Partida Rol por web

La Compañía Negra 2: La Puerta de Galdan.

La Compañía Negra: Tienda de los Heridos.

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09/10/2015, 16:56
Dedos.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 20.

MEDIODÍA.

Hacía pocos días que Dedos había empezado a encontrarse lo suficientemente bien como para intentar levantarse de la cama. La pies rojos intentaba sentarse a veces, incluso andar algunos pasos, sintiendo que le desquiciaba permanecer encerrada en aquella tienda, entumecida y aún dolorida. Jugaba con el pomo de su cuchillo intentando no pensar, ansiando poder volver a manejarse pronto fuera del rincón de los heridos, e intentando no mirar cada vez que oía cómo alguien volvía de entre los muertos para al fin despertar, hacia el lugar en el que reposaba Matagatos.

No quería mostrarse débil, y quería hacerse a la idea de que, despertase o no, las cosas habían cambiado. Él no la deseaba a su lado, había elegido "lo mejor para ella". Y aún así ella rezaba en silencio para que no acabase definitivamente lejos de su alcance, en el más allá.

Y a pesar de aquello, en cuanto oyó su voz débil despertando, pidiendo agua y detalles, se sintió de pronto anclada a su propio lecho, incapaz de reaccionar. Sintiendo al mismo tiempo alivio y unas horrorosas ganas de llorar que la avergonzaban. 

Por alguna razón no quería mirar, aún sabiendo que en aquella ocasión sí que era él quien había vuelto de entre los muertos. Temía comprobar cómo podía verse reflejada en sus ojos, o en los de Khadesa, pero el corazón le palpitaba, casi ahogándola, y acabó por acercarse, despacio, en cuanto la Quinta abandonó la tienda, con una mueca de dolor en el rostro. Y cuando se vio frente a él, se sintió como un hombre de paja inútil y de ojos tristes. No supo qué decir, ni qué hacer, salvo morderse el labio inferior, nerviosa, y balbucear, con un hilo de voz- Yo... Yo...-podría haberle dicho "me alegro de que hayas despertado", o "a pesar de todo, sigues siendo importante para mí", pero las palabras se enterraron en su garganta a medida que las lágrimas se escapaban de sus ojos, al tiempo que se pasaba el dorso de la mano por las mejillas, casi con rabia.

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11/10/2015, 13:31
Capitán Matagatos.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 20.

MEDIODÍA.

Matagatos asintió levemente ante la explicación. Muchas pérdidas, demasiadas de hecho. Y todas de buenos soldados. Si en cada asalto las cosas salían igual, la Compañía iba a dar hasta la última gota de sangre por sus patrones, de forma mucho más literal de lo que le gustaría. Los recuerdos sobre el Fuerte Chuda iban aflorando poco a poco, y el oscuro iba recordando la que sin duda había sido la batalla más dura de la Compañía, al menos, la más dura en la que había participado. 

Se encontraba sumido en aquellos pensamientos, con una expresión entre preocupada y dolorida, cuando Dedos apareció. Y, como si fuera un vendaval, arrastró las negras nubes de esos pensamientos lejos. Por desgracia, junto con ella viajaban otras preocupaciones... Pero ahora todo eso era irrelevante. Lo importante es que estaba allí. Herida, pero viva. La simplicidad de ese asunto bastó para que Matagatos sonriera.

-Hola Dedos... Me alegro mucho de verte...-quizás habría seguido, pero las lágrimas de la k'hlata interrumpieron cualquier otro pensamiento-no llores... Estoy bien. Pronto estaré de pie y preocupándome por muchas cosas, ya lo verás. 

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11/10/2015, 21:57
Rastrojo.

AÑO: 201.
Estación: Verano.
Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.
Día: 20. Mediodía.

En aquella tienda se juntaba lo peor de lo peor. Quizás no en el sentido de truhán barriobajero de Dadiz, pero era gente que no sabía tratar con el debido respeto a un chamán como Rastrojo. Khadesa era una bruja, y había abducido a Loor con sus historias sobre una diosa imaginaria, con lo cual Loor tampoco era de fiar. Ponzoña le hizo cavar letrinas y Serpiente usaba magia prohibida. Lengua Negra no sabía morirse cuando los espíritus lo anuncian, y Tristeza y Lagrimita no eran precisamente la alegría de la sabana.

