Partida Rol por web

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

MEDIODÍA

En cuanto Piojillo se tomó su cuenco, me lo tendió para que pudiera tumbarse y descansar de nuevo. Una vez se echó sobre la esterilla polvorienta del suelo, me dispuse a levantarme para poder seguir atentiendo a los demás enfermos hambrientos. Pero una voz me llamó de nuevo, era la voz de Piojillo.

- Sí Piojillo, estoy bien - le dije con una sonrisa que podía interpretarse como maternal - ahora debes recuperarte tú para que pronto estés bien también. 

Sin hacer más caso al comentario, me levanté y fui a por otro cuenco. Esta vez era Pipo el que llamaba, pero León Anciano había propuesto dividirnos por pelotones, y era responsabilidad de Niño Guerrero. Sin embargo, al verlo entretenido con Tarado, cogí un plato de comida y se lo acerqué a Pipo, pues tenía un hambre acuciante y podía comer solo, sin ayuda, lo cual hacía que no tuviese sentido hacerle esperar.

- Toma Pipo - le dije mientras le daba su cuenco - come despacio, sin atragantarte - le recomendé - tiene un olor delicioso... - las tripas me rugían, pero antes de comer yo, debía alimentar al resto. 

Desde mi posición, vi a Keropis entrar y buscar a alguien con la mirada. Plumilla, que descansaba, una vez más se levantó, al igual que con Ojopocho. Chasqueé la lengua. Esta chica no tenía remedio. 

De repente un ofrecimiento de Grog se escuchó en la tienda. No era aficionada a esa bebida, pero no parecía tan mala idea usarla como recompensa a la ayuda. Eran muchos heridos y siempre hacen falta más manos amigas. 

Me volví hacia Pipo de nuevo, y vi su ocarina de madera a su lado. 

- Pronto estarás bien también, y tendrás una flauta nueva para poder tocar - le animé, a sabiendas que era lo que más deseaba. 

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

MEDIODÍA

Terminó de dar agua a Tarado, lo había hecho según los patrones que Ojopocho le había dicho, con cuidado para que no se ahogara. El estado de la mayoría de heridos era preocupante, cuanto más estaba entre ellos, más se daba cuenta de lo afortunado que era de no tener en su haber ninguna herida peligrosa, pese a haber participado en numerosas batallas con éxito. Escuchó las palabras de Tarado en silencio y finalmente asintió con energía. - Niño Guerrero traerá algo para algo para que te entretengas, en cuanto pueda. -

Tras eso apoyó su mano con suavidad sobre el cuerpo de su compañero indicándole que descansara y dejara aquello en sus manos, al poco escuchó las palabras de León Anciano acerca de como debían organizarse para repartir la comida a los heridos y asintió aceptando aquello, le parecía razonable. Por eso se dirigió hacia Astado para recoger la comida y tras eso se giró buscando a algún explorador al que le pudiera servir. Rápidamente escuchó la lastimera voz de Pipo y se dirigió hacia él.

Sin embargo Belleza se adelantó y ya le estaba sirviendo, al llegar el joven explorador dijo - vaya, fuiste más rápida que Niño Guerrero. -

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

MEDIODÍA

Antes de tomar el cuenco de manos de Belleza, Pipo exhibió una enorme sonrisa de oreja a oreja. El hambre ya no parecía tan acuciante. Una miradita pícara a Niño Guerrero y pronto su atención se centró de nuevo en la muchacha.

Pipo primero quiere un beso de Belleza. Así su agujero de la barriga se cerrará más pronto.

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

MEDIODÍA

Lo miré extrañada para luego sonreirle con ternura a Pipo

- No conozco ese tipo de curación, Pipo, pero si quieres puedes pedirselo a Ojopocho, él sabe más que yo. - mientras le daba el cuenco para que pudiese comer

Me volví hacia Niño Guerrero para continuar con la tarea

- Esta vez sí, pero la siguiente vez seguramente me ganarás tú a mí - me volví hacia la olla y seguí llenando cuencos

