Partida Rol por web

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DE LA HIENA (SEGUNDO DEL INVIERNO)

DÍA: QUINTO DEL MES. Casi al medio día.

Era cierto, aquella era la posición más cómoda del mundo: te permitía estar en pie rápidamente, no atraía tanto el sueño ni ocupaba tanto como estar de pie y no te criaba culoescudo como las suntosas banquetas de los oscuros.

-Lombriz no puede hacer eso... no hay forma de conseguirla sin hablar con Matagatos. Pero hablará cuando lo vea, eso promete -dijo- Lombriz puede darte vinagre mezclado con el agua... refrescará, y aliviará picores. Viejo remedio. Comprobado.

Las moscas no le molestaban, y si lo hacían las espantaba con algún movimiento, como las vacas.

-Siempre. Lombriz recuerda Gran Amo, Gran Dios. Los otros... simplemente no lo entienden. No pueden entender, tal poder, tal gloria -dijo- Escudo, él, Lombriz cree que no recuerda. Pero Lombriz siempre ha procurado intentar hacerle las cosas fáciles cuando necesitaba algo. Aquello que Lombriz puede hacer -miró a Pipo- No está aquí, verdad. No está con nosotros, él. No volvió contigo, no encontraron.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: JAGUAR (PRIMERO DEL INVIERNO).

DÍA: 26 por la mañana

El jorobado respondió con un movimiento de cabeza al saludo de Dedos, su también compañera de pelotón. Le costaba creer que ella haya sido capaz de causarle semejante herida a Ponzoña, pues ambos contrastaban totalmente. El un hombre grande y corpulento, ella una mujer algo flaca aunque bastante rápida. Por suerte salí bien librado. Pensó Caracabra al recordar su entrenamiento con Dedos en el cual a pesar de haber perdido el arma resultó ganador. 

Escuchó en silencio como su compañera le pedía perdón al herido hostigador, el ya había atravesado una situación similar y entendía la pena y culpa que ella podía estar sintiendo, así que le puso una mano en el hombro y dijo-Tranquila que nuestro amigo es fuerte, vas a ver lo rápido que se pone bien. El K´Hlata sonrió ante el comentario del hiena, pues e alegraba que éste mantuviera un buen sentido del humor a pesar de las circunstancias ya que una actitud positiva lo ayudaría a recuperarse antes. 

Cuando la hostigadora dijo lo del golpe en la cabeza el jorobado no pudo evitar reír. Su cara ya era horrible de por sí, pero cuando reía se le hacía una mueca espantosa, por suerte los que presenciaron eso ya lo conocían lo suficiente como para sorprenderse.- Queda en buenas manos. Respondió.- Ya escuchaste hermano, debo ver si todo sigue en orden allí arriba, así que te haré una pregunta muy simple... soy el miembro de mejor apariencia en la compañía ¿o me equivoco? 

Lo que comenzó como una visita que pensó sería deprimente terminó resultando mejor de lo que esperaba y había logrado animar bastante a Ponzoña.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: CABEZA CORTADA (PRIMERO DEL INVIERNO)

DÍA: 16

ENTRADO EL MEDIODÍA

Loor camina lentamente hasta la tienda de los heridos. Lleva una mano en su cabeza, que tiene una profunda herida, en donde quedan restos de una astilla clavada. Anda con lentitud, y cierta prevención, pero por su propio pie.

- Accidente en entrenamiento. Necesito asistencia- dice con sencillez cuando ve a cualquier sanador.- Keropis me ha dado de mi propia medicina- señala con buen humor.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: CABEZA CORTADA (PRIMERO DEL INVIERNO)

DÍA: 16

ENTRADO EL MEDIODÍA

Matagatos no tardó en aparecer cuando Loor entró herida, aunque caminando por su propio pie. Indicó una zona donde pudiera sentarse, mientras examinaba aquel golpe. Tenía cierta gravedad, pero no era nada más que una buena brecha, y aquello curaría rápido. 

-No sé como os apañáis para destrozaros de este modo unos a otros...

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DE LA HIENA (SEGUNDO DEL INVIERNO)

DÍA: QUINTO DEL MES. Casi al medio día.

