Irina no era una muchacha de muchas palabras, y frente a la pérdida de un ser querido poco se podía decir. Cuando Alese la dijo que el hombre mono podía ser una amenaza, obvió todo lo demás, era una guerrera y morir luchando era algo habitual.Ella lo había vivido, muchas veces, el mal que asolaba su ciudad no descansaba ni esperaba a que se guardase el apropiado luto, tan sólo seguía matando sin cesar. Cuando vio que el resto se mostraban afectados por la pérdida de Haiayel, se dintió culpable.
¿Acaso Strahd la había arrancado la capacidad de entristecerse por una muerte? ¿La había arrancado su humanidad?
Cuando la paladina Ashlyn hizo el juramento, Irina mantuvo la posición de defensa, pero agradeció una promesa como aquella para con su pueblo.
Pero el mono se movió, así que todo su alrededor volvió a desaparecer, y observó todos sus movimientos con recelo. Cuando mostró su verdadero rostro, Irina torció ligeramente el rostro, pero no cambió su posición.
Alese le reconocíó, así que bajó el arma y asintió al razonamiento. Irina no poseía dotes de rastreo así que esperó a que la indicaran el camino a seguir.
Si a ti te vale a mi tambien Alese.Paso al lado del recien llegado y le doy una palmada amistosa en el hombro.Bienvenido y bien hallado...Sigo de largo hasta llegar a Ashlyn y poniendome a su lado digo . Ignoro si llevabais mucho tiempo sirviendo juntos pero al menos sabes que ahora ya contempla la gracia de Pelor .
Al oír las palabras de Alese, Urik envainó su arma. Pero su mirada se posó en la de la mujer, dura y seria.
- ¿Vos le habéis hecho esto. Quemarle y dejarle sin voz?- preguntó el caballero del cuervo.
Luego negó con la cabeza y apretó los dientes como intentado no pensar en ello. No podían perder más tiempo en las esas ciénagas, con lo que Urik tomo una decisión.
- Hablaremos de ello luego dama Alese. Como bien dices, ahora tenemos otros menesteres más apremiantes.
Luego se fue a hacia Ashlyn e inclinando la cabeza a modo de respetuoso saludo le dijo.- Siento vuestra pérdida dama Ashlyn. Os ayudaré a llevar el cuerpo hasta el pueblo- prometió Don Urik.
Que haya decidido servirte, Alese, no significa que nos tengamos que fiar los demás de él. Me parece pretencioso por tu parte que no nos digas más. Nos has curado, defendido y hemos luchado juntos. Pero contigo, no con él señalé a la criatura simio sin ningún problema, de manera despectiva. No me voy a fiar de una criatura que cambia su rostro para no mostrarse. Me da igual que se haya quemado, como si un grupo de hormigas le han devorado la lengua.
Terminó sin moverse del lugar
Tú le consideras tu siervo y que sea para tí. No es digno de mi confianza y no le considero aliado. Si hace algo que nos perjudique, la responsable serás tú, Alese.
Alese se acercó a la muchacha verde y pareció que le daba un beso en la mejilla.
- Confía en mí, respondo totalmente por él.
Cuando Alese acercó los labios para dar un beso en la mejilla a su colorida compañera, pronunció algo muy muy bajo: "Yoru, shhh"
Me mantengo en un lateral procurando no interferir en las conversaciones de los demas. Estamos pasando demasiado tiempo en este lugar y deseo irme lo antes posible... pero no se lo que los demas opinaran.
Desde mi lugar, empiezo a usar mis dones para detectar el mal en busca de maldad dentro del recién llegado.
La paladín recupera en cierta medida la compostura, y se levanta por fin.
-Antes de continuar, me gustaría buscar un buen lugar en el que enterrar su cuerpo. Esta ciénaga infecta no parece el sitio apropiado. Buscad la reliquia, nos encontraremos después, esta es mi tarea.
El beso de Alese hizo que mi cara cambiara rápidamente. De la confusión a la ira. Observé al hombre-mono con rabia. Me llevé la mano al espadón, pero sabía que no podía empuñarlo en esos momento. Apretaba con tanta fuerza los dientes que empezaron a rechinar. De la comisura de los labios salió un poco del ácido de mi interior.
¡Envy! dije con más agresividad de la que pretendía. Me serené un segundo y repetí. Envy, el cadaver está ahí señalé cerca de nosotros. Subelo a tu círculo y traelo. Estoy harta de estas tierras.
Urik asiente a las palabras de Quenya, pero corrige a la semidragona.