- Ahora no...- Cortó la frase ahí, respondiendo a Ojopocho, pues no tenía tiempo para dar de comer a la gente.- Volveré cuando acabe con esto.- La tienda de heridos estaba llena de gente con buenas intenciones y deseosa de ayudar. Demasiada a su juicio. Chamán Rojo salió de la tienda de heridos ignorando la propuesta de León Anciano y preparó la hoguera ritual para la quema de los despojos humanos. La cosa llevaba su tiempo, no era como chocar dos piedras sobre un poco de yesca. También es verdad que, deseoso de respirar un poco de aire puro del exterior, el guerrero se tomó su tiempo para ello. Aflojó la tierra con la lanza para después cavar un hoyo con sus propias manos desnudas, así es como debía ser. El contacto con la sedienta tierra era reconfortante y sentir ésta entre las uñas le traía gratos recuerdos. Colocó piedras alrededor del agujero, con extrañas marcas en ellas hechas con los mismos tintes que usaba para su arreglo personal. Se acuclillaba junto a ellas, untando el dedo en el rojo carmesí y extendiéndolo sobre la roca. Simulaba la sangre, la rojo líquido que atraía a los despiadados espíritus que acongojaban a los heridos. Atraídos por ella y por el fétido olor de sus excrecencias acabarían purificados en la hoguera entre chillidos de agonía. Así comenzó a prender la hoguera mientras entonaba un canto. Al principio, cuando cuando el fuego se habría paso y comenzaba a tomar fuerza, sólo un ronroneo apenas audible, después un apagado canto, algo siniestro, que sólo acompañaba al crepitar de las llamas, como un coro. Cuando las llamas alcanzaron la máxima altura posible, comenzó a tirar a su interior las vendas empapadas en los humores de los enfermos. Entonces cortó su canto.

- ¿Es que no lo oís? Sus gritos...- Ladeo la cabeza para afinar el oído.-¡Cómo chillan!- Exclamó con satisfacción y los ojos tan abiertos que parecían que los ojos iban a salírsele de las cuencas contrastando su blanco con el color de su oscura piel.

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

MEDIODÍA

Tarado asintió con agradecimiento a lo que dijo Niño Guerrero. Se intentó relajar, pero temía volver a dormirse y volver a tener el mismo sueño. Empezó a intentar distraerse contando las manchas de la lona de la tienda, viendo que era imposible intento contar las piedras del suelo o los dedos de los pies que veía. Cualquier cosa le paecía más interesante que la posibilidad de volver a despertar sofocado y sudoroso. En su poblado nunca dudo, en su poblado nunca tuvo vacilaciones más alla de elegir el momento oportuno para cerrar su trampa cuando cazaba chacales...ahora dudaba y se sentía desconcertado.

Decidió que en unos días iría a hablar con Lengua Negra, era su jefe de pelotón y podría empeza a remendar su situación ganando su favor y demostrando que servía para algo. No quería ser un bocazas problematico más, había aprendido la lección. Penso en hablar con Manta, pero quizás este le guardase rencor por aquella estupida discusión cuando lo nombraron segundo del pelotón. Incomodo y frustrado, empezó a pensar en lo que quería tallar.

Su pensamiento inicial era que tuviese una calavera, simbolo de la compañia, en su extremo inferior. En el superior iría la boquilla y quería darle forma de serpiente, es más quería darle al tronco un aspecto escamoso. Tendría que pedirle a carpintero que con sus herramientas vaciase el centro y le prestase una gubia y una barrena para los orificios. Había visto algunas de esas cosas en su poblado, pero nunca la había hecho el mismo y así no tendría que escucharle más pedirla durante el mes que le quedaba en la tienda. Mientras pensaba, alguien le paso su escudilla llena con la comida. Comió lentamente y con calma, mientras pensaba en su proyecto de artesanía y sonrió satisfecho de su idea.

El olor a comida trajo de vuelta a Sabandija al mundo de los conscientes. Por si acaso entreabrió los párpados, pareciendo aún dormido, no fueran más que ensoñaciones provocadas por su vengativo y etéreo hermano. El olfato no le mentía, provocando que su estómago se contrajese en dolorosos espasmos y su boca salivase. Hizo un tremendo esfuerzo por incorporarse gimiendo de dolor.

