Partida Rol por web

Huesos y quitina [+18]

[Prólogo] - Estrella Plateada

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05/02/2020, 18:42
+++ Director +++

El bullicio era bastante evidente. La gigantesca sala estaba abarrotada de soldados de todos los regimientos, compartiendo bebida, buenos momentos y anécdotas a cada cual más inverosímil. En la parte más elevada de sala se encontraban los cristales tintados donde se rumoreaba que el Lord General se ponía para poder vigilarles a todos de cerca, mientras que en la zona opuesta estaba la banda de música, con la famosa cantante danzando al son de la canción que ella iba cantando mientras los voco emisores, diseminados por todas partes, reproducían la interpretación. La pista de baile había sido conquistada por unos exultantes Imperator Custos, alegres de estar otra vez en el espacio real, disfrutando de un merecido descanso. Junto a ellos, bailando como amigos de toda la vida los Recios 2.0, compartiendo la pista de baile mientras la señorita Abigail no cesaba de cantar con aquella voz fina y embriagadora. 

Por otras partes, mas alejadas que se accedían por pasarelas que iban ascendiendo, estaban los Hidalgos, con sus uniformes impecables, con ese color rojo borgoña y lanzando miradas airadas a los que se revolcaban por la pista como si para ellos fueran cerdos en la pocilga, felices y cubiertos de mugre hasta las orejas. Por esa zona no se veía a nadie más, parecía que pocos querían involucrarse con los Hidalgos. 

En zonas más bajas estaban los Skygge y los Inmortales, compartiendo tragos entre unos y otros, hablando con el semblante serio todos ellos, aunque de vez en cuando se podía ver como alguno de ellos compartía una que otra risotada distraída. El ambiente era abiertamente festivo, no había duda alguna, pero a pesar del fuerte volumen de la música, se escuchaban gritos a lo lejos, gritos de pelea. Para cualquier guardia esa canción no lo hacía dudar mucho; se trataba del coliseo.

En el centro se encontraba una arena circular de combate, iluminada con focos de luz blanca y en el centro se daba un duelo a puñetazos entre un Khard Mayner y un penal de los descastados. La pelea no parecía estar igualada, el enorme minero, con más espalda que un armario ropero estaba recibiendo una paliza del penal que se movía con una agilidad endiablada gracias a las mejoras cibernéticas con las que contaba. Iba hostigando al minero, sin darle tregua lanzando rápidos y certeros golpes mientras el agredido, los recibía con total entereza y los ojos entornados, como analizando bien la situación. 

Las apuestas iban en aumento para el penal, pero los Khard Mayners se encontraban serenos, de brazos cruzados y con sus apuestas echas en favor de su camarada; no podía ser menos. El griterío en aquella parte era ensordecedor, tanto que la música de Abigail apenas se hacía perceptible. El líder de los mineros salio de entre el grupo de los suyos que lo tenía rodeado, con su rostro en aquella perenne tristeza mirando la pelea. El penal le acababa de partir la nariz, y el otro bufaba como un toro. Fue entonces cuando Volkov gritó sin apenas abrir la boca ni variar la expresión de su cara - Éto tvoye! - la confusión reinó entre los que apostaban por el penal, pues nada más escuchar aquel poderoso grito, el minero se ladeó unos centímetros esquivando el golpe mientras su mano derecha salía desde abajo acabando por apresar al escurridizo penal que se revolvió como un animal. La presa del enorme Khard Mayner fue inquebrantable, y tan pronto pataleaba el descastado como se quedó inerte cuando lo dejó inconsciente; no estaba permitido pelear a muerte. 

Un par de sanitarios entraron en la arena para llevarse al penal y tratar las heridas del minero. Aquella noche hicieron una buena fortuna gracias al apodado "Oso negro". 

En las pasarelas elevadas que estaban a la misma altura donde se encontraban los Hidalgos, estaban las hermanas de la Orden de la Espina negra con un nutrido grupo de ogretes, que las miraban con total y absoluta devoción. Sin duda era curioso ver como los abhumanos se afanaban en servir a las hermanas, que se encontraban allí tranquilas, disfrutando de una zona especial libre de ruidos y donde la música se escuchaba amortiguada por una serie de anuladores de ondas que disipaban todo lo que les llegaba del exterior. A las hermanas de batalla parecía divertirles en cierta medida la actitud de los ogretes, pero otras no estaban muy contentas y los evitaban. Las hospitalarias, sin duda, eran las que más disfrutaban, acostumbradas a tratar con elementos de la guardia.