Pero había dos, entre todos, a los que Rastrojo pondría a la altura de la impúdica reina del lenocinio llamada Khadesa. Una de ellas era Dedos, la traidora. El otro era Matagatos, el odiado líder inepto que llega al puesto por el color de su piel y no por sus dotes de mando.

Casi sería divertido ver a Dedos arrastrarse como una hiena herida junto al cadáver de... ah, no. Matagatos todavía estaba vivo. Lástima. Pero el caso es que verles juntos a Rastrojo le carcomía especialmente por dentro. Quizás era porque le recordaban a sí mismo y a su mestizaje. La relación de Ponzoña y Khadesa la sobrellevaba mejor, por el atenuante de que Khadesa no tiene poderes mágicos, pero sabe hechizar a los hombres en la cama con malas artes. Ponzoña no tiene opción. Pero que Dedos caiga bajo los encantos de Matagatos... ¿es posible una pareja más absurda? Bueno, hace una semana Uro entró en la tienda con León Anciano en brazos. Eso sí que fue extraño.

Y daba igual que Rastrojo no lo quisiera ver. Aún no estaba lo suficientemente sano como para dejar la tienda de los heridos. Y no podía darles la espalda, por culpa de la herida de lanza en el costado, pero podía cerrar los ojos y fingir que seguía durmiendo. Es irónico que con la de veces que se había dormido en las meditaciones, que ahora ocurriese al revés: simular dormir en vez de simular meditar, para poder meditar en vez de poder dormir. No había mejor forma de abstraerse y alejarse de todas las personas ingratas que infestaban como una plaga el interior de aquella carpa.

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12/10/2015, 11:52
[RIP] Perdida.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 20.

MEDIODÍA.

Mejunje desagradables me daban de comer... pero la verdad que estaba haciendo su efecto, la sangre interior había dejado de manar a mi boca, y ya podía levemente mover la cabeza. Escuchaba a los campamenteros y ya no eran sus voces lejanas. Pero mi atención estaba en otro sitio, en pensar qué haría en cuanto recobrase la salud. Debía de ser rápida esta vez y saber elegir las opciones adecuadas para estar preparada para el combate.

Otra vez cuando Belleza vino mostré cara de agradecida, aunque ella sabía también como yo esa pasta para enfermos lo mal que sabía. Querida hermana querrás agradecer de mi parte a Astado por su comida, no sé quién lo está ayudando pero en verdad que me siento mejor con esta comida para los heridos. Agradécele de mi parte sus condimentos y al que esté ayudándole a que mejoremos. La sangre de mi cuerpo ha dejado de manar hacia mi boca, y siento que estoy más centrada en esta vida que en la otra. ¡Voy a sobrevivir Belleza! Gracias, estaré atenta, tengo que pensar en lo que haré en cuanto me recupere. No puedo dejar que en la próxima batalla termine otra vez convaleciente, se me ha dado esta oportunidad para poder manifestar la maestría y valor en la batalla. Y así lo haré hermana... me quedé mirando a belleza, quería que fuese el último rostro en el que acordarme antes de cerrar los ojos y seguir descansando. Ahora ya podía dormir sin miedo a ahogarme, la tienda también olía de una forma diferente aunque todavía no podía decir que oliera a lirios, pero al menos el olor de las heridas abiertas se había amortiguado.

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13/10/2015, 16:42
[RIP] Ojopocho.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 13.

Lugar: Zona de Entrenamiento de la Compañía Negra

CERCA DEL ANOCHECER

- Si tanto te preocupa León Anciano la próxima vez no le golpees tan fuerte. - respondo a Uro tras lo cual le echo literalmente de la tienda. Ya has hecho bastante por él. Ahora déjame hacer a mi.

- Y no te preosupes, si León Anciano muere alguien te lo hará pagara tí.  - añado.

- Animal descerebrado... - pienso mirando a Uro alejarse tras lo cual inspecciono al nuevo inquilino de la enfermería.

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14/10/2015, 13:20
Uro.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 13.

