Partida Rol por web

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 19.

POR LA MAÑANA Tienda de los Heridos

Tarado se levantó de su jergón para dirigirse hacía donde se restablecía el Cabo Lengua Negra. Se dirigió a el en actitud respetuoso para iniciar una conversación con el mismo.

Escudo estaba aún en la tienda de los heridos. Respondió de inmediato a Pipo, dándole ánimos.

- Le ayudaremos los dos. Recupérate y juntos cazaremos el mejor antílope de la Sabana.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Frontera llega tras haberse topado con Belleza por pura casualidad. Entra en la tienda y ve todo el ajetreo. Entonces procura centrar su atención en Ojopocho, que es quien supuestamente le ha llamado.

- Ojopocho. - Saluda el K'Hlata. - Me han dicho que requerías mi presencia. ¿Cómo puedo ayudar? - pregunta observando con atención la gran cantidad de heridos.

El explorador tiene los ojos ligeramente vidriosos y su atención se dispersa con facilidad de un herido a otro. Escucha pero no parece estar del todo allí.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Sin dudarlo asintió a las palabras de su compañero Escudo y luego reafirmó su gesto con unas palabras en la misma sintonía - Niño Guerrero está de acuerdo con Escudo, cuando Pipo se recupere cazaremos el mejor antílope de la zona y podremos hacer una flauta para Pipo. - Aquellas palabras salieron con sorprendente vehemencia para ser de un cuerpo tan pequeño.

Cuando Ojopocho se acercó a revisar el vendaje de Pipo, el joven explorador no pudo evitar el observar con gran curiosidad lo que había tras la tela, sin embargo no necesitó ver mucho, para desviar de forma disimulada la vista con cierta repulsa interna -¿cuando se pondrá bien? -Preguntó.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

- Todavía recuerdo los días de entrenamiento juntos. - le digo a Pipo mientras cambiaba su vendaje. Cuando te recuperes debemos repetirlos e intensificarlos, ¿que me dices?

Cuando empieza a lamer la herida le aparto.

- No hagas eso. - le recrimino. No lamas esta herida. O por lo menos no lo hagas hasta que no esté mejor pues podrías empeorar.

- Si sigue las indicaciones pronto estará cazando. - respondo a Niño Guerrero.

Al llegar Frontera levanto la mirada.

- Vaya, ya está bajo los efectos de sus hierbas. - pienso al ver los ojos vidriosos.

- Gracias por venir. - le digo al explorador. Podrías preparar ungüentos y cataplasmas para aliviar el dolor de los heridos mas graves. - añado. Tus conocimientos de Plantas son muy amplios.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Ha regresado. Por fin. Vuelvo a sentir su voz en mi oído y mi corazón retumba de alegría en mi pecho. Entrelazo mis dedos con los suyos, un gesto que resume todo lo que ahora anhelo y deseo, a la par que discreto y silencioso. Contemplo el contraste de nuestras pieles unidas y me doy un festín a la vista hundiéndome en esa mirada suya, oscura pero tan limpia. Su fuerza me arrastra, me empuja a querer seguir batallando, plantando cara al futuro.

Ahora que ha vuelto siento mi alma ligera, como si me hubiera liberado de una pesada carga. Lo insto a descansar, pues no debe abusar de sus fuerzas. La voz de Loor llega lejana a mis oídos. Parpadeo, me cuesta la vida separar mis pupilas de la visión del hombre que es todo para mí.

- Loor, buenos días... Me alegra verte de nuevo entre los vivos- sonrío sincera, pues la dicha que siento en este momento eclipsa todas las sombras que ha proyectado sobre mi alma la batalla en el fuerte, como el sol de mediodía barre toda la oscuridad-. Los espíritus están esquivos, hermana... Aún indecisos, eluden y juegan. Necesitaremos toda la ayuda posible, todos los ruegos y ofrendas. Hay tanto por batallar aún.

