Partida Rol por web

La mujer, de corta edad, observó a la hermana con los ojos entornados, parecía hasta ofendida al final de la intervención de Aurestia, y se encontró con que la mujer empezó a golpearse el pecho, varias veces y con bastante fuerza, dando a entender a Aurestia que la "Pequeña Matadora" era puro nervio y bastante más fuerte de lo que parecía - ¡Nuestra promesa es clara y pura! - si, se había ofendido ante la posibilidad de que la hermana hubiera contemplado la posibilidad de que no fueran leales a su credo - ¡Los puño' caballeroh somos fieles y leales al trono dorado y al Dios Imperator! - y como colofón, el resto de ogretes empezaron a entonar su grito de guerra dejando un hueco para que Aurestia pudiera marcharse.

¡Deu' vu't! ¡Deu' vu't! ¡Deu' vu't! ¡Deu' vu't! ¡Deu' vu't! ¡Deu' vu't! ¡Deu' vu't! ¡Deu' vu't! ¡Deu' vu't! ¡Deu' vu't! 

No había dudas de donde estaba su lealtad.

La Coronel escuchó las palabras de Vaniria y la miró ladeando la cabeza mientras se daba unos toquecillos con la corteza del collar en el labio inferior - valientes acusaciones esgrime Hermana - no era un tonó desdeñoso ni amenazante, más bien divertido - que atrevidas sois algunas de vosotras, me choca con la imagen que siempre habíamos tenido del Adeptus Sororitas ¿verdad chicos? - sonrió nuevamente, paseando la mirada por la escuadra de Novalee, con quienes estaba en ese momento - me gusta - dijo al final. 

Tras ese pequeño teatro, la oficial se puso recta y recuperó la compostura - nuestro lugar esta con quien debe estar Hermana, con el Imperio y el Astra Militarum, la inquisición ha validado nuestra pureza y valía, no tiene nada de que preocuparse por lo que a mi regimiento respecta. La Sargento Novalee ha sido clara y concisa, no se que prevé que ocurrirá, pero el Imperator Custos - hizo hincapié en el propio nombre del regimiento, "los protectores del Emperador" - estará a la altura, como ha hecho siempre.

Al salir del lugar, Gomes reunió a los Hidalgos más íntimos.

—Bien, brilarienses. No dudé en ningún momento de su asistencia a este acto. Pero igualmente les doy las gracias por venir.—comentó a modo de introducción. Aunque Lidio sabía que no hubo tal petición sino que fue una orden más bien irregular—Habrá un vino de hermanamiento organizado por el Doctor Death con miembros de los regimientos con los que estuvimos en la toma del espacio-puerto—les anunció a los suyos, nombrando algunos de los regimientos— No os voy a exigir que vayáis, ni tan solo a pedíroslo. Yo sí iré porque me he comprometido personalmente y porque el Doctor Death se arriesgó por nosotros—comentó mirando a Andiara y a Dionís directamente, haciendo de recordatorio de los sucedido en el campo de batalla, pero sin pretender intimidarles.—Ir o no es decisión de cada uno de vosotros.

Quedó quieto tras concluir sus palabras, esperando a que se pronunciaran afirmativa o negativamente. En cuanto se decidieran, marcharía al encuentro del médico. Quería causar una buena impresión, además de tratar de prevenirlos de acercarse demasiado a los Recios.

Al día siguiente pudieron comprobar que su trabajo era un éxito, tenían la versión beta de un detector de híbridos. Compartieron sus resultados con la inquisidora, y esta, satisfecha, movió sus hilos para instalar el programa y todo lo necesario para la detección de biomarcadores moleculares de origen xeno en el ADN humano. Sin duda, aquello ayudaría a limpiar con mayor facilidad el mundo de Nugratis, si lo lograban reconquistar.

Ante la mirada, Dionís asintió y sonrió. No podría dar a los críos consuelo, una vida mejor, o cualquiera de las otras cosas. Pero él también había sido crío una vez, y sabía que ninguna de esas cosas importaría tanto en aquel momento como el momento que estaba por acontecer, poder montarse en un tanque.

-Adelante.

Hizo un gesto con la mano para guiarlos, y escoltados al interior, pudieron ver todas las maravillas del vehículo, subiéndolos al asiento para que tocaran los mandos, pudieran alabar al espíritu del chimera e incluso mostrarles cómo recargar y preparar la canhoneira (sin munición, por supuesto) preguntándoles sus nombres, si su grupo tenía algún nombre y explicándoles cómo el próximo monstruo al que derribara habría sido por sus méritos, ya que habían complacido al poderoso espíritu-máquina con su devoción y buen trabajo a la hora de cargar el arma.

