y la hora llegó cuando trajeron una pesada cama donde reposaba la comatosa canonesa, porteada en silencio por sus hermanas más afines y allegadas, todas ellas llorando con el maquillaje corrido por culpa de sus saladas lagrimas. La dejaron en el altar, y las cuatro que la llevaron hasta ahí, se quedaron como guardianas y sin mediar palabra alguna o gesto, empezaron a rezar con los ojos cerrados mirando al "cielo".

Todo aconteció de manera orgánica, no hubo nadie que dirigiera aquella vigilia, sino que todos, de manera interna, sabían que, como y cuando tenían que hacer. Cada ciudadano Imperial, cada guardia, cada hombre y mujer del Imperio sabía en su corazón como debía dirigirse al Dios Emperador. Era única la manera que cada humano tenía para hablar con él, para implorarle su perdón y ayuda, para desear que este velara por su alma y le diera fuerzas para afrontar la terrible oscuridad que asolaba el Imperio del hombre en toda su extensión. 

Muchos se arrodillaron sobre la fría piedra que daba forma al suelo, otros se sentaron en los bancos, algunos se pusieron en pie allá donde estaban. También se podía escuchar los látigos restallando contra las espaldas de los más devotos, fustas o cualquier elemento para provocar heridas en la piel, en honor del Dios Emperador. Muchas hermanas llevaban cilicios en sus muslos o brazos, pero aquellos pasaron desapercibidos con mayor facilidad, ya que solo se hicieron notar cuando la sangre manchó sus túnicas o goteaba al suelo.

Casi un millar de almas rezaban en comunión, muchos desconocidos entre ellos, pero entregados a la misma tarea. Sollozos y suplicas se escuchaban, pero el silencio era sepulcral por definición llegado cierto momento, ya ni se oían los golpes ni el bisbiseo de los devotos, llegó tal punto que la abstracción fue tan pura y genuina, que cada persona allí dentro, se sintió en comunión, formando parte de un todo absolutamente mayor y más importante, perdiendo toda sensación de individualidad. Estaban sintiendo la humanidad en su conjunto, como el calor dorado de miles de millones de almas los miraban y saludaban, de como los muertos y los desaparecidos los arropaban con su calor y amor. Pero donde sintieron paz, también sintieron odio por aquellos que se alzaban como los enemigos del hombre. No solo los aberrantes xenos o los heréticos moradores del ojo del terror, sino esa parte oscura que todo hombre y mujer llevaba en su interior, y que solo los píos se enfrentaban a ella con la luz de alma. Todos sintieron esa parte de si mismos recompensadas, notaron como esa oscuridad menguó con mayor facilidad y se hizo tan pequeña que resultó insignificante, todos estaban dando una parte de su alma para obrar un milagro, y aquello tuvo su respuesta, su compensación.

Lo que debió parecer una larga noche, resultó ser un instante tan intenso como el choque de dos estrellas. La estrella del sistema despuntaba timidamente por el Este de aquel mundo asediado por viles xenos, una luz que llegó con intensidad a pesar de la perturbación atmosférica que provocaban las fumarolas de esporas y demás gases nocivos que iban vertiendo al planeta. Cuando los ojos de muchos se abrieron, se dieron de bruces con una visión que no esperaban, la canonesa no estaba donde debía, había desaparecido, pero lejos de desatar el horror o el pánico, lo que despertó aquello fue paz, una sensación que no respondía a la lógica, sino a la fe; una fe que gritaba en sus corazones que todo estaba bien, que no había nada de lo que preocuparse.

Muchos empezaron a marcharse, levantándose sin dificultad, sintiendo que sus extremidades no se habían entumecido en absoluto, reconfortados y sin cansancio alguno. Habían obrado bien, y la recompensa era un corazón henchido por el valor. 

Disponemos de los planos del espacio puerto, no hay datos respecto a fallos de energía o similar, sencillamente llegaron, aplastaron las pocas defensas que había y se acabó. Seguramente la energía este operativa, pero esto no se podrá saber hasta que lleguemos, si es que la ayuda viene, claro - hizo un gesto a Mathis para restar importancia a que este no hubiera entendido del todo bien lo que Northwode pretendía - no se preocupe, cualquier idea es buena, luego se decidirá cuan de buena o mala es en realidad - sonrió cansado - tampoco dispongo de esa información, supongo que tendríamos que hablar con los mandos locales, pero por lo que sabemos ya, los cultos de xeno amantes no prosperaron en esta colmena y fueron reducidos en cuanto se alzaron en las otras colmenas, no se el detalle, claro, pero estoy seguro de que las bandas de la subcolmena hicieron su papel - y en ese momento miró a Gomes - comparto su opinión, pero realmente, ya sabe el dicho, el enemigo de mi enemigo, es mi amigo, por ahora podrían ser de utilidad tenerlos de nuestra parte

Los puntos de inserción, si me permiten retomar el punto crucial de esta reunión, son los conocidos por todos, y un asalto subterráneo usando túneles, me resulta cuanto menos inviable, pero no por otra cosa, sino porque si realizamos un ataque total, caeremos en un cuello de botella, oscuro, con cientos de recovecos que los tiranidos sabrán usar mejor que nosotros, no, debe ser un asalto frontal, al más puro estilo del martillo del Emperador. Mi preocupación es que todos estén preparados sin desguarecer toda la muralla

La vigilia parecía haber terminado y Lidio percibía el ambiente animado, casi como si por unos instantes la guerra y la muerte a su alrededor fuera sólo una mala pesadilla. Se puso de pie y observó a quienes allí se encontraban, sobre todo a sus Hidalgos. Quería saber quién había ido y quién no, como un mando debía hacer, y detuvo su mirada en la femenina y atlética figura de la Maestra de Duelo, Sabre Rose.

Se aproximó a ella, al menos lo que le permitió la infranqueable escolta que la rodeaba, y trató de llamar su atención.

—Mestre, nobre, amiga. Obrigado pelo que você faz por nós. Sua exemplo nos inspira aqui e no campo de batalha.

Quizás eran las últimas palabras con ella, el brilariense no lo sabía con seguridad, por lo que quería asegurarse de que se sintiese arropada y querida por su regimiento y la gente de su mundo natal.