Partida Rol por web

Un suspiro es el único signo de que varios dolorosos recuerdos al respecto me han asaltado.

Lo sé cabo, lo sé muy bien. Compartimos algunos juegos infantiles. La primera parte del castigo es que entienda lo que ha hecho, su ignorancia respecto al dolor hace difícil ese conocimiento.

Miro al grandullón que permanece enfadado a nuestro lado.

De momento ya no podrás subir al carro, caminarás justo delante de Dedos, esperarás ahí hasta que te llame. Entonces será el momento de que te explique lo que has hecho y las consecuencias que tendrá tu acción. Después de eso caminarás de nuevo con Loor y Dedos a retaguardia, serás su protector.

Le lanzo una dura mirada y antes que pueda abrir la boca le advierto:

No se te ocurra protestar. Ahora eres un recluta y un hostigador, debes obedecer mis órdenes y las de Matagatos. ¿Entendido?

Tenían suerte de que el líder de los Hostigadores fuera su primo Lengua Negra, pues de no haber sido así quizás Campaña no se hubiera doblegado tan fácilmente. A su primo, que le había defendido cuando era pequeño y se metían con él, no podía pegarle, le apreciaba mucho por todo lo que había hecho por él en el pasado. El gigante no estaba en absoluto de acuerdo con las decisiones que se estaban tomando sobre él. Empezaba a entender que no había estado bien lo que había hecho a pesar de que Escarabajo mereciera estar muerto (y no era el único que lo pensaba), pero se le daba un trato injusto según su punto de vista.

En primer lugar, estaba herido como no lo había estado ninguno de ellos y la herida había sido causada por Escarabajo, sin embargo, como veían que era fuerte y no se quejaba hacían como si nada pasara. Campaña necesitaba reposar para poder curar su herida o sería tan inútil como la pierna de Escarabajo, pero a nadie parecía importarle eso.

En segundo lugar, Campaña no estaba en el carro por capricho, estaba allí porque debía proteger la carga y porque Lengua Negra se lo había ordenado anteriormente. En la retaguardia no haría más que entorpecer la labor de los demás, aunque eso ya lo sabían todos.

Para terminar, Campaña estaba enfadado con su castigo. El tema de no sentir el dolor es algo que muchos consideran una bendición, pero a él no le ha traido más que problemas. Estaba convencido de que si hubiera sido otro y no él el que hubiera atropellado a Escarabajo ahora mismo estaría siendo azotado. Campaña estaba enfadado con el injusto trato que estaba recibiendo, pero no quiso echar más leña al fuego y acató las órdenes, así nadie diría luego que Campaña era un indisciplinado.

- Campaña ha entendido - le dijo a Lengua Negra mientras apretaba los puños

Tras eso, se dio la vuelta y ocupó su nueva posición.

MENTIROSO:

- Crees que Lengua Negra os ha dicho la verdad.

Mientras, Khadesa empezó a recuperarse. La mirada perdida se centró, y parpadeó unos segundos, desconcertada. Luego miró a su alrededor. Miró, luego, no estaba ciega.

Sólo acertó a murmurar, como para sí misma:

-No estoy... ciega...

Sicofante apoya su mano en el hombro de la pitonisa, mientras se acerca hacia ella, observándola detenidamente a los ojos. En ellos no se veían signos de ceguera.

No, no estas ciega. La cuestión es, ¿estas bien?- pregunta- deberías ir al carro y sentarte un rato. Se te ve algo pálida.

La gente se movía para todos lados y se preocupaba del estado de Escarabajo. Yo me mantuve en mi posición, tranquilo y sin nada que decir. Ciertamente querían castigar a Campaña por haberlo hecho, pues fue una venganza grave. Yo no habría hecho eso, a pesar de que Escarabajo tambien me ha agraviado, pero entiendo perfectamente a Campaña, sin juzgarlo pues no me corresponde. En mi pueblo existe un concepto llamado Karma, en el que las cosas tanto buenas como malas que uno le hace al resto, se terminan devolviendo tarde o temprano. Acción y reacción, la balanza autoajustable de las energias cosmicas del universo. Sea como sea, Escarabajo se lo habia ganado.

No es mi problema, pues yo no levanté mano contra el herido. Alguien puede decir que mi retirada de la zona no fue apropiada, pero aparte de no tener ninguna intención de ayudar al caido, tampoco sé que hacer en esos casos, por lo que lo mejor que puedo hacer es darle espacio a los expertos.

Tengo paz en mi alma y solo deseo partir pronto a cumplir con nuestra misión.

Cuando la Quinta parece volver en sí, le da un vuelco el corazón, quizá se había precipitado en su suposición, a partir de ahora nadie se acercaría a ella. Adopta de nuevo posición defensiva, agazapandose cual felino cuando observa a su presa. Aún así la sensación nerviosa de que algo no marcha bién persiste.