El rumor de que la operación de ataque y desembarco se iba a realizar en escasos días se había extendido como la pólvora, y los permisos de tiempo de asueto volaron por entre todos los regimientos a pesar de las airadas quejas del Lord Comisario Kungel, que no dudó en amenazar con elevar la queja a los altos estamentos de Terra, a lo que según se decía, el Lord General se rió agriamente retándolo a ello, a que mandara la comunicación que necesitara, y que la respuesta llegaría cuando ganaran la guerra. Fuere como fuere, Kungel había apostado un centenar de comisarios que iban controlando la situación del Estrella Plateada, desaprobando según que actitudes, pero los guardias, felices y aprovechando la situación pocas cosas ilegales hicieron, ya que los elementos más peligrosos, Los Descastados, estaban bien controlados y no podían salir de la zona de la arena, disfrutando de las pelas que querían, la música, de un laberinto de jaulas por las que podían moverse.

Se comentaba que en la popa estaba el enorme campo de juego, donde se podrían jugar partidos de bloodbowl entre los que quisieran formar una liguilla. El problema es que, dado lo inminente del ataque, no se había abierto la inscripción. Cuando ganaran decían. 

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26/02/2020, 16:36
+++ Director +++

Hacía unas horas que una nueva remesa de soldados con permisos que llegó al hangar principal de la nave. Desembarcando con el ánimo por las nubes, reflejado en sonrisas, codazos, bromas y miraditas, fueron entrando en la amplía sala de concierto/coliseo/bar.

El ambiente era notablemente festivo y la música justo cambió la cadencia a un tema más oscuro y machacon, lo que arrancó un ensordecedor grito de jubilo por parte de los que se afanaban en la pista de baile, moviéndose al ritmo de la canción de ese momento.

Varias hermanas habían entrado también desde otro acceso, y como cabría de esperar, se dirigieron al apartado donde estaban las otras sororitas, disfrutando de un ambiente neutro donde poder compartir sus pensamientos entre ellas, aunque cierto es, que las más sociables estaban dispuestas a bajar para compartir alguna conversación con la soldadesca. Por el coliseo seguían las peleas y pronto se vio a un famoso personaje que tras la llegada a la flota de los Imperator Custos, se hizo famoso y de notar. Se trataba de Billy "el bocas", un curioso sujeto que nadie sabía como, pero siempre tenía información. Puede que todo rumores, puede que parte verdad, pero fuera como fuera, siempre tenía un chisme que ansiaba compartir con aquellos que le dieran bola y lo invitaran a una copa.

Por ahora se le había visto escapando por los pelos de un nutrido grupo de ogretes que trató de machacarle el cráneo, seguramente se habría pasado de listillo con los abhumanos, pero cierto es que los "Puño' caballeroh" eran bastante sensible con según que temas.

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26/02/2020, 16:59
Tte. Mathis Reutter

Mathis frunció un poco el ceño al llegar y ver aquello, más por el repentino cambio de la música y el jaleo que despertó que por otra cosa. La onda sonora y el jaleo eran molestos, pero estaban de permiso... Estaba bien que los soldados se divirtieran. De hecho, no todos los generales eran tan pródigos en regalos como aquel al que ahora servían, así que muchos hacían lo más sensato aprovechándolo al máximo: la generosidad del Alto Mando solía ser efímera. 

Paseó la mirada por la zona, identificando sin demasiada dificultad donde estaban unos y otros. La información nunca venía mal, pero seguramente aquel momento no era el más propicio para sonsacar nada a nadie. Con paso tranquilo, y procurando no chocar con ninguno de los agitados soldados, se dirigió a la zona que parecían haber ocupado los suyos junto a otros tipos, en apariencia más tranquilos. Quizás con un trago o dos vería las cosas de otro modo. 

