Partida Rol por web

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 13.

Lugar: Zona de Entrenamiento de la Compañía Negra

CERCA DEL ANOCHECER

La visión de Uro se había convertido en un túnel de paredes carmesís que desembocaba irremediablemente en su enemigo. No en León Anciano, sino en un enemigo sin rostro que concentraba todo el odio y la furia que emanaba del Cazador de Cabezas.

¡Sangre para la Diosa!

La imagen de su contrincante se había acercado a una velocidad vertiginosa. Uro ni siquiera era consciente de que era él el que había cortado la distancia que les separaba con una carga galopante y alocada. En un momento estaba al otro lado del campo de entrenamiento y, al siguiente, se hallaba sobre el viejo León Hambriento asestándole un tremendo tajo en el abdomen que debería haberlo partido por la mitad. Pero el viejo aguantó...

La febril rabia que embargaba al Guerrero de la Diosa se disparó en una vorágine de ira asesina. ¿Por qué seguía en pie? ¿¡Por qué no había muerto!? La frustración acumulada durante las semanas de inactividad clamaba venganza, tiñendo el entendimiento del Cazador de Cabezas con una roja pátina homicida. Apartando a un lado el débil ataque de su adversario, golpeó una segunda vez con todas sus fuerzas, golpeando el costado del campamentero con una potencia que hizo crujir sus costillas. El tremendo impacto hizo caer de bruces a León Anciano, donde quedó postrado sin poder levantarse. Uro levantó una vez más su poderoso brazo, dispuesto a partirle la cabeza con un último tajo descendente, pero el caído se desmoronó contra el arenoso suelo del campo de entrenamiento, levantando una pequeña nube de polvo con un último jadeo.

En ese instante, con la visión del León Hambriento abatido a sus pies, Uro fue arrancado de su trance de muerte y fue consciente de lo cerca que había estado de matar a uno de sus compañeros. El enorme salvaje dejó caer su arma y su escudo, plantando una poderosa rodilla en tierra y tomando el desmadejado cuerpo del anciano en sus musculados brazos. El viejo parecía pesar menos que una rama agostada y reseca.

Uro, el Guerrero de la Diosa, abandonó el campo de entrenamiento con León Anciano entre sus brazos, sin mediar palabra con los que habían presenciado el desigual combate.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 13.

Lugar: Zona de Entrenamiento de la Compañía Negra

CERCA DEL ANOCHECER

Loor no respondió inmediatamente y, cuando lo hizo, su mirada seguía sobre los combatientes. 

- Eso es parte de lo que has visto. También has visto el poder desbocado de un hermano... y lo difícil que le resulta mantener el control. Su perfección en dar muerte, pero su debilidad a la hora de, quizás, mantener una estrategia que exija defender. A la hora de seguir una estrategia amplia en el plan de batalla cuando la sangre se extienda. También has visto a un hermano orgulloso, que fue buen combatiente, pero que está lejos de su mejor momento, aun cuando no ha retrocedido. Piensa esto, Belleza, si tuvieras que elegir a uno para que te guardara las espaldas, ¿a quién elegirías?- Loor se pasó la mano por el mentón- A pesar de todo, a Uro. Es buen guerrero. Un terrible guerrero. Pero en su rabia, en su poder, reside su debilidad.  

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 13.

Lugar: Zona de Entrenamiento de la Compañía Negra

CERCA DEL ANOCHECER

Asentí a las palabras de Loor mientras observaba como Uro cargaba a cuestas al viejo León después de haberlo arrasado en combate.

Me queda mucho que aprender - mascullé para mí misma mientras miraba al suelo pensando en las palabras de mi hermana de capa.

Me quedé un buen rato mirando al vacío hacia el campo de entrenamiento, aún cuando los dos combatientes anteriores ya no estaban y el sol comenzaba a decaer, pensando en las palabras de Loor y en todo lo que le quedaba por enseñarme.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 13.

Lugar: Zona de Entrenamiento de la Compañía Negra

CERCA DEL ANOCHECER

Tarado se relajó viendo el resultado. Uro se llevaba a León Anciano, imaginó que a la tienda de los heridos. Se retiró hacía donde estaban los estafernos de entrenamiento y se dedicó a practicar las posturas de ataque y combate, sin forzar la musculatura aún dolorida cuando hacía grandes esfuerzos.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Noveno (Tercero del Verano). Mes de la Jirafa.