Mi mirada se pasea por la tienda, y se empaña al contemplar la figura yacente de Matagatos. Mi hermano, mi sangre. Si bastara con ofrendar la mía para tenerlo de nuevo a mi lado. Lengua Negra, valiente hasta el final, cuya mano segó con firmeza la vida de ese monstruo que tantas otras se cobró. Miro a mi otra mitad, al dueño de mi alma y corazón. Dividida, titubeo. Él ya está aquí y, egoísta de mí, quiero absorber cada instante, cada respiración, cada latido a su lado. Pero ellos me necesitan. Y son mi sangre.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Entré en la tienda de heridos después de haber encontrado a Chamán Rojo y haber solicitado su presencia en la tienda, y después de haber localizado a Frontera para lo mismo.

Me acerco a Ojopocho  con cuidado y sin llamar la atención. Me sitúo a su lado y le pregunto

- ¿Puedo ayudarte en algo? No es que tenga grandes conocimientos... pero puedo ahorrarte trabajo y de paso aprender algo nuevo - le ofrezco 

Miro con cuidado como cambia los vendajes de Pipo y como evita que éste se lama la herida. Escucho atentamente lo que le dice a Niño Guerrero para ir aprendiendo poco a poco.

¿Si mi nombre tiene algo de cierto?

Chamán Rojo ya estaba acostumbrado aquellas despectivas reacciones de los miembros de la Compañía. Su fama el precedía. tentado estuvo de dar media vuelta y no entrar, pero finalmente recapacitó y, tras tomar una bocanada del aire fresco del exterior, se metió dentro de la tienda.

- Yo no soy curandero, Ojopocho.- Se justificó inmediatamente antes de empezar.- Puedo prestar mi ayuda pero si los espíritus no se muestran complacidos...- Dejó sin acabar la fase a la vez que elevaba los hombros mostrando su impotencia.- Quizá debería ocuparme mejor de tenerles contentos. De hecho ya había preparado algo para ello.- Rebuscó en un pequeño zurrón unas hojas secas.- Quemando esto impediremos que el hedor de la muerte sea un reclamo para aquellos espíritus vengativos que vagan sin rumbo en busca de sufrimiento del que alimentarse.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

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Día: 17.

POR LA MAÑANA

- Cuando termines de ahumarnos echa un vistazo a los heridos más leves. - le digo a Chamán Rojo.

Asiento a las palabras de Belleza.

- Puedes ayudar a Chamán Rojo con los heridos leves. - la respondo.

Al terminar con Pipo me acerco al enorme hiena.

- Khadesa, ¿como está Ponzoña? - la pregunto. Parece que va recuperándose.

Mientras hablo con ella me percato de que mira inquieta a Matagatos y Lengua Negra.

- Tranquila, están en buenas manos. - comento. Haré todo cuanto esté en mis manos para que se recuperen lo antes posible y en las mejores condiciones.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Frontera asiente a Ojopocho mientras se dirige a un lado, se sienta en el suelo en una zona algo más vacía y cruza las piernas.
Tarda unos segundos en rebuscar entre sus cosas hasta que encuentra un pequeño saquito del que saca varias hojas secas y un mortero.
- Ohhhmmmmmmm.... - El sonido sale de sus labios entrecerrados mientras pone los ojos en blanco, parpadea, y casi de inmediato se pone a machacar hojas con el mortero.
- Es un proceso laborioso... Pero en un rato tendré algunos emplastes para los heridos. Calmarán sus dolores. - Indica sin mirar a nadie en particular.

Asiente satisfecho a sus compañeros del pelotón de exploradores. Bien, piensa. Pipo tendrá un antilope con huesos finos y largos. ¿O será un ñu? Casi parece verlos ahora mismo. Estas cosas no le dejan pensar en dolores ni fiebres.