Pipo no sabe. Pipo a veces se va a soñar, pero Pipo recuerda muy poco de los sueños, porque Pipo no sabe si ahora sueña y si en sus sueños está despierto o si en sus sueños sueña y está despierto ahora, ¿me entiende Lombriz? A lo mejor el amo viene cuando Pipo sueña y vuelve a hacer cosas con Pipo, pero no sabe si ocurre cuando Pipo está despierto o cuando Pipo sueña.

Espantó algunas moscas lánguido. Se estaba bien a la sombra. Ya se había acostumbrado a los olores de la tienda de los heridos.

Pipo se acuerda de Astado. Astado bueno. A Pipo le gusta Astado. Pipo va donde Astado tiene su olla y revuelve su guiso. A veces Pipo pone circulitos de metal en la olla, porque sabe que a los compañeros les gustan los circulitos de metal. Pero no los de cobre, porque le dan al guiso un gusto raro, raro. Cuando los compañeros se sirven guiso de Astado, a algunos les tocan circulitos de metal y se ponen contentos. A veces el guiso de Astado sabe raro, raro, y no es porque tenga circulitos de metal. El guiso de Astado es así. Astado dijo al Amo: ¡te vas! Y el Amo se fue. Aunque Riv... Rid... ván estaba ahí, y fue hermano de capa de Pipo. Pipo recuerda a todos y está contento.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DE LA HIENA (SEGUNDO DEL INVIERNO)

DÍA: QUINTO DEL MES. Casi al medio día.

Sacudió la cabeza lentamente.

-A Lombriz no le es dado entenderte. No del todo. Pero en cierto modo, él entiende. Él también tiene su don.

Lo que sí sabía era que en el mundo de los sueños y en el mundo de los hombres, fuera cual fuera el verdadero y cuál el falso, las camas mejor si eran blandas y el agua mejor si era fresca y la acercaba una mano amiga. Podía no ser el puente entre los mundos, pero el agua es el agua, y difícilmente hay mayor verdad que esa. Viejo Chamán Loco una vez dijo "un río nunca es un río", y ahora está muerto. ¿Qué más pruebas necesita uno que eso?

-No. Astado está con nosotros aún. Grande recompensa es esa por los diez mil que murmuran de nuestros tiempos del pasado: el rancho sin el puchero de Astado es gran mierda -dijo Lombriz, para el que aquello era una gran virtud- Ellos dicen, él vivo. Buena cosa es. Escudo ya no está. Con nosotros. Sólo nosotros dos.

Le tendió el agua.

-De todas formas, y hablado todo ello... avisa cuando vayas a echar circulitos de metal en la olla. Lombriz agradecerá aviso.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DE LA HIENA (SEGUNDO DEL INVIERNO)

DÍA: QUINTO DEL MES. Casi al medio día.

Pipo dice: no. Mejor si es sorpresa para Lombriz. Pipo dice: si a Lombriz le gustan los circulitos, Lombriz irá a ver a menudo a Astado. Así Astado no estará solo.

Respiró el aire de la tienda. Se estaba bien, acompañado por un amigo y tranquilo, así que se durmió. Pronto estaba roncando.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DE LA HIENA (SEGUNDO DEL INVIERNO)

DÍA: QUINTO DEL MES. Casi al medio día.

Mereció la pena intentarlo. ¡No iba a apretar a su hermano entre hermanos!

-Mmmmm. Lombriz supone que es justo -concedió.

Conseguir ser de los primeros que estuvieran cuando fuera ese momento podía ser difícil... pero él no era Niño Usurero y no captaba en monedas; huy, ojalá. Aunque con la gente que le tenía que pasar cuencos... en el momento y día adecuado... sí, podría valer.

Iba a preguntar si Pipo quería más agua, pero ya estaba roncando, así que se sirvió el un poco: el calor allí encerrado empezaba a ser asqueroso. Y en unos momentos se preparó y veló con Pipio, y para ambos las horas pasaron y pasaron fuera del tiempo, el uno en los sueños que podían no serlo y el otro sumergiéndose en el Tiempo del Ahora.

Tras la batalla en el Llano de Galdan, donde casi todos los compañeros exploradores habían muerto o desaparecido, Astado milagrosamente había sobrevivido.