Día: 2.

Por la mañana

Fui caminando hasta el campo de entrenamiento con mis armas, dispuesta a entrenar duramente para mejorar. Había hablado con Asesina para que me ayudase. La brutalidad de la K'Hlata era lo que necesitaba para aprender de verdad. Quería ser dura, demostrar que podía valerme por sí misma.

Observé las dianas de paja, y recordé todo el tiempo que hacía que no las usaba. Mientras venía Asesina me dediqué a lanzar jabalinas a la diana más cercana. Una y otra vez, empecinada en mejorar en mi próximo tiro, la recogía y la volvía a lanzar. No era mi imaginación; cada vez lo hacía mejor. 

Al cabo del rato noté como mis músculos empezaban a protestar un poco. No les hice caso. No quería mostrarme débil. Al recordar el entrenamiento que me esperaba la debilidad de mis músculos desapareció por completo, como un animal que se prepara ante un reto, noté como se tensaban para dar lo mejor de mí misma. 

Paré durante unos instantes para limpiar al sudor que me corría por la frente. No quería que Asesina me encontrase agotada tan pronto, así que me recompuse rápidamente y la esperé con paciencia a que llegase. Una ráfaga de aire caliente azotó las dianas, haciendo que algunos trozos de paja saliesen despedidos movidos por el impetuoso viento. Los seguí con la mirada, sin distraerme, como acostumbraba a hacer últimamente. Ese pequeño ejercicio de seguimiento me estaba siendo muy útil, ya que a distancia podía seguir mejor los movimientos de los demás, sin perder detalle de lo más mínimo. Pero aún me faltaba mucho por mejorar. 

Me apoyé en mi lanza corta, a la espera de que Asesina acudiese con sus armas para empezar a entrenar las dos. 

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Noveno (Tercero del Verano). Mes de la Jirafa.

Día: 2.

Por la mañana

Como todos los días desde que habló con su Sargento. Astado ha ido a entrenar a diferentes horas, intentando buscar algo de intimidad para ocultar la vergüenza que siente por su falta de forma. Pero tras dos semanas lo ha dejado por imposible. Sus compañeros son aplicados y siempre hay alguien en la zona de entrenamiento. Incluso de noche. 

Solía entrenar solo, entrenar su cuerpo primero antes de retar a alguno de sus compañeros, estos le ignoraban, tal vez pensando que si le daban una paliza dejaría de darles comida. Por supuesto nunca sería tan mezquino, o eso le gusta pensar, pero supuso que nadie lo sabía realmente.

Como supuesto Soldado con mayor veterania nadie le daba consejos, cosa algo frustrante. Incluso llegó a pensar en volver con el Sargento Gulg, pero se le pasó rápido, nunca querría volver a pasar por aquello.

Todos sus pensamientos se abultaban en su cabeza mientras practica movimientos de otros compañeros, lo que mejor se le daba era lanzamientos y golpes a distancia, aunque tampoco era especialmente bueno. Tal vez pensaba demasiado y por eso no podía luchar tan bien como algunos de ellos.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Noveno (Tercero del Verano). Mes de la Jirafa.

Día: 2.

Por la mañana

La mujer apareció en el lugar usando su armadura de cuero negro, llevaba en su cinturón una daga y en la espalda su mochila. Sus vendajes se asomaban por debajo de la protección del cuero. Se acerco lentamente y se detuvo en la entrada. Miró a Belleza y dibujo un leve media sonrisa en su rostro, nunca espero verla allí tan temprano. Parecía ser que lo iba a tomar en serio, era algo casi esperanzador. 

Llego hasta ella y dejo su bolso en un costado del patio. Giró su rostro hacia ella y le indicó que se aproximara. 

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Noveno (Tercero del Verano). Mes de la Jirafa.

Día: 2.