Visto desde fuera, todo había sido muy conveniente. Lengua Negra ordenó a cada Recluta colocarse en una posición. Es el que decidió que Escarabajo estuviera a los pies de los mulos y Campaña estuviera subido al carro. Y ahora, Lengua Negra era el que tenía que juzgar y castigar a Campaña, seguramente de forma benévola. Era todo demasiado conveniente. Como si el atropello no fuera cosa de una venganza, por lo menos de Campaña. Rastrojo no sabía de ofensas que Escarabajo hubiera cometido contra Lengua Negra para que el Oscuro quisiera haber tramado todo ese espectáculo, pero eso no significaba que no existieran.

Al aprendiz de chamán le invadió la inseguridad por pertenecer a un grupo de dientes tan afilados como para volverse los unos contra los otros de formas tan retorcidas.

Centrado en esos acontecimientos, no atinó a fijarse en el niño, las palabras místicas y el trance de Khadesa. Una lástima, a aquel mestizo curioso le habría resultado muy emocionante esa otra serie de sucesos.

Ponzoña vio llegar al niño y aunque le vio mover los labios, hasta sus oídos no llegó palabra alguna. Todo aquello comenzaba a aburrirle. El espectáculo había terminado. Campaña había obrado como todo buen guerrero, devolviendo con creces la afrenta sufrida en el combate de entrenamiento. Él sabía lo que aquello le había supuesto en la misión de reconocimiento de la mañana y no olvidaba otra cosa. Campaña era el hijo del herrero. Pocos serían los que se atreverían a hacer enfadar a aquel hombre y sufrir las consecuencias de ello.

-Tú -dijo refiriéndose al Hombre de Arena, aquel malnacido hijo de un camello -. Procura no distraerte y mantén tu lanza lista.

El tono de desprecio de Ponzoña no le pasó desapercibido a Mentiroso.

-¡Ah, ja ja ja! -respondió con sarcasmo- Olvidaba que apenas aprendéis a hablar en vuestra tribu. Por eso aún no sabes mi nombre y hablas como si dieras órdenes. De acuerdo... a ver...

Mentiroso hizo como que se aclaraba la voz y trató de fingir el acento de los Hiena hablando como un niño pequeño.

-Pues tú callar y tú no molestar. Tú solo ¡pum! ¡bam! en malos malos.

- La imitación de Mentiroso es sólo pasable, apenas resulta divertida en la presente situación.

Observo todo lo que ocurre a mi alrededor desde cierta distancia...

El atropello de Escarabajo por Campaña, las recriminaciones y el niño que parece pertubar a la Quinta. Demasiadas emociones de golpe.

-Y aún no hemos salido del Campamento- me recuerdo mientras me acerco despacio hasta la posición que debería ocupar y espero nuevas órdenes.

Al comprobar que Campaña se pone en la posición que antes correspondía a Escarabajo sujeto de nuevo las riendas de Dante y veo que todos están algo despistados.

Pongámonos en posición, partiremos en cuanto Uro, R'Gaa y Dedos regresen.

Si no lo impide el teniente y si nadie más tiene ocurrencias de última hora. Aunque al siguiente que cometa tontería semejante a esta lo meto de cabeza en la letrina. Veo que la pitonisa parece en trance tras las palabras del niño a las que no he prestado atención.

Khadesa ¿estás bien?

Miro a Sicofante con gesto interrogativo.

Aún desconcertada, Khadesa asintió.

-Sí, estoy... bien.

Estaba inmóvil, sentada en el pescante del carro, las manos cruzadas sobre su falda, la mirada turbia.

-Pero es mejor... que dejes que otro conduzca...

Miro fijamente a la pitonisa, algo le ha ocurrido aunque afirme estar bien.

De acuerdo, Rastrojo manejará el carro.

Le llamo para que se siente en el pescante con Khadesa.

Estaba claro que Khadesa no se encontraba bien. Apoya su mano en su hombre y se acerca lo suficiente para susurrle.

¿Necesitas algo?.

-Creo... que me han lanzado una maldición. Pensé que me quedaba ciega... aún no estoy segura de que no progrese, no sé si la diosa ha contrarrestado el efecto, o si es algo que irá avanzando... no lo sé...

Logra balbucear Khadesa, muy seria, evidentemente afectada.

Sicofante mira con sorpresa a Khadesa, no se había esperado esa respuesta. 

No es por meterme donde no me llaman, ¿pero no puedes hablar de esto con alguna otra pitonisa? quizás ella pueda darte una respuesta a lo que te ha ocurrido.

-No... no. Olvídalo. Es algo mío. Yo lo arreglaré, si es que puedo. Sólo... bien, si necesito que me ayudes en algo, te lo pediré, pero por favor, sé discreto...

Deberías ir ya hacia el carro- dice tras asentir a sus últimas palabras- vamos a partir en breves... o eso espero.

Tras esto, Sicofante se acerca a su caballo y vuelve a montarse en él.