Uno podía vivir una vida de miserias y penurias, pero uno jamás olvidaba que se subió una vez a un tanque con los militares. Se convirtieron en la clase de chicos que podrían restregarles aquella proeza a sus conciudadanos infantiles por el resto de sus preadulteces.

La conspiración después de la misa en la sala privada, era como volver a estar en casa. Salvo que esta vez él era uno de los miembros principales de la camarilla, en lugar de estar sólo presente en tanto la gente pudiera asegurarse de que le tenían al alcance de la vista para certificarse un aliado, o al menos un no-traidor. Asintió ante las palabras de su Contagem.

-Yo iré. No estaría de otra forma que no fuese a un vino organizado por ese hombre... además, así tendremos una excusa para poder hablar con él. Más de algún miembro del lumpen anda poniéndole las cruces a nuestro regimiento, y necesitaremos cuantos más aliados posibles...

Además, prefería hablar con un hombre con estudios, si tenía que hablar con alguien. Nada personal, siempre había sido un hombre muy abierto en cuanto a relacionarse con otros estratos, pero clases seguía habiéndolas.

-Me preocupan más los Recios, con el permiso de mi Contagem. Con lo que tenemos entre manos pueden acabar interrumpiéndonos por accidente con cualquiera de sus intentos de "devolvérnosla", pese a que ellos levantaron la primera mano -dijo, amargado, la memoria del Carvalho aún fresca- y sospecho que si la situación continúa otros regimientos no ayudarían a detenerlos. Y nuestra operación requeriría reducir esa clase de distracciones.
 

¿El Doctor les convocaba? No osaría faltar.

¿Un vino? Se encogió de hombros 

Asintió al Contagem

-Cualquier oportunidad de agradecer al Doctor por sus servicios y buen hacer... Es lo menos que puedo hacer.

Se tocó el pecho donde el tejido cicatrizal recorría de arriba abajo el esternón... La cicatriz de la espalda era mucho mayor.

No tenía mucho más que añadir. 

La ceremonia... Los niños... El colgante.

El aroma del incienso y la voz suave y poderosa de la joven la tenía como hipnotizada. Todo lo que había pasado era como bucólico, como si estuviese en trance. Pero quedaba la ira. Esa ira justa que había sido enardecida por los misioneros. Esa ira era como el agárre de su cañón láser. Podía contar con ella y, como Sintra, nunca le fallaría.

Observó el colgante. Parecía corteza de árbol. No es que hubiese pocos en aquel planeta. Pero le causó curiosidad averiguar de dónde habían sacado la corteza.

"La guardia imperial carmesí está aquí para protegeros" - dijo a cualquiera que se acercase lo suficiente fuera de la guardia Imperial 

Hubo una invitación generalizada a los que participaron en la operación Balaclava. El promotor de dicha iniciativa fue el Doctor Robert Death, que extendió una mano a todos los supervivientes, en una clara señal de camaradería y hermanamiento. La Sargento Ledesma rehusó públicamente a la invitación, alegando lo que ya muchos sabían; tenía ordenes estrictas de su comandante en jefe de ir juntos todo el rato, ya habían asesinado a muchos de los Recios y Salazar no se iba a exponer a perder más hombres por asuntos intestinos de la guardia. Ledesma le estrechó la mano a Robert, agradecida por el gesto, y visiblemente entristecida por no poder acudir.

El intercambio de opiniones con la Pequeña Matadora duró más tiempo y fue bastante más sonoro de lo que había previsto, gracias a la pequeñez de mente de los ogretes, que sin duda se había pasado a su oficial superior.

La ceremonia estaba terminando, por lo que apresuró el paso, y se acercó al coronel Jeremías y a sus nativos de la colmena Yhemek.