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26/02/2020, 17:18
[Muerto] Amadeo de Souza-Cardoso

Amadeo hizo acto de presencia, decidido a disfrutar de su permiso como si fuera el último. Los rumores -y los cupones extra para raciones de alcohol- decían que el ataque era inmimente. Un buen trago le ayudaría a sobrellevarlo de la manera en la que él lo veía: bajas, cargas, y si todo sale según lo planeado a lo mejor hasta sobrevives. Se acodó en la barra mientras veía pasar a los ogretes a cierta distancia levantando soldados para encontrar a "el bocas" y pidió un Orujo Mergariano deslizando un cupón al afortunado soldado que hacía de camarero. Los de abastos nunca daban golpe.

Se le hizo raro ver a las hermanas compartir espacio de ocio: había imaginado que estarían rezando, o pasando maitines o algo... luego se le pasó por la cabeza que a lo mejor estaban allí para que a ellos no se les ocurrieran ideas raras justo antes del ataque. 

Levantó su vaso hacia ellas, pero con los ojos buscaba a "el bocas" aunque solo fuese para que no me pillasen entre él y sus nuevos amigos.

...

Y ahora que lo pensaba: ¡¿Qué demonios están haciendo los ogretes aquí con los humanos de verdad?! ¡¿No tienen una cuadra donde tener sus distracciones a parte?! 

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26/02/2020, 17:27
[Muerto]Juhani Verkonen

Juhani estaba compartiendo historias con una veterana de los inmortales. Charlando de cuan extraño era ver a las hermanas junto a los guardias. Bebiendo calmadamente y observando la pista de baile, el rostro del sanitario se oscurece. Tan jovenes y tan dispuestos a morir. Observaba especialmente a aquellos que llevados por el frenesí de la música parecían olvidar que pronto estarían en los campos de batalla. Me encargaré de que vuelven todos los que pueda salvar pero hoy voy a beber hasta caer inconsciente.

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26/02/2020, 19:00
DR

A un lado de la arena de batalla se encontraba una muchacha pelirroja que pataleaba el suelo al tiempo que destrozaba varios papelitos en pedacitos muy muy pequeños que se metía en la boca y escupía enloquecida.

¡¡ Bahj !! - Red lanzó su papeleta de apuesta con desquicio al suelo donde la pisoteó casi saltando al cuadrilátero para rematar al descastado al que habían pegado una paliza y que se había llevado los escasos ahorros que le permitían tener y 3/4 partes de sus cigarros y condones - Maldito #/(¿!·"$"·% , me cago en tu %·$$ - Por suerte para el desgraciado caído el Pater se encontraba cerca, vigilando a su escuadrón por lo que Red tuvo que conformarse con agitar con rabia las cuerdas antes de apartarse en busca de algo mejor en lo que invertir su tiempo, y buscando con cierta impaciencia a alguien de su escuadrón que pudiera darle algo de conversación

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26/02/2020, 19:26
Hermana Varinia

Varinia se había acercado un poco a la zona común. Así podía tener una visión más clara de quién iban a tener a su lado cuando llegase la hora de la verdad. La celestial nunca había sido muy amiga de citar escrituras, pero había una que siempre recordaba:

"Muchos afirman su deseo de destruir a sus enemigos. Si eso fuese verdad, estarían obligados a destruirse a sí mismos".

Esas palabras de Los Discursos de la Fe tenían múltiples interpretaciones, pero para la joven eran muy claras. Los humanos son débiles, nunca sabes quién va a ser tu enemigo, así que mantén el bolter a punto. Distraída en sus pensamientos no se da cuenta de que ha llamado la atención de un grupo de ogretes. Los símbolos de su armadura y sus ropas son ligeramente diferentes de los de una hermana de batalla convencional, como corresponde a su rango de celestial. Así mismo el rosario que rodea su cintura es más largo de lo común. Es costumbre entre las órdenes militantes añadir cuentas tras el cumplimiento de una hazaña o batalla importante, y no se llega a celestial sin haber ampliado el rosario varias veces. Uno de los ogretes, claramente impresionado por dicha simbología, se acerca torpemente hacia ella, inclina su enorme cuerpo y pide ser bendecido antes del desembarco.

La cara de sorpresa de Varinia es un poema. Incluso provoca unas pequeñas risas entre algunas hermanas que están observando la escena desde lo alto. Abre la boca, como para decir algo, pero en el último momento se detiene.