Herido de flecha había conseguido escabullirse del campo de batalla y pasar desapercibido. Arrastrádose como pudo, llegó a terreno seguro y fue encontrado por sus compañeros y llevado a la tienda de los heridos para reponerse.

AÑO: 201.

Mes: Octavo (Segundo del verano). Mes de la Cebra

Dia: 3, por la noche.

- Ven, deja que te lo mire - dijo la curandera tomando a Odio por el brazo y llevándolo a una cama cercana para que sentara y pudiera examinar la herida. ​Plumilla limpió la herida y su rostro mostró cierta preocupación - no tiene buena pinta, es bastante profunda. Voy a tener que coserlo. No puedo hacerlo rápido, Odio, si lo hago de cualquier manera puede quedar mal y puede abrirse o quedar mal curado. ¿No querrás tener problemas con la herida más tarde, verdad?

Preparó vendas, hilos y agua, esterilizó la aguja y comenzó a coser la herida con cuidado, limpiando toda la zona cada cierto tiempo. Pronto el agua se volvió roja y pidió a una curandera que pasaba por allí que le trajera más agua limpia. Unos minutos más tarde por fin terminó de coser y comenzó a vendar la herida. Cuando terminó cogió el paño con agua y le limpió el rostro al guerrero para que no tuviera que hacerlo con la mano.

- Bueno, parece que ya está - Plumilla le sonrió para que se animara, pues lo veía un poco decaído - al final parece que no era tanto, pronto estarás completamente recuperado.

Cuando Astado volvió a aparecer, herido, Matagatos se esforzó en tratar sus heridas en cuanto apareció por la tienda de los heridos. Sobre todo era necesario limpiarlas tras tantos días desatendidas, para que curaran sin ningún problema, y eso hizo. 

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 28. Por la tarde.

Astado había permanecido muchos días en la tienda de los heridos, recuperándose lentamente y maldiciendo el día en que perdió a toda su escuadra.

Todo llega y el día 28 se encontró por fin lo suficientemente bien como para salir de la tienda de los heridos.

Bastante había esperado para homenajear a sus hermanos. Al anochecer se dirigió a la Tienda de Grog

AÑO: 201.

Mes: Octavo (Segundo del verano). Mes de la Cebra

Dia: 3, por la noche.

Los puntos dolían casi más que los golpes de Derviche, pero claro, como el gran guerrero que era, Odio no podía dar muestra de debilidad. Reprimió como pudo un par de muecas de dolor más y Plumilla terminó rápidamente.

No la despreciaba demasiado, la consideraba más útil como seguidora que como guerrera, pero no inútil del todo, como muestra quedaba la costura de la cabeza.

Al levantarse la miró intensamente. No la odiaba como a muchos pero ¡joder! le había hecho mucho daño.

...Gracias...- dijo de la forma más disimulada que pudo mientras apartaba la mirada, casi pretendiendo que no le escuchara la curandera. Acto seguido abandonó la tienda, palpando con cuidado su cabeza para asegurarse de que lo tenía todo en su sitio.

Odio era duro por naturaleza, no tardaría en lucir una bonita cicatriz, una lástima que la causa no fuera más épica.

AÑO: 203 DE KHATOVAR.

MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)

DÍA: 2. Por la noche.

La quietud de la noche se extendió sobre ellos como una manta con la que una madre cubre a su hijo para protegerlo. En aquél rincón de la zona habilitada para la sanación de los heridos, Ponzoña y yo habíamos creado además, nuestro propio refugio. Si bien una simple cortina nos separaba del resto, era como si fuese hecha de las mismísimas piedras de la muralla en lo que a mí respectaba. Como un útero materno, nos aislaba, nos daba la intimidad necesaria. Con mi hombre sentado en el jergón, me dedico a inspeccionar las heridas que los veteranos se cobraron como peaje antes de partir a donde quiera que sus almas viajasen. No había signos de supuración y estaban en su sitio... de momento. 