Pipo mira algo dolido a Ojopocho cuando le prohibe lamer sus heridas. Los animales lamen sus heridas, piensa. Y a los animales les suele ir bien, él lo ha visto hasta la saciedad. Pero deja de hacerlo, sobre todo porque las hierbas y los emplastes saben mal, y le han dejado un mareo que...

Como hay animación en la tienda, saca una de las flautas que ya tiene para practicar un poco para cuando tenga la nueva. En realidad no es una flauta, sino una especie de ocarina muy primitiva, hecha de barro cocido.

Como la barriga le tira al respirar hondo, los sonidos son suaves. La melodía es sencilla y repetitiva. Lo justo para servir de sonido de fondo a las conversaciones, sin molestar. Pipo toca así durante largo rato hasta que se cansa y se duerme.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Niño Guerrero observó como atendían a su amigo Pipo y asintió en silencio a las palabras de Ojopocho, tras un rato de silencio y de ver como el explorador herido tocaba uno de sus instrumentos para luego dormirse.

Echando un vistazo a la tienda era fácil ver como todo el grupo estaba malherido, muchos compañeros habían sufrido mucho, incluso los propios sanadores tenían heridas. Niño Guerrero se acercó a Ojopocho de nuevo, cuando este hablaba con Khadesa y dijo - Niño Guerrero no sabe curar, pero tiene manos rápidas y es atento, si necesitas ayuda, está dispuesto. -

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Loor sonrió ante las palabras de Khadesa sin perder ocasión para mirar como entrelazaba sus manos con Ponzoña, ni como miraba a sus familiares heridos.

- Sí, los chamanes y sabios que aconsejaban a mi padre solían usar palabras similares en ocasiones. En todo caso, la Diosa puede ayudarte. Y lo sabes- tras las palabras la guerrera cierra los ojos, con cierto cansancio- No quiero distraerte pitonisa. Cuida de los tuyos.

Era evidente que había hablado mucho, y la cabeza volvía a hervirle de dolor. Su debilidad aumentaba por el sólo hecho de haber mantenido tan largas charlas, y volvió a tenderse por completo, deseando estar pronto recuperada. 

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Mantengo la vista aún fija en mis hermanos, en la sangre de mi sangre. Contengo el dolor dentro de mi pecho. Fuera no sirve de nada y ellos precisan vida, no dolor o tristeza. Las palabras de Ojopocho arrancan una sonrisa en medio de la tristeza que amenaza con anegar mi alma hasta ahogarme con sólo atreverme a pensar que uno de ellos me faltara.

- Gracias, Ojopocho- contesto levantando la vista, aventurándome a mirar a quien dicen maldito pero cuyas manos han traído tanta vida. Bien sea curando, bien arrancando las hierbas portadoras de sanación-. Ayudaré. Te ayudaré en lo que pueda. Loor, descansa. Tu sabiduría nos será necesaria, tanto como tu fuerza. Merecido es tu reposo, compañera... amiga...- aventuro a pronunciar sin saber a ciencia cierta aún si mis palabras habrán sido suficiente para poder ganarme el derecho y el privilegio de llamarla así.

Acerco mi mano libre a la frente de Ponzoña y la deslizo con suavidad, instándolo también al reposo.

- Tú también, mi hombre- susurro cerca de su oído-. Te necesito para estar completa- digo mientras sacó de mi zurrón la figura que me tallase para depositarla en sus mano libre y cerrar sus dedos en torno a ella-. No te devuelvo mi regalo, sino que te hago depositario de él, de mi corazón. No te atrevas a marcharte llevándotelo con él.

Me incorporo y busco de nuevo la figura de Ojopocho y veo que Niño Guerrero también se ofrece a colaborar. Los murmullos de Frontera arrullan a los heridos y nos instan a esta nueva batalla por los nuestros. Chamán Rojo también parece presto a colaborar. Sonrío. El sol vuelve a brillar.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Agradezco las palabras de Niño Guerrero.