- ¡Aaaay!- Apoyándose en el brazo bueno, a largó el otro, débil y deforme ahora, oculta su verdadera cara tras los vendajes y emplastos curativos. Vencido por el esfuerzo lo dejó caer de nuevo sin soportar el dolor que le provocó su osadía.- ¡Arrrg! - El ardor se extendía cada vez más en palpitantes latigazos internos. Alguien tendría que darle de comer y, tumbado de nuevo en el suelo, dejó abierta la boca como queriendo pedir auxilio o que alguien le introdujera la comida en ella. La saliva generada por el apetitoso olor, ahora sin nada que la contuviese, se derramaba  por su mejilla.

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

MEDIODÍA

Sicofante no se encontraba tan mal como para que le alimentasen o no poder ayudar a los que peor se encontraban. Se levantó de su camastro y fue hacia donde se encontraba León Anciano.

Si necesitáis ayuda para alimentar a los heridos, contad conmigo. Cinco personas son mejor que cuatro para ayudar a nuestros compañeros de la compañía.

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

MEDIODÍA

El olor de la pitanza hizo gruñir a su estómago. De sobra se había acostumbrado, durante el tiempo que había pasado hasta ser Recluta y después Soldado de la compañía, a lo que tachaba de infectos caldos y pútridos guisos; lejos quedaban los días en los que se deleitaba con los dátiles más jugosos y las carnes más tiernas, muy lejos, mucho había pasado en muy poco tiempo y el giro que había dado su vida no había sido nimio. Tardaría en recomponerse, en acostumbrarse, si es que ello era posible, pues en su fuero interno sabía que había límites que su orgullo no podía permitirse traspasar.

A pesar del hambre acuciante, que sentía y que era fácil adivinarle, movió su escudilla a nadie en particular en un gesto que intentó revestir de aburrida y paciente indiferencia.

El León Anciano observó con una sonrisa cómo Belleza acudía a alimentar a Pipo. Aquella chica no podía ver a nadie sufrir, era demasiado buena persona. Aun así, se limitó a permitir que se organizasen cómo gustasen y miró a la Infantería para encargarse de sus cuidados. Dagotán era el soldado más cercano. El Anciano guerrero había luchado en Fuerte Chuda cómo un verdadero heroe y había resultado bastante herido. No conocía su estado, la verdad, pues no había pasado demasiado tiempo con los heridos. Pero sabía que su estado no era el mejor después de la batalla.

Se giró entonces para ir a pedir la comida a Astado para el hombre, cuando un quejido a sus espaldas le sobresaltó. Era Sanguijuela.. No tenía del todo buen aspecto. Aquel quejido le hizo replantearse si no debería priorizar sus cuidados, puesto que Belleza estaba encargándose de Pipo. Fue entonces cuando Sicofante se presentó ante él para ofrecer su brazo. Sicofante no había recibido la peor parte de las heridas, pero aun así necesitaba reposo.

-Ayuda a Sanguijuela. No se le ve demasiado bien...- Recomendó el anciano tras pasar la escudilla llena de comida que acababa de darle Astado, señalando al Tres Castores, que intentaba incorporarse vanamente para levantarse -Y cuando termines guarda reposo, y come tu propia ración. La necesitas.

Inmediatamente tras eso, tomó otra ración, especificando que era para Dagotán, y se dirigió junto al Oscuro.

-¿Estás despierto, Dagotán?- Preguntó el León Hambriento sentándose a su lado -Es la hora de comer. Necesitas alimentarte, o no te recuperarás. ¿Puedes hacerlo solo?

- Keropis.

La débil voz de Plumilla pronunció el nombre del ermitaño cuando este alzaba un brazo para retirar el faldón de entrada. El guerrero se dio la vuelta lentamente, envarado y con los crujidos de su armadura acompañando sus movimientos. Los ojos verdes, la única parte de la anatomía de Keropis que quedaba al descubierto, se clavaron en la endeble muchacha.

- Debesss descansarrr, niña... -contestó arrastrando las palabras, como si el mero hecho de hablar le resultara tedioso.

Su voz era un susurro cascado, como el roce de una piedra de amolar a lo largo del filo de una espada. El pecho de Keropis volvió a hincharse en una profunda inspiración.

- Come y rrrecuperrra fuerrrzasss -continuó exhalando el aire contenido en sus pulmones. A medida que hablaba sus palabras iban convirtiéndose en poco más que un murmullo-. Tengo cosssasss que hacerrr. Volverrré másss tarrrde...