Siento fija en mí su mirada oscura como el manto nocturno. Pero al alzar la mía para abrazarla gustosa, veo que su rostro es pétreo. La alegría inicial de sabernos vivos al final de esta dura prueba ha ido tornando en interrogantes. Con suficiente tiempo transcurrido, sé que quiere saber por qué abandoné la seguridad del campamento. Quiere todos los detalles. Y yo no puedo ni quiero rehuir esta conversación por más tiempo. Aparto la palmatoria asegurándola en una pequeña hornacina en la pared y deposito los útiles de sanación que traje desde el campamento en previsión de que fueran necesarios. 

Lo acomodo, mullendo las improvisadas almohadas y lo hago recostar contra la pared. Sin ningún pudor, me siento a horcajadas sobre sus muslos fuertes y potentes, cuidando de no tocar ninguna herida. Frente a frente, dejo que profundice en los claros estanques de mis ojos. Esta conversación tiene que ser así: sin tapujos, sin excusas, sin subterfugios.

- Supongo que ha llegado el momento, amor mío. Pregunta y responderé. Aunque no tenga claras las respuestas, no te ocultaré nada- digo al tiempo que enlazo nuestros dedos y los llevo a la altura de mi corazón en señal de absoluta sinceridad; de que pongo mi vida entera en sus manos.

AÑO: 203 DE KHATOVAR.

MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)

DÍA: 2. Por la noche.

La piel del Hiena aparecía recorrida por heridas que dibujaban un mar de ríos surcando su cuerpo. Cortes limpios, magulladuras, moretones y rozaduras eran las medallas de aquella campaña. Los dedos de Khadesa revoloteaban como alas de mariposa sobre ellas, con cuidado, aliviando con su frescor el calor de las mismas. La miraba fijamente, recostado, en silencio. Esperaba a que ella hablara, a que dijera, a que contara. Pero ya era mucho el tiempo vivido juntos y la conocía lo suficiente como para saber que era amante de sus silencios, de sus secretos y de los límites que ello implicaba en su relación. La aceptaba tal y como era. No deseaba cambiarla. Sabía que si preguntaba ella respondería, aunque preferiría no tener que hurgar en sus sombras en busca de luz. 

Cuando se sentó sobre él y habló, suspiró quedamente. 

-No preguntaré si en verdad deseas hablar porque me invitas a preguntar. Pero durante mucho tiempo me has mantenido al margen. De tus sueños, de tus premoniciones, de tus miedos, de tu relación con tu madre o con tu padre, de cuanto te aconteció en tu viaje con tu hermano, de conversaciones que sé mantuviste. No he querido preguntar porque siempre pensé que hablarías cuando estuvieras preparada, sin necesidad de forzarte a ello. No conviene acercar la mano a la boca del cachorro que no quiere desprenderse de su hueso -no hubo sonrisa que suavizara sus palabras, pero no había recriminación en ellas y en su mirada, el amor de siempre. Eterno como las estrellas en el cielo, ardiente como la lava de las entrañas de la tierra-. Yo mismo soy dueño de secretos que nunca he compartido contigo. Quizá sea hora de hablar. El uno y el otro. Vamos a ser uno ante los dioses y no puede ser así si no somos sinceros, si no nos conocemos totalmente, si no aprendemos a convivir con las sombras del otro. Khadesa, hembra mía, no te preguntaré. Dime cuanto quieras decirme. Todo o nada o solo una parte. Lo aceptaré como la verdad que quieres compartir conmigo y asumiré que es todo. 

AÑO: 203 DE KHATOVAR.

MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)

DÍA: 1. Por la noche.

Sé que mi hermano tiene que estar cansado, pero hay que apresurarse con las primeras curas para minimizar el riesgo de infección. Muchas veces más mortal que la propia herida. Me acerco a él con su infusión favorita de la mano y algo ligero para acompañar. 

- No sé si Dedos te habrá preparado algo, pero prefiero que comas dos veces a ninguna.

Me lo llevo a un aparte para plantearle mi petición sin tapujos:

- Necesito que me examines la espalda, Matagatos. Me alcanzaron esas criaturas y vi unos gusanos deslizándose dentro. Estoy asustada, hermano.

AÑO: 203 DE KHATOVAR.

MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)

DÍA: 1. Por la noche.

Matagatos agradeció la bebida y la comida con una ligera y cansada sonrisa, antes de ser llevado aparte y recibir aquella petición, ante la que asintió. 