Lugar: Zona de Entrenamiento de la Compañía Negra

CERCA DEL ANOCHECER

Uro de disponía a marcharse cuando Ojopocho se acercó a él enfadado y le echó de la tienda. El tono de voz del Caimán Negro era duro y amenazador, algo que no solía escuchar el salvaje Cazador de Cabezas. Uro se quedó en silencio, dejando que el otro soldado terminara con su exabrupto. Poco a poco sus fosas nasales empezaron a dilatarse. La musculatura de sus maseteros se hinchó hasta conferir a su rostro un aspecto casi cuadrangular, como si alguien hubiera tallado esa cara en un bloque de granito. Los ojos se entrecerraron, convirtiéndose en estrechas rendijas por las que un fuego verde despedía fulgores de rabia. Los puños se crisparon, hasta que los nudillos empalidecieron por la tensión.

- Uro siempre golpear fuerte, Caimán... dijo con un susurro cortante como la hoja de su hacha de batalla-. Los golpes débiles hacer a guerreros débiles. Tu tribu ser esclava hasta que llegar la Compañía y librar una guerra que los Caimanes no saber librar. Seguro que Caimanes siempre golpear sin fuerza por miedo al dolor -Uro escupió a un lado, dejando claro su desprecio por la cobardía-. Cuidar tus palabras cuando dirigirte al Guerrero de la Diosa, Caimán. 

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14/10/2015, 18:30
Reyezuelo.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 21.

AL ALBA.

Aquella mañana se había levantado cuando aún la oscuridad reinaba en el campamento, los pájaros dormitaban todavía en sus ramas, el olor del rocío era solo una promesa, los sueños se desmigajaban a punto de desvanecerse acunados por el canto de los grillos. Reyezuelo no terminaba de acostumbrarse a aquellos parajes, los sonidos, los olores, todo era distinto, incluso los sueños cambiaban. Recordaba haber soñado con su tío Nadur, el hombre que le enseñó a reducir a un enemigo, como matar, que diferenciaba a un loco de un valiente, cuanto comer antes de una batalla, cuanto beber antes de acostarse para amanecer antes que el enemigo, todo, muchas cosas, las necesarias quizá; no le enseñó a sobrevivir a toda su tribu, a toda su familia él incluido, a todo su mundo tal y como lo conocía. Hasta los sueños cambiaban. En el que había tenido aquella noche su tío Nadur no le enseñaba nada, solo lo miraba, fijamente, con un gesto serio, adusto, que parecía molesto por algo. En vano le preguntó a su tío qué ocurría:

¿Qué pasa tío Nadur? ¿Estás enfadado porque estás muerto? No me mires así, yo no pude hacer nada. ¿No es eso? ¿Qué te ocurre entonces? ¿Por qué no me hablas? ¿Es otra cosa lo que te tiene disgustado? ¿Qué?

Un pensamiento le cruzó la mente, una epifanía que no dejaba lugar a dudas una vez había hecho su aparición. Con evidente dolor, el antaño llamado Pluma musitó: 

Te ofende que yo no haya muerto.

Se levantó con el intermitente dolor sordo, ya conocido, que lo acompañaba desde la lucha en Fuerte Chuda, por suerte ya algo amortiguado. Dejó que el sueño se diluyera, no le había dejado un buen sabor de boca, prefería olvidar o ignorar ciertas cosas, al menos hasta que se sintiera preparado para hacerles frente.

Había oído que Guepardo había despertado el día anterior, iría a verlo, había sido el que le puso la capa y eso no se olvidaba, no podía olvidarse. De camino a la tienda donde reposaban los heridos pasó por el campo de entrenamiento; recordó la lucha que había presenciado entre Uro y León Anciano. 

El león anciano no tiene dientes -. Pensó, recordando un dicho de su tribu ahora extinta -. Tal vez nuestros dichos también deban desaparecer -. Aquella idea le provocaba una especie de ahogo que culminaba en náusea, optó por apartarla de su mente, del mismo modo que apartaba la tela contra insectos de la entrada a la tienda de los heridos. Con paso tranquilo, cuidadoso para no estorbar ningún sueño, se acercó al hostigador, estaba tendido en una zona algo oscura y no se distinguía si aún dormía o estaba ya despierto. Por si había respuesta, le susurró:

Es bueno verte vivo, Guepardo.