- Debemos enterrar a la dama del lago en su lugar sagrado, tal como hicimos con Madame Eva- argumentó. Y tras decir esto, fue hacia la bruja y miró en su derredor para ver dónde tenían que enterrarla.
- Maese Igor, ¿podrías ayudarme a buscar el sitio donde enterrar a la bruja?- preguntó, mientras esperaba a Envy para ayudarle a subir el cuerpo de la dama del lago a su disco volador.
El hombre simio parece quitarse un peso de encima cuando escucha las palabras de Alese, levantándose. Guarda la daga y tomá la mano de la muchacha para ponérsela en la cabeza al mismo tiempo que él hace lo propio con su mano en la cabeza de la chica, como a modo de muda bendición o agradecimiento. Tras esto, el velo ilusorio cambia de nuevo y aparece de nuevo el rostro inmaculadamente simiesco, sin cicatrices ni suciedad. Sin duda parece que la verguénza forma parte del porqué de dicha máscara.
Entonces se acerca al cuerpo del caído, y arrodillándose junto a él, pero sin tocarlo, pone sus manos sobre su propio pecho y cierra los ojos. Veis que los labios se mueven en algún tipo de muda plegaria y oración. A todas luces parece que le está presentando sus respetos al caído. A poco, abre de nuevo los ojos y poniéndose en pié, dedica un cabeceo respetuoso a Ashlyn, pues parece haber captado que tenía algún vínculo mayor con el fallecido. Después se aparta respetuosa y discretamente para dejarla con su dolor.
Cuando se menciona la posibilidad de buscar un rastro y viendo que hay varios heridos, el simiesco personaje parece decidido a dar un paso adelante. Arrodillándose en el suelo para captar algo, quizás un jirón de olor u otro rastro invisible al ojo humano, el extraño tantea los alrededores...
El rastro de la Dama Ahogada no era complicado de seguir, apenas había pasado tiempo, por lo que seguía reciente. Cruzasteis la ciénaga en la que os encontrabais, aún temerosos de volver a encontraros con alguna de esas anguilas que habían logrado acabar con Haiayel. No habían sido eliminadas, sino que habían huido y ese terreno seguía siendo sumamente peligroso.
Pero esta vez la suerte estuvo de vuestro lado, Envy trasladó el cuerpo de Haiayel y de la Dama Ahogada sobre su círculo mágico, y parecía que iba sobre una tabla de surf al tiempo que se movía a través de las marisma. Escasos minutos después alcanzasteis el círculo rúnico. Ese debía ser el lugar sagrado de la Dama Ahogada.
Irina observó al cambiante transformar su rostro una vez más, y la poca confianza que tenía en aquél ser se desvaneció por completo. Lo que estaba claro es que no quería dar a conocer quién era, y podía ser que Alese hubiera visto su verdadera forma y confiase en él, o que, como parecía más probable, simplemente la había embrujado o engañado.
De forma disimulada Irina se mantuvo en posición de alerta, con una de las manos sobre la espada, fingiendo que era porque desconfiaba del lugar. Cuando el simio encontró el rastro, obedeció sin más, entendiendo que por ahora, sus intenciones eran las mismas.
Una vez llegó allí observó el círculo rúnico ensimismada. Supongo que como con Madame Eva, el objeto estará enterrado bajo el círculo- Irina espera a las opiniones del resto y, si todos están de acuerdo, empieza a cavar.
O puede que no. Cada bruja será un mundo pensé clavando el espadón en la tierra. Pero hablando no lo sabremos Me acerqué a la Dama Ahogada y empecé a registrar su cuerpo muerto.
Intentad no dejar ni un centímetro sin registrar. No sabemos si nos vamos a encontrar algo, pero por si acaso.
Tirada oculta
Motivo: Buscar
Tirada: 1d20
Resultado: 17(+6)=23
No hay nada en la Dama Ahogada. Pero estar cerca de tu cadaver sigue repugnándote y te da mucho asco. Así que no creo que quieras ponerte a buscar en él. :)
La joven Irina fue la única que decidió ponerse a cavar. El resto de sus compañeros contemplaban como lo hacía, sóla.
Tras varios minutos buscando por la zona y tras decidir excavar bajo la piedra rúnica, Irina descubre un pequeño relicario, del tamaño aproximado de un libro. Su tapa y laterales están grabado con imágenes de devas, solares y planotáreos; pero los ojos de todos esos ángeles están enrojecidos con un líquido sospechosamente parecido a la sangre. En el interior de la caja hay un diente.
Envy cayo cuando volvia con el cadaver de la dama ahogada que el grupo estaba mas raro de lo comun. Y callo tarde en que Haiayel habia muerto al final, sin soportar la perdida de sangre.