La sonrisa de Pipo no disminuyó, antes se ensanchó más. Pipo si la conoce, Belleza, aunque dejó que se alejara sin más alharacas. Cuando quiera Belleza, Pipo le enseña. Buscó a Ojopocho con la mirada. Cuando le encontró (sus manos parecían tener vida propia, y ya estaban tomando trozos y tropezones del cuenco), dijo con la boca llena: ¡Ojofocho! ¡Fifo te nefefita! ¡Fifo -tragó- necesita un beso para curarse más rápido!

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

MEDIODÍA

Las horas se hacían interminables para Piojillo. Acababa de comer algo, cuando Belleza se llevó el plato y el agua que le sirvió al herido guerrero K´hlata. Se había recostado nuevamente en su camastro y miraba al techo, pensativo, intentando pensar en otra cosa para olvidar el dolor que sentía en su cuerpo. Sus heridas estaban lejos de cicatrizar todavía. Escuchaba las conversaciones que tenían los miembros de la compañía que se encontraban dentro de la tienda de los heridos. Unos haciendo de improvisados enfermeros, y los otros, debatiéndose entre la vida y la muerte. Según el recuento que había hecho él mismo, sobre las bajas en el cuerpo de campamenteros, Piojillo empezaba a preguntarse que sería de ellos. Anteriormente formaban 3 escuadras, pero debido a la cantidad de bajas, apenas podrían formar una única escuadra en condiciones dignas de mostrar batalla. Quizás, pensaba, en un futuro cercano, sus habilidades y experiencia darían con él en otro cuerpo de la compañía. Además, si todos los campamenteros acababan "subiendo de rango", otros vendrían a ocupar ese lugar. Se quedó un rato más mirando al techo, poniendo en orden sus pensamientos y mirando, de vez en cuando ,a ambos lados de la sala.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

MEDIODÍA

Habían pasado unas horas... el dolor era insoportable vagamente recordaba a belleza limpiando las heridas atendiendo a mis peticiones, parecía como si hubiese sido enviada para darme otra oportunidad la de redimirme en la batalla. Había perdido toda esperanza de reconciliación con mi pasado, el pasado no estaba no había nada que recordar ni hechos que resaltasen. Por más que quise buscar en mi piel algunos signos de mi anterior vida no lo encontré, no sabía lo que había sido, comprobé que se me daba bien sobrevivir encontrar aquello para poder seguir adelante a las afueras... Fue la causa de mi supervivencia en la anterior vida y ahora estaba intentando hacer lo mismo debido a las múltiples heridas que acuciaban mi cuerpo. 

Escuchaba rumores por toda la tienda o quizás fueran conversaciones pero me eran lejanas y se mezclaban con diferentes olores que provenían de la mano del hombre. No recordé ningún otro rostro ni otras conversaciones, salvo la de Loor alabando a la diosa. Había respondido a su celebración intentando hablar fuerte y creo que conseguí comunicar algunas palabras, pero la sangre se me venía otra vez a la garganta y entre tos debía de callar para no llenar mi boca del líquido rojo que intentaba escupir, pero que me era imposible por mis propios medios sin la ayuda de otra persona en este caso de Belleza. Algunas palabras salieron con un gran esfuerzo entonces sentí su cálida mano mover con delicadeza mi cabello, para que pudiese vaciar aquella sangre que se acumulaba y mezclaba con la saliva dándome una sensación amarga, y sin lugar a dudas así hubiera sido si belleza no hubiese prestado sus servicios. 

La aureola incandescente del mediodía entró en la tienda irradiando los rostros de aquellos que estaban, como si se hubiesen ganado ya una parte de la otra vida en ésta por la batalla ganada. Imaginaba cuando la diosa nos llamase a cada uno para dar testimonio de nuestros actos, de nuestras muertes, yo estaría en el escalafón más bajo por solo haber matado a un enemigo, aquello había sido solo para sobrevivir no llegaba ni a equilibrar los bandos. El remedio que belleza me dio me hizo ser perseverante en mantenerme consciente y no sucumbir al dolor. Si así había querido la diosa de darme nueva vida había sido porque todavía era útil para los planes de la compañía, cerré los ojos intentando conciliar el sueño entre dolores que impregnaban mi cuerpo haciendo arder la parte de mi vientre.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

MEDIODÍA

Cuando Pipo casi grita que necesita un beso mío lo miro con total extrañeza.