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14/10/2015, 20:59
Guepardo.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 21.

AL ALBA.

A penas había amanecido y los primeros rayos de sol proyectados sobre la lona de la tienda de heridos despiertan a Guepardo. Eso y su inseparable torturador: Sacorroto.

"Has tardado en despertar. Para lo que hay que ver más te hubiera valido quedarte eternamente dormido", se burla la putrefacta aparición con su mandíbula desencajada, mientras hace un gesto, elevando la cabeza y señalando con la barbilla colgante hacia el resto de la estancia. La oscuridad, debido a las sombrías presencias, era mayoritaria en la tienda. Tener que convivir con ellas resultaba tortuoso: sentir su opresiva presencia, sus crueles risas, su distorsionadas y guturales voces resultaban insufribles y amedrentadoras para el jaguar.

"Y mírate, tu también portas a uno de esos monstruos. Sin duda tu alma está condenada, como la del resto. Es lo que mereces. Es lo que todos merecéis", espeta el vengativo espectro. Con esfuerzo Guepardo levanta sus manos y contempla como los jirones de sombras se extienden por la superficie de su piel, dándole el aspecto de estar ardiendo con llamas negras.

Desde que se levantará de su inconsciencia, su capacidad para ver este extraño fenómeno le hizo pensar que su demencia iba en aumento. Las alucinaciones eran terriblemente reales e impactantes, perturbando todos sus sentidos. 

"Ya no sirves para nada. Eres un fracasado. Un luchador lamentable. Tu cuerpo no funciona y tu mente aún menos", se mofa inmisericorde Sacorroto. Las palabras del espectro ahondan profundamente en el hostigador que, de alguna manera, siente que todas ellas son ciertas.

Totalmente desalentado niega con la cabeza, como si aquello sirviera para negar la realidad, cuando por un instante cree ver un movimiento por la tienda. Un movimiento distinto. Inusual. Diferente. Un movimiento carente de ese halo de oscuridad. Y por fin la visualiza. Su menudo cuerpo dorado se mueve con cuidado entre las acumulaciones sombrías, inclinándose con delicadeza y entrando en contacto con ellas, sutilmente. Es Plumilla.

El ver a alguien libre de toda macula lo pasma. La oscuridad no habitaba en ella y el contacto con las diferentes seres oscuros no la contagiaban de ninguna manera.

"Ella está libre de sombras.. ¿Por qué?", piensa asombrado. Sacorroto, no teniendo respuesta a ello, parece disolverse.

Hipnotizado por la visión de la muchacha andando inpertérrita entre sombras, Guepardo no percibe como una de ellas se acerca a él. Da un respingo cuando ya la tiene encima. Su desagradable presencia es aun mayor cuando el sombrío emite sus ruidos distorsionados. El cazador hace un esfuerzo concentrándose en ver que hay más allá de la negrura. Repentinamente las sombras retroceden y bajo el negro velo descubre una figura conocida que le habla.

- Es bueno verte vivo, Guepardo - saluda Reyezuelo.

El convaleciente tarda unos segundos en contestar, sorprendido por la aparición de su hermano de capa tras las sombras - Es bueno poder verte - contesta el jaguar con voz entrecortada, no sabiendo como dirigirse a él, dudando si hablaba a su antiguo compañero o al monstruo entorno a él - ¿Que hay más allá de este lóbrego lugar?

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15/10/2015, 18:23
Reyezuelo.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 21.

AL ALBA.

La pregunta de Guepardo le coge por sorpresa, no sabe muy bien como enfocarla. Cierra los ojos un momento para tratar de conectar con una sabiduría mayor que la suya propia, solo unos pocos segundos, le sirve para aclarar la mente y tratar de ponerse en el lugar de su hermano de capa.

Debe estar confuso, harto de estar sumido en esta oscuridad, necesitado de algo que se parezca, aunque sea lejanamente, a la luz.

Con voz firme le contesta -: Está amaneciendo, el día promete ser duro, muy caluroso, puede que eches de menos la lóbrega, pero fría, oscuridad. ¿Cómo te encuentras? ¿Puedo hacer algo por ti?