-Será mejor que le eche un vistazo. Esos condenados muertos nos han salido bastante caros-gruñó más que habló el cabo, antes de empezar a recoger el instrumental y medicinas que probablemente necesitaría para tratar aquello. 

AÑO: 203 DE KHATOVAR.

MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)

DÍA: 1. Por la noche.

Con la ayuda de Matagatos y una infusión tibia de manzanilla, me desprendo de la parte superior de mi ropa que se había quedado pegada por la sangre reseca. Después le señalo mi morral.

- Antes de salir traje más útiles de curas, sobre todo vendas y hierbas- le explico mientras dejo que me examine la herida.

AÑO: 203 DE KHATOVAR.

MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)

DÍA: 2. Por la noche.

Estoy convencida de que Ponzoña ha notado como mi corazón se ha saltado un latido al escuchar sus palabras. Pienso unos segundos, ordenando mis ideas y recuerdos. Mientras, llevo sus dedos a mis labios y los beso con todo el amor y la ternura que soy capaz de proyectar.

- Tu generosidad me abruma, amor mío, y sólo puedo devolverla en la misma medida. Después de hoy, seremos más uno que nunca, pues te revelaré aquello que debería haberte contado mucho antes.

Bajo nuestras manos enlazadas y las dejo reposar entre nosotros. Su calor me alienta y me anima a hablar de cosas en extremo dolorosas. Pero es necesario, como a veces lo es abrir una herida que se ha cerrado en falso cuando la infección comienza a apoderarse de ella.

- Que la Primera y yo no mantenemos buena relación es algo que ha sido una constante en mi vida. Desde antes de que tú te incorporaras como recluta. Creo que me aborreció en el mismo momento en que nací. Pues sólo así se explica que eligiera ese momento para contarle a Portaestandarte que yo no era fruto de su semilla- mis ojos se nublan-. El anhelo por tener un padre también ha sido algo que me ha acompañado siempre y cuando veía a Matagatos y Portaestandarte juntos, dolor y envidia se convertían en moradores de mi corazón por igual. Aún así, si no hubiera sido por mi hermano y su cariño, su interés y su protección, creo que me hubiera rendido a los sentimientos más mezquinos. 

Cierro los ojos y prosigo.

- Cuántas veces he deseado que fuera él mi padre. A pesar de que todos lo teméis, por sus ataques de ira, conmigo siempre ha sido considerado. Me ha escuchado, hemos hablado mucho. Hubo un tiempo en el que creí que sí que era mi padre. Mis dagas, Noche y Día, fueron de mi padre antes que mías por palabras de Yamila. Casi me vuelvo loca cuando Portaestandarte me dijo en una ocasión que habían sido suyas. Pero la Primera, ante mis preguntas, me dejó muy claro que él no había sido el responsable de mi nacimiento.

Aún así, siempre queda ese poso de última esperanza. Quiero y admiro mucho a Portaestandarte. Es un gran hombre, incluso consumido por la locura. Sólo a mi lado parece serenarse. Lo que deseo ahora es averiguar si fueron de otro antes que él. Tal vez, sea la respuesta a mis preguntas...

Dejo morir la voz y vuelvo a abrir los ojos.

- Ya sabes que las premoniciones me asaltan sin buscarlas. Que mis sueños se ven turbados... y desde que nos asentamos en ese fuerte han sido una constante. Nadie parece tomarlas en serio, ni siquiera mi hermano. Sabía que algo pasaba, que se gestaba algo diabólico, pero Analista me rechazó; hasta Yamila me echó de su tienda...

Mi voz se pierde, quedando en silencio largos instantes, perdida la mirada por encima del hombro firme de mi hombre.

AÑO: 203 DE KHATOVAR.

MES: PIE (PRIMERO DEL AÑO, PRIMERO DE LA PRIMAVERA)

DÍA: 1. Por la noche.

Matagatos asintió levemente ante las palabras de Khadesa.

-Gracias. Sin duda van a venirnos bien, con tantos heridos-replicó, antes de empezar a examinar la herida y comenzar el tratamiento. La prioridad era que no se infectara, bastante habían sufrido ya para perder ahora más gente a causa de complicaciones de las heridas.