— Comandante, unas palabras — dijo a Jeremías mientras se situaba a su lado, mirando hacia el púlpito. Si ya tenía un concepto bajo de la corruptible Guardia Imperial, bastante era decir que las Fuerzas de Defensa Planetaria estaban en un escalafón aún más bajo. No obstante, los de Yhemek no eran una FDP al uso, como demostraban sus inusuales tácticas y equipo. No es que fueran demasiado efectivos con sus arcos, pero tenían en sus manos el control del último refugio seguro del planeta, el último reducto al que retirarse. El resto de Nugratis estaba en manos de los tiránidos, siendo devorado lenta y concienzudamente.

e modo, que fue directa al grano — Esta calma está a punto de acabar, y cuando lo haga, el Emperador estará del lado de los fieles. Purga al xeno, mata al traidor, ese será el orden — señaló con la cabeza hacia los brilareses que estaban teniendo gestos con los niños — Cuesta creer que la semilla de la traición pueda esconderse en ellos, ¿Verdad? — dijo, siendo más directa que con los anteriores. El encuentro con los ogretes había acabado con su paciencia —  El sol se pone sobre carmesí, coronel. La colmena Yhemek va a tener que elegir llegado el momento. Asegurese de que elija el bando del Emperador.

- Agradezco soberanamente la invitación, Doctor, sois un parangón del bienhacer y del mejor bisturí, ja ja ja ja - Sabre Rose apoyó la palma de su mano sobre su propio pecho y se inclinó ante Robert James Death -. Me es imposible quedarme pero no por ello quiero dejar de expresar que, de no ser por usted y su equipo médico, habría tenido que lamentar algunas bajas absolutamente irremplazables, maiorem a quienes les quedan décadas de ejemplar servicio a El Imperio, y que vuelven a caminar por vuestra obra y milagro.

Ofreció su mano para estrechársela mientras que con la otra hizo un gesto a un muy distraído pisaverde que no hizo caso hasta que el gesto se convirtió en un inapelable chasquido de dedos, momento en el cual por fin se giró y acudió hasta ella.

- ¿Magíster? - preguntó el ausente aprendiz de duelista, sonriente como si jamás hubiese roto un plato en su siglo y medio de vida rejuvenecidos tan mal que le habían dejado muy 'poco despierto'.

- Hueyo Coalemo, ¿Acaso no tenemos un obsequio para el Doctor? - contestó Sabre Rose con los dientes algo apretados por la ineptitud de quien debiera ayudarle en sus quehaceres en lugar de suponerle una carga.

- ¿Lo tenemos? - la mirada obtusa del asistente no daba lugar a dudas acerca de su olvido.

- El vino, Coalemo, viniste con él ¿dónde está? - pareciera que en cualquier momento le fuera a abofetear pero mantuvo la calma y la sonrisa hacia el Dr. Robert James Death. Hueyo Coalemo buscó alrededor y cayó en la cuenta de haberse dejado la cajita con lazada de satén en una mesa a pocos metros, cuando volvió Sabre Rose lo tomó de sus manos y se lo entregó al doctor - De las tierras que vieron crecer a la artillera Andiara Mirari, este Touriga Brilarés, para acompañar algo dulce. Disfrútelo mucho y que El Emperador le guarde.

Con esto la Magíster de Sakto se despidió, dejando atrás a su aprendiz, quien se quedó allí sonriendo, tocándose el pelo, ajustándo su decorado monóculo y asintiendo hacia James antes de añadir:

- Con tarta de chocolate está muy rico, es verdad.

La siempre recelosa Nilsa rechazó las cortezas, árbol o no, y se limitó a palmear distraída alguna cabeza infantil, despidiéndose de los críos y centrándose en el odio que los rezos y tan fervorosa charla piadosa había instalado en ella. Aquellos xenos lo iban a pagar caro, muy caro, lo que habían hecho. 

No dudó en aceptar la invitación del Doctor Death, al que se acercó y estrechó la mano. - Gracias Doc, por supuesto que nos apuntamos. - para aquellas dos era difícil resistirse a una reunión con pinta de fiesta. Eran pocas las oportunidades de soltarse y divertirse, y había que aprovecharlas al máximo. 

Firme a la palabra dada, Lidio fue al vino de hermanamiento que ofreció el Doctor Death. Le parecía una buena idea, además de una oportunidad para conocerse más en un ambiente más distendido que un campo de batalla o una 'prisión'.

Para la ocasión, dispensó a su ordenanza, quien se alejó tras su cortés saludo y se mezcló con el resto del grupo, siempre curioso pese a su avanzada edad, incluso tras haber sido rejuvenecido.

Lidio también quedó complacido por la educada asistencia y posterior declinación de Sabre Rose. Además, creía que su vino muy posiblemente fuera más del gusto del Hidalgo que el hecho por el Doctor Death, aunque sentía gran curiosidad por probarlo.