- Mira que no les falte nada a Chamán Rojo y Belleza y encárgate de dar de beber a quienes te lo pidan asegurándote de que beben despacio. - le digo al pequeño Caimán Negro. Ah, y si evitas que Plumilla se levante la ayudarás en su recuperación.

- Gracias. - respondo francamente a Khadesa. Será mejor que nosotros dos nos ocupemos de los heridos más graves.

AÑO: 201.
Estación: Primavera.
Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.
Día: 17, por la mañana.

Fue llegar Khadesa a la tienda, y el cuerpo herido e inconsciente de Rastrojo se estremeció llevado por un escalofrío en la espalda. Era como si su sexto sentido de chamán le hubiese alertado de una perturbación en la fuerza, como si todo lo bueno y puro que había en la tienda de heridos hasta este momento tuviese que hacinarse para hacer sitio a la brujería y el puterío que desprende el aura de esa furcia Oscura. Ponzoña la llamaría "su hembra", pero una pitonisa es como cualquier otra propiedad de la compañía: se comparte entre todos, repetidas veces, por turnos o usada por varios a la vez. La única diferencia entre una cosa y una pitonisa, es que las pitonisas cobran por cada uso. Khadesa se le apareció completamente desnuda e insinuándose con su sucia piel blanca.

Un mal sueño.

Le llegaron también aromas familiares a hierbas ricas deshaciéndose en un mortero, que le recordaban a cómo Caratótem se había reído de él alistándolo en el pelotón de Reclutas en lugar de estar enseñándole la magia de los espíritus, como haría un buen maestro. Y Frontera estaba sobre una pila de hierbas alucinóge... hierbas místicas chamánicas... nadando entre el piorolino y la pupuceta, o como quiera que se llamen esas hierbas en el idioma Oscuro, sin compartir ni un solo ramillete con Rastrojo. Todas para él. Menuda rata estaba hecho. Frontera era un acaparador.

Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiih-Oooooooooooooooooooooooooooh

Fantasmas de su pasado, que le perseguían en el mundo de los espíritus y los sueños. Pero el espíritu de Mordisco no estaba en la tienda. Porque en la tienda de heridos tan solo estaba el torso lanceado y vendado de Rastrojo... y un puñado de idiotas.

AÑO: 201.
Estación: Primavera.
Mes: Sexto (Tercero de la Primavera).
Mes del Castor. Día: 17.
POR LA MAÑANA

Tarado se despertó, el viento era calido y se tornaba bruscamente en rachas frías. Se intento arropar con algo, pero no encontraba nada con lo que taparse. Vió a todos sus conocidos arropandose con sus capas negras, juntos y el miraba solo como se perdían en inmensidad del mundo. Nadie parecía verle, nadie parecía fijarse en él. En ese momento el Teniente y Rompelomos junto al Sargento Falce aparecían para llamarlos a formar.

Las filas se cerrarón, estaba fuera de ellas y nadie le hacía caso. Intentaba entrar en su sitio pero le fue imposible, chilló y nadie se inmutó. El Sargento Gulg paso mirando con ironía la escena, se reía ruidosamente y hablaba con Rompehuesos -A nadie le importa lo que le pase a un mísero Tarado...desobediente y loco...estamos mejor sin él. Quería hablar pero no tenía palabra alguna. Buscaba a Keropis, habían sido amigos despues de ganarse la escudilla pero este no le veía. Toda palabra era en vano, la compañía avanzaba hacía una nueva batalla.

Vió a los exploradores desplegandose en los flancos protegiendo a los hermanos de una emboscada, la caballería hacía piafar a los caballos y las filas marchaban dejando un rastro de polvo y silencio. Se había quedado solo en la nada, todo se había perdido en lotananza. La compañía era algo que se le escurría entre los dedos.