Si el Divino Emperador los quiere en su ejército, quién soy yo para cuestionar Sus decisiones, piensa.

Pone una mano en el corpulento brazo del gigante y en tono solemne le dedica las primeras palabras que le vienen a la cabeza:

A spiritu dominatus,

Domine, libra nos.

La criatura se marcha con una sonrisa satisfecha, dejando a la Sororitas pensando si alguno de los dos entiende realmente lo que ha sucedido. Igual sería mejor reunirse con sus hermanas... quién sabe que será lo siguiente que le pida alguno de los aquí presentes.

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27/02/2020, 09:58
Hermana Caelestia-Adventia Agrippa

La Hermana Caelestia recibió a las demás con una sonrisa, interesándose por los rezos que seguramente habían llevado a cabo en lo que ella llamaba “celdas”, y lo que aquí llamarían camarotes, antros, o habitación, según el gusto. Incluso aquí, podían comulgar con su Fe.

Momentos después un intercambio de palabras entre ella y la Iniciada Vitelia provocó que la Celestial se apartara de esta, negando con desaprobación.

-Creo que hay que bajar y cambiar un cupón.-Dijo con un ademán de la mano, mientras tomaba asiento en la zona asignada, o reclamada, para las hermanas.

Aunque Caelestia se detuvo para ver la escena entre Varinia y el ogrete, e incluso dedicó una sonrisa divertida a la primera, no hizo ademán de añadir nada más, si no que se dirigió a la barra. No tenía que abrirse paso en realidad, la gente que bailaba o estaba en grupos se apartaba; y si no lo hacían, un firme movimiento de la mano para llamar la atención y la visión de una hermana al girarse bastaba para que saludaran y se apartasen. Cuando llegó a la barra esperó a ser atendida, su mirada estaba fija en los Descastados, a los cuales miraba con los parpados ligeramente entrecerrados; solo veía una jauría de bestias en toda esa gente. El barman llamó su atención y recobrando la elegancia, la hermana se retiró algo de pelo del rostro con una mano, haciendo su petición. Momentos después estaba disfrutando de una refrescante bebida libre de alcohol, para que no perturbase los rezos en su celda cuando se retirase de este espectáculo.

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27/02/2020, 11:49
[Muerto]Viktor Pavicik

Con paso lento y renqueante pero con una firmeza que denotaba una suprema confianza en sí mismo, el comisario Pavicik se paseaba por la enorme cubierta dedicada al asueto de la soldadesca.

 

Basura, despojos criminales, desechos de humanidad.

 

La frente del comisario se arrugó y contorneó como la piel de una serpiente cuando frunció el ceño. El tejido macilento y cicatrizado parecía conferir a su expresión un aspecto extraño e inquietante. Una neblinosa y pálida forma de media luna se movió en lo profundo de su ojo lechoso para seguir la dirección en la que se movía su ojo sano. Era una mirada fría y carente de compasión.

El comisario se paseaba entre las multitudes de guardias reunidos en la cubierta, pero no se rebajó a mezclarse con la chusma o disfrutar del evento. Este era su momento, alguien cometería un error y él estaría allí para impartir el castigo pertinente. Sus labios descarnados se curvaron en una mueca de profundo desprecio al escuchar el griterío de los jugadores de apuestas junto a la arena de combate. Puntas irregulares de dientes amarillentos asomaron allí donde la carne de sus labios se había agrietado hasta desaparecer.

 

Hermana Caelestia-Adventia Agrippa

[...] Cuando llegó a la barra esperó a ser atendida, su mirada estaba fija en los Descastados, a los cuales miraba con los parpados ligeramente entrecerrados; solo veía una jauría de bestias en toda esa gente. El barman llamó su atención y recobrando la elegancia, la hermana se retiró algo de pelo del rostro con una mano, haciendo su petición. Momentos después estaba disfrutando de una refrescante bebida libre de alcohol, para que no perturbase los rezos en su celda cuando se retirase de este espectáculo.

 

Un fino hilo de baba se deslizó de donde antaño había habido un diente y se descolgó lentamente escapando por entre una de esas grietas. Con aire ausente, su espasmódica mano cubrió la boca con un pañuelo perfumado en un movimiento mecánico que denotaba una costumbre largo tiempo adquirida.