Y ella cayo en un buen rato de mutismo, intentando ver que sentia hacia esa perdida en el grupo, ya que tenia sentimiento ambi... no la verdad, habia tenido pocas razones para que el santurron le cayera bien, pero ciertamente no le alegraba su muerte, y aunque deberia serle indiferente, le molestaba, o al menos parte de los sentimientos generalizados por el grupo no le eran ajenos. Era como si estuviera el pesar en el ambiente.
Mucho rato estuvo dandole vueltas a ello, provocando que tambien tarde se diera cuenta que ahora todos miraban algo raro al simiesco compañero nuevo. ¿Cuantas cosas habian podido pasar mientras ella iba por un cadaver?
Y todo estos pensamientos la habian terminado por sacarla del presente, con lo cual ya Irina habie hecho sola el trabajo de cavar. ¿Que tan lenta podia ser ella en el pensamiento? Ahora solo agito su cabeza rapidamente como para despejar ideas y pensamientos innecesario de su mente. Debia estar en el aqui y ahora.
Ahora se acerco hasta Irina, y vio lo que habia encontrado ella. Al ver la caja, con imagenes bellas y algo escalofriantes por la mirada de los personajes en ellas, no pudo evitar mirar mas detenidamente el diente que habia dentro de la caja. ¿Sera tambien un hueso de esa antigua santa?
-Permiteme- Le dijo pidiendole permiso a Irina, pero sin quitarle la caja, sino acercandose y lanzando un pequeño conjuro adivinatorio para reconocer algun aura magica en esas pertenencias
-Detectar magia. Espero los turnos que sean necesarios para saber lo que pueda.
- Debo prepararme, haré lo mismo que con Madame Eva, debo pedir algunos dones a mi señor Pelor.
Motivo: Saber religión
Tirada: 1d20
Resultado: 4(+29)=33
Pues eso, preparo los dos mismos conjuros que con Madame Eva en los slots libres: intuición divina (nivel 2) para saber religión sobre el diente. Y hablar con los muertos (nivel 3) para interrogar a la dama ahogada
Urik, al ver que habían encontrado el lugar sagrado de la dama del lago, se acercó al disco volador de Envy y haciendo una leve reverencia con la cabeza miró a la dueña del mismo.
- Si me permitís, bajaré el cuerpo de la bruja- pidió amablemente el caballero.
Tras esto cogió el cadáver de la dama del lago y la dejó al lado de la piedra rúnica. Luego comenzó a cabar la fosa que contuviera el cadáver que había bajado del disco.
El diente de otra santa, como si lo viera solté en modo de burla. ¿Qué sería lo siguiente? ¿Una costilla?
Estas brujas tienen un peculiar sentido del humor dije alejándome de la Dama Ahogada cuando Don Urik se propuso tirarla a la tumba. Un sentimiento de asco me invadía cuando miraba esa mujer.
Podíamos cortarle la cabeza solté casi sin pensar. Quizá sirviera para aturdir a otros rivales.
Irina cavó durante un rato, y cuando por fin encontró algo se sintió aliviada, estaba cansada de la batalla y haber cavado para nada la hubiera hecho enfadar aún más.
Observó el relicario y lo cogió, aunque sin llegar a tocarlo con su piel desnuda. Lo abrió y observó el diente. Le permitió a Envy que lo analizara con cierto desdén, y también a Alese que parecía prepararse para analizarlo.
Pero había algo que no cuadraba, por alguna extraña razón deseaba con todas sus fuerzas que allí estuviera el Símbolo Sagrado del Cuervo, pero no estaba. Tan sólo había un diente que no tenía ni idea de para qué servía. ¡Maldita sea!
Supongo que será otra parte del cuerpo de Markovia- dijo recordando lo que Quenya les había dicho del otro hueso- Causa gran daño a un vampiro si se le golpea con él, pero luego queda destruido.- Ya tenían dos, eso era lo que importaba ahora- Pero hay algo que no me encaja, Madame Eva dijo que la enterráramos en su campamento, no sé si deberíamos enterrar a la dama ahogada aquí o en el campamento también. Aunque me parece buena idea lo de cortarla la cabeza.-siguió pensando en voz alta.- Así que cuando nos recuperemos, podemos ir a por la espada que está con los licántropos o ir a por Baba Zelenna. ¿Había algo más? Ah sí, un tomo ¿Dónde se encontraba? En el castillo- dijo contestándose a sí misma. Había que hacer algo con la espada... ¿Qué era?