¿No sabías que esto pasaría?...Te lo has buscado, quise enseñarte y me ofrecí a pagar por tí tus errores era la voz de Mentiroso, que pasaba a su lado perdiendose entre el polvo que levantaba el camino. Sintió la sensación del fracaso, ser insignificante e ignorado. Se sentó en una piedra templada por el sol, llorando sus miserias.

¿Ves?...estabas avisado, tuve que hacerlo porque tu me obligaste y nadie más vió al antiguo lider de su pelotón, Cochinillo, que se paraba a su lado. Quién sabe...quizás aún estés a tiempo de alcanzarles...o no. Aunque harías bien en dejar de soñar y ponerte en marcha

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

El explorador asintió con vehemencia a las palabras de Ojopocho, cuando este le indicó las tareas en las que podía resultar útil a los heridos, la reacción no se hizo esperar. - Niño Guerrero ayudará. - Tras aquellas palabras el ágil joven se marcha en dirección a Belleza.

Si tenía que elegir no había duda entre cuál de las dos opciones prefería, entre Belleza o Chamán Rojo la decisión era clara, la mujer era su opción ganadora. Nada más localizarla y deslizarse hacia su lado el explorador se presentó. - Ojopocho me envía a ver si Belleza necesita algo. - sus ojos se movieron rápidos y atentos a las manos de ella para ver en que se encontraba ocupada.

Había mucho más que hacer que ahumar aquella tienda cargada de pesadumbre por la cercanía de la muerte. Ésta era celosa de lo que consideraba suyo y, todos los que allí estaban, habían estado cerca de serlo. Estando Rastrojo incapacitado, por otro lado mucho mejor, bien podría encargarse Chamán Rojo de hacerlo.

- Lo mejor que podríais hacer es retirar los vendajes viejos lo antes posibles y...y quemarlos.- Esta vez era él el que daba órdenes a Ojopocho, pero de una manera más suave. Todos sabían lo supersticiosos que eran los K´Hlata y, aunque Chamán Rojo fuera despreciado por no haber mostrado un gran poder, bien sabía que sus palabras podrían aumentar la ansiedad de aquellos heridos capaces de estar conscientes.- Todos los humores que desprenden los cuerpos llaman la atención de los espíritus. Se alimentan de ellos. Les llama poderosamente la atención su olor.- Arrugó la nariz para mostrar que el hedor que se concentraba en la tienda no era muy sutil precisamente.- Las heridas supurantes de ben ser cubiertas, los vómitos recogidos inmediatamente y...- Su mirada se posó sobre Khadesa para luego ir pasando por las otras mujeres, incluidas las heridas.-...la sangre, especialmente la sangre debe ser retirada.- Si hubiera sido como los chamanes más poderosos de la Compañía directamente hubiera dicho que todas las mujeres con la Sangre de la Luna no debían estar allí.

- Yo me ocupo de limpiarlo.- Dijo finalmente mientras hacía chocar los huesos de uno de sus múltiples colgantes. Mostrándose humilde, ofreciéndose a hacer algo más que parlotear, ayudaría a mejorar su imagen tan injustamente mancillada. Se puso a limpiar todo rastro de humor corporal, expulsado por aquellos enfermos, como había visto hacer a su padre, con la esperanza de que no fuera demasiado tarde y algún espíritu ancestral, vengativo y colérico, no estuviera ya alimentándose de alguno de los caídos en la batalla.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Miro con incredulidad a Chamán Rojo. Decido calmarme un poco antes de contestarle pues de lo contrario no habría sido agradable mi reacción para con él.

- ¿De verdad crees que si no supiera como tratar las heridas Matagatos me habría nombrado su segundo en este asunto? - le digo al K'Hlata. ¿Acaso ves alguna herida supurante que no esté debidamente cubierta o algún vendaje que no esté siendo cambiado?

Hago un alto para terminar de calmarme.

- Haznos un favor a todos. - prosigo. Deja de parlotear y haz lo que se te ha dicho, que no es otra cosa que lo que se supone que sabes hacer.