Su atención fue desviada y quedó inmediatamente fija en una escena bastante inusual: Una hermana sororita abandonó el reservado y se dirigió a la barra común, quedando rodeada de legionarios penales... y encargó algún tipo de bebida. Problemas.

 

Con un gruñido más propio de un animal que de una persona, Pavicik se acercó a la escena.

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27/02/2020, 18:32
[Muerto]Dagmar Schulz

Lo que sucedía en la gran sala principal del "Estrella Plateada" no era algo que Dagmar se hubiera imaginado como posible incluso antes de que fuera reclutada para el regimiento de la Guardia Imperial de su planeta natal. Se suponía que era una vida dura donde una vez estabas en campaña los permisos podían ser raros y eso si tenías la suerte de permanecer vivo el tiempo suficiente. Sin embargo el Lord General al mando tenía sus propias ideas y la sanitaria estaba segura de que eran numerosos los soldados que apreciaban esa generosidad.

Ella no estaba segura de lo que iba a hacer para aprovechar la oportunidad así que, por el momento, se dirigió hacia la zona en que estaba el resto de su regimiento, cogiendo una bebida ligera por el camino antes de sentarse en una butaca. Pronto los miembros de otro regimiento llamaron su atención debido a su palidez y algunas líneas negras en la piel que no conseguía identificar. ¿A dónde pertenecerían? No estaba del todo segura cuantos cuerpos distintos formaban parte de esa campaña, así que algo así despertaba su curiosidad por muchas razones. Puede que incluso estuviera mirando demasiado en dirección a algunos de ellos.

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27/02/2020, 22:30
Visioingeniero Krane

++++++++ 099/100 ++++++++

++++++++ 099/100 ++++++++

++++++++ 100/100 ++++++++

++++++++ Protocolo PURGATIO finalizado ++++++++

++++++++ Volcado de datos asegurado ++++++++

++++++++ Depuración completada ++++++++
 


 
En uno de los rincones más recónditos y oscuros de la sala, un par de diminutas gemas de un dorado anaranjado refulgieron de repente. El visioingeniero Lukas Apollo Krane estiró el cuello conforme emergía del estado de ondas lentas en el que se había sumido, su rostro una máscara ilegible. De larga figura, la sombra de los grandes implantes con los que cargaba a sus espaldas le hacía parecer más pequeño de lo que en realidad era, y como de costumbre, iba ataviado con las túnicas del rojo carmesí de su orden, que no dejaban lugar a dudas de la posición que ocupaba. Llevaba un largo rato congelado en aquel sitio, y cualquiera que hubiera intentado acercársele habría tenido que vérselas con el servidor que le acompañaba a todos lados. 

Sin decir nada, el tecnosacerdote observó decepcionado que el salón seguía tan abarrotado y ruidoso como lo había estado al llegar, y que la plétora de sentidos que tenía a su disposición —orgánicos y cibernéticos— continuaba sin dar con rastro alguno de los miembros de su pelotón. Empezaba a lamentar el haberse adentrado en aquel infierno de sobrecarga sensorial, pero sabía que no había tenido otra opción, pues no lo había hecho no por capricho, sino todo lo contrario. La necesidad de saber que padecía como consecuencia del mnemovirus que contaminaba sus cogitadores le impelía a buscar respuestas a todo cuanto se preguntaba, y en esos momentos la cuestión que le rondaba la cabeza era cuál era el enemigo al que se iban a enfrentar. Los mandos habían sido tan discretos que habían logrado ponerle nervioso, y era por eso que Krane se había embarcado en la búsqueda de conocimiento más extraña que había vivido nunca. De hecho, la sensación era tan fuerte que no pocos de los que habían estudiado su caso calificaban sus achaques no de necesidad, sino de simple y llana adicción a los datos. Él, que creía con todo lo que le quedaba del corazón en el credo de Marte… lo veía más bien como un don del sacrosanto Omnissiah.