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16/10/2015, 14:29
Guepardo.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 21.

AL ALBA.

 

"Mátame", fue el primer pensamiento de Guepardo, provocando una sonrisa macabra en Sacorroto. 

- No. Gracias, hermano - negó con la cabeza el jaguar, tratando de ser lo más amable posible a pesar del desagrado de la presencia que le provocaba el Sombrío sobre Reyezuelo.

"Dudo que puedas hacer nada por mi", pensó desalentado.

- Me alegro que estés bien. Desperté ayer y lo primero que oí fueron nombres de compañeros caídos en la batalla. Fueron bravos en vida. Espero que fueran debidamente honrados en la muerte - desea.

"De la Madre salimos y a la Madre volveremos. Descansad en paz. Al menos vuestros cuerpos y almas no estarán ensombrecidos", recitó mentalmente mientras miró de soslayo a los retazos de oscuridad moviéndose por el cuerpo del castor.

- La luz disipa la oscuridad y deshace las sombras. Sigue este consejo: no te apartes de ella, amigo - aconseja. Tal vez la luz del día era la respuesta para ahuyentar a los Sombríos. Guepardo no veía el momento de recuperarse y salir de esa tienda, sudario de sombras.

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17/10/2015, 10:07
Khadesa la Quinta.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 21.

AL ALBA.

Entro en la tienda con rostro ceniciento. No he descansado bien esta noche, pese a haberlo hecho en mi propia tienda. Froto el rostro para tratar de expulsar las últimas guedejas de cansancio, pero se arraciman en torno a mis mejillas, tintandolas de un mortecino gris.

Bostezo. Miro la cesta y me sitúo al lado de Lengua Negra mientras recito mantras en voz queda al tiempo que voy hilvanando cuentas, formando colgantes protectores destinados a atraer espíritus benevolentes que infundan fortaleza en los que ya no están inconscientes. Necesito a mi hermano y a mi primo conmigo cuanto antes.

Desde mi posición veo a Guepardo en un sueño agitado. Quizás sea por afinidad, porque conozco su pesar y yo misma miro cada día en el mundo de los espíritus, me muevo sigilosa a su lado y observo.

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18/10/2015, 12:41
Reyezuelo.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 21.

AL ALBA.

Guepardo demostraba a los ojos de Reyezuelo no solo continuar en buen uso de sus facultades sino también que conservaba el ánimo y la disposición adecuadas para lograr una pronta recuperación. Recibió su consejo con un asentimiento y le observó con un orgullo nada disimulado; un guerrero auténtico no necesitaba nada, ni pedía nada, ni rogaba nada, sin duda los Tres Castores le habían bendecido con la fortuna de tener un digno hermano de capa.

Pronto recuperarás las fuerzas, mientras tanto descansa -. Le interrumpió la llegada de Khadesa, silenciosa como una mangosta, no la había visto hasta que estuvo al lado de Guepardo. Se despidió entonces -: Volveré en otro momento. Hasta pronto, hermano.

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18/10/2015, 16:17
Guepardo.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 21.

AL ALBA.

Reyezuelo alzó la mirada y por un instante miró mas allá de la cabecera del jaguar, a algo indeterminado fuera del rango de visión de este. El castor se reincorporó y se despidió del convaleciente.

Un débil Guepardo sonrió y asintió con la cabeza a la que alzó levemente el brazo a modo de despedida. En cuanto Reyezuelo se giró el aura sombría que se había retirado de su hermano de capa durante la conversación, volvió a cerrarse entorno a él, ocultando su figura y adoptando la tenebrosa silueta común en todos los heridos y compañeros. La forzada sonrisa del herido se borró de golpe y de nuevo su rostro se tornó amargo.

Reyezuelo ya había salido y el brazo del explorador aun seguía alzada en una continua despedida. El cazador volvió a recrearse mirando su antebrazo, su jirones de sombra en constante movimiento, como llamas negras que recorriesen su piel. Contempló su brazo durante un largo rato, girándolo con lentitud apreciando el detalle de las ondas oscuras. Se sorprendió a sí mismo pensando que en todo ello había una tenebrosa belleza. Finalmente se tapó los ojos con las manos, presionándolos con cierta intensidad durante un rato.