Gomes no quiso restarle protagonismo con sus inquietudes al galeno, así que. esperó tranquilamente a que hablase y diese inicio la celebración.

Tras una plegaria de agradecimiento y una reverencia, Varinia se alejó de la coronel Zakkai. No tardó mucho en divisar a la comandante Birte de las fuerzas especiales Skrygge. Además, Lenore se acercaba en ese momento con el coronel Nuahda de la Legión Penal.

-Gracias por concederme estos minutos a los dos. Mi superior la palatina Valeria me encarga transmitirles la inquietud que le produce a ella, y a muchos de los mandos de otros regimientos, lo inesperado y súbito de la ejecución del Lord comandante Northwode y su sustitución por un Alto Mando y oficiales brilarienses. Por no hablar de la total predisposición de nuestro bienamado Lord Comisario a contribuir a dicha transición con sus purgas de soldados que habían luchado con nosotros en la Operación Balaclava.

Estoy autorizada a preguntarles, desde el punto estrictamente hipotético por supuesto, qué harían si se pusiese en cuestión el liderazgo actual de las fuerzas imperiales y si se demostrase que la supuesta herejía de Northwode era un ardid para apoderarse del mando del sector.

A la hermana Varinia se la pudo ver al final de la celebración convocada por el Dr. Death. No había tenido oportunidad de tratar al matasanos en demasía, pero supuso que no les haría ningún daño a las sororitas confraternizar un poco con aquellos con los que habían vertido sangre, sudor y lágrimas en la operación anterior.

Permaneció ligeramente retirada del grupo, sujetando una copa del vino brilariense (de la que apenas llegó a probar un pequeño trago) durante todo lo que quedaba de la velada, e intercambiando escuetos comentarios con su sarcástica novicia Lenore.

No podía negarme a asistir a al gesto de camaradería del Robert, seguía pensando que era algo correcto que debía hacerse, pero también recordaba la última fiesta en la que habíamos estado todos juntos y como había terminado la última fiesta en que toda la guardia había concurrido junta. No me apetecía verme ante el paredón de castigo una vez mas, por lo que opté por alejarme de las bebidas espirituosas. 

Sabre Rose recorrió los pasillos de la Colmena Yhemek para llegar cuanto antes ante la puerta de la Lord Coronel Carolina Leonor Silva Brabant, dejando afuera a Hueyo Coalemo, su Aprendiz de Duelista, para luego proceder a llamar una vez estuvo segura que su aspecto era inmaculado.

La puerta se abrió y la Magíster de Sakto accedió para recibir la mirada de su Lord Coronel cual foco de un Baneblade a punto de atropellar, era el efecto de estar frente al verdadero poder, que uno dudaba de sí mismo y de sus capacidades. Sabre Rose requirió de toda su entereza para hacer la reverencia al estilo brilarés que su coronel se merecía, aguantar en el sitio antes de que la invitasen a sentarse y ordenar sus ideas previo desglose de las mismas a quien habría de darles el visto bueno.

Alfonso también decidió asistir a la velada convocada por el Dr. Death. Después de todo, el custo le había, quizás no salvado la vida como en el caso de Dionís o Andiara, pero definitivamente sacado de un gran aprieto, y probablemente sacado el asqueroso proyectil biológico de su espalda.

El duelista de mantuvo junto a su Contagem y al resto de sus compañeros, si bien con una actitud más relajada que durante la misa, como cabría esperar. No rechazaría a nadie que se le acercara, aunque con la estampa que estaban dejando los brilarios en el planeta, realmente dudaba que alguien quisiera conversar con ellos.

Una fina copa permaneció entre los dedos del espadachín.

El Comandante atendió a la hermana. La miró extrañado, como si no supiera muy bien de que hablaba hasta que miró a los brilareses, comprendió de que le estaba advirtiendo. No estaba nada habituado a medrar con hermanas de batalla, con el clero, si, sin duda Nugratis es un mundo con profundas raíces religiosas, tenían sus propios santos. El comandante observó a los Precs que se iban acercando y sonrió cansado - Yhemek es de la gobernadora, y con ella esta nuestra supervivencia. No se que teme, no puedo evitar decirle que no veo señal de herejía, pero si - cerró la boca cuando un par de Precs pasaron cerca, y esperó a que se marcharan - lo que queda de Yhemek y de las fuerzas de Novantis, siempre será fiel al trono; pero más vale que ganemos la guerra y liberemos este planeta, o esta conversación no servirá de nada ¿no cree?