Sabía que los demás estaban ahí, que todo el mundo estaba ahí, y que aquella sección del Estrella Plateada era un sumidero de información que no iba a poder ignorar, y el tiempo le dio la razón. Sin embargo, cuando llegó y se encontró solo, decidió no malgastar el tiempo interrogando a desconocidos y al final buscó un rincón en el que poder llevar a cabo un diagnóstico de sus sistemas. Aunque largo, el proceso no lo había sido tanto como le habría gustado, y ahora que volvía a estar despierto... se estaba hartando de esperar. Mientras lo hacía y re-evaluaba su situación, dedujo que, como siempre, la probabilidad de que Novalee, Tania, o el doctor supieran algo más que él tendía a cero, y que la única solución, por tanto, era pasar a la acción. Reconoció el contorno y el uniforme de un comisario mezclado en la multitud, y el tecnosacerdote avanzó hasta él sin importarle a quien empujaba, haciendo que tras unos pocos pasos todos los que le veían a él y a sus servo-brazos se apartaran para no ser atropellados por aquella mole de carne y metal. 

—SALVE, COMISARIO —dijo, con una voz que resonaba como un eco oxidado que hizo que varios de los que le rodeaban se volvieran para mirarle. El pésimo estado en el que se encontraba aquel hombre no parecía importarle, y en cierto modo lo veía como un ejemplo más que evidente de las virtudes del Opus Machina sobre la carne mortal del Homo sapiens.

Notas de juego

Esto parece un chiste: se encuentran un tecnosacerdote y un comisario en un bar... 

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27/02/2020, 22:56
Dr. Robert James Death

Aún no se creía que estuvieran fuera de aquel infierno. Una pequeña voz en su cabeza le seguía susurrando que en cualquier momento su sueño se rompería y volvería a estar vagando a la deriva en el inmaterium haciendo frente a todo tipo de aberraciones que el destino les tirase encima. 

Pero el doctor debía reconocer que esa voz había ido perdiendo fuerza a medida que pasaban los días y allí, bailando con la Enfermera Love y otros cuantos de sus muchachos, Robert había conseguido acallarla por completo. Incluso hay quien pudo verle sonreír.

Voy a ir a por otra ronda, estoy seco. ¿Te traigo algo? - le dijo a su compañera que negó con la cabeza sin dejar de bailar. - Échale un ojo a Krane, lo he visto antes quieto en un rincón. - le susurró acercándose al oído un instante antes de alejarse en dirección a la barra.

Caminar entre gente bailando era muy incómodo y Robert iba intentando aprovechar cualquier hueco para poder pasar. Cuando llego a la barra, lo hizo junto a una Hermana de Batalla. Señora. - saludó el médico con una inclinación de cabeza. - Espero que no le moleste que le haga compañía mientras el camarero me atiende. - dijo mientras señalaba el hueco de la barra que había junto a ella. - ¿Son ustedes de la Espina Negra? - preguntó fijándose en las ropas de la hermana de batalla y lanzando una suposición. 

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28/02/2020, 14:44
Helga Von Havenstein

simplemente estaba haciendo tiempo, no había nada en aquel lugar que le interesara lo mas mínimo, apreciaba la generosidad del lord general al dejar que los soldados disfrutasen antes de ir al campo de batalla, eso mantendría alta la moral, pero en mi caso no hacía falta, yo era una soldado de asalto, no me iban algo tan mundano, pero llama mi atención el hecho de que una sonoritas se haya bajado y pida una bebida en la barra, pero lo que no me gusta es cuando el comisario se acerca, por lo que me quedo mirando a la expectativa de ver que pasa.

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28/02/2020, 15:35
[Muerto] Amadeo de Souza-Cardoso

Amadeo reconoció a Pavicik. ¡Como para no reconocerle!. Por lo que sabía de él, solo podía estar por allí buscando arruinarle el día a alguien:

- A lo mejor me toca exprimir la noche más deprisa de lo que pensaba -se dijo-

Vació su chupito de un trago y se puso a buscar a Billy "el bocas" antes de que su bocaza le hiciera matar: lo suyo era aprovechar que seguía vivo para sonsacarle algo. Billy siempre sabía algo. Y eso, Amadeo lo sabía, era corrosivo para el cerebro. Conocer al que siempre sabe algo... eso era más sano: vivía uno más, y aprovechaba mucho mejor los formularios de solicitudes al munitorum. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Wooooooow! XD

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28/02/2020, 20:40
Hermana Aurestia Aquilina

Aurestia se limitaba a contemplar la decadente escena que tenía lugar en la amplia estancia bajo el estrado que había sido despejada para las de su Orden, si bien aquellos mutantes de baja categoría eran demasiado estúpidos como para entender que allí no se les había perdido nada. No negaba que fueran útiles, pero no por ello tenía que tolerar a semejantes bestias, y a su olor, tan cerca de su presencia.