- Marchaos. Dejadnos a todos. Volved a la sombra.  - exigió en un susurro que más sonaba a súplica.

Al liberarlos y volver a abrirlos su rostro se sumió de nuevo en la desilusión: nada había cambiado. Las sombras en su cuerpo y en la de todos los que veía, seguían bien aferradas como opacas vestiduras de negrura. Sintió las distorsionadas y crueles risas de los Sombríos, burlándose de su pesar. Sacorroto se unió a ellas.

Cansado, decidió volver a una oscuridad más natural. Cerró los ojos y se abandonó al sueño. Sus ojos parpadearon un poco mientras notaba como su cuerpo se adormecía. Ya borrosos, advirtió un movimiento ladeándose de él, desde su cabecera, y entrando en rango de visión. Sus pesados párpados se fueron cerrando, pero entre la oscuridad de la tienda, los sombríos y su velada mirada, apreció un color hasta entonces extraño para él: el blanco. Borrosa y difuminada, Guepardo, creyó ver una figura blanca, junto a él. Sus ojos, antes de cerrarse totalmente consumidos por el sueño, fijaron su trayectoria hacia la clara aparición. Su doloroso rostro se dulcificó y se sumió en un profundo y agradable sueño. 

Soñó como en su eterna sabana tenebrosa, una figura blanca, luminosa y pura se presentaba en el continuo combate entre el guepardo y las sombras. El felino retrocedía junto a la figura, pero los Sombríos no eran capaces de acercarse ni de entrar en contacto con ella, manteniéndolos a raya.

"Ella no nos pertenece, pero tu si ", increparon las guturales voces sombrías. Pero el felino se recostó a sus pies y descansó plácidamente, ignorando los aullidos. 

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19/10/2015, 19:22
[RIP] León Anciano.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 13.

Lugar: Zona de Entrenamiento de la Compañía Negra

CERCA DEL ANOCHECER


Todo se había vuelto negro tan pronto cómo el machete de madera del K'Hlata golpeó el pecho del anciano hombre. Por un momento, sintió cómo las garras de la muerte acudían a él en un rápido y fugaz saludo, ansiando convertirlo en uno de los espíritus que tanto adoraba. La oscuridad danzó en torno a él mientras sus rodillas dejaban de responder, debilitadas por el desgaste sufrido durante años que en ese momento parecían eones para el anciano. Y poco a poco, a medida que estas no podían sostenerlo erguido, se dejó caer hacia el frente mientras sus ojos se cerraban.

Los siguientes escasos minutos que pasaron desde que cayese fueron horas para el adolorido hombre. El dolor donde Uro le había golpeado era agudo y letal, cómo un caimán que se niega a soltar un mordisco letal. Y poco a poco cada vez se iba haciendo más y más intenso, más y más fuerte, llegando a ser insoportable por momentos. Y aun así, el guerrero sentía que volaba. Estaba en un paraiso onírico donde el dolor y la calma se entremezclaban cómo si se tratasen de las melodías tocadas por Pipo en una noche de media luna.

Abrió los ojos con cuidado al escuchar la voz del Guerrero de la Diosa. Era tan tosca y bruta cómo siempre, pero el cazador apreciaba a aquel soldado cómo el buen guerrero que era. Miró al frente, haciendo un movimiento para levantarse que pronto se vió frustrado por una punzada en el abdomen. El Cazador de Cabezas discutía con Ojopocho sobre la culpabilidad del primero al haber luchado contra León Anciano aún al estar este en clara inferioridad.

-No es sabio pelear entre vosotros, hermanos.- Musitó el Anciano desde su posición en el catre -Podéis solucionar vuestras diferencias en el campo de entrenamiento. Con espadas de madera, cómo Uro gustoso acaba de hacer cuando yo mismo le reté.- El León Hambriento se esforzó, pese a su debilidad, en hacer especial énfasis en estas últimas palabras -No culpes a Uro de mi osadía, Ojopocho. Solo yo soy responsable de mi estado.