- ¿Por qué no se lo dices a Piojillo? - le digo. Él también está deseando que le den besos. - añado sonriendo. Así los dos podéis satisfacer la necesidad del otro. - añado riendo ampliamente.

Una vez todo el mundo está curado y ha comido cojo dos cuencos y me acerco a donde está Plumilla.

- Hey, pequeña. - le digo acariciando su mejilla. Hora de comer.

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

MEDIODÍA

El joven y menudo explorador estaba allí cuando observó como Pipole pedía un beso a Belleza. Al escuchar tal petición Niño Guerrero cerró la boca y de forma casi involuntaria observó con mayor dureza a Pipo, sin embargo cuando la muchacha se negó, no pudo evitar que un resoplido de alivio saliera de su boca, para luego sonreír algo más aliviado - descansa Pipo, seguro que así sanas antes. -

Tras eso volvió su atención hacia Belleza y dijo con una sonrisa en su rostro - Sí, este tiene que acabar de entregar la comida a los heridos y luego tiene que ir a buscar algo de madera y un cuchillo para Tarado, así podrá entretenerse mientras espera ¿acompañarás a Niño Guerrero?. -

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

Escudo entró de nuevo en la tienda de los heridos. Había estado fuera mientras observaba los desafíos que se lanzaban entre sí los guerreros que no habían resultado heridos en la batalla, pero al final había salido a buscar algo de madera. Una de sus habilidades era encontrar buenas ramas y había seleccionado algunas rectas de diversos tamaños. El no sabía como hacerlo, pero sabía que puestas por alguien que supiera podían ayudar a reparar los huesos rotos.

Dejó las diversas ramas en el suelo y se puso a eliminar nudos de algunas de ellas para hacerlas más lisas.

- He traído buenas ramas para reparar huesos por si las podéis usar.

Busca con la mirada a sus compañeros exploradores y ve que ya han comido.

- ¿Le falta a alguien comida? - Comenta mientas toma un cuenco y espera. Solo cuando ve que todo el mundo ha comido y nadie responde empieza a comer.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

MEDIODÍA.

Con un gruñido Dagotán apoya los codos y se incorpora sobre su camastro quedando sentado. Resopla por el evidente esfuerzo y levanta la mirada para observar al anciano que le ofrece alimento.

- Aun no estoy muerto. Supongo que eso es bueno. - Extiende las manos para recoger el cuenco que León Anciano le ofrece. - Gracias. -

Su mirada recorre todos los heridos que alcanza a ver en la tienda y ahoga un reniego. - ¿Cómo están los novatos? - Pregunta. Después de todo parte de ellos eran su responsabilidad. No hace falta que pregunte por las bajas, ya sabe que han caído muchos. Demasiados.

Ahora le interesa la moral de la tropa.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

MEDIODÍA.

Sicofante recoge la escudilla de comida y asiente ante León Anciano. Tras esto, se dirige hacia donde se encuentra su compañero herido (que desde luego, no tenía muy buen aspecto).

No hagas muchos esfuerzos- le dijo mientras se sentaba a su lado. Tras colocar la escudilla en un lado, Sicofante ayuda a Sanguijuela a incorporarse ligeramente para ponerle en una mejor posición para la comida- en tu estado es mejor te muevas lo menos posible. Yo te daré de comer- recoge de nuevo la escudilla, y tras llenar la cuchara de algo de alimento, la acerca a la boca de su compañero. 

AÑO: 201.

Estacion: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Dia: 17.

MEDIODÍA (cerca de la Tarde...)

Sonreí cuando Niño Guerrero me habló. Miré con ternura al valiente explorador y le dije

- Ahora no puedo, Niño Guerrero, tengo que terminar de dar de comer al resto del pelotón de campamenteros y después comer yo, y seguramente alguien necesitará ayuda por la tarde... y hay pocas manos disponibles. Pero otro día, cuando esté la cosa más tranquila, podrías enseñarme sobre hierbas que conoces, me gustaría aprender a distinguirlas y hacer uso de ellas ¿querrías enseñarme? - le pregunté al joven explorador

Seguí llenando cuencos y acercándolos a los heridos para que pudiesen comer, hasta que hubieron comido todos y entonces, por fin, pude comer yo.