— Fíjate bien, Domitia — dijo a la novicia que iba con ella, instándola a que mirara cuanto ocurría debajo de ellas — Una clara muestra de por qué el Imperio del Hombre está en decadencia. La debilidad se extiende como una enfermedad, y como tal, debe ser erradicada — aquellos hombres y mujeres deberían estar entrenando todo lo duro que pudiera y rezando por sus almas ante lo que se avecinaba, pero allí estaban, dándose a los caducos y pecaminosos placeres de la vida mundana. Cada día agradecía al Emperador que la hubiera educado bien lejos de todo aquello, y la hubiera puesto en el buen camino, guiado por la Fe y la Disciplina más férreas.

La serafín se dedicó a observar la escena desde su reservado, tratando de memorizar todo cuanto pudiera. Si el Gran Devorador no acababa con todos, habría purgas por hacer cuando acabara aquella guerra.

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28/02/2020, 23:16
Nilsa Solveig

La música penetraba en ella, haciéndola moverse de un lado a otro con movimientos sensuales y provocativos, le salía natural, pero ninguno se atrevía a acercarse a ella o a Silje, no después de haberle dado a uno un soplamocos que le hizo vibrar las orejas durante un rato. Habían bebido, y seguían haciéndolo, y se pasaban un cigarro que habían conseguido con un olorcito especial. 

Cerca de donde estaban sentados los suyos, pero metidas en la pista de baile, las dos despampanantes rubias eran el objeto de muchas miradas, algunas de soslayo, otras directas y sin disimulo. Ambas ignoraban a todos a su alrededor, y si alguien se acercaba demasiado, era apartado sin ninguna contemplación. La música las hacía olvidar la mierda de su pasado, y la bebida ayudaría a dormir profundo hasta que les asignaran una misión. No eran muy altas para ser Skyge, pero un poco más de la media. Sus pantalones ajustados y prietos y su camisa holgada dejaban poco a la imaginación, pero tapaban lo justo como para no ser acusadas de nada en concreto. 

Aquel cigarro había resultado ser una buena inversión, y sin pretenderlo, alguna sonrisa se le escapaba de vez en cuando, desatando comentarios sorprendidos entre los miembros de su regimiento. - ¿Está sonriendo? - mencionaban algunos, sorprendidos de haber visto esa mueca en la cara de Nilsa. 

La hermosa mujer se quedó mirando a un soldado que pasaba, sopesando una idea en su cabeza. Miró a su compañera y señaló con un ademán de la cabeza hacia el soldado, arqueando una ceja. La otra joven se encogió de hombros y asintió levemente, como dejando que fuera la otra la que decidiera. 

Nilsa cogió un par de tickets de bebidas y se fue a la barra, a pedir otro trago, ya se le estaba pasando el efecto de la última copa y eso no podía ser. Al llegar a la barra, sudorosa y con parte del hombro al descubierto, vio una escena curiosa. Una hermana sororitas, un soldado, un comisario y un tecnosacerdote. Si no fuera tan poco bebida, pensaría que era un chiste. 

El electrotatuaje de su cara brilló ligeramente en color azul mientras se apoyaba en la barra y extendía la mano displicientemente para pedir bebidas. - Dos vodkas lantanitas, mezclados con cerveza negra, una cortada de naranja y zumo de granada...y un par de chupitos, de algo fuerte. - pidió, tras pedir un combinado de alta graduación.  

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29/02/2020, 00:27
Hermana Ceres

La hermana Ceres lucía sendos los dos emblemas, el del corazón benevolente, que la acreditaba como una hospitalaria de las hermanas y el de la espira negra.

Al llegar se unió a sus hermanas, miró a las presentas.

- Hola hermanas. Buenos días....  - Dijo mirando al rededor a la soldadesca - Si es que puede haber algo bueno y decente entre todo este espectáculo - Reconoció.

Sonrió a la hermana Caelestia y contestó a sus preguntas con amabilidad interesando se por su descanso.