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20/10/2015, 11:23
[RIP] Sicofante.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena. -aunque aun por determinar.-

Día: aun por determinar

De pronto Sicofante entra como una exhalación en la tienda de los heridos. Se detiene unos instantes a coger aire mientras mira a su alrededor buscando un curandero (¿Plumilla?) que le pueda servir.

Necesito ayuda- dice sin previo aviso- Pelagatos está herido de muerte. Necesito un curandero urgentemente, por favor, que alguien venga conmigo y le ayude- perder valiosísimos segundos podría ser fatal para su amigo. 

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20/10/2015, 13:22
Khadesa la Quinta.
Sólo para el director

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 21.

AL ALBA.

Dejo a Guepardo un fetiche de los que está haciendo para Lengua Negra y Matagatos. No sé si tengo qué hacer algo más para que tengan algún efecto real.

- Tiradas (1)
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20/10/2015, 13:24
Khadesa la Quinta.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena.

Día: 21.

AL ALBA.

Observo atentamente a Guepardo. Está muy enfermo, delira. Toco su piel pero no arde. Niego con la cabeza, pesarosa. Entonces distingo un murmullo entre los demás:

- "Marchaos. Dejadnos a todos. Volved a la sombra."

Muerdo mi dedo pulgar y me fijo en uno de los fetiches que estoy hilvanando para Matagatos y Lengua Negra. Son las cuentas que él me regaló, de uno de sus primeros botines. No. Demasiado personal. No serviría. El otro es más genérico, ya que no estoy usando algo tan vinculado a mi primo y a mí. Lo paso por la frente, los labios y el torso del K'Hlata, murmurando unos mantas de protección a la Diosa.

Luego lo deposito junto su corazón. Parece que respira más tranquilo. Satisfecha, me siento sobre los talones y lo vigilo. Con todos los acontecimientos tras la batalla, no había vuelto a pensar en él. Quizá hable luego con Serpiente...

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20/10/2015, 13:35
[RIP] Ojopocho.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena. -aunque aun por determinar.-

Día: aun por determinar

De repente llega Sicofante pidiendo ayuda para Pelagatos. Rápidamente recojo lo que considero necesario para atenderlo.

- Deberíais relajaros un poco en los entrenamientos. Es el segundo Herido de cierta gravedad. - le comento a Sicofante apoyando una mano sobre su hombro. Rápido, llévame hasta donde se encuentra Pelagatos.

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20/10/2015, 13:37
Khadesa la Quinta.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena. -aunque aun por determinar.-

Día: aun por determinar

Veo entrar a Sicofante como una exhalación en la tienda. Cuando voy a recriminarle su actitud, pues perturba el reposo de los heridos, unas palabras se clavan en mi alma. Como dagas afiladas, desgarran mis entrañas y mi corazón sangra con un dolor indescriptible:

"Pelagatos está herido de muerte"

Agarro unos lienzos limpios y salgo corriendo tan rápido como las lágrimas que anegan mis ojos me permiten. Trastabillo, caigo sobre el mensajero de tan mal augurio y espetó:

- ¿Lo dejas solo muriéndose como un perro?- grito totalmente transida de rabia y pena- ¿Dónde está?

Escucho apenas que está en el campo de entrenamiento y aparto de un empellón a Sicofante y Ojopocho. Salgo veloz en búsqueda de mi primo, mientras grito a todo pulmón:

- ¡¡Plumilla!! ¡¡Si alguien ve a Plumilla, que la envíe rápido al campo de entrenamiento!!

Tropiezo un par de veces pero me reincorporo. Si me choco con alguien ni siquiera veo a quién aparto. Sólo sé que, nuevamente, estoy al borde de perder a uno de mis primos, de mis amigos de la infancia...

Notas de juego

Has posteado justo antes que yo por nada. Lo siento, pero te llevas un empujón, Ojopocho xDDD

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20/10/2015, 15:47
[RIP] Sicofante.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Séptimo (Primero del Verano). Mes de la Arena. -aunque aun por determinar.-

Día: aun por determinar

El tagliano no tiene tiempo de contestar a las recriminaciones de Khadesa, sino que atiende únicamente a las palabras de Ojopocho y sale de la tienda, para seguirle a donde se encontraba su compañero herido. 

Notas de juego

El herido se encuentra en la zona de entrenamiento.