Por la mañana

Cuando Belleza se acerca, ella puede escuchar - Es bueno verte hermana, creo que podemos comenzar, tenemos mucho por delante. - Asesina deja su daga entre sus pertenencias en el suelo y se vuelve a su compañera. - Dime, ¿Cuales son tus armas? Tomaremos las de práctica y nos iremos a algún lugar más privado. No me gusta ver tantos ojos sobre nosotras. - Se cruzo de brazos y espero la respuesta.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Noveno (Tercero del Verano). Mes de la Jirafa.

Día: 2.

Por la mañana (sitio resguardado cerca de campo de entrenamiento)

Asentí a las palabras de Asesina cuando me acerqué a ella y comenzamos a andar hacia un sitio más apartado, pasando antes a coger las armas de entrenamiento.

- Manejo la lanza corta y la daga, aunque no muy bien... - admití en voz baja a mi compañera de entrenamiento - a lanzar jabalinas, como ves, aún estoy aprendiendo - le dije mientras le señalaba desde cierta distancia la diana que había utilizado.

Guardé silencio y esperé con curiosidad por ver el entrenamiento que había preparado para esta mañana.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Noveno (Tercero del Verano). Mes de la Jirafa.

Día: 2.

Por la mañana (sitio resguardado cerca de campo de entrenamiento)

El lugar tenía toda la privacidad que se podía pedir en aquel lugar atestado de gente. Dejó su bolso en el suelo, y tomo una de las espadas de práctica. Sus heridas aún le dificultaban el andar, pero tomo su guardia orgullosa, apuntando el filo de madera hacia la otra mujer. 

- Vamos, déjame ver que puedes hacer. Empezaremos a partir de allí. - Dijo alentando a su compañera a tomar sus armas.

ASESINA:

- Sí, se puede Fintar.

- Es tirada de Engañar VS Averiguar Intenciones. Cuenta como Acción Estándar. Si ganas la tirada de Engañar (igualas o superas su Averiguar Intenciones) entonces en el siguiente ataque que le hagas se considera Desprevenida. Un banco Desprevenido no aplica el bono de DES a la CA y además puede ser objeto de un Ataque Furtivo y capacidades similares como Golpe al Acecho y demás.

A partir del día en que salió de la tienda de los heridos, el día 20 del Castor, se podía ver a Pipo algunas horas al día entrenando suavemente en la explanada de entrenamientos. No lo hacía como otras veces, en las que se limitaba a destrozar en un rapto de locura muñecos de entrenamiento o cualquier otra cosa. Hacía sencillos estiramientos y practicaba el tiro con lanza. Corría alrededor de la zona. No pidió a nadie que se enfrentara a él.

Pom, pom, po, po. Zub, dub, zub, bub. Tran, ta, tara, trara. Con, co, toron, coro. Cantaba siempre sin palabras y para si mientras hacía cualquiera de estas cosas. Andaba como reconcentrado. Si paraba un rato para hablar con quien pasara por ahí, explicaba muy serio:

Pipo tiene todavía un agujero en la barriga. Pica mucho. Pipo necesita hacer un poco de ejercicio, porque Pipo se encuentra inquieto. Pipo quiere una flauta, y puede que pronto encuentre una flauta muy bonita. Una flauta de hueso, una de madera. Pipo necesita ser rápido como un guepardo. Pipo está un poco inquieto. Ahí, en la Puerta, Éllos zumban y zumban y hacen ¡huss! Ellos están subidos a la puerta y no quieren que pasemos. En este momento se encogería de hombros tranquilamente. Así que Pipo está inquieto y corre.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Noveno (Tercero del Verano). Mes de la Jirafa.

Día: 2.

Por la mañana

Loor se acerca al combate y mira como Belleza y Asesina van a enfrentarse. No dice nada, sólo observa cuidadosamente a ambas contendientes. La mujer se ha sentado, para no cansarse demasiado, y mira hacia el lugar donde va a producirse el combate con severa curiosidad. 

ASESINA, BELLEZA:

- Ambas llegáis al cuerpo a cuerpo y os atacáis con torpeza evidente.

- Belleza va la primera, Asesina lucha a la defensiva, ninguna de las dos acierta a la otra.

- Os podéis poner a las dos en vuestros posts como Destinataria, de ese modo podéis avanzar solas el combate sin tanta supervisión y hacerlo más rápido y seguido, al no tener que esperar a que un Director resuelva cada asalto.