Antes del combate los inseguros se muestran necesitados de demostrar la fuerza que creen que tienen para sentirse de ese modo confiados. - Explicó al ver los combates, las apuestas y la degradación a las que algunos se sometían a si mismos. - Alguno se acabará lesionando de forma permanente, ya verás... - Se lamentó en voz alta.

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29/02/2020, 13:04
Hermana Caelestia-Adventia Agrippa

La Hermana Caelestia agradecía cada silencio entre canción y canción, ella estaba acostumbrada a otro tipo de música más…Religiosa. En estas canciones no había apenas letra, o si las había, no hablaban de nada que le gustase a ella, así que pronto dejó de escuchar las letras para prestar atención a su alrededor, tendría algo de tiempo para conocer a quienes intervendrían en el conflicto junto a ella, y como poder inspirarles para que dieran lo mejor de sí mismos en nombre del Emperador; creía firmemente que todo el mundo podía brillar, aunque fuera tenuemente, en servicio del emperador con el empujón adecuado. Cuando vio que alguien se detenía cerca, lo miro de arriba abajo; la espigada hermana llevaba una túnica con cuentas y adornos varios, mas engalanada que las de otras hermanas, denotando una posición superior y un prestigio notable.
-Si me molestase no habría bajado aquí, entre el gentío; quería ver de cerca algunas cosas.-Dijo antes de llevarse la pajita de su bebida afrutada a los labios, sorbiendo con mesura. Cuando terminó dejo la bebida en la barra e hizo hueco para Robert, siguiéndole con la vista, con curiosidad ante sus palabras.
-Hermana Caelestia-Adventia, celestial de la orden de la espina negra, mundo Ceiria Beaticus.- El tono era en cierto modo firme y acotado de tintes militares, pero se notaba que la hermana había omitido algunos detalles para acortar la presentación.-¿Ansioso por la batalla?-Preguntó, antes de dedicarle a Nilsa una fugaz mirada.

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29/02/2020, 13:14
Dr. Robert James Death

La forma en la que la hermana de batalla le miró de arriba abajo podría haber hecho titubear a un hombre que habría visto menos mundo pero Robert había visto los horrores que se ocultaban allá donde la luz del emperador no había llegado aún y no se achantó. Aun así, se alegró de haber iniciado esa conversación con un trato formal. Supo, por las cuentas y adornos que llevaba, que estaba ante alguien distinguida entre las suyas pero no supo distinguir si se debía a un rango superior o a una valía superior a la media. 

- Un whisky, con dos hielos por favor. - dijo al camarero cuando se hubo acercado antes de volver a girarse para mirar a la hermana Caelestia. - Doctor Death, medico del 272º Imperator Custos, mundo Agantus Secundus. - se presentó a su vez el doctor manteniendo las formas como había hecho la Hermana. - Puede llamarme Robert, me alegro de tener a las seguidoras de Santa Veturia Reginus con nosotros en el frente. - dijo dando pie a que, si la Hermana lo consideraba apropiado, diese paso a un trato menos formal y más propio de una situación como la que estaban.

Si le soy totalmente sincero, habría preferido tener algo más de tiempo desde que aparecimos en el sector hasta entrar en batalla. - dijo Robert respondiendo a la pregunta de su interlocutora. - Pero si el Emperador ha decidido que debíamos aparecer aquí y ahora, es porqué nuestro destino pasa por luchar en este frente. - añadió reconociendo que eran herramientas en las manos del bien superior. - Dudo que lo que encontremos allí abajo sea peor que lo que dejamos atrás...murmuró olvidando durante un momento ante quien estaba. Paladeó un trago de su copa, hacía tiempo que no podía disfrutar de un buen espirituoso, y aprovechó para dejar pasar un par de segundos y recomponerse. - ¿Han venido de muy lejos para unirse a este frente? - preguntó con curiosidad antes de lanzar una mirada en derredor, costumbres que habían adquirido durante su viaje. 

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29/02/2020, 14:39
+++ Director +++

El bocas se encontraba escondido entre un nutrido grupo de mineros, los cuales lo miraban con sospecha y con la ceja alzada, pero tampoco lo delataron cuando dos furiosos ogretes pasaron por su zona. El hombre se lo agradeció a los Khard y en seguida se marchó del lugar después de ver que los ogretes se rindieron.